CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA
Compilador: Florencio Barrera Fuentes
SESIÓN DEL 13 DE NOVIEMBRE DE 1914
Crónica del periódico La Convención, publicada en su edición del día 14 de noviembre de 1914
Positivo interés revistió la sesión ordinaria a que ayer fueron convocados los convencionistas, a las cuatro y media de la tarde, hora en que el general Pánfilo Natera declaró abierta la sesión.
Antes de que la Secretaría diese cuenta con el acta de la anterior, el teniente coronel Castillo Tapia solicitó la palabra, para indicar que la asamblea debería conocer el resultado de la entrevista reciente que celebraron en la ciudad de Lagos el Presidente Provisional de la República y el general Pablo González, entrevista para la cual, recuerda, no estaba facultado el Supremo Magistrado.
La Secretaría interrogó a los convencionistas acerca de su conformidad con que se llamara a informar al ciudadano presidente, y como la respuesta fue afirmativa, la mesa designó en comisión a los generales Martín Espinosa, Ildefonso Pérez y teniente coronel Guillermo Castillo Tapia, para que pusieran en conocimiento del general Gutiérrez los deseos de la Convención.
LA ENTREVISTA EN LAGOS
La Comisión señalada partió a cumplir su cometido, y momentos después, llegó al salón el Presidente Provisional de la República, que se apresuró a cumplir los deseos de la asamblea. El presidente informó que habiendo recibido varios telegramas, algunos de los cuales son conocidos de la Convención, y en los cuales el general Pablo González le invitaba a tener una conferencia para tratar de evitar posibles y lamentables acontecimientos, accedió a esa solicitud, partiendo la noche del miércoles a la ciudad de Lagos, hasta donde fueron a esperarle los generales Saucedo, Menchaca y Elizondo, quienes le llevaron al lugar en que aguardaba el general en jefe, Pablo González. El general Gutiérrez agregó que después de haber proporcionado amplios informes al jefe 'de las tropas carrancistas, explicándole cuál es la verdadera situación, le hizo ver que, para evitar derramamiento de sangre, sólo había un medio: que convenciera al general Venustiano Carranza de la necesidad imprescindible de su retiro del poder, y le haga ver que, hasta que eso no se consiga, el general Francisco Villa no abandonará el mando de la División del Norte; en la inteligencia de que el mismo día que el ciudadano Carranza ceda en sus pretensiones haga entrega del Gobierno, el general Villa entregará sus fuerzas y las oficinas de la región que ocupa militarmente.
El general Pablo González prometió al presidente, con toda solemnidad, que irá a ver al general Carranza y le pedirá su renuncia. El por su parte, sólo pidió al general Gutiérrez que evite el avance de las tropas de la Convención al Sur de Lagos, mientras se determina la postrera actitud del general Carranza.
CUANDO SE RETIRARA EL GENERAL VILLA
Después de un pequeño incidente surgido entre los delegados Castillo Tapia y Gutiérrez de Lara, motivado por informes que anteriormente proporcionó éste, el teniente coronel Castillo Tapia reprocha al Presidente Provisional de la República el haber marchado a conferenciar con el general Pablo González. También le critica la actitud de mantener en esta ciudad al general Francisco Villa, a quien la Convención depuso del mando de la División del Norte, en la misma fecha que al general Carranza.
El presidente se apresuró a responder los cargos anteriores: dijo que el general Villa le ha manifestado, no solamente que acepta los acuerdos de la Convención, sino que desde que le fueron conocidos, estaba dispuesto a salir de Aguascalientes el día y hora en que el jefe del Ejecutivo se lo ordenara. Y ampliando su informe acerca de la conferencia en Lagos, agregó el presidente que dirigió al general González la siguiente interpelación: En el caso de que Carranza no renuncie, que no quiera retirarse como es lo más probable, ¿qué hará usted? Aquí tiene diez mil hombres que pertenecen a la Convención, ¿qué piensa usted hacer con ellos?
Y el general Pablo González respondió:
Pues voy a ver qué hago. Tan pronto como regrese de Córdoba, vamos a reunimos los generales y decidiremos lo que deba hacerse y de lo cual estará usted informado debidamente.
Esta última declaración dio margen a que el teniente coronel Castillo Tapia llamara la atención de la asamblea, acerca de que iban transcurridos muchos días y de una manera clara y definitiva aún no se sabe lo que deberá hacerse.
El coronel Berlanga observó que la Convención dejó en libertad al Presidente de la República para que hablara con el general Pablo González, pero que al mismo tiempo se le hizo saber que la asamblea, no revocaría sus acuerdos y por lo mismo, que no reconocería ninguno de los arreglos a que se llegara con el jefe del Ejército del Noreste. Propuso que fueran desconocidos los convenios de que hizo mención el señor presidente, porque ellos vienen a entorpecer la marcha de las operaciones militares, y pugnan con la voluntad de la Convención, que el 10 de los corrientes declaró la guerra al general Carranza.
HOY TERMINA LA RECONCENTRACION DE LAS TROPAS
El avance de las tropas de la Convención -se apresuró a responder el general Gutiérrez- no sufrirá ningún entorpecimiento, porque -dijo-, anteriormente habló con el jefe de las operaciones militares, y éste le informó que, para reconcentrar todas las tropas necesarias para tal fin le eran necesarios tres días, al cabo de los cuales iniciaría su ataque sobre las posiciones enemigas. Teniendo en cuenta tales informes, el presidente concedió un plazo comprendido dentro de ese término, para que el general Pablo González hiciera las gestiones que estimara convenientes, advirtiéndole que pasados esos tres días, las tropas estarán reconcentradas y listas para dar comienzo a las operaciones militares.
Nuevamente la discusión alcanzó caracteres de acaloramiento. Los delegados Castillo Tapia y Berlanga consideraron que el presidente habíase extralimitado en sus actos. El coronel González opinó que los jefes de las operaciones militares estaban facultados para conceder parlamento al enemigo, cada vez que lo juzgaran conveniente.
Con esto se dio por terminado el incidente. El presidente, acompañado de la Comisión, se retiró del teatro. Después, a interpelación de Castillo Tapia, el general Martín Espinosa expresó de un modo categórico que el general Pablo González manifestó que, si para hoy en la tarde no lograba convencer a Carranza, sobre la necesidad de que se retirara, las tropas de su mando las pondría a las órdenes de la Convención.
Se puso a discusión una proposición presentada por el licenciado Antonio Díaz Soto y Gama, y apoyada por el delegado Alejandro Aceves. Dicha proposición, relativa al quórum, es la siguiente:
Será quórum legal para tratar y resolver cualquier asunto, la mitad, más uno, de los delegados que permanezcan fieles a la Convención.
La misma proposición contenía otros dos capítulos, que fueron desechados por la asamblea, aprobando únicamente el que dejamos apuntado.
EL RECESO DE LA CONVENCION
Acto seguido el coronel González Garza hizo notar la conveniencia de que la asamblea reconsiderara una moción que la noche anterior había rechazado sin el debido estudio. Esa moción refiérese a la conveniencia de nombrar una Comisión Permanente, que entrará en funciones cuando la Convención quede en receso. La asamblea estuvo conforme en ello, y la secretaría dio lectura a dicha proposición que dice:
1° Nómbrese por elección la Comisión Permanente compuesta de veintiún miembros, que entrará en funciones, cuando en tres sesiones ordinarias consecutivas quede sin quórum esta soberana asamblea.
2° Las atribuciones de la Comisión Permanente serán:
I. Preparar dictámenes.
II. Estudiar lo relativo al programa revolucionario, y
III. Convocar a sesiones, a la inmediata ocupación de la ciudad de México, por las fuerzas sostenedoras de la Convención.
LA COMISION PERMANENTE
Después de un debate amplio y empeñado, las dos primeras partes de la proposición quedaron aprobadas sin modificación y una tercera fue desechada y en su lugar se puso la proposición relativa al quórum, aprobada anteriormente. En seguida se pasó a designar, por elección, el personal de la Comisión Permanente, que resultó integrada por delegados pertenecientes a todos los grupos representados en la Convención y que son los siguientes:
Martín Espinosa.
Guillermo García Aragón.
Felipe Gutiérrez de Lara.
M. Contreras.
Roque González Garza.
Vito Alessio Robles.
Alberto Piña.
Luis González.
Manuel Zevada.
Pánfilo Natera.
M. Carlos de la Vega.
Daniel Ríos Zertuche.
A. García Balderrama.
Dionisio Marines.
David G. Berlanga.
José Inocente Lugo.
Saúl B. Gallegos.
Alejandro R. Aceves.
Miguel Peralta.
Esteban Márquez.
Enrique W. Paniagua.
LA INVESTIDURA DEL GENERAL GUTIERREZ
Finalmente, fue puesta a discusión una proposición suscrita por los señores Gutiérrez de Lara, Piña, Espinosa y algunos más y de la cual fue retirada con permiso de la asamblea, la fracción tercera referente a investir de facultades extraordinarias al Presidente de la República, en los ramos de Relaciones exteriores y Justicia, merced a juiciosa observación del coronel Berlanga. Dicha fracción será modificada y discutida en la próxima sesión.
La proposición de referencia, que fue aprobada por mayoría de votos, quedó concebida en los términos siguientes:
Primera. Si al fenecer el periodo para el cual ha sido designado como Presidente Provisional de la República el C. Eulalio Gutiérrez, y la Convención no pudiere, por causa de fuerza mayor, proceder a nueva elección, se faculta al mismo ciudadano para que continúe en el ejercicio de su encargo hasta que la Convención pueda hacer la elección de que se trata, conforme al artículo 12 del Plan de Ayala.
Segunda. Si durante el plazo o la prórroga del período presidencial ocurriere la falta absoluta o temporal del C. Presidente provisional, éste será sustituido por las personas que integran su gabinete en calidad de Secretarios de Estado, según el orden de Protocolo.
A las 10 y 15 p. m. terminó la sesión.