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CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

SESIÓN DEL 5 DE MARZO DE 1915

Presidencia del ciudadano Matías Pasuengo

(Crónica del periódico La Convención, publicada en su edición del día 7 de marzo de 1915)


A las cinco y diez minutos de la tarde dio principio la sesión de la Soberana Convención Revolucionaria, celebrada el día 5. Presidió el general Matías Pasuengo.

Después de leída y aprobada el acta de la sesión anterior, el secretario Treviño dio lectura a una proposición por él firmada y por el delegado Zepeda, relativa al nombramiento del personal de la Secretaría de dicha Convención, para regularizar sus funciones. El ciudadano Castellanos hizo algunas objeciones y el delegado Pérez Taylor habló en defensa de los empleados. La Asamblea resolvió dar facultades a la Mesa para expedir dichos nombramientos.

A continuación se leyó el informe que rindió la Comisión, integrada por los delegados Samper, Méndez y Marines Valero, dando cuenta de haber hecho entrega de los fondos que se le confiaron para atender a los heridos que se encuentran en el Hospital Militar de esta ciudad.

En seguida se dio lectura a una moción presentada por los delegados Soto y Gama, Casta y otros, proponiendo que, con el objeto de cumplir con los compromisos de la Asamblea, ésta celebre dos sesiones diarias; en la mañana de dos horas y de tres en la tarde, dedicándose única y exclusivamente a la discusión del programa de gobierno.

Para fundar esta proposición habló el licenciado Soto y Gama, y en contra el ciudadano Cuervo Martínez, quien manifestó que, de este modo, los delegados no tendrían tiempo para consultar obras y estudiar el proyecto, a fin de discutirlo con conocimiento de causa.

Considerada esta moción de urgente y obvia resolución, fue turnada a la Comisión de Peticiones, para que dictaminara.

Se dio lectura al dictamen de la Comisión de Reglamento, sobre la proposición presentada en la sesión anterior por varios delegados, indicando la conveniencia de imponer penas pecuniarias a los que falten sin justificación, destinándose el dinero colectado, al Hospital Militar del lugar donde se encuentre la Convención.

Habló en contra del dictamen el licenciado Borrego, calificando de inmoral el hecho de que varias de las personas que firmaran la iniciativa, dictaminaran sobre ella; y agregó que no era digna ni decorosa la amenaza pecuniaria que se proponía.

El delegado Nieto aclaró que por una inadvertencia habían firmado el dictamen y el ciudadano Lecona habló en pro, indicando la conveniencia de tomarse medidas inmediatas para obligar a los delegados a asistir con toda puntualidad.

Después de una aclaración del delegado Castellanos y una interpelación del doctor Menchaca, y de una rectificación del licenciado Borrego, el doctor Cuarón habló en contra, proponiendo que se pasara lista veinte minutos después de la hora que se hubiera indicado, para comenzar la sesión, y los delegados que no se encontraran presentes, fueran considerados faltistas.

El delegado Casta habló en pro del dictamen, y la Secretaria dio lectura a una moción firmada por el delegado Aceves, pidiendo que se suspendiera la discusión, mientras dictaminaban personas ajenas a la iniciativa.

El delegado firmante fundó su solicitud y el ciudadano Pérez Taylor habló en contra de ella. Consultada la Asamblea si tomaba en consideración la moción de referencia, contestó negativamente, continuando la discusión del dictamen.

El delegado Zepeda habló en contra, atacando de inmoral la proposición, e indicó que mejor sería avisar a los representantes de los delegados que faltaran tres días consecutivos, sin justificación, que quedaban en libertad de nombrar un nuevo representante, y que se hiciera un llamamiento al honor de todos los miembros de la Asamblea y se publicaran en los periódicos los nombres de los faltistas.

El ciudadano Marines Valero apoyó la reforma al dictamen, en el sentido propuesto por el delegado Zepeda.

Habló en pro del dictamen el coronel Federico Cervantes; se refirió a los argumentos de los oradores del pro y del contra, e indicó la conveniencia de que se pasara lista a los treinta minutos de la hora citada, y que los delegados que no se encontraran presentes, fueran considerados como faltistas.

El licenciado Borrego contestó varias alusiones personales hechas por el coronel Cervantes, y el ciudadano Montaño protestó contra la Mesa, por no haberle concedido la palabra en el lugar que le correspondía.

Preguntada la Asamblea si consideraba suficientemente discutido el punto, contestó afirmativamente, y se procedió a la votación, resultando aprobado el dictamen por mayoría.

El delegado Borrego manifestó que, conforme al reglamento, se debía haber puesto el dictamen a discusión en lo general, primero, y después en lo particular las diversas proposiciones que encerraba.

La Mesa manifestó que el dictamen constaba de una sola proposición. El delegado Valle protestó contra la Mesa por no haberle concedido la palabra a pesar de tenerla solicitada, y contestó el secretario Ramírez Wiella, explicando la causa.

Después de hablar el delegado Piña, para manifestar que la Comisión estaba de acuerdo en que el dictamen fuera discutido en lo particular, y de una moción del ciudadano Pérez Taylor, exhortando a los delegados a hacer abstracción de pequeñeces de trámite, la Secretaría dio lectura y puso a discusión el dictamen de la Comisión de Peticiones, sobre la proposición presentada por los ciudadanos Soto y Gama, Casta y Pérez Taylor, para que la Convención celebre diariamente dos sesiones. Este dictamen, que fue puesto a debate, indicaba que era de aceptarse la proposición de referencia.

El delegado Nieto habló para insistir en que debía haberse discutido en lo particular el dictamen aprobado anteriormente, y para que se hiciera constar este precedente.

La Mesa contestó al ciudadano Nieto que ese asunto ya no estaba a discusión. El ciudadano Piña quiso hablar sobre el mismo punto, y se le indicó lo mismo que a Nieto.

Siguió a debate el dictamen de la Comisión de Peticiones, y tomó la palabra el coronel Cervantes, para hacer notar que la Convención había dictado un acuerdo anterior por el que no podría celebrar dos sesiones diarias, y que hay un grupo de delegados que tienen importantes empleos en el Gobierno y que no podrían concurrir a las reuniones matutinas.

El delegado Montaño habló en pro del dictamen y sostuvo que, sobre los empleos estaban los compromisos contraídos con la Patria, y que debían de asistir los delegados, todos sin excepción, para discutir los trascendentales problemas nacionales que estaban pendientes de resolución.

El licenciado Soto y Gama usó de la palabra para manifestar que a toda costa había que dar cumplimiento al compromiso contraído, y dar preferencia al programa de gobierno; indicó que no importaba que las sesiones fueran por la tarde únicamente, con tal de que, por lo menos, se consagraran dos horas a tan importante cuestión, y tres a los asuntos ordinarios.

El ciudadano Valero habló haciendo varios cargos al licenciado Soto y Gama, de quien dijo se había convertido en el tiburón de la Asamblea. El aludido rechazó la imputación, y el delegado Cuervo y Martínez usó de la palabra, manifestando estar de conformidad con las indicaciones hechas por el licenciado Soto y Gama, en el sentido de reformar la proposición.

Habló a nombre de la Comisión el general Sergio Pasuengo, y a continuación el delegado Méndez que apoyó el dictamen.

El ciudadano Enrique Zepeda sostuvo que se necesitaba tiempo para consagrarse al estudio de asunto de tanta trascendencia y propuso, de acuerdo con el licenciado Soto y Gama, que las sesiones fueran por la tarde y duraran cinco horas.

El delegado Orozco pidió a la Mesa que haciendo a un lado el Reglamento, se preguntara si estaba suficientemente discutido el asunto a lo que contestó el vicepresidente Castellanos que no podía acceder, pues sería sentar un pésimo precedente. Además, no había hablado un orador, inscrito anteriormente.

El delegado Valle habló en pro del dictamen y el ciudadano Soto y Gama propuso a la Comisión lo reformara en el sentido de la discusión.

La Comisión manifestó que no tenía ningún inconveniente en acceder, y habiendo dado permiso la Asamblea, fue retirado el dictamen para presentarlo reformado.

La Secretaría dio lectura a una protesta que por escrito presentaron los delegados Ignacio Borrego y José G. Nieto, contra la aprobación del dictamen de la Comisión de Reglamento, sin haber sido discutido en lo particular y contra las aseveraciones hechas por el delegado Pérez Taylor y otros, en el curso de la discusión. Se dio a este asunto el trámite de enterado.

A continuación se leyó el dictamen reformado de la Comisión de Peticiones, proponiendo que las sesiones duren cinco horas, consagrándose dos de ellas, inmediatamente después de leída el acta, a la discusión del programa de gobierno; y las tres restantes a los asuntos ordinarios.

Puesto a votación el dictamen de referencia, fue aprobado.

La Secretaría dio a conocer que desde la sesión siguiente, la Mesa pondría en vigor el acuerdo tomado por la Asamblea y después de leída la orden del día se levantó la sesión a las nueve y diez minutos de la noche.

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