Índice de Historia de la conquista de México. Población y progresos de la América Septentrional conocida con el nombre de Nueva España de Antonio de SolísAnteriorSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha

APROBACION DE D. NICOLAS ANTONIO, CABALLERO DE LA ORDEN DE SANTIAGO, DEL CONSEJO DE SE MAGESTÁD, Y FISCAL EN EL DE LA SANTA CRUZADA.

SEÑOR.

De orden de V.A. he visto la Historia de la Conquista, Poblacion y Progresos de la América Septentrional conocida por el nombre de Nueva España, de Don Antonio de Solís, Cronista mayor de las Indias: y deseando cumplir puntualmente con el fin a que mira este exámen, para la licencia que se pide de poderla imprimir; y considerado, que no es solo el evitar por este medio que se incurra por los Escritores en algun error que ofenda las regalías de V.A. el qual peligro cesa en esta obra, pues quanto ella contiene, se ajusta rigurosamente a las reglas y máximas que un prudente y docto vasallo y Ministro de V.A. tan graduado debe seguir y tener, sin que contra lo sagrado de la Magestad y sus derechos, ni contra la buena política y moral filosofia, haya yo hallado el mas leve descuido en que poder hacer reparo; sino que concurre con este fin otro no desigual en calidad al primero, de querer V.A. ser informado de la utilidad de los libros que se suponen a la censura, tanto mas dignos de cometerse a la luz pública, quanto fuere de orden mas superior el argumento que contienen, y el provecho que se espera de su publicacion: y para satisfacer tambien á este segundo motivo, debo decir, que una de las materias mas merecedoras de dar asunto á la Historia, es la que comprehende y describe las vidas y hechos de los Varones heroicos que han dado honra a su Nacion; y siendo súbditos, engrandecido a sus Príncipes. Pues siendo como son los hombres de elevado espíritu, y virtud ilustre, tan enamorados de su fama, que solo en ella, y en el honor que les consigue el merito, descansan de la natural y honestisima inquietud del deseo del premio, no se puede dar incentivo mas eficaz a esta nobilisima ambicion, que poniendola a los ojos la memoria laureada, y como consagrada de los que fueron delante por este mismo camino; y como sirvieron a su misma exáltacion con sus heroicas virtudes, sirven a la posteridad con el exemplo, convidandola a su imitacion con el premio que consiguieron de aventajado nombre, y clarisima fama. Bien conocieron este humor de la virtud política los Antiguos, Gentiles, Griegos y Romanos: y por eso dedicaron al merito de sus ciudadanos bienhechores de sus patrias este mas apetecido premio del honor en estatuas y medallas, que fue grabado en piedras y bronces, encomendando a aquella eternidad, que pudieron prometerse de las fábricas humanas, cuyo defecto, prorogandola a mas dilatados terminos, tambien suplieron, reduciendo la celebridad de estas memorias al depósito de la Historia, y juzgandolas mas bien guardadas en la fragilidad del papel, como sucesivamente fecundo en la perpétua facilidad de los traslados, que en la dureza de marmoles y metales, que mueren, aunque tarde, sin sucesion. Y tanto mejor consiguieron esta vida de fama los Héroes dignos de ella, quanto mas se proporcionaron a la grandeza de los hechos la alteza del estilo, y el ingenio y prudencia del historiador; de manera, que los elogios, las vidas, los panegíricos, que en la Prosopopeya y las Historias, que en la relacion ponen a los ojos de la posteridad los Varones eminentes en qualquier género de virtud, y con mas atractiva singularidad en el militar, son otras tantas estatuas levantadas a su memoria con mas bien establecida duracion, presentes a todos, y en toda parte acabadisima, y con entera perfeccion igual y parecida al Héroe que representa, y a los señalados Capitanes en valor y fidelidad que le acompañaron, y le fueron otros tantos brazos en una conquista, en que pudieron desfallecer los ciento del fabuloso Briareo, es la que ahora comparece de nuevo en la plaza del mundo con el títúlo de los hechos de Fernando Cortés y de sus compañeros en lo principal de aquella Conquista, hasta fundar el Imperio Español en la Capital de México: igual en todo, y del género de las estatuas que los Griegos, por testimonio de Plinio, llamaron Icónicas, pues como aquellas retrataban de los sugetos no solo la semejanza, sino la total igualdad de la exterior estatura y corpulencia de los miembros, o por mejor decir, eran como vaciadas por el mismo original, no de otra manera esta viva estatua, o animada descripcion de Cortés y de sus hechos y empresas, parece que la ha vaciado su Autor en aquellos vastos pensamientos que las idearon, y en aquel invencible y capacisimo corazon con que se reduxeron a la obra. Estos principios interiores de las acciones heroicas, que son las que a los ojos solamente se representan, descubre el Historiador, indagando las causas por los efectos, para establecer el mas natural fruto de la Historia: la qual debe mostrar no tanto las operaciones, que suelen ser efectos de la contingencia, quanto los consejos y deliberaciones que constituyen el verdadero credito de la prudencia, y que deben los que leyeren imitar y seguir, arreglando a los consejos las obras, y no de los sucesos sacando el argumento a las deliberaciones, como de las proposiciones universales se deducen convenientemente las particulares, y no al contrario. Esta es la que enseña, y la Historia que se queda en la narracion, deleyta solamente. La una es escuela y filosofia: y la otra es teatro o representacion de espejo. Quanto en este género de enseñanza puso el Autor de su caudal propio, no mendigado o trasladado de los que le precedieron en esta narracion, es una medúla de la mas acendrada política civil y militar, y de la buena doctrina moral, no perdonando al Héroe de su asunto, aunque modificada christiana y modestamente la reprehension, quando lo pide la luz de la verdad. Compone y hace juicio, el que la mejor prudencia dicta en las ocasiones que no halla conformes los Autores, de quien, como de fuentes, precisamente usa. El estilo es el propio de la Historia, puro, elegante, claro. El genio que lo gobierna ingenioso, discreto, robusto, cuerdo. Adornalo con sentencias no afectadas, ni sobrepuestas, sino sacadas, o nacidas de los mismos sucesos, y con reflexiones sobre ellos muy propias de su gran talento y discrecion: realce que se estima con veneracion mas que ordinaria en los escritos del Tácito, del Floro y de Velleyo Patérculo. Concluye ordinariamente los capitulos con ellas, y hace como una quinta esencia, y extraélo utilisimo para documento de los que leen, sin que se reserve ninguno por aprovechado o perspicaz que sea; no pudiendose negar que el discurso que se halla hecho, excusa el trabajo del que se ha de hacer; y que aun los mas sanos y eficaces documentos, sazonados con el ingenio y elegancia, obran con mayor suavidad efectos mas poderosos que los que se dan sin este adorno. Los puntos de la Religion y de la piedad estan tratados con entendimiento verdaderamente christiano, dando su lugar a lo natural posible, y a lo sobrenatural superior a las fuerzas y consejos humanos; pero refiriendo la disposicion de uno y otro a la particular asistencia del cielo, que favoreció en todos sus pasos esta Conquista. Los razonamientos que interpone donde la importancia de las cosas lo pide, no son inferiores a los que mas se celebran en Escritores antiguos y modernos de todas lenguas, llenos de espíritu, de razon, y de agudeza sin prolixidad. Llenos estan los libros de las proezas de Hernan Cortés, y de esta su empresa, no inferior a mi parecer, por el poco número de gente, por las dificultades que se le opusieron, por las peligrosisimas batallas y encuentros que venció, por la tolerancia con que sufrió los acontecimientos adversos, para restaurarse a los prosperos; no inferior, digo, a las de Alexandro, a las de Cesar, a las de Belisario, y a las de tantos Reyes de nuestra España, que fabricaron y llegaron a colmo su Monarquía. Qualquiera que lo consideráre con madura atencion, concurrirá en este sentir. Quedarán siempre cortas las mayores ponderaciones, como lo estan los elogios de Paulo Jovio, de Gabriel Laso de la Vega, y otros quizá, que ignoro. Solo de esta Historia se podria dar por satisfecho el espíritu de aquel grande Héroe, si la gloria mayor que goza, como debemos creer piadosamente, no obscureciese esta mundana, aunque tan esclarecida. Servirá a lo menos a nuestro consuelo, a nuestra enseñanza, a nuestro mas honesto divertimiento, y dará renovado a las naciones estrangeras con ventajosisimos aumentos este templo del honor de España, en que se sacrificó aquel gran Varon con sus soldados a la mas alta empresa, y al mas util servicio de sus Reyes: quedando excluidos de él y de la fe, que indebidamente hallaron en los faciles oidos de la emulacion los calumniadores de ella. Este es mi sentir ahora, y lo será despues el que aprobaren los mas doctos.

Madrid 14 de Julio de 1683

Don Nicolas Antonio

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