CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA
Compilador: Florencio Barrera Fuentes
JUNTA PREVIA Y SESIÓN DEL 2 DE OCTUBRE DE 1914
Crónica del periódico El Pueblo, publicada en su edición del 3 de octubre de 1914
Como el día anterior, el de ayer, y desde las tres de la tarde, las calles del Factor y Donceles, especialmente frente a la Cámara de Diputados, grandes grupos de curiosos se aglomeraban, para ver siquiera, ya que no podían entrar al recinto de la Representación Nacional, a los señores delegados a la Convención.
La secretaría, a cargo del señor licenciado don Luis Cabrera, pasó lista a los presentes, y en seguida dio lectura al acta de la junta anterior, la que fue aprobada después de hacerse constar en ella la omisión de que los elementos civiles no podrían desempeñar ninguna comisión, que hiciera notar el señor general Pablo A. de la Garza, gobernador del Estado de Guanajuato.
El mismo señor secretario Cabrera da lectura al dictamen de la comisión revisora de credenciales, integrada por los señores generales Ramón F. Iturbe, Juan Dosal y Luis A. Caballero, que aprueba la mayoría de las credenciales que tenía para su revisión, propone sean desechadas por la asamblea, las de los señores licenciados Roque Estrada y Jesús Urueta, por haber sido conferidas por el general Cándido Aguilar a nombre de los señores generales Agustín Millán y Antonio Portas, respectivamente; la del licenciado Eduardo Neri, por igual causa de substitución, en virtud de la carta, que obra, según el dicho del licenciado Neri, en poder del Primer Jefe, señor Carranza; la del licenciado José Natividad Macías, para llevar la representación de dos generales, y la del licenciado Onésimo González, por tener la representación de nueve jefes que están operando en Oaxaca, bajo las órdenes del señor licenciado Guillermo Meixueiro, y la comisión sólo le concede el derecho de una representación y no de nueve.
SE APRUEBA EL DICTAMEN DE LA COMISION
El señor Gerzayn Ugarte toma la palabra para mostrar un telegrama del general Antonio Portas, dirigido al licenciado Urueta, en que le confirma su representación en la Convención.
En seguida, el licenciado Neri pide sea reconsiderado el estudio de su credencial, por creerlo así de justicia, y solicita de la mesa que se recabe el justificante que obra en poder del señor Carranza, a lo que el señor general Obregón objeta que no es de la competencia de la mesa el recabar ese justificante.
El licenciado Manuel Villaseñor pide se dé lectura por la secretaria a los mensajes recibidos por la comisión revisora o por la mesa provisional, en que algunos generales o gobernadores confieran su representación a algunas personas residentes en esta capital.
Va a proceder la secretaría a la lectura de los mensajes, cuando solicita hacer uso de la palabra el señor coronel Manuel García Vigil, para pedir que se discuta el dictamen de la comisión revisora, haciéndolo punto por punto, lo cual es aprobado por la asamblea.
La primera parte del dictamen, o sea la aprobación de la mayoría de las credenciales sometidas a revisión, es aprobada en votación económica. Puesta a discusión la parte referente a que se deseche la credencial del licenciado José N. Macías, como representante del general licenciado Ramón N. Frausto, el presidente general Obregón dice, que en su concepto debe desecharse de la Convención la personalidad del general Frausto, por ser un militar asimilado sin mando de fuerzas. El licenciado Juan Neftalí Amador toma la palabra en contra, impugnando al general Obregón, diciendo que por disciplina debía aceptarse la representación del general Frausto.
REPRESENTANTES DEL PUEBLO, NO DE PERSONAS
El general Rafael Buelna hace uso de la palabra, y dice que allí van como representantes de sus fuerzas, o sea del pueblo, no de personas. Hace una aclaración el secretario, general Eduardo Hay, sobre las dos clases de grados que ha concedido el Primer Jefe. Que entre los asimilados, sólo les es reconocido el grado en funciones del servicio, por lo que hace a consideraciones y sueldo, pero no en otra forma. Tercia en la discusión el general Francisco Mariel, pidiendo que se discutan credenciales, no personas.
Nada se ha resuelto respecto de esta discusión, cuando pide la palabra el coronel Garcia Vigil, solicitando que sean desechadas las credenciales del licenciado Francisco Canseco, gobernador de Oaxaca, y la del representante del licenciado Meixueiro, licenciado Onésimo González, por ser de filiación netamente felicista.
Como movido por un resorte se levanta de su asiento el licenciado Canseco, y dice que aun cuando la revolución armada no llegó a Oaxaca, pero si las ideas revolucionarias, siendo la mejor prueba el derrocamiento del ex gobernador Bolaños Cacho y el reconocimiento que él habia hecho del gobierno constitucionalista, y por lo mismo, era buena su credencial.
El coronel Samuel de los Santos pide que demuestre el señor Canseco ser revolucionario, y de lo contrario, que sean desechadas las credenciales de él y del licenciado González, tantas veces mencionado.
LA ASAMBLEA ES SOBERANA EN SUS DECISIONES
La secretaria manifiesta a los señores coroneles De los Santos y García Vigil, que deben hacer su moción por escrito para tomarla en consideración e inmediatamente después lee los mensajes que tiene en cartera, referentes a nombramientos de representantes, que pasan a la comisión revisora y son aprobados los siguientes: del general Cesáreo Castro al licenciado don Jesús Urueta; del general Jesús Lechuga al general Ricardo R. Cordero; del general Alejo González al señor mayor Luis Cervantes; del general Pilar Sánchez al coronel Manuel Bauche Alcalde: del general Cipriano Jaimes al licenciado M. Miranda Flores: del general Pedro C. Colorado al señor Adolfo de la Huerta; del general Antonio P. Magaña al señor Enrique Ortiz: del general A. Zepeda al mayor Vicente F. Escobedo y del coronel jefe político de Tepic, don Carlos I. Echeverría al licenciado Luis Cabrera.
Con motivo de haberse dicho que había muchos militares que, aunque jefes, no tienen acreditada su representación como el teniente coronel Juan Mérigo y otros; el coronel Juan N. Vela, pide a la Mesa que diga si sólo los generales deben tomar parte en la Convención o los jefes con mando de fuerzas, sin obtener un informe categórico a ese respecto.
En esos momentos la secretaría dice que aun cuando el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la Nación, convocó a los jefes, militares y gobernadores, la Asamblea es soberana en decisiones y a continuación lee un mensaje en que el señor gobernador y comandante militar de Yucatán, mayor Eleuterio Avila nombra su representante al señor Alfredo Breceda, que es aprobada por la Comisión revisora.
LA AUTENTICIDAD DE LOS GENERALES Y LOS MILITARES DE ULTIMA HORA
El general Buelna solicita que se nombre una comisión que se encargue de revisar la autenticidad de los grados de los generales, pues hay muchos generales que usan insignias sin haberlas adquirido en combates, que se levantaron en armas al día siguiente de la entrada del Ejército Constitucionalista a la capital, contestándole el señor general Obregón, que eso es competencia del Primer Jefe y de la Secretaría de Guerra, no de la Asamblea.
Por indicación de la Mesa Directiva, el general Juan Dosal, da lectura a una larga lista de generales de división, brigada y brigadieres que constan en el escalafón formado por la Secretaría de Guerra, en la cual se nota faltan algunos de los allí presentes.
La secretaría anuncia que se va a proceder a la elección de la Mesa Directiva que debe presidir las subsecuentes juntas, advirtiendo que se hagan por separado las de presidente y dos de vicepresidentes y en otra cédula, las dos de cuatro secretarios, siempre en papel blanco, pues aun cuando había boletas impresas eran sólo con el ánimo de unificar el criterio de los delegados y hace esta explicación porque se la pide el señor general Lucio Blanco. El licenciado Cabrera, hace una comparación, entre las listas de restaurante, en que resaltan los platillos del día.
El coronel Juan N. Vela, un poco nervioso y fuera de sí mismo lanza algunas frases duras que no vienen al caso refiriéndose a que no se trata en esa Convención de personalismos, sino de la Patria y que allí sólo había dos platillos Razón y Justicia.
LA MESA DIRECTIVA
Se procede a la elección de los miembros de la nueva Mesa solicitando para hacer el cómputo, de la ayuda de los señores generales Lucio Blanco y Rafael Buelna, que, asesoran a los secretarios.
El resultado de la votación fue el siguiente: Presidente, general Eulalio Gutiérrez, por treinta votos; primer vicepresidente, general Francisco Murguía, por treinta y tres votos, y segundo vicepresidente, general Francisco P. Mariel, por veintidós votos; primer secretario, teniente coronel Marciano González; segundo secretario, coronel Federico Montes; tercer secretario, coronel Gregorio Osuna, y cuarto secretario, coronel Samuel de los Santos.
El general Obregón indica a los electos pasen a tomar posesión de la Mesa, lo que se efectúa a las seis y quince minutos de la tarde siendo recibidos por los aplausos de los presentes.
El licenciado Juan Neftalí Amador pide un voto de gracias para los miembros de la Mesa provisional y es recibida su petición con generales aplausos.
La Comisión revisora que entretanto se ha dedicado al desempeño de su cometido, impugna una credencial en favor del señor Pesqueira, que le ha sustituido el general Ricardo Cordero, de la representación que había recibido por telégrafo del general Antonio Castellanos.
EL PRIMER INCIDENTE.
DELEGADOS QUE DEBIAN ESTAR EN LA CARCEL
Pasa a la tribuna el señor Roberto Pesqueira, manifestando que le fue ofrecida por el general Cordero esa credencial a la que se cree con derecho, por haber tomado parte activa en la Revolución, por haber sido designado como agente confidencial en los Estados Unidos por la junta efectuada en abril del año próximo pasado en Monclova; que otro de los motivos por los qüe se juzga con derecho para tomar parte en la Convención, es el abrogarse de sus pistolas la representación del general Alvarado, preso en Hermosillo, por orden del pérfido Maytorena, protestando por tal atentado. Igualmente dice creerse con derecho a tomar parte en la misma Convención, por representar a cerca de cuarenta mil ferrocarrileros de donde tácitamente es director general y haber sufrido tanto los ferrocarrileros durante la revolución, por último, que debe concedérsele formar parte de la Convención, porque allí había muchos delegados que deberían estar en la penitenciaría. Hace también hincapié en que para aceptar la personalidad de los delegados, no se ha tomado como base el que los militares tengan el mando de mil hombres.
El coronel Manuel Bauche Alcalde se levanta en seguida de su asiento y al hacer uso de la palabra hace merecidos elogios del general Salvador Alvarado, que se encuentra prisionero en la Penitenciaría de Hermosillo, víctima de la perfidia de Maytorena, y pide se acepte al señor Roberto Pesqueira, que es un revolucionario de corazón, como representante del héroe de Santa María. Al terminar el señor Bauche Alcalde es aplaudido por los concurrentes de los escaños y las graderías.
El secretario, teniente coronel Marciano González, con toda virilidad, ataca el dictamen de la comisión revisora que desecha la representación encomendada al señor Pesqueira, haciendo hasta apreciaciones sobre la validez de la substitución que ha hecho en favor de Pesqueira el general Cordero, y termina pidiendo que sea aprobada la credencial susodicha.
ES RECHAZADA LA CREDENCIAL DEL SEÑOR PESQUEIRA
El general Hay, después de elevar los méritos del señor Pesqueira como revolucionario de gran honorabilidad, dice que ante todo debe haber legalidad y no admitirse que haya chanchullos, como pudiera acontecer, aunque no refiriéndose a los señores Cordero y Pesqueira.
Se declara suficientemente discutido el punto y en votación económica se aprueba el dictamen desechando la credencial del señor Pesqueira, no sin que antes este señor exprese que se pierde el tiempo y por lo mismo se retira, mientras se acuerda lo conveniente.
Pasado este incidente acalorado, ocupa la tribuna el general Obregón y manifiesta que se está perdiendo un tiempo precioso para la Patria, agregando, dice, que estamos en el cráter de un volcán; que ya se está luchando en algunos puntos de la República y no esperemos que los muertos en los campos de combate se levanten para decir a sus compañeros: Malditos sean.
HABLA EL SEÑOR LICENCIADO LUIS CABRERA
Sus frases causan expectación en el auditorio y aún no ha pasado la impresión, cuando aborda la tribuna el licenciado Cabrera, para decir que no se está perdiendo el tiempo, como dice el general Obregón, pues que ahora es tiempo de aprovechar estas reuniones de amigos para unificar el criterio cambiando opiniones hoy, porque mañana en Aguascalientes habrá contrarios y entonces será deplorable ir a dar traspiés. Que no debe importar la credencial del señor Pesqueira, sino lo que está tras ella; que como civil puede hablar con toda franqueza y debe decir que lo que está detrás de la representación del señor Pesqueira, es que si sólo elementos militares tienen derecho a Ser representantes en la Convención o también los elementos civiles. Agrega, que lo que allí se debe hacer es unificar la opinión, y el tiempo no será perdido, pues estima que en Aguascalientes, cuando estén los convencionistas frente a los representantes de Villa y Zapata, se les van a presentar muchas dificultades, si no hay cohesión. Para terminar, manifiesta que no deben eludirse las cuestiones que allí se presenten, pues deben tratarse con entera libertad. Hace alusión a que tal vez algunos jefes de grado inferior, están cohibidos por haber allí generales de mayor graduación, pero eso no debe importarles, para expresar sus opiniones.
El señor teniente coronel Berlanga, que se encuentra en los últimos escaños, seguramente no ha oído bien lo dicho por el señor licenciado Cabrera, y le dice que primeramente en esas asambleas no debe haber gente armada y por eso va desarmado, lo cual es recibido con aplausos, y que si él, al igual que sus compañeros de armas, fueron a la revolución, fueron, no a buscar charreteras, galones, ni sueldos, sino sólo a luchar por derrocar al Gobierno usurpador y salvar al pueblo.
SE APLAZA LA JUNTA PARA HOY
El señor Cabrera explica al teniente coronel Berlanga que ha padecido un error y aun cuando este señor continúa hablando, como se extendiera en el curso de su peroración, el presidente le toca la campanilla y tiene que bajar de la tribuna.
El secretario González cita a los allí reunidos a una junta en el salón verde, para momentos después, pero hechas las aclaraciones, se hace saber que el general Obregón es el iniciador de dicha junta, en donde sólo tendrán acceso los militares, y ella será secreta.
El mismo secretario González cita para la nueva junta, a las cuatro de la tarde de hoy, pero el señor Hay hace observar que dado el interés de los asuntos que hay que tratar, así como del poco tiempo de que disponen para volver a Aguascalientes a la junta del día 5, pide se cite a junta para las diez de la mañana y otra para las cuatro de la tarde, con lo que se levantó la sesión a las siete y cincuenta minutos de la noche.