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CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

SESIÓN DEL 26 DE MAYO DE 1915

Presidencia del ciudadano José Quevedo

(Crónica publicada por el periódico La Convención, en su edición del 27 de mayo de 1915)


Llena de incidentes borrascosos resultó la sesión celebrada ayer tarde por la Soberana Convención Revolucionaria. Los ánimos caldeados por el asunto de la separación del actual Encargado del Ejecutivo, estuvieron prontos a la acometividad; por un lado los que desean que el general González Garza cese en su cargo, continúan firmes en su propósito; por el otro lado, los que quieren que los procedimientos se ajusten a las leyes dictadas por la misma Asamblea, propugnan porque esas disposiciones no se tuerzan. Además, otro incidente -el de que frente a la Cámara se situaron fuerzas armadas- provocó violentas impugnaciones, y más tarde fue motivo para que muchos delegados se ausentaran del salón, alegando que dichas fuerzas tenían por objeto ejercer presión en el ánimo de los del contra, y en tal concepto, consideraron que la deliberación no sería libre.

Las galerías, que desde que se está tratando el asunto antes mencionado, han acudido en gran número, siguieron con marcado interés el curso de los debates, y frecuentemente interrumpieron a los oradores con siseos o aplausos, sea que se tratara de los del contra o de los del pro, respectivamente.

LA DISCUSION DEL ACTA

El vicepresidente Mesa Salinas declaró abierta la sesión, y la Secretaría dio lectura al acta de la anterior. Se puso a debate, e inmediatamente surgieron muchas voces pidiendo aclaraciones y rectificaciones. Por indicación del licenciado Díaz Soto y Gama, se advirtió a los oradores que debían inscribirse antes de hacer uso de la palabra.

Hecho esto, y después de ligera aclaración del general Matías Pasuengo, sobre el destino dado al individuo que fue arrestado el día anterior en las galerías, por proferir palabras irrespetuosas, el ciudadano Piña habló en contra del acta.

No está conforme en que la proposición presentada por el licenciado Díaz Soto y Gama y otros de sus colegas del Sur, sobre la renovación total de la Mesa de la Convención, haya quedado suficientemente discutida y sólo le faltase el trámite de votación. Se funda Piña en que desde el momento en que se puso a debate esa proposición, muchos delegados se ausentaron y quedó incompleto el quórum; en consecuencia, estima que desde ese momento no tienen legalidad los acuerdos que la misma Asamblea haya tomado. Apela Piña al testimonio del delegado Velázquez, que fue uno de los que permaneció en el salón hasta que terminó la sesión anterior.

El delegado Velázquez proporciona los informes a que aludió Piña y con ellos no está conforme el licenciado Díaz Soto y Gama. Este último asegura que hubo quórum durante la discusión de la proposición de referencia, y que sólo faltó cuando se puso a votación; en consecuencia, éste es el último trámite que falta. Apela al testimonio del vicepresidente Quevedo, que estuvo en funciones de presidente cuando se puso a debate la moción precitada.

El vicepresidente Quevedo informa en el sentido que lo ha hecho Díaz Soto y Gama.

Sus palabras provocan rumores de inconformidad en las curules del Norte. El delegado Piña insiste en que no había quórum cuando se declaró suficientemente discutida la proposición. Hace notar que cuando se pasó ésta, a medida que los delegados iban dando los nombres, se ausentaban del salón. Los rumores crecen y muchos representantes quieren hacer uso de la palabra para aclarar. Entre esa confusión se escuchan las impugnaciones de Piña que, dirigiéndose a Quevedo, le dice que él está interesado en que el asunto se acepte como le pretenden los delegados del Sur, porque éstos lo proponen como candidato para substituir al general González Garza, en el cargo de Ejecutivo. (Las galerías sisean, comentan en alta voz, aplauden. La Presidencia agita la campanilla)

El delegado Quevedo, cuando se restablece el orden, pide que se comprueben sus informaciones con las listas que se pasaron el día anterior. Acerca de las imputaciones que se le han hecho, dice que las desprecia. Asegura que no sabe si la delegación del Sur, lo propone para un cargo que no merece. (Aplausos del Sur)

Piña vuelve a tomar parte en el debate.

Insiste en sus anteriores argumentaciones y advierte que la lista a que el delegado Quevedo se refiere, la pasó él mismo. (Nuevos rumores)

Quevedo rectifica en el sentido de que él gritó los nombres, porque al secretario Paniagua, único de los secretarios que permaneció en el salón, no se lo oía; pero fue la Secretaría la que anotó quiénes estaban presentes. (Aplausos y siseos)

Díaz Soto y Gama ratifica lo que antes ha dicho, y pone en parangón el testimonio de los pocos que él llama obstruccionistas, con el resto de delegados -más de sesenta- que permaneció en el salón. Pide que sea esta mayoría la que informe si había quórum o no.

Los delegados Méndez, Marines Valero y Aceves, hacen aclaraciones; el primero en el sentido de que sí había quórum; los dos últimos en el de que varios delegados, ellos inclusive, abandonaron el salón antes de que se pasara lista.

El vicepresidente Quevedo ratifica sus informaciones anteriores; pero opina que puede haber duda desde el momento en que se preguntó si la moción estaba suficientemente discutida. Con esta declaración están conformes los delegados del Norte. (Aplausos en las curules y en las galerías)

A petición de Quevedo se pretende comprobar el caso, con las listas anteriores, pero esta verificación no puede llevarse a cabo, porque faltan algunos de los delegados que estuvieron presentes la noche anterior, y en consecuencia, no se puede obtener su testimonio.

UNA PROTESTA

El delegado Cervantes se dirige a la tribuna entre los aplausos de las galerías.

Anuncia que va a hablar en contra del acta, y al mismo tiempo a elevar una protesta a nombre de cuarenta y seis delegados del Norte y del Sur, porque se ha pretendido violar las leyes sancionadas por la mayoría de la Asamblea. Puesto que estamos en el período preconstitucional, no rigen ningunas otras leyes que las dictadas por la Convención, y si no se acatan esos acuerdos, el gobierno caerá en la anarquía. Es por ello que va a pedir que se guarde el supremo respeto que merecen las leyes.

Luego expresa que en las últimas horas de la sesión anterior, la Mesa estuvo ilógica y fuera del cumplimiento de su deber, puesto que puso a discusión una proposición sobre la cual no había recaído dictamen, como lo previene el artículo 17 del Reglamento interior de la Asamblea. Aduce que no es razón para violar ese Reglamento, el hecho de haber faltado a su cumplimiento en ocasión anterior, y en consecuencia, los delegados firmantes de la protesta, no están dispuestos a seguir concurriendo en lo sucesivo, si no se respetan esas leyes. (Aplausos)

Advierte luego el delegado Cervantes que tal resolución de los firmantes, no entraña en manera alguna, amenaza ni chanchullo político, puesto que el número de representantes que quedará en la Asamblea, será bastante para seguir dictando resoluciones, sin necesidad de la opinión de los que están dispuestos a retirarse si no se cumplen los acuerdos; y por otra parte, no es un chanchullo, porque no se trata de una maniobra oculta con fines bastardos.

Excita a las conciencias honradas a que tomen el camino recto, y sean consecuentes con los juramentos pactados. Advierte también que, si de acuerdo con las leyes establecidas por la Asamblea, se pide la destitución de González Garza, fundándose en las prevenciones que para ese caso, se han aceptado, y el resultado de la votación corresponde al sentir de las dos terceras partes de los delegados, como igualmente está fijado, ellos (los firmantes), se someterán y acatarán ese voto, como siempre han obedecido las disposiciones de la mayoria. (Aplausos del Norte y de las galerías)

Al mismo tiempo venimos a afirmar que, sobre el supremo respeto a la ley, no admitiremos nada ni a nadie. Por eso pedimos con toda honradez que se siga el camino recto, y si ahora se pretende que el decreto que venimos a invocar, no surta sus efectos, queremos que antes se derogue y si esa derogación resulta sancionada por la mayoría legal de esta Asamblea, nosotros obedeceremos esa disposición. (Aplausos)

En seguida, el delegado Cervantes da lectura a la protesta a que antes aludió.

A la H. Mesa Directiva de la Soberana Convención Revolucionaria.
Presente.

Los suscritos, miembros de la Delegación del Norte y Sur, conscientes del solemne compromiso que hemos contraído ante la Revolución y la República, de cumplir y hacer cumplir los acuerdos de la H. Convención Revolucionaria, hasta morir por ellos, si fuere necesario, declaramos:

1° Que no podemos permitir ni permitiremos lo que un grupo pretende, como aconteció el día de ayer, erigirse por medios ilegítimos en autoridad suprema de esta Honorable Asamblea, ni que, pasando sobre las leyes que eUa misma ha expedido, violando sus anteriores acuerdos y atropellando el Reglamento de la misma, disponga a su arbitrio de los destinos de la patria, introduciendo la anarquía en el gobierno revolucionario.

2° Declaramos, igualmente, que no podemos admitir que, como se ha pretendido, se substituya al Encargado del Poder Ejecutivo, representante oficial del miembro más conspicuo de la División del Norte, C. general Francisco Villa, por procedimientos ilegítimos que nuestro honor y nuestros representados rechazan.

3° No asistiremos más a las sesiones de la Convención, si los delegados que exigen la separación del general González Garza, como Encargado del Poder Ejecutivo, no se ajustan rigurosamente a la Ley Parlamentaria vigente desde el 16 de enero de 1915, pues celosos del cumplimiento de nuestro deber, estamos resueltos a hacer respetar, sin excepción alguna, ésta y todas las leyes expedidas por la Soberana Convención Revolucionaria.

4° Protestamos estar dispuestos a respetar y sostener los acuerdos de la Soberana Convención Revolucionaria, tal como nos lo exige nuestro juramento de honor, aun cuando estén en contra de nuestras opiniones, pero siempre que esos acuerdos se basen, ante todo y por sobre todo, en las leyes y en los acuerdos aprobados. Por encima de la ley, no admitimos nada, ni a nadie. Con la ley está nuestro honor y la salvación de la patria.

5° Por lo antes expuesto, declaramos que no admitiremos transacciones ni componendas que, burlando la Ley Parlamentaria, tiendan a evitar que sea juzgado el Encargado del Poder Ejecutivo. Con ello no solicitamos gracia alguna para él, sino que, sencillamente, pedimos que se le haga justicia.

6° Hacemos constar, por último, la ilegalidad de los acuerdos tomados ayer, después de haberse desintegrado el quórum, protestamos contra todos los que, en lo sucesivo, pudieren tomarse violando el Reglamento interior de la H. Convención o los demás acuerdos y leyes que ha expedido, pues sin ajustarse a ellas dichos acuerdos y resoluciones, son nulos y no pueden surtir efecto alguno.

7° Finalmente, pedimos a la H. Mesa Directiva, que tenga por presentada esta protesta, dándola a conocer públicamente a todos los señores delegados.

México, 26 de mayo de 1915.
Los delegados.
El representante del Jefe de la Tribu Yaqui en Sonora, Francisco R. Velázquez. Representante del general yaqui, Luis Moris.
Enrique Liñeiro. Representante del general Máximo García, Jefe de la Brigada Madero.
José G. Nieto. F. Cervantes, representantes del general F. Angeles.
Alberto B. Piña, representante del Gobernador Constitucional de Sonora, José M. Maytorena.
Representante del general José E. Rodríguez, Jefe de la Brigada Villa, C. Treviño.
Representante del general José I. Cervantes, L. Bolaños.
Representante del señor general Joaquín V. Casarín, Enrique M. Zepeda.
Representante del general Isaac Arroyo, Brigada Trinidad Rodríguez, R. Michel.
Representante del general Julián Delgado, J. Aldavazo López.
Representante del general Carlos Almeyda, A. M. Arellano.
Representante del general Ramón V. Sosa, Mayor E. T. León.
Representante del general E. Aviña, J. S. Mancilla.
Representante del general Luis Espinosa, Angel G. Castellanos.
Representante del general Calixto Contreras, Máximo Mejía.
Representante del Gobernador del Estado de Durango, Genaro Palacios Moreno.
Por el general M. Medina Veytia, Juan Antonio Acosta.
I. Borrego, representante del Gobernador de Chihuahua, Francisco Lagos.
Representante de Anastasio Pantoja, A. R. Aceves.
Representante del general Saúl Navarro, Rafael Pérez Taylor.
Representante del general F. Macías, Melchor Menchaca, E. Santos Coy.
Plinio López, representante del Gobernador del Estado de Hidalgo.
Representante del señor general López Payán, Luis Zubiría y Campa
Por instrucciones expresas de mi representado, el general del Ejército Libertador del Sur, Vicente Navarro, el coronel Rodolfo García R.
El representante del general Alberto Carrera Torres, coronel Lamberto C. Chávez.
El representante del general sonorense Francisco Urdalejo, Mayor José H. Osterman.
El representante del general sonorense José María Acosta, José Casta.
Representante del Gobernador Constitucional de Sinaloa, M. Contreras.
El representante del general Martiniano Servín, G. Servín.
C. M Samper, representante del general Rosalio Hernández.
Representante del señor general Juan N. Banderas, Luis G. Gavaldón.
Representante del general Tomás Domínguez, Teodosio A. Segovia.
Representante del general C. Benavides, ingeniero S. González Cordero.
De completo acuerdo con mi representado, el C. general ingeniero Angel Barrios, jefe del movimiento revolucionario en el Estado de Oaxaca, Héctor Fierro.
Representante del general Agustín Castro, Filiberto Sánchez.
Representante del general M. Castilla Brito, Alvaro Torre G.
Representante del C. general Sixto Ugalde, P. Alatriste.
F. García. Luis G. Mora, representante del general Alfonso J. Santibáñez.
Guillermo Gaona Salazar, representante general.
Representante del general Ernesto Santos Coy, teniente coronel D. Marines Valero.
J. R. Caloca. M. Acuña, representante del general de División Pánfilo Natera, Jefe de la Primera División del Centro.

Cuando termina la lectura, se escuchan aplausos.

FUERZA ARMADA FRENTE A LA CAMARA

Inmediatamente después, la Secretaría anuncia que la Mesa ha sido informada de que frente a la Cámara se halla fuerza armada, en regular número, y que de ella corresponden cincuenta hombres al coronel Orozco.

La declaración produce expectación, y en las galerías se escuchan rumores y ruidos, que anuncian que los concurrentes a dichas galerías se disponen a ausentarse. (Voces de las curules: No se vayan. No tengan miedo)

La Mesa pide informes al delegado Orozco. Este se levanta y dice que ha tenido dos razones para llevar los soldados a que se ha aludido. La primera, que no está dispuesto a permitir que las galerías, como ocurrió en sesión anterior, insulten a la Asamblea, y para prevenir un caso semejante, creyó prudente llevar parte de sus fuerzas. El otro motivo es, de que han llegado a su conocimiento rumores de que algún jefe trata de imponerse a la Asamblea, y que como no está dispuesto a permitir que se violen los acuerdos de la misma, cualesquiera que sean, siempre que estén basados en la estricta moral y en el bien común, estimó necesario la presencia de esas tropas para garantizar el respeto a los acuerdos de la Convención. (Rumores en las curules. Expectación en las galerías)

UN CITATORIO DEL MINISTRO DE LA GUERRA

El delegado Díaz Soto y Gama pide la palabra, para un hecho. Dice que él y algunos otros delegados recibieron un citatorio del Ministro de la Guerra, general Pacheco, para que concurrieran a la residencia del citado jefe. Estima que tal citatorio no puede tener otro objeto que aprehender o regañar a los que no están de acuerdo con la política del general González Garza. Hace notar que el general Pacheco está de acuerdo con el Encargado del Poder Ejecutivo.

Informa, asimismo, que ni él, ni sus compañeros del Sur acudieron a la cita, porque suponen que el general Pacheco, con tal acto, pretende atropellar la independencia de los delegados, o privarlos de su libertad, cosa que no están dispuestos a permitir, máxime cuando el general Pacheco no tiene ninguna autoridad sobre dichos delegados. Anuncia que el general Matías Pasuengo puede proporcionar más informes sobre este asunto.

El aludido jefe pide la palabra, para informar. Dice que luego que su hermano Sergio y él recibieron el citatorio, acudieron a la entrevista. Que hallaron al general Pacheco de mal humor, y que le dijo a él que mandaría fusilar a los que no cumplieran con los ideales de la Revolución. (Aplausos y bravos en las galerías. Bravos al general Pacheco)

Pasuengo sigue refiriendo que contestó que él es revolucionario desde 1910, y que no se avergüenza ante ningún revolucionario. (Aplausos en las galerías y en las curules) ... y que le insinuó que ya se suponía de dónde partía ese citatorio, y que estaba dispuesto a sostener delante del general González Garza lo bueno y lo malo de su política, porque tiene bueno y malo. (Aplausos en curules y galerías)

EN DESACUERDO CON LOS PROCEDIMIENTOS

El delegado Piña habla en seguida. No está de acuerdo con el procedimiento que ha empleado el general Pacheco para excitar a los delegados a que cumplan con su deber; pero estima que es de aplaudirse la intención de éste, de castigar enérgicamente a todo el que traicione la causa de la Revolución.

Luego se refiere al hecho de la presencia de las fuerzas de Orozco, frente a la Cámara. Califica que es un atentado infame, con el pretexto de simples rumores. (Voces del Sur: No son rumores. Varias manos se alzan mostrando los citatorios del general Pacheco) (Las galerías aplauden)

Continúa Piña preguntando si se ha tratado de intimidarlos para que aprueben lo que pretende el grupo palafoxista. Y si esto es así, juzga de inútil la amenaza, porque los que buscan el camino recto, están dispuestos al sacrificio, sin importarles las amenazas, aunque éstas sean por medio de la fuerza armada. (Aplausos de las galerías)

Agrega que este caso es comparable al efectuado en la misma Cámara en febrero de 1913, cuando el usurpador, mandó rodear de soldados el recinto parlamentario, para arrancar por la fuerza a los diputados, la sanción de un acto infame. (Protestas del Sur. Aplausos en las galerías)

Hace ver que ahora, como en 1913, hay corazones bien puestos para no intimidarse con esas amenazas y que no será seguramente de esa manera como el grupo palafoxista logre quitar del puesto al muy honrado Roque González Garza. (Aplausos prolongados en las galerías y en algunas curules)

Termina protestando contra el acto que califica de canallesco. (Una voz: el canalla es usted)

La Secretaría anuncia que la Mesa ha dado órdenes para que se retiren de las cercanías de la Cámara, cualesquiera fuerzas armadas que allí se encuentren. (Aplausos)

EL SUR NO TIENE TRAIDORES

Aborda la tribuna el general Montaño. Su peroración es un llamado a la concordia y serenidad que las circunstancias exigen. Advierte que en el seno de la Revolución suriana no hay traidores, pues los verdaderos revolucionarios tienen conciencia de sus deberes para con la patria. Refuerza los argumentos que expuso en sesión anterior, acerca de la necesidad que hay de ceñirse a los principios del Plan de Ayala, cuya violación es causa de los tropiezos que se encuentran ahora.

Luego hace un llamamiento a los que se exaltan (Díaz Soto y Gama: ¡quién no se exalta!) ... Pues no se exalten. No hago distingos, me dirijo a todos, porque todos estamos en el deber de esforzarnos para cumplir con serenidad nuestra misión, y ésta no se cumplirá mientras nos dediquemos a excitar las pasiones de unos contra otros. (Aplausos de unos, siseo s de otros. Protestas de Díaz Soto y Gama)

El orador se dirige a este último, exponiendo que no se deben amontonar pasiones, porque de esa manera la causa se está orillando al abismo. (De las curules del Norte y de las galerías surgen aplausos estrepitosos y bravos para el orador)

Montaño, en nombre del patriotismo, llama a la razón a los que se han extraviado en el terreno pasionalista, y luego aborda el asunto desde el punto de vista de la no reelección, principio que, según dice, se ha violado, olvidando el pacto de Aguascalientes.

Interpela a los del Norte si están dispuestos a cumplir el principio de no reelección.

Los interpelados responden que sí. (Aplausos)

Insiste en lo que expresó anteriormente, es decir: que el presidente de la Convención no debe tener más cargo que éste, y que el Encargado del Ejecutivo es otra entidad. (Siguen los aplausos)

Agrega que los delegados han confundido los papeles, porque quieren que los dos cargos residan en una sola persona, y de aquí nació el error que ha traído como consecuencia el desbordamiento de pasiones. (Más aplausos)

El general Zapata me ha dicho que haga gestiones en esta Asamblea, para que cuanto antes se constituya el gobierno fuerte que ha de cumplir los ideales revolucionarios (muy bien, bravos), y creo que ya es tiempo de que cumplamos al pueblo nuestras promesas, si no queremos que ese mismo pueblo venga a exigírnoslas. (Bravos y aplausos)

En seguida trae a colación el caso Palafox, y lo pone en parangón con el caso González Garza. Admite que con Palafox se cometió una injusticia y anuncia que habla sinceramente, porque no va a defender a Palafox y de ese acto ejecutado a la ligera, ha nacido el deseo de cometer otra injusticia con González Garza; pero es tiempo que termine la pugna de pasiones, porque ni González Garza, ni Palafox, constituyen la Revolución, ni su defensa debe anteponerse a los principios revolucionarios. (Aplausos nutridos)

QUE SE JUZGUE A GONZALEZ GARZA

Si existen responsabilidades que exigir al Encargado del Ejecutivo, que se le acuse, y que en Gran Jurado se falle sobre los cargos que se le hacen. (Aplausos)

La justicia debe hacerse conforme a las exigencias de la honradez, igual para todos; la justicia debe ser justicia (aplausos); yo vengo a hablar aquí conforme al dictado de mi conciencia; únicamente ... porque hace muchos años que me divorcié de todo lo que signifique tiranía. Si la Asamblea decide que Roque González Garza se separe del poder, éste debe abandonar el puesto, antes que por otras razones, por un deber de patriotismo, porque primero que las personas, cualesquiera que ellas sean, está la patria. (Aplausos)

Creo, señores delegados -continúa el delegado Montaño- que debemos conceder una tregua para meditar el asunto, porque las cosas festinadas nunca han producido buenos resultados.

Os invito a que nombremos el presidente de la Convención; pero sin equivocaciones, que son funestas. (Aplausos)

Méndez
Necesito hacer constar que hemos recibido hoy papeles en que se nos amenaza. (Rumores, siseos, aplausos en las tribunas)

Nieto
Pido que se me diga terminantemente si se toma o no en consideración la protesta que firmamos cuarenta y seis delegados ...

Después de consultar a la Asamblea, la Secretaría declara que el acta es aprobada, y el licenciado Borrego se levanta, para decir que no se han retirado las fuerzas de Orozco, de las cercanías de la Convención, y que entretanto, es indigno continuar deliberando en el recinto.

Está de acuerdo con esta opinión el secretario, que lo manifiesta a la Asamblea, y el delegado Marines Valero afirma:

Estamos, señores delegados, en las mismas circunstancias que en Aguascalientes. ¿Por qué vamos a repetir un desacuerdo funesto? ... Si el general Pacheco envió amenazas a algunos representantes, hizo mal; los señores delegados acercando fuerzas, hacen muy mal; y sean quienes sean los que hagan mal en estos momentos, merecen la maldición de la patria. Creo que no podemos deliberar, como aseguraron mis preopinantes, si las fuerzas no son retiradas.

SE RETIRAN LOS DELEGADOS DEL NORTE

Habla el representante del general Felipe Angeles, y declara lo siguiente:

Nosotros no podremos, ni ante la amenaza de nuestras vidas, retirar los conceptos que hemos vertido aquí en la protesta; y como la decisión de retirar las tropas no se ha cumplido, sostenemos que: por no haberse tenido en cuenta nuestra moción, y continuar ejerciéndose presión sobre la Asamblea, nos retiramos, para hacer patente nuestra inconformidad con tales procedimientos. (Hay un magno desorden en las tribunas; voces que gritan insistentemente su aprobación; en las curules del Sur también manan increpaciones para los que se marchan, y cuando han salido los delegados del Norte, restablécese la calma)

El delegado Catalán sostiene que las fuerzas han venido para dar apoyo a la Asamblea, y para que las galerías no hagan burla de nadie.

Chargoy pide que sea nombrada una Comisión, a fin de que investigue si la fuerza ha sido retirada. A esta petición sucede la aclaración de un delegado, cuyo nombre se nos escapa, y que dice que en el cuartel de la Canoa no hay fuerzas.

Salinas proclama que su criterio no variará, por más soldados que se envíen, y en vista de que se presume falta de quórum, se pasa lista.

La Secretaría manifiesta que el general Pacheco, convencido de que no hay chanchullos, está dispuesto a sostener todos los acuerdos de la Convención, y Díaz Soto y Gama confirma lo anterior, asegurando que como primitivamente el Ministro de Guerra creyó otra cosa, este hecho es indicio de que el chanchullo existió, y concluye no explicándose quién haya sugestionado al alto jefe del Sur.

Se comprueba que no hay quórum, y se levanta la sesión.

En las afueras, una muchedumbre bastante numerosa era presa de la expectación; mas paulatinamente fue desintegrándose, y todo volvió a quedar en quietud, en las proximidades del edificio del Factor.

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