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CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

SESIÓN DEL 26 DE ABRIL DE 1915

Presidencia del ciudadano José Quevedo

(Crónica publicada por el periódico La Convención, en su edición del 27 de abril de 1915)


La Soberana Convención Revolucionaria no celebró ayer su sesión reglamentada, por falta de quórum.

La sesión extraordinaria citada para las diez de la mañana, no se efectuó, y la ordinaria reglamentaria de la tarde, tampoco se verificó, por las mismas causas.

A las cuatro de la tarde, bajo la presidencia del ciudadano José Quevedo, la Secretaría a cargo del ciudadano José G. Nieto, pasó lista de asistencia, y veinte miminutos después, la Mesa hizo la declaración de que se suspendía la sesión, por falta de quórum, haciéndose efectiva la falta de asistencia de los ciudadanos delegados, en la forma que previene el acuerdo tomado en la ciudad de Cuernavaca, esto es, multándolos y publicando los nombres de los faltistas, en la prensa.

Los cincuenta y cinco ciudadanos que concurrieron abandonaron el salón, pero a indicación de algunos de ellos, se volvieron a reunir a las cinco y veinticinco minutos, con el objeto de celebrar sesión, y tratar acerca de los trabajos que tienen pendientes desde la sesión del sábado.

Tampoco esta segunda vez pudo completarse quórum, pues la lista sólo marcó una asistencia de cincuenta y seis delegados, y para que haya quórum, se necesita una asistencia de sesenta y cinco.

El presidente opinó que debía darse a la sesión el carácter de junta previa, en tanto se mandaba llamar a los señores delegados que faltaban.

Esta proposición dio lugar a varios incidentes, que se prolongaron por más de una hora.

EL DELEGADO SANTOS COY

Inicia el debate el ciudadano Santos Coy, manifestando su inconformidad en el trámite dado por la Mesa; califica de inconveniente el celebrar sesión, después de haber declarado la Presidencia la suspensión, y citado para el día siguiente, pues con ello se sentaría un malísimo precedente, toda vez que la mayoría de los delegados, que al principio concurrieron, se retiraron, en la creencia de que la sesión se celebraría hasta el próximo día.

Otro delegado interpela a la Presidencia sobre el tiempo que debe durar la junta previa, y pregunta qué se va a hacer, si al cabo de dos horas no se ha completado el quórum.

El vicepresidente Quevedo contesta que, apoyándose en el acuerdo de Cuerna vaca, había suspendido la sesión, pero a instancias de varios delegados, optó por preguntar si se reconsideraba el acuerdo, dando a la sesión el carácter de previa, para poder consultar la opinión de la Asamblea, y que, por lo tanto, la junta duraria el tiempo que los delegados quisieran.

PROTESTA DEL DELEGADO MARINES

El ciudadano Marines sube a la tribuna para protestar en nombre de la Brigada del Nordeste, de la que es representante, contra los abusos que se cometen en la capital.

Existe en esta capital un coronel, cuya hoja de servicios es más limpia que la de cualquiera de nosotros, y cuyos brillantes antecedentes lo hacen respetable en todas partes; pues bien, este militar, que fue el primero en levantarse contra Huerta, ha sido robado noches pasadas por unos individuos que se hacen pasar por zapatistas.

No pretendo lastimar con esto a los señores delegados del Sur, sino poner el hecho en conocimiento de ellos, para que procedan como lo estimen conveniente.

Estos actos, que tanto nos avergüenzan, deben ser evitados a todo trance. La causa de la justicia no se defiende robando. El atentado sufrido por mi coronel Horcasitas, no debe quedar impune.

Cariñosamente excito a todos mis compañeros para que tomen en cuenta lo que aquí les digo, pues la mejor manera de defender la causa que perseguimos, es tener la conciencia limpia y una hoja de servicios sin mácula, a fin de que nadie pueda decirnos: Usted no es revolucionario; usted es un ladrón, pues si estos excesos se cometen, pregunto, como en otras ocasiones lo he hecho: ¿A dónde va la Revolución?

(Aplausos prolongados)

El ciudadano Lecona pide la palabra para contestar, mas como la Presidencia le hubiera concedido el uso de ella al licenciado Borrego, el delegado Lecona le suplica que le ceda la palabra, a lo que accede el ciudadano Borrego.

Manifiesta el ciudadano Lecona que todos los atropellos son castigados por el Cuartel General del Sur, y repite a los señores delegados que siempre que sepan de cualquier atropello o atentado como el que ha referido el señor Marines Valero, lo pongan en conocimiento del Cuartel del Sur, para su investigación y castigo.

Al referirse al caso citado por el delegado Marines Valero, expuso que ya se han dictado las órdenes necesarias para resolverlo a la mayor brevedad y en estricta justicia.

Acto continuo, se concede la palabra al delegado Borrego, y manifiesta que no va a referirse al caso citado por el señor Marines, quien en vez de poner el atentado en conocimiento de la Asamblea, debería haber ocurrido a las autoridades correspondientes, pues con casos como el citado, lo único que se logra es crear divisiones que no deben existir, ni tienen razón de ser, pues los convencionistas se diferencian de los carrancistas, en que los primeros respetan la propiedad legítima y buscan el restablecimiento de la Ley, cosa que no hacen los segundos.

Entra en materia y se refiere al asunto a discusión, felicita a la Mesa por su energía y por el trámite que ha dado para reanudar la sesión, y pide que no se aplace por más tiempo la sesión, en vista de que se tienen que resolver asuntos urgentes, cuya tramitación no se puede esperar.

El delegado Castellanos interpela a la Mesa en el sentido de que diga qué asuntos se van a tratar en la Junta Privada; el delegado Marines intenta hablar, y la Presidencia le manifiesta que se concrete al punto a discusión; el delegado replica que no admite imposiciones, y renuncia al uso de la palabra.

El delegado Santos Coy propone que se cite a nueva junta para las nueve de la noche; insiste el licenciado Borrego en que los asuntos que hay que tratar son muy urgentes, y replica el delegado Santos Coy manifestando que no hay urgencia en resolver esos asuntos, pues lo mismo pueden resulverse ese mismo día, que al siguiente.

El licenciado Borrego habla de las prácticas parlamentarias y nuevamente pide que se procure completar el quórum.

El ciudadano Santos Coy interpela al licenciado Borrego, y le pregunta en qué Parlamento del mundo se suspende la sesión y media hora después se reconsidera el acuerdo, respondiendo el interpelado que hay casos prácticos y cita una sesión de la Cámara que funcionó durante la Presidencia del señor Madero, sesión que fue suspendida y abierta después al completarse el quórum. En apoyo de su dicho cita al delegado Zubiría y Campa, quien declara que en esa sesión de la XXVI Legislatura, se mandó llamar a los delegados, pero la Presidencia no declaró que se suspendía la sesión.

El delegado Herrera Ponce, pide el cumplimiento del Reglamento y del acuerdo de Cuernavaca, manifestando que no debe nombrarse ninguna comisión que llame a los delegados.

El licenciado Borrego insiste en que debe reanudarse la sesión, y refiriéndose a lo manifestado por el ciudadano Zubiría y Campa, declara que el caso es idéntico, pues en aquella sesión de la XXVI Legislatura, el presidente, después de levantar la sesión, a iniciativa del licenciado Luis Cabrera, había reconsiderado su acuerdo; que esa sesión se había verificado después del cuartelazo de Félix Díaz. (Voces: Ya no estaba Cabrera)

La Presidencia pregunta si se nombra o no la Comisión, y el delegado Soto y Gama pide que se ponga a discusión la proposición, en forma.

El licenciado Borrego manifiesta que se está en sesión previa, y que es adecuado el procedimiento.

Agrega el licenciado Soto y Gama que la Mesa se ha extralimitado en sus funciones y que el acuerdo tomado en Cuernavaca ordena multar a los faltistas, pero no levantar la sesión; y que el vicepresidente es el único culpable del desorden que reina, y sobre quien deben caer las responsabilidades.

El vicepresidente Quevedo contesta que asume todas las responsabilidades; pero que hace constar que no se ha extralimitado, sino cumplido fielmente con lo que los mismos delegados acordaron.

El ciudadano Castellanos manifiesta que el delegado Soto y Gama está en lo justo, y opina que también la Mesa ha cumplido con su deber, y que la causa del disgusto es la multa impuesta a los faltistas.

El delegado Herrera Ponce reitera su proposición y el ciudadano Santos Coy insiste en que debe celebrarse una nueva sesión, a la que debe citarse nuevamente.

El ciudadano Marines Valero da las gracias a la delegación del Sur por la actitud que asume en el caso que él denunció, actitud que mucho les honra, y manifiesta que no está de acuerdo con el licenciado Borrego, que es partidario de que la ropa sucia se lave en casa.

El ciudadano Casta manifiesta que el delegado Marines Valero ha confundido la Asamblea con un tribunal, y se inicia un diálogo que la Mesa da por terminado, llamando al orden a ambos delegados.

Marines Valero opina que no debe haber sesión, y pide que se tomen en consideración las proposiciones de todos los delegados y no únicamente se dé preferencia a las proposiciones de los finos, nombre con que el orador designa a un grupo de delegados de la derecha.

El delegado Nieto interpela al licenciado Díaz Soto y Gama, preguntándole qué Se hace no habiendo quórum; contesta el interpelado que cerrar la sesión.

Pues como ésta no se ha abierto, yo me voy -dice el ciudadano Nieto- y con él, todos los delegados abandonan el salón.

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