CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA
Compilador: Florencio Barrera Fuentes
SESIÓN CELEBRADA EL DÍA 3 DE NOVIEMBRE DE 1914 EN LA CIUDAD DE AGUASCALIENTES
PRESIDENCIA DEL C. GENERAL PÁNFILO NATERA
Crónica del periódico El Liberal, publicada en su edición del día 4 de noviembre de 1914.
La sesión para esta mañana se citó a las diez; pero no fue sino hasta las once y treinta minutos cuando se había reunido regular número de convencionales y el secretario Santos pasó lista de asistencia.
A las once y cincuenta el general Natera, segundo vicepresidente, declaró abierta la sesión, y la secretaría dio lectura a varios telegramas recibidos.
Entre ellos figura uno fechado ayer en Querétaro por el general Pablo González, quien interroga a la Convención acerca de si es verdad que el día anterior llegaron a ésta las tropas del general José Isabel Robles, de la División del Norte, y que si vinieron armadas; que en este caso, considera violados los pactos anteriores, y que, por lo mismo, considera nulos los acuerdos de la Convención.
La lectura de este mensaje causó intensa expectación.
Se dio, asimismo, lectura a otro telegrama que causó también sensación. Es del general Francisco Coss, gobernador del Estado de Puebla, y en él comunica que no está conforme con la resolución de la Convención, y que ya ordena a su representante Rafael de la Torre, que se retire de la Asamblea, después de dar cuenta de ese mensaje.
(Este telegrama lo publicamos íntegramente en nuestra edición anterior, y por ello nos abstenemos de reproducirlo hoy)
También se lee un telegrama del general Pilar Landeros, quien ordena el retiro de su representante, por no estar conforme con los acuerdos de la Convención. Este mensaje no se toma en cuenta porque se aclaró que Landeros no es general, y no tiene representante.
El delegado Rafael de la Torre, representante del general Coss, manifiesta que él ha jurado en nombre de su representado cumplir y hacer cumplir los acuerdos de la Convención. Agrega que no creía que su representado faltaría a sus promesas, y termina diciendo que no sabe qué hacer, si irse o quedarse.
Varios delegados le dicen que se quede. González Garza le ofrece la protección de la División del Norte.
El coronel Paniagua opina que no se considere lo que él llama exabrupto del general Coss.
El general Hay señala el peligro que se presenta si los generales representados en la Convención continúan llamando a sus representantes hasta dejar la Convención desintegrada. Y termina exclamando que él arrojará a la cara a los que falten a sus compromisos, el anatema de los hombres sin honor y de los malos hijos de la República.
Habla seguidamente el coronel González Garza; pero antes pide que la secretaría dé lectura a la credencial que en su favor expidió el general Villa. Luego dice que allí se le autorizó ampliamente para tratar todos los asuntos de la Convención, en la inteligencia de que todos los acuerdos que él -González Garza- firme, estarán sostenidos por el general Villa, como jefe de la División del Norte. Después el orador observa que el señor Carranza no se halla en México, sino en Puebla; y agrega que en Irapuato, a pesar de las órdenes de la Convención, se continúa reclutando gente. Cita después los editoriales de El Pueblo, y deduce que en México desde un principio no se ha querido reconocer la soberanía de la Convención. Reprocha a la Mesa que no haya dado cuenta del telegrama que envió el señor Carranza, y el cual se recibió desde ayer en la tarde. Dice que conforme a derecho, justicia y aun al sentido común, el general Coss no debe ser gobernador de Puebla.
Luego excita a la Asamblea para que si los delegados tienen patriotismo y vergüenza, no deben marcharse de aquí hasta que todo esté resuelto. Dice que cree que las hostilidades se romperán por parte del señor Carranza, y agrega que entonces la Convención no tendrá más remedio que apoyarse en la División del Norte, que hará respetar sus decisiones.
González Garza dice que, de hecho, las hostilidades ya se han roto, y que prueba de ello es el telegrama del general Coss, a quien aplica duros calificativos, y de que el general Pablo González declara nulos los acuerdos de la Convención, por el simple hecho de que, con permiso de la Junta de Gobierno, vinieran tropas a Aguascalientes en busca de provisiones.
González Garza profiere, respecto a esto que él llama pretexto, duras frases, y le interrumpe el coronel Berlanga.
El interrumpido responde que no queria pronunciar esas palabras; pero que pide se adopten medidas enérgicas, porque sobre Coss y sobre González debe estar la Convención.
UN MENSAJE DEL PRIMER JEFE
Después de una interpelación que se hizo ai teniente corone! Alfredo Rodríguez, representante del general González, y la que aquél contestó negativamente, se dio lectura al siguiente telegrama del Primer Jefe:
De Tlaxcala, noviembre 2 de 1914.
A los jefes militares y gobernadores reunidos en Aguascalientes:
A falta de información directa y oficial de esa junta, scbre la marcha diaria de sus trabajos, he seguido enterándome de ellos por la prensa.
Por el sesgo de las discusiones, veo que los señores miembros de esa junta no han podido penetrarse de cuáles son las verdaderas dificultades que tienen que vencer, pues mientras me consideran a mí como el obstáculo principal, no sé que se estén haciendo esfuerzos para que se cumplan las condiciones que puse para retirarme.
He dado a ustedes mi palabra, firmada y publicada, de que renunciaré los cargos de que me hallo investido, tan pronto como se cumplan los requisitos que exijo; y nadie tiene derecho a dudar de mí, pues deseo que se entienda que, una vez cumplidas las tres condiciones puestas, no vacilaré un instante en presentar mi renuncia; pero también quiero que sepan que mientras yo no las vea cumplidas, nada me apartará del cumplimiento de mi deber como Jefe del Ejército Constitucionalista y como Encargado del Poder Ejecutivo.
Confieso no entender con claridad la actitud de la Convención, en conjunto, pues tan pronto parece que no tiene confianza en que sabré cumplir lo ofrecido, como que desea que yo abandone el Poder sin condiciones.
Parece que mientras se desconfía de mí, se tiene, en cambio, plena confianza en que, después de retirarme yo, todo lo demás se arreglará con suma facilidad, tanto en lo relativo a la forma de gobierno provisional, como a la eliminación de Villa y Zapata.
Yo, en cambio, creo que es de mi deber no abandonar mi puesto antes de que el país esté seguro de que con este cambio van a resolverse las düicultades. Creo que si la forma de gobierno provisional no se determina con toda claridad, antes de mi renuncia, después de mi salida será difícil hacerlo por las complicaciones que surgen siempre en presencia de nuevas ambiciones personales Creo, igualmente, que retirándome de la jefatura del Ejército Constitucionalista, éste perdería la cohesión que ahora tiene, y tendrá mayores dificultades para dominar a los dos jefes de más grandes ambiciones y de mayor influencia personalista sobre sus tropas.
Deseo, por lo tanto, llamar la atención de ustedes sobre el punto esencial a que debe contraerse la atención de esa junta: esto es, obtener que se llenen los requisitos que he mencionado como condiciones para presentar mi renuncia. Una vez cumplidas, lo demás se hará sin dificultades.
Suplico, por lo tanto, a esa junta, se sirva dedicar preferente atención a las condiciones mencionadas en mi nota fecha 23; y, en particular, le encarezco me informe, por telégrafo, respecto de los pasos que se hayan dado para provocar una forma de gobierno provisional, así como también sobre si el general Villa ha resuelto de un modo categórico acerca de su retiro del mando de la División del Norte, y sobre las probabilidades de que Zapata esté dispuesto a hacer otro tanto en el Sur.
VENUSTIANO CARRANZA.
UN ESCRITO DEL GENERAL VILLA
Al terminar la lectura del telegrama del señor Carranza estalló ruidosa salva de aplausos.
En seguida el coronel González Garza pidió la palabra. Hizo saber que, en poder de la Mesa existe un sobre cerrado, y el cual contiene la respuesta del general Villa.
Y pidió al general Angeles que permitiera fuese conocido el contenido del sobre; y el aludido manifestó que se tenía el propósito de abrirlo hasta que la Asamblea conociera la respuesta del señor Carranza; pero como la misma Asamblea pidiese conocer el texto de la respuesta del general Villa, él -Angeles- permitía que fuese abierto tal sobre.
Así se hizo y el secretario, Vito Alessio Robles, dio lectura al siguiente documento:
El día 30 de octubre de 1914, a bordo del carro del señor general José Isabel Robles, que tiene instalada su oficina telegráfica en uno de los departamentos de ese carro, y estando presentes los señores generales José Isabel Robles, Orestes Pereyra, Severino Ceniceros y Matías Pasuengo, el general Angeles, en conferencia telegráfica con el señor general Villa, informó a éste de que el señor don Venustiano Carranza, en un documento dirigido a la Convención revolucionaria de esta ciudad de Aguascalientes, puso entre otras condiciones para que el mencionado señor Carranza dimitiera las jefaturas del Ejército Constitucionalista y del Poder Ejecutivo, la de que el señor general Villa fuera retirado del mando de la División del Norte, y aconsejó el mismo general Angeles al señor general Villa, pusiera al señor general Robles el siguiente telegrama que éste deberia leer en el seno de la Convención:
De Guadalupe a Aguascalientes.
Señor general José Isabel Robles.
Sé que Venustiano Carranza impone, entre las condiciones para retirarse del Poder Ejecutivo y de la Jefatura del Ejército Constitucionalista, que yo abandone el plando de la División del Norte.
Siendo tan grande el bien que resultaría al país con la eliminación del señor Carranza, al grado de que para lograrlo estaba yo resuelto a que se derramara más sangre de compatriotas, sírvase usted declarar a mi nombre, ante la Convención, que estoy dispuesto a separarme del mando de mi División, y que espero respetuoso las órdenes de esa Convención.
General Francisco Villa.
Y agregaba el señor Angeles que tuviera la bondad el señor general Villa de meditar detenidamente su resolución en este asunto de tanta trascendencia.
Segundos después, el señor general Villa contestó con el siguiente telegrama:
Buenos días, mi general y demás compañeros. Quedo enterado de lo que se sirven manifestarme sobre las condiciones que trata de imponer el señor Carranza para retirarse del poder, y yo, por mi parte, propongo, para la salvación de mi patria, no sólo retirarme de la División, sino que presto mi consentimiento para que la Convención, que tiene los destinos de mi patria en sus manos, ordene que nos pasen por las armas, tanto a mí como al señor Carranza, para que los que queden a salvar la República, conozcan los sentimientos de sus verdaderos hijos.
Salúdolo cariñosamente, así como a los demás generales.
Francisco Villa.
Después de deliberar breves instantes, los generales reunidos en el carro, acordaron levantar una acta de lo acontecido, y entregarla, bajo sobre cerrado, para que se abriera en la Convención al conocerse la respuesta que el señor Carranza diera a la resolución de la Convención, de separarlo de las jefaturas del Ejército Constitucionalista y del Poder Ejecutivo. Consultaron en seguida al señor general Villa su parecer acerca de este acuerdo, recibiendo en contestación el siguiente telegrama:
Querido general: puede levantar el acta a que se refiere, haciendo constar lo que les he manifestado, para que hagan uso de ese documento en la forma que considere conveniente.
Lo saludo cariñosamente.
Francisco Villa.
Antes de recibirse este telegrama llegó al carro del señor general Robles, el señor general Julián Medina, quien fue impuesto también del repetido telegrama.
Y para que la Convención se entere de esos acontecimientos, se levantó la presente, para que sea abierta por la Mesa y en presencia de la Convención, en la oportunidad ya señalada.
Firman:
J. Isabel Robles y Felipe Angeles.
Al terminar la lectura del acta anterior, estallaron nuevos aplausos y las galerías prorrumpieron: ¡Villa Villa!
LA DIVISION DEL NORTE HA LLEGADO A AGUASCALIENTES
El general Angeles habló nuevamente:
Realmente -dice- faltamos a nuestro compromiso; pero a ello nos impuso la causa poderosa de evitar un derramamiento de sangre, porque yo creo que el señor Carranza, al conocer la conducta del general Villa, no se empeñará en desconocer la voluntad de esta Asamblea.
Y agregó:
La División del Norte, es cierto, ha llegado a Aguascalientes, y no sólo para buscar alimentos, sino porque sabemos que Carranza se prepara para la guerra. La División del Norte está aquí para defender la Convención.
Habló después el coronel Vito Alessio Robles. Hizo un parangón entre la conducta de los señores Carranza y Villa. Dijo que el primero pide una cosa imposible de cumplir, como es que se obligue al general Zapata a abandonar sus fuerzas, siendo que Zapata no está dentro de la Convención.
Luego dirige rudos ataques al señor Carranza, y pasó a encomiar al general Villa, de quien dijo que su carrera militar es sorprendente, y que en su concepto, el jefe de la División del Norte es el primer militar que ha tenido México, de dotes superiores en este respecto, a Morelos y Miramón, dos de los más grandes guerreros que figuran en la historia mexicana.
NO SE HA NEUTRALIZADO AGUASCALIENTES
Habló después el coronel García Vigil. Principió pidiendo a los delegados que no se dejaran arrebatar por el entusiasmo; afirmó que no se ha cumplido el compromiso de neutralizar Aguascalientes; y convino en que tampoco el general González se ha apegado a las órdenes de la Convención, puesto que ha continuado reclutando tropa.
Después el orador sostuvo con energía que el señor Carranza tenía perfecto derecho de imponer conaiciones para entregar el Poder; y opinó que así como eran necesarias las renuncias de los señores Carranza y Villa, también debe exigirse el retiro del general Zapata.
Al terminar estudió el conflicto actual, que calificó de inminente, y dijo que tenía origen en el avance de las fuerzas del general Robles, que ya se hallan en ésta.
El doctor Siurob propuso que se suspendieran las sesiones de la Convención, mientras Aguascalientes no sea completamente neutral al retirarse las tropas del general Robles, porque de otra manera -agregó- las decisiones de la Asamblea serían tomadas bajo la presión de las bayonetas.
En seguida la secretaría leyó un escrito de la Junta Neutral de Gobierno, que propone que dentro del término de seis horas las tropas del general Robles se retiren hasta las posiciones que ocupaban.
Y el delegado Siurob insiste en que la Convención suspenda sus sesiones, porque Aguascalientes no es neutral.
El general Angeles, de la División del Norte, manifiesta que todos tienen conocimiento de los movimientos de fuerzas que está haciendo el señor Carranza; y dice que precisa que la Convención tenga a sus órdenes fuerzas competentes.
Los delegados protestan ruidosamente. Y entonces el general Angeles continúa:
Ya que los convencionales no lo creen necesario, y están dispuestos a no dejarse disolver, la División del Norte volverá a sus posiciones.
COMO HABLA EL REPRESENTANTE ZAPATISTA
Habló después Paulino Martínez, que encabeza la delegación zapatista, y lo hizo en forma tan violenta, que su discurso suscitó gran escándalo. Atacó al señor Carranza, a quien llamó ambicioso; lo culpó de que al desconocer al gobierno del asesino Huerta, no se uniera al movimiento revolucionario del Sur, que ya existía perfectamente definido, y que prefirió encabezar un nuevo movimiento, formando un plan ranchero, a merced del cual fue investido de todas facultades.
Continúa atacando al señor Carranza, a quien llama cacique, porfirista, conservador. Dice que ahora quiere erigirse en dictador.
Martínez es en varias ocasiones interrumpido por las manifestaciones ruidosas de protesta.
Trata de explicar por qué los mexicanos se agruparon alrededor del Plan de Guadalupe, del que dice que nada resolvía. Manifiesta que aquéllos estaban indignados por el crimen cometido por Huerta al asesinar al Presidente y Vicepresidente legítimos; que sólo así pudo prosperar el Plan de Guadalupe, del que dijo Angeles que nadie conocía. Y que más tarde, cuando se tuvieron en cuenta las aspiraciones del pueblo, todos se convencieron de la ineficacia de ese Plan y por eso adoptaron los principios del de Ayala.
Y luego continuó:
¿Por qué se pide la destitución de Zapata? Zapata no es ambicioso, no quiere nada para él. Sólo el que busca el medro personal puede querer que desaparezca el jefe del Ejército Libertador.
Se aprueba, finalmente, la disposición de la Junta Neutral de Gobierno para que las tropas de la División del Norte vuelvan a los lugares en que se hallaban.
El general Angeles manifestó que ya había ordenado el retorno de esas tropas.
¡HABÍA ORDEN DE ACABAR CON LOS CONVENCIONALES!
Y entonces el general Manuel Chao, de la División del Norte, hizo una sensacional revelación que produjo escándalo enorme.
Dijo que era conveniente que la Asamblea supiera, antes de la partida de la División del Norte, que en la memorable sesión de la noche del 27 del mes pasado, la guardia que se hallaba en el teatro recibió órdenes de que si los delegados no llegaban a un acuerdo, entrara al salón y disparara sobre los conv€ncionales; que un soldado que dijo esto a alguien, explicó que se quería que el fuego comenzara en la propia Asamblea.
Quedáronse estupefactos los delegados al conocer tamaña revelación. Se indignaron y pidieron que se abriera desde luego una violenta averiguación para esclarecer quién dio la punible orden, porque -dijeron- nuestras vidas peligran en manos de la Junta de Gobierno que no ha sabido corresponder a la confianza en ella depositada.
El secretario Santos informó que aquella noche supo lo que el general Chao acababa de manifestar, y que así lo informó al presidente Villarreal; que la guardia que estaba entonces manifestó a varias personas que tenía órdenes para que tan pronto como se oyera un tiro dentro de la Asamblea, entrara al salón y acabara con todos los que allí estuvieran. Agregó que ya se han hecho averiguaciones; pero que nada se ha podido saber respecto a quién dio aquella orden.
Ello es muy fácil -dijeron varios delegados-; con interrogar al oficial que mandaba la guardia.
La sesión de que se habla fue aquella sensacional cuyo escándalo fue provocado por el discurso de Soto y Gama, contra la bandera, y en la que varios delegados sacaron sus pistolas prestos a hacer fuego.
El general García Aragón, miembro de la Junta Neutral de Gobierno, manifestó que cuando ocurrió aquel escándalo, el público creyó que iban a disparar los delegados y quiso salir tumultuosamente; y que, temiendo que se produjera algún desorden en la calle, por el pueblo, no enterado de los sucesos, entonces se ordenó a la guardia que impidiera la salida, aun por la fuerza; pero que no hiciera fuego sobre los delegados o sobre el público.
Por último, el teniente coronel Alfredo Rodríguez propone que se conteste al general González, explicando la presencia de las tropas de la División del Norte. Pero la Asamblea se opone, porque el citado general se dirigió a la Junta Neutral de Gobierno, y ésta le contestó que en el término de tres horas saldrían las tropas del general Robles.
El general Natera, que presidía, levantó la sesión para reanudarla a las seis de la tarde.
A las siete pasó lista de asistencia el secretario Santos, y media hora después el general Natera reanudó la sesión.
Comienza el mismo secretario por dar lectura a los telegramas últimamente recibidos, entre los cuales se encuentra el del coronel Herón González, que participa al general Angeles que las tropas de la División del Norte que llegaron hasta Aguascalientes, han principiado a llegar a Rincón de Romos.
De otro procedente de Puebla, en que el gobernador de Tlaxcala, general Máximo Rojas, manifiesta que acaba de conocer el nombramiento de Presidente Provisional en favor del general Eulalio Gutiérrez, hecho antes de obtenerse la renuncia del señor Carranza; y que, como comandante militar y gobernador de Tlaxcala que es, dice que no puede reconocer a otro jefe que no sea el señor Carranza, y, en consecuencia, revoca el nombramiento de su representante, ordenándole se retire de la Convención.
Otro mensaje procedente de Santa Fe, Veracruz, en que el general Antonio Magaña avisa quedar enterado de la resolución dada por la Asamblea, por lo que la felicita.
De Celaya, el general Menchaca se muestra también regocijado por la solución que han obtenido las dificultades. Lo propio hacen el coronel Cornejo, jefe político de la Baja California, y el general Ramón Hurbe; ambos envían sus felicitaciones.
De Douglas, Arizona, el general Benjamín Hill participa haberse enterado, e insinúa que también debe decirse a Zapata que deponga el mando del Ejército Libertador para que no quede pretexto a los traidores de seguir perturbando la paz nacional.
El general Carrasco, de Guadalajara, y el coronel Jesús Díaz, comandante militar y gobernador del Estado de Durango, también felicitan a la Convención por el feliz resultado que ha obtenido.
Por encontrarse enfermo el señor general Natera, se suspendió la sesión a las ocho de la noche.