CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA
Compilador: Florencio Barrera Fuentes
SESIÓN DEL 10 DE FEBRERO DE 1915 CELEBRADA EN CUERNAVACA, MORELOS
Primera parte
Presidencia del C. Delegado Otilio Montaño
SUMARIO
Lectura y aprobación del acta de la sesión anterior.- Dictámenes de la Comisión de Hacienda, que consulta si los ciudadanos delegados no deben percibir separadamente de sus gastos de representación, haberes como militares; de la Comisión de Peticiones, que consulta se conceda licencia al ciudadano delegado coronel Enrique Santos Coy; de la misma Comisión, que se propone se tenga como regla, que la Directiva conceda la palabra a los delegados para hacer mociones de orden y defensas de alusiones personales; de la misma Comisión de Peticiones, relativo a la proposición de los ciudadanos Cuervo Martínez y Cervantes; de la propia Comisión, relativo al memorial del ciudadano coronel Rodolfo Rodríguez; de la misma Comisión, relativo a la solicitud de licencia del ciudadano delegado Samuel Femández; de la misma Comisión, relativo a la solicitud del ciudadano Antonio Yépez; de la referida Comisión, consultando si es o no de accederse a la solicitud del Partido Socialista.- Proposición de los ciudadanos Tulio Espinosa y Luis Méndez.- Orden del Día.
(Lista pasada por el ciudadano secretario Lecona)
El C. Montaño (antes de abrir la sesión)
Señores delegados: Me veo en el caso de suplicar respetuosamente a la Honorable Asamblea, tenga la bondad de designar una comisión para que se encargue de la redacción de un reglamento para la Convención, a fin de que a este reglamento se ajusten los debates; el objeto de ello es no dar lugar a malas interpretaciones, y también que se corrijan los desórdenes que he notado en algunos señores delegados. Ustedes habrán observado que hemos tenido varias sesiones, en las que muchos señores delegados han tomado la costumbre de abandonar el salón, no obstante de tratarse de asuntos interesantes; principalmente algunos de ellos, cuando se ven derrotados, recurren a ese medio. El día de ayer se vieron varios casos. No había necesidad alguna de que se fuera a llamar a varios delegados hasta su casa; muchos de ellos no concurrieron a la sesión, y otros muchos, a la mitad de la sesión, o cuando mejor les convenía abandonaron el salón. Voy a hacer una aclaración, porque la juzgo altamente honrada: el día de ayer puse dos soldados en la puerta, porque no tengo, a nadie, más a que a mis soldados, para que desempeñen esas comisiones, con objeto de que manifestaran a los señores delegados que fueran a salir a la calle, que tuvieran la bondad de hacerle conocer a la Mesa el objeto por el que se retiraban de la Asamblea. Repetidas veces, no ahora, desde la capital de la República se ha observado algo que es verdaderamente inconveniente (y yo no quiero que esto dé causa a malas interpretaciones), se ha observado que todos los que se ven derrotados propalan rumores que carecen de fundamento. Todos los surianos estamos acostumbrados a ser honrados, y todos los del Norte creo que lo son también; pero habrá algunos de ellos que den lugar a malas interpretaciones, y que puedan cometer un acto fuera del honor, fuera de la honradez. Yo estoy por el orden, y deseo que la Honorable Asamblea acuerde, si lo cree conveniente, el nombramiento de una comisión que se encargue de la redacción del reglamento de esta Honorable Asamblea, para evitar interrupciones cuando está hablando un orador; muchos piden la palabra para hacer aclaraciones, y disertan largamente, en muchas ocasiones la misma Mesa, queriendo hacer una declaración, no ha podido lograrlo, pues apenas empieza a hablar, se levanta un mundo de delegados interrumpiéndola, y no la dejan explicarse, como sucedió ayer, ayer precisamente; yo estoy acostumbrado a sujetar todas las decisiones de la Mesa a la resolución de la Honorable Asamblea; en ese concepto, ayer fui bastante interrumpido, y en muchas ocasiones no hay verdaderamente a qué atenerse, para resolver asuntos de vital importancia y que se relacionan con los debates; por esa circunstancia me permito hacer la aclaración respecto a los dos centinelas que estuvieron alli; y también me permito hacer la aclaración de que es una necesidad que la Honorable Asamblea tenga en consideración estas razones, para que de esa manera no suframos equivocaciones de ninguna especie, para que de esa manera sigamos nuestros debates tranquilos, y no se dé lugar a interpretaciones, ni a dicterios, ni a calumnias de ninguna especie. De suerte que ruego respetuosamente a la Honorable Asamblea, como primer punto, que se trate desde luego de la Comisión que se debe encargar de la redacción del reglamento, a efecto de que, de esa manera, quedemos perfectamente entendidos. El C. González Cordero Pido la palabra para rectificar algunas frases del señor presidente. No creo que el señor presidente esté en lo justo en lo que dijo hace un momento, de que salían delegados cuando se veían derrotados, porque si se veían derrotados en la votación, no tenía objeto que se salieran, desde el momento en que habían votado, y si no habían votado, mejor para los intereses de ustedes, tenían ya una mayoría en ese momento. Debo advertir al señor presidente, que, cuando se tomó la votación nominal, eran treinta y nueve votos del lado de los señores del Sur, y después, cuando entraron más delegados, fueron cuarenta y cinco votos; así es que no puede decir que porque nosotros nos fuimos o dejamos de irnos pasó el incidente ése. Respecto a lo que dice el señor presidente de que algunos delegados lo interrumpieron, esto siempre pasa en todas partes cuando se acalora el debate, y en el deber de la Mesa está llamar al orden a los señores delegados. Por otro lado, me permito hacer a usted la observación, de que creo que no ha estado en lo justo, de que creo que, de nuestra parte, tenemos la razón en este caso. Un grupo de señores delegados, me ha comisionado a mí, con el señor Fierro y con el señor Zepeda, para presentar ante la Asamblea una respetuosa protesta, respecto del incidente que ayer pasó. En las puertas de este salón un grupo de soldados, bajo el mando de no sé quién, impidió la salida a algunos señores delegados, como si éstos no tuvieran libertad para salir cuando les parezca y volver cuando así les acomode, porque quien puede ordenarles lo hagan o no, es la Patria, pero no es la Mesa; aquélla será la que pueda exigirsele el cumplimiento de sus obligaciones; pero, repito, creo que no se puede impedir que se retire un delegado cuando le plazca. De manera que yo suplico que se mande dar lectura al escrito mío y de mís compañeros, porque creo que es muy ímportante en estos momentos. ¿Permite usted que se le dé lectura? El C. Montaño Sí, señor, no tengo ningún inconveniente. Lo que usted manifiesta, es enteramente inexacto: que los señores delegados se fueran unos antes y otros después ... El C. González Cordero Habían votado ya, señor presidente. El C. Montaño (continúa) Pero no tengo inconveniente, puesto que ustedes lo desean, en que se dé lectura al escrito. Entiendo que las pasiones son las que llevan a algunos señores delegados a cometer esos actos, pero he dado una explicación suficientemente detallada, y, al mismo tiempo, he dicho que era una necesidad no ahora, sino desde la primera vez que me presenté en la capital de la República, como delegado, que los debates tuvieran un reglamento, porque carecíamos de él, y que era lo primero que nos debía haber preocupado desde el primer día; hice notar desde entonces, en el mismo seno de la Convención, que me llamaba la atención que desde Aguascalientes no hubiera reglamento para conducir los debates de esta Asamblea. Precisamente la Mesa, al tener conocimiento de lo que sucedió ayer, ha dado una perfecta explicación, y creo que esa protesta no tiene razón de ser; sin embargo, si ustedes lo desean, no hay inconveniente en darle lectura, y yo suplico que se consulte a la Asamblea si se le da lectura o no. Repito, que he dado las suficientes explicaciones, pero si ustedes quieren alargar este asunto de esta manera, yo estoy dispuesto a lo que la Asamblea diga lo mismo que he dado las explicaciones y he hecho también conocer un error que se ha venido observando desde más atrás, porque si tuviéramos un reglamento a qué atenernos, es claro que no nos encontraríamos en estos conflictos, es claro que no se daría lugar a malas interpretaciones. El reglamento es una ley, y desde el momento en que se fundó esta Convención, es indudable que debieron haberse reglamentado los debates, de tal manera que se supiera a qué atenerse y no tropezáramos con el sinnúmero de dificultades con que hemos tropezado. La Mesa, como a ustedes les consta, no tiene a qué atenerse, puesto que no hay reglamento, y es eso, por lo que he suplicado se designe una comisión para reglamentar debidamente los debates y todo lo que se relacione con la Honorable Asamblea; de este modo no sufriremos equivocaciones, y de esta manera también resolveremos los incidentes análogos al de ayer. Queda a discusión de la Honorable Asamblea, si es de darse lectura o no, a la protesta de que se trata. El C. Soto y Gama Yo creo que para no violar la orden del día, debe ponerse esa protesta entre los documentos en cartera, leerse la misma protesta, y ponerse a discusión en la orden del día de mañana; el asunto carece en absoluto de interés, y todo el que tenga se desarrollará en la sesión de mañana; pero no hay motivo para que, antes de abrirse la sesión, que no se ha abierto, según entiendo y antes de leerse el acta de ella, sin constar en la orden del día, se dé cabida a una proposición que, aun cuando sea de más urgencia, debería dejarse para el lugar respectivo. Yo pido respetuosamente a la Presidencia que ordene que ese documento pase a los documentos en cartera. El C. Samper Pido la palabra. El C. presidente No hay nada a discusión. El C. Samper Para una moción de orden. El C. presidente Tiene usted la palabra, para una moción de orden. El C. Samper He pedido la palabra para apoyar la moción del licenciado Soto y Gama. Creo absolutamente necesario, que, precisamente en un caso como éste, se proceda con toda la mesura y con toda la serenidad de juicio con que debe procederse, tanto más, cuanto que no debemos violar la orden del día, y a fin de que los mismos autores del documento presentado puedan valorizarlo en toda su extensión, y apreciarlo debidamente, es necesario que pase a la misma orden del día. Siendo asunto en que intervienen las pasiones, lo mejor es, para pensar cuerdamente, dejar que pasen los primeros momentos. En nombre de varios de mis compañeros pido que el documento pase a la orden del día para la sesión de mañana. El C. González Cordero Para un hecho: No quiero referirme a lo que dijo el señor presidente hace un momento; nada más quiero decir lo siguiente: que, respecto a la votación de ayer, le protesto que los delegados que salimos, yo entre ellos, habíamos votado ya, no sólo en grupo, sino nominalmente, así es que ninguno de nosotros tratamos de eludir la votación, y usted comprende que, si así lo hubiéramos hecho, hubiéramos procedido contra nosotros mismos, porque de todas maneras perdíamos por cinco votos; en el momento en que se desintegró el quórum ya hahía pasado la votación. Yo tengo interés en que se lea ese documento, porque es una misión que me han dado los compañeros, y están pendientes de él, hay muchos que no están conformes si no se les dan ciertas explicaciones sobre lo que ayer pasó. El C. Montaño Tal vez no me habrán entendido; he sido bastante explícito en el asunto, y me he expresado claramente. El C. González Cordero Yo me refiero a otra cosa, señor presidente. El C. Montaño Voy a manifestar esto: que pase el documento a la orden del día de mañana, y se discutirá como ustedes lo desean. Debo hacer constar que en todo tiempo, señores delegados, siempre se ha observado en los grupos que ocupan esos lugares, que se salen varios cuando se tratan asuntos de gran interés, esto sí es la verdad, y hay que confesarlo. Respecto de si los soldados que estuvieron en la puerta del salón interpretaron mal las instrucciones que se les dío respecto de que los señores delegados que salían debían dar sus nombres, yo no respondo; pero por eso he dado la explicación detallada del asunto, que no tiene la importancia que se le quiere dar en este caso. El C. González Cordero Se nos han cruzado las armas y se nOs ha impedido salir. Yo protesté, precisamente por eso, porque digo: ¡o tengo libertad de salir o no la tengo! El C. Montaño Yo no observé nada de eso, todos salieron perfectamente. El C. González Cordero Eso fue después. Y ahora me viene de molde hacer una aclaración sobre ese particular; yo creo que algunas de las palabras de usted y del señor Soto y Gama, nos han creado una atmósfera que ya es imposible en la ciudad de Cuernavaca. Anoche, dos de los señores delegados, en el Cuartel General, fueron insultados y se les iba a golpear porque eran villistas, y gritaban mueran los villistas, tales por cuales, y en la población se ha creado un ambiente insoportable para nosotros, porque se ha dicho que somos reaccionarios y quién sabe cuántas cosas. La gente del pueblo cree que así somos efectivamente los delegados, y yo protesto que vengo, como todos mis compañeros, a ver por los intereses de la Patria y no por los intereses de nadie. Ahora, hay algo que, naturalmente, nos tiene en un estado que no es para estar contentos por completo ... El C. Montaño Vuelvo a contestar respecto a lo que se refiere el señor delegado, manifestándole que en la calle, sobre este particular, yo no tengo que ver nada absolutamente, sino tan sólo en el seno de la Asamblea. Aquí no se ha notado nada, y tan es así, que son testigos oculares de ello, todos los señores delegados que se encuentran en el seno de la Asamblea. Creo yo que están en su perfecto derecho, todos ellos, de que se les respete, y de que se les den garantías, como las tienen suficientes; pero yo entiendo que ésta es una oleada que nos traen consigo varios intrigantes que pretender manchar la obra que ha estado perfectamente de acuerdo con la justicia. Al sentirse derrotados, la derrota les ha causado, hay que confesarlo, una pasión muy honda. Nosotros, cuando hemos sido derrotados, con serenidad aceptamos la derrota, con tranquilidad la recibimos, puesto que nos atenemos a las decisiones de esta Honorable Asamblea, puesto que hemos protestado cumplir y hacer cumplir los acuerdos de esta Honorable Convención. De suerte que a nosotros no nos causa molestia, porque sabemos discutir con razón serena y fría; nosotros no hacemos grandes esfuerzos para obtener esto, ni lo otro; nosotros no sentimos indignación en lo más mínimo porque se nos derrote, en tal o cual sentido; no, señores, nosotros siempre hemos estado con circunspección y con respeto. Nuestros delegados sean derrotados, o como quiera que sea, siempre están en el pleno del salón; nunca toman su sombrero y se van, y cuando alguno de los delegados del Sur quiere retirarse, es bastante atento y respetuoso, y me dice: señor, me retiro en este momento, por estas circunstancias; de suerte, repito, que me ha llamado la atención, que aquí, en esta Asamblea, parte de los señores delegados del Norte, no tienen respeto para ella, desde el momento en que vienen a trabajar, a deliberar en forma poco adecuada, y, que, estando aquí dentro de la Asamblea, se retiran cuando quieren ... El C. González Cordero No tiene razón en eso el señor presidente. No tiene razón su señoría, perdone que se lo diga respetuosamente. El C. Montaño De suerte que respecto a ese asunto, ya mañana trataremos la cuestión. El C. Ortiz Yo suplico a la Honorable Mesa que se siga con la orden del día; nosotros tenemos el más grande cariño a los del Norte; que se señale quiénes son los aludidos. El C. González Cordero El señor presidente dice algo contra lo que yo protesto, como hombre de honor le aseguro que no hemos hecho ningún chanchullo; que nos sentimos ofendidos (murmullos). Permítanme acabar, señores. El C. presidente Se abre la sesión. El C. Méndez Pido la palabra, para una aclaración. El C. presidente Montaño Tiene usted la palabra para una aclaración. El C. Méndez El compañero que se ha dicho comisionado por los compañeros del Norte para rendir esa protesta tiene no poca razón; el incidente, que se considera baladí, en el fondo, por la forma que revistió ha causado desagrado a algunos señores delegados por las malas interpretaciones de la guardia, que estaba en el salón. Si reviste en verdad, carácter grave, es en apariencia; por lo tanto, es de estricta honorabilidad que por parte de los del Sur se les den a estos señores todas las facilidades para que presenten todas las protestas que les vengan en gana, que ya tendremos tiempo para hacer todas las explicaciones y todas las reparaciones necesarias; porque ellos pudieran decir que en esta región, que está dominada por los hombres del Sur, los hijos de esta tierra los habían maltratado; pudieran decir que se les impidió la libertad, que se les cortó el paso por aquella puerta; hay que permitirles, repito, todo género de facilidades para que hagoan todas las aclaraciones, todas las protestas y todas las acusaciones, si a mano viene, que deseen hacer, para que después quede perfectamente justificada la conducta de la Honorable Mesa. El C. Castell Blanch Para una interpelación: Deseo saber si ya se va a cambiar la orden del día, porque noto que éste es un asunto que no está en ella. Hay un prejuicio que es gravísimo, y yo me permitiría proponer que no se tratara otro asunto más que éste, porque creo que es de justicia y de honradez dar al contrario, cuando por lo menos hay la apariencia de que tiene razón en atacar, toda clase de facilidades para que lo haga; repito, que es de absoluta justicia; si se quiere seguir la orden del día, enhorabuena, pero que en esa orden del día absoluta y terminantemente esté incluido el asunto que nos preocupa, para que no vayan a decir mañana los del Norte, que les impedimos hacer una protesta, para ellos justificada. ¿Por qué negarlo, si nuestros actos son perfectamente claros y sencillos? Si se refiere a una cuestión baladí, el caso que nos preocupa en este momento, ¿por qué no permitirles que hagan las aclaraciones? Debemos ser honrados, absolutamente caballerosos, para permitirles que hagan todas las interpelaciones y todas las averiguaciones que quieran, que ya tendremos tiempo de rectificarlas, y quedarán convencidos de que no hemos obrado con dolo, sino con completa honradez. Creo que para la buena marcha debe optarse por eso, así es que me permito proponer que se suspenda la orden del día; pero, ya que muchos compañeros no quieren que se altere dicha orden, que se incluya en ella la protesta, a fin de que se le dé lectura y se discuta amplia y completamente. El C. Aceves Yo veo perfectamente satisfecha, señores delegados, la ofensa que creyeron recibir mis compañeros; satisfecha, porque ha sido muy caballerosa la amplia justificación que da el señor presidente. Los compañeros que han hablado en ese sentido, han vertido frases que perfectamente prueban que estamos entre amigos, que los hombres que nos invitaron a su casa, evidentemente que no lo hicieron para corrernos un desaire. Los que estamos aquí dentro de este honorable recinto, no somos señoritas, somos hombres, somos jefes que hemos manejado soldados; todos conocemos la rudeza del soldado, su poca inteligencia, su ineptitud hasta para llevar una recado; uno lo manda decir que le presten cinco pesos y él llega y dice que por qué no se los han mandado. De suerte que no hay que fijarse en eso; por otro lado, el señor González acaba de decir, que intereses de ustedes intereses de nosotros ... El C. Caraveo Para una moción de orden. Pido que se suspenda toda discusión, puesto que no está a discusión el documento ése. Todas estas averiguaciones vendrán después, de manera que estamos perdiendo el tiempo. No se ha leído acta, ni nada; estamos hablando antes de conocer el documento. El C. presidente Yo, que siempre me he atenido a las resoluciones de la Asamblea, voy a interrogarle si es de leerse o no es de leerse, antes de la orden del día, el referido documento, porque yo siempre he sido partidario de la buena unión, de la buena concordia, mis hechos lo han demostrado más que mis palabras, y verdaderamente yo quisiera que se aclarara este asunto de una vez, para desvanecer toda esa clase de interpretaciones. Los hombres que obran con verdadero criterio, con positiva honradez, cuando se equivocan dicen: me equivoqué, como yo lo dije y lo he aclarado suficientemente; pero si no se consideran suficientes las aclaraciones que he hecho, con todo respeto, con toda cortesía, con todo gusto, me sujeto a las decisiones de la Asamblea; si, a pesar de las explicaciones que he dado, se quiere llevar adelante el asunto de la protesta que está presentada; debo manifestarles a los señores del Norte que, desde el momento en que son nuestros huéspedes y los hemos aceptado como tales, los cuidamos de tal manera que creo que sería indecoroso que se pensara lo contrario; yo daría, como todos mis compañeros, hasta la última gota de sangre para darles a ustedes garantías y todo lo que sea necesario, para que de esa manera la Patria nos juzgue y la Historia dicte su fallo, sea en pro o en contra. (Aplausos) El C. Aceves Pues como interrupción, me parece larga, porque yo estaba hablando. (Risas) El C. Castro Señores delegados: A mí me da pena ... El C. Aceves (interrumpiendo) Más me da a mí, que estoy parado hace tanto tiempo. (Risas) El C. presidente Montaño La Mesa se encuentra en conflicto para dar la palabra. Quiero que esto se defina; para que no tomen las cosas caracteres alarmantes, y para que exista tranquilidad en las conciencias, de una vez voy a interrogar a todos. El señor Aceves está pidiendo la palabra de continuo para hacer una aclaración; yo le ruego que con razón serena hagamos todas las explicaciones del caso. El C. Aceves Yo le ruego al señor presidente que tenga la bondad de preguntar a los señores delegados del Norte, que están presentes, si están satisfechos ya con la honradísima satisfacción que usted dio; los que no estén satisfechos que se queden sentados y, los que se paren, quiere decir que están satisfechos de la caballerosa satisfacción de usted. El C. secretario La Mesa, por mi conducto, suplica atentamente a las Divisiones ajenas a la del Sur, que se sirvan manifestar si están bastante satisfechas con las explicaciones, y aun satisfacciones que, caballerosa y bondadosamente, ha dado la Mesa, respecto al incidente de ayer, a efecto de que si están conformes, el negocio quede aquí terminado y, si no, pasar ese documento a los documentos en cartera que siguen después de la lectura del acta. El C. González Cordero Para evitar discusiones, con las explicaciones caballerosas de usted, creo, hasta cierto punto, que quedarán satisfechos mis compañeros. Suplico se me devuelva el documento, y no se habla más de él. (Aplausos) El C. presidente Se abre la sesión plena. El C. secretario (Lee el acta de la sesión anterior) Está a discusión el acta. El C. Caraveo El señor secretario leyó que el señor González Garza había hecho una indicación, y no fue el señor González Garza, fue el señor González Cordero. Suplico que se aclare ese punto. El C. secretario ¿En qué parte? (Voces: al terminar la lectura) Me equivoqué, señores, dice: González Cordero. ¿No hay quién pida la palabra? En votación económica se pregunta si está suficientemente discutida el acta. Los que estén por la negativa, de pie. Suficientemente discutida. Se recoge la votación. Los que estén por la negativa, de pie. Aprobada el acta. Honorable Convención: Visto el oficio de fecha 7 de enero próximo pasado, en el cual el Cuartel General del Ejército Libertador solicita una relación nominal de los ciudadanos Jefes y Oficiales, que tienen representación en la Honorable Asamblea Revolucionaria, para cubrirles los haberes que les corresponden como militares; y Considerando: que el Gobierno Convencionista se encuentra en una situación financiera demasiado difícil, tanto porque muchas fuentes de ingresos están cegadas con motivo de la guerra, cuanto porque son múltiples y muy crecidas las erogaciones que exige la campaña emprendida en contra de los disidentes y reaccionarios. Considerando: que los revolucionarios de buena fe no hemos luchado por lucrar explotando el Erario de la República, como lo han hecho de manera inmoral los servidores de los pasados Gobiernos. Considerando: que si los miembros de esta Soberana Convención aceptamos algunas cantidades para nuestros gastos, éstas no deben constituir un negocio y deben limitarse a cubrir las exigencias más indispensables de una posición decorosa, pero modesta, como sin duda pueden cubrirse con los $15.00 que diariamente percibimos como delegados. Considerando: que si además de los aludidos quince pesos, los delegados cobrásemos haberes como militares, habría quienes recibieran veinticinco, treinta y hasta cuarenta y cinco pesos diarios, con grave perjuicio del Tesoro Público, y con lamentable menoscabo de la reputación de hombres honrados que hemos adquirido a costa de tantos sacrificios. Por estas consideraciones, y apelando a vuestra reconocida probidad, la Comisión de Hacienda que suscribe, se permite someter a la aprobación de la Honorable Asamblea, el siguiente ACUERDO ECONOMICO I. Remítase al Cuartel General del Ejército Libertador, aludiendo a su atento oficio relativo, de fecha 7 de enero retropróximo, una relación nominal de los ciudadanos Jefes y Oficiales del citado Ejército, miembros de esta Honorable Asamblea; expresándole que, al cobrar dichos Jefes y Oficiales quince pesos diarios a que tienen derecho como delegados, para sus gastos de representación, nO deben percibir separadamente haberes como militares. II. Transcríbase este acuerdo al Encargado del Poder Ejecutivo, manifestándole que los efectos de él se hacen extensivo a todos los ciudadanos delegados, que tienen grado militar. Sala de Comisiones de la Soberana Convención Revolucionaria en Cuernavaca, a 6 de febrero de 1915. Está a discusión en lo general. El C. Castro Pido la palabra: El otro día me refería yo precisamente al mismo asunto, y siempre he visto esto, como una especie de hacer negocio en la Revolución; hay delegados que perciben sueldos como militares, sueldo como delegado y sueldos que, en fin, son una serie de negocitos que tienen por allá. Yo opino que todos los delegados o son delegados o son empleados; si son empleados que no cobren nada, porque ahí hay, por ejemplo, en los Ministerios, varios individuos que están ganando unos sueldazos de capitalistas, y como el Tesoro de la Nación está formado con lo que se arranca a los comerciantes de la más baja categoría, a los pobres, no creo que deban hacerse estas inversiones. Yo apruebo el dictamen, y si la Asamblea lo cree también útil, yo propondría que todos los delegados que tienen empleo no perciban sueldos por él, sino únicamente los $15.00 que tienen como delegados, porque creo que éstos son suficientes. El C. secretario Continúa la discusión. ¿No hay quién haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se considera suficientemente discutido en lo general este acuerdo. Los que estén por la negativa, sírvanse ponerse de pie. Suficientemente discutido. Se recoge la votación del acuerdo que dice: (Leyó) Los que estén por la negativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobado. Se pone a discusión en lo particular la primera parte. (No habiendo quién hiciera uso de la palabra, se recogió la votación y resultó aprobado en votación económica. Se puso a discusión la segunda parte) El C. Palacios Moreno Yo me permito suplicar a la Comisión que reforme su dictamen, en el sentido de darle mayor amplitud, que se haga extensivo a los militares, porque no es justo que éstos tengan más de uno, más de dos o más de tres sueldos; de manera que pido que se reforme, haciéndolo referente tanto a los civiles como a los militares. El C. Ortiz Para apoyar lo que dice el compañero Palacios Moreno. El C. secretario Continúa la discusión. La Mesa, por conducto de la Secretaría, pregunta a la Comisión que dictaminó, si desea retirar su dictamen para reformarlo en el sentido propuesto por los ciudadanos Ortiz y Palacios Moreno. El C. Ramírez Wiella Yo creo que es innecesaria la reforma, en virtud de que, el ciudadano Presidente de la República dio un acuerdo para que todos los empleados no cobraran más que un sueldo; acuerdo que ya por mi parte fue acatado en la última decena, y creo que todos los señores delegados así lo harán. El C. Palacios Moreno Como el acuerdo del Presidente de la República es anterior a éste de la Convención, resultará que este acuerdo derogará el del Presidente, y, en consecuencia, no harán la distinción de que a los civiles se les permita cobrar más de un sueldo, y a los militares nada más uno; en consecuencia, siendo este acuerdo posterior al del Presidente de la República, pido a la Comisión atentamente lo modifique, porque más vale pecar de claro, que dar ocasión a que se cobre más de lo que se debe cobrar. El C. secretario ¿Están los ciudadanos Fierro, Acosta y Liñeiro? La Mesa ordena a la Secretaría, pregunte a la Honorable Asamblea si, con la modificación propuesta por los ciudadanos delegados que han hecho uso de la palabra, se admite a discusión la parte segunda del dictamen de la Comisión de Hacienda. Los que estén por la negativa, sírvanse ponerse de pie. El C. Aceves Pido la palabra: No están presentes los miembros de la Comisión Dictaminadora; sería bueno aplazar esto para cuando vinieran y que ellos reformaran su dictamen. El C. secretario La Mesa, por conducto de la Secretaría, manifiesta al ciudadano Aceves, que por eso se consulta a la Asamblea, porque ella es el único árbitro en este asunto, y puede resolver si admite a discusión el dictamen, con las modificaciones propuestas por el ciudadano Castro y los ciudadanos Palacios Moreno y Ortiz; y si opina que no, se reservará hasta que esté la Comisión. El C. Borrego Me permito llamar la atención de la Presidencia sobre que sólo la Comisión tiene facultades para pedir que se retire un dictamen; la Asamblea no puede, sino aprobar el dictamen, tal como se haya presentado por la Comisión; pero de ninguna manera puede pedir autorización para retirar el dictamen, permiso que no ha sido solicitado por la Comisión. Además, creo innecesaria la adición que hace el ciudadano Palacios Moreno, porque el Encargado del Poder Ejecutivo tiene facultades extraordinarias en Hacienda y ha dictado ya un acuerdo, según el cual no se pagará más que un sueldo, aunque se desempeñen dos o más cargos o comisiones; por eso creo innecesario hacer extensivo este acuerdo a los civiles. El dictamen a que me vengo refiriendo, además, sería incongruente, porque no sea que vayamos a confundir una cosa con otra; sobre todo, llena el objeto que se propone, de que nadie perciba dos sueldos, cualquiera que sea el cargo que desempeñe. El C. Palacios Moreno Señores delegados: La objeción que hace el señor licenciado Borrego se funda en algo enteramente impreciso, es decir, en algo que nunca ha acordado la Asamblea, se funda en un reglamento que no existe. Dice el licenciado Borrego que sólo la Comisión tiene derecho para reformar el dictamen y yo quisiera que me informase, por qué sólo la Comisión tiene ese derecho, ¿qué disposiciones ha dado la Asamblea, para que sólo las Comisiones puedan reformar sus dictámenes? La Asamblea no ha dado ninguna disposición en este sentido, la Asamblea es más revolucionaria; si la Asamblea, yendo al fondo del asunto, no pone cortapisas en estos momentos, deberá acordar de una manera clara, que ningún delegado debe percibir más sueldo, que sus dietas. Yo entiendo que, por ser claros, no vamos a cometer un error, y por sujetarnos a un reglamento metafísico, que no hemos aprobado, sí podemos incurrir en un error al aprobar una disposición, que es posterior a aquélla y quedar el Presidente de la República en la dificultad de no saber si a los civiles se les puede pagar más de dos sueldos, como en los casos del Tesorero General de la Nación, ciudadano Zubiría y Campa, del Secretario Particular del Presidente, señor licenciado Lagos Cházaro, del licenciado que tomó la palabra en contra, que está aquí, y que es Oficial Mayor de Justicia, y de algunos otros más, que ocupan puestos en el Ejecutivo, y como entiendo yo que ningún delegado debe cobrar ningún otro sueldo, teniendo en cuenta que no hay ninguna disposición en la Asamblea que prohíba las modificaciones presentadas a este dictamen, ruego a la Presidencia que consulte a la Soberana Asamblea si se admite a discusión la modificación propuesta, consistente en que se suprima la palabra militares en la parte final del dictamen, del punto a discusión. El C. presidente Tiene la palabra el ciudadano Castro, que hace un momento la solicitó. El C. Castro Precisamente para hacer una rectificación. La de que, como el señor Presidente de la República tiene facultades extraordinarias en el Ramo de Hacienda nada tiene de particular que esta Asamblea, que es Soberana, modifique, o precise, de una manera categórica, que tampoco a los civiles se les pague más de un sueldo por que sería muy doloroso que, para los militares que han arriesgado su vida, se dicte la medida de que se trata, y que para los civiles, muchos de los cuales no han hecho nada, no se disponga lo mismo. El C. Ramírez Wiella Pido la palabra. El C. Aceves Para una interpelación, pido la palabra. El C. presidente Tiene usted la palabra. El C. Aceves ¿Qué objeto tiene que esta Convención, siempre que se trata de hacer algo aprisa y violento, se llame Soberana?, ¿qué objeto tiene que esta Convención Soberana haya nombrado una Comisión para que dictaminara en tales y cuales asuntos, si la misma Convención puede dictaminar, y no respeta el dictamen de la Comisión? El C. Ramírez Wiella Precisamente porque yo estoy de acuerdo con el parecer del señor licenciado Palacios Moreno, desde el momento en que, como dije antes, acaté y respeté desde esta decena, el acuerdo que dio el Ejecutivo, pido que la adición no sea en los términos que se propone, porque se trata de una contestación al Cuartel General; que se conteste al Cuartel General, en el sentido del dictamen, y que se comunique al Ejecutivo que la Asamblea ratifica la disposición dada porque no se trata aquí de un acuerdo al Cuartel General, ni al Ejecutivo; estamos mezclando una cosa con otra. El C. Ortiz No estoy de acuerdo con los conceptos del compañero; la Asamblea ha dado entrada a esa proposición y tiene que quedar fallada. Si los señores de la proposición no están presentes, la Asamblea no tiene la culpa, ellos son los culpables de no venir a cumplir con sus deberes; yo pido que se apruebe en todas sus partes la proposición del compañero Palacios Moreno, la considero altamente moral. El C. Ramírez Para una aclaración. Lo que dije no se opone a la idea del señor Palacios Moreno, lo que dije es, no que se diga al Cuartel General, sino que se diga al Ejecutivo, que se ratifica el acuerdo que ha dado en ese sentido. La adición del señor Palacios Moreno surte sus efectos, pero no con el Cuartel General, que no tiene nada que ver con los civiles. El C. secretario Señores delegados: La Mesa me ordena que dé lectura a la parte que está a discusión. (Leyó) El C. Ramírez Estoy de acuerdo. El C. secretario Se pregunta a la Honorable Asamblea si se admite a discusión esta segunda parte. Los que estén por la negativa, sírvanse ponerse de pie. Se admite a discusión con la reforma, quedando concebida en estos términos: II. Transcríbase este acuerdo al Encargado del Poder Ejecutivo, manifestándole que los efectos de él, se hacen extensivos a todos los ciudadanos delegados. Está a discusión. (No habiendo quién hiciera uso de la palabra, se consideró suficientemente discutida, y se aprobó en votación económica) Comisión de Peticiones: Los que subscriben, miembros de la Comisión de Peticiones a cuyo estudio se pasó por acuerdo de esta Honorable Asamblea, la solicitud que presentó el ciudadano delegado coronel Enrique Santos Coy, en virtud de la cual solicita licencia para separarse de su puesto en el seno de la Soberana Convención, con el objeto de poder pasar al extranjero, a fin de poder atender a su salud y desempeñar, a la vez, una urgente comisión del Ejecutivo consideran que no habría inconveniente alguno en que la Asamblea, en vista de los expresados motivos, otorgara el permiso de que se trata y, por lo tanto, someten a su consideración el siguiente ACUERDO Se concede licencia al ciudadano delegado coronel Enrique Santos Coy, con el objeto de que pueda salir del país al desempeño de la comisión que el Ejecutivo le ha confiado, y para atender a su salud, que requiere un tratamiento rápido y eficaz, que sólo en el extranjero podría obtener convenientemente. Comuníquese el anterior acuerdo al interesado, como resultado de su solicitud respectiva. Sala de Comisiones de la Soberana Convención Revolucionaria. Está a discusión. El C. Cuarón He pedido la palabra, en contra, de parte de los motivos que aduce el señor Santos Coy para salir del país. Estoy perfectamente conforme en que necesita salir al extranjero para comisiones especiales; si le confirió una el Presidente de la República, que se le conceda permiso para que salga. En lo que no estoy conforme es en que dice que necesita salir para operarse en el extranjero; esto es hacer poco honor a los médicos mexicanos, porque no solamente aquí, sino en la capital de la República y en otros lugares de los Estados, hay médicos tan competentes como los puede haber en el extranjero, así es que no aduzca en su favor ese pretexto, sino que simplemente exponga el verdadero motivo que lo obliga a salir del país; es decir, la comisión que le ha dado el Ejecutivo. El C. secretario Sigue la discusión. El C. Alatriste Para una aclaración. El coronel Santos Coy no va solamente a la comisión especial que le ha conferido el Presidente, sino que a todos los que estamos en cierta intimidad con él, nos consta que está muy enfermo; además, el señor doctor Cuarón dice que se podía haber curado en esta capital, y yo le digo que nosotros, a pesar de no ser doctores, sabemos que aquí en Morelos, algunas boticas no están surtidas como deben estarlo, por falta de elementos de México o de cualquiera parte, y él tenía una enfermedad que no podía curarse en cualquiera de las capitales, y, dado el caso de que tampoco podía ir a México, tuvo que salir al extranjero. El C. Orozco Entonces, señores delegados, debo decirlo con toda honradez, no se trata aquí de ninguna comisión importante que el Presidente de la República vaya a conferirle al ciudadano Santos Coy, que pide licencia; se trata de que el señor delegado vaya a curarse al extranjero, y, para que pueda tener lo suficiente para gastos, o un auxilio, debe hacerlo en una forma clara, porque a nosotros nos gusta la honradez y la claridad en todos los casos; no se trata de ninguna comisión, no se trata de ir a desempeñar ningún trabajo, sino de ir a curarse tan sólo, y en ese caso, creo que la comisión no debe dársele. Si la Asamblea quiere conceder alguna gratificación para que se cure, que lo haga, pero que el Presidente no le dé ninguna comisión, porque si su enfermedad es tan grave que no puede curarse aquí, tampoco puede desempeñar la comisión en Estados Unidos. El C. secretario Continúa la discusión. El C. Aceves Para sentar un hecho, señor presidente. El C. presidente Tiene usted la palabra. El C. Aceves Varias solicitudes de licencia para separarse de esta Honorable Asamblea, he visto que vienen después de que los amigos que las piden, se han separado. ¿Se puede hacer así en adelante, poder salir, dejando nada más el papel para que dictaminen cuando nosotros estamos lejos? Es necesario fijarnos en esto; hay varias solicitudes de licencia, que los amigos que las solicitan están muy lejos de aquí. El C. presidente La Presidencia informa que el señor Santos Coy se dirigió a ella, antes de salir, explicándole que salía, aprovechando la salida del general Zapata ese mismo día, y quería que se pusiera a discusión su solicitud, no obstante que no estaba en la orden del día, y la Presidencia tuvo que explicarle que era imposible; y en esa virtud salió; pero pidió licencia para separarse, oportunamente. Es la justicia la que obliga a hablar así a la Presidencia. El C. secretario Continúa la discusión. El C. Orozco Pido la palabra. Pido a la Asamblea que se conceda licencia al señor que la solicita, presentando el certificado médico, porque yo estoy entendiendo que muchos delegados se quieren retirar con cualquier pretexto y, si no presentan certificado médico; no creo honrado que la Asamblea les conceda permiso, ¿quién puede decirnos si es verdad o mentira? La persona aludida puede ser muy honrada, pero yo no tengo la obligación de creerlo. -El C. Aceves Pido la palabra para una aclaración. El C. Marines Para demostrar que por esto precisamente estamos perdiendo el tiempo. Yo lo que veo aquí es que si se tratara de una persona que nos fuera simpática, entonces sí le daríamos la razón, y la verdad es que no es justo; hemos visto mal al coronel Santos Coy, realmente demacrado, hasta se pegaba en las sábanas, y el que algunos tengamos animadversión contra él no nos autoriza para pensar que obra de mala fe. El señor Santos Coy es honrado, lo ha demostrado en otras ocasiones y realmente hacemos mal en tener animadversión a un individuo, cuando nos consta que realmente está enfermo. Ahora, respecto a que se necesita el certificado médico, yo creo que no, porque hay enfermedades que no pueden decirse y aunque hay muchos que no conocen nada de medicina, sí podemos conocer si una persona está enferma, y aun cuando en Cuernavaca hay médicos, como los hay en México, es como si no los hubiera, puesto que hay necesidad de ir a México, y puesto que la curación de su enfermedad es de urgencia. El tuvo que irse, porque primero es ser y después la manera de ser, aunQue sin haber pedido permiso, en vista de la urgencia y necesidad que tenía de hacerlo, de manera que hasta por compañerismo es necesario aprobar lo que hizo; no me gusta hacerme guaje, es necesario que se apruebe su ida, no conceder el permiso. El C. Montaño Para manifestar lo siguiente: En la entrevista que tuvimos con el Presidente de la República, cuando el señor general Zapata estuvo en esta ciudad, el señor Santos Coy tuvo la bondad de manifestarme que se encontraba enfermo, y, realmente, pude cerciorarme por mi propia vista de su enfermedad. Esta declaración la hago, de una manera honrada; efectivamente, lo encontré en un estado bastante grave, no es de las enfermedades que se pueden decir, porque es indecoroso. El C. Catalán Como yo estuve presente en la entrevista, hago constar que es cierto lo que dice el señor general Montaño. El C. Orozco Para una aclaración. Para hacer constar esto: que el señor Marines ha dicho aquí en la Asamblea, que se le tenía mala voluntad al ciudadano Santos Coy; bajo palabra de honor, digo que ni siquiera conozco al delegado Santos Coy. El C. Guerra Para que se pregunte a la Asamblea si ya está suficientemente discutido el punto. El C. secretario La Mesa, por conducto de la Secretaría, pregunta a la Honorable Asamblea, si considera suficientemente discutido el dictamen. Los que estén por la negativa, de pie. Suficientemente discutido. Se recoge la votación del dictamen, que dice: (Leyó el dictamen arriba insertado) Se suplica a los señores delegados no se ausenten del salón, aprovechándose de las tinieblas. (Aplausos) Se recoge la votación. Los que estén por la negativa, de pie. Aprobado. (Voces:
no se ve) Yo sí veo. El C. presidente La Presidencia informa a la Honorable Asamblea, que ha nombrado una comisión, a fin de que se acerque a la Compañía de Luz, para que informe por qué se interrumpió la corriente, y ordene que inmediatamente se tomen medidas para que vuelva la luz.
Juan Antonio Acosta.
Héctor Fierro.
E. Liñeiro.
Cuernavaca, Mor., febrero de 1915.
S. Pasuengo (rúbrica).
A. G. Preciado (rúbrica).