Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesSegunda parte de la Sesión celebrada el día 13 de octubre de 1914 en la ciudad de Aguascalientes Segunda parte de la Sesión celebrada el día 14 de octubre de 1914 en la ciudad de AguascalientesBiblioteca Virtual Antorcha

CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

SESIÓN CELEBRADA EL DÍA 14 DE OCTUBRE DE 1914 EN LA CIUDAD DE AGUASCALIENTES
Primera parte

SUMARIO

Lectura y aprobación del acta de la sesión anterior, previas modificaciones.- Se aprueba que una vez admitida una credencial no se transfiera sin permiso de la Asamblea.- Se aprueba la moción de que la Asamblea se declare en Convención Soberana. Se nombra Mesa Directiva de la Convención.- Toma posesión.- El juramento de la bandera.- Declaración de Soberanía de la Convención Revolucionaria.- Discursos inaugurales.- Se aprueba que en todos los edificios públicos de la República se ice el pabellón nacional para celebrar la apertura de la Convención

PRESIDENCIA DEL C. GENERAL ANTONIO I. VILLARREAL


A las 3.55 p.m., con asistencia del número competente de ciudadanos delegados, según consta en la lista que previamente pasó la Secretaría, se abrió la sesión.

El C. secretario Marciano González dio lectura al acta de la sesión anterior, y puesta al debate, el C. Piña, dijo: Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Piña.

El C. Piña:

Hago uso de la palabra para hacer dos rectificaciones al acta. Es la primera que se ha mencionado a Julio Piña y entiendo que sé han querido referir a mí, y mi nombre es Alberto B. Piña, y la segunda es la consistente en que se dice que se mostró un telegrama del gobernador Constitucional del Estado de Sonora, y no fue un telegrama, sino una nota calzada con la firma auténtica del señor general Maytorena y de los generales Urbalejo y Acosta. Por lo tanto, pido que la Secretaría se sirva hacer las rectificaciones pedidas.

El C. secretario:

Con las rectificaciones pedidas por el señor Alberto B. Piña, ¿se aprueba el acta?

El C. Julio Madero:

Yo creo que al mencionarse mi credencial, puede decirse quién la otorgó y eso no se verifica en el acta y desearía que se hiciera. Soy nombrado por el general Benjamín G. Hill.

El C. secretario:

Con las rectificaciones pedidas por los señores Piña y Madero, ¿se aprueba el acta? Los que estén por la afirmativa, sírvanse poner en pie. Aprobada.

A continuación, la Secretaria dio cuenta con un dictamen que dice asi:

La Comisión Revisora de Credenciales ha estudiado detenidamente los documentos correspondientes a estas credenciales, y tiene la honra de someter a la aprobación y deliberación de esta H. Asamblea, las siguientes proposiciones:

Son de aprobarse las expedidas en favor de los ciudadanos Luis González, Manuel Garcia Vigil y doctor José Siurob, otorgadas por los ciudadanos Tomás Ornelas, Magdaleno Cedillo y Federico Montes.

Asimismo se dio cuenta con las expedidas por los ciudadanos Eduardo y Domingo Arrieta, a favor del ciudadano Jesús Valdés Leal.

El C. secretario:

Está a discusión en lo general. ¿No hay quién pida la palabra? ¿Se aprueba? Aprobado.

Se pusieron a discusión en lo particular las proposiciones con que termina el dictamen, y sin debate se aprobaron sucesivamente, en votación económica.

En seguida se pone a discusión la credencial del ciudadano Arrieta.

El C. De los Santos:

Como vemos, señores, se da amplias facultades para que se transfiera ese poder, y yo propongo que esa credencial sea aprobada, como lo propone la Comisión Dictaminadora, a favor del señor Eduardo Arrieta; pero también este señor tiene amplias facultades para nombrar un delegado en favor del señor general Domingo Arrieta.

El C. secretario:

¿No hay quién pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sirvanse ponerse en pie. Aprobada.

En seguida se dio lectura a la credencial relativa al ciudadano general Hernández, otorgada a favor del ciudadano teniente coronel Francisco Salinas.

El C. secretario:

Está a discusión. ¿No hay quién pida la palabra?

El C. Julio Madero:

¿Quién conoce a ese general?

El C. Aguirre Benavides:

El general Hernández es de la División del Norte.

El C. secretario:

Continúa a discusión. ¿No hay quién pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sirvanse ponerse en pie. Aprobada.

Inmediatamente después se dio cuenta con el dictamen presentado por la Comisión Revisora de Credenciales, que dice asi:

La Comisión Revisora de Credenciales propone a esta H. Asamblea se deseche la credencial expedida por el ciudadano Jesús Valdés Leal, transfiriendo su representación al ciudadano Tomás Marmolejo, otorgada por el ciudadano Eduardo Arrieta.

El C. secretario:

Está a discusión. ¿No hay quién pida la palabra?

El C. Samuel de los Santos:

La Comisión pide que se deseche el nombramiento que se hace en favor del teniente coronel Marmolejo. Yo como ustedes han oido el poder amplio que se le da para que este señor pueda dar su representación, me opongo al dictamen de la Comisión. El señor Jesús Valdés Leal da su representación al señor Marmolejo en nombre del general Arrieta, porque tiene poder amplio, cumplido y bastante, y, por lo tanto, pido sea desechada la proposición del dictamen, es decir ...

El C. presidente:

Usted está desempeñando funciones de secretario y no puede hacer uso de la palabra. Entregue usted la proposición a otro secretario para que haga la pregunta.

El C. secretario:

Está a discusión. ¿Nadie pide la palabra?

El C. Osuna:

Acabamos de aprobar el poder que concedieron los hermanos Arrieta al señor Valdés Leal, para que confiriera ese poder a dos o más personas; hemos aprobado que tiene derecho el señor Valdés Leal para dar esa representación a personas de su confianza, y en uso de ese derecho expide la credencial de que se trata. Por lo tanto, debe aprobarse, a no ser que tenga algo que fuera objetable acerca del representante; pero en cuanto al poder, está ya autorizado por esta Asamblea que tiene derecho de transferir ese poder.

El C. secretario:

Sigue la discusión.

El C. Chao:

El señor Eduardo Arrieta, hermano de los generales Domingo y Mariano Arrieta, del Estado de Durango, no ha sido reconocido aún por el Primer Jefe, porque nos consta a muchos que hemos andado por aquellas regiones, que Arrieta era coronel hace muy poco tiempo. En la actualidad hay dieciocho generales de un mes a esta parte en Durango, habiendo habido antes, dos, únicamente, los hermanos Arrieta.

El C. Mariel:

A mí me consta que Arrieta ha sido reconocido como general por el Primer Jefe.

El C. E. González:

Pido la palabra para hacer una observación.

El C. Mariel:

A mí me consta que el señor Arrleta ha sido reconocido como general por el Primer Jefe Constitucionalista.

El C. E. C. González:

Para hacer una observación a lo que ha dicho el señor Osuna. Se aprobó el dictamen de la Comisión y ese dictamen ha dicho que se dé el poder al señor coronel Leal y no le daba facultades para poderlo transferir. Fue lo que ha aprobado la Comisión.

El C. secretario:

Sigue a discusión. (Voces: ¡No, no!)

El C. Neyra B.:

El dictamen de la Comisión aprobó que los generales que firman el poder que se da al señor coronel Valdés Leal, es para que los represente a ellos o para delegar ese poder en favor de una o dos personas. He aceptado la representación de uno de esos generales; creo que tiene facultades el señor Valdés Leal para nombrar a esa persona.

El C. Chao:

Pido la palabra.

El C. Aguirre Benavides:

Pido la palabra.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Aguirre Benavides.

El C. Aguirre Benavides:

El dictamen de la Comisión es claro y terminante.

Pido que solamente se acepte el poder del señor Domingo Arrieta; que se acepte al señor Valdés Leal como representante del señor Domingo Arrieta, solamente.

El C. Chao:

Pido la palabra. Insisto, señor presidente, y me dirijo a los delegados en esta Asamblea, que los representantes deben ser legales ante la misma, y puedo justtlicar que el señor Arrieta no es general, como acaba de decir uno de mis compañeros. Los señores Arrieta que han sido reconocidos por el Primer Jefe, son Mariano y Domingo Arrieta, que mucho han trabajado por la Revolución.

El C. Obregón:

Aquí está el señor Pasuengo, que puede darnos informes.

El C. Pasuengo:

El coronel Arrieta fue ascendido a general poco después que yo, con mucha justicia. El general Domingo Arrieta era compañero nuestro en aquella región, cuando todos los Arrieta se levantaron junto conmigo, y fuimos ascendidos últimamente a generales en Camatlán, el mismo día que fue ascendido el general Pereyra y el general Contreras, que está presente, y al mismo tiempo que fue ascendido el general Urbina, fueron ascendidos los generales Arrieta, quedando como coronel Eduardo Arrieta, hermano de ellos, un buen luchador que ha sido. Fue ascendido a coronel en Camatlán, antes de la toma de Durango y fue ascendido a general después de la toma de Zacatecas.

El C. Chao:

Pido la palabra.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Chao.

El C. Chao:

Ni el señor Pasuengo ha sido reconocido como general por el Primer Jefe, ni el señor Arrieta; con la diferencia que el señor Pasuengo ha sido aceptado por esta honorable Convención entre nosotros. El señor Arrieta, por consiguiente, no ha sido reconocido por el Primer Jefe, y, por lo tanto, no tiene derecho a estar representado en esta Asamblea.

El C. Lugo:

Pido la palabra.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Lugo.

El C. Lugo:

Consta a toda la Asamblea, que los señores generales Arrieta han dado su representación al señor coronel Jesús Valdés Leal, y lo han facultado expresamente para que substituya esa representación, si así lo cree conveniente.

Está muy claro el poder, y, por lo tanto, la proposición a discusión debe resolverse en sentido contrario al del dictamen de la honorable Comisión Revisora, porque no pudiendo venir aquí el señor coronel Valdés, está en su perfecto derecho de substituir el poder que le dieron los señores Arrieta, en la persona que tenga capacidad para representante.

En tal virtud, soy de opinión que se desapruebe el dictamen de la Comisión, porque expresamente facultan los señores Arrieta al señor Valdés para que los represente o substituya el poder, en la persona que le merezca confianza.

El C. González C.:

Señor presidente, pido que la Secretaría dé lectura al dictamen de la Comisión.

El C. secretario:

El dictamen dice así: (Le da nueva lectura)

El C. secretario:

El dictamen de la Comisión es: Se aprueba la presente credencial.

El C. Aguirre Benavides:

La Comisión retira el dictamen; pide permiso respetuosamente a la Presidencia para retirar el dictamen y reformarlo en el sentido que la Asamblea disponga.

El C. secretario:

¿Aprueba la honorable Asamblea que se retire el dictamen?

El C. presidente:

Un momento, tiene la palabra el señor Chao.

El C. Chao:

Propongo a la Mesa, señores, que en mérito de justicia y honradez, si queremos llamarnos justos y honrados, que así como se puso a discusión la personalidad del general Pasuengo, no se ponga a discusión la personalidad del general Arrieta, porque está ausente; pero si así como se aprobó al señor Pasuengo entre nosotros, así debe poner a discusión ante esta honorable Asamblea, si es de aceptarse como general o no al general Arrieta, porque hasta hace poco no lo ha sido.

Eso es lo justo y lo legal, si queremos ser legales y justos.

El C. González Garza:

Para una moción de orden. Ya no hay discusión; desde el momento que la Comisión de Poderes pide permiso a la Asamblea para retirar el dictamen y reformarlo en el sentido de la discusión, ya se acabó la discusión.

El C. secretario:

La Secretaría pregunta a la honorable Asamblea si permite que se retire la proposición a discusión. Los que estén por la negativa, sírvanse poner eñ pie. Aprobado que se retire.

La Mesa Directiva, por conducto de la Secretaría suplica a los señores delegados que estén presentes en esta salón, cuya personalidad no haya sido puesta a discusión, se sirvan poner en pie, para seguir el mismo sistema que hasta la fecha se ha seguido.

General Rosalío Hernández, de la División del Norte. Está a discusión su personalidad. ¿No hay quién haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la negativa, sírvanse poner en pie. Aprobada. (Aplausos)

General Isaac Arroyo, de la División del Norte. Está a discusión su personalidad. ¿No hay quién haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la negativa, sírvanse poner en pie. Aprobada. (Aplausos)

General Dionisio Triana, dependiente del Ministerio de la Guerra. Está a discusión su personalidad. ¿No hay quién pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada. (Aplausos)

(La banda ejecuta una pieza de música)

El C. secretario:

Dictamen de la Comisión Revisora de Credenciales:

Es de aprobarse y se aprueba la credencial a favor del señor capitán Clemente Osuna, expedida por el señor Jesús Valdés Leal, facultado por el señor general Domingo Arríeta.

Está a discusión.

El C. Alessio Robles:

Pido la palabra. Pido que la Mesa Directiva se sirva informar si el señor Clemente Osuna tiene o no otra representación.

El C. secretario:

La Mesa informa, por conducto de la Secretaría que el señor capitán Clemente Osuna no tiene otra representación.

El C. Julio Madero:

A mí me parece que en este momento cada persona ha sido delegada para que represente a un general. Esa persona no debe tener derecho para delegar esa representación en una tercera persona, y mi argumento es este: todos nosotros somos neófitos en cuestiones parlamentarias; naturalmente, pronto nos vamos a cansar y vamos a querer irnos a nuestras casas todos, y empezamos a delegar nuestras representaciones en terceras personas y ésas en cuartas; y si esta Convención se dilata un poco de tiempo, resultará que se va a llenar con personas todas, no diré ineptas, pero sí que los generales que nos han honrado con su representación no sabrán ni quien los representa.

Otro argumento que me parece convincente: es costumbre en los Congresos, en el Senado y en la Cámara de Diputados, que cada representante tenga un suplente; se ha hecho eso, porque se considera suficiente un suplente; si no, se hubiera aceptado dos o tres suplentes; por lo tanto, suplico a la honorable Asamblea considere estas razones que he dado a ustedes y dé su voto reprobando el dictamen.

El C. Renato Miranda:

Esa es una moción de orden, no era ese punto el que estaba a discusión. Ya está aprobado anteriormente.

El C. González Garza:

No es cierto.

El C. Eduardo Ruiz:

Lo que dijo el señor Julio Madero es una nueva proposición para el futuro. Debe hacerla por escrito, para que se tome en consideración.

Creo que tiene mucha razón el señor Madero, pero será para el futuro.

El C. Julio Madero:

Yo he presentado esos argumentos para apoyar mi idea en contra del dictamen de la Comisión; después, creo que podré presentar una moción especial para que recaiga un dictamen especial en ese sentido.

El C. Eulalio Gutiérrez:

Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano, Gutiérrez.

El C. Eulalio Gutiérrez:

Me parece, señores, que las razones que expone el señor Julio Madero no pueden ser más justas, porque no solamente hemos visto que hay compañeros que han delegado sus facultades en determinadas personas, sino que éstas, a su vez, lo han hecho en una tercera, y así sucesivamente; y de esa manera, mañana no sabrán los señores generales en poder de quién estarán sus representaciones. Qué, ¿no creen ustedes que es algo patriótico, algo honrado; qué, no creen ustedes que es algo bueno lo que debemos discutir aquí? ¿No sabemos perfectamente bien que en esta Cámara donde estamos -que bien puede llamarse así-, estamos discutiendo los grandes problemas nacionales? ¿Entonces por qué, si es así, hay algunos generales que andan embriagándose, o están en algunas partes que no puedo decir, ahora en México o en otras partes, por no venir a atender los asuntos nacionales? (Aplausos)

Si empezamos así, yo no dudo ni por un momento que esta Asamblea, en unos cuantos días más, se convertirá en una Asamblea de cargadores, y nosotros nos iremos a las ciudades o a las capitales. No, señores, aquí deben estar los que tengan interés por salvar a la Patria y ayudarnos a nosotros. (Aplausos)

Así es que yo pido que se reconsidere ese caso y que la honorable Asamblea apoye, y lo apoyará porque estará en lo justo, no permitir que delegados subdeleguen todavía más allá sus facultades, porque entonces nosotros no vamos a saber en poder de quién quedan esas delegaciones.

El C. Osuna:

Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Osuna.

El C. Osuna:

Tiene mucha razón el señor que acaba de hacer uso de la palabra, respecto a los señores generales o a los representantes que estamos en este lugar.

Nosotros no tenemos derecho, ni material ni moralmente, de pasar más adelante nuestra representación; pero acabamos de aprobar el derecho que asiste al señor coronel J. V. Leal para nombrar dos personas que vengan a representar a los dos generales que lo autorizan ampliamente para que lo haga así. Por lo tanto, es un caso enteramente distinto, pues ya hemos desechado aquí credenciales que se han pasado a otras personas, sin estar autorizadas por los poderdantes. En este caso, está autorizado el señor Valdés Leal por sus poderdantes, para hacer esto, por una parte; por otra, creo que ya este asunto no está a discusión, puesto que hace un momento que esta soberana Asamblea ha aprobado que sí estaba autorizado el señor Valdés Leal para dar ese poder a las personas que están acá para representar a los generales en cuestión. Por lo tanto, pido se apruebe el dictamen.

El C. presidente:

Está a discusión el dictamen de la Comisión, y nada más.

El C. Julio Madero:

¿Tiene la bondad el señor secretario de leer el telegrama del señor Valdés Leal?

El C. secretario:

El telegrama a que se refiere el señor Madero, dice así: (Le da lectura)

El C. Julio Madero:

¿Ahora tiene la bondad de leer el dictamen de la Comisión?

El C. secretario:

El dictamen dice así: (Nueva lectura)

El C. Julio Madero:

No, señor, me refiero al dictamen sobre el telegrama.

El C. secretario:

El dictamen sobre el otro telegrama dice así: Aprobada la del general Arrieta.

El C. Julio Madero:

¿A favor del señor Valdés Leal?

El señor Valdés Leal, si quiere representar al general Arrieta, debe de presentarse ante la honorable Asamblea, y no tiene ningún derecho de subdelegar esa representación en una tercera persona; él sí puede, pero la Asamblea en este momento sienta un precedente, puesto que es el primer caso que se presenta en este sentido. Yo creo que, de una vez por todas, debe sentarse el precedente de que ningún delegado delegue su representación en una tercera persona.

El C. Hay:

El señor Madero tiene razón, no dice que ningún delegado debe pasar sus facultades a otra persona sin la autorización de su poderdánte; pero este caso, que está perfectamente claro, es diferente para nosotros. Toda persona tiene derecho de nombrar un apoderado, si en el poder que se le extiende no hay una cláusula que diga que se le ha concedido ese derecho de pasar a una tercera persona de su confianza, entonces el apoderado no tiene ese derecho de poder pasar el poder; pero si hay una cláusula, entonces es legal y justo el aceptar que ese poder pase a la persona que designe el apoderado.

El C. Buelna:

El señor Madero ha dicho que la Asamblea sienta el precedente de no admitir ahora ni nunca más a una tercera persona que venga aceptando una delegación que le dio el verdadero delegado. Creo que es justo, porque estas cosas no son de compra ni venta, aquí se trata de algo más serio, y en donde debe tenerse mucho cuidado para tratarse los asuntos; pero creo que la Asamblea debe decir que los poderes que vengan sean directos de las personas que van a representar.

El C. Villarreal:

Señor Madero, ¿habló en contra del dictamen o hizo una proposición?

El C. Julio Madero:

Hablé en contra del dictamen. Tengo pensado hacer la proposición después.

El C. Mariel:

Aquí no se trata de que un delegado delegue la facultad que le han dado para representar a determinado general, sino de un poder que dan para que él nombre a una persona de su confianza; por lo tanto, ese general se considera bien representado por la persona que sea, y no por cualquiera, como dice el señor Buelna; el señor Hay dice que seamos justos, debemos, pues, considerar ese poder que confiere el señor Arrieta.

El C. Julio Madero:

Pido la palabra.

El C. Marciano González:

Pido la palabra.

El C. presidente:

Tiene la palabra el señor González.

El C. Marciano González:

En contra de lo que dice el señor Madero. La Asamblea no tiene derecho para estar en contra del derecho de los poderdantes. En este caso, está claro y preciso que se le conceden facultades al señor Valdés para que transfiera el poder en una o varias personas que lo representen. No sé por qué la Asamblea puede estar contra la intención o contra la idea de quien quiera que represente, que fulano o que mengano. Dice: Para que me represente usted ampliamente, y lo autorizo para que transfiera ese poder a la persona que usted estime conveniente. Aquí el representante está enteramente de acuerdo con la credencial y con la idea primitiva del poderdante; por lo tanto, estoy de acuerdo, y pido que se apruebe el dictamen de la Comisión.

El C. Julio Madero:

Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Madero.

El C. Julio Madero:

Me parece que un poder de esta naturaleza es distinto de un poder comercial o de un poder dado a un abogado, puesto que aquí se trata de asuntos de la vida de la Patria; asuntos de los cuales los generales están perfectamente empapados, y si nos han designado a nosotros para que los representemos, es porque tienen la íntima convicción y confianza de que nosotros sabremos cumplir con nuestra misión.

El C. Mariel:

Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Mariel.

El C. Mariel:

El señor delegado Madero ya van más de tres veces que habla sobre el mismo punto, y las bases dicen que no se puede hablar más de dos veces.

El C. Julio Madero:

No hay ni se ha establecido ningún reglamento. Yo pregunto a la honorable Mesa se sirva decirme si acaso se ha aceptado el Reglamento de la Cámara para la Convención.

El C. secretario:

Va a informar la Secretaría al señor Madero, y le manifiesta que nada más fue una proposición verbal la que se hizo a la Mesa Directiva, pero no hay nada aprobado.

El C. Madero:

Luego tengo derecho para seguir hablando en contra.

Como decía antes, el poder que se otorga a un delegado es distinto de un asunto comercial; no se trata aquí de una persona que pueda manejar sus negocios más o menos bien; no se trata de una persona honorable y honrada que obre conforme a las instrucciones que se le dan, sino que se trata de una persona que esté íntimamente identificada con los ideales de la Revolución, con los ideales que han de salvar a la Patria; por lo tanto, yo pido a la honorable Asamblea que repruebe el dictamen de la Comisión, para de una vez por todas sentar un precedente.

El C. Lugo:

Pido la palabra para hablar en pro del dictamen. No hay ninguna objeción fundamental para combatir el dictamen de la honorable Comisión Revisora, y digo que no hay una objeción fundamental, porque el hecho de que no se trata de poderes para asuntos comerciales, sino para asuntos de una índole muy delicada, puesto que se trata de los negocios importantísimos de la Patria, no quiere decir por eso que no tenga facultad el poderdante de autorizar al apoderado para que substituya el poder. Ya la Convención, en sus juntas preliminares, estableció que no se necesita ninguna otra cualidad para ser representante de los que tienen derecho a venir a esta Convención, que el ser militares constitucionalistas; y lo que se trata en estos casos, cuando se da cláusula de substitución, es de evitar pérdida de tiempo en dirigir telegramas de más para decir que no puede venir a representar una persona, por tal o cual motivo, pero que conviene que se nombre a otra. Y cuando un jefe está a una distancia considerable como sucede en el caso de los señores generales Arrieta, que no saben qué personas están aquí presentes, en esta ciudad, que puedan representarlos dignamente, nada más equitativo, nada más justo, que estos señores generales se dirijan a una persona que les merece entera confianza, para que si no los puede representar personalmente, sí tenga la discreción, la honorabilidad de subdelegar esa representación en otra persona idónea.

Además, el señor general Obregón, en una junta preliminar de las que se verificaron en México, dijo con gran atingencia: Aquí se necesitan hombres identificados con la Revolución, no importa que sean analfabetos; puede representarlos hasta el asistente de un general, con tal que pertenezca a la abnegada clase militar. ¿Por qué, pues, vamos a poner dificultades en este caso a la substitución que hace. con toda autorización el señor jefe de Estado Mayor del Primer Jefe, debidamente autorizado? ¿Por qué vamos a decir que si a ese paso vamos, toda la Asamblea desaparecerá y quedará substituida por cargadores? (Aplausos)

No hay ningún motivo para tener ese temor; otros, más o menos, estamos compenetrados de los altos ideales que perseguimos; y es natural, señores, suponer. que, si mañana o pasado, por motivos urgentísimos, por asuntos igualmente delicados, nos vemos obligados a separarnos de este recinto, de esta Convención, debemos tener presente que, al delegar nuestra representación, no lo haremos en un cargador, sino en un militar que tenga un grado inferior en el Ejército Constitucionalista. (Aplausos)

Por esta razón insisto en que se apruebe el dictamen de la respetable Comisión, en que se manifiesta de un modo muy claro que el señor coronel, jefe del Estado Mayor del Primer Jefe, lo hace con plena autorización del señor su poderdante.

El C. Hay:

Pido que se declare suficientemente discutido.

El C. Julio Madero:

Tal vez el señor delegado olvida o no sabe que el señor Valdés Leal es íntimo amigo mío; pero lo que aquí he hecho es procurar salvar responsabilidades para fijar un punto.

El C. Obregón:

Pido la palabra para una moción de orden.

El C. González Garza:

Pido la palabra para una moción de orden.

El C. secretario:

La Mesa pregunta si está suficientemente discutido. (Voces: ¡Sí, sí!) Los que estén por la negativa, sírvanse ponerse en pie. Aprobado. (Risas y murmullos)

El C. González Garza:

Pido la palabra para una moción de orden. Voy a procurar convencer a la Asamblea que esta cuestión no es más que de orden. El dictamen de la Comisión está perfectamente. La Comisión de Poderes no puede hacer otra cosa. (Siseos, campanilla)

El C. presidente:

Se declara a la Asamblea que no hay nada a discusión.

El C. González Garza:

No se aprobó.

El C. Hay:

La votación unánime ha sido de que el asunto ha sido suficientemente discutido; por lo tanto, pido que pasemos a la votación. (Voces: ¡Aprobado!)

El C. secretario:

En votación económica se pregunta: los que estén por la negativa del dictamen de la Comisión Revisora, sírv:anse ponerse de pie. Se aprueba.

La Comisión Revisora de Credenciales presenta el siguiente dictamen a la deliberación y aprobación de esta honorable Asamblea:

Es de aprobarse y se aprueba la credencial expedida a favor del teniente coronel Tomás Marmolejo.

Está a discusión.

El C. Bandera:

Señor presidente, en vista de que es el mismo caso, suplico que se suspenda la discusión, y así lo pido a la Asamblea, pues, repito, el caso es enteramente igual.

El C. secretario:

En votación económica se pregunta: los que estén por la negativa del dictamen, sírvanse ponerse en pie. Se aprueba la credencial.

La Comisión Revisora de Credenciales presenta el siguiente dictamen:

La Comisión Revisora de Credenciales rechaza, por no venir en forma, la que confiere el señor H. Pérez Abreu, a nombre del general Domínguez, en favor del capitán Vela.

Está a discusión.

Un C. delegado:

Haciendo justicia a lo que acabamos de hacer, solamente pido que se revise en la Secretaria, si existe realmente la credencial del señor Pérez Abreu, autorizado para transferirla. Si es así, está en el mismo caso de los anteriores; si no lo es, debe ser desechada.

El C. Serrano:

Para que no perdamos tiempo, debemos empezar por ver que el señor Pérez Abreu no es militar; desde luego, no debe representar a nadie, y menos tiene facultad para delegar su representación; de consiguiente, yo apruebo el dictamen.

El C. Alfredo Rodriguez:

La credencial que otorgó el general Domínguez a favor del señor Pérez Abreu, fue para que lo representara en México. En las juntas de México estuvieron representados los señores generales por elementos civiles, y allá se acordó que a esta Junta no podían venir elementos civiles, sino únicamente militares. Es por esto que el señor Pérez Abreu delega sus facultades en el capitán Vela.

El C. Julio Madero:

En ese caso, el señor Pérez Abreu debía haber telegrafiado a su poderdante, diciéndole que no podía representarlo en la Convención de Aguascalientes, que nombrara un nuevo delegado con carácter militar. Por lo tanto. creo que debe aprobarse el dictamen.

El C. presidente:

Por ahí hay un telegrama del señor Pérez Abreu sobre este asunto.

El C. secretario Almanza:

Continúa la discusión de la credencial del señor Pérez Abreu. La Secretaría informa que no existe ningún documento que acredite que el señor Pérez Abreu está facultado para subdelegar su derecho. (Voces: ¡Desecbada!)

El C. Maríel:

Este es el mismo caso que el anterior, y habiendo convenido que un delegado no puede subdelegar sus facultades en otro, debe aprobarse el dictamen de la Comisión.

El C. Ernesto Aguirre:

Señores delegados:

El general Domínguez, que opera en el Estado de Tabasco, en los momentos en que se empezaban los trabajos de la Convención, ha recibido órdenes para salir del Estado de Tabasco e irse a Yucatán.

En esta inteligencia, es posible que estén en movimiento sus tropas para acuartelarse en Yucatán, y no haya tenido tiempo de ponerse al corriente de los acontecimientos que aquí se desarrollan. Por tal concepto, pido a la honorable Asamblea sea reconsiderado el punto, que se apruebe la credencial en favor del capitán a quien subdelega facultades el señor Pérez Abreu.

El C. Julio Madero:

Pido la palabra para una aclaración. En el mismo caso que el señor general Domínguez se encuentran algunos otros generales, se encuentra el señor general Cabanillas, y en ese mismo caso se encuentran los señores generales Urbalejo y Acosta; ésos son los que yo sé; además, hay tiempo suficiente para que el señor Domínguez hubiera nombrado un delegado, y todavía hay tiempo, puesto que los debates de importancia comenzarán hasta el día 20.

El C. secretario:

En votación económica se pregunta: los que estén por la negativa del dictamen que dice: Rechazado por no venir en forma, sírvanse poner en pie. Reprobado. (Voces: ¡Aprobado el dictamen!)

Por estar reprobada la credencial y aprobado el dictamen. Ha llegado a la Mesa la siguiente proposición: Propongo que la honorable Asamblea no dé aprobación a credenciales que los generales, gobernadores o comandantes militares transfieran a un tercero. Firma el general E. Gutiérrez. Está a discusión.

El C. Hay:

Pido la palabra en contra.

Cuando una persona expida un poder a nombre de otra persona, es porque la segunda le inspira toda clase de confianza; si además del poder que le expida, le extiende poder pleno para una tercera persona en defecto de la primera, eso quiere decir que la confianza que en esa persona tiene, es suficiente para permltirle a su vez releve ese poder a tercera persona, yo creo que no tenemos derecho a quitarle a ninguna persona el poder que ha recibido con la debida autorización y en la forma que esa persona ha creído conveniente; en todos los asuntos legales eso se ve. Yo acepto que cuando un poderdante extiende un poder a nombre de una persona, si hay una cláusula que prohíbe se delegue ese poder a otra persona, no puede extender ese poder; pero si hay una cláusula al efecto que debidamente lo autorice, debe permitirse y no quitarle ese pleno derecho que le concede el documento que le otorgó el poderdante.

El C. De la Garza:

Pido la palabra para una aclaración.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano De la Garza.

El C. De la Garza:

Señores delegados: Hay cuestiones que no necesitan de observaciones; el asunto es claro. Yo pido que se apruebe la proposición, pero agregándole estas palabras: A menos que el representante esté facultado para ello por el representado.

El C. Lugo:

Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Lugo.

El C. Lugo:

Interpretando la mente del señor general Gutiérrez, en el caso referente a que no se acepten las subdelegaciones, aun cuando tenga el poder cláusula de substitución.

En este concepto me permito proponer al señor general Gutiérrez que retire su proposición para que la adicione con esa frase, porque de otro modo sería ocioso.

Es claro que en términos generales los delegados no pueden subdelegar la facultad que ostentan porque, como lo ha dicho muy bien el señor general Hay, se necesita para substituir un poder, que haya cláusula expresa de substitución.

El C. Obregón:

Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Obregón.

El C. Obregón:

Yo creo, señores, que no debemos citar aquí cláusulas. Pretendemos reformar la Constitución y queremos sujetar nuestro criterio a las prevenciones de tal o cual código constitucional. Resultaría esto: el general Arrieta delega su representación en el coronel número uno, con amplio poder para delegarla a otra persona; el coronel número uno, la delega en el capitán número dos; éste a su vez la transfiere a otra persona y a la postre ni Arrieta sabe quién lo representa, ni el delegado sabe a quién está representando. ¿Por qué no se arregla en otra forma?

Porque hay que ver que la mente de Arrieta es obviar tiempo; delega su representación en tres personas; la delegó en mí, yo le contesté que no puedo representarlo y él por obviar tiempo, por no conocer las personalidades que hay aquí, la da en esa forma. ¿Por qué no se hace en esta forma: que delegue el representante su poder, comunicando al poderdante que él ratifique el poder en la tercera persona, y de esa manera se obvia tiempo?

El C. Serrano:

Pido la palabra en contra.

El C. Hay:

Pido la palabra en contra de lo que acaba de decir el general Obregón. Si el general Arrieta, llamémosle ...

El C. Oyervides:

Para una moción de orden. No está a discusión el general Arrieta.

El C. Hay:

Como aclaración, por eso dije que el general Arrieta y hablamos del número uno. Si el general Raúl Madero o cualquier otro general extiende su poder a nombre de una persona número dos, autorizándola para que en caso de que este número dos no pueda representarlo, pase ese poder a la número tres, no quiere decir eso que la persona número tres pudiera pasar su poder a la número cuatro y así indefinidamente. Naturalmente cuando el número dos no puede desempeñar o representar a la número uno, avisaría a la número uno, es decir, a la número uno le diría que había pasado su poder a la número tres; y eso no querría decir pérdida de tiempo; más pérdida de tiempo sería exigir que a pesar de la cláusula autoritaria para pasar el poder, se exigiera a esa persona número dos, que lo comunicara a la número uno, no sabiendo si hay suficientes vías de comunicación.

Es muy cierto que venimos aquí a reformar la Constitución; pero eso no quiere decir que la vamos a reformar con procedimientos ilegales o indebidos; lo legal y lo establecido por la costumbre es: que una persona que está autorizada para ejecutar determinado acto, lo pueda hacer, y ninguno tiene derecho de evitárselo.

Pido, por lo tanto, que esa proposición del general Gutiérrez sea retirada y que él mismo agregue las palabras a menos que el poderdante autonce al apoderado para pasar ese poder a tercera persona.

El C. Julio Madero:

Pido la palabra en pro. Desearía que antes de hablar se diera lectura por la Secretaría a la moción que sobre el mismo asunto presentamos el señor González Garza y yo.

El C. presidente:

No se le puede dar lectura hasta que se concluya.

El C. Madero:

Es lo mismo.

El C. presidente:

No es lo mismo, es distinta la proposición de usted.

El C. Madero:

Entonces voy a hablar en pro de esta proposición.

El C. secretario:

La Mesa pregunta al señor Gutiérrez si retira su proposición a discusión.

El C. Gutiérrez:

La proposición que tengo a discusión no tiene motivo para ser retirada, porque está basada en la justicia; yo pido nada más que la Asamblea considere el caso. No vengo a someter a la Asamblea lo que yo digo; así es que si la Asamblea determina que la retire, lo haré luego.

El C. Julio Madero:

Pido la palabra en pro.

¡Cuánto más bonito sería que en lugar de ver tanto coronel, tanto mayor, tanto teniente coronel, tanto capitán aquí, viéramos puros generales!; son los que nos han llevado al combate, son los que nos han dirigido en nuestras campañas, son los que han sabido mandarnos, y, por lo tanto, son los que están bastante facultados para llevar los destinos de la Patria en los momentos en que se discuten. En esta honorable Asamblea se ha resuelto que los generales pueden ser representados por segundas personas; es un paso malo que se ha dado aquí, pero no demos otro paso peor, aceptando que estas segundas personas deleguen en terceras personas. El señor general ha dicho: No venimos a reformar la Constitución, y yo creo que ése es nuestro objeto al reunirnos aquí.

El C. Mariel:

Para una moción de orden. Creo que el asunto de la Constitución no está a discusión.

El C. presidente:

Está a discusión la proposición del señor Gutiérrez.

El C. Julio Madero:

Pero creo que tengo derecho para hacer unas rectificaciones. No estamos discutiendo la Constitución ni es nuestro objeto ahorita; nuestro objeto es ver la mejor manera de llevar la paz a una base efectiva, luego veremos la manera de reformar la Constitución; tal vez muchos de nosotros no estemos en esto; tal vez la mayor parte, porque es cierto que cuando se nombró un Congreso Constituyente, fue nombrado conforme a las esperanzas del pueblo y conforme a lo que el pueblo determinó; por lo tanto, creo que el argumento del general Hay no tiene ninguna base en la cuestión. Por otro lado, como dije antes, los ciudadanos senadores y diputados al Congreso de la Unión sólo tienen un substituto, porque pudieran tener dos, o tres o cuatro para que se den vacaciones; pero no se trata de pasearnos, señores, se trata de resolver asuntos de interés para la Patria, de asuntos de interés para todo el país, asuntos que deben traernos una Patria libre o una Patria oprimida y tal vez hasta dominada por el yugo extranjero. Por lo tanto, yo creo y estoy íntimamente convencido de ello, que la mayor parte de los aquí presentes están de acuerdo en que esta Convención debe ser integrada por generales.

Y si a falta de generales, vienen aquí representantes que, a su vez, subdeleguen sus facultades, como dije antes, es un mal paso, pues no deben delegar su representación en terceras personas. Es un mal paso, no vayamos por el mismo camino, retrocedamos y lleguemos hasta aquí. Que no haya terceras personas representantes, ni representadas, en esta Convención.

El C. Hay:

Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Hay.

El C. Hay:

Pido se pregunte a la Asamblea si el asunto está suficientemente discutido.

El C. secretario:

La Mesa pregunta a la Asamblea, por conducto de la Secretaría, si está suficientemente discutida la proposición del señor general Gutiérrez. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse en pie. Está suficientemente discutida.

En votación económica se pregunta si se aprueba. (Voces: ¡No, no! ¡Sí, sí!) Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse en pie. Reprobada. (Aplausos)

El mismo C. secretario:

Se ha presentado la siguiente moción:

Sometemos a la consideración de la honorable Asamblea esta proposición:

Los generales, gobernadores, jefes políticos, o los representantes de los mismos, una vez aprobadas sus credenciales por esta Convención, no podrán transferir su representación sin permiso de la Asamblea.

J. Madero.
R. González Garza.

Está a discusión.

El C. González Garza:

Parece que no hay necesidad de apoyar la moción, porque he podido notar que se va a aprobar por unanimidad.

El C. Hay:

Pido la palabra en contra, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Hay.

El C. Hay:

Se entiende bien en esa proposición, se pretende que a menos que la Asamblea lo autorice, los señores generales, gobernadores, etc., no podrán delegar su representación en ninguna persona. ¿No es así?

¿ Tiene usted la bondad de volver a leer?

(El C. secretario volivió a leer la proposición)

El mismo C. Hay:

Ahí dice que los gobernadores, generales, etc., o los representantes de ellos, no podrán transferir su representación.

El C. González Garza:

Con objeto de que no se disgregue, los que estén aquí que no se vayan.

El C. secretario:

Leo por tercera vez la proposición: (Le da nueva lectura)

El C. Hay:

Pido la palabra en contra.

Debo hacer presente que esa moción, que me parece muy justa, que se refiere a las personas que estén ya aquí en la Convención, hay que definirla perfectamente. Pediría yo se hiciera la aclaración.

El C. secretario:

La proposición ha sido modificada en estos términos: (Le da lectura, modificada en el sentido de la discusión) (Aplausos)

Está a discusión. ¿No hay quién pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

El C. Serrano:

Pido la palabra para una moción de orden.

El C. secretario:

Una proposición:

Propongo que esta honorable Asamblea se declare en Convención y que ésta sea soberana.

E. Hay.
El teniente coronel Alfredo Rodríguez.
R. González Garza.

Está a discusión. (Aplausos) (Voces: ¡Aprobada!)

¿No hay quién tome la palabra? Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

De orden de la Presidencia se procede al escrutinio secreto para elegir la nueva Mesa.

El C. Serrano:

Para una moción de orden. Pido que, a fin de que haya más orden en las votaciones se hagan éstas por la negativa, porque unas veces se hace por la negativa y otras por la afirmativa, y hay confusión.

El C. secretario:

La Mesa informa que cuando se trató de las credenciales, se preguntó por el orden negativo, y ahora se preguntará por el orden afirmativo.

Se procede a la votación.

¿No falta ningún representante por votar? (Se procede al escrutinio)

El C. Castillo Tapia:

Para una moción de orden. Pido que por aclamación se acepte el nombramiento de la misma Mesa.

El C. Hay:

Una moción de orden. Es legal que se vean todos los votos. Se está haciendo en votación secreta, debemos terminarla para más satisfacción de la Mesa, que será electa por unanimidad y por aclamación. Después de la unanimidad vendrá la aclamación.

El C. secretario:

Se va a dar lectura a la votación.

Por unanimidad fueron electos los generales Antonio I. Villarreal, José I. Robles y Pánfilo Natera, para presidente y vicepresidentes, respectivamente. (Aplausos)

Por unanimidad fueron electos los secretarios Samuel M. de los Santos, González y Almanza, habiendo tenido mayoría el cuarto secretario, señor Vito Alessio Robles; teniendo votos para el mismo puesto los señores Lazo de la Vega, Obregón, Gutiérrez de Lara, Casarín y Miranda. (Aplausos)

La Mesa suplica al señor secretario Vito Alessio Robles pase a tomar posesión.

(El ciudadano Alessio Robles pasa a tomar posesión de su puesto)

El mismo C. secretario:

Toma posesión la Mesa de la Gran Convención Pacifista, que se declara soberana. (Aplausos)

La Mesa rectifica que todavía no se declara soberana esta Asamblea. Lo hará después del juramento.

La Secretaría pone en conocimiento de la honorable Asamblea que se irá mencionando el nombre de cada uno de los señores representantes para que pasen a firmar.

El C. Obregón:

Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Obregón.

El C. Obregón:

Yo propondría que protestara primero el señor presidente ante la bandera, después que protestara la Mesa Directiva, después los delegados, y en, seguida pasaremos a firmar. (Aplausos)

El C. secretario:

Está a discusión la proposición del ciudadano Obregón.

El C. Hay:

Pido la palabra para proponer una modificación.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Hay.

El C. Hay:

Yo propondría que al pasarse lista, vaya la persona nombrada a firmar, para que todo el mundo se percate de quién es el que firma.

Un C. delegado:

Pido la palabra, señor presidente, para manifestar que vamos a firmar, pero no se ha diclio qué es lo que vamos a firmar.

El C. secretario:

Está a discusión la proposición. ¿No hay quién pida la palabra? Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse en pie.

El C. Obregón:

Pido la palabra para una aclaración, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Obregón, para una aclaración.

El C. Obregón:

¿La protesta se va a sujetar a la costumbre conocida, o se va a usar una nueva protesta?

El C. presidente:

Hay una nueva.

El mismo C. presidente:

Por mi honor de ciudadano armado, protesto cumplir y hacer cumplir las decisiones de esta Asamblea. (Aplausos nutridos)

Ante esta bandera, por mi honor de ciudadano armado, protesto cumplir y hacer cumplir las decisiones de esta Convención. (Aplausos)

El C. Robles:

Ante esta bandera, por mi honor de ciudadano armado, protesto cumplir con las decISiones de esta honorable Convención. (Aplausos)

El C. presidente:

¿Protesta usted, por su honor de ciudadano armado, cumplir y hacer cumplir las decisiones de esta Convención?

El C. Natera:

Sí, protesto.

El C. Lugo:

Pido la palabra. (Voces: ¡No, no hay nada a discusión!) Para una moción de orden. Que haya una sanción a esa protesta dicha por el señor presidente: Si no lo hiciereis, la Nación os lo demande.

El C. presidente:

¿Protesta usted, señor secretario, por su honor de ciudadano armado, cumplir y hacer cumplir las decisiones de esta Convención?

El C. secretario Santos:

Sí, protesto.

El C. presidente:

Si no lo hiciere, la Patria se lo demande.

¿Protesta usted, por su honor de ciudadano armado, cumplir y hacer cumplir las decisiones de esta Asamblea?

El C. Marciano González:

Sí, protesto.

El C. presidente:

Si no lo hiciere, la patria se lo demandé.

¿Protesta usted, por su honor de ciudadano armado, cumplir y hacer cumplir las decisiones de esta Asamblea?

El C. Almanza:

Sí, protesto.

El C. presidente:

Si no lo hiciere, la Patria se lo demande.

¿Protesta usted, por su honor de ciudadano armado, cumplir y hacer cumplir las decisiones de esta Asamblea?

El C. Alessio Robles:

Sí, protesto.

El C. presidente:

Si no lo hiciere, la Patria se lo demande. (Aplausos)

(Llamados que fueron por lista los delegados que integran la Convención, uno por uno prestaron la protesta, firmando en el orden siguiente:

Ernesto Aguirre.
Salvador Alcaraz.
Felipe Angeles.
Fidel Avila
R. Isabel Balderas.
Atilano Barrera.
Gabino Bandera y Mata.
Santos Bañuelos.
Josué Benignos.
Antonio de la Barrera.
Eugenio Aguirre Benavides.
Fco. A. Betanzos.
David G. Berlanga.
Rafael Buelna.
Daniel Cerecedo Estrada.
Juan G. Cabral.
Pedro Carvajal.
Rafael Cárdenas.
J. B. Casarín.
Nabor C. Morales.
B. Zaldívar Cervantes.
Saturnino Cedillo.
Severino Cervantes.
Calixto Contreras.
Mauricio Contreras.
Manuel Chao.
Manuel Carlos de la Vega.
F. Gutiérrez Lara.
Guillermo Castillo Tapia.
Leovigildo Bolaños.
Juan Aguirre Escobar.
Martín Espinosa.
Francisco Figueroa.
Manuel García Vigil.
A. C. Galeana.
Guillermo García Aragón.
Jesús M. Garza.
Máximo G. García.
Saúl V. Gallegos.
Guillermo Gaona Salazar.
M. Gaxiola.
Roque González Garza.
Ramón Gámez.
Eduardo C. González.
Ricardo González V.
Salvador González.
Eulalio Gutiérrez.
Eduardo Hay.
Lázaro J. Hernández.
Juan Hernández García.
Salvador Herrejón.
Ramón F. Iturbe.
Alfredo M. Jaimes.
Miguel V. Laveaga.
Arturo Lazo de la Vega.
José Inocente Lugo.
Julio Madero.
Raúl Madero.
Francisco de P. Mariel.
Dionisio Marines Valero.
Esteban Márquez.
Francisco S. Mancilla.
Julián C. Medina.
Renato Miranda.
Sidronio Méndez.
Pedro N. Morales.
Marcelino M. Murrieta.
Alvaro Obregón.
Félix Ortega.
Manuel G. Oyervide.
Gregorio Osuna.
Enrique W. Paniagua.
Miguel Pasuengo.
A. Peralta.
Orestes Pereyra.
Ildefonso Pérez.
Alberto B. Piña.
Ponciano Pulido.
D. Ríos Zertuche.
Manuel Roncal.
Alfredo Rodríguez.
Eduardo Ruiz.
Leopoldo Ruiz.
Adolfo Francisco Salinas.
Alfonso J. Santibáñez.
Filiberto Sánchez.
Vicente C. Salazar.
Martiniano Servin.
Federico Silva.
Ramón V. Sosa.
Rafael de la Torre.
Martín Triana.
Jesús U. Trujillo.
Tomás R. Urbina.
Samuel G. Vásquez.
Ignacio Vallejo.
Fortunato Zuazua.
Luis González.
Tomás Marmolejo.
Clemente Osuna.
Rosalío Hernández.
Isaac Arroyo.
Félix Neyra Barragán.
José Siurob.

Al estarse tomando las protestas el C. Paniagua dijo: - Pido la palabra para una moción de orden. Estamos ante el altar de la Patria haciendo un juramento solemne, y pido que todos los que estén sentados se paren. (Aplausos)

Al protestar el delegado Juan García Hernández, dijo: - Sí, protesto ante la gloriosa insignia y ante la Asamblea Constitucionalista congregada aquí, cumplir los sacrosantos deberes de la Revolución y de la humanidad toda.

Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesSegunda parte de la Sesión celebrada el día 13 de octubre de 1914 en la ciudad de Aguascalientes Segunda parte de la Sesión celebrada el día 14 de octubre de 1914 en la ciudad de AguascalientesBiblioteca Virtual Antorcha