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ACTA DE UNA REUNION DEL CLUB PONCIANO ARRIAGA
Recordando que de algún tiempo a esta parte viene siendo el club teatro de acaloradas y casi enojosas discusiones sobre la cuestión de su falta de derecho para tratar de personalismo, el Sr. Lic. Antonio Díaz Soto y Gama, propuso que se llegara, para bien de la causa y prestigio del Club en general y de sus miembros en particular, a una transacción sobre ese punto.
El Sr. Santiago de la Hoz, considerándose aludido por haber sido el que con más fogosidad sostuvo la fundación de un club antirreeleccionista, y de Excélsior, periódico del mismo carácter, contestó inmediatamente.
Dijo que esos deseos del Sr. Díaz Soto, eran de fácil realización, puesto que bien podía el Sr. Díaz Soto y los que como él opinaban, comprender que la fundación de un periódico antirreeleccionista no era contraria a los Estatutos del club, que decían que debía excitarse a los ciudadanos a que ejercitaran sus derechos, sobre todo los electorales; que él como ciudadano y en uso de sus derechos como tal, fundaba su periódico sin creer que el club pudiera reprochárselo. Fueron recibidas sus palabras con muestras de asentimiento por muchos miembros del club.
El Sr. Arriaga manifestó entonces que era cierto que existía el artículo al que se refirió el Sr. De la Hoz; pero que no era lo mismo que este ciudadano en lo particular, ejercitara sus derechos, a que formando grupo, apareciesen como redactores del periódico Excélsior varios de los principales socios del Club Ponciano Arriaga.
El Sr. Díaz Soto tomó la palabra y dijo que para robustecer los argumentos del Sr. Arriaga, manifestaba que al aparecer haciendo un trabajo netamente personalista, podría el público, el país todo, creer que el Club Ponciano Arriaga era el que, por medio de sus miembros y faltando a su programa y a la sinceridad, hacía estos trabajos. Que por esto la nación, quizá con sobrada justicia, tacharía al club y a sus miembros de abrigar ruines ambiciones y de haber engañado al pueblo, haciendo trabajos personalistas después de haber manifestado que trabajaba sólo por principios.
El Sr. Sarabia (Juan) se apresuró a contestar al Sr. Díaz Soto. Manifestó que no eran justos ni lógicos los razonamientos del preopinante, que le parecía pueril que por el solo temor de hacerse acreedores a una injuria más de los enemigos, fueran los partidarios del antirreeleccionismo a renunciar a sus derechos de ciudadanos y a sus deberes de periodistas, absteniéndose de atacar la sexta reelección del Gral. Díaz. Admitió que en el Club Ponciano Arriaga no pudieran ocuparse de personalismos, pero expresó que los seis o siete individu6s que iban a escribir en Excélstor no eran el club, y que por tanto, repetía, eran absurdas las apreciaciones del Lic. Díaz Soto.
Protestó con acaloramiento el Sr. Díaz Soto y manifestó que los señores antirreeleccionistas eran los que por completo se alejaban de la razón. Repitió que no era en lo individual como no se podía hacer trabajos personalistas, según los estatutos del Club. Que por lo que le parecía inconveniente el trabajo de Excélsior, era porque, figurando en ese periódico gran número de miembros de la Directiva del Club, podía creer el público que ese trabajo era del mismo club, pero hecho por algunos de sus socios. Que él protestaba contra eso; que esos socios que pretendían, con su conducta, traer el desprestigio al Club Ponciano Arriaga merecían una acre censura de la agrupación ...
No lo dejó concluir el Sr. Ricardo Flores Magón que expresó que si el club censuraba la conducta de los miembros que daban muestras de civismo y de energía, el club se mostraría demasiado tímido y poco valeroso.
El Sr. Cravioto, como moción de orden, manifestó que la discusión se desviaba por el inusitado acaloramiento de los que hablaban; que se trataba precisamente de llegar a un acuerdo y que los señores que hablaban, de exaltación en exaltación, iban llegando a un grado incorrecto. Que, por tanto suplicaba al Sr. Diaz Soto hiciera la proposición respecto al acuerdo que se deseaba.
El Sr. Díaz Soto, concediendo la razón al Sr. Cravioto, dijo que el acuerdo que pensaba proponer era, en resumen, que los antirreeleccionistas hicieran sus trabajos como quisieran y con independencia del Club Ponciano Arriaga; pero que éste hiciera constar que esos trabajos antirreeleccionistas no eran suyos sino de un grupo de sus miembros que lo hacían en lo personal. Que esto no podía tomarse como cobardía, ni por parte del club, ni por parte de quien hacía la proposición.
Después de ligera discusión se aprobó lo anterior, y a moción del Sr. Rosalío Bustamante se acordó la publicación del acta de la presente sesión, por medio de la prensa, a fin de que la nación viera cuál era la situación verdadera del club, y la de aquellos de sus miembros que hacían trabajos antirreeleccionistas; esto es, personalista.
El Sr. Arriaga manifestó, que, antes de terminar, consideraba preciso hacer constar que él, y creía que todos los que habían sido de opinión contraria a los allí llamados antirreeleccionistas, no había significado con su oposición que aceptaran la reelección del Gral. Díaz, a la que consideraba en lo particular, funesta para el país y contraria a la democracia. Que, como miembro del club había relativamente combatido a los redactores de Excélsior, por lo que se refiere al club, cuyo trabajo no debe ser personalista sino doctrinario, con labor de enseñanza y de regeneración.
El Sr. Díaz Soto expresó calurosamente que también esperaba que no se le considerara partidario de la vergonzosa reelección, y se adhirió en todas sus partes a lo expresado por el Sr. Arriaga.
La Sra. Juana B. Gutiérrez de Mendoza, dijo que le parecía inútil hacer constar su odio a la reelección, puesto que todos conocían su periódico Vesper en el que siempre ha venido atacando enérgicamente al actual gobierno.
Todos los socios sin excepción, manifestaron acaloradamente que no se les debía considerar como reeleccionistas, puesto que todos ellos habían demostrado siempre su amor a los principios republicanos, incompatibles con la reelección.
Para la publicación del acta la Sra. De Mendoza y el Sr. Sarabia, ofrecieron respectivamente las columnas de Vesper y El Hijo del Ahuizote, y aceptándose su proposición, por las que se les dio las gracias, se levantó la sesión a las 11 :35 p. m.
Camilo Arriaga, presidente.
Juan Sarabia, 1er. secretario.
(De El Hijo del Ahuizote del 22 de Marzo de 1903).
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