Índice de El Proletariado Militante (Memorias de un internacionalista) de Anselmo de LorenzoAnteriorSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha

CAPÍTULO DÉCIMO QUINTO

CONGRESO DE BARCELONA
Organización social de los trabajadores

DICTAMEN DE LA COMISIÓN SOBRE EL TEMA DE LA ORGANIZACIÓN SOCIAL DE LOS TRABAJADORES

En la conciencia de todo el que analiza el estado social presente, existe la convicción profunda de que sus hondos males sólo pueden concluir de una vez verificándose una Revolución universal, que anule todas las instituciones que sostienen las diferencias de clases y condiciones. Esta humanitaria revolución se propone la Asociación Internacional de Trabajadores, y por conseguirlo, considera que siendo el trabajo lo absolutamente necesario para la vida de la humanidad, él debe ser la fundamental base de la Constitución social, y que los trabajadores son los solos encargados de llevarla a término, para lo cual se hace necesario que los trabajadores se organicen universalmente.

En diferentes regiones del mundo se encuentran ya asociados los trabajadores para estos fines, y hoy los de la región española, comprendiéndolo y deseándolo como sus hermanos, se organizarán también para constituir la Solidaridad universal necesaria, como ya manifestamos, para el planteamiento de la justicia con la igualdad, que es su fundamento, y para conseguir su mejoramiento inmediato.

Para estos fines la Comisión cree que la Organización social de la región española debe comprender en su seno a todos los trabajadores de España que quieran su emancipación, por los medios que la quiere para todos los del mundo, la Asociación Internacional de los Trabajadores.

Debe constituirse para la resistencia en la forma y modo que el Congreso ha determinado, o sea por vastas federaciones de oficios; y para la cooperación solidaria, que también ha aprobado el Congreso, lo mismo que para los intereses generales de los trabajadores. en cada localidad, por centros federales. Para los intereses particulares de las distintas clases, en lo que se refiere a las condiciones del trabajo, por sociedades de oficios. Además cree necesario la Comisión, que esta organización solidaria, en todos sus propósitos, dé continua muestra de su vigor y progreso por medio de congresos regionales que determinen la voluntad sincera de todos los trabajadores. Y que por cumplimiento de los pactos generales, como también para representar constantemente esta organización, deberá existir un Consejo Federal de la Región española.

De este modo cree la Comisión debe establecerse la organización social de los trabajadores, en esta región, dentro de La Internacional, y para ello, pide al Congreso que apruebe las siguientes conclusiones:

1° En cada localidad se organizarán en secciones los trabajadores de cada oficio, organizandose además una sección que comprenderá en su seno a todos los individuos de los diferentes oficios que no hayan constituido aún sección, y la cual será sección de oficios varios.

2° Todas las secciones de oficio de una misma localidad se federarán organizando la cooperación solidaria y demás cuestiones de socorros, instrucción, etc., de grande interés para los trabajadores.

3° Las secciones del mismo oficio en las diferentes localidades, se federarán entre sí para organizar la resistencia solidaria.

4° Las federaciones locales se federarán para formar la Federación Regional Española, cuya representación será un Consejo federal elegido por los Congresos.

5° Todas las secciones de oficio, federaciones locales, federaciones de oficios, así como la federación regional, se regirán por los reglamentos típicos respectivos determinados por los Congresos.

6° Que todos los trabajadores representados en Congresos obreros, determinen por boca de sus delegados la vida y progresos de la organización.

Hizo la exposición y defensa de este dictamen un joven estudiante llamado Meneses, delegado por varias sociedades de Cádiz, del cual conservo el más grato recuerdo. Activo e inteligente en sumo grado, para todo tenía solución rápida y práctica. Ya en la preparación del Congreso en el seno de la Alianza de la Democracia Socialista, donde se elaboraron los dictámenes, proposiciones de necesidad probable y reglamentos, cuyo trabajo era imposible que lo realizara un congreso que debía durar ocho días, distinguióse notablemente aquel joven. En lo referente a organización él fue el paladín que se distinguió sobre todos, el que resolvía todas las dificultades, contestaba satisfactoriamente todas las dudas e inspiraba confianza en los saludables efectos de la organización. Su trabajo mereció, en mi concepto, la calificación de admirable. Había que verle en aquel día 25 de Junio en que, para ultimar la aprobación de los reglamentos de la Federación Regional, se celebraron cuatro sesiones, dos administrativas y dos públicas, la última abierta a las doce de la noche y terminada a las cuatro de la madrugada, cuando los delegados rendidos de cansancio no podían soportar ni un minuto más aquella enorme tensión intelectual sostenida tantas horas, animados, no obstante, con la idea de que abrían una era nueva durante la cual se realizaría aquella justificación social a que aspiraba la humanidad y en la cual se resolvería en acuerdo perfecto y feliz la soberbia de los poderosos y el envilecimiento de los productores. Cuando todos se rendían él estaba firme explicando aquel hermoso engranaje de secciones y federaciones en que los trabajadores, después de luchar por su emancipación y obtener completo triunfo habían de fundar la sociedad futura; arma de guerra y organización de paz, todo en una misma pieza, eso era aquella organización y eso metía Meneses en la cabeza de los delegados a fuerza de lógica y de perseverancia, y aquel trabajo utilísimo para los trabajadores, imitado y tal vez no perfeccionado, vive y no se perderá, y quedará para las sociedades futuras como una de aquellas conquistas imperecederas del progreso.

La organización correspondía perfectamente a las bases consignadas en el dictamen transcrito: formaba la base de todo la sección local de oficio o la de oficios varios para aquellas profesiones que no tuviesen número suficiente para constituir sociedad; la unidad social era solicitada por dos federaciones, la local de todos los oficios de la localidad, y la pericial, formada de todas las secciones del mismo oficio de la nación o región, que en el lenguaje adoptado esas dos palabras tienen idéntico significado; por la primera, la sección se relaciona con la federación regional y con la internacional; por la segunda, atiende a la defensa de sus intereses y a los adelantos técnicos. La Federación Regional centro de correspondencia y relación, intermediaria con las demás federaciones regionales y con el Consejo general, vive en sus congresos anuales y se halla representada por un Consejo regional, compuesto por cinco indiviuos nombrados por el Congreso y reside donde el mismo señale. Cuotas económicas, buena administración, activa correspondencia, asiduidad a las reuniones, constante y sana propaganda, todo eso era necesario, y la organización, si podía facilitarlo, no lo daba de sí, si en la conciencia y en la voluntad de los individuos no tenía fundamento y arraigo, y por eso han podido surgir después crisis y decadencia; pero es fuerza reconocer que en aquella organización previsora y en aquel trabajo de dar reglamentos típicos o modelos para secciones, federaciones y aun cooperativas se adelantaron los tiempos llegando a una perfección que no será excedida en muchos años.

La minoría política y cooperativa que acaudillaba Roca y Galés tuvo la idea de entorpecer la obra de organización con la presentación de un escrito que tituló Voto particular sobre el tema de la Organización, que no era tal voto, porque no se hizo la menor indicación en la reunión de la Comisión correspondiente, y en el cual entre varias ideas buenas, malas o indiferentes, se sentaban principios que prejuzgaban en sentido de afirmación política el tema de la actitud política del proletariado y se pedia al Estado una serie de leyes protéctoras del trabajo y del trabajador.

Este recurso causó indignación y sorpresa y suscitó incidentes que hubieran podido comprometer el éxito del Congreso, si no hubiera habido inteligencia y energía suficiente para destruir aquel plan.

Herrán, estudiante andaluz también, representante de una sociedad cooperativa del Arahal, condensó en un razonado y enérgico discurso el pensamiento y los sentimientos de la mayoría contra al artificio parlamentario de oca y Gales, en las siguientes palabras:

Envuelta entre idaas de cooperación y resistencia y de verdadera organización revolucionaria, vislúmbrase en el escrito en cuestión una tendencia manifiesta a que el Estado se mezcle en esta organización que ha de ser exclusivamente nuestra.

Pensó acaso su autor que sentando ideas ya por nosotros favorablemente acogidas, íbamos a aprobar también ese germen político, esa tendencia a hacernos depender de la tutela gubernamental que del escrito se desprende? ... Unámonos, se nos dice en el escrito ese al Estado, y nuestra vida queda asegurada; sí, unámonos, digo yo, y sólo obtendremos la negación de nuestros propósitos. La política, aun la más avanzada no es, no puede ser, sino una traba, una limitación que habréis de romper al fin si queréis gozar del esplendente sol de la justicia ... No se suicidará el Estado para darnos vida ... Pretender que los gobiernos concedan a los niños, a las mujeres y a los trabajadores en general, bastantes horas para dedicarnos al estudio de la cuestión social es una ilusión. Todas las concesiones arrancadas al Estado han sido truncadas; han sido halagos pasajeros para contener nuestras aspiraciones.

Cuando Roca y Galés vió el asunto perdido y descubierto su propósito retiró su escrito, que sólo produjo el efecto contraproducente de avisar a la mayoría y decidir a los vacilantes.

Como consecuencia, quedó aprobado el dictamen, y los proyectos de organización y reglamentación dispuestos a ser aprobados más fácilmente.

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