CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA
Compilador: Florencio Barrera Fuentes
SESIÓN DEL 11 DE MARZO DE 1915
Presidencia del ciudadano Matías Pasuengo
Primera parte
SUMARIO
Acta de la sesión anterior.- Proposición de los ciudadanos delegados Treviño, Samper y León, a fin de que se suspendan las sesiones de esta Honorable Asamblea, para reanudarlas el día 21 del presente mes, en la ciudad de México.- Dictamen de la Comisión de Gobernación, relativo al mismo asunto. Proposición del ciudadano delegado Cervantes, pidiendo se autorice al Ejecutivo para que se arbitre recursos hasta la suma de un millón de pesos, a fin de hacer los pagos de urgencia y de iniciar la adquisición de artículos de primera necesidad, que se destinarán a los habitantes de la capital de la República.- Dictamen de la Comisión de Hacienda, relativo a este asunto.
El C. secretario Ramírez Wiella El secretario Treviño dio lectura al acta de la sesión anterior y dijo: Está a discusión. El C. Borrego El C. presidente El C. Borrego El secretario Treviño ¿No hay quién haga uso de la palabra? Se pregunta si se aprueba con la rectificación hecha por el señor delegado Borrego. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada. El C. Treviño La fecha de hoy es memorable en el corazón de todos los revolucionarios, que realmente se preocupan por el porvenir de nuestra Patria. Debemos pensar en estos momentos sobre la traslación de la Convención, es decir, sobre la traslación del Gobierno de la Convención a la ciudad de México; creo yo que es una necesidad que se impone, desde el momento en que de todas maneras han de trasladarse los señores delegados; y es más cuerdo que sea por medio de una sanción legal, que no cada miembro de la Convención, por necesidades de familia o por otras causas, abandone esta ciudad y se traslade a la capital de la República, quedando desintegrada esta Convención. Por tal motivo, ciudadanos delegados, me permito someter a ustedes con el carácter de urgente y obvia resolución, porque no puede ser de otra manera, que los Poderes que forman la Soberana Convención se trasladen a México y que se cite para el lunes o martes, a sesión en la Cámara de Diputados, en la ciudad de México. (Aplausos nutridos) El C. Marines El C. presidente El C. Marines El C. Soto y Gama El C. Marines El C. presidente El C. Marines Dispénsenme ustedes, compañeros; pero si algún día cambian las circunstancias, es decir, que ustedes estén en el Norte y sus familias en el Sur, verán cómo no podrán eximirse de este sentimiento que se manifiesta tanto en el surlano como en el del Norte, tanto en los hombres del Oriente como en los de Occidente. Por lo tanto, yo propondría a ustedes que siquiera por esta vez se suspendiera la discusión del Programa, fundándome en eso: que es mejor dejar de discutir, que discutir mal y aprobar una barbaridad. Esto sucedería ahora, porque no se tiene disposición de ánimo ;para discutir, sobre todo nosotros, que estamos realmente preocupados por nuestras familias. Así es que mi moción de orden consiste en esto; puesto que nuestro espíritu, nuestras facultades intelectuales no están en aptitud de discutir ese Programa, no lo discutamos; ocupémonos de una proposición que hemos presentado a la Mesa. (Desorden. Campanilla) El C. secretario Treviño Soberana Convención Revolucionaria. Habiendo sido ocupada la capital de la República por tropas del Ejército Convencionista, según comunicado oficial hecho por el general Emiliano Zapata, jefe de las operaciones en el Sur al ciudadano presidente de la Convención, Encargado del Poder Ejecutivo, y siendo un hecho que la asistencia de los señores delegados a las sesiones diarias de esta H. Convención, no sería lo suficiente numerosa para tratar con la debida formalidad los importantes asuntos que están en cartera, puesto que gran número de esos señores delegados se han ausentado de Cuernavaca; y como, por otra parte, el restablecimiento del Gobierno en la capital de la República, el encauzamiento de la política en general y el arreglo de urgentes asuntos de orden socialeconómico exigen un plazo que debe limitarse a diez días, por lo menos, nos permitimos proponer que la H. Asamblea suspenda sus sesiones diarias, citándose 'para reanudadas el día 21 del corriente mes, a las cuatro de la tarde, en el local de la Cámara de Diputados. Cuernavaca, 11 de marzo de 1915. (Desorden. Campanilla) El C. Fierro El C. presidente El C. secretario Treviño El C. Borrego El C. Treviño El C. Treviño El C. Valle El C. secretario Ramírez Wiella El C. Treviño El C. secretario Ramírez Wiella El C. presidente El C. secretario Ramírez Wiella El C. Marines Valero El C. presidente El C. Velázquez El C. presidente El C. Valle No me importan las burlas de los señores delegados. Al pedir la palabra en contra, es con el fin de lo que voy a exponer ... (Aplausos y Bravos) No hay que tratar el asunto en su modo de ver, sino en su modo de ser. (Bravos y Aplausos) Voy a entrar de lleno en el asunto a discusión ... (Voces: Muy bien, muy bien) El asunto es el siguiente: que varios señores delegados del Norte pretenden irse a México, porque no han visto a sus familias, o, mejor dicho, que el compañero Treviño hace notar que la mayoría de los delegados del Norte han dejado a sus familias en México, y es por lo que quieren que nos vayamos. El C. Velázquez El C. Valle El C. Castellanos El C. Valle El C. presidente Siga usted usando de la palabra, en el concepto de que si vuelven ustedes a chotear, me levanto de la silla. (Aplausos) El C. Valle Nosotros también, algunos de los del Sur, al lanzarnos a la lucha nos pusimos a considerar en las necesidades de nuestra familia, en que no tuvieran qué vestir ni qué comer; pero consideramos que teníamos el deber de luchar por las necesidades del pueblo, por el que tanto hemos sufrido y hemos luchado y lucharemos siempre ... (Voces: ¡Muy bien! Bravos. Aplausos) Por otra parte, será muy triste, penoso, vergonzoso que a los quince o veinte días de haberse establecido la Convención en México, sin tener las garantías debidas, es decir, sin que el enemigo se haya retirado a una zona distante de México, estemos en constante zozobra de que se acerque el enemigo, sea cual fuere el rumbo. La Convención no podría discutir con calma, por esa misma excitación, y por eso precisamente expongo mis razones para que no se traslade a México, sino cuando haya desaparecido todo peligro; pero no inmediatamente después de que se nos diga que ya tomaron la ciudad de México, pues sería vergonzoso que después de quince días tuviéramos que salir como rata por tirante. En consecuencia, yo pido que no se declare este asunto de pronta y obvia resolución, sino que discutamos con toda calma nuestro traslado a México. (Bravos y aplausos) Si la mayona de los delegados del Norte han dejado a sus familias en México, yo debo decirles a ustedes que eso no nos debe importar, porque nada menos ayer yo recibí un telegrama en el cual se me decía que unas personas de mi familia habían caído en poder del enemigo; después supe que nuestras fuerzas habían recuperado a :mi familia ... (aplausos) y, sin embargo, cuando recibí la noticia no pretendí de hinguna manera retirarme de la Convención, sino que vine, porque dije: primero está el honor, que la familia. (Aplausos del Sur) Así es que yo suplico atentamente a la H. Asamblea, que tomando en consideración lo que acabo de exponer, y, además, que es todavía muy discutible la toma de la ciudad de México por nuestras fuerzas, no se acuerde desde luego el traslado de la Convención, sino que continuemos en la ciudad de Cuernavaca, en donde hemos tratado a ustedes como unos huéspedes y les hemos tenido el mayor respeto y la mayor confianza. (Aplausos) Si hemos permanecido,señores delegados, más de un mes en esta ciudad, ¿cómo no vamos a resistir quince días? (Voces: ¡No, no!) ... Sí, señores, podemos permanecer aquí otros quince días más, mientras desaparece por completo todo peligro, es decir, para no tener la zozobra de que el enemigo pueda acercarse y que por ese hecho no podamos trabajar. Además, ¿cómo vamos a llegar a la ciudad de México? (Voces: ¡A caballo!... ¡A pie!) El C. secretario Treviño El C. Valle (prosiguiendo) El C. Santos Coy Un delegado El C. Yalle El C. Liñeiro El C. Valle El C. secretario Treviño El C. Piña El C. presidente El C. secretario Treviño El C. Velázquez El C. Borrego Debe usted conceder la palabra al señor Velázquez, porque las mociones de orden tienen preferencia conforme al Reglamento. El C. presidente El C. Velázquez El C. presidente El C. Velázquez El C. presidente El C. Cervantes El C. Borrego El C. presidente El C. Cervantes No sería yo quien pretendiera incurrir en el error de oponerme a una voluntad bien manifiesta y bien patente de parte de la mayoría de los señores delegados, para aprobar esta proposición, porque aunque hubiera razones que exponer en contra de ella, estoy seguro de que a pesar de esas razones muchos delegados nos vamos a México. Lo que yo quiero que merezca la atención de los señores delegados, es lo siguiente: que antes de marchamos debemos sancionar, con las disposiciones conducentes, el acuerdo que tomamos ayer, respecto a la compra de artículos de primera necesidad, para transportarlos a México. En efecto, según ese decreto, que nosotros aprobamos, se autoriza al Ejecutivo para invertir hasta la suma de cinco millones de pesos en la compra de esos artículos; pero los cinco millones de pesos de referencia, todavía no se imprimen; de manera que la autorización resulta inútil si no sancionamos por otro procedimiento la compra de esas mercancías, para el abastecimiento de la capital de la República. Es por eso que yo me permito opinar en contra, porque en tanto que no se impriman los billetes, esa autorización al Ejecutivo para que tome de las existencias del Tesoro la suma de cinco millones de pesos, para invertirlos en la compra de artículos de primera necesidad, no podrá ser realizable. Al mismo tiempo creo pertinente decir que se debe autorizar al Ejecutivo para que invierta determinada suma en gastos extraordinarios, porque deben saber los señores delegados, que si se acepta ese plazo de diez o quince días, para reanudar nuestras sesiones en México, indudablemente que para esa fecha se habrán agotado los recursos del Ejecutivo, pues no van a durar eternamente los doscientos mil pesos de que puede disponer, según nuestra última autorización. De manera que me permito llamar la atención de los señores delegados, sobre este punto, a fin de que le demos una sanción legal y correcta. El C. Piña El C. presidente El C. Piña El C. presidente El C. Piña El C. secretario Ramírez Wiella Declarada de pronta y obvia resolución. A la Comisión de Gobernación. El C. Piña El C. presidente Se concede un receso de cinco minutos, entre tanto la Comisión de Gobernación presenta dictamen. El C. secretario Ramírez Wiella En vista de las razones expuestas por los ciudadanos delegados Samper, Treviño y León, en su solicitud relativa a que se suspendan por diez días las sesiones de la Convención, y que éstas se reanuden en la capital de la República, que con esta fecha fue ocupada por las fuerzas convencionistas, esta Comisión, interpretando el sentir de la mayoría de la Asamblea, tíene la honra de proponer a la consideración de la misma, el siguiente ACUERDO Unico. Se suspenden las sesiones de la Soberana Convención Revolucionaria, por el término de diez días, y, en consecuencia, se cita para reanudarlas en la ciudad de México, el día 21 del corriente, a las cuatro en punto de la tarde, en el salón de sesiones de la Cámara de Diputados, comunicándose este acuerdo al Encargado del Poder Ejecutivo, para todos sus efectos. Sala de sesiones de la Soberana Convención Revolucionaria. El C. Fernández El C. presidente El C. Borrego El C. Cervantes El C. Borrego El C. presidente El C. Cervantes El presidente El C. Borrego El C. Cervantes
Se pasa lista.
Pido la palabra para rectificar un hecho.
Tiene la palabra el ciudadano Borrego.
En obsequio de la verdad, debe hacerse una rectificación en el acta. Allí se dice que se autoriza al Ejecutivo para invertir en la compra de cereales hasta cinco millones de pesos, de los veinticinco que esta Asamblea le ha autorizado para emitir. Entiendo que esta Asamblea no ha autorizado al Ejecutivo para emitir esos veinticinco millones de pesos, sino que el Ejecutivo en uso de sus facultades extraordinarias ha decretado la emisión de esa suma. Es una rectificación enteramente indispensable.
Sigue a discusión el acta.
Señores delegados:
Pido la palabra, para una moción de orden. (Varios delegados: Pido la palabra)
Un momento, señores.
Tienen preferencia las mociones de orden.
Para que la Asamblea pueda serenamente meditar sobre este asunto, pido a la Mesa, en virtud de que no debe tomarse arrebatadamente una resolución, que primero se cumpla con la orden del día. Tiempo habrá para que nos vayamos ... (Voces: No, no; nos vamos dentro de un rato; a las cinco nos vamos ... Desorden. Campanilla)
Moción de orden, señor presidente.
Tiene la palabra el ciudadano Marines.
Mi moción de orden es esta: la lógica exige que para tratar cualquier asunto, esté el espíritu (la mente) en las mejores condiciones para poder pensar y resolver acertadamente. Claro está que los señores surianos, que tienen, en su mayor parte, su familia aquí, están en pugna respecto a que la Convención se traslade a México; pero nosotros, que tenemos nuestras familias en esa ciudad, pensamos de distinto modo. No se nos debe censurar este entusiasmo, puesto que como revolucionarios hemos tenido muchas horas de angustia, y hemos soportado muchos sacrificios; pero francamente, al saber la toma de la ciudad de México, hemos sentido deseos de regresar inmediatamente, porque no sabemos lo que haya pasado con los seres
queridos que allí hemos dejado: ¿por qué entonces se nos exige que tengamos la serenidad suficiente y la necesaria calma o estado de ánimo para discutir el Programa de Gobierno?, aunque muchos lo deseamos, está primero la familia ... (Varios delegados del Sur: No, no)
Se ha presentado con el carácter de pronta y obvia resolución, la siguiente proposición:
De pronta y obvia resolución.
C. Treviño.
C. M. Samper.
E. F. León.
(Rúbricas)
Moción de orden.
Un momento, a todos les va a tocar su turno.
¿Alguno de los señores delegados firmantes desea apoyar la proposición a que se acaba de dar lectura? (Desorden. Campanilla)
Si ninguno de los autores de la iniciativa quiere apoyarla, ruego al señor presidente que me anote en pro.
Los argumentos que yo pudiera emplear en apoyo de la proposición, nunca pueden ser superiores a los hechos. Estoy absolutamente seguro que por necesidades de familia y por necesidades morales, no podríamos detener a muchos delegados, con lo que se descompletaría el quórum; por tal motivo no debemos engañarnos y más vale sancionar lo que se propone, pues al fin y al cabo tendría que ser sancionado por los hechos. Yo propongo que la Convención entre en receso, señalando una fecba para reanudar nuestros trabajos en la ciudad de México, porque, repito, todos los argumentos que yo pudiera traer en apoyo de esa proposición, nada serían al lado de los hechos, que mañana nos convencerán de que, quieran o no algunos señores delegados, la mayoría, se irá a México. (Desorden. Campanilla)
Suplico a los señores delegados que se fijen que hemos presentado nuestra proposición como de pronta y obvia resolución. (Desorden. Campanilla)
Señores delegados ... (Desorden. Campanilla)
La lista de oradores solamente contiene los que desean hablar en contra. (Voces: No hay lista de oradores)
Pido la palabra para rectificar hechos. (Desorden. Campanilla)
La Mesa suplica atentamente a los señores delegados que guarden orden, si no, es imposible que nos entendamos. Dice el Reglamento que en los casos en que se solicite para cualquier asunto la declaración de la Asamblea, a fin de que sea considerado como de pronta y obvia resolución, hablará un orador en pro y otro en contra. El señor Valle figura en primer tér'mino en la lista de oradores.
Tiene la palabra el señor Valle. (Voces: No, no: antes la pidió el señor Velázquez. Desorden. Campanilla)
Debe hablar primero el contra. (Voces: No, no)
Que se lea el Reglamento.
Tienen razón los señores delegados que se oponen; cuando se pide que un asunto sea declarado como de pronta y obvia resolución, el Reglamento dispone que primero hable uno en pro y otro en contra; en consecuencia, tiene, la palabra el ciudadano Velázquez.
Yo también la pido en contra. (Voces: No, no. Campanilla)
Para evitar mayor desorden, tiene la palabra el ciudadano Valle.
Al pedir el uso de la palabra debo asentar un hecho: que yo fui el primero en pedir la palabra ... (Risas. Bravos. Aplausos)
Yo no opino así.
No he dicho que usted; pero algunos señores delegados del Norte han dicho que dejaron a sus familias en México y no saben cuáles sean las condiciones o circunstancias por que atraviesan, y es por esto que ellos desean que la H. Asamblea considere este asunto como de pronta y obvia resolución. (Voces: Muy bien. Aplausos. Campanilla)
¡Eso es hablar en pro!
Estoy exponiendo mis razones.
Ya hace tiempo que estoy escuchando bastante desorden, y veo que el herradero está del lado de la izquierda, se los diré con toda franquéza.
Estoy exponiendo como razón de que no debe considerarse como de pronta y obvia resolución este asunto, que el compañero Treviño está tratando en su modo de ver, pero no en su modo de ser. (Risas y aplausos)
La presidencia suplica a los señores delegados guarden el mayor silencio y no interrumpan al orador.
Hay que ver a qué venimos aquí. Aquí venimos a trabajar, a formar un Programa de Gobierno político-social, y si no lo hacemos, ¿cómo vamos a llegar a la ciudad de México? Dirán que no hemos hecho nada en tantos días como hemos permanecido aquí. (Aplausos del Sur)
¡No venimos por eso! ... ¡Venimos porque nos echaron! ¡Venimos porque no hubo quién nos sostuviera en la ciudad de México! ¡Venimos por guardar la integridad de la Convención! (Campanilla)
Como nos ha hablado tanto el señor Valle, que le traigan un vaso de agua.
Por lo que acaba de decirnos el compañero Santos Coy, de que no venimos aquí sino porque no teníamos garantías en México, se desprende que ahora debamos regresar, sin que tengamos la seguridad de que haya desaparecido todo peligro, toda zozobra.
Pido la palabra para una moción de orden.
Yo recomiendo a los compañeros del Norte que sean precavidos y que tomen en consideración lo que acabo de exponer. (Aplausos)
La Mesa, por conducto de la Secretaría, pregunta a los señores delegados si consideran este asunto como de pronta y obvia resolución.
Señores delegados. Yo creo ...
Suplico atentamente al señor Piña que tenga la bondad de guardar silencio unos momentos.
Yo suplico a los señores delegados se fijen en que las leyes o las disposiciones legales son consecuencia de las necesidades, y si es una necesidad para nosotros regresar a México, es evidente que la mayoría de los delegados nos iremos, quieran o no quieran los demás. Por lo tanto, más vale que ésa sea una sanción legal y no que cada quien se vaya por su lado. (Aplausos)
Yo protesto, y por la centésima vez pido la palabra para una moción de orden. (Risas)
Señor presidente:
Tiene la palabra el ciudadano Velázquez, para que no siga molestando.
Protesto contra lo que dice el señor presidente.
Acepto la protesta.
Yo hablo en pro de que se considere como de pronta y obvia resolución, y protesto contra la actitud de usted, señor presidente. (Risas)
Acepto, como ya dije a usted, su protesta.
Llamo al orden al señor presidente, que está violando el Reglamento.
Las mociones de orden tienen por objeto llamar al orden a la Mesa, cuando viola el Reglamento; o a los oradores cuando incurren en violaciones; así es que es de sentido común que si la Mesa, como sucede ahora, ha violado el Reglamento, a la Mesa sea a la que se llame al orden, como muy bien lo ha hecho el señor Cervantes. Ponga usted a discusión esa moción, y nos evitaremos de todo.
Aun cuando fuera declarado como de pronta y obvia resolución, no debe ser puesto desde luego a discusión, sino que primero debe recaer dictamen, como lo previene el Reglamento.
Pido la palabra.
Pido la palabra para una aclaración.
La proposición presentada por el señor Cervantes, la juzgo razonable, pero creo que no está íntímamente ligada con el punto a discusión; en consecuencia, le suplico la presente por escrito, para tratarla en su oportunidad. (Desorden. Campanilla)
Deseo hacer una aclaración que sin duda, vendrá a ilustrar a la Comisión Dictaminadora.
Esa aclaración la puede usted hacer en lo particular a la Comisión.
Pudiera ser que no diera el mismo resultado, pues tal vez la Asamblea fuese contraria a mis ideas y entonces únicamente habríamos perdido el tiempo. (Desorden. Campanilla)
Se pregunta si se considera el asunto como de pronta y obvia resolución. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie.
Pido la palabra para una aclaración que deseo hacer a toda la Asamblea y no solamente a la Comisión Dictaminadora.
Esa aclaración la hará usted a la hora de la discusión.
Se pone a discusión el siguiente dictamen de la Comisión de Gobernación:
Cuernavaca, Mor., marzo 11 de 1915.
Genaro Palacios Moreno.
Ignacio Borrego.
José Casta.
(Rúbricas)
Una interpelación. Deseo que se me diga si la Asamblea quedará constituida en Comisión permanente o sólo entra en receso. (Voces: No, hombre; entra sólo en un receso)
Debo manifestar al ciudadano general Fernández, que el acuerdo que tome la Asamblea será el que fije la forma en que deba quedar, si en receso o constituida por la Comisión Permanente.
Señores delegados: el acuerdo dice que se suspendan las sesiones, y desde el momento en que se suspenden las sesiones por cualquier tiempo que sea, entra la Convención en receso.
Señor presidente: He presentado una moción suspensiva y ruego a usted que ordene a la Secretaría le dé lectura.
No tiene razón el señor Cervantes. El Reglamento previene las causas por las cuales se puede suspender una discusión, y entre ellas no está la que ha alegado el señor Cervantes.
No se puede interrumpir la discusión.
Ruego a su señoría que mande dar lectura a mi proposición y verá la Asamblea cómo tengo razón. Sobre todo, no va a interrumpir ninguna discusión, pues todavía no se comienza a discutir el dictamen de la Comisión de Gobernación.
Con el fin de no seguir perdiendo el tiempo, la Secretaría va a dar lectura a la moción del señor Cervantes, en el concepto de que la Asamblea resolverá si la acepta o la desecha. (Desorden. Campanilla)
Para una moción de orden. Intercalar en un asunto que se va a poner a discusión, una proposición distinta, es traer el desorden. Indudablemente que lo que dice el señor Cervantes en su proposición, está escrito en el pensamiento de todos, pero debemos reservarlo para cuando sea pertinente y oportuno. Después que aprobemos la proposición que se va a discutir y que fue declarada como de urgente y obvia resolución, y después que la Asamblea dé una resolución definitiva para ella, nos ocuparemos de discutir la proposición del señor Cervantes, pues no tiene objeto que se le dé la preferencia.
Pido la palabra, señor presidente.