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ACTA DE INSTALACION DE LA ASOCIACION LIBERAL REFORMISTA
Reunidos el día primero de abril de mil novecientos uno en la casa del licenciado Diódoro Batalla, y por citación del mismo, los señores licenciados Francisco O'Reilly, Jesús Flores Magón, Faustino Estrada, Eugenio L. Arnoux, Antonio Cervantes, Ricardo Flores Magón, José Manuel Villa, José P. Rivera, Salomé Botello, Avelino Espinosa, Lázaro Villarreal y Jesús Huelgas y Campos, el señor Batalla procedió a dar cuenta a los presentes del objeto de esta reunión, expresándose aproximadamente en estos términos: En el naufragio político en que han zozobrado los principios de rectitud y moralidad sociales, para ceder el puesto a las bajas ideas de medro personal y de egoísta engrandecimiento; en medio de esta relajación de las energías que en otras épocas hicieron brotar, merced a esfuerzos innúmeros, la Constitución de 1857 y las Leyes de Reforma, sólo un vigoroso y compacto esfuerzo de los elementos desinteresados de la nación puede salvar de la ruina, no ya las conquistas de la razón y del derecho, no ya las libertades políticas y humanas, reducidas hoy a sus más insignificantes proporciones, sino la existencia misma de la nacionalidad amenazada por peligros interiores y exteriores que tienden a hacerla desaparecer en breve plazo. Por otra parte, el continuado avance de los elementos clericales del país, así como el patrocinio que a esos elementos de retroceso dispensa el actual gobierno de la República, hacen temer, con plena justicia, que nuestra nación, en corto periodo de tiempo, llegue a convertirse en lo que hoy pretenden dejar de ser las naciones que se precian de civilizadas, es decir, un país en pleno periodo de oscurantismo y en vías de aniquilamiento moral y político. Urge, pues, ya que los elementos oficiales se unen con el enemigo natural de nuestras instituciones y de nuestra civilización, que los hombres de iniciativa, y en los cuales no esté agotado el sentimiento de amor a la patria y de respeto a la ley y la justicia, reúnan sus esfuerzos, por débiles que éstos puedan ser, y traten de salvar algún jirón de las conquistas alcanzadas en tiempos mejores y en favor de la causa del derecho por los hombres de otras épocas más penetrados que los de hoy de las necesidades del siglo y del país. El ejemplo de energía suministrado por el congreso liberal últimamente reunido en la ciudad de San Luis Potosí, debe ser imitado por los liberales ,del centro del país, quienes solamente esperan una iniciativa para agruparse en torno a los buenos principios y mostrar por una actitud enérgica que no han muerto en nuestro país y en nuestro recuerdo las enseñanzas de los reformistas y de los hombres de Ayutla.
Dos hechos últimamente realizados, y que no han podido escaparse a nuestrO justo enojo, han colmado la medida de lo que difícilmente podría dejar pasar inadvertido el que conozca la historia del país: los honores oficiales dispensados al príncipe Kevenhüller, al compañero del usurpador austriaco, al que tiñó su espada en sangre mexicana, al que esgrimió airado la ley del 3 de octubre como un acerado puñal llamado a herir a todos los patriotas, al que habría fusilado sin formación de causa a nuestro presidente si lo hubiera tenido a su alcance y por los motivos mismos por los que el país lo considera un héroe, y el hecho, por otra parte, de que esos honores se le hacen cuando viene a inaugurar una capilla expiatoria en recuerdo de Maximiliano, en el Cerro de las Campanas, en el sitio mismo en que, si nuestro país fuese agradecido, debería erguirse la estatua de Juárez, sublevan todas las ideas patrióticas y nos hacen preguntamos: si, pues, se erigen monumentos expiatorios a los ajusticiados por la justicia nacional, ¿no se pretenderá también con ellos declarar que renegamos de nuestras glorias, de nuestros recuerdos históricos, de nuestro Juárez luchando a través del desierto, de nuestra resistencia nacional y de los ilusos que creyendo deber algo a la patria expiaron en el patíbulo el crimen de permanecer fieles a las rancias ideas de honor? Por otro lado, el gobierno del Estado de Tamaulipas pretende justificarse del supuesto crimen de haber fusilado a un doble traidor, deificando al ambicioso Iturbide, nuestro primer pronunciado, el que dio el ejemplo de que a los altos puestos se asciende por un camino regado con sangre y con el apoyo de la deslealtad y el desorden. Permanecer silencioso en presencia de esas tendencias claramente monárquicas y antipatrióticas sería renegar de todo lo que de noble y grande queda aún entre nosotros: el recuerdo de los grandes hombres muertos, y es para protestar contra esos hechos, para desautorizarlos en nombre del jirón de patria y de historia que nos pertenece, para lo que nos hemos reunido aquí.
Las ideas del señor Batalla fueron aceptadas con entusiasmo, y en vista de ellas se acordó: formar una agrupación política denominada Asociación Liberal Reformista, a la que pertenecerán los ciudadanos mexicanos que lo soliciten, siendo bases de esa asociación las siguientes:
I. La Asociación Liberal Reformista tiene por objeto propagar y difundir por todos los medios permitidos por las leyes las ideas liberales y democráticas que deben regir en la República, y muy principalmente fomentar el amor a la patria y el ejercicio del sufragio libre.
II. La Asociación Liberal Reformista se pondrá de acuerdo con los demás clubes y corporaciones liberales establecidos en la República; o que se establezcan, y principalmente con el Club Ponciano Arriaga de San Luis Potosí, al cual se enviará un voto de simpatía y adhesión.
III. A la máyor brevedad posible se publicará por este grupo un manifiesto dando a conocer el estado del país en su parte política y social y haciendo oonstar las aspiraciones y tendencias del Partido Liberal, así como los medios de hacer prácticos sus fines.
IV. Esta agrupación confiere su representación a una mesa directiva integrada en la siguiente forma:
Presidente, licenciado Diódoro Batalla; vicepresidente, con funciones de secretario primero, licenciado Jesús Flores Magón; segundo secretario, licenciado Faustino Estrada; tesorero, licenciado Eugenio L. Arnoux.
Esta mesa funcionará hasta la solemne inauguración, en sesión pública, de esta agrupación.
En seguida se acordó:
I. Publicar una enérgica protesta en contra del monumento mandado levantar en Padilla por la legislatura del Estado de Tamaulipas y contra los honores públicos dispensados al príncipe de Kevenhüller.
II. Publicar y circular profusamente la presente acta.
Terminada la reunión se firmó la presente por todos los concurrentes, advirtiéndose que la próxima reunión sería oportunamente dada a conocer a los asociados, por la secretaría.
Diódoro Batalla, Francisco O'Reilly, Eugenio L. Amoux, Antonio Cervantes, Ricardo Flores Magón, José Manuel Villa, José P. Rivera, Salomé Botello, Avelino Espinosa, Lázaro Villarreal, Jesús Huelgas y Campas; secretario primero, Jesús Flores Magón; secretario segundo, Faustino Estrada.
(De Regeneración, No. 33 del 7 de Abril de 1901).
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