CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA
Compilador: Florencio Barrera Fuentes
JUNTA PREVIA Y SESIÓN DEL 25 DE MARZO DE 1915
Presidencia del ciudadano Matías Pasuengo
Primera parte
SUMARIO Acta de la Junta Previa anterior.- Dictamen de la Comisión Revisora de Credenciales, que consulta se aprueben las expedidas por los ciudadanos generales Epigmenio Jiménez, Custodio Hernández y Rafael Cal y Mayor, en favor, respectivamente, de los ciudadanos Quintín A. y Pérez, Alejandro del Río y Enrique M. Bonilla, así como también que se acepte la renuncia que del cargo de delegado presentó el ciudadano J. Quevedo.- Dictamen de la misma Comisión, que propone se apruebe la credencial expedida por el ciudadano general Lauro M. Guerra a favor del ciudadano licenciado Abel C. Salazar.- Acta de la sesión plena anterior.- Continúa la disensión del Proyecto de Programa de Reformas político-sociales de la Revolución.
El C. presidente El ciudadano secretario dio lectura al acta de la Junta Previa anterior, y puesta a discusión, sin debate fue aprobada en votación económica. El mismo ciudadano secretario dio cuenta con el siguiente dictamen: Comisión Revisora de Credenciales. La Comisión Revisora de Credenciales, que subscribe, se honra en someter a la consideración de esta H. Asamblea, las siguientes proposiciones: 1a. Es de aceptarse y se acepta la credencial expedida por el ciudadano general Epigmenio Jiménez en favor del ciudadano Quintín A. y Pérez. 2a. Es de aceptarse y se acepta la credencial expedida por el ciudadano general Custodio Hernández en favor del ciudadano coronel Alejandro del Río. 3a. Es de aceptarse y se acepta la credencial expedida por el ciudadano general Rafael Cal y Mayor en favor del ciudadano Enrique M. Bonilla. 4a. En vista de que el ciudadano delegado J. Quevedo solicita retirarse de esta Asamblea, porque su poderdante es infidente a la Convención, la Comisión de Poderes cree que se le debe aceptar esa renuncia, por ser el interesado el que lo socilita. 5a. En vista de las razones que el señor general Francisco Mendoza expone y que esta Comisión cree deben tomarse en seria consideración, se ve en el conflicto de dictaminar equitativamente dentro de la razón y de la justicia; pero respetuoso en sumo grado de los acuerdos de esta Convención, no tiene más que sujetarse a lo que ese precepto previene y, por lo tanto, cree que sólo a esta Convención le asiste el derecho de rechazar de su seno a algún señor delegado. Sala de Comisiones de la Soberana Convención Revolucionaria. Está a discusión la primera parte del dictamen, que dice: Es de aceptarse y se acepta la credencial expedida por el ciudadano general Epigmenio Jiménez, en favor del ciudadano Quintín A. y Pérez. ¿El ciudadano Pérez se encuentra en el salón? El C. presidente El C. Pérez Durante el régimen asqueroso de Victoriano Huerta, logró levantar quinientos hombres, y con una parte de esas fuerzas operó en el Estado de Morelos y después siguió bajo las órdenes del general Jesús H. Salgado, en el Estado de Guerrero. Hasta la fecha, como dije antes, se encuentra luchando y luchará siempre en favor de los principios proclamados en el Plan de Ayala. Es, en síntesis general, lo que puedo decir acerca de mi representado. El C. presidente El C. Quintín Pérez Hace un año, indignado por el vil asesinato cometido por el vil, infame y cobarde Hipólito Olea, en la ciudad de Coyuca de Catalán, Distrito de Mina, Estado de Guerrero, en la persona de mi padre, como revolucionario pasé a engrosar las filas del general Jesús H. Salgado, y más que todo, también conmovido y por una odiosidad que en mi corazón siempre he tenido contra los Gobiernos tiranos, contra los Gobiernos que siempre han protegido la burguesía y han negado a nuestros hermanos, a la inmensa mayoría de los mexicanos, un pedazo de tierra y, sobre todo, la instrucción; así es como digo, pasa ya de un año desde que ingresé a las filas del general Salgado. Esto es lo que puedo decir acerca de mi personalidad, sin haberme inmiscuido antes con ningún partido ni con nadie, sino que es la primera vez en mi vida que tomo participación en la cosa pública, en favor de la causa del pueblo. El C. Nieto El C. Catalán Me consta que el señor general Epigmenio Jiménez es un revolucionario viejo, es de Cocula; últimamente estaba desempeñando el puesto de comandante Militar en Iguala, en donde su conducta fue bastante buena. En el tiempo que lo traté pude comprender que era un revolucionario de convicciones. Respecto al señor Quintín, hace más o menos cinco meses que lo conocí en la ciudad de Iguala; andaba como ayudante del general Salgado, y creo que basta con que haya andado con el general Salgado, desde hace tiempo, para que no se ponga en duda su conducta como revolucionario. Es todo lo que puedo decir, tanto del general Jiménez como del señor Quintín. El C. presidente El C. Mesa y Salinas Yo directamente no he visto actos ejecutados por el señor Pérez y sólo puedo dar las referencias que me han sido suministradas; de manera que con lo que acabo de exponer creo que es suficiente, por no tener otros datos. El C. Aceves El C. presidente El C. Aceves El C. Salinas El C. Aceves El C. Salinas El C. Aceves Atenedoro Núñez es general en Guerrero; es del Distrito de Montes de Oca y yo lo conoci sin más columna que la vertebral. (Risas) Personalmente llevaba su caballo, porque no tenía ni asistente. Si sacrificios tan grandes como éste de llevar cabresteando un caballo, ameritan que sea uno general, pues de seguro mañana me hago empleado de una pensión, donde hay muchos caballos que estirar, y llegaré a emperador. Yo ruego que se fije la Asamblea, perfectamente bien, en estos detalles. Es imposible, señores, que individuos que tienen positivos méritos en campañas, vean con alguna serenidad que otros, que efectivamente no los tienen, vengan a estar participando de lo que ha costado tantos sacrificios y privaciones, molestias de familia, molestias personales y, además, exponer el pellejo. ¿Para qué lo digo, verdad? De suerte que les ruego a ustedes se fijen en este hecho: el señor general Salgado es una persona perfectamente indiscutible, es un hombre de cualidades, como individuo, perfectamente grandes; pero les ruego a ustedes que los generales que él presente aquí hay que ponerlos en cuarentena. El C. Lecona El C. Aceves El C. Lecona El C. Aceves Yo le ruego a la Asamblea tenga la bondad de fijarse en este hecho: necesitamos amplios informes sobre los hechos de armas de varios generales, de seguro no diré que todos, pero sí hay muchos que no le han ayudado en nada a mi general Salgado y que sólo han podido arrancarle el nombramiento de general. El C. Lecona El C. presidente El C. Lecona No quería que perdiéramos el tiempo discutiendo una candidatura inútilmente. El C. Mauricio Contreras Creo que también ha cargado el rifle, ¿verdad? Así, pues, creo que tiene más mérito que el señor Pesqueira. (Aplausos) El C. Catalán Respecto al señor Quintín Pérez, hace seis meses que lo conocí. Lo vi en compañía del general Salgado, lo traté ahí y en las conversaciones que tenía con él vi que era un revolucionario completo. Fue ayudante del general Salgado. Este señor es muy desconfiado con la gente que anda con él, y desde el momento en que lo admite quiere decir que le tiene confianza y que lo considera como revolucionario. Eso es todo lo que puedo decir. El C. Aceves El C. presidente El C. Aceves El C. presidente El C. Castell Blanch El C. Borrego El C. presidente El C. Borrego El C. presidente El C. Borrego El C. presidente El C. Borrego Hay un acuerdo claro, amplio y terminante, respecto a la materia, al punto a debate, y es que en esta Asamblea solamente tendrán representación: los generales, los gobernadores y los jefes políticos de los Territorios (entiendo no sé si también) los comandantes militares; pero de la misma manera no basta con que se nos diga que Fulano de Tal es gobernador y nos mande una credencial para que aceptemos a su representado, sino que necesitamos una prueba clara y concluyente de que ese que se nos ofrece como representante, lo es de un individuo que tiene el carácter de gobernador. De la misma manera, no basta con que se nos presente una credencial hecha por un general real o ficticio, para que nosotros la aceptemos, puesto que estamos en los comienzos del parlamentarismo y hay que aplicar a todos y cada uno de los casos que se nos vayan presentando en la actualidad. El medio más claro y concluyente para acortar la debatida personalidad militar y revolucionaria del representado de este señor Quintín Pérez, será nombrar una comisión que se acerque al Ejecutivo, para que por conducto de la persona que hoy funge como Ministro de la Guerra, se nos diga qué antecedentes tiene como militar el general Epigmenio Jiménez y cuáles son sus antecedentes revolucionarios. De esta manera tendremos datos oficiales. De ese modo tan perfectamente claro y exento de dudas, podremos aceptar ese representante. Yo me permito suplicar al señor presidente que acepte esta moción y consulte a la Asamblea si se nombra esa comisión para que se acerque al Ejecutivo, porque en materia parlamentaria, y repito que hay que iniciarnos en los procedimientos, basta la moción de un representante que pida el que venga a informar un ministro, para que en el acto se le llame. Así es que yo ruego al señor presidente consulte a la Asamblea si se nombra una comisión para que se acerque al Ejecutivo y le diga que nos mande en seguida al Ministro de la Guerra, para que nos diga qué antecedentes militares y revolucionarios tiene el representado del señor Pérez. El C. secretario Treviño El C. Borrego El C. Castellanos Como esos datos le satisfacieran a la Comisión, dictaminó en este sentido. El mayor número de esos datos los suministró el señor coronel Héctor Fierro, a quien, para evitar malas interpretaciones, le concedo la palabra para que informe sobre el particular. El C. presidente El C. Fierro Respecto del señor presunto delegado digo también a ustedes que las referencias son magníficas, todas suministradas por diversos conductos y también por mi representado. Creo que el señor general Jiménez tiene muchísimo derecho a estar representado aquí, porque es un luchador pundonoroso y honrado, que siempre se ha distinguido por su tenacidad y por su buena voluntad al defender los ideales revolucionarios proclamados en el Plan de Ayala. El C. presidente El C. Nieto El C. Piña Intencionalmente, señores delegados, me he venido absteniendo de tomar parte en el debate que se ha suscitado con motivo de la credencial del general Jiménez; pero visto que ninguno de los señores delegados aquí presentes ha recordado el acuerdo tomado en Cuernavaca, días antes de trasladarnos a esta capital, me permito interpelar a la Comisión de Poderes, en el sentido de si tuvo presente al dictaminar en la forma que lo hizo, los acuerdos o el acuerdo tenido en dicha población de Cuernavaca, con respecto a que no había de limitarse el número de delegados a esta Convención y que tampoco habían de aceptarse, por lo pronto, más delegados, entre tanto no se tuviera comunicación franca con el Norte. Ruego al presidente de la Comisión Dictaminadora, se sirva decirme si tuvo en cuenta esa circunstancia. El C. Castellanos El C. Castellanos Efectivamente, hay un acuerdo, y la Comisión lo tuvo en consideración; pero ese acuerdo no dice ni reza expresamente las condiciones en que deben hacerse las admisiones; por esto suplicaría al secretario que tuviera la bondad de leer ese acuerdo, para que nos evitemos discusiones. El C. Nieto Yo creo que la Secretaría está perdiendo el tiempo buscando esos datos del acuerdo a que se refiere el señor Piña, porque ese acuerdo fue enteramente verbal y, por consecuencia, ése sí que es pacto de honor. Si los que intervinieron y los que prometieron esa cosa, quieren cumplirla, yo creo que no deben atenerse a que la Secretaría se los diga, porque no existe. El C. Aceves El C. secretario El C. Aceves El C. secretario V. Conforme al Plan de Ayala, se declara que no es de limitarse y no se limita el número de los delegados que tengan derecho a representar en esta Asamblea a los diversos generales de los grupos o facciones revolucionarias, inclusive las hoy disidentes. En el acta de ese día se puso a discusión el dictamen de la Comisión de Gobernación, que propone son de aceptarse las cláusulas que dicen: III. Tanto el Programa de Gobierno, como las Leyes Agrarias, deberán ser amplia y preferentemente discutidas. IV. La designación del Presidente Provisional, o sea del que debe fungir dentro del período preconstitucional, se efectuará a más tardar treinta días después de la fecha en que se instale la Soberana Convención en la capital de la República. V. Conforme al Plan de Ayala se declara que no es de limitarse y no se limita el número de los delegados que tengan derecho a representar en esta Asamblea a los diversos generales de los grupos o facciones revolucionarias, inclusive las hoy disidentes. Es todo lo que consta en la Secretaría, respecto a este asunto. El C. Borrego El C. Aceves El C. Borrego El C. Aceves El C. Fierro El C. Aceves Evidentemente que fue así; si ahora se modifican por las razones que se quieran, eso será para violar la palabra de honor y seguro que tendremos derecho a decir algo acerca de ello. El C. Borrego El C. presidente El C. Borrego En efecto, si hacemos un poco de memoria, tiene completa razón el señor Aceves. Al tratarse de este punto, de la limitación de delegados, limitación pedida por la Delegación del Sur, fue objeto de una amplísima discusión y se llegó al acuerdo de que no se limitaría el número de delegados; pero a condición de que tuviéramos amplísima comunicación con todos los jefes dei Norte, a efecto de que no sólo el Sur, sino que el Norte, tuviera las amplísimas facilidades para traer al seno de esta representación a todos los delegados correspondientes a los generales que hayan surgido en esta lucha, en esta revuelta que se viene sosteniendo. Sin embargo, para zanjar el obstáculo, para ponerle término, me permito decir al señor Fierro y a todos los del Sur, que algunos compañeros del Norte y entiendo que todos (o al menos se los ruego) estamos dispuestos a aceptar a todos aquellos delegados del Sur, por tratarse de un Estado tan simpático para nosotros y que tiene tan escaso número de representantes en esta Soberana Convención; de manera que no será una violación del pacto, puesto que nosotros aceptamos que se nombren esos representantes. (Aplausos) El C. Fierro El C. Piña voy a hacer uso de la palabra. Hice una interpelación, hace un momento, al presidente de la Comisión de Poderes, y el señor presidente de la Comisión de los mismos aún no ha tenido la bondad de contestar mi interpelación. En defecto del señor presidente de la Comisión de Poderes, el señor licenciado Borrego ha sido bondadosamente quien nos ha dado antecedentes respecto del acuerdo tomado en Cuernavaca, en relación con los delegados; por lo que yo deseo que quede claro y terminantemente sentado el precedente de que por ningún motivo debemos continuar aceptando en el seno de esta Asamblea más delegados, en tanto no tengamos franca comunicación con el Norte y con el Sur, para que así unos y otros estén en igualdad de circunstancias. Quiero, por lo tanto, que el señor presidente de la Comisión de Poderes nos informe sobre el particular, y que refresque la memoria de los señores delegados, respecto de este asunto, para que en lo sucesivo, cuando se presente algún caso análogo, tengamos a qué atenernos y no nos veamos en la penosa necesidad, por las mismas razones que en esta vez, de no aceptar la representación de algún señor general, por más que tenga derecho de estar representado en el seno de la Convención. El C. Montaño El C. presidente El C. Montaño El C. Aceves ¿Qué entendió usted, señor doctor, el convenio en Cuernavaca, como lo entendió el señor general Montaño? Hágame favor de que, con toda la honradez que lo caracteriza, lo diga. El C. Castellanos Yo creo sinceramente que a estos señores delegados se les debe aceptar su credencial por la circunstancia de que una vez que han entrado ya al dominio de la Asamblea, puesto que tienen perfecto derecho para estar representados, y puesto que el señor general Salgado no tiene conocimiento de este acuerdo que se había tomado, creo justo y lógico que se debe aceptarlos; pero si esta Asamblea cree que no se les debe aceptar, así se hará. Precisamente ése es el objeto de que se discutan los dictámenes de la Comisión. La Comisión puede dictaminar correcta o incorrectamente, con o sin razones, pero aquí se somete precisamente ese dictamen. No es la última palabra lo que dice la Comisión; de suerte que la Asamblea, en vista de los informes que se han dado, la puede resolver y la Comisión, en ese caso, gustosa retirará, si así lo cree la Asamblea, esas credenciales, con sólo la diferencia de que la Comisión se verá muy apenada, porque es hacerle un desaire a este señor, que ya está, podemos decir, casi en el recinto de la Convención, y yo me permito rogarle que si acaso la Comisión cometió un error, se sirva dispensarla. Que no salga desairada, puesto que están aquí, y que en lo sucesivo tomemos un acuerdo más expreso, más definitivo o con más oportunidad. El C. Nieto El C. presidente El C. Nieto Que vengan en buena hora todos los representantes y se les tenderán los brazos a los señores del Sur, siempre que merezcan estar aquí. No les pongamos el obstáculo de un pacto privado, que no sé por qué, en razón, debamos aplicar a ellos. De manera que les ruego a los señores delegados que relevando a los que pudieran considerarse comprometidos en ese pacto, tengan la bondad de aceptar abiertamente, sin obstáculos, sin cortapisas, a uno, a veinte, a cien que vengan del Sur, para que no se crea que tenemos el criterio mezquino de imponer esos famosos pactos que nada interesan a la Patria. (Aplausos) El C. Velázquez El C. Fierro El señor general Jiménez ha tomado parte en los hechos de armas en Tixtla, y en muchos puntos del Estado de Guerrero, y tiene bajo sus órdenes más de cuatrocientos hombres. Creo que esto será suficiente, ya que hemos admitido a otros generales que no han tenido ningunas acciones, como el general Serratos, y que no han tenido bajo su mando ni cien hombres siquiera. El C. Aceves El señor doctor no ha contestado lo que le pregunté, se salió por la tangente; nos habló de Lógica y de justicia: que la justicia anda un poco charra y la Lógica no ha salido por este lado. Debe decir si recuerda o no el pacto de honor y si no puede tenerlo en consideración; por ser pacto de honor, esperaba que saliera de aquí y no de lo que tenía él para dictaminar.
Se abre la Junta Previa.
México, 24 de marzo de 1915.
Otilio E. Montaño.
Castellanos.
(Rúbricas)
Tiene la palabra el presunto delegado, para que informe sobre la personalidad de su representado.
El señor general Epigmenio Jiménez, a quien tengo el honor de representar ante esta H. Asamblea, es un revolucionario de convicciones; desde hace tres años viene luchando en favor de la causa del pueblo y ha estado siempre de parte de esa causa.
¿Tiene usted la bondad de informar acerca de la personalidad de usted?
Acerca de mi personalidad, debo decir lo siguiente:
Yo ruego a los señores delegados de Guerrero, al señor Catalán y al señor profesor Mesa y Salinas, se sirvan darnos algunas referencias sobre el representado y el representante que están a discusión.
Pido la palabra.
El delegado Salinas, ¿tuviera la bondad de acceder a lo solicitado por el señor delegado Nieto?
Sí, señor. El señor Pérez ha sido conocido por mí en el Estado de Guerrero, pero especialmente en Iguala, en donde, como dice el señor Catalán, servía a las órdenes del general Salgado. El general Salgado, directamente, hablando del señor Pérez, me manifestó que estaba enteramente conforme con su conducta, porque en todas las situaciones había visto que se manejaba con honradez y que, además, había notado que era un hombre adicto a los principios de la causa que defendemos.
Pido la palabra para una interpelación al señor Salinas.
Tiene usted la palabra.
Señor Salinas, ¿tiene usted la bondad de decirme si el general Atenedoro Núñez aún está con mi general Salgado?
¿El general Núñez?
Sí, señor.
Pues no tengo conocimiento de eso, actualmente, señor.
El señor general Salgado, señores delegados, por convenirle quizá así a su política, por convenirle a sus necesidades en la campaña del Estado de Guerrero, tuvo, de seguro, la necesidad imperiosa de hacer un tiro tan grande de generales (risas), y si vamos a tener un representante aquí por cada uno de ellos, se nos va a llenar el local.
Pido la palabra para una moción de orden.
Eso es después que yo acabara de ejecutar mi ...
Es moción de orden. Le va a convenir a usted.
Después, señor; yo conozco también el Reglamento.
Pido la palabra para una moción de orden.
Tiene usted la palabra.
Mi moción de orden consiste en que el señor, mi compañero delegado Aceves está confundiendo al señor Núñez con la credencial del general Epigmenio Jiménez, que se está discutiendo; no es Núñez, es Epigmenio Jiménez, ésa es la moción de orden.
No sé cómo el señor delegado Aceves, que estuvo desde un principio con nosotros en Aguascalientes, ahora esté con tantos detalles. Cuando estuvimos en Aguascalientes se presentaba un general, y seguramente porque era muy conocido, pero hubo algunos que no fueron conocidos y que están aquí; había unos aplausos y eso bastaba para discutir la personalidad. Ahora no hay muchos aplausos. Sonora es uno de los Estados donde se han nombrado más generales, y yo desde luego sé de un general, el más civil: el señor Pesqueira -creo que el señor Piña puede informarnos de él-. Dicho señor jamás disparó un cartucho y fue general, y ¡hasta ministro! No sé por qué ahora a individuos que andan con el caballo no se les admite.
Como yo conozco bastante al general Epigmenio Jiménez, y cuya personalidad se trata de discutir, debo informar que es uno de los primeros zapatistas que hubo en Guerrero. Un poco antes de la Decena Trágica, en el mes de enero de 1913, sólo había en el Estado de Guerrero, comisionados por el general Zapata, el general Andrew Almazán, que operaba en el centro del Estado, por el rumbo de un lugar llamado Balsas, cercano a las riberas del río del mismo nombre. En la costa operaba Abraham García, hoy general. Por la parte de Chilapa, Julio Gómez, y Epigmenio Jiménez es el que operaba en la parte del Estado llamada Ocuila, en el Distrito de Hidalgo. Es bastante conocido el general Jiménez, porque ha luchado como revolucionario de convicciones.
Pido la palabra para una aclaración.
Tiene la palabra el ciudadano Aceves.
De seguro que yo no hablé del general Epigmenio Jiménez. Hago presente el hecho y evidentemente es necesario apelar al honor del dicho de los antiguos revolucionarios. Con esto ellos nos dirán si conocen los hechos de armas de estos señores. Yo no hablo del señor general Jiménez, repito; digo el hecho de que hubo necesidad de hacer muchos generales, que después no le ayudaron a mi general Salgado.
Tiene la palabra el ciudadano Castell Blanch.
Para preguntarle al señor Catalán nos haga favor de informarnos sobre la conducta del señor Jiménez durante el tiempo que estuvo de Jefe de la Plaza en Iguala; como, según parece, él conoce al señor general Jiménez, podrá informarnos de su conducta.
Para moción de orden había pedido la palabra.
Espere usted que conteste el delegado ...
Las mociones de orden son preferentes, y la mía vendrá a facilitar el encauzamiento del debate. ¿Tiene usted la bondad de concederme la palabra?
Como este asunto de discutir las personalidades, tanto del representado como del representante, en mi concepto de revolucionario, es tan delicado, me permito manifestar al señor licenciado Borrego que la Mesa se interesa porque se discutan lo más posible.
A eso va encaminada mi moción de orden: a que se discuta amplia, debida y concienzudamente la personalidad, tanto del representado como del representante; de manera que si usted me concede la palabra expresaré algunas ideas.
sobre la materia.
Tiene usted la palabra.
Señores delegados: aunque yo no tuve el honor de formar parte de esta Convención Revolucionaria, desde sus comienzos, sí he tenido cuidado de leer las sesiones de la H. Convención Revolucionaria y he podido darme cuenta exactamente del espíritu de esta Convención al tratarse de asuntos de esta índole.
Por orden del señor presidente informo al señor Borrego que hay una Comisión que se llama de Poderes y que antes de dictaminar sobre cualquier credencial, toma todos los datos que cree convenientes para justificar su dictamen. En este caso, ha considerado la Comisión de Poderes que es de aceptarse la representación del presunto delegado, y la personalidad de su representado; por tal motivo no es necesario que el encargado del Ramo de Guerra venga a informar.
Ruego a la Comisión de Poderes nos diga qué datos ha tenido para aceptar la personalidad del representante y el representado.
Pido la palabra a nombre de la Comisión. La Comisión de Poderes, por el espíritu que anima a esta Asamblea, tuvo que recurrir a fuentes, que son las de los diversos representantes del Estado de Guerrero, que están aquí, para adquirir esos datos.
Tiene la palabra el ciudadano Fierro.
No tengo más que ratificar todas las palabras expresadas por el señor presunto delegado, a favor de la personalidad del señor Jiménez, que me es bien conocido por las amplísimas referencias que me ha dado mi representado el general Angel Barrios. Al general Jiménez lo encontré en el Estado de Guerrero operando en compañía del general Jesús H. Salgado, según podrá testificarlo, si lo cree necesario a la Asamblea, el señor Orozco.
Tiene la palabra el ciudadano Nieto.
La Asamblea conoce ampliamente cuál es la seriedad del señor Fierro, del señor Salinas y del señor Catalán, para que dude por un momento de todas las buenas referencias que han dado respecto a la personalidad del representado y del presunto delegado, y yo rogaría a la Mesa que, dándose por satisfecha con estas explicaciones, preguntara si está suficientemente discutido el punto.
Pido la palabra para una interpelación.
No como presidente, porque lo es el señor Montaño, pero me dice que informe sobre este particular. (Una voz: ¿Por telepatía se lo dijo?)
¿Puede uno hacerse entender por telepatía? (Risas)
Para una moción de orden.
Pido la palabra para una aclaración, señor presidente.
La Secretaría informa a los ciudadanos delegados, que, efectivamente, no consta ningún escrito en que se haya hecho o asentado lo que indica el señor delegado. El ciudadano Oficial Mayor de la Cámara está buscando las actas de esos días, para ver si de ahí se deduce lo que han manifestado.
Pido la palabra para una aclaración, señor presidente.
En el pacto celebrado en la ciudad de Cuernavaca, el 27 de febrero pasado, hay una cláusula, la quinta, que dice:
Pido la palabra.
Se la cedo a usted, señor licenciado.
No, señor.
Este compromiso es de la misma índole del que radicando sólo en nuestra palabra de honor, se tuvo con los delegados del Sur, a efecto de nombramiento de ministro; de suerte que esta vez yo creo será tan perfectamente sostenida como se sostuvo el otro; basta que esté de por medio nuestra palabra de honor. Se dijo que mientras no estuviéramos en perfecto contacto con todas las fuerzas del Sur, así como con todas las del Norte, se suspendería la entrada de cualquiera de los representantes de los nuevos generales.
(Voces: ¡No, no!)
Pido la palabra.
No la suelto, amigo. (Risas)
Pido la palabra.
Tiene la palabra el ciudadano Borrego.
Señores delegados:
Gracias.
Señor presidente:
Pido la palabra para contestar.
Tiene usted la palabra.
Debo manifestar al señor delegado Piña, que nosotros entendimos que al llegar aquí a la capital de la República, entonces podrían asistir los señores representantes de los jefes que tienen derecho a representarse en esta Asamblea. En consecuencia, nosotros dimos el dictamen de que se trata, tomando en consideración que ha transcurrido algún tiempo de haberse tomado la capital de la República, pues entendimos que ya podían haberse comunicado con los demás jefes que faltan y que deben representarse aquí en el seno de esta Asamblea.
Pido la palabra para una interpelación a un miembro de la Comisión, que tengo en el flanco izquierdo. (Risas)
El señor Montaño, al hacer la declaración que hizo, evidentemente creo yo que hace una mala apreciación con respecto a que una vez llegados a esta capital, debían aceptarse esos señores delegados.
Pido la palabra.
Tiene la palabra el ciudadano Nieto.
Consecuente con las ideas expresadas hace pocos días, en el seno de esta H. Asamblea, les ruego a mis compañeros que no vengan a recordar pactos privados de honor, que en las actuales circunstancias me parecen muy mezquinos delante de los problemas que tenemos que resolver.
Voy a hacer una interpelación al señor delegado Fierro. No es que yo dude de los méritos que tenga el general Jiménez; pero aunque él nos ha asegurado que es un verdadero revolucionario, que ha prestado muy buenos servicios a la causa y que hace tres años que está en la lucha, no nos ha dado un caso concreto de sus hechos, no nos ha presentado ninguna acción, y yo desearía que nos hiciera presente alguna de ellas para tener mejor conocimiento de los servicios de ese general.
Pido la palabra, señor presidente.
El señor doctor no contestó lo que yo le dije y el señor Nieto salió con que relevando. No le hemos pedido que releve nada; no está a discusión en estos momentos la personalidad del señor general Jiménez; ahorita tenemos que dejar sentado el hecho; tenemos que cumplir lo que bajo palabra de honor admitimos, o no.