Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera Fuentes | Sesión del 30 de junio de 1915 | Sesión del 2 de julio de 1915 | Biblioteca Virtual Antorcha |
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CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA
Compilador: Florencio Barrera Fuentes
SESIÓN DEL 1° DE JULIO DE 1915
Presidencia del Coronel Alfonso Salinas
(Crónica publicada por el periódico La Convención, en su edición del 2 de julio de 1915)
La tarde de ayer se erigió en junta previa la Asamblea Revolucionaria, para el efecto de conocer de las credenciales otorgadas en favor de nuevos representantes por generales cuya personalidad ya fue discutida y aceptada. A las cuatro y cuarenta minutos de la tarde el coronel Francisco Alfonso Salinas declaró instalada la junta previa, y acto seguido la Secretaría a cargo del ciudadano Pérez Taylor, puso a discusión el acta de la efectuada la tarde del 17 del pasado junio, la que sin debate fue aprobada. A continuación se dio lectura al dictamen de la Comisión de Poderes, que propone se acepte la credencial que el general Lauro Guerra extendió en favor del coronel Oscar H. León. La Mesa invitó al presunto delegado a que rindiera algunos informes acerca de su labor revolucionaria. Es perfectamente conocido el coronel León -observó el delegado Aceves-. No es necesario ... El C. Castellanos El C. Bolaños CREDENCIALES APROBADAS El C. Santos Coy El C. Marines Valero Con la salvedad indicada por el doctor Castellanos, la Asamblea fue interrogada, y por unanimidad aceptó recibir nuevamente al coronel Oscar H. León. En seguida la Secretaria preguntó si se hallaba presente el coronel Alejandro del Rio. No estaba, y por ello se pasó a discutir la credencial que en favor del coronel Alejo Osorio otorgó el general Andrés Pérez. El delegado Marines Valero habló en pro. En vista de que no hay quien hable en contra -dijo- y ser sobradamente conocida la personalidad de Andrés Pérez, la Asamblea quiere que proporcione informes acerca del representante que envía. El coronel Alejo Osorio proporcionó esos informes. Dijo ser un revolucionario de antigua hoja de servicios desde 1888, en que se gastó cinco pesos en la compra de pambazos que arrojó a los reeleccionistas de Porfirio Díaz, dio comienzo a sus trabajos de oposición. Después, en 1893, juntamente con varios amigos, realizó dura campaña periodística que dio como fruto la revolución de Canuto Neri en el Estado de Guerrero. En 1910 hizo propaganda en los Estados de México e Hidalgo en pro de la causa libertaria, y cuando el cuartelazo estuvo en la Fundición de Artilleria, listo a prestar sus servicios en favor del Gobierno constituido ... El C. Ortiz El C. Osorio El C. Ortiz El C. Osorio Considerándose el punto suficientemente discutido, la Asamblea, por mayoría de votos aceptó la credencial del coronel Alejo Osorio. EN REPRESENTACION DE UN MUERTO El siguiente dictamen puesto a discusión fue el relativo a la credencial dada por el general Francisco Estrada al coronel Lauro G. Caloca. El presunto delegado rindió informes acerca de su personalidad: se inició en la causa revolucionaria a raíz del cuartelazo, en la inteligencia de que con anterioridad había hecho alguna labor en pro de la causa del pueblo; militó a las órdenes del general Natera, y con él asistió a varios combates, entre ellos a los de Torreón y Zacatecas. Mas tarde se incorporó a la División del Norte. Con el general Natera ayudó a la organización de las autoridades civiles en el territorio dominado por ia revolución; fue secretario del Gobierno provisional del Estado de Zacatecas ... Para una moción de orden pidió la palabra el C. Santos Coy. No trato de impugnar al coronel Caloca -dijo-, que de todos es sobradamente conocido, sólo pretendo hacer una observación, y es ésta: que el general Estrada fue asesinado en esta capital, y considero que a esta Asamblea no debe venirse a representar a un muerto. El doctor Castellanos explicó que el dictamen a discusión fue formulado ha tiempo, cuando vivía aún el general Estrada; y como ahora carece de objeto, propone se autorice a la Comisión para que lo retire. La Secretaría interrogó a la Asamblea acerca de esta proposición, obteniendo respuesta afirmativa, y al delegado Marines Valero le fue dada la palabra para un hecho. Es lástima -dijo- que ahora que se presenta un verdadero revolucionario no sea aceptado, con entera justicia, siendo que aquí, entre nosotros, hay delegados que no merecen serlo. No señalo a nadie -terminá-, sólo hago votos por que algún general que desee tener un representante en esta Asamblea no acuda a lenguaraces y revolucionarios de última hora, sino que se fije en hombres de tan probada honradez como el coronel Caloca. Winfield observó que en la Asamblea están representados varios generales que murieron en el campo de batalla, y así no se explica que se hubiera rechazado a un hombre de tan brillantes antecedentes como el coronel Caloca que ha quedado al frente de las tropas del general Estrada, que ascienden a mil hombres ... Varios delegados SEGUIRAN EN SUS PUESTOS La Secretaría continuó su labor. El dictamen rendido por la Comisión de Poderes, que consulta se diga al general Angel Barrios, que no es de accederse a lo que solicita con respecto al retiro de su representante, el C. Héctor Fierro, por ser éste uno de los más conspicuos miembros de la Asamblea, fue aprobado por mayoría de votos. Igualmente lo fue el que propone se diga a los generales Felipe Castillo, Armenta, Ocampo y otros, que no pueden ser admitidas las credenciales que en favor de varios ciudadanos extendieron, por existir un acuerdo anterior, mediante el cual se prohíbe admitir representantes de generales cuya personalidad no hubiera sido aceptada con anterioridad, hasta que esté restablecida la comunicación con el Norte de la República. Por último, el dictamen de la propia Comisión consultando que no es de accederse a lo que solicita el general Francisco Mendoza, respecto del retiro de su actual representante, el coronel José Luis Valle, fue aprobado por unanimidad, con lo que se dio por terminada la Junta previa, a las cinco y veinte minutos de la tarde. Terminada la Junta previa de que en otro lugar damos cuenta, la Asamblea Revolucionaria se erigió en sesión plena para continuar conociendo de los asuntos en cartera. La Secretaría dio cuenta con el acta de la sesión anterior, que con ligeras observaciones de los CC. Herrera Ponce y Matías y Sergio Pasuengo, fue aceptada por unanimidad. En seguida prestaron la protesta de ley los nuevos delegados, CC. Oscar H. León y Alejo Osorio, cuyo acto revistió la solemnidad acostumbrada. Después, el doctor Cuarón propuso la renovación del personal de la Mesa Directiva, y la Asamblea, interrogada sobre el particular, acordó que la renovación se efectúe en la sesión próxima. El C. Pérez Taylor Ayer -dijo-, en unión de los CC. Bolaños y Samper, suscribí una moción relativa a una interpelación al Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, a efecto de que ante esta Soberana Asamblea informara sobre su gestión política y administrativa en la Secretaría de su cargo. El delegado Heliodoro Arroyo nos dijo que el Ministro de Instrucción Pública vendría a informar en esta sesión, y como no ha venido, pido que se nombre una Comisión que invite al general Montaño a que obsequie nuestro llamado. Y como es tiempo ya -terminó- de que la función parlamentaria deje sentir sus efectos, vuelvo a pedir venga ante nosotros el C. Ministro aludido, a responder de las interpelaciones de que la Asamblea tiene conocimiento y pido una vez más a la Presidencia, designe a dos miembros de esta Soberana Convención, para que inviten al C. Ministro. SE LLAMA AL MINISTRO DE INSTRUCCION PUBLICA El Secretario Gaona Salazar, por orden de la Presidencia, interrogó a la Asamblea acerca de si era de ampliarse la orden del día, a efecto de que venga el Ministro de Instrucción Pública, a informar, como lo pide el C. Pérez Taylor. Este pidió la palabra y observó que en el régimen parlamentario, cualquier miembro de la Cámara legisladora tiene derecho para hacer venir a un Ministro. Recordó que en tiempos del general González Garza, a cada momento se le estaba vituperando y no se le permitió venir a la Asamblea, y se extrañó que ahora, cuando se quiere conocer los manejos de uno de los miembros del Ejecutivo, se quiera impedir que rinda los informes del caso. De una vez por todas -dijo-, hay que ver si somos parlamentarios o no. El C. J. M. Bonilla observó que en la sesión anterior no se dio lectura a ninguna orden del día, y afirmó que no existía, en consecuencia, tal documento. El Lic. Encinas demostró que no es la Asamblea la que debería resolver si era de llamarse o no al Ministro de Instrucción Pública. Es facultad del presidente únicamente, porque, si se deja al voto de la Asamblea, bastará que el Gobierno tenga una mayoría dentro del parlamento, para hacer que jamás vengan los miembros del Ejecutivo a dar cuenta de sus actos. La Presidencia acordó de conformidad, y designó a los CC. Samper y Encinas, para que fuesen a invitar al Ministro de Instrucción Pública. Mientras tanto, la Secretaría leyó un escríto del teniente coronel Juan Antonio Acosta, representante del general Manuel Madinaveytia, que pide disculpa por haber faltado a las sesiones de la Convención, en virtud de estar al frente del Estado Mayor del Encargado del Ejecutivo. En dicho escrito, el teniente coronel Acosta excita a la Asamblea para que estudie los medios de hacer que los comerciantes no vendan sus artículos a precios hiperbólicos, sino con una utilidad razonable, en vista de la situación económica reinante; y agrega, que dichos comerciantes, en vista de las utilidades fabulosas que están teniendo, sean obligados a aumentar los sueldos de sus empleados en proporción de un cincuenta por ciento. Pasó dicho escrito a la Comisión de Peticiones, para su dictamen. Se dio cuenta con un oficio del coronel Manuel Bonilla, fechado en San Vicente Chicolapan, avisando que ha reorganizado las tropas del extinto general Bonilla, que murió en Calpulalpan, en cuya acción de armas aquellas tropas fueron dispersadas. Dichas tropas, que ascienden a quinientos veinte hombres, continúan a las órdenes del Gobierno emanado de la Convención. LABOR DE LOS REACCIONARIOS En seguida el licenciado Antonio Díaz Soto y Gama, tomó la palabra y pidió le dispensara la Asamblea si interrumpía la orden del día, para dar cuenta con un asunto que estima él ser de grande importancia. Se trata -dijo- de las intrigas y maquinaciones de nuestros enemigos, los reaccionarios. La intriga consiste en esto: con objeto de desacreditarnos ante los representantes de las naciones extranjeras, los reaccionarios han hecho circular una hoja en la que se inserta un discurso apócrifo, que dicen haber sido pronunciado por mí en sesión secreta, cuando se estudió la respuesta que esta Convención daría a la nota del Presidente Wilson. En ese discurso, mejor dicho, en el que se me atribuye, se ataca duramente al Ministro del Brasil, al Gobierno de Estados Unidos, al Presidente Wilson, a Mr. West, a media humanidad. Voy a darle lectura, para que la Asamblea vea si yo dije lo que se me atribuye. El licenciado Díaz Soto y Gama pasó a dar lectura a dicho discurso apócrifo, Que está concebido así: La sesión secreta de la Convención Revolucionaria celebrada el 5 de junio de 1915, comenzó a las 6 y 10, terminando a las 7 y media; en esta sesión se discutió la nota de Mr. Wilson. El primer vicepresidente, C. José Quevedo, presidió la sesión. Soto y Gama fue el primer orador. Dijo que la nota americana era labor de los científicos y de la reacción, los que han vendido todas sus propiedades a los magnates en los Estados Unidos, los que eran influyentes con los trusts y por lo tanto, en política. Se esforzó en demostrar que los americanos influyentes que han comprado las propiedades a los porfiristas, huertistas, clericales y científicos, han conseguido que el Presidente Wilson firme esa nota, que no está en el tono oficial que la Casa Blanca acostumbra. Dijo que el agente americano, Duval West, cuando se encontraba en el Sur, insinuó que el general Carranza ha ofrecido a Silliman y aun a West, algunos millones de pesos y algunas concesiones muy productivas, si sus informes a Wilson eran favorables a la causa carrancista. Afirmó que como el general Zapata y sus indomables surianos rehusaron dar a West un solo centavo, éste se indignó contra los zapatistas y se alió a los miserables y bandidos extranjeros que hipócritamente pretenden hacer caridad, llamándose a sí mismos Sociedad Internacional de Beneficencia. Estupendas calumnias y numerosas infamias contenía ese informe. Se aseguraba en él que los revolucionarios eran los culpables del hambre de la población neutral de la capital, ese populacho que aún no ha sido castigado ni ha expurgado sus crímenes, iniquidades e indiferencia. En este duro informe los extranjeros, especialmente los americanos, aseguraron que de Carranza y Obregón a Zapata y Palafox, pasando por alto a Villa, Angeles y González Garza, no eran más que una banda de bandidos y criminales de la peor clase. Estos extranjeros merecen la aplicación del artículo treinta y tres constitucional, y si nosotros realmente queremos ser revolucionarios y patriotas, debemos dar a ese falso, mal intencionado y fracasado profesor de Princeton, una severa lección, colgando de nuestros legendarios cipreses de Chapultepec a los autores de ese informe. La nota fue el resultado de ese informe calumnioso y nefasto. Por otro lado, la nota es el resultado de un arreglo previo entre González Garza y el Ministro del Brasil. Yo ignoro por qué Cardoso de Oliveira apoya a González Garza con tal persistencia. No quiero suponer que ha recibido un solo centavo; sin embargo, para decir la verdad, como siempre lo hago, es posible que haya recibido algo a cuenta de una suma mayor. Nosotros no debemos asustarnos ante esta ridícula e infame nota, que, como todo lo que hace Wilson, no es sino palabras, palabras y palabras. No pretendo ser un profeta en política internacional, pero en la actualidad, cuando el mundo entero está sacudido, cuando la perfidia de los ingleses, en su ambición de dominar los mares, en la más formidable de las guerras que ha presenciado la humanidad, digo que los Estados Unidos, deben de estar en guardia, porque, tarde o temprano, se verán en una guerra con el Japón ... Por esta razón, Wilson, aunque lo deseara, nunca intervendrá en México. Por lo tanto, esa nota que ha sido falsificada por el Ministro del Brasil, de acuerdo con González Garza, es ridícula y sin ningún valor, es el trabajo de un payaso que nunca ha sido capaz de enfrentarse con ninguna situación. Yo espero que los yankees intervengan en México. Labrarán su propia ruina, sería el resultado de ese agrupamiento de aventureros a los que se llama Estados Unidos; seguramente perderían las Filipinas, el Canal de Panamá, las Islas Hawaii, Puerto Rico, y quizá San Francisco California, Los Angeles y La Florida. Veamos el asunto tal como es (y no es ésta mi opinión, es la opinión de hombres de Estado europeos y diplomáticos): los alemanes, ingleses, franceses, rusos, japoneses, italianos y aun los turcos, son de opinión unánime, que la actual guerra tiende únicamente al dominio de los mares. Ya sea que Inglaterra triunfe, ya sea que Alemania triunfe, el vencedor será el amo de los mares. Si la Gran Bretaña sigue su política de estrategia naval, tratará de poseer el Canal de Panamá. Actualmente tiene Gibraltar, el Canal de Suez, la India, las Colonias del Cabo, las Islas Falkland y otros puntos tales como la Isla de Malta. Es, pues, indudable, que tratará de que el Canal de Panamá sea británico. Si triunfa Alemania, el Canal de Panamá será una posesión germana, como también Malta, Gibraltar, Antwerp, los Dardanelos, el Canal de Suez, la Colonia del Cabo, la India y Tokio. Estudiando el asunto, cuidadosamente veremos que los Estados Unidos no pueden venir a México, pues antes de que sus desorganizadas tropas hayan llegado a Orizaba, San Francisco California, las defensas del Canal de Panamá y su brillante Babilonia, a la que llaman New York, serán barridas por el mortífero fuego de las marinas japonesa, inglesa y francesa. Déjesenos dar una lección a Wilson, no prestando ninguna atención al asunto, por ahora. Estamos cansados de una estúpida obediencia a las instrucciones de la Casa Blanca. No imitemos a Díaz, Mariscal, Madero, Calero y Lascuráin. Debemos dejar que pasen algunos días antes de contestar la nota americana. Así Mr. Wilson verá la atención que damos a sus rudas amenazas. El delegado Cervantes pidió a la Mesa hiciera algunas aclaraciones, pues varios otros delegados, que eran la mayoría, opinaron que el asunto había sido suficientemente discutido en lo privado. Se levantó la sesión secreta. Se presentó una moción para abrir sesión pública, con objeto de que la nota se pusiera en manos de los Secretarios de Gobernación y Relaciones Exteriores, con objeto de que rindieran un informe una vez que el asunto hubiera sido estudiado a conciencia, por considerarse que la nota americana no exigía una resolución inmediata. Se abrió la sesión pública, tratándose los asuntos que publicaron los periódicos diarios. Luego agregó el orador: Los reaccionarios propalaron y así lo hicieron saber a Mr. West, que en esta Asamblea, un delegado del Sur, yo, probablemente, había pedido para el agente americano la aplicación del artículo 33 constitucional. Y en el curso de la lectura del preinserto discurso apócrifo, el licenciado Díaz Soto y Gama demostró que los reaccionarios buscan no sólo malquistar a la Convención con la nación americana, sino con Inglaterra también. La cosa es muy seria -dijo-, porque los reaccionarios están haciendo gestiones para que el Presidente Wilson reconozca a los asesinos de Madero, a los que no reconocerá, por cierto. Y para demostrar que él -Díaz Soto y Gama- no trata de rehuir responsabilidades, a continuación leyó las copias taquigráficas del discurso que pronunció en aquella ocasión. Ese discurso tiende a la concordia, no a provocar mayores dificultades, como se verá en seguida: DISCURSO DEL C. SOTO y GAMA, Por otra parte, yo no veo la necesidad de que nos constituyamos en sesión permanente, porque el asunto de que se trata no tiene, absolutamente, ni la milésima parte de la importancia que se le quiere dar. No se trata de la intervención; es otra mentira; es un chanchullo de los maestros, de los de aquí; chanchullo del Ejecutivo. El Ministro del Brasil, a la pregunta categórica que formulara el señor Bonilla, dijo que de ninguna manera se trataba de la intervención ni de nada que se le pareciera, y precisamente por esto yo pedí que se tratara esta cuestión en sesión pública, para que se dilucidaran los campos y se supiera quiénes son los que verdaderamente posponen los intereses del país a los intereses personalistas. No hay tal amenaza de intervención; no existe tal peligro de intervención. La nota americana quiere decir algo enteramente distinto ... Se nos ha venido a asustar con el coco de la intervención y eso es absurdo: no hay tal intervención, eso no es más que un chanchullo político; de manera que no hay motivo, como lo demostraré en su oportunidad, para que la sesión sea permanente, ni para que no se siga discutiendo lo que se tiene empeño en no discutir, esto es: la separación de González Garza, pues con esos chanchullos lo único que se pretende es alargar indefinidamente la separación del actual Encargado del Poder Ejecutivo; no hay otra cosa en el fondo, señores. A tal grado llega la audacia, que esa nota no es como se nos presenta; está falseado el sentido del original inglés. En su traducción difiere radicalmente en multitud de puntos, sobre todo, en lo relativo al establecimiento del Gobierno central. Ese punto no se refiere al Gobierno de González Garza, que no es tal Gobierno, sino a la disidencia de los carrancistas, que no respetaron al Gobierno central establecido en México. La nota está perfectamente mal traducida, y tan está mal traducida, que voy simplemente a presentar ese punto de diferencia para que se vea hasta dónde se ha querido hacer de este asunto, que debería ser patriótico, una arma política. Traigo los dos textos, el inglés y el español, y voy a referirme, como ya dije, a un solo punto para que se establezca la comparación. Por todo esto y por la simple lectura de la nota, que dice en inglés y español, en las partes de traducción que están aceptables: México no es una solución de sus trágicas perturbaciones, de lo que estaba cuando estalló la Revolución y ha sido devastado por la guerra civil, como si lo fuera por el fuego; sus cosechas están destruidas; sus campos sin sembrar; sus animales de trabajo son confiscados para el uso de las facciones armadas; su pueblo huye a las montañas para escapar de ser arrastrada a un derramamiento de sangre innecesario, y nadie parece ver o tomar el rumbo hacia la paz y al restablecimiento del orden. Se ve que no se trata más que de un chanchullo. El final de la nota no dice más que esto: Por tanto, yo, pública y muy solemnemente, hago un llamamiento a los jefes de facciones en México (de manera que no es intervención, señor Piña) para actuar conjuntamente y actuar prontamente para el alivio y la redención de un desolado país. Este llamamiento sale sobrando, porque ya sabemos nosotros, con él y sin él, que debemos estar dispuestos a unirnos, y esto no viene a significar más que una especie de cuña, una especie de aguijón, puesto que somos tan poco patriotas los mexicanos para estarnos matando por personalismos. De manera que esto más bien es un estímula y no una amenaza. A continuación, dice la nota lo siguiente, y fíjese bien el señor Piña: Creo de mi deber manifestarles que sino pueden arreglar sus diferencias y unirse para este gran propósito dentro de un plazo corto, este Gobierno se verá forzado a decidir qué medios deberán ser empleados por los Estados Unidos para ayudar a México a salvarse y servir a su pueblo. De manera que dice que si no pueden, es decir, si no podemos, ni siquiera se fija un plazo; en consecuencia, esto no es un ultimátum, deberia decir: si no pueden ustedes unirse, arreglar sus diferencias, en un plazo de cinco, diez o quince días o de un mes, etc., etc., ya se ve que no se nos señala un plazo fijo. En consecuencia, esta nota no viene a ser sino una exhortación que evidentemente viene del movimiento de aproximación que se ha notado entre las diversas facciones que existen revolucionando actualmente en la República, aproximación que yo tuve el honor de iniciar, en unión de varios compañeros. Así es que cuando nosotros, por nuestro poco patriotismo, por infames, por miserables y por personalistas, no nos podemos entender, ¿los Estados Unidos van a intervenir? No, señores. Unicamente se concretan a decirnos que tendrán que poner en juego otros medios para hacernos llegar a un avenimiento. Estos medios seguramente que no van a ser los de la intervención. No habla aquí para nada de intervención. Todo esto nos demuestra -terminó el orador- que la reacción no quiere entender y que exige de parte nuestra las medidas más enérgicas para su castigo, a fin de hacer cesar, de una vez por todas, sus intrigas y maquinaciones. La Convención sabrá qué medios adopta para la defensa de la obra revolucionaria; por mi parte, me concreto a señalar los hechos, porque, después de que el Presidente Wilson se ha conducido con la Revolución como no lo hubiera hecho ningún mandatario americano, seria impropio haberle contestado como se afirma en esta hoja: como un verdadero salvaje. En seguida la Secretaría anunció la llegada del Ministro de Instrucción Pública, quien se disponía a ocupar la tribuna, a efecto de rendir su informe. Surge un incidente a causa de que el Ministro quiere informar antes de ser interpelado. Los delegados Pérez Taylor y Castellanos, se oponen, invocando el régimen parlamentario. Termina el incidente debido a que el Ministro accede a lo pedido. INTERPELACION AL MINISTRO Pérez Taylor, después de dar las gracias al general Montaño por haberle concedido la palabra que le negara el presidente de la Asamblea, pasó a congratularse de que el régimen parlamentario estuviera en plena acción. El régimen parlamentario -dijo- es uno de los triunfos más brillantes conquistados por la santa Revolución, triunfo que hiende los aires, franco y libre como un Pegaso que se remonta a las alturas. Después, tributó ardiente elogio al régimen parlamentario; encomió sus ventajas, que no es la menor el poder llamar la atención de los Ministros que no están prácticos en el engranaje administrativo, a efecto de ponerlos sobre aviso para que no sean víctimas de ajenas acechanzas. Y pasó a explicar por qué había formulado su interpelación; dijo hacerlo ante la desorganización que se aprecia en ese Ministerio, al que profesa particular devoción. En esa obra he puesto todas mis energías -afirmó-, y como miembro que soy de la Comisión de Instrucción Pública, me creo en el deber de ejercer mi vigilancia para que la desorganización no cunda y se propague. Ese Ministerio se está desmoronando -dijo-, de allí se han ido los intelectuales; unos, porque Palavicini los llevó a la Revolución, otros porque el general Montaño los ha destituido; y anunció que él, contra toda oposición, defenderá siempre el Ministerio de Instrucción Pública, porque lo considera como la clarinada de la juventud mexicana. Preciso los puntos, dijo: Ciudadano Ministro, tenéis allí un secretario particular llamado Meraz, y del cual voy a leer un párrafo publicado en El Diario, cuando desempeñaba el cargo de Prefecto político de la Municipalidad de Atzcapotzalco, en tiempos de García Granados. Y ese Meraz, conocido felixista, ¡es el que hace y deshace en el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes! PORFIRISTAS, FELIXISTAS Y HUERTISTAS Pero no es eso sólo -continuó-, Meraz ha metido allí, como jefe de la Sección Universitaria, a un hombre que se ha pasado la vida arrullando como las sirenas a Ulises, a todos los poderosos, sean huertistas, felixistas o porfiristas; ese hombre es Juan Mancilla y Río, a quien todos conocen en esta capital. Fue un gran dislate haber substituido con tal personalidad a don Rafael Sierra, eminente pedagogo, hombre de ciencia que en todas las comisiones que ha desempeñado ha sabido estar a grande altura. Y, decidme, ciudadano Ministro, quitando a los pocos intelectuales que allí había, ¿cómo vais a salvar ese Ministerio? Formula otro cargo: haber arrasado de una plumada a todos los empleados del Ministerio de Instrucción Pública. ¿Qué culpa tienen esos empleados? -preguntó-. Los que se hayan mezclado en política, bien está que se les eche a la calle; pero, ¿los que no están en ese caso, los que por escalafón riguroso llegaron a desempeñar satisfactoriamente labores delicadas, como la señorita Aurora Quintanar? RESPONDE EL MINISTRO DE INSTRUCCION PUBLICA Siguió en uso de la palabra el C. Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes: Se me ha llamado para interpelarme -dijo- y ya habéis visto que no he sido interpelado, en el verdadero sentido de la palabra. Antes se me ha llamado para deliberar ... Los cargos que se me hacen voy a refutarlos lógicamente, porque estoy acostumbrado a no decir nada en prosa rimada, sino que antes sé perfectamente lo que digo: La causa que obligó al señor Pérez Taylor a interpelarme, es la siguiente: un día de tantos, el señor Pérez Taylor, que tan celoso se muestra del buen nombre del Ministerio de Instrucción Pública, se me presentó proponiéndome sus servicios como jefe de la Sección Universitaria; le dije que lo pensaría. Después le ofrecí otro empleo y él me contestó que con gusto lo aceptaba. Todavía esta mañana me preguntó si el nombramiento respectivo ya estaba extendido, y le contestaron que todavía no lo estaba. He aquí el punto capital de las censuras que me hace. Después el general Montaño pasó a exponer cuál ha sido su labor en la Secretaría de su cargo. Desde que llegué al Ministerio -dijo- he procurado trabajar asiduamente, y he procurado substituir el personal con profesores competentes cuyas hojas de servicios los acreditan y son una garantía para la juventud. En cuanto a sus antecedentes políticos, he procurado también ser muy escrupuloso, sin dejarme guiar por simples denuncias, sino por pruebas incontrovertibles. EL BANQUILLO DEL ACUSADO Se dirigió el C. Ministro a la Delegación del Sur, y dijo: Si se me encuentra culpable de alguno de los cargos que me ha hecho el señor Pérez Taylor, que se me siente en el banquillo de los acusados; estoy pronto a responder de toda acusación, por más que yo sé, perfectamente, que esos cargos no se han lanzado contra mí, sino contra la Revolución, porque la voz de la reacción empieza a hacer sus efectos por la boca de los nuevos revolucionarios que nunca han trabajado por la Revolución. Después, el general Montaño hizo saber que se le ha infomado que Pérez Taylor fue coronel huertista ... No es cierto -interrumpe el aludido-. Invoco el testimonio del ciudadano Soto y Gama, que me conoce perfectamente, que sabe cuál ha sido mi labor ... Continúa el general Montaño: A mí no me consta; se me han ofrecido las pruebas. Cuando se me presenten las traeré. Y respecto a la gran obra de Justo Sierra -continuó- a quien tanto alaba el señor Pérez Taylor, basta no estudiarla aquí, sino en los pueblos de los Estados, donde podrá verse el retroceso a que ha llegado el alma nacional. En seguida hizo mención de los cambios efectuados en el personal del Ministerio de su cargo. Pérez Taylor le proporciona las pruebas que posee en contra de los señores Mancilla y Río y Meraz, y el general Montaño propone que juzgue de ellas un tribunal especial, que sentencie conforme al derecho de gentes. Aquí llegaba en su discurso el C. Ministro de Instrucción Pública, cuando varios delegados observaron que no había quórum. Sí lo hay -afirmó Lecona. Pérez Taylor, reiteradamente, solicita hacer una moción de orden. La Presidencia manifiesta que no hay quórum, y que, para cerciorarse, va a pasarse nueva lista de asistencia. Para lo que voy a decir -insiste Pérez Taylor- no es indispensable que haya quórum. Que no tomen nota los taquígrafos de mis palabras; que no se hagan constar en el acta ... La Secretaría pasó lista de asistencia, comprobando que sólo cincuenta y cinco delegados estaban en la sala, número que no constituye quórum; en vista de lo cual, y siendo las siete y treinta minutos de la noche, se levantó la sesión, no sin que antes el C. Ministro de Instrucción Pública solicitara continuar su informe en la que tendrá lugar esta tarde. RECTIFICACION El ciudadano José Aldavazo López, asistió a la sesión de anteayer. El Secretario, Guillermo Gaona Salazar.
Como miembro de la Comisión de Poderes, hago constar -dijo-, que este dictamen fue rendido hace tiempo, antes de que el general Guerra volviese a esta Asamblea. No sabemos si el general Guerra habrá ratificado su nombramiento. La Comisión de Poderes no se hace responsable ...
El escrito de ratificación yo lo he presentado a la Mesa. Lo entregué personalmente al presidente, y no me explico la razón de por qué lo desconoce la Comisión de Poderes.
Nos consta a todos que el general Guerra no tiene intenciones de tornar a esta Asamblea, porque se encuentra desempeñando otra comisión importante; también sabemos que es su voluntad que venga a representarlo aqui el coronel León.
Yo sólo diré que a todos nos consta que las personalidades de los señores Guerra y León ya fueron discutidas y aceptadas. El coronel León, representando a otro jefe revolucionario, concurrió a las sesiones de Aguascalientes y allí se le aceptó con general aplauso. Ahora propongo yo que de igual manera se le acoja en su regreso al seno de esta Asamblea.
¿Cómo estuvo usted prestando sus servicios en la Fundición de Artillería cuando el cuartelazo?
Me presenté al Director de aquel establecimiento; allí permanecí y hubiera prestado mis servicios con las armas en la mano si la Fundición hubiera sido atacada por los traidores ...
¿Y después del cuartelazo?
Anduve haciendo propaganda en contra de los hombres del cuartelazo; después hice aprehender a varios de ellos que se habian ocultado ...
Que se le haga general, de otra manera no puede venir a esta Asamblea.
Pidió la palabra, para una moción de orden.
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