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CAPÍTULO LXVII
Cuarto sitio de Oaxaca
Del 5 al 16 de octubre de 1865
El 5 pasé la revista de entrada a mis tropas en la nueva organización que les había yo dado, y en la tarde una escrupulosa revista de guerra, y el 6 en el Vergel, el 7 en Ocotlán y el 8 a Oaxaca. A poca distancia encontré un comisionado del Coronel Don Félix Díaz, quien me comunicó, que aprovechando el movimiento de la columna que había salido a atacarme, había asediado vigorosamente la ciudad por el norte, sorprendiendo una guarnición de cincuenta hombres de caballería que cubría la Plaza de Tlacolula y que se dirigía sobre la ciudad con el objeto de amagarla más seriamente. En efecto, al día siguiente, según nuevo parte que recibí, el Coronel Díaz había ocupado la plaza y la parte baja de la ciudad, teniendo reducido al enemigo a los Conventos de Santo Domingo, el Carmen, Santa Catarina y al Cerro de La Soledad.
El 8 en la noche, luego que llegué a la capital, perfeccioné el sitio, ocupando la Hacienda de Montoya, la Casa Mata, y el Monte Pelado, y puse mi Cuartel General en la Hacienda de Aguilera. Permanecimos así hasta el día 16, en que había logrado estrechar al enemigo en los conventos que le servían de cuartel, hasta quedar con sólo una calle de por medio, entre nuestras posiciones y las suyas.
La siguiente carta que dirigí de San Felipe del Agua, frente a la ciudad de Oaxaca al General Don Alejandro García, durante el cuarto sitio de esa plaza, entre la Batalla de Mihuatlán y la de La Carbonera, da algunos detalles de la primera de dichas batallas y del estado que guardaba el sitio antes de levantarlo con motivo de la aproximación de una fuerte columna de austriacos que venía a proteger la plaza.
San Felipe del Agua (1), octubre 11 de 1866.
Estimado compañero:
Con fecha 4 del corriente escribí a usted dándole cuenta del espléndido triunfo obtenido por las fuerzas de mi mando sobre la eXpedición que venía a atacarme en Miahuatlán, a las órdenes de Oronoz; pero sabiendo que se extravió mi carta, dirijo a usted la presente dándole un extracto de aquélla, por el que se impondrá usted de lo ocurrido.
Como a las tres de la tarde del 3 del corriente, se avistó el enemigo avanzando a paso veloz sobre Miahuatlán. Resolví salir inmediatamente a su encuentro, y dejando al General Ramos con la caballería para que lo detuviera por algunos momentos, dispuse que ocupara en el acto la infantería una altura que me pareció ventajosa, y poco después rompió sus fuegos sobre nosotros el enemigo. La columna del enemigo se componía de 1,300 hombres de las tres armas, de los que 200 eran de caballería con dos piezas de montaña. El fuego del enemigo fue contestado vigorosamente por nuestros tiradores, y al caer el sol, observando que el enemigo no emprendía un ataque general, y encontrándome muy escaso de parque, me decidí a atacarlo, con cuyo fin organicé mis columnas, descendiendo de las alturas que ocupaba sobre la línea del enemigo. Al atravesar el río que separaba nuestras posiciones, se introdujo el desorden en el campo del enemigo, y al atacarlo, sus batallones emprendieron la fuga (aunque se formaron pequeños grupos que hicieron' alguna resistencia), perseguidos por nuestra caballería. Pronto cayeron en nuestro poder, así como los muertos y heridos que se hallaban en el campo de batalla. Capturamos todas las armas, dos piezas de artillería, unas cincuenta mulas cargadas de parque, y otros pertrechos de guerra; también más de cuatrocientos prisioneros de guerra. En el campo había más de ochenta muertos. De los franceses no escapó ni uno solo. La mayor parte de ellos fueron muertoS o prisioneros, incluso su Jefe Testard.
El efecto moral es mayor que el triunfo positivo. Como consecuencia de esto, mi hermano, que se hallaba cerca de la capital (Oaxaca), la ocupó inmediatamente con algunas Fuerzas de la Sierra, y el enemigo, lleno de pavor, resistió muy poco, atrincherándose en sus fortalezas del Cerro de Santo Domingo y del Carmen. Después de haber levantado el campo y reorganizando mis fuerzas que habían aumentado considerablemente, me dirigí a la ciudad para disponer el sitio. Figueroa tiene que llegar con sus fuerzas, y de un momento a otro espero a López Orozco con sus Fuerzas de Costa Chica.
Está bien organizado el sitio y el enemigo sabe que no puede recibir auxilio alguno. Tengo establecido mi Cuartel General en este punto que es muy ventajoso para las operaciones.
(Firmado). Porfirio Díaz.
Al General Alejandro García.
Tlacotálpam.
Notas
(1) Esta carta fue comunicada oficialmente por nuestro Ministro en Washington al Secretario de Estado de los Estados Unidos de América, en nota del 20 de noviembre de 1866 y transmitida P?r el Presidente a la Cámara de Diputados del Congreso de aquel país, con su mensaje de 29 de enero de 1867, e impresa por acuerdo de dicha Cámara. (Documento del Ejecutivo N° 76, del segundo período de sesiones de la Cámara de Diputados del 39° Congreso de los Estados Unidos, pág. 308). No habiéndose encontrado el texto español de esta carta, se ha traducido de la traducción inglesa. Correspondencia de la Legación Mexicana en Washington durante la intervención extranjera. 1860-1867. Nota N° 763, Vol. VIII, pág. 585.
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