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CAPÍTULO LXXXVIII

Sitio de México

Salida de Márquez por La Piedad

9 de junio de 1867

El enemigo intentó hacer algunas salidas durante el sito. La principal fue la que encabezó Márquez, por La Piedad, en los últimos días, y probablemente con objeto de abandonar la plaza y salvar la fuerza que le quedaba, que era todavía de cosa de 12,000 hombres. En todos sus conatos de salida, fue rechazado el enemigo con grandes pérdidas y consiguiente desmoralización.

Estando yo una mañana en la oficina del Cuartel General en Tacubaya, en los primeros días de junio, por el nueve, comenzó un fuego de cañón casi general en la línea del enemigo y de fusilería muy nutrido en los puntos fortificados que el enemigo tenía en La Piedad e inmediatos, lo mismo que en el puente de Los Cuartos, contra nuestra línea que hacía frente a La Piedad y puntos anexos. Salí inmediatamente con mi Estado Mayor y escolta hacia el puente de Los Cuartos y encontré cerca de La Condesa al Coronel Don Venancio Leyva que sobre la marcha me dio parte de haber sido forzado el puente de Los Cuartos y destrozado su batallón. Esto pasaba cerca del campamento que tenía el Coronel Terán con los Batallones 1°, 2°, y 3°, de Cazadores de Oaxaca que estaban a sus órdenes. Tomé inmediatamente el 1°, que hice marchar a gran trote hacia el puente de Los Cuartos, que estaba ya casi en poder del enemigo; pero haciendo todavía una suprema defensa con una parte del Batallón que Leyva suponía destrozado el Teniente Coronel Jaramillo, del mismo Batallón, por un lado, y por el otro el Mayor del mismo cuerpo, Manuel María de Zamacona, defensa que vigorizaron notablemente al ver que me aproximaba con el primer Batallón de Oaxaca, maniobrando ya sobre el enemigo.

Entretanto, había dejado órdenes al Coronel Terán para que siguiera mi marcha en columna, con los Batallones 2° y 3°, de Oaxaca, y a buen paso para que no llegaran fatigados al lugar del combate. Había mandado órdenes también al Coronel Francisco Naranjo que estaba acampado con su División de Caballería, en la Hacienda de los Morales y al Coronel Félix Díaz que estaba con la suya en Coyoacán, para que concurrieran con sus respectivas fuerzas al lugar del combate. Pocos momentos después mandé hacer alto al Coronel Terán con los dos Batallones de Cazadores, antes de descubrirlos a la vista de la artillería enemiga, y al Coronel Loera, que por ausencia del General Naranjo conducía la División de Caballería hacia el puente de Los Cuartos, le mandé hacer alto entre la Condesa y Chapultepec. Mandé igualmente hacer alto al Coronel Félix Díaz con su División, que formó en los Llanos de Narvarte, puesto que recobrada por el primer Batallón de Cazadores de Oaxaca la línea que había ocupado con su Batallón el Coronel Venancio Leyva, la artillería con que dicha línea estaba dotada funcionaba ya activamente sobre las columnas de Márquez, que regresaban a la plaza con grandes dificultades, porque como para salir sólo habían tendido un puente sobre la zanja cuadrada, su retirada por ese puente les consumió mucho tiempo y les hizo perder muchos hombres y caballos.

El terreno que hay entre el puente de Los Cuartos y La Piedad, quedó cubierto con muchos muertos y heridos. Pretendí recoger a los segundos; pero al salir mis ambulancias con sus respectivas banderas a ejecutar mis órdenes, las trincheras de la plaza les hicieron fuego y me hirieron y mataron algunos ambulantes, por cuyo motivo ya no insistí en aquella operación, pues que se trataba de heridos del enemigo, que ni recogía, ni dejaba recoger. Los heridos permanecieron en el más completo abandono por varios días, hasta que murieron, por haber quedado a la intemperie y por falta de asistencia médica y auxilios oportunos.

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