Índice de Lecciones de historia patria de Guillermo PrietoSEGUNDA PARTE - Lección IISEGUNDA PARTE - Lección IVBiblioteca Virtual Antorcha

LECCIONES DE HISTORIA PATRIA

Guillermo Prieto

SEGUNDA PARTE

Lección III

Expedición de Grijalva. Primeras noticias de arribo de españoles a las costas de México. Expedición de Cortés. Rasgos biográficos. Preliminares. Salida de La Habana. Tabasco. Veracruz. Noticias a Moctezuma. Zempoala. Tlaxcala. Alianza con los tlaxcaltecas.


Consumóse el descubrimiento del Nuevo Mundo en 1492.

Emprendióse inmediatamente el tráfico a Las Antillas, especialmente a La Habana, llamada entonces Ajaruco, y a la costa de Yucatán; las riquezas que se procuraron los comerciantes decidieron a Diego Velázquez, gobernador de La Habana a enviar una expedición al mando de Juan de Grijalva, su pariente, quien con cuatro buques y doscientos cuarenta soldados, partió siguiendo la ruta de Francisco Hernández de Córdova, que había expedicionado de su cuenta antes de él; recorrió la costa, deteniéndose poco tiempo en San Juan de Ulúa y dirigiéndose al Pánuco, donde cambiando sus bujerías con los habitantes de sus orillas, reunió el valor de 10 000 pesos y se volvió a dar cuenta de su expedición.

Durante el breve tiempo que Grijalva permaneció frente de Ulúa, los indios se apercibieron de su aparición, llamaron a sus más notables pintores, que retrataron a los hombres, copiaron caballos e instrumentos de guerra, enviando todo a Moctezuma con la relación circunstanciada de aquel que parecía maravilloso descubrimiento.

Moctezuma, cuyo fanatismo religioso conocemos y que fue tan decisivo en todos sus actos, se sorprendió con la noticia, creyó encontrarle relación con las predicciones de la época de Quetzalcóatl, reunió su consejo, llamó a sus amigos y parientes, a Cacamatzin Rey de Texcoco, Cuitlahuatzin de Iztapalapa y diez más, y después de serias deliberaciones, decidieron enviar una embajada a Grijalva, felicitándole por su llegada pero tomando sus precauciones y poniéndole espías resueltos a detenerlo en su camino. Como hemos visto, la pronta partida de Grijalva dejó sin consecuencia esta primera embajada.

Velázquez nombró una nueva expedición y la puso al mando de Hernán Cortés, hombre audaz, de claro ingenio, de popularidad entre gente arriesgada, y dado a las aventuras, y a quien consideró como el más a propósito para la realización de una grande empresa.

Cortés nació en 1485, en el pueblo de Medellín, de la provincia de Extremadura; hizo superficiales estudios en la Universidad de Salamanca, y su genio inquieto le lanzó en pos de la fortuna a las costas del Nuevo Mundo. Al recibir Cortés la noticia de su nombramiento, plantó frente a su habitación un estandarte y convocó a los hombres de corazón y de amor a la gloria para que le hicieran compañía; fueron los más notables compañeros de Cortés, Alvarado, Ordaz, Olid y Sandoval.

La nueva expedición partió de La Habana el 10 de febrero de 1519, y se componía de cuatrocientos quince hombres entre marineros y soldados, dieciséis caballos, once bajeles, diez cañones y cuatro falconetes.

Costeó Cortés el Golfo en la parte que le había recorrido Grijalva, y penetró, no sin resistencia de algunos indios por el río de Tabasco, tomando posesión de aquellas tierras.

En ellas conoció y sedujo a la hermosa joven llamada después doña Marina o Malintzin, a quien llevó consigo y la hizo la coadjutora más poderosa de su empresa.

Antes de partir a Tabasco, el padre Olmedo, de la comitiva de Cortés, dio a los indios algunas nociones de religión, con la imperfección que es de suponerse en quien ignoraba del todo el idioma.

De Tabasco vino a la costa de Chalchihuecan, llegó a Ulúa el jueves 21 de abril, y el domingo de Pascua se celebró la primera misa en el lugar en que hoy se encuentra Veracruz.

En Veracruz, Cortés dijo a los gobernadores de aquellas costas Tentile y Guitlapitoc, que traía una embajada del Rey de España para el de México. Éstos dieron cuenta a Moctezuma con pinturas y relaciones como antes lo habían hecho. El monarca mexicano contestó e hizo regalos a Cortés, pero manifestando la resolución de no recibirle.

Entretanto, el señor de Zempoala, mal avenido con Moctezuma por antiguos resentimientos, propuso a Cortés alianza, y esta división fue el primer apoyo para la realización de los designios del conquistador.

Tomó Cortés posesión de la tierra en nombre de los Reyes de España y procedió a fundar la Villa Rica de Veracruz.

Nombró de entre sus soldados o nuevos vecinos, ayuntamiento, y en esta nueva corporación hizo la comedia de deponer el mando y volver a recibirlo de manos de aquella representación real, sin duda para desatarse de todo compromiso respecto de Velázquez. En seguida nombró autoridades locales y se dirigió con sus tropas a Zempoala, donde después de haber inducido a los totonacas a que aprehendiesen a los recaudadores de tributos de Moctezuma, les puso en libertad e hizo que prestasen aquellos totonacas obediencia al Rey de España; destruyó los ídolos y erigió altares al verdadero Dios.

Por aquellos días reforzó sus tropas con dieciocho hombres que llegaron de Cuba y Jamaica, envió cuantiosos regalos al Rey de España pidiendo la confirmación de su nueva autoridad, y para quitar a sus tropas toda probabilidad de abandonarle, colocarlas y colocarse él mismo en la alternativa de vencer o morir en la demanda, quemó sus naves, hecho que se ha inmortalizado en la historia, como para dar testimonio de una poderosa resolución.

Dejó en Veracruz cincuenta hombres al mando de Escalante, y el 10 de agosto se dirigió a México con cuatrocientos quince infantes, dieciséis caballos y algunas tropas totonacas.

Pasó por Jalapa, Huexotla y otros pueblos hasta las orillas de Tlaxcala, capital de la República que ya conocemos, regida por cuatro señores y un senado, al que pidió permiso para atravesar el país.

Diose a Cortés, después de algunas dificultades, el permiso: pero se ordenó secretamente a Xicoténcatl, célebre general tlaxcalteca, que procurase exterminar a los extranjeros; tales órdenes dieron por resultado reñidos combates, de los que no sin mucho esfuerzo pudieron salir victoriosos los españoles.

La República pidió al fin la paz, tal vez más en odio a Moctezuma que por amor a Cortés, que entró en Tlaxcala el 26 de septiembre de 1519.

Fuerte el conquistador con la alianza de zempoaltecas y tIaxcaltecas, vio con gozo ingresar a sus filas primero a los huejotzincas y luego a Ixtlilxóchitl, que con una oficiosidad que lo deshonra a los ojos de la historia, desde Otompan donde se encontraba ofreció a Cortés sus servicios.

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