Índice de Memorias de Francisco Vázquez GómezPrimera parte - Capítulo IPrimera parte - Capítulo IIIBiblioteca Virtual Antorcha

Primera parte

CAPÍTULO II

EL ANTIRREELECCIONISMO

Fundación del Centro Antirreeleccionista de México. Mi ingreso al Partido Antirreeleccionista


Poco tiempo después de haberse iniciado el movimiento reyista, otro grupo de hombres, más radicales, comenzaron a organizarse políticamente, formando el Centro Antirreeleccionista, con el objeto de oponerse a la reelección del general Díaz. Al efecto, voy a transcribir algunos párrafos de lo que mi hermano, el licenciado Emilio Vázquez Gómez, publicó en el periódico El Globo durante la corta vida de éste:

Ya en el año de 1908 había en la mente nacional una inquietud profunda, motivada principalmente por la avanzada edad del Presidente Díaz, quien cautelosamente trabajaba por su reelección y por la del señor Corral, y había temor de que por la muerte del primero le sucediera el segundo, quien no era bien visto en el país. Disgustaba en grado sumo la continuación en el poder de los mismos hombres de gobierno que entonces manejaban los asuntos públicos. La nación sentía necesidad de que se hiciera algo por ella en el orden social y económico, pero sin esperanza de que lo hiciera el general Díaz ni sus hombres.

Causaron sensación cuatro trabajos políticos publicados entonces, y son: la entrevista del general Díaz con un periodista extranjero, sobre la situación política del país; un folleto del licenciado Rafael de Zayas Enríquez;Cuestiones Electorales, del licenciado Manuel Calero, y, sobre todo, Hacia dónde vamos, del licenciado don Querido Moheno, que sacaba a la luz mucho de la podredumbre política de la dictadura porfiriana. Estos trabajos pusieron más de bulto la zozobra que se notaba.

En los primeros días de septiembre de 1908 tuve una amplia conferencia sobre nUestro inmediato porvenir político con el licenciado Victoriano Agüeros, director de El Tiempo. Surgió de ella la idea de que ese periódico reprodujera un folleto que yo había publicado el año de 1888, contra la primera reelección del general Díaz, y, en efecto, lo reprodujo el día 15 de septiembre de ese año.

Meditando sobre la conveniencia de la remoción periódica de los elementos del gobierno, di forma a una carta política para el director de El Tiempo, que publicó el 15 de octubre siguiente, en la que, llamando a un acuerdo a todos los mexicanos, sostenía que la solución del caso estaba en la honradez política por la cual la nación clamaba hacía tantos años, y en conquistar el principio de No Reelección en la vida práctica del país.

Mi trabajo político en los meses siguientes tuvo por objeto único conquistar por medios pacíficos y aun por el camino electoral, el referido principio de No Reelección, y esto me llevó a proponer como candidatos para las elecciones próximas al mismo general Díaz y al general don Jerónimo Treviño, quienes, por su edad avanzada, no podían tener ya interés alguno en pensar en la reelección de sí mismos.

En una de sus cartas, el señor Madero me dijo que luego que acabara la impresión de un libro que había e8crito sobre materia política de actualidad, me lo enviaría (era La Sucesión Presidencial) y se vendría a México a trabajar en la formación de un partido político independiente, y que entonces me vería y hablaríamos.

Recibí aquel libro, y como en febrero de 1909, se presentó en mi despacho el señor Madero y hablamos sobre la formación del partido político que se deseaba. Desde luego, hubo acuerdo en que ese partido sería sostenedor del principio de No Reelección y tomaría el nombre de Antirreeleccionista, llamándole centro, pues que era algo pretencioso llamarle partido. Le manifesté que para mí había la conveniencia de que ese partido se formara y trabajara, pero que yo no podía formar parte de él, porque habiendo definido mi actitud respecto a candidaturas, no podía ni debía abandonar mi posición. Estuvo de acuerdo en esto el señor Madero.

El señor Madero me visitaba con frecuencia: me refería las dificultades que pulsaba; lo poco que había hecho y que de ningún modo le satisfacía, y acababa con invitarme de nuevo para que yo formara parte del grupo. Tal insistencia tuvo sobre esto, que una vez le propuse que aceptaría yo formar parte de ese grupo, con la condición de que yo quedase en libertad para sostener mis candidatos. Desde luego me contestó que aceptaba; pero reflexionó un momento y me dijo que iba a consultar este punto y que volvería a darme su resolución.

Al día siguiente volvió el señor Madero y me dijo que aceptaba la condición puesta por mí y quedamos convenidos en este punto. Después de algunos días me trajo y me leyó, para que lo firmáramos, un manifiesto a la nación, ya impreso, largo, apasionado, con palabras muy duras para la administración, sobre todo para el general Díaz. Le manifesté que ese manifiesto no servía para formar un partido político; que sólo servía para que entraran a la cárcel todos los firmantes inmediatamente que saliera a luz, y que entonces se acababa todo; que era indispensable proceder con serenidad; formar unas bases breves, pero substanciosas, serias y de un partido permanente.

Algunos días después, ya en el mes de mayo, me trajo unas bases breves, sin expresiones pasionales, claras y sencillas: califiqué esas bases como buenas y adecuadas. Díjome que esas bases iban a discutirse por la tarde en una reunión que tendría lugar en un entresuelo de la casa del señor ingeniero don Alfredo Robles Domínguez, en la calle de Tacuba, y que me invitaba a esa reunión: yo acepté con gusto y fuí, en efecto, a ella.

El 22 de mayo de 1909 quedó instalado formalmente el Centro Antirreeleccionista de México en el lugar mencionado, teniendo como funcionarios electos, al suscrito, como presidente; los señores Madero, licenciado Esquivel Obregón, como primero y segundo vicepresidentes, respectivamente; Filomeno Mata, Félix F. Palavicini, José Vasconcelos y Paulino Martínez, como secretarios, y los señores licenciado Luis Cabrera, Paulino Martínez, doctor Guillén y Florentino Morales, como vocales. Así, salvo ligero error, quedó formada la dirección de aquel Centro Antirreeleccionista, el cual desde luego comenzó a trabajar.

ACTA DE FUNDACIÓN DEL CENTRO ANTIRRELECCIONISTA DE MÉXICO

Los que suscribimos declaramos haber constituído una agrupación política que denominamos Centro Antirreelaccionista de México. Los motivos que nos han llevado a formarlo son los siguientes:

La consolidación de la nacionalidad mexicana sólo podrá conseguirse por medio de la participación del pueblo en el gobierno. Esta participación del pueblo no ha logrado obtenerse desde hace mucho tiempo, debido a la presión oficial y a la apatía de los ciudadanos, lo cual ha permitido qUe los funcionarios públicos permanezcan indefinidamente en el poder. La reelección indefinida de los gobernantes da por resultado concentrar en sus manos tal suma de poder, que constituye una amenaza para las libertades del pueblo. El medio más eficaz para evitar la pérdida de los derechos políticos, es ejercitarlos. Debido a las profundas raíces que el sistema absolutista del gobierno del general Díaz ha echado en nuestro país, la dictadura amenaza prolongarse con su sucesor. Ante peligro tan inminente y como único medio de conjurarlo, hemos creído de nuestro deber unirnos para luchar por el triunfo de principios democráticos, de la efectividad del sufragio y no reelección. Para conseguir la gradual realización de estos propósitos, hemos aceptado el siguiente programa:

PRIMERO. Hacer una amplia propaganda con el fin de procurar que el pueblo ejercite sus derechos y cumpla con sus deberes de ciudadanía.

SEGUNDO. Promover convenciones políticas para la designación de candidatos y discusión de los principios generales de gobierno a que éstos deben sujetarse.

TERCERO. Organizar en toda la República el Partido Antirreeleccionista, fundando centros locales que secunden nuestras miras.

CUARTO. Excitar a los ciudadanos a tomar parte en las campañas electorales y especialmente en las próximas elecciones de presidente y vicepresidente de la República, diputados y autoridades municipales, procurando la mayor alternabilidad de los funcionarios.

QUINTO. En la ejecución de su programa, este partido no tiene más miras que servir a los grandes intereses de la patria, y para lograrlo, procurará aprovechar el contingente de todos los buenos mexicanos y no vacilará entrar en arreglos o celebrar alianzas con los demás partidos políticos nacionales. Tenemos la convicción de que, aun en el caso de no obtener resultados inmediatos y palpables por medio de nuestros esfuerzos, con el solo hecho de habernos organizado y procurado una lucha democrática, habremos ayudado a salvar a la patria del peligro con que la amenaza la prolongación de la dictadura.

México, D. F., a 22 de mayo de 1909.

El nuevo partido encontró preparado el campo para su propaganda política debido a los trabajos previos de los partidos Liberal, Democrático y Reyista, los cuales, por diferentes motivos, habían abandonado, puede decirse, sus actividades políticas.

El Partido Antirreeleccionista fundó un periódico semanal, el que fue suprimido por el gobierno; pero los trabajos de organización continuaron a pesar de este contratiempo.

Como unos cuatro meses antes de la Convención de abril de 1910, se presentó en mi consultorio, una tarde, el señor don Francisco I. Madero, a quien no conocía sino de vista. Me dijo que venía a invitarme a que ingresara al Partido Antirreeleccionista, que ya estaba organizado y que iba a tener una convención. Por de pronto, me negué a aceptar la invitación, alegando que yo había tomado parte en el reyismo y no quería tomar participación en otro partido, sino permanecer alejado de la política, la cual, a mi juicio, estaba todavía en un período de confusión, sin perfilarse de un modo claro las tendencias definitivas de los diferentes grupos independientes.

Pero el señor Madero insistió en su invitación, haciendo ver que el Partido Antirreeleccionista tenía tendencias determinadas, claras y bien definidas. Además, me dijo:

- Necesitamos en nuestro grupo una persona como usted, bien conocida, de prestigio y amiga de los hombres del gobierno por virtud de su profesión, pues en un momento dado puede servir de intermediario entre el gobierno y nosotros.

- Bueno, le dije, creo que si se trata de algún posible servicio que yo pudiera prestarles, tal vez fuera más prudente estar alejado de las actividades políticas y no dentro de ellas; pero ya que usted insiste tanto en su invitación, ingresaré al partido de ustedes, solamente que concurriré a las juntas cuando me lo permitan mis ocupaciones profesionales, que apenas me dejan tiempo libre de vez en cuando.

En esto quedamos.

Poco tiempo después volvió a visitarme el señor Madero y me dijo:

- He sugerido a los correligionarios de Chihuahua que lo propongan a usted como candidato a la Vicepresidencia en nuestra próxima convención, y, al efecto, me piden algunos ejemplares del folleto que usted escribió sobre instrucción pública, y quiero que me dé algunos.

- No quiero ser candidato, le contesté, porque en realidad nada he hecho por el partido y sí hay algunas otras personas, como mi hermano y otros, que han trabajado bien y merecen más que yo esa distinción.

Pero el señor Madero insistió en lo que pudieran servirles mis relaciones sociales, y se llevó algunos ejemplares del folleto que sobre enseñanza secundaria había yo publicado dos años antes.

Índice de Memorias de Francisco Vázquez GómezPrimera parte - Capítulo IPrimera parte - Capítulo IIIBiblioteca Virtual Antorcha