CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA
Compilador: Florencio Barrera Fuentes
PALABRAS INTRODUCTORIAS
La Convención tuvo su origen en los Tratados de Torreón, denominación que se dio a las pláticas celebradas en la ciudad lagunera, por representantes de las Divisiones del Norte y del Noreste, del 4 al 8 de julio de 1914, buscando zanjar las dificultades surgidas entre don Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, y el general Francisco Villa y los jefes de la División del Norte.
En dicha reunión a la que concurrieron con la representación de la División del Noreste los señores generales Antonio I. Villarreal, Cesáreo Castro y Luis Caballero, y como Secretario el señor Ernesto Meade Fierro, y con la de la División del Norte los señores general José Isabel Robles, doctor Miguel Silva e ingeniero Manuel Bonilla, y como Secretario el coronel Roque González Garza, éstos propusieron que fueran modificados los puntos sexto y séptimo del Plan de Guadalupe: en aquél, sólo substituyendo el impreciso término tan luego como se haya consolidado la paz por el no más preciso de tan luego como se haya efectuado el triunfo de la Revolución; y en éste, señalando a los jefes militares de cada Estado la obligación de convocar a elecciones locales tan luego como triunfe la RevolÜción, y no como lo decía el Plan original, de que esto ocurriera después de que hubieran tomado posesión de sus cargos los funcionarios federales electos; propusieron también que ei mismo Plan fuera adicionado con dos puntos: el octavo, prohibiendo que los jefes constitucionalistas figuraran como candidatos a la Presidencia o Vicepresidencia de la República; y el noveno, para que sin perjuicio de que se celebraran las elecciones generales de que habla el punto sexto, se reuniera una Convención que habría de formular el programa de gobierno y en la que estarían representados los soldados de la Revolución por medio de delegados que nombrarían las tropas, a razón de uno por cada mil hombres.
La propuesta de los delegados de la Divisíón del Norte fue tratada en la reunión celebrada el día 6 de julio y -dice el acta-
... se expusieron por los señores delegados varias consideraciones del orden constitucional, militar y político, habiéndose llegado al acuerdo que en seguida se expresa:
Al tomar posesión el ciudadano Primer Jefe del Ejército Constitucionalista conforme al Plan de Guadalupe del cargo de Presidente Interino de la República, convocará a una Convención que tendrá por objeto discutir y fijar la fecha en que se verifiquen las elecciones, el programa de Gobierno que deberán poner en práctica los funcionarios que resulten electos y los demás asuntos de interés nacional. La Convención quedará integrada por delegados del Ejército Constitucionalista nombrados en juntas de jefes militares, a razón de un delegado por cada mil hombres de tropa. Cada delegado a la Convención acreditará su carácter por medio de una credencial que será visada por el Jefe de la División respectiva (1).
Simultáneo al buen entendimiento entre el general Pablo González, comandante de la División del Noreste, y el general Villa, originado cuando éste le hizo entrega de la plaza de Saltillo, según lo relata en sus Memorias, Villa buscó también hacerlo con el general Alvaro Obregón, comandante de la División del Noroeste, que partiendo de Sonora habia conducido a sus fuerzas en un arrollador avance hasta el Estado de Jalisco, y encontrándose en Ahualulco, recibió un mensaje telegráfico en el que el Jefe de la División del Norte le informaba de sus dificultades con el Primer Jefe; de la imposibilidad de seguir en avance hacia el sur tanto sus fuerzas como las de González; y le sugeria la conveniencia de que también la División del Noroeste estuviera representada en las Juntas de Torreón, a fin de que los principales jefes o sus representantes reunidos, pudieran tomar decisiones formales y definitivas en bien de la patria; el general Obregón le contestó a Villa, a Zacatecas, que su campaña militar le imponía el deber de no detener su avance, además de estimar que nada debería intentarse antes de destruir totalmente al Ejército Federal; que le deseaba el mayor éxito para las pláticas de Torreón y hacía votos por que continuara su campaña subordinado siempre al Primer Jefe.
Aquella escisión, que había comenzado con la orden del Primer Jefe para que las fuerzas de la División del Norte más próximas a Zacatecas estuvieran listas para ocurrir, si era necesario, en auxilio de las de los generales Pánfilo Natera, Domingo Arrieta y Martín Triana, que se disponian a atacar esa plaza, continuó con la orden dada por la primera jefatura suspendiendo el tráfico ferrocarrilero de Monclova al sur, con lo que la División del Norte quedaba paralizada al no recibir carbón para movilizar sus trenes; se acentuó al hacer suyas el general Villa las diferencias surgidas entre el gobernador de Sonora, don José María Maytorena y el coronel Plutarco Elias Calles, y finalmente determinó que Villa se concentrara a Chihuahua, reflexionando en que el Primer Jefe quería que al tomarse la ciudad de México, los honores del triunfo sólo los recibieran sus generales favoritos.
El distanciamiento entre Carranza y Villa ya era patente y lo recrudeció la respuesta que el Primer Jefe le dio al general González, al conocer los acuerdos públicos y privados a que se había llegado en las Juntas de Torreón, pues los primeros, aun aprobándolos y ofreciéndolos tomar en consideración en términos generales, en lo relativo a la Convención modificó lo acordado y manifestó:
... Los señores representantes del Cuerpo de Ejército del Noreste y la División del Norte acordaron que al tomar posesión el C. Primer Jefe del Ejército Constitucionalista conforme al Plan de Guadalupe, del cargo de Presidente Provisional de la República, convocará una Convención que tendrá por objeto discutir y fijar la fecha en que se verifiquen las elecciones, el programa de Gobierno que deberán poner en práctica los funcionarios que resulten electos y los demás asuntos de interés nacional. La Convención quedará integrada por delegados del Ejército Constitucionalista nombrados en juntas de Jefes Militares a razón de un delegado por cada mil hombres de tropa. Cada delegado a la Convención acreditará su carácter por medio de una credencial que será visada por el Jefe de la División respectiva, y esta Primera Jefatura después de prestar toda atención a la cláusula de referencia, ha resuelto que al tomar posesión de la Presidencia interina de la República conforme al Plan de Guadalupe convocará a una junta a todos los señores generales del Ejército Constitucionalista con mando de fuerzas, a la que asistirán también los señores Gobernadores de los Estados pudiendo los que no concurran nombrar delegados que al efecto los representen. La junta citada tendrá por objeto estudiar y resolver lo conducente a las reformas de distinta naturaleza que deban implantarse y llevarse a la práctica durante el Gobierno provisional, así como también con el objeto de fijar la fecha en que deban llevarse a cabo las elecciones generales y locales en la República. Esto sin perjuicio de que la Primera Jefatura del Ejército Constitucionalista tome desde ahora las medidas que crea convenientes para el mejoramiento económico de los habitantes de la Nación (2).
Y respecto a los acuerdos privados, rechazó enérgicamente la petición de que la División del Norte fuera elevada a la categoría de Cuerpo de Ejército, ya que la consideraba comprendida dentro del Cuerpo de Ejército del Noroeste, es decir, subordinaba al general Villa al mando del general Obregón; rechazó igualmente la proposición de que Villa fuera ascendido a General de División, excusándose de dar razones y ofreciendo concederlo en su oportunidad; y tampoco accedió a la petición de que el general Felipe Angeles fuera repuesto en el cargo de Subsecretario de Guerra, ni aun entendido de que en seguida presentaria su renuncia.
Ante esta situación, tras de ocupar la Capital el Ejército Constitucionalista y hacer su entrada triunfal don Venustiano Carranza, el general Obregón le pidió lo autorizara para ir a Chihuahua a tratar personalmente con Villa lOs problemas que habian surgido; el propio Carranza lo comunicó así por la vía telegráfica al jefe de la División del Norte, designándolo al mismo tiempo junto con Obregón, delegados suyos para que se trasladaran a Sonora a tratar de arreglar el conflicto surgido entre Maytorena y Calles.
Desde la llegada de Obregón a Chihuahua el 21 de agosto, en unión de Villa empezó a tratar el problema de Sonora, acordando ambos trasladarse a Nogales, donde tratarian con Maytorena el arreglo de sus dificultades con Calles; habiéndolo logrado, aparentemente, con los acuerdos firmados el dia 29 del mismo mes y según el relato del propio general Obregón; durante su permanencia al lado de Villa trataron innumerables veces el tema de los problemas surgidos entre la Primera Jefatura del Ejército Constitucionalista y la División del Norte, y acabó por indicarle a Villa:
..... que si estaba resuelto a solicitar de la Primera Jefatura, en forma comedida y respetuosa, algún cambio en el Gabinete o en la investidura que debiera tener el señor Carranza, como Encargado del Poder Ejecutivo o como Presidente Provisional de la Repúbllca, o alguna modificación en la política de nuestro Gobierno, no tenía yo ningún inconveniente en discutir las bases para dicha8 modificaciones, formulando un memorial, que firmana juntamente con él, para elevarlo a la Primera Jefatura (3).
Como resultado de las indicaciones de Obregón, él y Villa firmaron en Chihuahua el 3 de septiembre, un Memorándum dirigido al Primer Jefe del Ejército Constitucionalista con las nueve proposiciones siguientes:
Primera.- El Primer Jefe del Ejército Oonstitucionalista tomará, desde luego, el título de Presidente Interino de la República, e integrará su Gabinete con Secretarios de Estado.
Segunda.- Tan pronto como e8té integrado el Gabinete del Presidente Interino, con acuerdo del Consejo de Ministros, procederá a nombrar, con carácter de provisionales, a las personas que deban desempeñar los cargos de Magistrados a la Corte Suprema de Justicia. Nombrará, también, a las autoridades judiciales de la Federación, correspondientes a los Territorios y al Distrito.
Tercera.- Los Gobernadores Constitucionales o militares de los Estados, de acuerdo con los ayuntamientos que estén funcionando en las respectivas capitales, designarán a las personas que deban integrar los Tribunales Superiores, con el carácter de interinos, y los Jueces de Primera Instancia e inferiores.
Cuarta.- Los Gobernadores de los Estados, el Gobernador del Distrito y los Jefes Políticos de los Territorios, convocarán a elecciones de Ayuntamientos, tan pronto como hayan sido nombradas las autoridndes judiciales. Las elecciones se verificarán el mes de la convocatoria y dentro de ocho días del en que se haya celebrado la elección; los ciudadanos designados se reunirán para erigirse en Colegio Electoral, para calificar las elecciones y al día siguiente, instalarán el Ayuntamiento respectivo.
Quinta.- Luego que hayan quedado instalados los Ayuntamientos, el Presidente Interino de la República y los Gobernadores Constitucionales o militares de los Estados convocarán a elecciones; los primeros, para representantes al Congreso de la Unión, y los segundos, para Gobernador Constitucional, diputados a la Legislatura local y magistrados a los Tribunales Superiores, en los casos en que la Constitución del Estado prevenga que en esta forma se elijan estos últimos. Estas elecciones se verificarán, precisamente, un mes después de expedida la convocatoria, y servirá de base para la división electoral, la de la última elección que haya tenido lugar antes del 18 de febrero de 1913.
Sexta.- Instaladas las Cámaras Federales y las Legislaturas de los Estados, las primeras, en sesiones extraordinarias, se ocuparán preferentemente en el estudio de las reformas constitucionales siguientes, se propondrá el Presidente Interino.
A.- Supresión de la Vicepresidencia de la República, y manera de suplir las faltas absolutas o temporales del Presidente;
B.- Modificar la computación del período durante el cual deba desempeñar sus funciones el Presidente de la República.
C.- La organización de la Corte Suprema de Justicia Y la manera de proceder a la designación de sus Ministros;
D.- La declaración de inhabilidad de todos los Jefes que formen parte del nuevo Ejército Nacional, para desempeñar los cargos de Presidente de la República, Gobernadores de los Estados y demás de elección popular, a menos que se hayan retirado seis meses antes de lanzar su candidatura.
Aprobadas las reformas constitucionales por las Cámaras Federales, las legislaturas de los Estados, también de preferencia y en sesiones extraordinarias, si hubiere lugar, discutirán las expresadas reformas.
Séptima.- Inmediatamente que se conozca el resultado de la discusión relativa a las reformas constitucionales, el Presidente Interino expedirá la convocatoria para las elecciones de Presidente Constitucional y para la designación de los Magistrados de la Corte, en los términos que establezca la Constitución Política de la República.
Octava.- No podrán ser electos para Presidente de la República, ni para gobernadores de los Estados, los ciudadanos que hayan desempeñado estos cargos, con carácter de provisionales, al triunfo de la revolución, ni los que los desempeñen desde la fecha de la convocatoria hasta el momento de la elección.
Novena.- Los Gobernadores interinos de los Estados, inmediatamente que entren a desempeñar sus funciones, nombrarán una junta, que tendrá su residencia en la capital del Estado y será compuesta de un representante por cada Distrito, a fin de que estudie el problema agrario y forme un proyecto que se remitirá al Congreso del Estado, para su acción legal (4).
De la Convención nada había vuelto a tratarse entre los jefes constítucíonalístas desde el 13 de julío, fecha en que el señor Carranza había manífestado a los delegados a las plátícas de Torreón, en contestacíón a lo comunicado por el general González, la forma y objeto de la Junta a la que él habría de convocar al hacerse cargo de la Presidencía Interina de la Repúblíca; y apoyado en esa decisión, el 4 de septiembre envió a lós jefes constitucionalístas con mando de fuerza y a los gobernadores de los Estados, el siguiente Telegrama-Circular:
Desde el principio de la lucha actual ofrecí a todos los jefes que secundaron el Plan de Guadalupe que al ocupar esta Capital y hacerme cargo del Poder Ejecutivo, llamaría a todos los gobernadores y jefes en mando de fuerza a una Junta que se verificaría en esta ciudad, para acordar en ella las reformas que debían implantarse, el programa a que se sujetaría el Gobierno Provisional, la fecha en que deberían verificarse las elecciones de funcionarios federales y demás asuntos de interés general, y, habiéndmne hecho ya cargo del Poder Ejecutivo de la Nación, he acordado señalar el día 1° de octubre para que se celebre aquella Junta, siendo Ud. uno de los jefes que deben concurrir, se servirá pasar a esta Capital, personalmente o por medio de representante amplia y debidamente autorizado, con el objeto indicado.
Constitución y Refeormas.
El Primer Jefe del Ejército Constitucionalista Encargado del Poder Ejecutivo de la Nación,
Venustiano Carranza (5).
Días después de hacer la convocatoria a la Junta del 1° de octubre, el señor Carranza dio respuesta a la nota que le fuera enviada por los generales Obregón y Villa, estando de acuerdo con ellos únicamente en el primer punto, es decír, en lo relativo a que el Primer Jefe del Ejércíto Constitucionalista tomara desde luego el titulo de Presidente Interino de la República e integrara su gabinete con Secretarios de Estado, y condicionalmente en el punto cuarto, en lo relativo a la elección de ayuntamientos; en los demás puntos reiteraba su criterio en el sentido de que eran de tal importancia que no podrían ser resueltos por unas cuantas personas, sino que requerían el tratamiento de una asamblea que constituyera la verdadera representación del país, razón por la cual ya se había convocado a la Junta.
En la misma fecha en que el señor Carranza enviaba la respuesta anterior, el general Obregón volvió a salir rumbo a Chihuahua con objeto de entrevistarse de nuevo con Villa y volver a tratar los asuntos de Sonora que seguían agravándose. Durante su estancia en Chihuahua, llena de dificultades y problemas hasta el grado de estar a punto de ser fusilado por órdenes del Jefe de la División del Norte, sabiendo Obregón que Villa había reunido a sus colaboradores para discutir la convocatoria del señor Carranza, logró persuadirlo de que debían, si no él, los demás, concurrir a la Junta, dando una demostración de respeto a la primera jefatura, y así lo comunicaron al señor Carranza, pero condicionando que en dicha Junta deberian tratarse: el refrendo al Primer Jefe del cargo de Presidente Interino de la República, la inmediata convocatoria a elecciones generales y la aprobación de medidas cuyo resultado inmediato fuera el reparto de la tierra, puntos de vista que hizo suyos Obregón al firmar junto con Villa el Memorándum que los jefes de la División del Norte le enviaron al Primer Jefe el día 21 de septiembre.
El mismo dia, por la noche, el general Obregón inició su viaje de regreso a la ciudad de México, acompañándolo los generales de la División del Norte, Eugenio Aguirre Benavides y José Isabel Robles, tiempo en que Villa recibía informes de que el Primer Jefe había ordenado al general Pánfilo Natera que destruyera la vía entre Zacatecas y Aguascalientes, y al general Antonio I. Villarreal, que lo hiciera también entre Torreón y Monterrey, así como que atacaran a las fuerzas de la División del Norte si intentaban avanzar al sur de Torreón.
La reacción inmediata de Villa fue ordenar que en Estación Cevallos, Durango, fuera detenido y regresado a Chihuahua el tren en que viajaban los generales Obregón, Robles y Aguirre Benavides, al mismo tiempo que mandaba un mensaje telegráfico al señor Carranza en el que le manifestaba que la División del Norte no concurriría a la Convención citada para el 1° de octubre, y que lo desconocía como Primer Jefe de la Revolución.
Obregón y sus acompañantes arribaron de regreso a Chihuahua el día 23 por la mañana y fue enterado por Villa de su rompimiento con la Primera Jefatura. Según el relato del propio general Obregón, durante todo ese dia su propia vida y la de los miembros de su Estado Mayor que lo habian acompañado desde México, volvió a estar en peligro, ya que Villa, frenético, insistia en fusilarlos y era alentado en su opinión por el general Tomás Urbina y hasta por el gobernador Maytorena, quien le telegrafió sobre la necesidad de retener a Obregón, ofreciéndole hacer rápidamente el envio de documentos comprometedores, habiéndolo salvado, según el mismo relato, la persuasión que sobre Villa ejercieron los generales Aguirre Benavides, Robles y Raúl Madero y el coronel Roque González Garza.
La noche de ese mismo dia volvió Obregón a salir de Chihuahua rumbo a México, en un nuevo viaje también lleno de peligros; tras de sortearlos con la solidaridad de algunos jefes de la División del Norte, pero muy señaladamente de José Isabel Robles, logró franquear el territorio dominado por Villa y proseguir su marcha a Zacatecas, donde conferenció con el general Natera, quien le informó haber telegrafiado a Villa desde el dia anterior, solidarizándose con su actitud ante la Primera Jefatura.
En busca de Obregón había salido, entre tanto, un convoy conduciendo una comisión encabezada por el coronel Luis S. Hernández y los tenientes coroneles Alfredo Murillo y Severiano A. Talamante, quienes lo encontraron antes de llegar a Aguascalientes y le informaron de las versiones corridas en la Capital de la República, hasta de su ejecución, así como de los esfuerzos que había iniciado un grupo de militares constitucionalistas encabezados por el general Lucio Blanco, para lograr evitar un rompimiento definitivo entre la División del Norte y el Gobierno Constitucionalista. Desde Aguascalientes Obregón dirigió un mensaje a Blanco pidiéndole que a su llegada a México se reunieran con él los jefes constitucionalistas empeñados en evitar la ruptura, a fin de informarles de sus impresiones obtenidas de los jefes villistas en el viaje que estaba por concluir.
Tras de informar a la Primera Jefatura de sus gestiones, la noche del 27 de septiembre Obregón se reunió con los jefes constitucionalistas en el cuartel general de Blanco y después de comunicarles sus impresiones personales sobre aquellos difíciles momentos y la necesidad de atraer al constitucionalismo a los mejores hombres de la División del Norte, tomaron el siguiente acuerdo:
Se nombran en comisión, para que vayan a Aguascalientes a tratar con los jefes de la División del Norte, a los siguientes CC.: generales Alvaro Obregón, Ramón F. Iturbe, Guillermo Garcia Aragón, Ernesto Santos Coy, Ramón V. Sosa, Jesús TrujiUo y coronel Luis Santoyo.
Se acordó designar también como miembro de la comisión que irá al Norte, al C. general Eduardo Hay y agregar a dicha comisión al general Andrés Saucedo. Se autoriza a esta comisión para trasladarse inmediatamente al punto más hacia el norte que pueda alcanzar, y ponerse en contacto con el mayor número de jefes de la División del Norte, a fin de dar cerca de ellos, todos los pasos que se estimen prudentes, para lograr, desde luego, la suspensión de hostilidades y, subsecuentemente, un acuerdo con ellos para evitar el conflicto armado inminente. Esta comisión queda especialmente facultada para preparar un acuerdo con los jefes del Norte, respecto a las condiciones en que pudiera reunirse una Convención General de Jefes Revolucionarios, que solucione debidamente todas las diferencias existentes, y traten los principales problemas políticos que ofrece la situación actual en México (6).
El señor Carranza autorizó a la Comisión para salir a Zacatecas y en esta ciudad se reunieron, Obregón y sus acompañantes, con los generales Aguirre Benavides, Robles, Natera, Bañuelos y otros jefes constitucionalistas. En tanto, Villa, que avanzaba de Chihuahua hacia Zacatecas, fue avisado por Robles de la presencia de la Comisión y detuvo su marcha antes de llegar a su destino, lo que obligó a Obregón a partir a Aguascalientes, quedándose en Zacatecas los demás miembros de la Comisión para conferenciar con los de la División del Norte, lo que hicieron luego del arribo de Villa, quienes les manifestaron sus temores de concurrir a la Convención que se reuniría en la ciudad de México, tomando en cuenta que ya existía una situación de rompimiento entre la División de Villa y la Primera Jefatura; por tal motivo, los jefes constitucionalistas les ofrecieron que la Convención podría reunirse en Aguascalientes, punto intermedio entre las ciudades de México y Chihuahua, en las que estaban los cuarteles generales de la Primera Jefatura y de la División del Norte, respectivamente.
Después de este ofrecimiento, los jefes constitucionalistas partieron con destino a Aguascalientes para reunirse con Obregón, y el día 30 de septiembre tomaron el siguiente acuerdo:
Cumpliendo comisión que Junta de Jefes reunidos en México, día '27, confirióme en compañía generales Iturbe, Santos Coy, Hay, Saucedo, García Aragón, Trujillo y Sosa y coronel Santoyo, trasladámonos a Zacatecas para para conferenciar con general Villa, Robles, Aguirre Benavides, otros jefes de la División del Norte, y generales Natera, Bañuelos, Domínguez, Triana y Eulalio Gutiérrez. Resultado de conferencias, fue en definitiva el siguiente acuerdo: Suspensión de actitud hostil por ambas partes, cesando desde luego todo movimiento de tropas. Para día cinco octubre, deberá reunirse en Aguascalientes mayor número posible de generales Constitucionalistas, para Convención General, que verificaráse, empezando día 10. Objeto reunirse desde día 5, es establecer intercambio de ideas entre todos los jefes, para que al celebrarse las juntas, llevemos ya unificado, en lo posible, nuestro criterio (7).
De Aguascalientes regresó a México la Comisión, el mismo día que iniciaba sus trabajos la Convención convocada por la Primera Jefatura, el 1° de octubre, y reuniéndose con el señor Carranza, trabajaron empeñosamente por que éste accediera a que se trasladara a Aguascalientes, lo que finalmente aceptó.
Como lo había dispuesto oríginalmente el señor Carranza, la Convención inició sus trabajos en la ciudad de México, la tarde del 1° de octubre de 1914, sesionando en el local de la Cámara de Diputados; pero a esta reunión únicamente concurrieron por sí o por medio de representantes, los gobernadores de Estado y jefes con mando de fuerza adictos a la Primera Jefatura de la Revolución; las sesiones celebradas en la Capital se efectuaron del 1° al 5 de octubre, fecha esta última en que se acordó tras caluroso debate, trasladarse a Aguascalientes, donde según el delegado licenciado Luis Cabrera, se continuarían las sesiones.
En Aguascalientes, las reuniones se iniciaron la tarde del 10 de octubre, y el primer asunto a discusión fue el de considerar o no esta reunión como una continuación de la iniciada en la ciudad de México y sin declararlo categóricamente, optaron por considerarla una nueva Convención, al tomar en cuenta que en ella no estaban solamente representadas las fuerzas adictas al Primer Jefe, sino que para esa fecha ya había allí delegados constitucionalistas y villistas; procedieron a nombrar una nueva mesa directiva de la asamblea, recayendo la Presidencia de las juntas previas en el general Antonio I. Villarreal.
Las sesiones de los días 10 al 14 de octubre fueron dedicadas a la discusión y aprobación de credenciales de delegados presentes o representados, de acuerdo con la convocatoria, y en la sesión del día 12, el general Angeles propuso que se invitara a los jefes militares bajo las órdenes de Maytorena y de Emiliano Zapata, porque sin su presencia no se podría lograr ni la pacificación ni decidir los destinos del país; habiendo sido aprobada, se designó en la sesión del día 15 una comisión encabezada por el propio Angeles para hacer la invitación.
En la sesión del 14 de octubre se procedió a la elección de mesa directiva, habiéndose ratificado por unanimidad los cargos de Presidente y Vicepresidentes a los generales Villarreal, Robles y Natera, así como de los Secretarios, generales Mateo Almanza y Samuel M. Santos y coronel Marciano González, habiendo sólo substituido al coronel Federico Montes por el coronel e ingeniero Vito Alessio Robles. En esta misma sesión los miembros de la directiva y todos los delegados presentes protestaron cumplir y hacer cumplir las decisiones de la asamblea y estamparon su firma en la bandera nacional, tras lo cual el general Villarreal declaró instalada solemnemente la Convención, y en cumplimiento de la propuesta de los delegados Eduardo Hay, Alfredo Rodriguez y Roque González Garza, que fue aprobada por la asamblea, la declaró Soberana.
El 17 de octubre arribó a la ciudad de Aguascalientes el general Villa y se presentó ante la Convención, y habiendo rendido también la protesta, estampó su firma en la bandera.
En la sesión del 19 de octubre, se dio cuenta de una proposición suscrita por los delegados Hay, Aguirre Benavides, Madero (Raúl), Obregón, Eduardo C. González y F. Gutiérrez de Lara para que la Convención invitara al Primer Jefe Venustiano Carranza a rendir la protesta o a designar segunda persona que lo representara, habiéndose comisionado a los generales Obregón, Cesáreo Castro y coronel Manuel Chao, para que se trasladaran a México a cumplir el acuerdo de la asamblea.
Entre tanto, la Convención prosiguió sus trabajos entre asuntos trascendentes y triviales, encuentros oratorios que amenazaban llegar a la reyerta personal y un dislocado apuntamiento de los graves problemas nacionales que debía atender la revolución triunfante. Para entonces, dos hechos importantes sí habían quedado definidos: la designación de una Comisión de Programa y la publicación de un periódico que difundiera los ideales de la Convención Revolucionaria, habiéndose designado como su director al periodista y escritor Heriberto Frías, quien desgraciadamente no pudo dar principio a su tarea hasta el 16 de noviembre, cuando ya habían pasado los más importantes acontecimientos de la asamblea revolucionaria.
La mística de unidad con que los convencionistas querían realizar sus trabajos, les hizo esperar hasta el día 22 de octubre el arribo de los delegados zapatistas, no tratando hasta entonces ningún asunto trascendente, inclusive la renuncia que ya había presentado el Primer Jefe, por considerar que éstos deberían resolverse estando también presentes los delegados del Ejército Libertador del Sur.
De todas las sesiones, sin duda que la muy prolongada del 27 de octubre fue la más borrascosa, cuando el delegado del Sur, licenciado Antonio Díaz Soto y Gama, en un apasionado discurso demandaba de la asamblea la aceptación de los principios del Plan de Ayala, para darle verdadero contenido social a la revolUción triunfante. Las palabras de Díaz Soto y Gama, apasionadas y fogosas, hicieron creer a los delegados que llevaban injurias para la bandera mexicana, y al escucharlas, desenfundaron sus armas y amenazantes sobre el orador, estuvieron a punto de provocar un desastre que tal vez hubiera dado fin a la asamblea. La energía del Presidente de la asamblea y la persuasión de muchos delegados, hicieron volver la calma; siguieron las discusiones y en la sesión del día 28 fue aceptado en todas sus partes el Plan de Ayala, para hacerlo figurar en el Gobierno que nacería de la Convención.
En la sesión del 29 de octubre se dio cuenta de la respuesta de don Venustiano Carranza, en la que manifestaba los motivos por los cuales no concurría a Aguascalientes. Su mensaje provocó acaloradas discusiones que dieron como resultado su destitución de los cargos de Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y Encargado del Poder Ejecutivo; la suspensión de las Jefaturas de Cuerpo de Ejército y Divisiones, cuyos jefes quedarian a disposición de la Secretaría de Guerra, y el retiro del general Francisco Vílla como jefe de la División del Norte.
Acéfala la Jefatura de la Revolución y la Presidencia de la República, la Convención procedió a elegir un Presidente Provisional, recayendo el triunfo en el general coahuilense Eulalio Gutiérrez, quien rindió la protesta de su cargo en la sesión del día 6 de noviembre, iniciando así el Gobierno de la Convención.
Hasta la sesión antes citada abarca esta publicación de las Crónicas y Debates de la Soberana Convención Revolucionaria, tanto por lo voluminoso de lo escrito como porque al rendir la protesta el general Gutiérrez, se señaló tentativamente la conclusión de una etapa de trabajo, ya que la asamblea se propuso sólo concluir las disposiciones que regirían el Gobierno Provisional y que la Convención entrara en receso hasta que sus fuerzas ocuparan la ciudad de México, nombrando al efecto una Comisión Permanente cuyas atribuciones serían preparar dictámenes, estudiar lo relativo al programa revolucionarío y convocar a la reanudación de las sesiones en la Capital de la República, tan pronto ocurriera la ocupación.
La edición de este libro, proyectada y realizada por la Comisión Nacional para las celebraciones civicas del año de 1963, próximos a conmemorarse los cincuenta años de estos acontecimientos, constituye una extraordinaria aportación para la Historia de la Revolución Mexicana. La Soberana Convención Revolucionaria tuvo por objeto unificar a todos los grupos que habían participado en la guerra civil desde 1910, para poder lograr la pacificación del país y condensar en un programa social las aspiraciones reivindicatorias del pueblo. Y aun frustrada por la derrota en la lucha armada, no deja de ser uno de los momentos culminantes de la Revolución, el primero en el que se intentó planear la transformación social de México, que no pudo empezar a lograrse sino hasta el Congreso Constituyente dé 1917, al que concurrieron muchos revolucionarios que hicieron su aprendizaje parlamentario en la Convención y en ella tomaron contacto con hombres e ideas surgidos en otros lugares de la patria y en otros campos de batalla.
Dificil tarea ha sido la de integrar esta primera parte con las Crónicas y debates de las sesiones de la Soberana Convención Revolucionaria, celebradas: del 1° al 5 de octubre en la ciudad de México y del 10 de octubre al 6 de noviembre en la ciudad de Aguascalientes. El archivo de la Convención se encuentra parcial y desordenadamente acumulado en una montaña de papeles en los archivos de la Cámara de Diputados de la ciudad de México, de la cual solamente se pudieron obtener las versiones taquigráficas de unas cuantas sesiones; los periódicos de la época El Liberal y El Pueblo, cuyas colecciones se conservan en la Hemeroteca Nacional, están salvajemente mutilados, y el periódico La Convención, que en su publicación siguió los mismos azares de la asamblea, publicándose del N° 1 al 5 en la ciudad de Aguascalientes, del 6 al 13 en la de San Luis Potosí, del 14 al 49 en la de México, del 50 al 73 en la de Cuernavaca y del 74 al 137 nuevamente en la Capital de la República, es una positiva rareza ya que se conocen únicamente dos colecciones, ambas incompletas: la de la Hemeroteca Nacional, a la que le faltan los números 6 al 13, 42 al 48, 50 al 73, 109 al 112 y el 132 y la de la Biblioteca del ingeniero Vito Alessio Robles, que solamente llega al número 83, en la que faltan los números 1 y 2, 5, 7, y 8, 73, 75 y 77; y de las sesiones en Aguascalientes, solamente publica hasta una parte de la del 29 de octubre.
Sin embargo, con estos elementos de trabajo se pudo integrar totalmente esta obra, en cuya realización y con toda justicia debe mencionarse al señor ingeniero Manuel Moreno Torres, Director de la Comisión Federal de Electricidad, quien ordenó la microfilmación de los debates publicados en el periódico La Convención; del señor Felipe López Licea, encargado del microfilm, que laboró empeñosamente; de la señora Carlota Ramírez Qintanar, de la Hemeroteca Nacional, por su eficaz ayuda; y de la señorita Irma Hernández, por su labor mecanográfica.
México, julio de 1964.
FLORENCIO BARRERA FUENTES.
Notas
(1) Manifiesto del C. Gral. Francisco Villa a la Nación, Documentos que Justifican el Desconocimiento del C. Venustiano Carranza como Primer Jefe de la Revolución. Chihuahua. Tipografía del Gobierno. 1914, pág. 125.
(2) Manifiesto citado, págs. 102 y 103.
(3) Ocho Mil Kilómetros en Campaña. Por el General Alvaro Obregón. Libreria de la Vda. de Ch. Bouret. México. 1917, pág. 277. También puede consultarse esta obra aquí, en nuestra Biblioteca Virtual Antorcha. Precisión de Chantal López y Omar Cortés.
(4) Obregón, obra citada, págs. 278, 279 y 280.
(5) Manifiesto citado, págs. 30 y 31.
(6) Obregón, obra citada, pág. 330.
(7) Obregón, obra citada, pág. 331.