Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera Fuentes | Sesión del 23 de enero de 1915 | Sesión del 31 de enero de 1915 | Biblioteca Virtual Antorcha |
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CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA
Compilador: Florencio Barrera Fuentes
SESIÓN DEL 25 DE ENERO DE 1915 CELEBRADA EN LA CIUDAD DE MÉXICO
Crónica del periódico La Convención, publicada en su edición del día 26 de enero de 1915
Con el número competente de ciudadanos Delegados, la sesión de ayer, presidida por el general Montaño, se abrió, a las cinco de la tarde.
El acta de la sesión verificada el sábado, resultó aprobada en votación económica. En seguida se dio lectura a las iniciativas que insertamos al final de esta nota y sobre las cuales recayó el trámite de que pasen para su estudio, a las comisiones respectivas.
El Delegado Pasuengo preguntó cuándo se iba a tratar el punto relativo al nombramiento de presidente, que debe funcionar durante el período preconstitucional y el general Montaño contestó que hoy se ocuparía la Asamblea de ese importante asunto.
Subscripta por los Delegados Fierros, Ortiz, Lecona, Martínez, Bolaños, Cuarón y otros, se presentó una iniciativa que dice:
Prevéngase a los ciudadanos Delegados que no deben faltar sin previo aviso a las sesiones de esta Convención.
El Delegado que, sin causa justificada, deje de concurrir a tres sesiones consecutivas, será penado con una multa no menor de quince pesos ni mayor de cincuenta, a juicio del Presidente de la Asamblea.
El producto de las multas impuestas será destinado a la Beneficencia Pública.
Considerando el asunto de obvia y urgente resolución, el ciudadano Fierros, signatario del Proyecto, hizo uso de la palabra para fundarlo, basándose en que ha venido notando que varios delegados, después de pasar lista abandonan el salón o no concurren a las sesiones con la puntualidad debida, dando por resultado que cuando se vota un asunto importante la votación demuestra que faltan representantes para completar quórum.
Puesto a discusión en lo general, hicieron uso de la palabra en contra, los ciudadanos Caraveo, Marines, García, Chargoy, Castellanos y Pasuengo, y en pro, los Delegados González, Ortiz, Casta, Cuarón y Méndez.
Aprobada la moción en lo general, se puso a discusión en lo particular, inscribiéndose para hablar en pro, los ciudadanos Fierros, Méndez y Castro, y en contra los ciudadanos Montaño, Bermúdez de Castro y Nieto.
Considerando el asunto suficientemente discutido, en votación económica se rechazó, por mayoría de votos.
Con el asentimiento de la Asamblea se permitió a los autores de la proposición desechada presentar una nueva. Luego se sometió a la consideración de los delegados la siguiente iniciativa:
Nómbrese una Comisión para que en un plazo no mayor de tres días, redacte el Reglamento a que debe sujetarse la Asamblea.
La Mesa designó para tal objeto a los Delegados Zubiría y Campa, Héctor Fierro y prosecretario J. Bermúdez de Castro.
Habiendo anunciado la Secretaría que el ciudadano Presidente de la Convención, Encargado del Poder Ejecutivo se hallaba a las puertas del salón, fueron designados el general Pasuengo y el doctor Cuarón, para introducirlo.
En seguida el general González Garza ocupó la tribuna para informar a la Asamblea detalladamente, acerca de su gestión oficial durante los días que lleva de ocupar la primera magistratura. El infonne del Encargado del Ejecutivo lo insertamos en otro lugar.
Las iniciativas presentadas fueron las siguientes:
EXPLOTACION DE LOS FUNDOS MINEROS
Los subscritos ruegan respetuosamente a la Soberana Convención, se sirva tener en cuenta la imperiosa necesidad de acudir al remedio inmediato y efectivo de los males económicos y financieros que afligen a la República, principalmente por causa de la depreciación del papel moneda debida a la falta de garantía que se traduzca en especies metálicas; y como la única solución posible es la creación de un fondo que garantice con valores reales, o sea con depósitos de oro o de plata, la circulación del papel, proponen los infrascritos el siguiente
PROYECTO DE LEY
Artículo primero. Se fija a los propietarios de minas de oro o de plata, un plazo de quince días, a contar de la fecha de la promulgación de esta ley, para que se dediquen a explotar dichos fundos mineros con toda la amplitud que la naturaleza de cada fundo permita.
Artículo segundo. Pasado dicho plazo sin que los propietarios de minas hayan cumplido con lo dispuesto en el artículo anterior, el gobierno tendrá el derecho de incautarse de las minas respectivas y de explotarlas, por cuenta de la nación, conforme al Reglamento que la Secretaría de Hacienda expida.
La tercera parte del producto neto de la explotación se aplicará al propietario respectivo y el resto quedará a beneficio del Erario.
Artículo tercero. Si el gobierno emprende la explotación conforme al artículo que antecede, el dueño de la mina tendrá derecho a nombrar un interventor que vigile los trabajos.
Artículo cuarto. En caso de explotación por cuenta del propietario, en los términos del artículo primero, el gobierno tendrá a su vez el derecho de nombrar un interventor a sus expensas, el cual vigilará minuciosamente la negociación y cuidará de que no disponga el propietario de los metales extraídos, a fin de que no se violen los fines de esta ley.
Artículo quinto. Tanto en el caso de explotación por parte del gobierno, como en el de explotación por parte de los propietarios, la cantidad total de metales que se extraiga será entregada al agente que el gobierno designe para que, convertida en barras de plata u oro, se deposite en las arcas nacionales para garantizar la emisión de papel moneda que en la actualidad circula en la República.
Artículo sexto. Cuando la explotación se haga por los propietarios, los productos que entreguen al Erario se les pagarán en la siguiente forma: la mitad del valor de las especies metálicas que entreguen será pagada a la par, en billetes de circulación forzosa; y la otra mitad en bonos pagaderos a un plazo no menor de quince años, con interés del cuatro por ciento anual, conforme a la ley respectiva, que para el efecto se expedirá posteriormente.
Artículo séptimo. El Gobierno Federal irá depositando en la Tesorería o en un Banco de Estado que deberá fundarse a la mayor brevedad, las barras de oro y de plata que se vayan obteniendo en virtud de la explotación de los diversos fundos mineros, y con ese depósito se irá garantizando o amortizando paulatinamente y en la forma que acuerde la Secretaria de Hacienda, las diversas especies de papel moneda que en la actualidad existen.
Artículo octavo. La Secretaria de Hacienda presentará desde luego las bases para la creación de un Banco de Estado, y expedirá los reglamentos indispensables para la inmediata aplicación de esta ley.
Artículo noveno. Dicha Secretaría dará cuenta a la Honorable Convención del uso que haga de las facultades que por esta ley se le conceden.
México, a 23 de enero de 1915.
Antonio Díaz Soto y Gama.
Genaro Palacios Moreno.
(Trámite: Pasa a la Comisión de Hacienda)
UNA ASAMBLEA LEGISLATIVA
Considerando: que para el mejor funcionamiento de los poderes públicos, durante el periodo preconstitucional, es indispensable deslindar sus atribuciones y definir su competencia, los subscritos proponemos a la Soberana Convención se sirva decretar lo siguiente:
Artículo primero. La Soberana Convención Revolucionaria se constituye en Asamblea Legislativa.
Artículo segundo. Por tanto, dicha Convención tendrá todas las atribuciones, facultades y obligaciones de Supremo Poder de la Nación, para el periodo preconstitucional.
Artículo tercero. Además, conocerá de los asuntos para los cuales le den competencia las leyes que ella misma expida, o las disposiciones o acuerdos que haya dictado con anterioridad a este decreto.
Transitorio. Esta ley comenzará a surtir sus efectos desde la fecha de su promulgación, y el Poder Ejecutivo de que se ha hecho cargo por las circunstancias de momento, la Convención seguirá ejerciéndolo por conducto de su presidente, en los términos del decreto fecha 15 del corriente.
Sala de sesiones de la Convención Revolucionaria.
Enero 23 de 1915.
Genaro Palacios Moreno.
(Trámite: Pasa a la Comisión de Gobernación)
INFORME DEL ENCARGADO DEL EJECUTIVO
EL GENERAL GONZALEZ GARZA EXPRESO ANTE LOS DELEGADOS CUAL ES LA SITUACION GENERAL DE LA REPUBLICA
En la sesión de ayer de la Soberana Convención Revolucionaria, el Licenciado Soto y Gama anunció que el General Roque González Garza, Presidente de la Convención y Encargado del Ejecutivo, deseaba informar a la Asamblea acerca de su gestión administrativa y de las condiciones generales por que atraviesa la Nación. Se nombró en Comisión a los Delegados Cuarón y Piña para que introdujeran al ciudadano Presidente, quien después de pedir la palabra se expresó en los siguientes o parecidos términos:
INFORME DEL GENERAL GONZALEZ GARZA
El gran deseo de cumplir mi deber me trajo a esta Asamblea para informaros de la gestión gubernamental y administrativa que he llevado a efecto, como Encargado del Ejecutivo por mandato de Vuestra Soberanía, y porque considero que el espíritu del artículo por medio del cual me hice cargo del Ejecutivo, se refiere a diez días. Y creo indispensable dar cuenta de mis actos. Es oportuno declarar muy alto que ni mis conocimientos, ni mi edad, ni mi experiencia, ni hechos anteriores, me señalan como el indicado para sobrellevar la enorme carga que sobre mis hombros habéis depositado, y anhelo y vengo a pugnar por que esta responsabilidad se diluya, no sólo en este cuerpo colegiado: aspiro a que cada uno sea responsable ante la Historia y ante la Patria.
Me es altamente satisfactorio el que cada día mi Gobierno esté recibiendo de jefes revolucionarios, adhesiones para esta Convención y ofreciendo el contingente de sus tropas. Hoy, el Gobierno que presido recibió cinco o seis adhesiones, entre ellas la del General Esteban Márquez con no menos de dos mil hombre a su mando, y que recibieron órdenes de coadyuvar en las operaciones militares contra el enemigo que pretende acercarse a la Capital de la República, por Apan. Otras de esas adhesiones provienen del General Ortega, designado jefe político de la Baja California; del Gobernador de Sonora y de otros que no enumero por ser breve. Declaro, sí, que la Convención cuenta con la mayoría de los elementos revolucionarios.
Nuestras relaciones con los países extranjeros no pueden ser más cordiales, dentro del caso especial en que nos hallamos. Tal cordialidad reina, aun sin haber sido reconocido de ninguna nación, puesto que ninguna lo hará mientTas los Estados Unidos no lo iniciaren. El Cuerpo Diplomático residente en la Capital se muestra muy satisfecho de las atenciones que mi Gobierno le procura en el tratamiento de varios asuntos, por ejemplo, el de reclamaciones.
El agente confidencial del Presidente Wilson, en visita que tuvo la amabilidad de hacerme, virtió frases que mucho halagan al que habla. Y manifiesto que marchan por muy buen camino las gestiones que mi Gobierno hace para precipitar el reconocimiento de esta administración por parte de la de Wáshington.
La Legación de Italia ha hecho reclamaciones por cuentas en que intervino el señor Carranza, y se ha hecho lo posible por remediarlo. (Aquí las palabras del Presidente, que fueron pocas sobre este asunto, no llegaron muy claras a nosotros. Parécenos que se refirió a cuentas de un Banco)
El señor Caro, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario del Rey de España, en vista de las circunstancias por que atravesamos, decidió no presentar credenciales; y quedará, mientras tanto, como agente confidencial. Pero habiéndole yo indicado que ya estaba con ese carácter el señor Casso, logré que aceptase que, tan luego como el señor Sánchez Azcona, que ha sido agente en España, reconociese la Convención y fuese, a su vez, reconocido por el Gobierno español, el señor Caro presentaría sus credenciales.
Según todas las probabilidades, uno de los asesinos del señor Madero, el llamado General Cárdenas, fue capturado por las autoridades de Guatemala. Mi Gobierno hizo gestiones ante Su Excelencia el Doctor Ortega, Ministro de Guatemala en México, para que obtuviese que las autoridades de su país retuviesen al criminal, en tanto se ponen en orden los papeles del caso y se solicita la entrega del reo.
En la imposibilidad de que el jefe de las operaciones, General Villa, controle la situación del vasto territorio de la República, mi Gobierno ha efectuado cambios de Gobernadores en Querétaro y Guanajuato.
Hace días amarga noticia llegó a mí, y que me sorprendió, por la confianza ciega que había depositado en un hombre que consideré leal a la Convención y casi conocer bien por ser de mi Estado: el General Gertrudis Sánchez. El cual se ha levantado en armas y se declaró partidario del señor Gutiérrez.
En cambio, el General Martínez ocupó la capital de Hidalgo, y sus tropas combaten por la causa de la Convención.
Nuevo León, en su mayor parte, se halla controlado por las fuerzas convencionistas, y en estos momentos el General Felipe Angeles asume la gobernación de aquella Entidad.
Debo dedicar frases laudatorias al Gobernador del Distrito. El Coronel Alessio Robles ha coadyuvado brillantemente en las labores de mi Gobierno y pronto solicitaré de ustedes se conceda al Coronel Robles el premio a que se ha hecho merecedor.
Grande importancia tiene la formación del Gabinete, y en tanto que la Soberana Convención, de acuerdo con el proyecto de constitución del Ejecutivo, según el sistema parlamentario, toma sus acuerdos, designé personas que se encarguen de las Secretarías, con objeto de que no se entorpecieran las labores administrativas.
Designé al Licenciado Lagos Cházaro, secretario particular del Presidente; al señor Castilla, encargado de Fomento; al señor Rodiles Maniau, jefe del departamento consultivo de Hacienda, encargado de esta Secretaría; al General Serratos, encargado de Guerra, y cuyos acuerdos deben ser aprobados por el ciudadano Presidente, de igual manera que en las otras carteras; al señor Alfredo Guichené, encargado de Gobernación; al señor Roa, encargado de la Secretaría de Instrucción; y al señor Vásquez Schiaffino, de Comunicaciones.
Se ratificó el nombramiento del General Villa, como jefe de las operaciones militares.
Hago presente que los secretarios de Hacienda y Agricultura, que funcionaron en el Gabinete del señor Gutiérrez, no renunciaron ni aprobaron determinaciones de fuga. Por supuestó que acataré los acuerdos de la Convención, y espero de ella la designación de personas idóneas y en quienes tenga confianza y que vengan a descargarme de las pesadas tareas del Ejecutivo.
En Instrucción Pública nada hallo de notable que deciros. Mi Gobierno se ha esforzado en que todos los planteles se dediquen a sus labores, y como tanto en el Gobierno del señor Carranza, como en el del señor Gutiérrez, quedaron sin pagar decenas del cuerpo docente, acordé que inmediatamente les fuesen entregadas. Mi principio es ahorrar en Guerra para que esos fondos se inviertan en la instrucción pública, que, dada la ignorancia de nuestro pueblo, resulta urgente y la única salvadora.
En la Secretaría de Comunicaciones, Correos y Telégrafos, también se han pagado decenas atrasadas, y los servicios funcionan con regularidad en el territorio controlado por fuerzas convencionistas.
Por motivos que no extrañarán a ustedes y por lo que significa la campaña del Norte, el Ejecutivo no tuvo inconveniente en acceder a la indicación del General Villa para que las Líneas Nacionales se trasladasen a Torreón, donde se tramitarán más fácilmente los asuntos de comunicaciones.
Mas como el asunto es delicado, y para ahuyentar toda duda, voy a exponer detalles. El cambio de las oficinas citadas es un movimiento estratégico. que favorecerá las maniobras militares. México, de la que parten ramales como los de Pachuca, Mexcala, el Interoceánico, resultaba una estación terminal en la red controlada, y ello dificultaba la rapidez y facilidad de movilizaciones. Por lo cual, el General Villa optó por trasladar las oficinas dichas a lugar más central de su campaña. No creo aventurado decir que dentro de quince días se controlará la región carbonífera de Coahuila, que será fuente de riqueza, y tendrá grandes consecuencias en la campaña, puesto que hasta hoy ha habido escasez de combustible, tanto que de aquí proviene la carestía de artículos de primera necesidad, y de ahí también la paralización del servicio de trenes que el comercio reclama.
Dentro de quince o veinte días, la región petrolera se hallará en manos de la División del Norte, y esto traerá gran provecho en la eficacia de los transportes, puesto que Sus Señorías saben que en el material rodante hay máquinas que consumen carbón y máquinas que se alimentan con petróleo.
Las Líneas Nacionales volverán a la ciudad de México, una vez obtenidas las ventajas que se esperan de la campaña del Norte, y se trasladarán donde las necesidades lo reclamen cuando continúe la campaña del Sur.
Los telégrafos funcionan muy bien en la parte dominada por el Gobierno. Manifiesto a ustedes que he creído indispensable establecer censura, y esto no me será censurado por ustedes. Se trata de una medida impuesta por las circunstancias de la guerra, y también con el objeto de que no se propalen mentiras en el extranjero. La censura desaparecerá en cuanto se normalice la situación del país.
En la Secretaria de Fomento también se pagaron decenas adeudadas por los gobiernos anteriores. En la Secretaría de Justicia síguese igual resolución, y de este Ministerio quiero hablaros de ciertos estudios sobre proyectos de ley, que oportunamente os serán presentados. En especial hablaré del que se refiere a la nulidad de actos jurídicos durante el Gobierno de Huerta, y que traerá muchas importantes consecuencias, como la revalidación de actos notariales y del estado civil.
En segundo término, hay el deseo de establecer un departamento de iniciativas y quejas, así como la reforma de los códigos de Procedimientos Civiles.
En la Secretaría de Agricultura todo se halla en estado embrionario, y como el General Palafox, que se halla encargado de ella, a la vez tiene la jefatura de las fuerzas de esta capital, él hace esfuerzos sobrehumanos.
En la Secretaría de Hacienda se designó comisión investigadora de las existencias del tesoro. Se halló que el día 15, antes de la salida del General Gutiérrez había trece millones doscientos mil y pico de pesos. De la investigación resulta que el General citado, dejó alrededor de medio millón en billetes falsos y un poco más de dos millones setecientos mil pesos en otros valores. (El Presidente estuvo dando cifras exactas) La diferencia en favor del General Gutiérrez, es de más de diez millones de pesos.
El Ejecutivo, para pagos imperiosos, decidió adoptar una medida que le ha dado cerca de veinte millones de pesos. Y es, que el Gobierno anterior dejó las planchas de la oficina impresora para billetes de cien pesos, de la emisión autorizada en tiempo del señor Carranza, y que es igual a la emisión que se hizo en tiempo del señor Gutiérrez.
Como se había dado decreto para erogar quince millones en gastos de guerra y compra de armamento, y el General Gutiérrez se llevara poco más de diez millones y alrededor de cuatro millones y medio se hubiesen ya erogado, resulta que este decreto que carga quince millones a mi Gobierno, debe en realidad cargarlos al anterior. Y así se ha autorizado nuevo decreto de quince millones. (Este documento se leerá en otra parte del periódico)
En este manejo de los fondos públicos, los Generales Robles y Blanco se despacharon con la cuchara grande -añadió el señor Presidente González Garza-. En estos días, a pesar de lo anterior, ha habido más dinero. Los ingresos han sido de cinco millones, cuatrocientos mil y pico de pesos. Los egresos, alrededor de tres. (Insistimos en que el señor Presidente dio cifras exactas)
El día 21 de enero había en la caja de la Tesorería dos millones, ciento veintiséis mil setecientos cuarenta y nueve pesos. En la Casa de Moneda, en oro y cobre, que pasó desapercibido al señor Gutiérrez, hay poco más de trescientos veintiún mil pesos. Hay ciento treinta mil ochocientos pesos en monedas de oro, ciento sesenta y nueve mil novecientos setenta y nueve pesos en cobre, y diez y siete mil trescientos veintidós pesos en billetes fraccionarios, resultantes del canje. En resumen, la existencia actual es de unos tres millones, quinientos sesenta mil pesos.
La campaña del Norte ofrece intensidad tal, que no vacilo en igualarla a la que sucedió cuando combatíamos a las fuerzas de Victoriano Huerta. En todas partes se combate: lo mismo en Coahuila que en Nuevo León, que en San Luis Potosí, que en Sonora y en Sinaloa; en toda la línea desde Tampico hasta Aguascalientes, y desde San Blas hasta el Norte.
En estos momentos el General Villa marcha sobre San Luis Potosi, donde se han concentrado unos veinte mil adversarios.
Ya es tiempo de que el pueblo sepa la verdad y no se le engañe; la verdad debe surgir en el Gobierno, y yo no quiero ocultaros que las fuerzas convencionistas han sufrido un fracaso. Estas fuerzas no pudieron resistir el avance de las tropas del General carrancista Diéguez y del General Murguía, que se le unió, a inmediaciones de Guadalajara. Mi Gobierno confía en que, en vista de este fracaso, se reunirán prontamente tropas y se irá a la revancha. Y la ciudad tapatía será recuperada. Se ha organizado una columna tres veces superior a la que se adueñó de la plaza aludida, y ya marcha sobre ella.
Casi en su totalidad han regresado las fuerzas con que salió el General Gutiérrez, y confiesan fueron engañadas. El General Villa ha desarmado unos doce mil hombres. En la Sierra de Puebla aparecieron grupos que pretendían apoderarse de Necaxa. El Ejecutivo cuenta con el apoyo del General Márquez, el cual se ha comprometido a defender la zona amenazada.
Me es penoso informar a ustedes que no sé a qué atenerme en lo que se refiere a Puebla, pues mientras que el General Palafox me informa que todo va bien, la verdad es que, sin que lo voy a decir deje un resquemor, las informaciones particulares que tengo son distintas. Yo hice salir enviados especiales; además, cuento con informaciones de los ferrocarriles, de la Compañía de Luz y otras, y esta es la verdad, que no me causa rubor decir: las fuerzas del Sur, en quienes el Ejecutivo se apoya por acuerdos que tomó esta Convención, no se hallan acostumbradas a luchar a campo abierto. ¡El enemigo avanza, avanza, avanza!
Yo hago esfuerzos por que la situación no empeore; tengo confianza en los hombres del Sur, pero los hechos dicen que ellos no han podido dar el asalto formal para contener unos tres mil o cuatro mil hombres, y los cuales no traen, en mi sentir, otra intención que distraer fuerzas de la División del Norte para debilitarla. Tengo la seguridad de que cinco mil hombres del Norte serían bastantes para rechazar al enemigo que amenaza la capital. Rogué encarecidamente al General Villa que dejase tres mil de sus hombres en esta metrópoli, pero las necesidades del Norte lo impidieron, pues solamente en San Luis el enemigo ha concentrado veinte mil soldados.
Ante esta situación que he pintado a ustedes: y acostumbrado como estoy a decir la verdad, no me queda otra cosa que informar.
Llegó el momento en que lo dijera todo. Tengo entendido que se me nombró para ocupar el puesto del Ejecutivo, mientras no se designara sustituto. En esta virtud acepté, y en condiciones muy difíciles, cuando ni aún se sabía el número del enemigo. Pero acepté el nombramiento, por remediar la situación; nunca con el deseo de permanecer en la Presidencia, ni mucho menos de encaminar trabajos a este fin. Soy hombre de bien. Tengo conciencia de lo que soy y hasta dónde puedo llegar. Por ende, no me arrastra la ambición.
Y ciertamente me asalta una duda. En un artículo del proyecto de ley que se me envió, se dice que el Ejecutivo durará un año en funciones mientras se elige Presidente constitucional. El artículo se refiere al sustituto del General Gutiérrez, y como yo soy ese sustituto, deseo que recapacitéis. No vengo a dar un golpe teatral, como el de Carranza, cuando renunció y la Convención no supo qué hacer, y el político Luis Cabrera tuvo ocasión para urdir sus maquinaciones políticas. No vengo, pues, a renunciar ni a entregar el poder; pero quiero que en mi sacrificio, en mi deseo de tremolar muy alto la bandera de la Convención, que es el único faro en la obscuridad de la Revolución, tenga yo motivos de confianza. Quiero saber a qué atenerme, y que cada cual tenga su responsabilidad. Estamos muy lejos de entendernos todos bien.
Yo desearía que estos graves asuntos fuesen comprendidos, como otros semejantes los comprendió el canciller alemán, cuando leía el informe de la guerra y pidió que se le oyese de pie, por el respeto de tantas vidas como se estaban segando en la lucha. Deseo, pues, que cada uno se constituya en guardián del interés público: de otra manera el país no se salvará. Si no se atrae a los disidentes, a los hombres de buena fe, tendremos que renunciar a nuestra obra, porque se habrá demostrado con hechos, no con palabras, que no podemos llevarla a buen término.
Las condiciones del país son desastrosas. La Convención tiene la justicia y tiene la fuerza; pero el enemigo se esconde y trabaja maravillosamente bien; decir lo contrario, sobre ser engaño, sería altamente imbécil. (Aplausos)
Tengo aquí estos manifiestos. Uno de Benavides, que se subleva. Este del General Gertrudis Sánchez, que se levanta en armas basándose en consideraciones precisamente contrarias a las expuestas por el General Benavides. Aquí este otro manifiesto del General Gutiérrez, fechado el 13 de enero (antes de salir) y en que declara que la Convención carece de legalidad, precisamente por no haber castígado a los Generales Obregón, Hay y otros, y para quienes la Convención, en su deseo de concordia, tuvo complacencias sin límites; y los esperó en su seno indefinidamente.
Al ver esa desorientación política, cómo no levantar nuestros corazones y atraer a los engañados: no a los malos como Obregón y Pablo González; ni a los malvados como Blanco y Vasconcelos; porque se han de especificar los enemigos. Y precisamente pido de esta Asamblea que expida una ley que me autorice a castigar.
Consecuencia de lo que acabo de decir, es lo que vengo a pedir respetuoso y sumiso y son tres cosas:
Si la Cámara de Diputados en tiempos normales tiene derecho a intervenir en la Tesorería, con mayor razón esta Asamblea: solicito de ella que designe comisión que vigile los fondos, porque por temperamento e idiosincrasia, nada me repugna más que tener injerencia en tales asuntos. Y pido que la Convención designe tesorero, pues aun cuando la prensa ha dicho que yo desigé tesorero al señor Poulat, la verdad es que sólo lo nombré encargado de la Tesorería.
Pido, en segundo lugar, que la Asamblea dé preferencia a la campaña y ratifique o nombre jefe de la campaña del Sur. Si me nombra para dirigir esa campaña, sería yo el más feliz. Organizaría las tropas y las llevaría, no digo seguramente a la victoria, pero sí sabría dirigirlas en el combate, lo cual sería sencillo, porque reconozco su valor y su patriotismo. La Asamblea sabe lo que hace. Yo no quiero ser el responsable de un desastre. Cuando acepto un cargo, o lo hago bien o perezco. Pero no creo que se me haya nombrado como Ejecutivo para que luego mis órdenes no se obedezcan y yo resulte responsable ante la opinión nacional.
No seré el cobarde que furtivamente salga de esta capital; y que luego, como Gutiérrez, diga que aquí no podía obrar. No callaré cosas como el General Gutiérrez dice que las calló.
Que se me haga jefe militar de hecho, y no que hoy veo hay quienes salen a combatir al enemigo, dan la vuelta y regresan: si esto continúa así, rogaré a ustedes que me eliminen.
Quiero que se nombre un jefe con responsabilidades en la campaña.
Lo tercero que vengo a pediros, es que se aclare la duda que me ha dejado el proyecto de ley que me enviasteis. Si se me nombra para ejercer el Ejecutivo por un año, que se me den atribuciones y facultades, y no esté yo a merced de un político. Entendido que si no cumplo mi deber, no sólo se me destituya, sino que se me pase por las armas.
En todo caso, definid hasta dónde llegan mis atribuciones. He dicho.
CONTESTA EL VICEPRESIDENTE MONTAÑO
Luego que el General González Garza terminó de informar, el General Montaño, en funciones de Presidente de la Convención, contestó en términos cordiales al Encargado del Ejecutivo. Se refirió a que, en las pasadas campañas contra los sostenedores de la Usurpación, los soldados surianos libraron verdaderas batallas campales, con muy buen éxito, y a ello se debió que los Estados de Morelos y Guerrero quedaran limpios de ex federales, no obstante de que éstos eran numerosos y estaban mandados por jefes que tenían fama, tales como Ojeda, Olea y Juvencio Robles.
El General Montaño elogió después la labor del Encargado del Ejecutivo, elogió su valor, su honradez y estuvo con él de acuerdo en que es necesario desarrollar una política de atracción con los elementos revolucionarios de buena fe, que engañados por un cúmulo de circunstancias han restado su valioso contingente a las labores de la Asamblea.
Tanto el discurso del General González Garza, como el del General Montaño, se caracterizaron por la sinceridad con que fueron dichos. El público de las galerías y los Delegados hicieron demostraciones de simpatía a ambos ciudadanos.
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