CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA
Compilador: Florencio Barrera Fuentes
SESIÓN CELEBRADA EL DÍA 2 DE NOVIEMBRE DE 1914 EN LA CIUDAD DE AGUASCALIENTES
PRESIDENCIA DEL C. GENERAL PÁNFILO NATERA
Integrada con las crónicas publicadas por los periódicos El Liberal, en su edición del día 3 y El Pueblo, en su edición del día 4 de noviembre de 1914.
Se citó para las once de esta mañana a sesión; pero hasta las doce se estuvo esperando al personal de la Mesa Directiva, que no llegaba.
A esa hora se escucharon aplausos y era que el general Eulalio Gutiérrez acababa de llegar. Pero la Mesa no llegaba aún, y entonces se acordó aplazar la sesión para la una y media de la tarde.
A las dos y cuarenta y cinco minutos se pasó lista de asistencia. Los palcos y galerías hállanse pletóricos de concurrencia.
A las tres de la tarde llegó el general Gutiérrez y es recibido con aplausos.
La Guardia de Honor coloca la bandera en su sitio. Ocupa la presidencia el general Pánfilo Natera, y a las tres y media de la tarde, el secretario Vito Alessio Robles maniíiesta que se reanuda la sesión permanente. Y se pone luego a discusión el artículo tercero del dictamen de las Comisiones unidas de Gobernación y Guerra, y el cual dice:
Dicho Presidente protestará ante la Convención cumplir y hacer cumplir el programa de gobierno que emane de ella, así como sus demás acuerdos, y tendrá presente, para su debido cumplimiento, el inciso B del artículo anterior.
El delegado Lugo hace observar que el articulo tercero no tiene incisos, ni tampoco inciso B, por lo que pide a la comisión de estilo que suprima esa palabra.
De los Santos dice que en veinte días no podrá resolverse ningún programa y que, por lo tanto, no podrá sujetarse a él el Presidente Provisional, pues la formación del referido programa de gobierno comenzará hasta el día 20, cuando lleguen los delegados zapatistas. Gutiérrez de Lara hace una aclaración y González Garza dice que él no puede modificar la esencia del artículo.
Ríos Zertuche propone que se ponga, en vez de programa de gobierno, que se sujete a los ideales revolucionarios, y De los Santos repite sus argumentos.
La Mesa suplica al general Eulalio Gutiérrez, que se encuentra en una luneta, que pase a ocupar el puesto de honor en el escenario, siendo aceptada esa invitación por el electo Presidente Provisional, en tanto que Castillo y Tapia dice que está mejor el general Gutiérrez entre los delegados que en la Mesa Directiva.
González Garza expresa que el Presidente Provisional cumplirá el programa de gobierno, aun cuando sólo dure veinte días en la Presidencia.
Gutiérrez de Lara propone otras modüicaciones y Peralta pide que se retire nuevamente el artículo modificado, para arreglarlo mejor.
Vuelve a hablar González Garza, para reforzar sus argumentos y después toman la palabra Gutiérrez de Lara, Hay y Ruiz.
Se modifica otra vez el artículo, diciendo que hará cumplir todos los acuerdos de esta Convención y tendrá presente, etc. Sin discusión, se pone a votación, y el general Hay pide que lo corrija la Comisión de Estilo.
Finalmente, leese el artículo, modificado así:
Dicho Presidente protestará ante la Asamblea cumplir y hacer cumplir los acuerdos que de ella emanen.
En votación nominal se aprueba el artículo reformado, por unanimidad de ciento nueve votos.
EL ARTICULO CUARTO
Se pone a discusión el artículo cuarto, sobre el grado de general de división conferido al señor Carranza, con antigüedad del Plan de Guadalupe.
Un delegado pide que dicha antigüedad sea con fecha 28 de febrero de 1913, día en que se levantó el señor Carranza, y el general Obregón pide que sea con la fecha en que se efectuó la Convención de Piedras Negras.
González Garza dice que los jefes de la División del Norte se habían propuesto no discutir la personalidad política y revolucionaria del señor Carranza. Que cree que el señor Carranza no aceptará los acuerdos de la Convención y que no es el lugar, en ese dictamen, para darle el grado. Que en moción aparte será el primero en sostener que se le dé ese grado, si hay motivos justos para que se le confiera. Que el documento del señor Carranza estipula ciertas condiciones, de las cuales una sola no ha podido lograrse: la de que Zapata se retire. Agregó que creía que el señor Carranza no iba a cumplir los acuerdos de la Convención y que, por lo tanto, no debía concedérsele el grado antes de saber la actitud que adcptara, y termina diciendo que, en último caso, él se sujeta a las decisiones de la mayoría.
Pide la palabra el general Hay.
NO ES UNA CANONJÍA
El general Hay dice que el señor Carranza merece el grado con la mayor justicia, por la cohesión que imprimió al Ejército Constitucionalista y por las disposiciones rectas que supo expedir. Que no es canonjía, ni hueso que se le da a roer, como dijo Soto y Gama; que no es compensación por lo que se le quita, que no es premio, sino justicia por los servicios que prestó a la causa de la Revolución. Que se le ha quitado el Poder Ejecutivo, pero que no se le ha deshonrado. Que él nunca echaría una mancha sobre su nombre. Es patriota y cumplirá los acuerdos de la Convención, porque demostrará ante nosotros y ante toda la nación que es patriota; no tenemos razón para suponer que dejará de cumplir esos acuerdos.
Renato Miranda apoya la moción de que la antigüedad debe ser con fecha 23 de febrero de 1913.
Castillo y Tapia toma la palabra para decir que no es de justicia ni de oportunidad conferir ese grado al señor Carranza; que no se le hace ningún honor con darle un papelucho con el título de divisionario. Que, como al Almirante Togo, debe dársele al señor Carranza el título de maestro de escuela. Que los generales son como jefes de salchichonerías, y que se quiere dorar la píldora al señor Carranza, dándole lo que creemos en nuestro estrecho criterio: el generalato. No debemos sentar el precedente pretoriano de que para ser revolucionario se necesita ser militar. La antigüedad del Plan de Guadalupe es una humillación. Es hacerle burla, imputándole que se lanzó a la revolución por buscar puestos públicos y prebendas. Yo creo que el señor Carranza cumplirá los acuerdos de la Convención y no debemos prejuzgar.
Hay dice que Castlllo Tapia se burla de la Asamblea.
El general Obregón dice que debe estimarse el grado cuando se ha conquistado en las luchas revolucionarias. Que las frases de Castillo Tapia son palabrería hueca, porque es teniente coronel y cobra sueldo. Que la antigüedad del Plan de Guadalupe es honrosa, porque hace al señor Carranza el decano de los generales constitucicnalisias.
Se suscita un incidente con Castillo Tapia y pide hablar el doctor Siurob.
SE SUSPENDE LA SESION
El doctor Siurob dice que hay que darle el grado al señor Carranza, porque mandó tropas y por haber sido el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista. Agrega que la Patria debe tenerlo en reserva por sus actos dignos y heroicos, para cuando necesite de sus servicios y que lo que pide, no es para dorar la píldora.
En virtud de haber hablado tres oradores del pro y tres en contra, se pregunta si está suficientemente discutido el punto y la asamblea contesta que sí.
El doctor Ríos Zertuche provoca un incidente, por lo cual es siseado y callado por los delegados.
Se procede a hacer la votación nominal, pero en esos momentos surge el desorden y la mesa declara que por ser el incidente de suma importancia, se suspende la sesión temporalmente.
Pasados veinte minutos, se reanuda la sesión pasando a presidir el vicepresidente José Isabel Robles, poniéndose a votación nominal el artículo cuarto; pero surge un nuevo incidente, porque el delegado Hernández Garza quiere fundar su voto, diciendo que la Revolución va contra el militarismo y contra los privilegios.
En seguida, el doctor Ríos Zertuche funda su voto en contra manifestando que se le quede al señor Carranza el título de ciudadano, porque no deben ser militares, y agrega: no hagámoslo general, que vuelva a trabajar como ciudadano, y pone como ejemplo que el señor Madero, rehusó aceptar el grado de general de división. Añade que el señor Carranza no es militar, ni tiene carácter e ideas para que se le dé grado militar, pues no gozará del sueldo, y termina pidiendo que se le llame gran ciudadano.
El resultado de la votación, fue de ciento dos votos por la afirmativa, contra once votos de la negativa, que corresponden a los delegados Manuel García Vigil, Guillermo Castillo Tapia, Tomás Urbina, Fortunato Zuazua, Rafael de la Torre, Daniel Ríos Zertuche, Juan Hetnández García, Alfredo Rodríguez, Julio Madero, Alberto B. Peña y Alfredo Jaimes.
El secretario De los Santos dice que está a discusión el artículo quinto, sobre el voto de gracias al señor Carranza y al general Villa, por la actitud patriótica y por los altos servicios que han prestado a la revolución.
VOTOS DE GRACIAS
Puesto a discusión el artículo quinto a que en anterior mensaje me refiero, el delegado Julio Madero, dice que está conforme con el voto de gracias, pero que se incluya en esta ley; y el general José Inocente Lugo habla para manifestar que también deben de darse votos de gracias a los jefes de cuerpos de ejército y a los de las divisiones, porque es justo rendirles un homenaje, sin hacer distinciones que son odiosas. La ConvencÍón, dice, debe apreciar la labor de todos los jefes y darles la recompensa debida, pues como dice el artículo sexto que se suprimirán todas las jefaturas de las divisiones y cuerpos de ejército, deben de dárseles las gracias.
El secretario De los Santos, opina por que los artículos quinto y séptimo, no deben incluirse en esta ley, sino en proposición aparte.
El doctor Ríos Zertuche habla contra el personalismo, diciendo que debe de darse las gracias no sólo a los jefes principales, sino a tono el Ejército C~nstitucionalista, por haber cumplido con su deber.
Vuelve a hacer uso de la plabra el secretario De los Santos, para refutar las palabras del doctor Zertuche.
El general Obregón es de opinión de que si se le dan las gracias al señor Carranza y al general Villa, es porque se separan de sus cargos, pero que no pueden dar las gracias a los demás jefes, porque no se sabe si van a separarse o no. Interroga en seguida el delegado Vallejo, si el voto de gracias debe ir dentro de una ley, y el general Obregón contesta que sí, porque es forzoso.
Habla en contra el delegado Julio Madero, expresando sus opiniones para hacerlo.
SE RETIRA EL ARTICULO QUINTO
Después de Julio Madero, recuerda el general Martín Espinosa, que el Congreso de Sonora declaró ciudadano sonorense al señor don Venustiano Carranza, y el secretario De los Santos hace notar que el caso a discusión es diferente.
El general Aguirre Benavides pide retirar ese artículo en nombre de la Comisión, y la Asamblea permite que se suprima el artículo quinto.
En seguida, el secretario De los Santos lee el artículo sexto, que se refiere a la supresión de las jefaturas de los cuerpos de ejército y divisiones. Dicho artículo, en virtud de la supresión del anterior, pasa a ser el quinto.
Se pone a discusión, y el general Obregón dice que no deben suprimirse las divisiones, porque el Ejército quedaría reducido a guerrillas, pero que los cuerpos de ejército sí deben suprimirse, porque crean obstáculos a la Secretaría de Guerra; que deben establecerse treinta comandancias militares en los Estados y en los territorios, acampando las demás tropas en donde la Secretaría de Guerra estime conveniente. Las jefaturas de los generales Villa, González y la mía, siguió diciendo, son peligrosas, pues recuerden los casos de Huerta y Pascual Orozco. Además, la Revolución sube mucha basura y puede haber jefes inferiores a sus subalternos. Mañana podemos corrompernos. Si yo me pronuncio mañana contra Perico de los Palotes, esto no lo digo por el general Eulalio Gutiérrez, mis soldados me seguirían, y he allí el peligro. Debemos poner nuestras tropas a disposición de la Secretaría de Guerra, pero me opongo a la supresión de divisiones, porque, como ya dije, sin ellas el ejército estará formado por guerrillas.
Buelna hace notar, sobre el mismo asunto de las divisiones, que la de Lucio Blanco tiene más de veinte mil hombres y que las divisiones son iguales a los cuerpos de ejército, por lo que también deben ser suprimidas.
Raúl Madero dice que la división que manda el general Jesús Carranza, tiene quince mil hombres y que debe desaparecer, en unión de las demás divisiones.
El delegado Osuna pide la palabra para hablar en contra.
DISPOSICIONES MILITARES
Gregorio Osuna dice que el artículo a discusión debe precisar el número de brigadas que formen la tercera División, para evitar los grandes núcleos, como las mismas Divisiones mandadas por un solo jefe y alejadas de la Secretaria de Guerra.
Habla Gutiérrez de Lara, diciendo que el dictamen fue formado de acuerdo con el orden político, pero no con el orden militar, pues que son igualmente peligrosas las otras Divisiones, y no sólo la del Norte.
El general José I. Lugo interpela a la Comisión de Guerra, diciendo que sí fue su ánimo, al redactar el artículo primero, suprimir por completo la Primera Jefatura del Ejército Constitucionalista. Raúl Madero dice que sí quisieron suprimirla.
Después de esto, sigue Lugo diciendo que no sólo deben suprimirse las jefaturas, sino también los cuerpos de ejército. Que las Divisiones deben subsistir, porque la República necesita grandes núcleos de tropas para defender su territorio y las instituciones. Que se suprima a esos jefes, sin decir que pasarán a las órdenes de la Secretaría de Guerra, porque bien sabido es que todos los militares dependen de ella.
Aguirre Benavides pide retirar el dictamen para reformarlo, en vista de las razones que adujo el general Lugo.
González Garza dice que ese artículo sexto, hoy quinto, depende de la resolución del Presidente Provisional y del Ministro de la Guerra, quienes dispondrán cuál sea el máximum de los núcleos armados, y que esto debe separarse del dictamen legalizado, porque encierra tres proposiciones distintas, constituyendo cada una un problema.
El delegado Eduardo Ruiz habla largamente, pero como está ya retirado el artículo, se le quita el uso de la palabra. Ruiz, amoscado, dice que la comisión se considera infalible.
Se retira el dictamen para reformarlo.
SE REANUDA LA SESION
Se reanuda la sesión a las siete y veinte minutos de la noche, presentándose el artículo sexto reformado en los siguientes términos:
Quedan fraccionados en Brigadas los Cuerpos de Ejército y las Divisiones que actualmente forman el Ejército nacional. Las fuerzas pasarán en su totalidad a depender directa y exclusivamente de la Secretaría de Guerra. El Ejecutivo dispondrá la forma en que las respectivas fuerzas deberán guarnecer los distintos Estados de la República.
Habla Paniagua, causando hilaridad, pues insiste en pedir que subsistan las divisiones. Se vuelve a dar lectura al articulo, y habla De la Torre, diciendo que Paniagua habló en contra porque no quiere que Cándido Aguilar deje de mandar una División.
García Vigil pide que se exprese que el máximum de soldados que debe mandar un solo jefe, sea de cuatro mil hombres.
Habla de los Santos para oponerse al artículo, diciendo que la Convención no es un cuerpo legislativo, pero que como se trata de evitar que mañana se subleve cualquier jefe, aprueba este artículo, porque es transitorio y que regirá en estos momentos de peligro.
Habla el general Hay, pidiendo que se mencione el número de hombres que debe tener cada Brigada o cada División.
Pide la palabra Gutiérrez de Lara.
¿CUANTOS SOLDADOS HACEN UNA BRIGADA?
Gutiérrez de Lara habla en pro, y en el mismo sentido lo hace el delegado Mariel, en tanto que Raúl Madero se produce en contra. El general Hay insiste en que se ponga el número de soldados de que se compondrá cada Brigada y surge un pequeño desorden.
Habla Paniagua y opina que el artículo debe ser aprobado con el carácter de transitorio.
Marciano González lee otra vez el artículo y García Vigil insiste en sus argumentos. Buelna aclara varios puntos, y el general Hay insiste una vez más en que se fije el número de hombres de cada Brigada.
Martín Espinosa acusa a la comisión de que trató de reformar el artículo, sin pedir permiso a la Asamblea, y Hay hace una explicación.
Sigue Espinosa, manifestando que se han perdido dos horas en este asunto.
De los Santos dice que hay fijado un número especial para los hombres que deben componer cada Brigada, y vuelve el general Hay a decir que se marque ese número.
De los Santos dice que las Brigadas deben sujetarse a la Táctica y a las Ordenanzas Militares que servían al Gobierno Federal.
El delegado Espinosa dice que los tribunales militares funcionan de acuerdo con la Ordenanza y el Código Militar. Hay sigue tenaz en su petición, y Gutiérrez de Lara entra en aclaraciones.
Alessio Robles dice que una Brigada, conforme a la Ley Orgánica Militar, puede ser variable, integrándose de varios cuerpos cuyo número total no exceda de cuatro mil hombres.
El doctor Siurob propone que no se fije número, porque la Secretaría de Guerra será la que haga la distribución.
En seguida hablan García Vigil, Espinosa, Castillo Tapia y Alessio Robles, diciendo este último que varias Brigadas formarán una División.
García Vigil opina que debe decirse que un solo jefe no mandará varias Brigadas, y después de que habla el general Buelna se declara suficientemente discutido el artículo quinto, procediéndose a la votación nominal.
El resultado de la votación nominal es que el artículo se aprueba, por ochenta y cuatro votos contra dieciséis.
Se pone a discusión el artículo séptimo, que ha pasado a ser sexto, y que se refiere a Zapata, diciendo Santos que este último artículo del dictamen debe ir fuera de la ley, opinando el delegado Ruiz que se ponga entre los considerandos.
Peralta, como miembro de las Comisiones dictaminadoras, pide permiso para retirar el artículo y ponerlo en la parte expositiva, como considerando, accediendo la Asamblea a lo que se solicita.
El secretario González da lectura a una proposición que firman los delegados Siurob y Lugo, diciendo, primero, que se envíe una comisión de la Convención que notifique oficialmente al Primer Jefe, Encargado del Poder Ejecutivo, el decreto expedido sobre su cese y sobre el nombramiento de Presidente Provisional, así como de los demás artículos y, segundo, que se faculte a dicha comisión para que arregle la transmisión del Poder Ejecutivo de la República. Estas proposiciones son aprobadas sin discusión.
A continuación, el mismo secretario González lee otra proposición, que dice que al levantarse esta sesión se cite para reanudarla el día cinco del actual en la ciudad de México, en el edificio de la Cámara de Diputados.
Al terminar la lectura se produce un gran desorden y González Garza dice que se trata de un golpe de audacia para llevar a toda la Convención a México, sin que se sepa lo que conteste el señor Carranza al documento que le lleve la comisión que acompañará al general Eulalio Gutiérrez.
EL TEXTO DE LA COMUNICACION
El siguiente es el texto de la nota, de la que es portadora la comisión de que se trata:
Refiriéndose a la nota del ciudadano Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y encargado del Poder Ejecutivo, nota de fecha 23 de octubre del corriente año, las comisiones unidas de Gobernación y Guerra presentan a la consideración de la Asamblea el siguiente dictamen:
Primero: Contéstese al ciudadano Primer Jefe: que esta Convención deplora el que no haya aceptado la invitación que se le hizo por medio de la Comisión nombrada al efecto, pues esperaba mucho de su contingente personal en las arduas labores de pacificar el pais y de darle una forma adecuada de Gobierno.
Segundo: Respecto a los cuatro puntos puestos a la consideración de la Asamblea por el ciudadano Primer Jefe, las comisiones que subscriben presentan las siguientes resoluciones:
A. Al primer punto, que dice: Si la Convención de Aguascalientes cree necesario que yo me retire del poder como el medio más efectivo de que se restablezca inmediatamente la armonia entre los elementos revolucionarios, contéstese: Existiendo varias fracciones del Ejército Constitucionalista y grupos políticos de la misma filiación, en pugna con el ciudadano Primer Jefe encargado del Poder Ejecutivo, y habiendo reconocido dichos grupos y fracciones la soberania de esta Convención, el retiro del ciudadano Venustiano Carranza de la Primera Jefatura del Ejército Constitucionalista y del Ejecutivo de la República, es uno de los requisitos indispensables para obtener inmediatamente !a unidad política de la Revolución.
B. A los tres puntos restantes, que dicen: Si la Convención de Aguascalientes cree necesario que yo me retire del Poder, para que pueda lograrse el triunfo completo de la Revolución y el subyugamiento de los elementos hostiles a ella, cosas ambas que aún no se acaban de obtener.
Si la Convención de Aguascalientes cree necesario que yo me retire del Poder para Que puedan hacerse las reformas sociales y políticas que exige el país para la conquista de la paz definitiva.
Si la Convención de Aguascalientes cree, en suma, que mi permanencia en el Poder es un obstáculo para la realización de los ideales revolucionarios.
Contéstese: Estando supeditada la acción entera de la Revolución a la unidad política de ella, no obstante su carácter eminentemente social, y siendo uno de los requisitos indispensables de dicha unidad el retiro del ciudadano Venustiano Carranza del Poder, es evidente que la resolución de esta Asamblea sobre los tres puntos secundarios puestos a su consideración por el ciudadano Primer Jefe, es inseparable de la resolución recaída sobre el primer punto, que es el capital.
Tercero: Respecto a las condiciones presentadas a esta Convención por el ciudadano Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista encargado del Poder Ejecutivo de la República, para su retiro del Poder, las comisiones que suscriben proponen las siguientes resoluciones:
A. A las condiciones primera y segunda, que dicen: Primero: Se establecerá un Gobierno preconstitucional apoyado por el Ejército Constitucionalista, que se encargue de realizar las reformas sociales y políticas que necesita el país, antes de que se restablezca el Gobierno plenamente constitucional: y, segunda:
El general Villa renunciará, no su candidatura a la Presidencia o Vicepresidencia de la República, que nadie le ha ofrecido, sino a la Jefatura Militar de la División del Norte, retirándose como yo, a la vida privada y renunciando a toda injerencia en los asuntos públicos del país y a toda pretensión de dominio político de él, saliendo de la República si la Convención acuerda que yo también deba expatriarme, contéstese afirmativamente en todas sus partes.
B. A la condición tercera, que dice: El general Zapata renunciará el mando de sus fuerzas y toda pretensión a puestos políticos locales y federales, retirándose igualmente del país, y entregando las fuerzas que actualmente lo reconocen como jefe, al Gobierno que la Convención constituya. Contéstese: Que no habiendo tomado participación en esta Convención el general Zapata ni los elementos que lo siguen, esta Convención se halla incapacitada, jurídicamente, para exigir y satisfacer una y otra parte de dicha condición.
Y teniendo en cuenta las resoluciones anteriores y la necesidad ingente de iniciar desde luego la pacificación del país, las Comisiones que subscriben someten a la consideración de la Asamblea las siguientes disposiciones:
Primera: Por convenir así a los intereses de la Revolución, cesan en sus funciones, como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y encargado del Poder Ejecutivo de la República, el ciudadano Venustiano Carranza, y como jefe de la División del Norte, el ciudadano general Francisco Villa.
Segundo: A. Procédase a nombrar por esta Convención un Presidente Provisional de la República.
B. La elección que conforme al inciso A de este artículo tenga verificativo, será ratificada o rectificada por esta Convención el día 20 de los corrientes, con asistencia de hasta treinta delegados del Ejército Libertador.
Tercero: Dicho presidente protestará ante la Asamblea, cumplir y hacer cumplir los acuerdos que de ella emanen, teniendo en cuenta lo prescrito en el artículo anterior.
Cuarto. Reconózcase el grado de General de División, con antigüedad de la fecha del Plan de Guadalupe, al ciudadano Venustiano Carranza.
Quinto: A. Quedan fraccionados en brigadas los Cuerpos de Ejército y Divisiones que actualmente forman el Ejército Nacional.
B. Las fuerzas pasarán en su totalidad a depender directa y exclusivamente de la Secretaría de Guerra.
C. El Ejecutivo dispondrá la forma en que las mencionadas fuerzas deberán guarnecer los distintos Estados de la República.
Aguascalientes, noviembre primero de 1914.
LA COMISION
El secretario De los Santos dice que la lista de la Comisión ha sido reformada, pues hay que agregar al general MarieI. Varios delegados opinan que la Comisión es muy numerosa, y Berlanga dice que deben ir cinco miembros, pero no más, pues se descompletaría el quórum.
El general Hay indica que, dada la importancia del asunto, deben ir muchos miembros.
Gallegos pide que se agreguen más jefes de la División del Norte, así como comisionados zapatistas, y Santos contesta que por el Norte vaya Aguirre Benavides y que los zapatistas no son delegados.
Se ponen a votación los miembros de la Comisión, uno por uno, y se resuelve que vayan Obregón, Villarreal, Hay, Gutiérrez de Lara y Aguirre Benavides, yendo el segundo de ellos como presidente de la Comisión, y se resuelve que no formen parte los demás candidatos.
Sin embargo, el general Hay pide que vaya Raúl Madero, y Berlanga dice que debe ir Orestes Pereyra.
Como se considera suficiente que vayan cinco delegados, son desechados los dos propuestos al último.
QUIERE HABLAR UNA MUJER
Se da lectura a una proposición del general Hay, en la que pide que en el término de doce horas se traslade la Convención a México, y protestan todos los delegados con repetidas voces de ¡no!, ¡no!
García Vigil lee el dictamen, reformado por la Comisión de Estilo, y en esos momentos se introduce al salón una mujer pretendiendo hablar, pero es sacada por varios delegados.
Berlanga dice que la Comisión de Estilo presenta una cosa distinta al dictamen de las Comisiones de Guerra y Gobernación unidas, sobre todo en la parte que se refiere a la expatriación del señor Carranza y de Villa, contestando García Vigil que ambos quedan en libertad para abandonar o no el país.
Berlanga quiere saber por qué no se dice categóricamente que se vayan o que se queden, y finalmente es aprobado el dictamen con las correcciones de estilo. Después se acuerda que vaya otra comisión a comunicar a Villa las medidas tomadas por la Convención y González Garza manifiesta que ya puso en manos del vicepresidente Natera un pliego de Villa, el que deberá ser abierto cuando se conozca la respuesta del señor Carranza.
El general Obregón dice qué se hará si el señor Carranza contesta con un pliego cerrado. Que cuál se abrirá primero de los dos.
Se pone a votación la comisión que marchará a ver a Villa, formada por Juan Cabral como presidente, Martín Espinosa, Fidel Avila, Enrique W. Paniagua, Samuel Vázquez y Miguel A. Peralta.
CUMPLIDAS SATISFACCIONES
El secretario De los Santos dice que en vista de que deben salir dos comisiones, una para México y otra para Zacatecas, deben suspenderse las sesiones por tres días.
El general Hay dice: que él firmó la proposición de que se trasladara la Convención a México, haciéndolo por honradez, no por dolo, como lo aseguró González Garza, a quien exige que retire sus frases. González Garza se apresura a hacerlo así. Lugo también pide una satisfacción a González Garza, obteniéndola igualmente.
Santos dice que la Asamblea tiene que resolver si se suspenden las sesiones por tres días, y Lugo pide que se ponga a discusión la proposición para que la Asamblea se traslade a México.
González Garza dice: que si la Convención va a la metrópoli ya no hay objeto para que vaya la Comisión, manifestando Lugo que es un acto de cortesía hacia el señor Carranza y que la Convención ganaría mucho trasladándose a la metrópoli. González Garza replica que están en sesión permanente hasta solucionar el conflicto, y Lugo le dice que no debe tener miedo de ir a México. El aludido contesta que no teme a nada y que su vida política y militar así lo demuestra.
Un delegado grita que González Garza aprobó la renuncia de Madero y aquél protesta que votó en contra, como a todos les consta.
Martín Espinosa dice que no están ya en sesión permanente.
El general Hay dice que el señor Carranza es honrado y que no hará nada contra la Convención, y que, en todo caso, en México no está sólo el Primer Jefe, sino que están Lucio Blanco y otros jefes juramentados. Nosotros hemos venido al Norte, sin tener miedo a Villa, los delegados deben ir a México sin tener miedo al señor Carranza.
González Garza dice que el Primer Jefe no aceptará los acuerdos de la Convención, según lo presiente, y termina diciendo que los jefes de la División del Norte vendrán aquí todos los días, si la Convención se traslada a México y no hay quórum, se irán a sus casas, con la conciencia de haber cumplido con su deber.
Pide la palabra el general Obregón.
SE CLAUSURA LA SESION
Obregón dice que González Garza no debe hablar en nombre de los miembros de la División del Norte, sino en el suyo propio, y le replican Pereyra y Almanza diciendo que sí puede hacerlo, porque los jefes del Norte están todos unidos.
González Garza explica que todavía sigue la sesión perm&nente, en espera de la respuesta del señor Carranza; Miranda dice que ya no es tal sesión, y el vicepresidente Natera corta las discusiones, diciendo que mañana a las diez se abrirá la sesión.
Piña dice que debe fijarse el día en que comience a surtir sus efectos la disposición y González Garza contesta que el asunto de fijar dia se tratará cuando se conozcan las respuestas del señor Carranza y de Villa.
Siurob pide que se discuta la proposición del traslado a México, y Alessio Robles le contesta que no hay ninguna prisa en irse a la metrópoli, puesto que ya están aclimatados aquí. Ruiz dice que presentó una moción sobre el mismo asunto, y que ya se dictaminó sobre ella.
Como se reproduce el desorden, el general Robles suplica a los delegados que guarden compostura y atención.
Garda Vigil dice que faltan los artículos transitorios y les da lectura, estando concebidos en los siguientes términos:
1° Esta ley comenzará a surtir sus efectos según se comuniquen al señor Carranza, a Villa, a los gobernadores de los Estados, a los jefes políticos de los territorios, a los generales con mando de fuerzas y a los comandantes militares.
DIEZ MINUTOS DE ESPERA
Leídos los artículos transitorios, la Mesa declara. una suspensión de diez minutos.
Transcurrido este tiempo, el secretario De los Santos pregunta a la Asamblea si está conforme con que se levante la sesión y empiezan a salir del salón los delegados; se pregunta también si la sesión es a las diez de la mañana y mientras unos delegados dicen que sí otros opinan que no.
Se ordena otra suspensión de diez minutos y a las once y media de la noche se reanuda la sesión, viéndose que no hay quórum. García Vigil dice que faltan muchos generales y que esto es una maniobra política. De los Santos declara que sólo hay sesenta y un delegados.
Aguirre Benavides y Raúl Madero dicen que los delegados de la División del Norte, sólo son dieciocho, por lo que no pueden completar el quórum. Pasa lista el secretario De los Santos y se ve que solamente hay sesenta y seis.
Se cita para la sesión de mañana, a las diez en punto, terminando la sesión a las once y cuarenta y cinco minutos de la noche.