Índice de Vida de los doce Césares de SuetonioAnteriorSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha

GALBA

Primera parte


I

Con Nerón se extinguió la familia de los Césares, acontecimiento que habían anunciado varios presagios, y especialmente dos, mucho más evidentes que los otros. Poco después de su matrimonio con Augusto iba Livia a ver su casa de Veyes, cuando un águila, volando por encima de ella, dejó caer sobre sus rodillas una gallina blanca de la que acababa de apoderarse y que todavía conservaba en el pico una rama de laurel. Tuvo el capricho de criar el ave y plantar la rama. La gallina dió tantos pollos, que aquella casa recibió el nombre, que conserva aún, de las gallinas, y la planta se desarrolló tan bien, que en lo sucesivo tomaron de ella los Césares los laureles para sus triunfos; además fue para ellos una tradición plantar otros en el mismo lugar después de haber triunfado. Observóse que poco antes de la muerte de cada emperador, el arbusto que él había plantado se marchitaba; y durante el último año del reinado de Nerón, secóse la planta hasta las raíces y perecieron todas las gallinas. Poco después hirió un rayo el palacio de los Césares, cayeron a la vez las cabezas de todas sus estatuas y a la de Augusto le fue arrancado el cetro de las manos.


II

Galba, sucesor de Nerón, no estaba unido por ningún lazo a la familia de los Césares; pero pertenecía a muy nob1e linaje, tan antiguo como ilustre. En las inscripciones de sus estatuas tomaba el título de biznieto de Q. Catulo Capitolino; y siendo emperador colocó en el vestíbulo de su palacio un cuadro genealógico, en el que hacía remontar a Júpiter su origen paterno, y a Pasifae, esposa de Minos, el materno.


III

Prolijo sería enumerar todos los honores otorgados a sus mayores, por eso me limitaré a decir algo acerca de su familia. Ignórase quién fue el primero de los Sulpicios que llevó el sobrenombre de Galba y con qué motivo. Según algunos, fue por haber incendiado con antorchas embadurnadas de gálbano una ciudad de España que había resistido prolongado sitio; según otros, porque en una enfermedad crónica empleó con frecuencia el gálbeo, es decir, un tópico envuelto en lana; según unos, porque era muy grueso, lo que se expresa en galo con la palabra galúa; en fin, según otros, porque siendo por el contrario muy delgado, se le comparó a los gusanillos que nacen en la encina, y a los que llaman galbae. La distinción de esta familia comienza en el consular Servio Galba, el varón más elocuente de su tiempo. Enviado a España después de su pretura, dicen que hizo pasar a cuchillo por traición a treinta mil lusitanos, y fue causa de la guerra de Viriato. Su nieto, irritado al ver que le rehusaba el consulado Julio César, de quien había sido legado en la Galia, entró en la conspiración de Casio y Bruto, siendo condenado por este hecho en virtud de la ley Pedia. De éste proceden el abuelo y el padre del emperador Galba. El abuelo, más ilustre por su erudición que por sus dignidades, no pasó de la pretUra y publicó una obra histórica bastante voluminosa y de gran mérito. El padre, después de haber sido cónsul, fue abogado laborioso, aunque medianamente elocuente, de pequeña talla y jorobado. Tuvo por primera esposa a Mumia Achaica, nieta de Catulo y biznieta de L. Mumio, que destruyó Corinto. Casó después con Livia Ocelina, tan rica como bella, de quien dícese que solicitó ella misma la boda a causa de su nobleza, y con más ardor aun desde el día en que, estrecbado por sus instancias, se despojó de sus ropas y le mostró su deformidad para evitar el reproche de haberla engañado. De Achaica tuvo dos bijos, Cayo y Servia. Cayo, el mayor de los dos, se vió obligado a abandonar Roma, donde se había arruinado, y habiéndose opuesto Tiberio a que entrase en sorteo, a su turno, para un gobierno proconsular, se dió la muerte.


IV

El emperador Servio Galba nació bajo el consulado de M. Valerio Mesala y de Cn. Léntulo, el noveno día de las calendas de enero, en una quinta situada sobre una colina cerca de Terracina, a la izquierda yendo a Fondi. Adoptado por su madrastra, tomó el nombre de Livio y el cognombre de Ocela. Cambió también el nombre y se hizo llamar Lucio en vez de Servio, hasta su advenimiento al Imperio. Dícese que un día que fue a saludar a Augusto con otros niños de su edad, este príncipe le dijo, acariciándole la mejilla: Tu también, hijo mío, probarás el poder. Cuando dijeron a Tiberio que Galba había de reinar, pero en edad muy avanzada: Que viva, pues, dijo el emperador; no es a mí a quien importa eso. Estando su abuelo sacrificando para conjurar el rayo, un águila le arrebató las entrañas de la víctima y las llevó a una encina cargada de bellotas. La respuesta de los augures fue que aquel presagio prometía el imperio a su familia, mas para tiempo lejano: , dijo, riendo, cuando paran las mulas. Así es que cuando Galba meditó la conquista del trono, nada le inspiró tanta confianza como ver el parto de una mula; y mientras todos consideraban funesto aquel presagio, sólo él lo aceptó como feliz, recordando el sacrificio y la réplica de su abuelo. Acababa de tomar la toga viril cuando soñó que le decía la Fortuna: Estoy cansada de esperar a tu puerta, y si no me recibes pronto, seré presa del primero que se presente. Al despertar abrió el vesúbulo y encontró en el dintel una estatua de bronce de más de un codo: era la de aquella diosa. Llevóla en sus brazos a Túsculo, adonde acostumbraba a pasar el estío; le consagró un lugar en el santuario de sus divinidades domésticas, y le dedicó un sacrificio mensual y una velada por año. Joven aún, conservó rigurosamente una costumbre abolida por todas partes en Roma, excepto en su familia, costumbre que consisúa en reunir dos veces diariamente a sus libertos y esclavos, que se presentaban a la hora de levantarse y de acostarse, para darle uno a uno los buenos días o las buenas noches.


V

La jurisprudencia fue una de las ciencias que cultivó con mayor asiduidad. Hablase casado; pero habiendo perdido a su esposa Lépida y dos hijos que tuvo de ella, conservó el celibato y no quiso en lo sucesivo ocqparse de nuevo matrimonio, ni siquiera con Agripina, que estaba libre por la muerte de Domicio, y que antes de que enviudase él le había hecho tales indicaciones, que la madre de Lépida la reconvino agriamente en una reunión de mujeres, irritándose hasta golpearla. Mostró particular estimación por Livia, esposa de Augusto, cuyo favor, mientras vivió ella, le dió mucha influencia, y cuyo testamento, cuando murió, estuvo a punto de enriquecerle. Habíale inscripto entre sus herederos principales por cincuenta millones de sestercios; pero estando escrita la cantidad en cifras y no con todas las letras. Tiberio redujo el legado a quinientos mil sestercios, que ni siquiera cobró Galba.


VI

Alcanzó los honores antes de la edad que fijaban las leyes. Durante los juegos de Flora, que celebró como pretor, dió el espectáculo, nuevo aún, del elefante danzarfín de cuerda. Gobernó la provincia de Aquitania cerca de un año; después fue seis meses cónsul ordinario. La casualidad quiso que sucediese en esta dignidad a L. Domicio, el padre de Nerón, y que él mismo tuviese por sucesor a Salvio Otón, padre de Otón el emperador; lo cual parece un presagio del porvenir, estando colocado su principado entre los de los hijos de aquéllos. Calígula le mandó en seguida a Germania para reemplazar a Getúlico. Por la mañana siguiente a su llegada, hizo cesar los aplausos que provocaba su presencia en un espectáculo solemne, y en la orden del día a los soldados les mandó mantener las manos debajo de los mantos; por cuya razón cantaron en el campamento:

Soldado, aprende tu oficio:
es Galba, no Getúlico
.

Prohibióles absolutamente la petición de licencia; ejercitó en continuos trabajos a veteranos y reclutas; rechazó a los bárbaros que habían penetrado hasta la Galia; y Calígula, que presentó esta expedición, quedó tan satisfecho de su ejército y de él, que, entre las innumerables tropas venidas de todas las provincias, las suyas fueron las que recibieron más recompensas y felicitaciones. Galba se distinguió notablemente dirigiendo, con un escudo en la mano, una maniobra militar, y siguiendo el carro del emperador en una distancia de veinte mil pasos.


VII

Después de la muerte de Calígula, lo instaron muchos para que aprovechase aquella ocasión, pero prefirió el descanso. Claudio se lo agradeció tanto, que le contó en el número de sus mejores amigos; y tanta consideración le tuvo, que se retrasó la expedición de Bretaña a causa de una ligera indisposición que le sobrevino el día mismo de la partida. Fue durante dos años procónsul de Africa, habiéndole elegido sin echar suertes para pacificar aquella provincia, perturbada por los bárbaros y las discordias intestinas, lo que consiguió por completo, gracias a la severidad y a la justicia que mostró hasta en las cosas más pequeñas. En una expedición en la que escaseaban los víveres, habiendo vendido un soldado por cien dineros un modio de trigo que le quedaba de su provisión. Galba prohibió a los demás que le suministrasen ningún alimento, por necesitado que le viesen, y el soldado murió de hambre. Presentáronse a su tribunal dos litigantes disputándose la propiedad de una bestia de carga; las pruebas eran por una y Otra parte equívocas, los testigos sospechosos y la verdad dificil de descubrir. Galba decidió que se llevase al animal con la cabeza cubierta al abrevadero donde acostumbraba beber; que allí le descubrieran, y que pertenecería a aquél de los dos hacia el que se dirigiese espontáneamente.


VIII

Por los servicios que prestó entonces en Africa y por los que antes había prestado en la Germania, recibió los ornamentos triunfales y un triple sacerdocio, habiéndolo agregado a sus colegios los quindecenviros, los sacerdotes de Augusto y los Ticios. Desde esta época hasta mediados del reinado de Nerón vivió casi completamente retirado, no saliendo jamás de su casa, ni siquiera para pasear, sin que le siguiese un vehículo cargado con un millón de Sestercios en oro. Encontrábase en Fondi cuando le ofrecieron el gobierno de la España Tarraconense. Al llegar a esta provincia ocurrió que estando sacrificando en un templo, se le blanquearon de pronto los cabellos al joven esclavo que tenía el incienso; y este prodigio se interpretó como presagio de un gran cambio, en el que se vería a un anciano suceder a un joven, es decir, Galba a Nerón. Poco después cayó un rayo en un lago en el país de los cántabros, y en él se encontraron doce hachas, signo manifiesto del poder soberano.


IX

Su conducta en este gobierno, que duró ocho años, fue muy desigual. Al principio mostró mucha energía, vigilancia y hasta severidad excesiva en la represión de delitos. Así fue que mandó cortar las manos a un cambiante infiel y clavarlas sobre un mostrador; hizo crucificar a un tutor que había envenenado a su pupilo, cuyos bienes debía heredar; y habiendo el culpable invocado sus derechos y privilegios de ciudadano romano, Galba, como para dulcificar con alguna distinción el horror del suplicio, lo hizo clavar en una cruz pintada de blanco mucho más alta que las ordinarias. Mas poco a poco cayó en la inacción y en la molicie, con objeto de no despertar suspicacias en Nerón y porque, decía, a nadie se puede obligar a que dé cuenta de su apatía. Estaba presidiendo en Cartagena la asamblea provincial, cuando supo la sublevación de las Galias, habiéndole pedido socorros el legado de Aquitania. También recibió cartas de Vindex, que le instaba a hacerse libertador y jefe del género humano. No vaciló mucho, e impulsado tanto por el temor como por la esperanza, accedió a la petición. En efecto, había sorprendido una orden enviada secretamente por Nerón a sus procuradores para que lo matasen, y por otra parte favorecíanle felices auspicios, presagios ciertos Y especialmente las predicciones de una virgen perteneciente a noble familia; predicciones que le inspiraban tanta más confianza, cuanto que el sacerdote de Júpiter Clunio, advertido por un sueño, acababa de encontrar en el santuario el mismo oráculo, pronunciado también doscientos años antes por una joven que poseía el don de la profecía. El sentido de este oráculo era que un día saldría de España un hombre que sería príncipe y señor soberano.


X

Subió, pues, a su tribunal, como para proceder a una manumisión, y haciendo colocar delante de él los retratos de la mayor parte de los ciudadanos condenados y muertos por Nerón, y mostrando a la multitud un joven de noble linaje que expresamente había hecho venir de la más cercana de las Baleares donde estaba desterrado, deploró los males de aquel reinado. Saludado emperador, se declaró legado del Senado y del pueblo romano. En seguida añadió que estaba interrumpido el curso de la justicia y reclutó en el pueblo de su provincia legiones y tropas auxiliares para reforzar su ejército, que solamente constaba de una legión, dos alas de caballería y tres cohortes. Creó una especie de Senado compuesto de ancianos muy experimentados para deliberar con ellos, en ocasiones, acerca de los negocios importantes; y eligió en el orden de los caballeros jóvenes que, sin perder el derecho a usar el anillo de oro, debían, con el nombre de evocati (1), prestar servicio como soldados alrededor de su cámara. Hizo repartir también manifiestos por las otras provincias, exhortando a todos a que lo secundaran en los detalles y en el conjunto de su empresa, y a servir, cada cual según sus medios, a la causa común. Por el mismo tiempo se encontró, al fortificar una ciudad de la que quería hacer su base de operaciones, un anillo de trabajo antiguo y cuya piedra representaba una Victoria con un trofeo. Vióse también llegar a Dertosa una nave de Alejandría, cargada de armas, sin piloto, marineros ni pasajeros, y nadie dudó entonces que su empresa tenía la justicia por causa y los dioses por apoyo. Pero casi en el acto estuvo a punto de destruirlo todo un acontecimiento imprevisto. Cuando se acercaba al campamento, una de las alas de caballería, arrepintiéndose de haber violado sus juramentos, resolvió abandonarlo, y solamente a costa de gran trabajo la pudieron contener. Además, algunos esclavos, que un liberto de Nerón le había regalado después de instruirles en el asesinato, estuvieron a punto de matarlo en una callejuela por la que se dirigía al baño. Pero oyéndoles exhortarse a aprovechar la ocasión, les preguntó de qué ocasión hablaban y se les arrancó por la tortura la confesión de su crimen.


XI

A tantos peligros, se añadió la muerte de Vindex, que le consternó al punto de que, creyéndose perdido sin remedio, estuvo próximo a renunciar a la vida. Pero tranquilizado por las noticias de Roma que le enteraron de la muerte de Nerón y de que por todas partes le juraban fidelidad, cambió el titulo de legado por el de César. Púsose entonces en marcha, vistiendo manto de queral, con un puñal colgado al cuello que caía sobre el pecho, y no tomó la toga hasta después de la derrota de los que le disputabán el Imperio, esto es, del prefecto del pretorio Nimfidio Sabino en Roma y de los legados Fonteyo Capito en Germania y Clodio Mácer en Africa.


Notas

(1) Anteriormente se daba este nombre a los veteranos, que, habiendo terminado en tiempo de servicio, consentían en engancharse de nuevo. Galba daba el mismo nombre a otra institución. Este uso de elegir partidarios armados en las familias más distinguidas lo estableció y observó César.

Índice de Vida de los doce Césares de SuetonioAnteriorSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha