Índice de Historia de la conquista de México. Población y progresos de la América Septentrional conocida con el nombre de Nueva España de Antonio de SolísAnteriorSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha

CENSURA DEL EXCELENTISIMO SEÑOR DON GASPAR DE MENDOZA IBAÑEZ DE SEGOVIA, CABALLERO DE LA 0RDEN DE ALCANTARA, MARQUES DE MONDEJAR, DE VALHERMOSO, Y DE AGROPOLI, CONDE DE TENDILLA, SEÑOR DE LA PROVINCIA DE ALMOGUERA, ALCAYDE DE LA ALHAMBRA, GENERAL DE LA CIUDAD DE GRANADA.

Señor mio. A grande empeño me expone la confianza con que Vmd. me remite su Historia de Nueva España para que la censure, quando no ignora Vmd. la aceptación con que la desea el anticipado alborozo de quantos se hallan con la noticia de su inmediata publicación; aunque me recompensa ventajosamente este peligro con la colmada utilidad que he logrado en su lección: sin que me excuse su modestia de Vmd. a que exprese aquel concepto que he formado, después de haberla corrido con tanto reparo como gusto. Juzgando esta obra, sin competencia, ni ofensa de quantas hasta ahora se han trabajado en nuestra lengua, por la que mas la engrandece, y demuestra la hermosura, la copia y el ornato de que es capaz, sin mendigar a otras las voces mas cultas, que introducen afectadamente algunos en ofensa suya: con que no solo manchan la pureza del estilo con terminos estraños, o por no detenerse a buscar con diligencia los propios, o por desestimarlos inadvertidamente, sino le dexan de ordinario aspero y desabrido con esta licenciosa libertad, afectada con demasiado abuso de algunos Escritores modernos, que juzgan le enriquecen con lo mismo que le desautorizan.

Bastante desengaño puede ofrecer su Historia de Vmd. a quantos siguieren ese errado dictamen; pues habiendola leido, ninguno dexará de confesar la excelencia con que se aventaja en la pureza de las voces, que tanto desean observar los Maestros de la eloquencia, entre las primeras virtudes del estilo, a los que hasta ahora han corrido celebrados por mas excelentes. Pero como no se debe nunca limitar solo al deleyte del oido, multiplicando periodos, que aunque aliñados y hermosos, suenen mas que digan, para evitar el comun vicio en que incurrieron los Asiaticos, ciñe Vmd. los suyos con tan feliz destreza, que apenas se hallará ninguno que no se termine en concepto, tan nacido de la narracion antecedente, que pueda calumniarle el mas rígido Censor por superfluo, u estraño del intento , u de la noticia que le precede: enriqueciendo toda la obra de nerviosas y solidas sentencias, que quanto necesitan de repetida reflexion en casi todas sus clausulas, para percibirlas con aprovechamiento, ofrecen copiosos documentos a la enseñanza de los que se dedicaren a leerla, deseando percibir lo que quiso expresar su Autor, por no ser de la clase de aquellas que se buscan solo para diversion: estando tan entretexido y mezclado el fruto de los reparos, que de paso ofrece advertidos con el deleyte de la Historia que refiere continuada y seguida, sin digresion impropia o agena del asunto, que es imposible hacerse capaz de los sucesos que contiene, sin penetrar las enseñanzas que de ella resaltan a las mas acertadas y seguras máximas, asi morales, que corrijan las costumbres especiales de los individuos, como militares, que dirijan las determinaciones de la guerra a la justificacion y acierto de que necesitan, y políticas que prevengan los peligros a que se exponen las resoluciones menos cautas del gobierno civil.

El asunto de esta obra demuestra su gran juicio y discrecion de Vmd. pues no solo es el mas glorioso entre quantos ofrecen los descubrimientos y conquistas de las Indias Occidentales, cuya Historia se le cometió a Vmd. como empleo preciso de su ministerio, sino comparable al mas heroico de los que celebra la fama por mas dignos de admiracion y de alabanza, executados con felicidad en Asia, Europa y Africa por sus mas valerosas Naciones. Pero sin embargo de que se halla prevenido por tantos como han escrito, asi en nuestra lengua, como en las estrañas, las primeras conquistas y descubrimientos de todas las provincias de que se compone aquel vasto y dilatado Imperio, el desaliño de unos, la sencillez de otros, y la malignidad de muchos, que solo tiraron a deslucir la gloria de tan heroica empresa, la tiene hasta ahora, sino enteramente obscurecida, menos perceptible de lo que se reconoce en esta obra: donde sin faltar a la verdad, ni añadir circunstancia notable, que no se ofrezca en los mismos que la deslucen, la da Vmd. toda la claridad y lucimiento de que es capaz, haciendo demostracion del valor y política de tantas naciones belicosas como vencieron las armas Españolas en su porfiada resistencia y conquista; y a cuyos rendidos se procura envilecer con los vicios de pusilánimes y bárbaros, para dexar menos apreciable el triunfo, mezclando quantas noticias se necesitan de la topographía de los sitios, de que se hace memoria en la narracion, de las costumbres y voces especiales de cada Provincia, de su gobierno militar y político, y de la supersticiosa religion que profesaban engañados, no solo para dexarla perceptible con entera claridad, sino para que se satisfaga tambien el curioso deseo de los Lectores, de manera que no tengan que echar menos: observando siempre el primor de que no se dilate ninguna de estas advertencias o prevenciones, de suerte que obscurezcan o interrumpan el hilo de la Historia, que continuando siempre con igual compás y contextura, corre seguido con todo el acierto que desean los Maestros en las pocas que de justicia han merecido este nombre entre tantas como siempre se han escrito en todas edades y naciones. Y porque el mas desconfiado rezelo no puede tener a Vmd. tan enagenado, que dexe de conocer en su obra los aciertos que celebra en otras, me escuso de proseguir en ponderar los que alcanzo y admiro en ella: esperando del aplauso comun tan seguro, como debido a su justo merecimiento, suplirá los defectos de la rudeza de mi estilo, a quien no fio sepa expresar aquel mismo concepto que he formado de esta Historia, con el seguro de que los perdonará Vmd. con la merced que me hace, y cuya vida guarde Dios como deseo.

Madrid, y Noviembre 17 de 1684.

El Marquez de Mondejar

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