CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA
Compilador: Florencio Barrera Fuentes
SESIÓN CELEBRADA EL DÍA 13 DE OCTUBRE DE 1914 EN LA CIUDAD DE AGUASCALIENTES
Primera parte
SUMARIO
Aprobación de las actas anteriores.- Discusión y aprobación de credenciales, con informes sobre la personalidad de varios jefes.- Se pide la destitución, aprehensión y juicio del llamado general Castellanos.- Discusión sobre la libertad de los reos políticos, y aprobación de varios telegramas dirigidos a los CC. Carranza, Villa y Maytorena, para que pongan en libertad a los presos que tengan.- Presentación del C. Santaella Santibáñez, como general zapatista, quien propone que se invite al general Zapata a que concurra a la Convención.- El C. Hay propone la elección de la Directiva que ha de presidir las sesiones de la Convención.- El C. González Garza se Opone manifestando que aún no debe declararse Soberana la Asamblea, por no estar todavía representada en ella todos los elementos revolucionarios.- La Mesa acuerda que, en lo sucesivo, al ponerse al debate un asunto, los oradores del pro y del contra hablen alternativamente.- Se suspende la sesión pública para entrar en secreta.
PRESIDENCIA DEL C. GENERAL ANTONIO I. VILLARREAL
A las tres y cuarenta y cinco minutos de la tarde y con asistencia del número competente de ciudadanos delegados, se abrió la sesión.
El C. secretario Almanza:
Suplico se pongan en pie las personas que no hayan sido llamadas en la lista.
El C. secretario González:
La Secretaría va a dar lectura a las actas de las sesiones de la mañana y tarde de ayer. (Leyó) Está a discusión el acta.
El C. Silva:
Suplico a usted tenga la bondad de rectificar el nombre del representante del gobernador de Puebla, que está equivocado.
El C. secretario:
Con la rectificación pedida por el señor Silva, ¿se aprueba el acta? Los que estén por la afirmativa ...
El C. Angeles:
Hice una proposición por escrito y no se hace mención en el acta para que fueran invitados los generales del Ejército Libertador y del Estado de Sonora.
El C. secretario:
Con las rectificaciones pedidas por los señores Silva y general Angeles, ¿se aprueba el acta? El nombre del señor Silva aparece equivocado y el señor general Angeles hizo la indicación de que había formulado una proposición para que se invitara a la Convención, a los miembros del Ejército Libertador y al gobernador del Estado de Sonora. Con esas modificaciones, se pregunta si se aprueba el acta.
El C. Eulalio Gutiérrez:
Tenga la bondad de permitirme preguntar al señor, si el Ejército Libertador de que habla, es el mismo Constitucionalista o es otro.
El C. Angeles:
No entendí la pregunta.
El C. Eulalio Gutiérrez:
Si el Ejército Libertador de que habla, es el mismo Constitucionalista, o es verdaderamente otro Ejército, como lo indica la palabra.
El C. Angeles:
El general Zapata designa a su Ejército: Ejército Libertador, y por ser el nombre que le da oficialmente, yo se lo doy también así.
El C. Eulalio Gutiérrez:
Gracias.
El C. secretario:
¿No hay quién pida la palabra?
El C. Berlanga:
No sé si estaré en un error, pero no me acuerdo que se haya leído proposición escrita presentada por el señor Angeles; él leyó una carta que le enviaron y propuso verbalmente, y entonces indiqué que eso ya estaba aprobado por nosotros con anterioridad.
El C. secretario:
La Secretaría informa que la proposición del señor general Angeles no se menciona en el acta, porque no se dio cuenta con ella, está en cartera. Con las rectificaciones pedidas, está a discusión el acta. ¿No hay quién tome la palabra? ¿Se aprueba? Quédense sentados los que la aprueben. Aprobada.
A continuación se dio cuenta con el dictamen siguiente:
Señores delegados:
La Comisión Revisora de Credenciales, cumpliendo con su encargo y previo el estudio de los documentos que obran en su poder, relativos a credenciales de señores delegados, se permite proponer a la deliberación y aprobación de esta H. Asamblea, las siguientes proposiciones:
Se aprueba la credencial expedida a favor del teniente coronel Juan Aguirre Escobar, por el general Luis Gutiérrez.
La expedida a favor del teniente coronel Filiberto Sánchez, por el general J. A. Castro.
La expedida a favor del coronel M. M. Murrieta, por el general Heriberto Jara.
La expedida a favor del mayor Leopoldo Ruiz, por el general Nicolás Flores.
La expedida a favor del teniente coronel Miguel A. Peralta, por el general J. de la Luz Romero.
La expedida a favor del coronel RamónOyervides, por el general Lucio Blanco.
La expedida por el general Fortunato Maycott, a favor del teniente coronel Juan Hernández García.
Aguascalientes, octubre 13 de 1914.
E. Aguirre Benavides.
Felipe Angeles.
Esteban Márquez.
El C. secretario:
Está a discusión en lo general. ¿No hay quién pida la palabra? En votación económica, ¿se aprueba? Aprobado.
Tomado desde luego en consideración el anterior dictamen, sin discusión fueron aprobadas sucesivamente las siete proposiciones que contiene.
El C. secretario:
Señores, la primera reprobada.
La expedida en favor del ciudadano Andrés Galeana, por el ciudadano Abraham García. ¿No hay quién tome la palabra? Los que estén de acuerdo con el dictamen reprobando la éredencial, sírvanse quedarse sentados. Reprobada.
Las expedidas por los señores Eugenio Suinaga y G. Novoa, en favor del ciudadano Castillo Tapia. Está a discusión. ¿No hay quién tome la palabra? Los que estén por la afirmativa sírvanse poner en pie. Reprobada.
El C. E. González:
Que se expresen las razones por qué no son aprobadas esas credenciales.
El C. secretario:
El informe de la Comisión es el siguiente: Porque los señores en quienes han delegado sus representaciones, ya tienen voz y voto en la Convención, por sí o por medio de otras personas. Los que aprueben el dictamen, sírvanse poner en pie. Reprobado el dictamen.
El C. secretario:
La del general Francisco Murguía en favor de Antonio I. VilIarreal. Está a discusión. Los que reprueben el dictamen, sírvanse ponerse en pie. Aprobado el dictamen.
El señor general G. Camacho ha expedido representación en favor del señor Félix Neyra B., para que en su nombre asista a las sesiones de esta honorable Convención.
Acto continuo, la Secretaría dio cuenta con otro dictamen de la Comisión Revisora de Credenciales, que dice así:
Los que suscriben, cumpliendo con su encargo, y previo el estudio de las credenciales respectivas de señores delegados, se permiten proponer se suspenda la discusión de la credencial expedida en favor del ciudadano Félix Neyra B., por el ciudadano G. Camacho, mientras se pide a la División respectiva los datos Que acreditan la personalidad del ciudadano Neyra.
Aguascalientes, octubre 13 de 1914.
E. Aguirre Benavides.
Felipe Angeles.
Esteban Márquez.
El C. Castillo Tapia:
El capitán primero Neyra B., viene luchando desde hace un año cuatro meses. Yo lo conozco; fue a Matamoros y ha estado en la mayor parte de los combates de la División del Noreste.
Un delegado:
El señor Félix Neyra B., perteneció a mi regimiento, señores, en la División del Noreste. Aquí está el jefe del Estado Mayor del general Pablo González, quien puede dar referencias de él.
El C. Renato Miranda:
Para hacer constar que el señor Neyra B., es capitán primero.
El C. López de Lara:
Es, además, secretario del señor Cosío Robelo.
El C. Rodríguez A.:
En el escalafón del Ejército del Noreste figura el señor Neyra como capitán primero de la División del general González. Fue comisionado en la Brigada Núm. 23.
El C. Aguirre Benavides E.:
En virtud de la información que dan los señores respecto del señor Neyra, la Comisión retira el dictamen.
El C. secretario:
¿La Asamblea aprueba que se retire el dictamen de la Comisión? Sírvanse ponerse en pie los que aprueben que se retire el dictamen de la Comisión. Aprobado.
Asimismo se dio cuenta con un dictamen de la referida Comisión Revisora de Credenciales que dice:
Los suscritos, miembros de la Comisión Revisora de Credenciales, proponen a esta H. Asamblea se suspenda la discusión de las credenciales expedidas en favor de los ciudadanos Miguel Peralta, Carlos S. Fierro, Refugio Balderas y Clemente Osuna, otorgadas por los ciudadanos Cipriano Jaimes, Gabriel Solís, Lauro Anzúrez y Antonio Castellanos.
Aguascalientes, octubre 13 de 1914.
E. Aguirre Benavides.
Felipe Angeles.
Esteban Márquez.
El C. Pasuengo:
Oí mentar ahí a Antonio Castellanos. No sé si será el del Estado de Durango, que tenía el general Blanco. Antonio Castellanos ha sido siempre enemigo acérrimo de nuestra causa y es un traidor y puedo probarlo con toda la División del Norte. Desde luego no tiene derecho Antonio Castellanos, si es el de la División del Noreste. Pido que se ponga a discusión.
El C. Lugo:
Para suplicar a la Mesa se sirva poner a discusión esa proposición en varias partes, tantas como tiene el dictamen, porque yo puedo afirmar, por lo que respecta al señor general Jaimes, que perteneció a la División del Sur y que está perfectamente identificado con todos los jefes y militares de esa División, en ese grado.
El C. García Aragón:
Por lo que respecta al señor Cipriano Jaimes, me es perfectamente conocido, fue subalterno mío en el Sur; es uno de los librepensadores de 1910. Puedo asegurar que es uno de los buenos elementos de Guerrero que ha defendido siempre la causa del pueblo.
El C. presidente:
Se va a discutir primero en lo general, vamos a ordenar el debate.
El C. secretario:
Está a discusión la credencial del ciudadano Cipriano Jaimes, a favor del teniente coronel Peralta. Ya está aprobada en lo general.
El C. Miguel A. Peralta:
No quiero discutir si tengo o no derecho de representar al señor general Jaimes, porque ya fue aprobada una credencial a mi favor anteriormente; pero sí quiero que conste que el señor general Jaimes estuvo representado en la Convención de México y fue debidamente aceptado como general en esa Convención. De manera que si vamos a rechazar su credencial, no creo que sea porque no es conocido, sino porque aquél en quien ha delegado su representación, tiene ya otra representación anterior.
El C. secretario:
Está a discusión la credencial expedida por el señor Cipriano Jaimes a favor del señor Peralta.
El C. E. González:
Suplico a la Mesa que primero, para ordenar la discusión, se pida la aprobación del dictamen en lo general, para discutirlo después, en lo particular.
El C. secretario:
La Secretaría informa que ya está aprobado en lo general el dictamen.
El C. Lugo:
Para suplicar a la Mesa informe si el representante del general Cipriano Jaimes, tiene inconveniente en representarlo ahora.
El C. Miguel A. Peralta:
El general Romero me dio su representación y fue aprobada; después llegó un telegrama del general Jaimes en que me suplicaba representarlo. No es que no quiera, es que no puedo hacerlo, mi general.
El C. Ignacio S. Vallejo:
Lo que el señor general García Aragón acaba de decir del señor coronel Jaimes, es perfectamente cierto, señores; es uno de los muy buenos elementos con que se ha contado siempre en el Estado de Guerrero. Vino luchando desde 1910, es un valiente y todo lo que se quiera, pero yo no sé que tenga el grado de general, debiendo hacer esta aclaración: los que reconocemos la División del Sur, los que pertenecemos a esa División, reconocemos como jefe a Gertrudis Sánchez, y de él sí me consta que no tiene nombramiento de general, no sé de qué otra persona pueda tenerlo.
El C. Galeana:
El señor general Cipriano Jaimes ha estado siempre subordinado al general Zapata. Cuando vino a Michoacán estuvo comisionado con el general Gertrudis Sánchez, y fue el jefe en Michoacán, y después pasó al Estado de Guerrero. Tiene nombramiento expedido por el general Jesús H. Salgado.
El C. García Aragón:
En Guerrero ha sido muy dificil siempre, señores, por circunstancias especiales, tanto a Zapata como a Salgado, conocer a los diferentes jefes y oficiales que operan allí, más cuando no está sancionado el reconocimiento de Jaimes reconociendo a Salgado, quien ha andado luchando; y por eso ahora legítimamente manda su representación.
El C. González Garza:
Pido la palabra para una moción de orden.
El C. Herrejón:
Pido la palabra para hacer constar que desde noviembre del año pasado se expidió el nombramiento de general a Jaimes, por el mismo señor Salgado, y por lo mismo, tiene derecho a que esté representado en esta Asamblea.
El C. González Garza:
El incidente carece de importancia. La Asamblea tiene que aprobar el dictamen, porque es justo; el caso es bien sencillo. El señor general Jaimes, del cual no tenían antecedentes las Comisiones, ha mandado su representación; pero este señor ya tiene representación de otro señor general; en consecuencia, y siguiendo la Comisión en la línea de conducta que debe seguir para aprobar las credenciales, no debe aprobar la credencial del señor y por eso está en lo justo; debe aprobarse el dictamen, porque queda en libertad el señor Jaimes para nombrar nuevo representante. Pido a la Asamblea apruebe el dictamen, porque el señor Jaimes tiene libertad para nombrar otro representante. Por lo demás, ya ha habido bastantes testimonios de que el señor Jaimes es merecedor a ostentar el título de general. En consecuencia, tiene derecho a estar representado en esta Asamblea.
El C. secretario:
Con toda seguridad que no debe aprobarse que tenga su representación en el señor teniente coronel, el señor general Cipriano Jaimes; pero yo pido atentamente a la Comisión Dictaminadora retire su dictamen en la forma en que está, y lo ponga tal y como son las causas por las cuales no puede estar representado. Dice que no es conocido; que ponga que ya la persona a quien dio su delegación está representando a otro general en esta Asamblea.
El C. Aguirre Benavides E.:
Con mucho gusto lo reformaremos en ese sentido y consideramos suficientes los testimonios para que sea aprobada esa credencial.
El C. secretario:
¿La Asamblea aprueba que se retire por las razones que antes se han mencionado, la credencial dada por el señor general Cipriano Jaimes a favor del señor teniente coronel Miguel Peralta? Los que estén por la afirmativa, quédense sentados. Aprobado.
La del señor general Gabriel Solís, en favor del teniente coronel Carlos S. Fierros está a discusión.
El C. Rodríguez A.:
La razón que expuso la Comisión Dictaminadora para pedir que se rechase la credencial es que no tiene antecedentes del señor general Solís. Creo de mi deber darlos. Al señor general Solís lo conocí yo en el año de 1911 a raíz del triunfo de la revolución maderista, en el Estado de Oaxaca, y en ese medio lo conocí yo en una prisión por cuestiones políticas. Ahora es jefe de una fuerza que se encuentra en Puebla una parte, y otra en Tehuacán. Está reconocido su grado.
El C. Aguirre Benavides:
La Comisión no ha rechazado esa credencial. Ahí está la explicación clara; que se pidan antecedentes a la División a la cual pertenece.
El C. Bandera y Martinez:
Yo conozco al señor general Solís. Efectivamente, parece que fue de la Revolución de 1910. En esta revolución desconozco absolutamente que haya prestado algún servicio. Es cierto que se presentó al general Pablo González, en Puebla, y es como otros muchos, que a última hora han venido a alegar servicios y a declararse generales. El hecho de que tenga mando de fuerzas, yo creo que no lo identifica con los ideales de la Revolución. Eso es lo que sé yo del general Solís. (Aplausos)
El C. Alfredo Rodríguez:
Para hacer presente a los señores delegados que en la Revolución de 1910 el señor Solís tenía el grado de general.
El C. Bandera:
Pues así se hacía pasar.
El C. Rodríguez:
Porque aunque hubiese prestado servicios en esta Revolución, sí tenía su grado en la Revolución de 1910, conocemos infinidad de generales que han sido aceptados, porque tenían el grado en la Revolución de 1910, según el decreto del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista.
El C. Bandera:
Protesto. Recuerdo que el Primer Jefe dijo que a todos los militares que secundaran el movimiento que acaba de triunfar, les serían reconocidos sus grados, y no a los que fueran a seguir en una actitud pasiva. (Aplausos y siseos)
El C. secretario:
La Secretaría pregunta si se considera suficientemente discutida la credencial del señor general Solís, a favor del teniente coronel Fierros.
El C. Aguirre Benavides:
El señor general Márquez, que hace mucho tiempo opera en el Estado de Puebla, nos puede dar luces en este asunto; él fue de la Comisión Revisora y nos dijo que no lo conocía; pero creo que aquí en la Asamblea nos puede dar algunas luces respecto a él.
El C. Márquez:
Para satisfacer la pregunta del compañero, voy a significar que para mí es enteramente desconocido el general Castellanos, así como el que dijimos ayer, que no tengo el honor de conocer, no recuerdo quién fue. El general Bringas, ha sido enteramente igual, enteramente desconocido para mí, y creo que solamente es general de la toma de la plaza de Calpulalpan, después de que el señor Carranza había entrado a la ciudad de México. (Aplausos)
El C. Alfredo Rodríguez:
Se trataba del señor general Solís, no del general Castellanos.
El C. Márquez:
¿Tiene usted la bondad de darme mayores datos? No me es conocido.
El C. Alfredo Rodríguez:
Me parece que el señor general Márquez no puede dar referencias, por haber operado en la sierra de Puebla, y el señor general Solís en el Estado de Oaxaca; creo que podría recurrirse a otra persona que diera mejores informes.
El C. secretario:
En el caso se trata del poderdante del señor Carlos S. Fierros.
El C. Márquez:
Tampoco me es conocido. (Risas)
El C. M. A. Peralta:
He notado, señores, una discusión muy larga de parte de unos elementos insignificantes, en su número de ideas para hacer la acusación, aunque no esté basada en ningún propósito y sí en enemistades personales. He notado la protección en aplaudir cuando se trataba de echar abajo la reputación de un hombre, y yo quiero que haya, cuando menos, una persona que proteste contra ese proceder; no es justo, no es honrado; cuando ae quiera perder a un hombre, que se traigan pruebas, pero no simplemente por presunción o por falta de datos. Se ha dicho, por alguno de los compañeros, que el señor que ha hablado es enemigo personal del general Solís. No conozco al general Solís, ni conozco al que lo ha atacado; pero seria bueno que la Mesa Directiva pidiera pruebas del dicho de los individuos que acusan a los representantes de la Revolución.
El C. Castillo Tapia:
Simplemente para informar con respecto al señor Solís.
Este señor, desde 1910, inició un movimiento revolucionario, haciéndolo simplemente en la parte norte de Oaxaca; después cayó prisionero, estuvo en la Penitenciaría cuatro meses, y después volvió a levantarse en armas en el Estado de Oaxaca, perdiendo un hijo que tenía, y un rancho; dos ranchos los hipotecó y después perdió las hipotecas y los ranchos, comprando pertrechos de guerra. Desde la revolución de 1910 se levantó el señor Solís; no es revolucionario de última hora, trabajó mucho y tuvo muchos combates.
El C. Bandera y Martínez:
Antes se dijo que yo era enemigo personal de este señor. La persona que lo sostenga, yo quisiera cuando menos conocerlo, a ver quién es esa persona que dice que yo soy enemigo personal del llamado general Solís. (Siseos) Yo interpelo al señor que acaba de alegar que soy enemigo del general Solís. Voy a hacer otras aclaraciones. El general Solís, todo lo contrario, es amigo mío.
Es amigo mío, pero mi deber está hasta en desenmascarar a los amigos. Aquí debemos despojarnos de amistades, compadrazgos, de todo, porque creo que la Asamblea debe ser representada por hombres puros, porque los asuntos que se han de tratar en ella son de alta trascendencia. Es amigo mío; pero cuando se levantó contra el señor Madero, varias veces me convidó a levantarme contra el señor Madero, estando en la Plaza de la Constitución, que era su cuartel general.
El C. S. M. Santos:
La Comisión Dictaminadora pide la reprobación de la credencial, porque no conoce al general Solís. Así es que no debemos buscar más que se suspenda el juicio sobre ese dictamen, porque no conoce antecedentes del general Solís. Lo que nos toca a nosotros es dar los antecedentes; no es necesario traer pruebas de que ha sido malo o de que ha sido bueno. Quiero que me haga favor el señor jefe del Estado Mayor del general Pablo González, de decirnos en qué combates ha estado, pues los servicios prestados a la revolución de 1910, a todos nos consta que no han querido decir nada en esta revolución. Muchos que teníamos grados nominales en aquella revolución, porque nadie los quiso reconocer en esta revolución, hemos entrado con grados inferiores.
El C. Rodríguez A.:
Los servicios que el general Solís haya prestado, no tengo conocimiento cierto de ellos. El general Solís, en el cuartel general de la División del Noreste, en Puebla, se presentó con un grupo de gente armada para ofrecer sus servicios a las órdenes del general González, como era su obligación, en la región norte del Estado de Oaxaca, es lo único que yo puedo certificar. Ahora, contestando a lo que dijo el señor que me precedió en el uso de la palabra, el señor general Solís es verdad que estuvo preso por haber conspirado contra el señor Madero; pero creo que aquí, como ha dicho el señor secretario Santos, no se viene a demostrar si conspiraron, o no, contra el señor Madero, porque hubo muchos de los señores representantes y representados en esta Convención, que conspiraron contra el señor presidente Madero.
El C. Santos:
Cuando estaba la Revolución contra el dictador Huerta, nadie de nosotros supo que había revolución en el Estado de Oaxaca, y ahora nos encontramos con lo siguiente: el general Santibáñez se presentó con mil y pico de hombres; los hermanos del señor general Santibáñez, también probando y queriendo justificar que han sido revolucionarios y han andado sobre las armas; el general de que se trata, también con un montón de hombres. Resulta, por lo que estamos viendo del triunfo, que la revolución de Oaxaca era más fuerte que en muchas partes del Centro y algunas partes del norte de la República. Que traigan gente, es cuestión de agarrar a los pobres infelices que se han licenciado, darles doce reales a cada uno por delante y tiene uno miles de hombres. Yo quiero que se justifique el señor general de que se trata, porque aquí debemos estar integrando esta Convención hombres que de alguna manera hayamos trabajado, o seamos de una manera adictos a esta causa. (Aplausos)
El C. Santibáñez:
Aunque ayer se acordó que soy general en esta Convención, quiero que se me permita dar una explicación sobre el particular.
El C. Eulalio Gutiérrez:
Para una moción de orden. Creo que nos estamos saliendo enteramente de nuestra labor; creo que no está a discusión la credencial del señor general Santibáñez, porque ésta fue aprobada, y que los asuntos se están haciendo personales enteramente.
Creo que debemos ir al grano y dejar las personalidades para cuando llegue la oportunidad de discutirlas; si ya estamos aquí, ya llegará el momento en que nos saquemos los trapitos al sol más de cuatro. Así es que ahorita no está bueno todavía, estamos trabajando en las credenciales y no en las personalidades. (Aplausos)
El C. secretario:
La Mesa pregunta, por conducto de la Secretaría, si la Asamblea cree que está suficientmente discutida la credencial del señor general Solís, a favor del teniente coronel Fierros. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Está suficientemente discutida.
La Secretaría pregunta: los que estén por la negativa del dictamen, sírvanse poner en pie.
El C. González Garza:
Lea usted el dictamen, y luego hace la pregunta.
El C. secretario:
El dictamen dice: (Le da lectura)
El C. Buelna:
Los señores de la Comisión Revisora de Credenciales alegan no tener antecedentes. Parece que ya algunos antecedentes se han hecho conocer aquí, con los que yo creo que la Asamblea puede juzgar.
El C. Eduardo González:
Como la Comisión no ha rendido un dictamen, pido que ahora retiren esa parte, para rendir dictamen sobre ella en otra sesión.
El C. secretario:
La Mesa pregunta, por conducto de la Secretaría, si se aprueba el dictamen. Los que estén por la negatiya del dictamen, sírvanse poner en pie. Aprobado el dictamen.
La expedida por el general Lauro Anzures, a favor del teniente coronel Balderas. Está a discusión.
El C. Bandera y Martinez:
Pido la palabara. Desearía que el coronel Pedro Morales, que ha de estar aquí, nos informe del señor Lauro Anzures, porque él conoce a todos los jefes, y creo que podría informar.
El C. Pedro N. Morales:
Contestando a lo que dice el señor Balderas, debo dar un informe respecto al señor general Anzures; ese señor se hizo general del mes de agosto a la fecha; fue a sorprender al señor general Pablo González, diciéndole que él era el jefe de las fuerzas del Estado de Tlaxcala y que él andaba operando en aquel lugar, donde se hizo de un destacamento y con ese cuerpo se hizo general; así sorprendió al general González. Constando también que siempre ha sido un enemigo del pueblo, porque ha sido siempre reyista, felicista, huertista y porfirista, y todo ha sido ese individuo, constando también que es de San Francisco Astacahuacán; y otra prueba más: ahí está el general Esteban Márquez, que lo conoce bien. (Risas) Esa no es culpa del general Pablo González, sino de los desvergonzados que se arrastran para sorprenderlo. (Risas)
El C. secretario:
Está a discusión.
El C. Silva:
No es de extrañarse que todos esos generales hayan sido rechazados, porque en nuestra campaña que hicimos en los Estados de Puebla y Tlaxcala, hubo partidas que nos encontramos con trece hombres y cuatro generales. (Aplausos)
El C. Rodriguez:
Es rigurosamente exacto lo que dice el señor Silva, y así como dije que había disgusto personal entre el general Solís y el señor Bandera, debo decir, porque me consta, que en las fuerzas del Estado de Tlaxcala había un verdadero pandemónium. Había cuatro generales, de los cuales se tuvo que rebajar de grado a tres, porque entre todos sumaban muy cerca de dos mil hombres y tenían la mayor parte de las fuerzas de última creación. El señor general González no ha sido sorprendido, ha obrado con rectitud y energía. Dejó únicamente en el Estado de Tlaxcala un general brigadier, que es el grado máximo de aquella región, y a los señores Morales y Arenas les concedió el grado de coroneles, por los hombres que mandaban. El señor Anzures, no me consta que tenga despacho de general, y tampoco se le guardaban las consideraciones del mismo.
El C. Silva:
Contestando al señor Alfredo Rodríguez, jefe del Estado Mayor del general Pablo González, protesto contra lo que él indicó, de que ha sido un pandemónium el que teníamos en nuestras fuerzas y que han sido de última hora. Nuestras fuerzas fueron desde el principio, y no como las del general Anzures, que ha reclutado de entre los mismos federales licenciados. Nuestras fuerzas son desde el principio, como podría yo demostrarlo con la lista. Así es que yo protesto contra lo que ha dicho el señor Rodríguez.
El C. Rodríguez:
No han sido cargos, ha sido aseveración de un hecho. La guarnición federal de Tlaxcala era relativamente pequeña, y es de extrañarse que no fuera tomada la plaza por fuerzas que sumaban cerca de dos mil hombres.
El C. Silva:
No teníamos los elementos que tenían en el Norte; con grandes sacrificios conseguíamos un cartucho. Además, el Estado de Tlaxcala está en el centro y rodeado de trenes; así es que no teníamos elementos de guerra de los que disponían en el Norte para tomar las plazas; que no se igualen así.
El C. presidente:
Están a discusión las credenciales, y no la campaña de Tlaxcala. (Aplausos)
El C. secretario:
La Mesa Directiva, por conducto de la Secretaría, pregunta a la Asamblea si está suficientemente discutida la credencial del general Anzures, expedida a favor del teniente Refugio Balderas. Los que estén por la negativa, sírvanse ponerse en pie.
La Mesa pregunta si la Asamblea cree que está suficientemente discutida la credencial del señor Anzures, en favor del señor Balderas. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Está suficientemente discutida. En votación económica se pregunta si se aprueba el dictamen 'de la Comisión. El dictamen de la Comisión dice así: (Le da lectura)
El C. Samuel Vásquez:
Creo que esa credencial debería rechazarse; creo que es el mismo caso que el anterior. Hemos tenido buenos informes del señor general Solís; pero, en cambio, hemos tenido los informes muy contrarios y poco halagadores del señor general Anzures.
El C. presidente:
Ya se ha declarado suficientemente discutido el dictamen.
El C. secretario:
Los que estén por la negativa del dictamen, sírvanse ponerse de pie. Aprobado el dictamen de la Comisión.
La expedida por el ciudadano Castellanos a favor del ciudadano Osuna. Está a discusión.
El C. Pasuengo:
Suplico a la Mesa me haga favor de decirme si se trata del señor Antonio Castellanos, pues en ese caso protesto de que ahora sea general, pues se fue a México cuando se llevaron presos a México a los generales Arrieta y Contreras. Allá se quedó Antonio Castellanos, y desde entonces tenemos plenamente conocimiento, los del Norte, que fue de filiación felicista, y de ahí vino a Torreón con comisión de paz, en donde hizo muchas intrigas contra los ferrocarrileros. Tenemos pleno eonocimiento, cuando estábamos rodeando a Torreón en julio de 1913, Antonio Castellanos estaba operando con los federales en Torreón; ahí hizo muchas acusaciones contra muchos ferrocarrileros, que siempre han estado afiliados con nosotros en el Norte, y se cometieron en ellos muchos fusilamientos por el general Bravo, acusados por el general Castellanos.
El C. De los Santos:
Yo suplico al señor Gutiérrez de Lara me diga dónde se hizo general el señor Castellanos. Antes voy a decir algo. En contra del señor Antonio Castellanos hay una acusación en México por escrito, ante la Secretaría de Guerra, de haber sido policia secreto del usurpador Huerta. Hasta últimas fechas yo conocí a Castellanos, primero defendiendo a Villa, después lo conocí de general en Calpulalpan, y por lo que he sabido en el Estado de Puebla, donde había andado, el único ataque que hizo Castellanos fue a una tienda de españoles, únicos que hicieron resistencia (risas); son los únicos datos que puedo dar. (Risas) Quiero que me haga favor de decirme el señor Castellanos cuándo tuvo un grado antes de general.
El C. Pasuengo:
Quiero que antes la Secretaría tenga la bondad de informarme si se trata del licenciado Antonio Castellanos, o es otro.
El C. Aguirre Benavides:
Ese señor Castellanos debe ser el mismo, por los informes que me dan sobre el particular. Era un tinterillo de Torreón, de mal vivir, y que, como dice el señor Pasuengo, fue comisionado por el general Huerta para sorprender a Calixto Contreras y Ceniceros, que están presentes; y no quiso llegar hasta sus campamentos, porque sabía que sería fusilado; pero mandó unos comisionados con objeto de atraerse las fuerzas de Contreras y Ceniceros. No creo que sea otro Castellanos, creo que es el mismo: un hombre grande, fuerte, que se titula licenciado, aunque no es más que un tinterillo y que es mocho de un dedo. (Risas y aplausos) ¿Es mocho de un dedo?, es el mismo, es un sinvergüenza. (Risas y aplausos)
El C. Gutiérrez de Lara:
A mí me consta solamente que lo conocí en Calpulalpan, cuando yo llegué allí con una comisión del señor Pablo González; lo conocí ya de general allí, y me dijo que había tomado la plaza él, el general Cordero (risas) y uno de los generales que se encuentran en esta Asamblea. Respecto a este señor Castellanos no había dicho nada, porque no recordaba que era la misma personalidad: pero este señor llevó a cabo una obra muy infame. Durante la época de Huerta, salió de México siguiendo a la esposa de uno de nuestros generales, que se encuentra en esta Asamblea, para irla denunciando por donde pasaba. Fue hasta Torreón, allí se ocupó de la misma loable labor, de denunciar a los ferrocarrileros que de alguna manera ayudaban al constitucionalismo, y fueron aprehendidos muchos ferrocarrileros por las denuncias de este señor. Yo tomé estos datos para proporcionárselos al señor general González, que es estrictamente justiciero, y estoy seguro que, al saberlos, no solamente degradará a este individuo, sino que le impondrá el castigo que se merece.
El C. Triana:
Pido la palabra. Quiero que me hagan favor de dar lectura a ese telegrama.
El C. secretario:
Por ser de oportunidad, y a petición del señor general Triana, se va a dar lectura a un telegrama fechado el 27 de septiembre, dirigido al general González a Puebla. Dice así: (Da lectura a un telegrama que el general Triana dirige al general González, denunciando la conducta de Castellanos)
El C. Almanza:
Honorable Asamblea:
Para que se identifique de una vez para siempre la personalidad de Antonio Castellanos, voy a decir lo que es él.
Lo conocí en 1910, cuando andaba con el general Calixto Contreras. Operaba yo sitiando la plaza de Durango. Muchos meses antes había venido yo a una comisión a Torreón, donde lo conocí como jefe de la Reservada. Por ello me hizo persecuciones personales. Cuando se firmó la paz en mayo de 1911, lo volví a encontrar en la población de Durango; le pidió unas armas al general Calixto Contreras, y de la Jefatura de Armas de Torreón se llevó doce o catorce rifles, con los cuales hizo los primeros disparos al compañero Contreras: declaróse reyista dos meses más tarde, en compañía de Fernando Hernández del Campo y otros individuos que ya murieron o huyeron del Estado de Durango: más tarde se hizo orozquista, persiguiendo tenazmente a los generales Orestes Pereyra, Calixto Contreras y otros presentes en esta Asamblea, todos de Durango. Después del cuartelazo, llegué yo preso a México, estuve en el cuartel de San Lázaro, y ahí me fue a hacer una visita: poco tiempo después me fugué yo del cuartel de San Lázaro y me lo encontré, por mi mala suerte, en Torreón: me denunció inmediatamente: pero la denuncia llegó tarde, porque la misma noche salí. Más tarde supe que denunció al señor general Robles, al mismo coronel Ugalde y a infinidad de ferrocarrileros, que perdieron su vida por él: en dondequiera que ha estado ha intrigado, ha cometido crímenes; no por su mano, porque es demasiado cobarde para herir, sino por mano ajena: no es licenciado, tampoco es general: es un bribón en toda la extensión de la palabra y un individuo que merece decapitarse. (Aplausos)
El C. Obregón:
Pido que esta honorable Asamblea nombre un Consejo de Guerra. Pido la aprehensión inmediata de ese general, su traslación a esta capital y que sea juzgado. (Aplausos)
El C. Orestes Pereyra:
El señor general Obregón ha dado término a la discusión; era el objeto con que pedí la palabra, para manifestar que le hemos hecho sobrado honor a un bandido, a un sinvergüenza, que abochornaría a todos los bandidos y a todos los sinvergüenzas del país. (Aplausos)
El C. Ugarte:
Antes que llegue a conocimiento de este individuo, de este bandido lo que en esta Convención se ha tratado respecto a su personalidad, que no es ninguna, creo que ese telegrama debe mandarse inmediatamente, pidiendo al señor general González que conteste si ha recibido dicho telegrama, para que la prensa de mañana no vaya a caer en manos del bandido y éste vaya a escaparse.
El C. Santos:
Tengo la palabra.
El C. Alfredo Rodríguez:
Pido la palabra para un hecho. Que diga si recibió un mensaje, porque debo informar que sí lo recibió, y le contestó un mensaje al señor general Luviano.
El C. Vásquez:
No me refiero a ningún telegrama; pero son tan graves los cargos que se le hacen ...
El C. secretario De los Santos:
Antes de formar ese Consejo de Guerra y mandar aprehender al señor Castellanos, pido que por telegrama se le pida al Primer Jefe que lo destituya del grado de primer jefe de la División de Oriente, pues parece mentira que este señor, que han oído ustedes quién es, sea el jefe accidental de la División de Oriente en Puebla; después que deje de ser el jefe de la División, que se le quite el grado de general de Brigada, y después se le mande preso y venga aquí.
El C. Mariel:
¿Es al señor Castellanos o al señor Cordero a quien se refiere usted, porque parece que van corriendo parejas?
El C. De los Santos:
Es al señor Castellanos, jefe de la División de Oriente, de Puebla.
El C. secretario:
La Mesa pregunta, por conducto de la Secretaría, si la Asamblea considera suficientemente discutido el asunto. (Voces: ¡Pido la palabra!) (En esos momentos se apaga la luz)
El C. presidente:
No se ve quién pide la palabra. Se suspende la sesión mientras viene la luz. (Vuelve la luz; aplausos)
El C. De la Garza:
En vista de los informes que se tienen de Castellanos, pido a la Comisión Revisora que retire su dictamen y lo presente modificado, en el sentido de que debe rechazarse al representante; es decir, en el sentido de la discusión.
El C. Esteban Márquez:
Pido la palabra para dar un voto de gracias a la Asamblea, en vista de que le ha quitado un gran peso de encima a la División de Oriente, quitándole a un infame que desgraciadamente había sido nombrado nuestro jefe, pues la deshonra más grande para nosotros. es pertenecer a ese infame. Gracias al Señor. (Aplausos)
El C. secretario:
Se pregunta a la Asamblea si cree suficientemente discutida la credencial del señor Castellanos. Los que estén por la negativa, sírvanse ponerse en pie. Se pone a votación. Los que estén por la negativa del dictamen, sírvanse poner de pie.
El C. Garza:
Hice una petición a la Comisión Revisora.
El C. presidente:
No ha contestado la Comisión Revisora. Se reprobó el dictamen.
El C. Aguirre Benavides:
Para una aclaración. Para preguntarle a la Asamblea si está conforme en que se ponga un telegrama, para no perder tiempo en un asunto que es verdaderamente importante, y que no se vaya a escapar un canalla como el individuo de que se trata. (Aplausos)
El C. González Garza:
Ya lo estoy haciendo.
El C. secretario:
La ComIsión Revisora de Credenciales aprúeba la expedida a favor del señor Julio Madero, por el señor Benjamín G. Hill, por la vía telegráfica.
Está a discusión. ¿No hay quién tome la palabra?
El C. De la Vega:
Señor: creo que no es de aceptarse esa credencial, porque el señor general Madero tiene su representación ... (Voces: ¡No, no, don Julio!) Retiro lo dicho.
El C. secretario:
En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la negativa, sírvanse ponerse en pie. Aprobada.
La del señor gobernador del Estado de Campeche, en favor del señor Benjamín G. Silva. Está a discusión. ¿Nadie pide la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la negativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada.
Inmediatamente después se dio cuenta con el siguiente telegrama, que dice así:
Palacio Nacional.
México, 12 de octubre de 1914.
Señor presidente Mesa Directiva, Asamblea Constitucionalista.
Impuesto telegrama de ayer relativo a poner en libertad a los reos políticos desafectos a este mi Gobierno, permítome manifestar a ustedes que la Comisión se dirigió también al señor José María Maytorena, en el mismo sentido, y éste se sirvió contestar que los reos cuya libertad se solicitaba, estaban por otros diversos delitos.
Si a pesar de lo anterior, esa Convención resuelve que se pongan en libertad los reos políticos referidos, primeramente, sírvase esa Asamblea dirigirse a esta Primera Jefatura, para obsequiar su resolución.
Venustiano Carranza.
El C. secretario:
Está a discusión el telegrama que se ha leído.
El C. Vito Alessio Robles:
Pido que esta honorable Asamblea repita el telegrama, suplicando u ordenando al Primer Jefe, que los desafectos revolucionarios a su' Gobierno sean puestos inmediatamente en libertad, y lo mismo a Maytorena. (Aplausos)
El C. secretario:
Está a discusión.
El C. Castillo Tapia:
Unicamente para manifestar que ese telegrama se refiera a los presos políticos de la Penitenciaría que pertenecen a la División del Norte, así como a los del general Villa, a los del general Zapata y a los que tiene Maytorena. (Voces: ¡El general Villa no tiene ninguno!)
El C. Iturbe:
Propongo que esta orden se reserve para cuando se declare soberana esta Convencioón.
El C. presidente:
¿Propone usted que se suspenda la discusión sobre ese telegrama?
El C. Iturbe:
Yo proponía que la orden, porque no se púede poner un mensaje con el carácter de una orden al Primer Jefe, antes de que se declare soberana esta Convención.
El C. Vallejo:
Yo pediría, señores, en virtud de que esos presos están sufriendo una prisión justa o injusta, mientras se declara la Asamblea soberana, suplicáramos al Primer Jefe, por vía de súplica, los pusiera en libertad a reserva de que después se ordene. (Voces: ¡No, no!)
El C. De los Santos:
Señores: Creo que muchos de ustedes han estado presos y saben lo que se siente estar preso una hora o dos horas. Vemos, por el telegrama del Primer Jefe, que con sólo indicar esta Convención, pone en libertad a los compañeros que están presos. ¿Qué se nos quita con que sean puestos antes o después de que se declare soberana esta Convención? Yo suplico se vote por que se 'ponga el telegrama al Primer Jefe.
El C. González Garza:
Pido la palabra. Sobre todo, convengamos, señores delegados, en que la cortesía no está reñida en ninguna manera con las facultades que tiene esta Asamblea. Es nuestro deber hablar con el Primer Jefe, con el respeto debido; si él alguna vez no acata las disposiciones de la honorable Asamblea, entonces se le hará sentir el peso de ella, mientras tanto, estamos obligados a tratarle con cortesía y corrección.
El C. Obregón:
Yo creo, señores, que no debemos perder un minuto en pedir la libertad de esos reos al Primer Jefe; no debemos averiguar si los de Sonora se ponen en libertad o no; no debemos escatimar a los elementos revolucionarios que hay en la República su libertad, porque si el señor Maytorena no pone en libertad a sus presos políticos, no es justo que sufran los que están en la capital, las consecuencias de la conducta que hubieren observado en otro lugar, en donde tienen presos políticos también. (Aplausos)
El C. Murrieta:
Pido se ponga un telegrama al señor Villa y otro al señor Maytorena, y se indique al Primer Jefe que él ha sido el primero en reconocer la soberanía de la Convención y en acatar sus disposiciones.
El C. Aguirre Benavides:
Insisto nuevamente en la petición del señor general Obregón y señor coronel De los Santos. Creo que los presos políticos que están en la cárcel de México no deben estar un momento más; no debemos tomar en consideración que porque uno no acepta las disposiciones de esta Asamblea, los demás deban proceder en este sentido. Además, debo manifestar con toda honradez, que el señor Villa no tiene ni un solo preso, así es que no debe dirigírsele ningún telegrama en este sentido.
El C. De la Barrera:
Señor presidente: En la sesión del sábado se tomó en consideración la proposición que hizo el general Hay, de que todas las resoluciones de esta honorable Asamblea fueran soberanas desde ese momento. En este concepto, pido se diga al Primer Jefe del Ejército que telegrafíe inmediatamente para que, sean puestos en libertad desde luego.
El C. Hay:
Efectivamente, propuse que esta Asamblea remitiera mensajes de orden al Primer Jefe, al señor Maytorena y al general Villa; pero debemos recapacitar que aún no estamos formados en Convención. Por lo tanto, que pongamos este mensaje hasta que dentro de algunas horas, si es posible, nos formemos en Convención y entonces ya podremos dar la orden, la cual deberá ser respetada, porque las decisiones de esta Asamblea serán inapelables, serán soberanas. Si mandamos ahora un mensaje, debe ser en calidad de recomendación o súplica a todos ellos; si los mandamos después de que la Convención sea formalmente integrada o establecida, entonces será en calidad de orden y no podría ser rechazada ó desobedecida.
El C. Ruiz:
Debo decir a ustedes, señores, que ayer solemnemente, el general Angeles ha declarado que el señor Maytorena y la División del Norte estaban unificados. Luego yo pido que la Convención del Norte ordene al señor Maytorena que ponga en libertad a esos presos.
El C. González Garza:
Precisamente por eso, cuando el señor Alessio Robles se refirió exclusivamente a los presos de México, inmediatamente me permití suplicarIe que hiciera extensiva la petición al señor Maytorena. La División del Norte está muy lejos de querer para ella sola todas las prerrogativas y todas las bondades de que sea capaz esta Asamblea. Viene animada de un amplio espíritu de justicia y está dispuesta a apoyar todo lo noble, todo lo grande y todo lo sublime, que Se propongan hacer los presentes en bien de la Patria.
A nombre de todos mis compañeros, protesto por la idea que ha cruzado por el cerebro de mi preopinante, porque aquí venimos a apoyar todo lo noble y todo lo bueno y a reprobar, aunque sea en nuestra contra, todo lo malo que se proponga. (Aplausos)
El C. Ruiz:
Señor presidente y señor Roque González Garza: Me consta desde hace muchos años, señor González Garza, que es usted uno de los patriotas más puros que ha tenido la Revolución y he visto una gran justicia y una gran dosis de patriotismo de parte del general Villa, al nombrarlo a usted su representante y al hacer el nombramíento de usted, y al venir los demás jefes de la División del Norte, como son el general Raúl Madero y otros más, sumamente honorables. Tenemos la idea de conciliación que hay con la División del Norte, pero insisto, señores, que ayer se ha hecho esa declaración y no sería justo que pusiéramos nosotros libres a los presos que están en México si antes no lo hicieran los de las otras Divisiones. Está el señor general Angeles, que parece que tiene más influencia con el señor Maytorena, que dé la orden que se haga en la forma que es debido, para que sean puestos en libertad nuestros compañeros. porque estoy aquí para declarar, señores, de que toda otra causa no es verdad; porque conozco a Maytorena hace cinco años y sé qué clase de individuo es.
El C. Obregón:
Yo creo, señores, que nos vamos desviando del terreno que venimos a discutir y vamos descendiendo un poco; si descendemos, nos hundimos, no debemos descender.
El señor don Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, no dice que necesita una orden para soltarlos, dice que si la Convención acuerda que deben ser puestos en libertad; debemos decirle que sí acuerda la Convención que deben ser puestos en libertad.
En vista de esta actitud, no creo deben poner en libertad a los que están en Sonora, ya sea Maytorena, Villa o cualquier otro general, y si no lo hacemos, daría lugar a que la Convención hiciera la misma súplica a ellos. Por lo tanto, pido que se considere suficientemente discutido y que se dirija inmediatamente al Primer Jefe el mensaje. (Aplausos)
El C. secretario:
La Mesa ordena a la Secretaría dé lectura a una proposición que ha llegado a ella:
Propongo a la H. Asamblea suplique al Primer Jefe, Venustiano Carranza, sean puestos en inmediata libertad los reos políticos de la División del Norte Y del Ejército Libertador.
Coronel, S. M. Santos.
Está a discusión la proposición del señor coronel Santos. Está a votación. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada.
El C. Hay:
Pido la palabra, señor presidente.
El C. Vito Alessio Robles:
Pido la palabra.
El C. presidente:
Tiene la palabra el ciudadano Hay.
El C. Hay:
El señor general Obregón acaba de decir muy justamente. que no debemos descender, porque nos hundiríamos. Es un deber el que tenemos nosotros de ser altamente prudentes para ser altamente patriotas; todo aquel que no sea prudente en esta discusión, merecerá el estigma que sobre él arrojará la Historia, y merecerá todos los remordimientos que caerán sobre él, al hacer un acto de antipatriotismo.
Volviendo al asunto de los mensajes, creo de justicia decir que tan pronto como los generales que estamos reunidos hemos sabido de algunas aprehensiones, inmediatamente, y con todo gusto, hemos mandado mensajes en lo particular al Primer Jefe, suplicándole que ponga en libertad a dichas personas; o, por lo menos, para que informe las razones que haya tenido para mandar aprehenderlas; mientras no tengamos Convención, no podremos dar órdenes y debemos suplicar; una vez que tengamos Convención, no podremos suplicar y sí debemos ordenar.
En seguida se dio cuenta con los telegeramas que a continuación se expresan:
Zacatecas, octubre 13 de 1914.
Señor coronel M. Santos, primer secretario de la Gran Convención de Aguascalientes.
Refiérome a su telegrama de hoy. Ratifico en todas sus partes mi mensaje de ayer dirigido a usted en que manifiéstole que, como en el territorio dominado por esta División del Norte, no se encuentran detenidas ningunas personas por ser desafectas a mi Gobierno y adictas al señor Carranza, no hay a quien poner libertad. Si ustedes tienen conocimiento de alguna persona que tengamos presa, por causas arriba indicadas, suplícole se sirva decírmelo para obrar como lo ordena esa Convención.
EI general en jefe, Francisco Villa. (Aplausos)
Ciudadano Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo.
México.
Por convenir así a los intereses de la Revolución, esta Convención ha tenido a bien acordar, por unanimidad, que el llamado general Antonio Castellanos sea inmediatamente aprehendido, en vista de estar acusado de ser el autor de grandes crímenes. Por lo tanto, se permite rogar a usted se sirva dictar las órdenes conducentes a fin de que a su mayor brevedad sea conducido a esta ciudad.
Rogamos a usted se digne aceptar las seguridades de nuestra distinguida consideración. (Aplausos)
El C. Castillo Tapia:
En el telegrama no se dice el lugar en que se encuentra el que se dice general Castellanos, y para lograr su aprehensión más pronto, debla decirse si está en Calpulalpan, o si está en Puebla.
El C. secretario:
Con la modificación pedida por el señor ingeniero Castillo Tapia, ¿se aprueba el telegrama que se va a dirigir al Primer Jefe? Los que estén por la afirmativa, sírvanse poner en pie. Aprobado.
El C. Sosa:
Pido a la Mesa que se redacte el telegrama que se dirija al Primer Jefe, relativo a los presos que se encuentran en México, y se haga conocer su texto a la Convención.
El C. Vallejo:
Con la aclaración que el señor De los Santos ha hecho de que el señor Cordero y sus acompañantes fueron a atacar una casa de españoles, lo cual es un asalto, respetuosamente pido a la Asamblea que también sea remitido a ésta el llamado general Cordero.
El C. secretario dio lectura a la proposición presentada por el ciudadano Vito Alessio Robles, a fin de que desde luego se reitere súplica al ciudadano J. M. Maytorena, para que ponga en libertad inmediatamente a los presos políticos detenidos en Sonora y que pertenecen al Ejército Constitucionalista, y paisanos adictos al Primer Jefe.
El C. Lugo:
Para suplicar que se agregue la palabra políticos al telegrama, porque el señor Maytorena bien puede negar que sea por motivos políticos los detenidos, y así se le dice que los presos que tiene pertenecientes al Ejército Constitucionalista.
El C. Ruiz:
Los generales del Ejército del Noroeste, saben los nombres de los presos en Sonora, y podrán ponerse los nombres en el telegrama.
El C. secretario:
Está a discusión.
El C. Obregón:
Yo creo que no está suficientemente claro el mensaje, porque la División no conoce los acontecimientos de aquella región. Los presos pertenecientes al Ejército Constitucionalista. son relativamente pocos. Los acusados adictos al señor Carranza no pertenecen al Ejército Constitucionalista.
El C. Lugo:
Para suplicar que se pregunte al señor Maytorena qué personas están presas por delitos políticos, y cuáles de ellas tienen otros delitos del orden común. En vista de los nombres de esas personas se puede pedir su libertad.
El C. Mariel:
No hay lugar para hacer esta pregunta, desde el momento que el señor Maytorena dice que no tiene presos políticos, y SÍ por algunos otros delitos.
El C. Osuna:
Yo propongo que continúe en pie la proposición del compañero, con la modificación que ha hecho referencia el señor general Obregón: que se diga que son presos políticos, que por ser adictos a la Primera Jefatura han sido puestos en la cárcel. Pueden darse hasta los nombres, porque aquí hay muchos que los conocen, y debemos poner mucho empeño en que este telegrama vaya lo más pronto posible; no perdamos tiempo en hacer preguntas, que no darán ninguna luz, porque contestarían que no hay presos políticos.
El C. secretario:
Sigue a discusión el telegrama que el ciudadano Vito Alessio propone que se dirija al gobernador Maytorena.
El C. Garza:
Para apoyar lo dicho por el señor Osuna. El gobernador Maytorena ha contestado que no tiene reos políticos, y nos consta a muchos, porque los conocemos, que sí tiene reos políticos; hay militares que pertenecen al Ejército Constitucionalista, al Cuerpo de Ejército del Noreste. Pido que en el telegrama se digan los nombres de los que conocemos: Caturelli, Miguel Breceda, Alvarado, etc.
El C. Vito Alessio Robles:
Pido la palabra.
El C. Ruiz:
Pidiendo la libertad de todos los reos principales que están ahí, entre ellos el señor Salvador Alvarado, una vez libre, podría comunicarse con nosotros para que él nos dijera quiénes son los demás. (Voces: ¡No, no!)
El C. Lugo:
Tal vez convendría, aprovechando los buenos oficios de los señores generales de la División del Norte, que se recomendara a ellos la causa de la libertad de los reos políticos que estén en poder de Maytorena.
El C. González Garza:
Por encima de los generales de la División del Norte, está la Asamblea. (Aplausos)
El C. Lugo:
El señor González Garza no me comprendió bien lo que quise exponer, que la Asamblea encargue en comisión a los señores generales de la División del Norte, que los comisione para que ellos gestionen la libertad de los presos políticos que están en poder del señor Maytorena. (Voces: ¡No, no!)
El C. secretario:
El señor Vito Alessio Robles ha modificado su proposición en esta forma: (La lee reformada) Los que estén por la afirmativa, es decir, que aprueben el tenor del telegrama, sírvanse ponerse de pie. Aprobado. La Mesa comisiona al señor general Alvaro Obregón para que recabe los nombres de los reos políticos en Sonora y redacte el telegrama al señor Maytorena.
El C. Obregón:
Yo conozco el nombre de unos cuantos; entiendo que aquí está el señor Piña, representante del señor Maytorena, y él podrá decir. Entiendo que está el general Alvarado y algunos oficiales y jefes, el doctor Caturelli, el señor Preciado y algunos otros más que no podría precisar.
Yo creo que €xpresándole unos nombres de fulano y mengano y les demás que por iguales delitos estén en la prisión, yo creo que el general Maytorena los pondrá en libertad.
El C. secretario:
Se suplica al ciudadano Julio B. Piña se sirva dar los nombres de los detenidos en Sonora.
Se ha presentado la siguiente proposición:Con objeto de hacer la paz en toda la República, someto a la decisión de la Convención, que sean invitadas para enviar a ella sus delegados, las tropas del Estado de Sonora a las órdenes del gobernador José María Maytorena y las tropas del Ejército Libertador, a las órdenes del general Emiliano Zapata.
Aguascalientes, octubre 12 de 1914.
Felipe Angeles.
Está a discusión.
El C. Alvaro Obregón:
Para una aclaración, señor secretario. ¿Desde cuándo fue presentada esa proposición?
El C. secretario:
Ayer en la tarde.
¿No hay quién haga uso de la palabra?
El C. Paniagua:
Sólo para una aclaración.
El C. Hernández y García:
Siendo de la más grande trascendencia para la Patria la solución o la pacificación del país, como revolucionario y como mexicano, con todo mi corazón apoyo esa inicÍativa; porque si las fuerzas del general Emiliano Zapata, todos los elementos que las forman, lo mismo que los del Estado de Sonora, por una equivocación o cualquiera otra circunstancia, que no sería posible referir en unas cuantas palabras, se han apartado de la senda del patriotismo; en esta Convención, en esta Asamblea que reportará grandes beneficios a la patria, debemos interesarnos todos y cada uno de los delegados que la integramos, porque de la manera más acertada y pronta posible sea solucionada; o más bien, llevada a cabo la pacificación del país. No tengo frases elocuentes ni más convindentes con qué expresar la alta conveniencia y trascendencia para México y la humanidad entera, de lo que significa esa pacificación en las actuales circunstancias; pero en la conciencia y en los corazones de todos los delegados de esta Asamblea Revolucionaria está que así conviene a la humanidad. (Aplausos)
El C. Angeles:
Ayer fuimos nombrados en comisión algunas personas para recibir a un general del Ejército Libertador; está aquí presente y él podría tomar la palabra e ilustrarnos sobre ese particular, lo mismo que para aclarar, por creerlo enviado, delegado por el general Zapata.
El C. presidente:
Tiene la palabra el ciudadano Santaella y Santibáñez.
El C. Santaella y Santibáñez:
Ciudadanos convencionalistas:
Me es muy honroso presentarme ante esta honorable Asamblea, animado de las más loables intenciones patrióticas, dispuesto a contribuir con mi pequeño contingente a la pronta pacificación del país.
Teniendo yo el grado de general del Ejército Libertador de la República Mexicana, del cual es jefe el ciudadano general Emiliano Zapata, a mi llegada a esta capital alguien creyó que traía la representación oficial del ya citado Ejército. Esta confusión se debió a que, siendo yo una persona conocida en la capital, por el Gobierno del Centro, había la imprescindible necesidad de emplear ciertos ardides a fin de lograr con éxito mi salida hacia este lugar, donde quería enterarme personalmente del giro que se diera en esta Convención Nacional, sobre la suerte que corrieran los destinos de nuestra querida Patria.
No soy ni he pretendido aparecer como delegado especial de la Revolución del Sur, toda vez que estoy plenamente enterado de que el general Zapata no ha pretendido, por ahora, enviar delegados, como le consta a esta Asamblea; y' si alguien ha intentado sorprender a los señores convencionalistas, haciéndose pasar con ese carácter, no ha hecho más que sorprender la buena voluntad que se tiene en el seno de esta corporación, para llevar a feliz término los trabajos que decidirán si este país es merecedor de alcanzar ya la paz que tan fervientemente deseamos todos sus buenos hijos.
Por otra parte, el general Zapata, desde la salida de mi campamento en el Estado de México, ha recibido noticias mías de la marcha hacia esta ciudad, sin que por esto se crea, como digo antes, que traigo carácter oficial.
Enterado por la prensa de la ciudad de México, que quedaban invitados los generales con mando de fuerzas para asistir a la Convención, yo, como mexicano que soy, creo llenar los requisitos que se exigen para tener acceso a la discusión.
Ahora bien, ya que he tenido la brillante oportunidad de que mi voz sea escuchada en una Junta de tanta trascendencia como ésta, creo de mi deber proponer a ustedes que se invite directa y exclusivamente, para asistir a esta Convención Nacional, al ciudadano general Emiliano Zapata, a fin de que convoque a los generales de su Ejército, para que ellos, o en su defecto, los representantes que autoricen, pasen a esta ciudad, previas las seguridades que esta Convención les garantice.
He atravesado largo tiempo los campos del Estado de Morelos y he podido apreciar la situación angustiosa en que se encuentran nuestros soldados y el pueblo; y me atrevería a asegurar que, aun en el caso lamentable de que no se llegase a un acuerdo favorable entre los ejércitos Libertador y Constitucionalista, en el que siempre resultare debilitado el primero de éstos, restándole, por lo tanto, toda clase de elementos, me atrevería a asegurar, repito, que no sería bastante para extinguir el movimiento armado que domina aquella región, pues sería indispensable, para mantener la tranquilidad y el progreso, hacer la justicia que ardientemente se proclama en el Plan de Ayala; resultando, por consiguiente, que aquellos pequeños elementos que subsistiesen estarían en constante agitación, y tal vez, a medida que avanzara el tiempo, crecería paulatinamente el descontento que hacían palpables las necesidades por que se lucha desde hace cuatro años.
Al atreverme a hacer a ustedes esta proposición, es con la firme creencia que abrigo de que el general Zapata accedería gustoso a dar una solución halagadora e inmediata, para zanjar las dificultades que existen hasta hoy.
Conozco a fondo los sentimientos y acendrado patriotismo del general Zapata, y estoy seguro de que si ustedes invitan expresamente. al general Zapata y los suyos, accederán inmediatamente.
Yo os ofrezco, deseoso de cooperar de alguna manera a la solución de este conflicto, que en compañía de las personas de confianza que me acompañen, vayamos desde luego a entregar al general la invitación honrosa que se le hace; y en término de cinco o seis días, estaríamos de regreso, acompañados de los generales que envíe el Ejército Libertador ante esta respetable Asamblea.
Espero, señores, que no se interpretará por una malévola maquinación, de mi parte el incidente que ha surgido con motivo de mi presencia en esta ciudad, pues pueden estar seguros, yo os lo ruego, de que mi labor en este caso la he hecho animado de la mejor buena voluntad y patriotismo.
El C. Mariel:
Yo deseo que el señor que acaba de hablar, presente algunos de los documentos que comprueben que, efectivamente, es general con mando de fuerzas del Ejército Libertador, porque tengo entendido que este señor se encontraba en México a la entrada de las fuerzas del general Obregón, y poco tiempo después que entré yo, por una carta que él me dirigió.
El C. secretario:
Lo que voy a leer son los documentos que presenta el señor Santaella Santibáñez.
El C. presidente:
Diga usted que son los documentos que presentó el señor Santaella y Santibáñez.
El C. secretario:
Los documentos que voy a leer son los que presentó el señor Santaella y Santibáñez: (Da lectura a un documento, en el cual, el general Zapata autoriza a Santaella para reclutar gente para el Ejército Libertador, y para que se atraiga a los constitucionalistas bajo la bandera del Plan de Ayala)
El C. presidente:
Tenga la bondad de leer el otro documento.
El C. secretario lee otro nombramiento.
El C. Mariel:
Pido la palabra. En el mismo caso que se encuentra el señor Santaella y Santibáñez, han estado otros individuos a quienes se les han discutido sus personalidades. A él se le nombró general Brigadier para organizar fuerzas en el mes de septiembre; así es que no por méritos en campaña y por haber prestado méritos a la Revolución, así es que es motivo por el cual no se le pueden reconocer méritos.
El C. Chao:
El señor general Santaella y Santibáñez creo que actualmente no viene a esta Convención como delegado, vino simple y exclusivamente a hacerle presente a esta Convención la conveniencia de invitar al general Zapata y los suyos, para que concurran; por consiguiente, no tenemos derecho de criticar la conducta del señor general Santaella y Santibáñez. (Aplausos)
El C. Santaella y Santibáñez:
He venido exclusivamente ante esta honorable Asamblea, con el objeto de que se invite a mi general Zapata para que asista o nombre sus delegados, a fin de que se transen las dificultades en bien de la Patria, no en bien mío; no vengo con carácter de delegado, yo ya lo dije, que no traía ningún carácter oficial, y desde que fui entrevistado en México dije que no era delegado. Mi general Obregón estuvo en mi carro conmigo y así lo dije; mis intenciones no son venir como representante de la Revolución del Sur; mal haría en tomar atribuciones que no me corresponden, porque no tengo órdenes del general Zapata. Si yo pude venir acá, fue por el señor general Lucio Blanco; hasta la fecha, el general Zapata no ha tenido ninguna nota oficial en que se le invite; yo sí estoy seguro de que si se le hace la invitación oficial, a la vuelta de tres o cuatro días, el tiempo necesario para ir a Cuernavaca y regresar, estarán aquí debidamente requisitados y presentados sus papeles.
El C. Obregón:
Pido la palabra para una aclaración.
Como fui uno de los comisionados para ir a ver a la Comisión que se decía venir en representación del señor general Zapata, y como yo fui quien recogió el informe para la honorable Mesa, quisiera que se hiciera una aclaración. A la honorable Mesa dije: que habíamos ido en cumplimiento de la comisión con que se nos había honrado, y habíamos encontrado al general Santaella y Santibáñez, quien nos había manifestado que no venía en representación del señor Zapata, ni traía ninguna comisión. Que se había firmado un armistició con las tropas de Xochimilco y que venía en presentación de su Brigada, que se componía de 1,500 hombres, como general, y yo quisiera no pasar por impostor, sino que tuviera la bondad el señor general de informar si eso fue lo que me dijo, o yo entendí mal.
El C. Santaella y Santibáñez:
Efectivamente, señor general; yo he informado a usted y estoy dispuesto a hacer la misma declaración. Entrevistado por los generales Acosta y Elizondo en San Angel, y que estuvieron a verme en mi campamento de Tizapán el penúltimo día de mi salida, en que hubo un tiroteo, a fin de evitar que, tratándose aquí en la Convención todo lo que se tiene que tratar para que cese la guerra, hemos tenido que suspender nuestras hostilidades, y gustoso accedí a ello y quedé con el teniente coronel Joaquín Enrique Fregoso, jefe de las armas en San Angel, que los zapatistas, los soldados de nuestro Ejército que cayesen prisioneros, nosotros los mandaríamos recoger; y que, los que cayesen prisioneros de las fuerzas constitucionalistas, nosotros los devolveriamos, como lo hicimos.
El C. Federico Silva:
Creo, señor presidente, que no se trata precisamente de esclarecer si es o no el señor representante del general Zapata, sino saber por qué es general del Ejército Libertador, habiendo estado en México cuando nosotros entramos a la capital.
El C. Guillermo Gaona:
Señores: Yo creo que no es nuestra obligación analizar la personalidad del general zapatista, porque podriamos ser injustos, al no conocer aquel medio. Yo creo que lo esencial es invitar al general Zapata, como lo acaba de decir el señor general Santibáñez. El tiene la comisión únicamente de venir a ver si en esta Convención se va a tratar con todo patriotismo y honradez el asunto de la pacificación de nuestra República. Esa es, en síntesis, la comisión que tiene el general Santibáñez.
Yo ruego a esta Asamblea que no se ponga a analizar la personalidad del señor general, y que sólo se reduzca a hacer una invitación formal al señor general Zapata.
Si éste nunca ha entrado en tratos, se debe a que todos no le han dado la importancia que merece; siempre lo han visto chiquito; siempre le han enviado delegados que van a tratar con él el asunto de la pacificación de un modo extraoficial, y esto es precisamente lo que ha hecho que el general Zapata se moleste y ni siquiera pretenda entablar pláticas; de manera que yo ruego a esta Asamblea que se reduzca únicamente a aprobar que se haga una invitación formal al general Zapata. (Aplausos)
El C. Vásquez:
Debemos agradecer los buenos oficios del general Santaella y Santibáñez, que se presenta en este recinto con diz que la misión de ver si es posible que esta Asamblea invite al señor general Zapata a esta Convención. Esa determinación ya la ha tomado la Asamblea, y hemos dicho que todos los jefes que se encuentran en este recinto, creen de absoluta necesidad invitar al señor general Zapata, porque desean la pacificación del país. Yo sí creo, por mi parte, haciendo a un lado las discusiones, la misión que trae el señor Santaella; y también creo que debemos discutir su personalidad como general, puesto que hemos puesto a discusión la de los generales de las Divisiones del Norte, del Noreste y Oeste, y de todas las Divisiones que se encuentran aquí representadas. (Siseos)
El C. Felipe Angeles:
Me parece necesario llamar la atención de la Asamblea, que está a discusión la proposición que yo he hecho por escrito; y que el señor general Santaella y Santibáñez tomó la palabra solamente para dar una explicación de su venida aquí; de modo que suplico yo a la Mesa y al señor presidente se sirva ordenar que continúe la discusión de la proposición que yo he hecho por escrito. (Aplausos)
El C. secretario:
La Secretaría informa al señor general Angeles que ha estado parada con la proposición en la mano, esperando que la dejaran decir siquiera continúa la discusión: pero como se levantan a un tiempo dos y tres, no ha sido posible decirlo. Sigue a discusión la proposición del señor general Angeles.
El C. Obregón:
Pido que se considere suficientemente discutida, porque en el ánimo de todos está que nosotros congregamos en esta Asamblea a todos los elementos revolucionarios. (Aplausos)
El C. secretario:
Se pregunta a la Asamblea si considera suficientemente discutida la proposición.
Los que estén por la afirmativa, que se sirvan poner en pie. Aprobada.
Está a votación. En votación económica se pregunta si se aprueba. (Voces: que se lea) (Leyó)
Está a votación. En votación económica se pregunta si se aprueba.
Los que estén por la afirmativa, sírvanse poner en pie. Aprobada la proposición. (Aplausos)
El C. R. González:
Aludiendo a lo que dijo mi general Obregón, haciendo referencia a lo que había dicho el señor general Santaella y Santibáñez, al decir que no venía en representación del general Zapata, sino en representación propia, creo que debe discutirse la personalidad del señor general Santaella y Santibáñez ... (Siseos)
El C. Vallejo (interrumpiendo):
Las galerías no tienen derecho para hacer manifestaciones.
El C. Vito Alessio Robles:
Pido la palabra.
El C. R. González:
Y así, suplico que se ponga a discusión la personalidad del ciudadano Santaella Santibáñez, porque ayer hemos visto que se negó la representación a generales que tenían un mes o dos. Se ha dicho que eran de los convenencieros que vienen a última hora, a presentarse, diciendo que tienen méritos que jamás han contraído, y que han sorprendido a los jefes para obtener el grado de generales. Yo quiero saber también si al señor hay que decirle lo mismo o no.
El C. presidente:
Tenga usted la bondad de hacer esa proposición por escrito.
El C. Ruiz:
Los fines de esta Asamblea son muy elevados y nobles, y debemos todos buscar los medios para conseguir estos fines. Una de las cosas que en la conciencia de todos está, es que debemos atraer a nuestros compañeros, al general Zapata y a los hombres que lo siguen, lo mismo que al señor Maytorena: no vamos a discutir la personalidad del señor Santaella y Santibáñez, pues él mismo dice que no viene como delegado: así es que es un medio para comunicarnos con el general Emiliano Zapata para que venga a esta Convención. No vamos a discutir la personalidad y la representación del señor Santibáñez, puesto que, desde el momento en que no viene como delegado, no tiene nada qué ver en esta Convención. (Aplausos) Así es que debemos comunicarnos directamente con el general Zapata, por conducto del señor Santibáñez. Eso es lo cuerdo y debe hacerse en conciencia.
El C. Castillo Tapia:
Viene como general.
El C. Ruiz:
Pero no viene como delegado, o, por lo menos, no está en esta en esta Convención con ese carácter.
El C. Vito Alessio Robles:
El señor general Santaella y Santibáñez no ha venido a esta Asamblea con el carácter de general, para tener voz y voto en la Asamblea; no ha presentado ninguna credencial y no tenemos el derecho de discutir su personalidad. Ha venido como heraldo del general Zapata, y debemos recibirlo con toda clase de cortesías y atenciones. (Aplausos)
El C. González R.:
El general Obregón ha dicho que el señor Santaella venia en representación propia de su Brigada; que tenía mil quinientos hombres.
El C. Obregón:
Creo que no debemos continuar en esta discusión, señor presidente, porque el señor no se ha presentado a la Junta Revisora de Credenciales ni a la Asamblea como delegado. Si él me dijo eso anoche, sería porque no tenia confianza en mí, o no querría decírmelo; pero no debemos continuar esta discusión.
El C. Vásquez:
Pido que el general Santaella haga una solicitud a la Mesa Directiva, o al ciudadano presidente, para proponer las proposiciones que traiga, o que crea él poder hacer ante esa Mesa Directiva, de parte del general Zapata.
El C. Castillo Tapia:
Son ya cerca de cinco años que pesan sobre los luchadores del Sur, y en sus carreteras encuentran mil amarguras, mil dificultades, siempre se obstruye la tríunfante ruta del señor general Zapata; siempre hay algún escollo para llegar a una finalidad; ya cuando el señor Madero, las hubo; cuando el señor De la Barra, las hubo; cuando el traidor Huerta, con mayor razón; y ha habido una serie infinita de detalles.
Yo no quiero que esta Asamblea, en que precisamente se trata de la unión y de la cordialidad de todos los elementos, de todos los ideales y de todos los hombres que buscan la reivindicación del pueblo, y principalmente los que han luchado por los problemas agrarios, yo no quiero que se les ponga ningún obstáculo, y, si es posible, hacer una excepción; hagámosla en nombre de la Patria y en el nombre de los ideales. (Aplausos)
El C. Hay:
Yo creo que no es necesario hacer una excepción: todos los que hemos venido aquí, hemos venido con propia representación y hemos sido considerados hombres dignos y honrados, y no se ha probado lo contrarío. El señor general Santibáñez viene por su propia representación, según declaración que ha hecho ayer y hoy ha ratificado. Como a la mayor parte de nosotros se nos ha considerado dignos y honrados, mientras no se nos ha demostrado que no debemos formar parte de la Asamblea, el señor general Santibáñez tiene exactamente el mismo derecho que cada uno de nosotros. Si mañana vienen otros señores generales de la División del Sur, y por conducto de ellos podemos comprobar que el señor general Santaella y Santibáñez no ha dicho la verdad, entonces estaremos en la obligación suprema de no permitir que siga en el seno de la Asamblea dicho general; pero mientras no se compruebe, tenemos la obligación de admitirlo, como se ha admitido a todos los demás. (Aplausos)