Índice de Lecciones de historia patria de Guillermo Prieto | TERCERA PARTE - Lección XXII | CUARTA PARTE - Lección I | Biblioteca Virtual Antorcha |
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LECCIONES DE HISTORIA PATRIA
Guillermo Prieto
TERCERA PARTE
Lección XXIII
Situación de la Nueva España después de la muerte de Mina. Establecimiento de la Constitución en 1820. Exaltación de los serviles por odio a la Constitución. Proyecto de traer a México a Fernando VII. Designación de Iturbide para ejecutarlo. Rasgos biográficos. Lo destina Apodaca para perseguir a Guerrero. Iturbide en el sur. Contestaciones con Guerrero. Iturbide engaña a Apodaca. Plan de Iguala. Abnegación de Guerrero. Pronunciamiento de Santa Anna en Veracruz proclamando el plan de Iguala. Guadalajara y el Bajío. Sucesos de Querétaro. Puebla. Acción de Azcapotzalco. Entrada de las fuerzas independientes en la capital.
Como indiqué en la anterior lección de una manera ostensible y material la insurrección parecía extinguida, pero en lo moral la revolución progresaba, preparando nuevos elementos a la causa de la independencia.
Las publicaciones hechas con motivo de la Constitución de 1812, el ingreso de las tropas indultadas a las fuerzas realistas, el asentimiento de las mujeres y de los criollos a la causa de la insurrección, producían una sublevación en las ideas contra el sistema virreinal.
En lo encarnizado de la lucha, los criollos que combatían bajo la bandera española, sólo veían enemigos; pero en calma pudieron reflexionar que los intereses de México estaban del lado del partido insurgente, por antipático y desconocido que fuera el personal de éste.
En tales circunstancias se supo en 1820 el restablecimiento de la Constitución liberal, acompañada de los decretos de las Cortes relativos a los bienes eclesiásticos.
El partido servil, frenético, se alió al clero, y se pensó en sustraer a España al movimiento sacrílego, ofreciendo un refugio en México a Fernando VII y soñando el clero con una preponderancia que nadie le disputase.
Fue elegido para llevar a cabo semejante plan don Agustín de Iturbide, separado del ejército del norte por sus robos e iniquidades.
Antecedentes que ha puesto en claro la historia, persuaden que Iturbide estaba secretamente aliado con el clero, y además que esta alianza le facilitaba sus aspiraciones personales al mando supremo.
Don Agustín Iturbide nació en Valladolid el 27 de septiembre de 1783; era hijo único de don Joaquín, natural de Pamplona.
Iturbide hizo algunos estudios y abrazó desde su temprana edad la carrera de las armas, decidiéndose entusiasta por el partido realista.
Le vimos aparecer en la campaña de las Cruces, elevarse rápidamente, distinguirse en Valladolid, y sólo en Cóporo le vimos retroceder.
En el Bajío, cuyo mando se le encomendó, desplegó actividad y talentos militares, pero a la vez una rapacidad y unas crueldades que no han podido disimular sus más ardientes partidarios. Lo caracteriza su nota al general Cruz, escrita el viernes santo de 1813, diciéndole, después de los asesinatos de Salvatierra, que lo felicitaba, porque para celebrar aquel día había mandado a los profundos abismos trescientos cincuenta excomulgados.
Cuidando no recargar los negros colores con que se puede caracterizar a Iturbide, sin recordar los hechos horribles de Morelia ni los bandos entre los cuales alguno mandaba quintar a una población, incluyendo mujeres y niños, la muerte de Albino García aprehendido por él y confiado a García Conde para que lo ejecutara, hizo odioso a Iturbide, porque Albino era un insurgente terrible y muy querido en el Bajío.
García Conde observó con García, según afirma el señor Alaán una conducta cruel e indigna; le hizo objeto de escarnio y de mofa; le prodigó honores de farsa para humillarlo, y antes de que fuese al patíbulo le hizo llevar a su presencia para injuriarlo y vilipendiarlo soezmente. García murió en Celaya en junio de 1812.
El gobierno de Calleja llamó a Iturbide a México en 1816.
En 1820, por influencias del partido servil, Apodaca, previas protestas de fidelidad y empeños sagrados de honor, le envió a combatir contra las fuerzas del sur.
Iturbide, en su provecho propio, halagando las ideas del partido servil y traicionando la confianza de Apodaca, pulsó la facilidad de unir las tropas criollas en que tenía prestigio, a las insurgentes, expresando que abrazaba la causa de la independencia, y creó y adoptó para su ejecución el plan que fue conocido con el nombre de Iguala.
Al salir Iturbide para Iguala, varios españoles confiaron a su honor 700 000 pesos para que los condujera a Acapulco, pero Iturbide hizo uso de esos caudales para llevar adelante sus planes.
En los primeros días de la permanencia de Iturbide en el sur, combatió con mal éxito las fuerzas de Guerrero y Pedro Ascencio, victoriosas en la línea de Acapulco las primeras, y las segundas en la Cueva del Diablo; pero habiendo pulsado los inconvenientes de vencer sólo con la fuerza de las armas a aquellos inquebrantables insurgentes, escribió a Guerrero en términos amistosos, diciéndole que se sometiese al gobierno, que se conquistarían ventajas para la libertad, y que quedaría en posición ventajosa mandando las fuerzas del sur (1).
Contestó Guerrrero que él no quería sino independencia o muerte; que se abstuviese de hablarle de España y de que vendría a gobernar a México Fernando VII o don Francisco de Paula, y que si persistía en tales ideas, no volvería a recibir letra suya.
Insistió Iturbide en sus relaciones, pidiéndole en carta de 20 de febrero una entrevista, que se verificó en Acatempan.
En aquella entrevista característica, se personificaba la terrible lucha. Guerrero, brusco, desconfiado, sin educación literaria ni modales cortesanos, con clarísimo talento y un gran corazón lleno de bondad y patriotismo. Iturbide, de hermosa figura, pulcro, halagador, con más astucia que talento, lleno de ideas dominadoras y ambicioso.
No se sabe de una manera detallada lo que se pactaría en la conferencia; pero Guerrero, con su natural penetración, se persuadió de que se lograba la independencia y conseguido este bien inmenso, todo le parecía allanable por la naturaleza de las cosas.
Convenidos los caudillos y preceptuada la reunión de las fuerzas, lturbide envió emisarios secretos del Virrey y otras personas influyentes, dirigiéndose oficialmente al gobierno participándole que Guerrero con toda su gente se le había sometido. El Virrey con toda buena fe dio las gracias a lturbide por servicio tan eminente.
El 21 de febrero de 1821 se proclamó en la pequeña villa de Iguala el memorable plan que lleva este nombre. En ese plan se declaraba: La preponderancia de la religión católica, apostólica, romana, sin tolerancia alguna; la independencia absoluta de la Nueva España; se reconocía como emperador a Fernando VII; se proclamaba la igualdad de derechos para todos los habitantes del país; se daban garantías a las propiedades y se reconocían los fueros y preeminencias del clero; se creaba el ejército de las Tres Garantías para que tomase bajo su protección la religión cristiana, católica, apostólica, romana.
La ordenación de todas estas medidas estaba confiada a una asamblea constituyente y a una junta gubernativa mientras venía el emperador.
En el sentimiento íntimo del país se veía la independencia, y en el partido servil el triunfo de las ideas de monarquía absoluta, protegiendo abiertamente las clases privilegiadas.
El juramento del plan de Iguala por las fuerzas de Guerrero y de lturbide unidas, se hizo en medio del inmenso regocijo del pueblo, que aclamaba a Iturbide como a su padre y libertador.
A este prestigio contribuía Guerrero con sus elogios a Iturbide, su subordinación llena de desprendimiento y nobleza y su cooperación a todo lo que pudiera realzar y engrandecer al que empezaba a llamarse caudillo de Iguala.
El plan de Iguala circuló en alas del relámpago por todas las provincias, conmoviendo hondamente a los pueblos y despertando los sentimientos de libertad y gloria que son alma de los grandes avances de la humanidad.
Santa Anna, Miranda y Topete se levantaron en las orillas del Golfo de México, y voló el primero en auxilio de don Joaquín Herrera, que señala sus primeros pasos con su victoria sobre Hevia.
Iturbide, con cortas fuerzas, penetró al interior del país, dejando a Guerrero al mando del sur.
La de Iturbide era propiamente una marcha triunfal; los insurgentes retraídos, renovaban los brios con que habían acompañado a los primeros héroes y se unían a Iturbide; el clero, a su tránsito, le daba como a su hechura, como a su salvador; repicaba sus campanas, le quemaba incienso, le cantaba el Te Deum; el pueblo le envolvía en su tierno entusiasmo porque le daba patria y libertad.
Negrete, tan encarnizado enemigo de los Insurgentes, le proclamaba en Guadalajara; Cortazar y Bustamente, en el Bajío; don Luis Quintanar, en Valladolid.
En Arroyo Hondo quieren resistir algunos realistas, y se verifica la acción de treinta contra cuatrocientos, célebre en la historia.
Ríndese Querétaro, y Filisola se corona de gloria en acción de la Huerta, cerca de Toluca.
Entretanto, en México se verifica un motín militar que depone a Apodaca del mando y encarga del poder a don Francisco Novella.
Bravo amenaza a Puebla y Concha capitula.
León, rico propietario de la Mixteca, proclama en Oaxaca la independencia y triunfa en las fuerzas de Obeso.
Negrete sale de Guadalajara y somete a Zacatecas y a Durango.
En tales circunstancias y cuando el país entero reconocía a Iturbide, apareció don Juan O'Donojú con el carácter de Virrey. Iturbide tiene con él algunas entrevistas que dan por resultado los tratados que no son sino el plan de Iguala con insignificantes variaciones.
Las tropas españolas estaban situadas por el rumbo de Tlalpan. Los independientes ocupaban casi todo el occidente de la capital, alojándose en las haciendas y en los pueblos en medio del regocijo universal.
Empéñase en estos momentos la acción de Azcapotzalco que gana el valiente general Bustamante y en que muere heroicamente Encarnación Ortiz (a) el Pachón.
Hiciéronse dentro de la capital planes y tentativas sin éxito, sugeridas por el despecho.
Por fin, el 24 de septiembre entró Filisola en la capital que hablan desalojado las fuerzas de Yermo, y el 27 de septiembre de 1821 hizo su entrada magnífica Iturbide, señalándose tal día como el de la consumación de la independencia y como resultado del grande movimiento de Dolores de 1810 (2).
Noticias tomadas de la historia del sabio doctor don Agustín Rivera
Los españoles trajeron: sandía, melón, naranja, pera, higo, etcétera.
Flores: clavel, nardo, jazmín, rosa; animales: toros y vacas, caballos, mulas, burros; semillas: trigo, arroz, cafia de azúcar.
Provincias internas
De occidente: Nuevo Santander, Nuevo León, Coahuila y Texas; de oriente: Nueva Vizcaya, Sonora, Nuevo México, Alta y Baja California.
Para ayudar a la memoria sobre la guerra de Independencia
Personajes prominentes: don Miguel Hidalgo y Costilla, don Ignacio Rayón, don José María Morelos y Pavón, don Francisco J. Mina, don Agustín de Iturbide.
DERROTERO DE HIDALGO
Dolores
Atotonilco
San Miguel
Celaya
Guanajuato
Morelia
Acambaro
Ixtlahuaca
Toluca
Las Cruces
Aculco
Morelia
Guadalajara
Aguascalientes
Zacatecas
Norias de Baján
Monclova
Durango
Chihuahua.
RAYÓN
Marzo de 1811. Saltillo. 10 de abril, Piñones. Cerro del Grillo. Zacatecas. Manifiesto. Zitácuaro. Salvatierra. Cóporo 1a. vez. Cóporo 2a. Capitulación. Indulto. 1817.
MORELOS
Carácuaro.
Zacatula.
Veladero.
Tres Palos (Paris).
Acapulco (Gago).
Chilpancingo.
Chiautla (Musitu).
Izúcar (Matamoros).
Hasta esta época llevaba 26 acciones de guerra, y mostró sus opiniones contrarias a las de la junta de Zitácuaro (Soto Maceda).
Cuautla. Sitio, 20 de febrero a 2 de mayo.
Chiautla.
Huajuapan (Trujano).
Tehuacán.
Orizaba.
Aculcingo.
Oaxaca.
Mixtecas.
Acapulco (toma de).
Chilpancingo (Congreso).
Tuxpan.
Tesmalaca (preso).
México.
Inquisición.
Ciudadela.
Muerte, 22 de diciembre de 1814.
MINA
15 de abril de 1817. Desembarco. Soto la Marina.
Travesía dilatada y peligrosa hasta el valle del Maíz.
San Luis Potosí (Peotillos).
Zacatecas (Pinos).
Fuerte del Sombrero.
Fuerte de los Remedios.
San Luis de la Paz.
San Miguel.
Salvatierra.
La Caja.
Guanajuato.
Venadito (le aprehende el vil Orrantia).
Fusilado en el cerro del Bellaco en noviembre de 1817.
Notas
(1) Contestaciones entre Iturbide y Guerrero.
El lugar en que se verificó la primera entrevista entre Iturbide y Guerrero no está suficientemente comprobado; la mayor parte de los contemporáneos lo omiten, y sólo Pedraza y Bustamante designan a Acatempan. En lo que están acordes los escritores de la época es en que lturbide felicitó a Guerrero por sus glorias, y que Guerrero contestó diciendo que se felicitaba de que volviese al seno de la patria un hombre cuyo valor y talento le habían sido tan funestos.
La grandeza de alma con que Guerrero se sometió a Iturbide teniendo por norte el olvido de todo interés personal y el amor a la patria, sí está perfectamente caracterizada en Zavala, Mora y los demás historiadores.(2) Véase Zavala, tomo I, página 126; Rivera Cambas, Gobernantes de México, tomo II, páginas 80 y 81; Historia de México publicada por Galván, página 637.
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