Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesSesión del 8 de mayo de 1915 Sesión del 11 de mayo de 1915Biblioteca Virtual Antorcha

CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

SESIÓN DEL 10 DE MAYO DE 1915

Presidencia del ciudadano José Quevedo

(Crónica publicada por el periódico La Convención, en su edición del 11 de mayo de 1915)


La organización del futuro Ejército de la República, es el asunto trascendental que la Convención Revolucionaria comenzó a discutir en su sesión de ayer. En los debates pudo advertirse que el sentir general de los ciudadanos delegados es en el sentido de que dicha institución, que debe desempeñar alta misión en la vida del país, quede formada exclusivamente por buenos elementos revolucionarios, y que su organización sea cuidadosamente estudiada, a fin de evitar que este nuevo Ejército pueda corromperse y caer en los mismos vicios y graves errores en que cayó el llamado Ejército Federal, el cual de hecho se considera desaparecido, como desaparece todo órgano que se corrompe.

El artículo a que nos referimos está concebido en los siguientes términos:

Reorganizar el Ejército Nacional, sobre las bases de la moralización de sus elementos, de la revisión de las hojas de servicios, de la reducción de su efectivo en armas y del reconocimiento de la sagrada obligación que tiene todo ciudadano, de defender el territorio nacional y las instituciones legales.

COMIENZA LA SESION

A las cuatro y veinte minutos de la tarde comienza la sesión. El delegado Quevedo ocupa la Presidencia.

La Secretaría da cuenta con el acta de la sesión anterior, que es aprobada sin modificaciones. A continuación, la Secretaría informa que está a debate el artículo preinserto.

Para moción de orden habla el delegado Pérez Taylor. Dice que en la sesión anterior, propuso una adición al artículo XXIII, proponiendo la emancipación de la Universidad Nacional, y quiere saber si se acepta. La Mesa informa que todas las adiciones propuestas serán tratadas después.

¿SE TRATA DEL EJERCITO EX FEDERAL?

El primero en hablar sobre el artículo XXIV, es el delegado Casta. Interpela al delegado Cervantes para que diga, como autor del articulo, si la reorganización de que habla, es la del Ejército ex federal.

El interpelado responde que no.

Entonces -agrega Casta- será mejor decir organización, en vez de reorganización.

Cervantes contesta que él considera desaparecido al Ejército ex federal, y qUe la reorganización a que el artículo se refiere, es la del Ejército de la Revolución, el cual, más o menos organizado hasta ahora, necesita una reorganización, para seleccionar sus elementos.

El delegado Samper opina también que la reorganización da idea de que se van a reorganizar los elementos del Ejército ex federal, Y como éste, de hecho, dejó de ser el Ejército Nacional el 9 de febrero de 1913, el concepto no resulta claro. Pide a la Comisión de Programa, si no tiene inconveniente, que cambie la palabra reorganización, por la de organización. Así se evitarán discusiones ociosas y el concepto explicará perfectamente lo que se quiere decir.

Cervantes contesta. Dice que no hay ningún inconveniente en cambiar la palabra, explica que al escribirla en el Programa, tuvo en cuenta que, aunque del Ejército ex federal desaparecieron los individuos, queda el sistema que rigió a esa institución y como ese sistema tiene muchas cosas buenas, la reorganización consistirá en seleccionar lo utilizable y modificar lo inconveniente.

LA SUPRESION DEL EJERCITO

El delegado Orozco, inscrito en el contra, pide que se dé lectura al artículo a debate. Luego manifiesta que está de acuerdo con los argumentos de los delegados Casta y Samper, acerca del concepto reorganización. Agrega que tampoco el sistema de funcionamiento del Ejército debe aceptarse, porque sería tanto como sancionar todas las injusticias que se cometieron contra el pueblo. Luego manifiesta que él no es partidario del Ejército, que, en su concepto, esa institución debería desaparecer, porque siempre ha sido una rémora y una amenaza para el pueblo; tampoco es partidario de que el Ejército tenga por misión defender al Gobierno constituido, porque al amparo de ese deber, se cometen las mayores injusticias, en el orden moral, social, libertario y político. El votaría por la desaparición del Ejército; pero ya que no cree posible convencer a sus compañeros en la necesidad de esta medida, exhorta a los que han estudiado el asunto militar, a que pongan todo empeño en que este problema se resuelva de una manera que no constituya una amenaza para las libertades, ni sea un centro de corrupción. (Aplausos en las curules surianas. Rumores y siseos en las galerías)

UN ARTICULO BARBARO

En seguida, el delegado Héctor Fierro hace uso de la palabra, también en contra.

Califica de bárbaro el artículo, porque instituye la santa obligación de defender las instituciones legales. Vehementemente ataca este concepto, porque lo juzga como la base de los ignominiosos atentados que se han cometido contra el pueblo, quien es el único facultado para decidir si un Gobierno es legal o no. Opina, juntamente con Orozco, que el Ejército es un obstáculo y una rémora para llegar al ideal socialista, que busca la fraternidad y la igualdad. Cree que si el artículo fuese aprobado, los delegados no tendrían derecho a ocupar sus sitios en la Asamblea, por no saber interpretar el criterio revolucionario. (Aplausos en las curules del Sur)

PARA CONTRARRESTAR LA CONSTANTE AMENAZA

En pro hace uso de la palabra el delegado Pérez Taylor.

Dice que no obstante su credo socialista, va a hablar en el sentido de que el artículo sea aprobado, porque la situación geográfica de México, le impone la necesidad de tener un Ejército que contrarreste la influencia de nuestros vecinos del Septentrión. Luego hace un estudio de los componentes del futuro Ejército de la República, y señala cuáles son los elementos levantados en armas, en sus distintas facciones: la villista, la zapatista y la carrancista. Considera que la primera es un ejército, la segunda es el grupo al que exactamente se puede llamar de ciudadanos armados, y la tercera puede ser considerada como un mediano ejército. De la unión de estos tres grupos resulta el total del cual deberá seleccionarse el Ejército Nacional. En el curso de su disertaci6n opina que es indispensable la unificación revolucionaria, y expresa su creencia de que más tarde o más temprano, la unificación se verificará. Termina pidiendo la aprobación del artículo a debate, por considerarlo patriótico. (Aplausos en galerías y curules)

El delegado Méndez, apuntado en contra, cede su turno al delegado Cervantes, porque quiere conocer el alcance del artículo.

Habla a continuación el delegado González Cordero quien pide que se agregue al artículo un inciso que se refiera a pensiones de viudas y huérfanos de los revolucionarios que han muerto en la lucha, que se prohíba el reclutamiento por el sistema de leva, y que se decrete que todos los soldados que se retiren de las filas cuenten con medios de vida, para que puedan dedicarse al cultivo de los campos.

LA RAZON DE SER DEL ARTICULO

Pasa a la tribuna el delegado Cervantes. Se escuchan aplausos. Va a defender el artículo de que es autor. Estima de pobres los argumentos esgrimidos por los delegados Orozco y Fierro y los considera producto del desconocimiento de lo que es una institución militar, y la misión que le está encomendada en las naciones. Considera que el asunto a debate es de muy grande trascendencia, y que puede colocarse en seguida del relativo al problema agrario.

Explica luego cada uno de los conceptos que forman el artículo XXIV, y las consideraciones que tuvo en cuenta para redactarlo en la forma que tiene. Dice que en las filas revolucionarias se han colado muchos individuos, con el objeto único de medrar, y que estos individuos no sólo fueron admitidos, sino que obtuvieron grados que nunca han merecido. Para estos y otros elementos nocivos, el artículo previene la revisión de hojas de servicios. Está de acuerdo con Orozco, en que el Ejército ex federal se corrompió, y por esa razón desapareció: el que habla lo reconoció así, no obstante de que estaba en Europa, y porque lo comprendió, rechazó la institución podrida, la despreció y la maldijo. (Aplausos en las curules)

Pero si admite la corrupción de los individuos que formaron el Ejército desaparecido, no sucede lo mismo con las bases de organización, porque éstas forman selección de disposiciones que la experiencia ha demostrado que son buenas, y que no son otra cosa que la recopilación de las ordenanzas de Carlos V.

No está conforme con los ataques al Ejército, por parte de los líderes socialistas, y considera que si éstos llegan a pedir hasta la desaparición de esa institución, es porque no se dan perfecta cuenta de que el Ejército es la salvaguardia del honor, de la nacionalidad, y que tiene funciones imprescindibles en una comunidad que quiere subsistir, y conservar su equilibrio.

Luego agrega que él es partidario del servicio militar obligatorio, pero que no propuso esa institución en el artículo a debate, en virtud de que la mayoría de los miembros de la Comisión de Programa, mostraron los mismos temores aducidos por el delegado Orozco. Sin embargo, somete a la consideración de la Asamblea esa proposición, que juzga de resultados magníficos, y argumenta en el sentido de que la disciplina militar forma el carácter del hombre, y lo encarrila en los buenos principios, que son base de los pueblos fuertes. Hace en seguida una larga disertación sobre el concepto Patria, y hace notar la obligación que tiene todo individuo de prestar su contingente para la conservación del honor nacional.

Con respecto a las peticiones de González Cordero, dice que está conforme, y que esos asuntos quedarán comprendidos dentro de la organización.

Cuando Cervantes termina de hablar, las galerías aplauden.

Habiendo terminado el tiempo reglamentario para tratar asuntos del Programa, la Presidencia ordena que se pase a otra cosa.

Se da lectura a un comunicado en que se informa que el delegado Rafael Belceca, representante del general Vicente Rojas, falleció. La Presidencia propone que se enlute la tribuna por tres días, que se nombre una comisión que acuda a los funerales, en representación de la Asamblea, y que la familia del difunto reciba una cantidad igual a dos meses de dietas. Se aprueba.

SE PIDE QUE SE SUSPENDA LA SESION

En seguida, la Secretaría da lectura a una proposición del licenciado Díaz Soto y Gama, relativa a que se suspenda la sesión pública, para entrar en secreta, y continuar tratando el asunto que quedó pendiente el sábado.

Piña se opone. Díaz Soto y Gama funda su moción. Nieto dice que aún no hay dictamen sobre ese asunto, y la sesión secreta resultaría inútil.

Surge una disputa sobre si el asunto que se pretende tratar pasó a la Comisión de Gobernación. El secretario Fierro informa que sí. El delegado Piña asegura que no.

La Mesa encauza el debate, y después de una votación económica y otra nominal, la Asamblea resuelve en el sentido de que no se toma en consideración la proposición del licenciado Díaz Soto y Gama.

Continúa la' sesión pública y se pone a discusión el artículo tercero del decreto que crea el Comité de Salud Pública que tratamos en otro lugar.

Puesto a debate en la Asamblea Revolucionaria el asunto del Comité de Salud Pública, la Secretaria da lectura a tres nuevos incisos: dos del teniente coronel Marines Valero, uno del licenciado Palacios Moreno.

Se refieren los primeros al castigo de los que amparados con la bandera de la Revolución, han cometido delitos del orden común, y a la expulsión de los ex federales que sirvieron a Huerta; el otro inciso pide que haya derecho de recurrir en demanda de amparo a la Asamblea.

Las tres proposiciones pasan a la Comisión respectiva.

Se da lectura al artículo tercero, que dice:

3°. Se concede acción popular para denunciar ante la Comisión de Salud Pública a todos aquellos individuos que se encuentren comprendidos en las prevenciones del artículo anterior.

Se aprueba en votación económica, y sin discusión.

El otro artículo, que es el 4°, y dice:

El Ejecutivo proveerá a la Comisión de Salud Pública de local y fondos suficientes para la organización de sus oficinas.

(Aprobado, sin discusión)

El delegado Liñeiro quiere que se especifique que los fondos que se suministren, serán de acuerdo con el presupuesto que la Convención señale; pero su moción fue presentada ya que el artículo había sido aprobado.

Se pone a discusión el artículo 5°, que dice:

La Comisión de Salud Pública queda integrada por los siguientes delegados:

Sergio Pasuengo.
José Quevedo.
Agustín Preciado.
Antonio Díaz Soto y Gama.
Reynaldo Lecona.
Luis Méndez.
Elfego Chargoy.
Díonisio Marines Valero.
José G. Nieto.

El delegado Borrego se opone a que dichos miembros se nombren en el capítulo de una proposición, y estima que es conveniente que dicha elección sea por medio de cédulas. A petición del licenciado Díaz Soto y Gama, la Presidencia da lectura al capitulo de votaciones del reglamento interior, y luego argumenta en el sentido de la designación que se trata de hacer, cabe muy bien en el sistema de votaciones económicas.

Casta recuerda que cuando este asunto se presentó a la consideración de la Asamblea, a ésta se le facultó para designar candidatos.

El delegado Marines no está conforme en figurar en la lista de los candidatos, según afirma, por escrúpulos de conciencia de revolucionario honrado que quiere que la ley sea pareja. (Aplausos en las galerías)

Díaz Soto y Gama, dice que se había apuntado en el contra, precisamente para pedir que ni el delegado Marines Valero, ni el delegado Nieto, formen parte del Comité, porque tal parece que dichas personas han transigido ya con los reaccionarios y serían elementos de obstrucción en la labor radical que debe hacer dicho Comité. (Aplausos y siseos en las galerías)

Marines Valero rectifica. Dice que no ha transigido; pero que no quiere formar parte de un comité que va a castigar a troche y moche. (Aplausos en las galerías)

El delegado Piña interpela al licenciado Díaz Soto y Gama si está dispuesto a aplicar a todos sus familiares que sirvieron puestos públicos en tiempos de Porfirio Díaz y Huerta. (Aplausos en las galerías)

El interpelado contesta que de sus familiares sólo su padre y su hermano han servido puestos del gobierno; pero completamente alejados de la política. El primero, en la Secretaría de Hacienda, en donde no obtuvo ningunos privilegios, no obstante que pudo hacerlo por las relaciones que tuvo con Limantour.

Mi padre es uno de los pocos hombres perfectamente honrados que hay en la República.

(Voces: es cierto)

Luego se refiere a su hermano Ignacio, y explica cuáles fueron los empleos que sirvió en la Escuela de Minería primero, y en la Escuela de Agricultura después. De este último establecimiento fue expulsado por el usurpador, y perseguido.

Termina diciendo el licenciado Díaz Soto y Gama, que ningún artículo del Comité puede aplicarse a sus familiares; pero que si lo hubiera, él sería el primero en pedir su aplicación. (Voces: muy bien. Aplausos)

El delegado Nieto también se rehúsa a formar parte del Comité, según dice, porque no quiere prestar su contingente a la erección de guillotinas.

Díaz Soto y Gama dice que no es él quien las va a levantar, no es él quien pide castigo, sino el pueblo vejado, y que pide castigo para sus opresores.

Además, manifiesta que él no es partidario de la pena de muerte, que serán muy pocos los que vayan a la muerte; pero que cuando menos, los revolucionarios tengan el placer de ver a sus enemigos en la Penitenciaría.

El delegado Borrego vuelve a hablar para apoyar la ley del Comité, expresa la necesidad de que sean eliminados de los puestos públicos los que son enemigos de la Revolución, los que no pueden laborar en pro de ella, porque no la han sentido, ni la conocen ni pueden amarla. (Aplausos del Sur)

Pide que el Comité sea severo e implacable contra todos los enemigos, pese a quien pese.

Marines Valero habla nuevamente, y ratifica sus conceptos anteriores.

El delegado Pérez Taylor dice que puesto que el delegado Borrego es tan radical, espera que desde luego la redacción de El Monitor quede purgada de reaccionarios.

El aludido contesta que en sus atribuciones de gerente, no sabe qué elementos forman la redacción pero corre traslado de su petición al delegado Heriberto Frías.

El delegado Frías pide que se le señalen cuáles son los elementos reaccionarios que trabajan en El Monitor.

Pérez Taylor responde que la voz de la calle señala a los señores De la Torre, Hagelstein y Ortiz.

Frías
Cuando se me presenten las acusaciones, si las estimo justificadas, procederé no sólo a destituirlos, sino a publicar sus nombres, para que se sepa que han sorprendido mi buena fe. Yo no conozco a todos, porque en la época huertista, estuve en Sonora al lado del gobernador Maytorena (trabajando por la Revolución).

El delegado Liñeiro ocupa la tribuna para criticar el hecho de que los mismos interesados se hayan propuesto para integrar el Comité, y va citando nombres de los que deben renunciar esa candidatura. (Mientras enumera, se oyen voces: ¡sí también, también, también este otro, todos hombre, todos!)

Díaz Soto y Gama dice que hicieron bien en proponerse, porque es un cargo que honra, por más que no lo entiendan así los delegados Nieto y Marínes Valero.

Nieto hace nuevas aclaraciones. Expone cuáles han sido sus trabajos en pro de la Revolución, y estima que es improcedente que Díaz Soto y Gama lo siga llamando reaccionario, burgués, etcétera. (Muchos aplausos en las galerías)

Díaz Soto y Gama dice que él no ha llamado reaccionario ni burgués a Nieto, sino solamente obstruccionista, que tal parece que ha trabajado revolucionaríamente, pero sin saber qué es la Revolución. (Las galerías sisean frecuentemente, e impiden oír las palabras del orador)

Con motivo de la discusión, el general Sergio Pasuengo expresa su deseo de renunciar a formar parte del Comité. Marines Valero hace otras aclaraciones, y cruza algunas frases con el delegado Cruz. Los rumores y siseos impiden escuchar lo que dicen los delegados. Y, finalmente, el artículo pasa a la Comisión, para que sea reformado.

A las ocho terminó la sesión.

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