Manuel J. OthónRecopilación realizada por Omar CortésDe amores y desamoresSelección poéticaPrimera edición cibernética, febrero del 2011Captura y diseño, Chantal López y Omar CortésHaz click aquí, si deseas acceder al Catálogo General de la Biblioteca Virtual AntorchaINDICEPresentación de Chantal López y Omar Cortés.Una lágrima.Delirio.Melancolía.Tu beso.Amor y desdén.Los males del corazón.Recuerdo.¡Jamás!A Esther.Ausencia.Historia de un beso.Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓNLa poesía del versatil escritor potosino Manuel José Othón (1858-1906), ocupó, durante las últimas décadas del siglo XIX, un primerísimo lugar en el gusto del público lector mexicano. Y no era para menos puesto que sin duda Othón era, si no el mejor, sí uno de los mejores poetas de México.El tema del amor está presente en muchísimas de sus poesías, abordándole de manera harto ligera, harto accesible, con lenguaje mesurado, lejos de estridentismos. Pudiera decirse, incluso, que la lírica de Manuel José Othón es, en este tema, algo bobalicona, apta para ser declamada el día de los novios en alguna primaria o secundaria. Mas esto, en nuestra opinión, no demerita, sino por el contrario, engrandece aún más su obra, puesto que coloca la poesía como representación sencilla de actos sencillos entre gente sencilla, despojándola de adornos grandilocuentes y enredos idiomáticos inentendibles para el común de los mortales.En fin, esperamos que esta corta selección que intitulamos De amores y desamores, resulte del agrado de quien la lea.Chantal López y Omar CortésVolver al IndiceUNA LÁGRIMAYa se han desvanecidolas esperanzas fúlgidasque renacían en mi almacon tanta rapidez;huyeron de mis ojoscual ilusiones ópticas,huyeron para siempre,para jamás volver.Hoy sólo queda en mi almade la desdicha bárbaraun negro desengaño,fantasma de dolor.Hoy al lanzar mi pechode amor ayes tiernísimos,de angustia traspasadosuspira el corazón.Si yo buscaba un cieloen tus miradas fúlgidas,si yo en tu amor buscabala dicha y el placer,¡ay! era porque mi alma,tras de sus velos fúnebres,creía entrever la gloria,y ... ése era su interés.Mas ya que a realizarsemis ilusiones únicasse opuso mi destinoy no lo quiso Dios,lamentaré mi suerte,derramaré una lágrimasobre la tumba heladade mi primer amor.1874Volver al IndiceDELIRIONi las espumas del revuelto río,ni el perfume del tímido jazmín,pueden brindarme el corazón que ansío,pueden poner a mi martirio fin.Cuando de noche en la arboleda umbríadigo tu nombre y vierto amargo lloro,exclamo con letal melancolía:¡Mitad del corazón, cuánto te adoro!Cuando a la luz de la rosada auroracontemplo el campo de verdor cubierto,vuelvo a sentir la llama abrasadorade amor en este corazón ya muerto.Tus desdenes, tu odio, tus desvíos,en lugar de apagar de amor la llamahacen crecer mis locos desvaríosen mi alma que te dice que te ama.Mi pobre corazón, mi pobre pechodevorado por loco frenesí,te dice ahora en el dolor deshechoque sufre y llora ¡ay! sólo por ti.No se apartan de mi alma un solo instantelas fantásticas, vagas ilusiones,las abriga mi pecho palpitantey huyen después a fúnebres regiones.Hacen nacer la dúlcida esperanzaen mi marchita y angustiada mente,y las miro expirar en lontananzacomo del sol la luz en occidente.¿No comprendes, mujer, que yo te adoroy que te ama mi pecho con pasión? ...¿No comprendes, ingrata, que mi lloro es la voz de mi amante corazón? ...¿Por qué si tu alma sientes devoradapor el amor que otro hombre te inspiró,no comprendes en mi alma desgarradael mismo amor que en tu alma no acabó? ...Si sabes qué es amar con desconsuelo,si conoces mi ardiente frenesí,¿por qué no recibiste, ángel del cielo,los fogosos suspiros que te di? ...Mas ¡ah!, perdón si mis amantes labioste han descrito de mi alma el cruel dolor,me olvidaba que son para ti agraviosmis suspiros, mis lágrimas de amor.Es que no puede el corazón amantepor más tiempo sus penas ocultar,es que al mirarse de tu amor distantemi alma no puede, no, más que llorar ...Porque mi amor es sólo mi delito,porque no puedo sin tu amor vivir.¡Ah! que me ames, que me ames necesito,quiero tu amor, él es mi porvenir.Mas basta ... Id, fantasmas del martirio,dejad que apure el cáliz de la hiel.No es mío su corazón -¡vano delirio! ...Dejadme por piedad llorar por él.1874Volver al IndiceMELANCOLIAEstoy triste, muy triste: mil dolorespadece el corazón;se marchitó la flor de mis amores,se apagó la ilusión.¡Estoy triste! En tan profunda agoníami alma siento morir,¡ay! yo contemplo al declinar el díamuy triste el porvenir.¿Y qué ha quedado a mi abrasado pechode la dulce ilusión?¡En un abismo de dolor deshechoquedó mi corazón! ...¿Qué queda de la paz y la alegríaque embriagaba mi ser?¡Queda sólo letal melancolía, el recuerdo de ayer!1875Volver al IndiceTU BESOLleno de encanto y halagoy de poesía lleno ...más blando que el aura suavey más que un suspiro tierno,lleno de amor y pureza,lleno de ardor y de fuego,más dulce aún que las brisasfue, niña hermosa, tu beso.De mis labios palpitantes,de mi ardiente y débil pecho,de mi corazón heridodel amor por el exceso,se desprendió dulce y blando,mucho más que el tuyo tierno,mucho más que el tuyo ardiente,otro palpitante besoque fue a perderse en tus labiosy que hizo temblar mi pechoy estremecerse mi alma,que me hizo entrever un cielode amor y de poesía ...Y en aquel feliz momentoen que por la vez primeratu boca y la mía se unieron,se juntaron nuestras almas,y de las dos el alientoquedó confundido, niña,en nuestros amantes besos.1875Volver al IndiceAMOR Y DESDÉNDoloraAyer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta- No salgas a la ventanade mañana,que todo el mundo te ve,y puede decir la gente:Esa niña está demente ...- Mas dime, madre, ¿por qué?- Porque el que a esta hora apareceasomado a su balcón,da a conocer que padecelos males del corazón.- Ven, madre, ven; mira, miracuál suspiranuestro vecino de enfrente;mira cómo llora y gimey su corazón se oprimecon afán loco y vehemente ...¡Ay, ay! madre, ¡pobrecito!- Hija, tenle compasión,sufre nuestro vecinitolos males del corazón.- Pero ... ¡muchacha de Judas!¿por qué dudasen acabar la costura? ...Mas, ¡ay, Jesús! ¡qué puntadas,tan chuecas y tan mal dadas!...- (¡Ay, ay! ¡Cuánta desventura!)Madre, no puedo coser,¡Por Dios, tenme compasión! ...- Muchacha, tú has de tenerlos males del corazón.Tú que me oyes, niña hermosa,linda rosa,nunca suspires ni gimas,y si tu pecho algo siente,déjalo y, aunque reviente,jamás el pecho te oprimas.Cose, canta, ríe y no vengastemprano nunca al balcón,para que no crean que te hallasenferma del corazón.1875Volver al IndiceRECUERDOAsí, como esta noche, desde el cielopálida luz la luna nos enviaba,y su rayo de amor y de consuelonuestras marchitas frentes alumbraba.¿Te acuerdas? En el aura lisonjera,impregnada de mágicos aromas,escuchábamos dulce y lastimerala cántiga fugaz de las palomas.¡Qué hermosa estabas! En tu frente purase reflejaban límpidas y bellas,como un iris de paz y de venturalas miradas de luz de las estrellas.Tus cabellos, jugando en el ambiente,oleajes de perfume derramaban,acariciando mi ardorosa frentecuando del aura a la merced flotaban.Yo me sentía feliz con tus cariciasy de mi ardiente amor en los excesos,veía un mundo de goces y deliciasinundado en el fuego de tus besos.Todo era entonces venturanza y gloria,todo era entonces bienestar y calma ...mas hoy tan sólo nos quedó una historiay en esa historia la pasión del alma.Fue un instante; y en medio del camino,en el libro de todas mis congojas,Mañana -fui a escribir, pero el destinohabía escrito- Jamás -entre sus hojas.Pasaron para siempre horas tan bellasdel corazón para el dolor cobarde,como pasa la luz de las estrellas,como pasan las brisas de la tarde.Y ya que tu alma para siempre pierdo,ya que en tu amor se consumió mi vida,quiero evocar las sombras de un recuerdo,pues, sabes, nunca el corazón olvida.Los dos formamos un edén del suelodonde vivimos en tranquila calma;los dos hicimos del amor un cieloy en ese cielo colocamos la alma.Mas ya que hoy sólo queda la memoriade aquel dulce placer indescriptible,cerremos ya nuestra fatal historiacon esta última página: imposible.Imposible, y sigamos adelante,con el pecho de penas oprimido,a dejar la memoria de ese instanteen el panteón de sombras del olvido.1876Volver al Indice¡JAMÁS!(Bécquer)Ya nunca volverán aquellas horas,¡ya nunca volverán!Hoy en vano esas lágrimas que lloraslas quieres enjugar.Volverán otras noches y otros díasmás bellos a pasar;volverán otras nuevas alegrías,pero aquéllas ... ¡jamás!Vendrá la aurora por el limpio orienteel cielo a iluminar,y un rayo mandará sobre tu frentey de amor sonreirás.Pero aquellas auroras que llenaronde suave claridadnuestros dos corazones cuando amaron,¡ya nunca volverán!Volverán otra vez las ilusionesnuestra alma a acariciar;sentiremos más gratas impresionesde nuevo al adorar.Pero aquellas, mi bien, que concebimosen nuestro ardiente afán;aquellas que al amamos ¡ay! sentimos ...¡no las veremos renacer jamás!1877Volver al IndiceA ESTHERHay algo de los cielos en tu miraday en tu sonrisa hay algo de la alborada.Cuando te miro,siento que desfallezco, tiemblo y suspiro,porque te quiero mucho, porque te quieroy sólo de tus ojos la vida espero.En tu pálida frente cándida asomala inocencia sublime de la paloma.Por eso te amoy en mis locos delirios de amor, te llamopara que vengas, niña, con tu presenciaa iluminar las sombras de mi conciencia.Mis versos son de mi alma las puras flores,del cielo de mi vida son los albores ...Ellos son tuyos,duérmete al blando soplo de sus arrullos.Dios sobre ti derrama sus bendiciones;yo te doy sólo el eco de mis canciones.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.Son mis amoresaves, cielos, celajes, brisas y flores,espumas de las olas de un mar en calma,ondulación de nubes sobre mi alma.¡Oh! mi pálida virgen, niña hechicera,de mi existencia tú eres la primaveray tus miradasson de mi alma en el cielo las alboradas.Eres entre las sombras de mi existenciaastro que llena mi alma de refulgencia.¡Astro divino! ...Angel esplendoroso de mi destino.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.¡Son mis amores perfumes y celajes, brisas y flores!1877Volver al IndiceAUSENCIACantaresI¿Por qué hemos de estar tan tristes,llorando uno por el otro,si tú no me olvidas nuncani yo te olvido tampoco?Ya no llores por mi ausencia;no lloraré por la tuya.Podremos dejar de vernos,pero de adorarnos ... ¡nunca!Antes de ayer por la nochepasé, mi bien, por tu casa, y ¡qué tristeza me diover cerradas sus ventanas!Mucho he leído tus cartas;mucho he besado tu pelo,y mucho he estrechado, niña,tu imagen sobre mi pecho.IICuando todas las noches,lloroso y triste,voy a besar tu imageny a despedirme,piensa mi almaque sonriendo me dices:¡hasta mañana!Esta tristeza de muerteque dentro del alma siento,siempre, mi vida, la ahuyentocon la esperanza de verte.Anoche sentí en mi frenteel roce de tus cabellos;entre mis manos tus manos,sobre mis labios tu aliento ...Pero desperté ... ¡llorando! ...¿por qué no es eterno el sueño?Me han dicho que ya no vuelvesy que más lejos te irás;pero el corazón me dice:- ¡sí volverá ... volverá!Con la última golondrinaque ha pasado por aquí,mandé decirte, mi vida,que te acordaras de mí.- Ya no sufras -me dijeron;mas yo en tanto me decía:¡Imposible! ¡si mi almano la olvida todavía ...!IIISe acerca una era dichosapara nuestras pobres almas;el corazón me lo dice,¡Y el corazón no me engaña!Sufro y padezco porque Dios lo quiere;mas aún tengo un consuelo, vida mía,pues la esperanza es lo último que muerey no ha muerto en mi pecho todavía.¡Mañana! -todas las nochesme dice llorando el alma;y despierto, y le pregunto,y vuelve a decir: ¡Mañana!Tú y yo llevamos un cielodentro del alma guardado:es un cielo de recuerdosy que se llama el pasado.Soñando dije en mi duelo:- ¡me olvida y la quiero tanto!Mas se calmó mi quebrantoporque contemplé en mi anhelouna gotita de llantosobre tus ojos de cielo.IVTodas las noches te sueño,todas las noches te hablo;te miro todas las nochespero despierto ... ¡llorando!Para poder consolarmesólo bastan a mi almala música de un suspiroy el bálsamo de una lágrima.Por verte otra vez, daría ...yo no sé qué poder darte;no mi corazón ni mi almaporque ya te los llevaste.Todas las noches, mi vida,miro tu imagen hermosa;la beso mucho, ¡y le digomuchas cosas, muchas cosas! ...¡Adiós, mi bien! Ya no llores;piensa mucho en nuestro amor.Te quiero mucho, te adoro ...te mando un beso y ¡adiós!1877Volver al IndiceHISTORIA DE UN BESOPoemaAl señor don José M. Flores VerdadIYa sé que has empezadoa soñar un placer desconocido;un placer, que es mejor, aun no soñado,cubrirlo con el velo del olvido.Sé que sintiendo ignotas sensacionestruecas en realidades tus quimeras,y crecen sin cesar las ilusionesal calor de tus quince primaveras.Ya sé que has empezadoa querer comprender por qué gorjeaun canario que tienes encerradoy al ver otros canarios aletea.Ya sé que piensas mucho, y tenazmenteaspiras el olor de las violetasque tienes en la orilla de una fuente.Sé que sientes en tu almaimpresiones furtivas y secretasque te hacen delirar, en santa calma,con los sueños que tienen los poetas.Que a la hora del crepúsculo sombrío,tu semblante hechicerova a ver el curso rápido que sigueuna hojita, que arrojas en el río.Y sé, por conclusión, que te persigue,como al pobre viajeropersigue el espejismo en los desiertos,un novio que soñaste en una nochecuando aún tenías los párpados abiertos.Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA EstherISi en estas horas de pesar y duelo,si en estas horas de pasión y calma,se alzan vibrando hasta el azul del cielolas notas de la música del alma,es porque yo, vagando sin consuelo,en mi desierto hallé la hermosa palma,que en medio a las borrascas de mi vidame da la paz y la quietud perdida.IIAngel-mujer que en medio a mi caminocual un rayo de luz apareciste,bañada en el fulgor puro y divinocon que Dios a los ángeles reviste:mujer que quebrantando mi destino,un edén haces de mi vida triste,yo te amo, niña, con delicia y calma,¡con todo el fuego y la pasión del alma!IIICuando me ves, yo siento que mi vidase estremece de amor alborozada,que es tu dulce mirada bendecidaalgo como el fulgor de la alborada.No me niegues jamás, Esther querida,esa luz celestial de tu mirada,que es en medio del mar de mi existenciael faro de bendita refulgencia.IVCuando me hablas, mi vida es la tormentaque se calma al impulso de tu acento;es ola que en la playa se revientaal dulce soplo de la voz del viento.Porque tU voz promete y me presentatodo un mundo de amor y sentimiento,y cuando oigo tu voz, oigo en mi anheloalgo como la música del cielo.VHáblame, tierna Esther, hermosa ondinaque se desliza en transparente lago,celaje que entre aljófares caminadel manso viento al murmurante halago.Hazme escuchar tU voz pura y divina,hazme sentir tu aliento dulce y vago,hazme ver la emoción en tus mejillas¡y te amaré por siempre de rodillas!VIAl mirarte yo siento que una olade fuego y luz mis venas enardece;miro un cielo de sombras donde solatu blanca imagen fúlgida aparece.Tu frente la circunda una aureoladonde la luz del cielo resplandece,y en tus miradas de infinita calmaarden las luces del fulgor del alma.VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍASISi alguna vez tus ojos se fijarenen estas tristes páginas,recuerda, dulce bien, que son pedazosdel libro de mi alma.Y si al verlas exhalas un suspiro,si viertes una lágrima,recuerda que por ti mis tristes ojosmuchas, muchas derraman ...IILa vi pasar. Los últimos fulgoresdel moribundo sol,al reflejarse en sus rasgados ojos,se llenaron de luz y de color.Y cuando iba a volver a la existenciami muerto corazón,¡Tal vez fue un sueño! -murmuró a mi oídono sé qué triste y misteriosa voz ...IIIEl humo del incienso se eleva en espirales;el órgano sonoro desbórdase en raudalesde dulces armonías. Aquí la inmensidadde Dios se nos presenta magnífica, grandiosa,y el alma se levanta convulsa, temerosa,hasta el supremo alcázar do está la Majestad.¿Y tú? ... Tú permaneces extática, sublime;y yo clamo en silencio; mi pecho triste gimey en vano, en vano quiero decir una oración.Yo soy culpable, niña; mas tú, la que eres pura,¡oh ruega, ruega, niña, por mí, por nuestro amor!IVContemplaba una noche de la lunael vacilante y pálido fulgor,y algo miré pasar, porque en mi pechoapresurado el corazón latió.Temblaba en mis pupilas una lágrimaque abrasó mis mejillas al caer,y una voz que flotaba en el espacio¡Arrodíllate -dijo- Que Ella es!VCantó la niña. Su dulce acentolo oí en el fondo del corazón,y al escucharlo sentí algo grandecomo la dicha,como el amor.Y cuando a poco dejó de oírsede su garganta la dulce voz,dentro del alma sentí algo tristecomo la queja,como el dolor ...VISiento las oraciones que levantanlas flores y los pájaros a Dios,y en mis pupilas siento reflejarsetoda la luz del sol.Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
De amores y desamoresSelección poéticaPrimera edición cibernética, febrero del 2011Captura y diseño, Chantal López y Omar CortésHaz click aquí, si deseas acceder al Catálogo General de la Biblioteca Virtual AntorchaINDICEPresentación de Chantal López y Omar Cortés.Una lágrima.Delirio.Melancolía.Tu beso.Amor y desdén.Los males del corazón.Recuerdo.¡Jamás!A Esther.Ausencia.Historia de un beso.Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓNLa poesía del versatil escritor potosino Manuel José Othón (1858-1906), ocupó, durante las últimas décadas del siglo XIX, un primerísimo lugar en el gusto del público lector mexicano. Y no era para menos puesto que sin duda Othón era, si no el mejor, sí uno de los mejores poetas de México.El tema del amor está presente en muchísimas de sus poesías, abordándole de manera harto ligera, harto accesible, con lenguaje mesurado, lejos de estridentismos. Pudiera decirse, incluso, que la lírica de Manuel José Othón es, en este tema, algo bobalicona, apta para ser declamada el día de los novios en alguna primaria o secundaria. Mas esto, en nuestra opinión, no demerita, sino por el contrario, engrandece aún más su obra, puesto que coloca la poesía como representación sencilla de actos sencillos entre gente sencilla, despojándola de adornos grandilocuentes y enredos idiomáticos inentendibles para el común de los mortales.En fin, esperamos que esta corta selección que intitulamos De amores y desamores, resulte del agrado de quien la lea.Chantal López y Omar CortésVolver al IndiceUNA LÁGRIMAYa se han desvanecidolas esperanzas fúlgidasque renacían en mi almacon tanta rapidez;huyeron de mis ojoscual ilusiones ópticas,huyeron para siempre,para jamás volver.Hoy sólo queda en mi almade la desdicha bárbaraun negro desengaño,fantasma de dolor.Hoy al lanzar mi pechode amor ayes tiernísimos,de angustia traspasadosuspira el corazón.Si yo buscaba un cieloen tus miradas fúlgidas,si yo en tu amor buscabala dicha y el placer,¡ay! era porque mi alma,tras de sus velos fúnebres,creía entrever la gloria,y ... ése era su interés.Mas ya que a realizarsemis ilusiones únicasse opuso mi destinoy no lo quiso Dios,lamentaré mi suerte,derramaré una lágrimasobre la tumba heladade mi primer amor.1874Volver al IndiceDELIRIONi las espumas del revuelto río,ni el perfume del tímido jazmín,pueden brindarme el corazón que ansío,pueden poner a mi martirio fin.Cuando de noche en la arboleda umbríadigo tu nombre y vierto amargo lloro,exclamo con letal melancolía:¡Mitad del corazón, cuánto te adoro!Cuando a la luz de la rosada auroracontemplo el campo de verdor cubierto,vuelvo a sentir la llama abrasadorade amor en este corazón ya muerto.Tus desdenes, tu odio, tus desvíos,en lugar de apagar de amor la llamahacen crecer mis locos desvaríosen mi alma que te dice que te ama.Mi pobre corazón, mi pobre pechodevorado por loco frenesí,te dice ahora en el dolor deshechoque sufre y llora ¡ay! sólo por ti.No se apartan de mi alma un solo instantelas fantásticas, vagas ilusiones,las abriga mi pecho palpitantey huyen después a fúnebres regiones.Hacen nacer la dúlcida esperanzaen mi marchita y angustiada mente,y las miro expirar en lontananzacomo del sol la luz en occidente.¿No comprendes, mujer, que yo te adoroy que te ama mi pecho con pasión? ...¿No comprendes, ingrata, que mi lloro es la voz de mi amante corazón? ...¿Por qué si tu alma sientes devoradapor el amor que otro hombre te inspiró,no comprendes en mi alma desgarradael mismo amor que en tu alma no acabó? ...Si sabes qué es amar con desconsuelo,si conoces mi ardiente frenesí,¿por qué no recibiste, ángel del cielo,los fogosos suspiros que te di? ...Mas ¡ah!, perdón si mis amantes labioste han descrito de mi alma el cruel dolor,me olvidaba que son para ti agraviosmis suspiros, mis lágrimas de amor.Es que no puede el corazón amantepor más tiempo sus penas ocultar,es que al mirarse de tu amor distantemi alma no puede, no, más que llorar ...Porque mi amor es sólo mi delito,porque no puedo sin tu amor vivir.¡Ah! que me ames, que me ames necesito,quiero tu amor, él es mi porvenir.Mas basta ... Id, fantasmas del martirio,dejad que apure el cáliz de la hiel.No es mío su corazón -¡vano delirio! ...Dejadme por piedad llorar por él.1874Volver al IndiceMELANCOLIAEstoy triste, muy triste: mil dolorespadece el corazón;se marchitó la flor de mis amores,se apagó la ilusión.¡Estoy triste! En tan profunda agoníami alma siento morir,¡ay! yo contemplo al declinar el díamuy triste el porvenir.¿Y qué ha quedado a mi abrasado pechode la dulce ilusión?¡En un abismo de dolor deshechoquedó mi corazón! ...¿Qué queda de la paz y la alegríaque embriagaba mi ser?¡Queda sólo letal melancolía, el recuerdo de ayer!1875Volver al IndiceTU BESOLleno de encanto y halagoy de poesía lleno ...más blando que el aura suavey más que un suspiro tierno,lleno de amor y pureza,lleno de ardor y de fuego,más dulce aún que las brisasfue, niña hermosa, tu beso.De mis labios palpitantes,de mi ardiente y débil pecho,de mi corazón heridodel amor por el exceso,se desprendió dulce y blando,mucho más que el tuyo tierno,mucho más que el tuyo ardiente,otro palpitante besoque fue a perderse en tus labiosy que hizo temblar mi pechoy estremecerse mi alma,que me hizo entrever un cielode amor y de poesía ...Y en aquel feliz momentoen que por la vez primeratu boca y la mía se unieron,se juntaron nuestras almas,y de las dos el alientoquedó confundido, niña,en nuestros amantes besos.1875Volver al IndiceAMOR Y DESDÉNDoloraAyer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta- No salgas a la ventanade mañana,que todo el mundo te ve,y puede decir la gente:Esa niña está demente ...- Mas dime, madre, ¿por qué?- Porque el que a esta hora apareceasomado a su balcón,da a conocer que padecelos males del corazón.- Ven, madre, ven; mira, miracuál suspiranuestro vecino de enfrente;mira cómo llora y gimey su corazón se oprimecon afán loco y vehemente ...¡Ay, ay! madre, ¡pobrecito!- Hija, tenle compasión,sufre nuestro vecinitolos males del corazón.- Pero ... ¡muchacha de Judas!¿por qué dudasen acabar la costura? ...Mas, ¡ay, Jesús! ¡qué puntadas,tan chuecas y tan mal dadas!...- (¡Ay, ay! ¡Cuánta desventura!)Madre, no puedo coser,¡Por Dios, tenme compasión! ...- Muchacha, tú has de tenerlos males del corazón.Tú que me oyes, niña hermosa,linda rosa,nunca suspires ni gimas,y si tu pecho algo siente,déjalo y, aunque reviente,jamás el pecho te oprimas.Cose, canta, ríe y no vengastemprano nunca al balcón,para que no crean que te hallasenferma del corazón.1875Volver al IndiceRECUERDOAsí, como esta noche, desde el cielopálida luz la luna nos enviaba,y su rayo de amor y de consuelonuestras marchitas frentes alumbraba.¿Te acuerdas? En el aura lisonjera,impregnada de mágicos aromas,escuchábamos dulce y lastimerala cántiga fugaz de las palomas.¡Qué hermosa estabas! En tu frente purase reflejaban límpidas y bellas,como un iris de paz y de venturalas miradas de luz de las estrellas.Tus cabellos, jugando en el ambiente,oleajes de perfume derramaban,acariciando mi ardorosa frentecuando del aura a la merced flotaban.Yo me sentía feliz con tus cariciasy de mi ardiente amor en los excesos,veía un mundo de goces y deliciasinundado en el fuego de tus besos.Todo era entonces venturanza y gloria,todo era entonces bienestar y calma ...mas hoy tan sólo nos quedó una historiay en esa historia la pasión del alma.Fue un instante; y en medio del camino,en el libro de todas mis congojas,Mañana -fui a escribir, pero el destinohabía escrito- Jamás -entre sus hojas.Pasaron para siempre horas tan bellasdel corazón para el dolor cobarde,como pasa la luz de las estrellas,como pasan las brisas de la tarde.Y ya que tu alma para siempre pierdo,ya que en tu amor se consumió mi vida,quiero evocar las sombras de un recuerdo,pues, sabes, nunca el corazón olvida.Los dos formamos un edén del suelodonde vivimos en tranquila calma;los dos hicimos del amor un cieloy en ese cielo colocamos la alma.Mas ya que hoy sólo queda la memoriade aquel dulce placer indescriptible,cerremos ya nuestra fatal historiacon esta última página: imposible.Imposible, y sigamos adelante,con el pecho de penas oprimido,a dejar la memoria de ese instanteen el panteón de sombras del olvido.1876Volver al Indice¡JAMÁS!(Bécquer)Ya nunca volverán aquellas horas,¡ya nunca volverán!Hoy en vano esas lágrimas que lloraslas quieres enjugar.Volverán otras noches y otros díasmás bellos a pasar;volverán otras nuevas alegrías,pero aquéllas ... ¡jamás!Vendrá la aurora por el limpio orienteel cielo a iluminar,y un rayo mandará sobre tu frentey de amor sonreirás.Pero aquellas auroras que llenaronde suave claridadnuestros dos corazones cuando amaron,¡ya nunca volverán!Volverán otra vez las ilusionesnuestra alma a acariciar;sentiremos más gratas impresionesde nuevo al adorar.Pero aquellas, mi bien, que concebimosen nuestro ardiente afán;aquellas que al amamos ¡ay! sentimos ...¡no las veremos renacer jamás!1877Volver al IndiceA ESTHERHay algo de los cielos en tu miraday en tu sonrisa hay algo de la alborada.Cuando te miro,siento que desfallezco, tiemblo y suspiro,porque te quiero mucho, porque te quieroy sólo de tus ojos la vida espero.En tu pálida frente cándida asomala inocencia sublime de la paloma.Por eso te amoy en mis locos delirios de amor, te llamopara que vengas, niña, con tu presenciaa iluminar las sombras de mi conciencia.Mis versos son de mi alma las puras flores,del cielo de mi vida son los albores ...Ellos son tuyos,duérmete al blando soplo de sus arrullos.Dios sobre ti derrama sus bendiciones;yo te doy sólo el eco de mis canciones.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.Son mis amoresaves, cielos, celajes, brisas y flores,espumas de las olas de un mar en calma,ondulación de nubes sobre mi alma.¡Oh! mi pálida virgen, niña hechicera,de mi existencia tú eres la primaveray tus miradasson de mi alma en el cielo las alboradas.Eres entre las sombras de mi existenciaastro que llena mi alma de refulgencia.¡Astro divino! ...Angel esplendoroso de mi destino.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.¡Son mis amores perfumes y celajes, brisas y flores!1877Volver al IndiceAUSENCIACantaresI¿Por qué hemos de estar tan tristes,llorando uno por el otro,si tú no me olvidas nuncani yo te olvido tampoco?Ya no llores por mi ausencia;no lloraré por la tuya.Podremos dejar de vernos,pero de adorarnos ... ¡nunca!Antes de ayer por la nochepasé, mi bien, por tu casa, y ¡qué tristeza me diover cerradas sus ventanas!Mucho he leído tus cartas;mucho he besado tu pelo,y mucho he estrechado, niña,tu imagen sobre mi pecho.IICuando todas las noches,lloroso y triste,voy a besar tu imageny a despedirme,piensa mi almaque sonriendo me dices:¡hasta mañana!Esta tristeza de muerteque dentro del alma siento,siempre, mi vida, la ahuyentocon la esperanza de verte.Anoche sentí en mi frenteel roce de tus cabellos;entre mis manos tus manos,sobre mis labios tu aliento ...Pero desperté ... ¡llorando! ...¿por qué no es eterno el sueño?Me han dicho que ya no vuelvesy que más lejos te irás;pero el corazón me dice:- ¡sí volverá ... volverá!Con la última golondrinaque ha pasado por aquí,mandé decirte, mi vida,que te acordaras de mí.- Ya no sufras -me dijeron;mas yo en tanto me decía:¡Imposible! ¡si mi almano la olvida todavía ...!IIISe acerca una era dichosapara nuestras pobres almas;el corazón me lo dice,¡Y el corazón no me engaña!Sufro y padezco porque Dios lo quiere;mas aún tengo un consuelo, vida mía,pues la esperanza es lo último que muerey no ha muerto en mi pecho todavía.¡Mañana! -todas las nochesme dice llorando el alma;y despierto, y le pregunto,y vuelve a decir: ¡Mañana!Tú y yo llevamos un cielodentro del alma guardado:es un cielo de recuerdosy que se llama el pasado.Soñando dije en mi duelo:- ¡me olvida y la quiero tanto!Mas se calmó mi quebrantoporque contemplé en mi anhelouna gotita de llantosobre tus ojos de cielo.IVTodas las noches te sueño,todas las noches te hablo;te miro todas las nochespero despierto ... ¡llorando!Para poder consolarmesólo bastan a mi almala música de un suspiroy el bálsamo de una lágrima.Por verte otra vez, daría ...yo no sé qué poder darte;no mi corazón ni mi almaporque ya te los llevaste.Todas las noches, mi vida,miro tu imagen hermosa;la beso mucho, ¡y le digomuchas cosas, muchas cosas! ...¡Adiós, mi bien! Ya no llores;piensa mucho en nuestro amor.Te quiero mucho, te adoro ...te mando un beso y ¡adiós!1877Volver al IndiceHISTORIA DE UN BESOPoemaAl señor don José M. Flores VerdadIYa sé que has empezadoa soñar un placer desconocido;un placer, que es mejor, aun no soñado,cubrirlo con el velo del olvido.Sé que sintiendo ignotas sensacionestruecas en realidades tus quimeras,y crecen sin cesar las ilusionesal calor de tus quince primaveras.Ya sé que has empezadoa querer comprender por qué gorjeaun canario que tienes encerradoy al ver otros canarios aletea.Ya sé que piensas mucho, y tenazmenteaspiras el olor de las violetasque tienes en la orilla de una fuente.Sé que sientes en tu almaimpresiones furtivas y secretasque te hacen delirar, en santa calma,con los sueños que tienen los poetas.Que a la hora del crepúsculo sombrío,tu semblante hechicerova a ver el curso rápido que sigueuna hojita, que arrojas en el río.Y sé, por conclusión, que te persigue,como al pobre viajeropersigue el espejismo en los desiertos,un novio que soñaste en una nochecuando aún tenías los párpados abiertos.Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA EstherISi en estas horas de pesar y duelo,si en estas horas de pasión y calma,se alzan vibrando hasta el azul del cielolas notas de la música del alma,es porque yo, vagando sin consuelo,en mi desierto hallé la hermosa palma,que en medio a las borrascas de mi vidame da la paz y la quietud perdida.IIAngel-mujer que en medio a mi caminocual un rayo de luz apareciste,bañada en el fulgor puro y divinocon que Dios a los ángeles reviste:mujer que quebrantando mi destino,un edén haces de mi vida triste,yo te amo, niña, con delicia y calma,¡con todo el fuego y la pasión del alma!IIICuando me ves, yo siento que mi vidase estremece de amor alborozada,que es tu dulce mirada bendecidaalgo como el fulgor de la alborada.No me niegues jamás, Esther querida,esa luz celestial de tu mirada,que es en medio del mar de mi existenciael faro de bendita refulgencia.IVCuando me hablas, mi vida es la tormentaque se calma al impulso de tu acento;es ola que en la playa se revientaal dulce soplo de la voz del viento.Porque tU voz promete y me presentatodo un mundo de amor y sentimiento,y cuando oigo tu voz, oigo en mi anheloalgo como la música del cielo.VHáblame, tierna Esther, hermosa ondinaque se desliza en transparente lago,celaje que entre aljófares caminadel manso viento al murmurante halago.Hazme escuchar tU voz pura y divina,hazme sentir tu aliento dulce y vago,hazme ver la emoción en tus mejillas¡y te amaré por siempre de rodillas!VIAl mirarte yo siento que una olade fuego y luz mis venas enardece;miro un cielo de sombras donde solatu blanca imagen fúlgida aparece.Tu frente la circunda una aureoladonde la luz del cielo resplandece,y en tus miradas de infinita calmaarden las luces del fulgor del alma.VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍASISi alguna vez tus ojos se fijarenen estas tristes páginas,recuerda, dulce bien, que son pedazosdel libro de mi alma.Y si al verlas exhalas un suspiro,si viertes una lágrima,recuerda que por ti mis tristes ojosmuchas, muchas derraman ...IILa vi pasar. Los últimos fulgoresdel moribundo sol,al reflejarse en sus rasgados ojos,se llenaron de luz y de color.Y cuando iba a volver a la existenciami muerto corazón,¡Tal vez fue un sueño! -murmuró a mi oídono sé qué triste y misteriosa voz ...IIIEl humo del incienso se eleva en espirales;el órgano sonoro desbórdase en raudalesde dulces armonías. Aquí la inmensidadde Dios se nos presenta magnífica, grandiosa,y el alma se levanta convulsa, temerosa,hasta el supremo alcázar do está la Majestad.¿Y tú? ... Tú permaneces extática, sublime;y yo clamo en silencio; mi pecho triste gimey en vano, en vano quiero decir una oración.Yo soy culpable, niña; mas tú, la que eres pura,¡oh ruega, ruega, niña, por mí, por nuestro amor!IVContemplaba una noche de la lunael vacilante y pálido fulgor,y algo miré pasar, porque en mi pechoapresurado el corazón latió.Temblaba en mis pupilas una lágrimaque abrasó mis mejillas al caer,y una voz que flotaba en el espacio¡Arrodíllate -dijo- Que Ella es!VCantó la niña. Su dulce acentolo oí en el fondo del corazón,y al escucharlo sentí algo grandecomo la dicha,como el amor.Y cuando a poco dejó de oírsede su garganta la dulce voz,dentro del alma sentí algo tristecomo la queja,como el dolor ...VISiento las oraciones que levantanlas flores y los pájaros a Dios,y en mis pupilas siento reflejarsetoda la luz del sol.Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Primera edición cibernética, febrero del 2011Captura y diseño, Chantal López y Omar CortésHaz click aquí, si deseas acceder al Catálogo General de la Biblioteca Virtual AntorchaINDICEPresentación de Chantal López y Omar Cortés.Una lágrima.Delirio.Melancolía.Tu beso.Amor y desdén.Los males del corazón.Recuerdo.¡Jamás!A Esther.Ausencia.Historia de un beso.Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓNLa poesía del versatil escritor potosino Manuel José Othón (1858-1906), ocupó, durante las últimas décadas del siglo XIX, un primerísimo lugar en el gusto del público lector mexicano. Y no era para menos puesto que sin duda Othón era, si no el mejor, sí uno de los mejores poetas de México.El tema del amor está presente en muchísimas de sus poesías, abordándole de manera harto ligera, harto accesible, con lenguaje mesurado, lejos de estridentismos. Pudiera decirse, incluso, que la lírica de Manuel José Othón es, en este tema, algo bobalicona, apta para ser declamada el día de los novios en alguna primaria o secundaria. Mas esto, en nuestra opinión, no demerita, sino por el contrario, engrandece aún más su obra, puesto que coloca la poesía como representación sencilla de actos sencillos entre gente sencilla, despojándola de adornos grandilocuentes y enredos idiomáticos inentendibles para el común de los mortales.En fin, esperamos que esta corta selección que intitulamos De amores y desamores, resulte del agrado de quien la lea.Chantal López y Omar CortésVolver al IndiceUNA LÁGRIMAYa se han desvanecidolas esperanzas fúlgidasque renacían en mi almacon tanta rapidez;huyeron de mis ojoscual ilusiones ópticas,huyeron para siempre,para jamás volver.Hoy sólo queda en mi almade la desdicha bárbaraun negro desengaño,fantasma de dolor.Hoy al lanzar mi pechode amor ayes tiernísimos,de angustia traspasadosuspira el corazón.Si yo buscaba un cieloen tus miradas fúlgidas,si yo en tu amor buscabala dicha y el placer,¡ay! era porque mi alma,tras de sus velos fúnebres,creía entrever la gloria,y ... ése era su interés.Mas ya que a realizarsemis ilusiones únicasse opuso mi destinoy no lo quiso Dios,lamentaré mi suerte,derramaré una lágrimasobre la tumba heladade mi primer amor.1874Volver al IndiceDELIRIONi las espumas del revuelto río,ni el perfume del tímido jazmín,pueden brindarme el corazón que ansío,pueden poner a mi martirio fin.Cuando de noche en la arboleda umbríadigo tu nombre y vierto amargo lloro,exclamo con letal melancolía:¡Mitad del corazón, cuánto te adoro!Cuando a la luz de la rosada auroracontemplo el campo de verdor cubierto,vuelvo a sentir la llama abrasadorade amor en este corazón ya muerto.Tus desdenes, tu odio, tus desvíos,en lugar de apagar de amor la llamahacen crecer mis locos desvaríosen mi alma que te dice que te ama.Mi pobre corazón, mi pobre pechodevorado por loco frenesí,te dice ahora en el dolor deshechoque sufre y llora ¡ay! sólo por ti.No se apartan de mi alma un solo instantelas fantásticas, vagas ilusiones,las abriga mi pecho palpitantey huyen después a fúnebres regiones.Hacen nacer la dúlcida esperanzaen mi marchita y angustiada mente,y las miro expirar en lontananzacomo del sol la luz en occidente.¿No comprendes, mujer, que yo te adoroy que te ama mi pecho con pasión? ...¿No comprendes, ingrata, que mi lloro es la voz de mi amante corazón? ...¿Por qué si tu alma sientes devoradapor el amor que otro hombre te inspiró,no comprendes en mi alma desgarradael mismo amor que en tu alma no acabó? ...Si sabes qué es amar con desconsuelo,si conoces mi ardiente frenesí,¿por qué no recibiste, ángel del cielo,los fogosos suspiros que te di? ...Mas ¡ah!, perdón si mis amantes labioste han descrito de mi alma el cruel dolor,me olvidaba que son para ti agraviosmis suspiros, mis lágrimas de amor.Es que no puede el corazón amantepor más tiempo sus penas ocultar,es que al mirarse de tu amor distantemi alma no puede, no, más que llorar ...Porque mi amor es sólo mi delito,porque no puedo sin tu amor vivir.¡Ah! que me ames, que me ames necesito,quiero tu amor, él es mi porvenir.Mas basta ... Id, fantasmas del martirio,dejad que apure el cáliz de la hiel.No es mío su corazón -¡vano delirio! ...Dejadme por piedad llorar por él.1874Volver al IndiceMELANCOLIAEstoy triste, muy triste: mil dolorespadece el corazón;se marchitó la flor de mis amores,se apagó la ilusión.¡Estoy triste! En tan profunda agoníami alma siento morir,¡ay! yo contemplo al declinar el díamuy triste el porvenir.¿Y qué ha quedado a mi abrasado pechode la dulce ilusión?¡En un abismo de dolor deshechoquedó mi corazón! ...¿Qué queda de la paz y la alegríaque embriagaba mi ser?¡Queda sólo letal melancolía, el recuerdo de ayer!1875Volver al IndiceTU BESOLleno de encanto y halagoy de poesía lleno ...más blando que el aura suavey más que un suspiro tierno,lleno de amor y pureza,lleno de ardor y de fuego,más dulce aún que las brisasfue, niña hermosa, tu beso.De mis labios palpitantes,de mi ardiente y débil pecho,de mi corazón heridodel amor por el exceso,se desprendió dulce y blando,mucho más que el tuyo tierno,mucho más que el tuyo ardiente,otro palpitante besoque fue a perderse en tus labiosy que hizo temblar mi pechoy estremecerse mi alma,que me hizo entrever un cielode amor y de poesía ...Y en aquel feliz momentoen que por la vez primeratu boca y la mía se unieron,se juntaron nuestras almas,y de las dos el alientoquedó confundido, niña,en nuestros amantes besos.1875Volver al IndiceAMOR Y DESDÉNDoloraAyer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta- No salgas a la ventanade mañana,que todo el mundo te ve,y puede decir la gente:Esa niña está demente ...- Mas dime, madre, ¿por qué?- Porque el que a esta hora apareceasomado a su balcón,da a conocer que padecelos males del corazón.- Ven, madre, ven; mira, miracuál suspiranuestro vecino de enfrente;mira cómo llora y gimey su corazón se oprimecon afán loco y vehemente ...¡Ay, ay! madre, ¡pobrecito!- Hija, tenle compasión,sufre nuestro vecinitolos males del corazón.- Pero ... ¡muchacha de Judas!¿por qué dudasen acabar la costura? ...Mas, ¡ay, Jesús! ¡qué puntadas,tan chuecas y tan mal dadas!...- (¡Ay, ay! ¡Cuánta desventura!)Madre, no puedo coser,¡Por Dios, tenme compasión! ...- Muchacha, tú has de tenerlos males del corazón.Tú que me oyes, niña hermosa,linda rosa,nunca suspires ni gimas,y si tu pecho algo siente,déjalo y, aunque reviente,jamás el pecho te oprimas.Cose, canta, ríe y no vengastemprano nunca al balcón,para que no crean que te hallasenferma del corazón.1875Volver al IndiceRECUERDOAsí, como esta noche, desde el cielopálida luz la luna nos enviaba,y su rayo de amor y de consuelonuestras marchitas frentes alumbraba.¿Te acuerdas? En el aura lisonjera,impregnada de mágicos aromas,escuchábamos dulce y lastimerala cántiga fugaz de las palomas.¡Qué hermosa estabas! En tu frente purase reflejaban límpidas y bellas,como un iris de paz y de venturalas miradas de luz de las estrellas.Tus cabellos, jugando en el ambiente,oleajes de perfume derramaban,acariciando mi ardorosa frentecuando del aura a la merced flotaban.Yo me sentía feliz con tus cariciasy de mi ardiente amor en los excesos,veía un mundo de goces y deliciasinundado en el fuego de tus besos.Todo era entonces venturanza y gloria,todo era entonces bienestar y calma ...mas hoy tan sólo nos quedó una historiay en esa historia la pasión del alma.Fue un instante; y en medio del camino,en el libro de todas mis congojas,Mañana -fui a escribir, pero el destinohabía escrito- Jamás -entre sus hojas.Pasaron para siempre horas tan bellasdel corazón para el dolor cobarde,como pasa la luz de las estrellas,como pasan las brisas de la tarde.Y ya que tu alma para siempre pierdo,ya que en tu amor se consumió mi vida,quiero evocar las sombras de un recuerdo,pues, sabes, nunca el corazón olvida.Los dos formamos un edén del suelodonde vivimos en tranquila calma;los dos hicimos del amor un cieloy en ese cielo colocamos la alma.Mas ya que hoy sólo queda la memoriade aquel dulce placer indescriptible,cerremos ya nuestra fatal historiacon esta última página: imposible.Imposible, y sigamos adelante,con el pecho de penas oprimido,a dejar la memoria de ese instanteen el panteón de sombras del olvido.1876Volver al Indice¡JAMÁS!(Bécquer)Ya nunca volverán aquellas horas,¡ya nunca volverán!Hoy en vano esas lágrimas que lloraslas quieres enjugar.Volverán otras noches y otros díasmás bellos a pasar;volverán otras nuevas alegrías,pero aquéllas ... ¡jamás!Vendrá la aurora por el limpio orienteel cielo a iluminar,y un rayo mandará sobre tu frentey de amor sonreirás.Pero aquellas auroras que llenaronde suave claridadnuestros dos corazones cuando amaron,¡ya nunca volverán!Volverán otra vez las ilusionesnuestra alma a acariciar;sentiremos más gratas impresionesde nuevo al adorar.Pero aquellas, mi bien, que concebimosen nuestro ardiente afán;aquellas que al amamos ¡ay! sentimos ...¡no las veremos renacer jamás!1877Volver al IndiceA ESTHERHay algo de los cielos en tu miraday en tu sonrisa hay algo de la alborada.Cuando te miro,siento que desfallezco, tiemblo y suspiro,porque te quiero mucho, porque te quieroy sólo de tus ojos la vida espero.En tu pálida frente cándida asomala inocencia sublime de la paloma.Por eso te amoy en mis locos delirios de amor, te llamopara que vengas, niña, con tu presenciaa iluminar las sombras de mi conciencia.Mis versos son de mi alma las puras flores,del cielo de mi vida son los albores ...Ellos son tuyos,duérmete al blando soplo de sus arrullos.Dios sobre ti derrama sus bendiciones;yo te doy sólo el eco de mis canciones.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.Son mis amoresaves, cielos, celajes, brisas y flores,espumas de las olas de un mar en calma,ondulación de nubes sobre mi alma.¡Oh! mi pálida virgen, niña hechicera,de mi existencia tú eres la primaveray tus miradasson de mi alma en el cielo las alboradas.Eres entre las sombras de mi existenciaastro que llena mi alma de refulgencia.¡Astro divino! ...Angel esplendoroso de mi destino.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.¡Son mis amores perfumes y celajes, brisas y flores!1877Volver al IndiceAUSENCIACantaresI¿Por qué hemos de estar tan tristes,llorando uno por el otro,si tú no me olvidas nuncani yo te olvido tampoco?Ya no llores por mi ausencia;no lloraré por la tuya.Podremos dejar de vernos,pero de adorarnos ... ¡nunca!Antes de ayer por la nochepasé, mi bien, por tu casa, y ¡qué tristeza me diover cerradas sus ventanas!Mucho he leído tus cartas;mucho he besado tu pelo,y mucho he estrechado, niña,tu imagen sobre mi pecho.IICuando todas las noches,lloroso y triste,voy a besar tu imageny a despedirme,piensa mi almaque sonriendo me dices:¡hasta mañana!Esta tristeza de muerteque dentro del alma siento,siempre, mi vida, la ahuyentocon la esperanza de verte.Anoche sentí en mi frenteel roce de tus cabellos;entre mis manos tus manos,sobre mis labios tu aliento ...Pero desperté ... ¡llorando! ...¿por qué no es eterno el sueño?Me han dicho que ya no vuelvesy que más lejos te irás;pero el corazón me dice:- ¡sí volverá ... volverá!Con la última golondrinaque ha pasado por aquí,mandé decirte, mi vida,que te acordaras de mí.- Ya no sufras -me dijeron;mas yo en tanto me decía:¡Imposible! ¡si mi almano la olvida todavía ...!IIISe acerca una era dichosapara nuestras pobres almas;el corazón me lo dice,¡Y el corazón no me engaña!Sufro y padezco porque Dios lo quiere;mas aún tengo un consuelo, vida mía,pues la esperanza es lo último que muerey no ha muerto en mi pecho todavía.¡Mañana! -todas las nochesme dice llorando el alma;y despierto, y le pregunto,y vuelve a decir: ¡Mañana!Tú y yo llevamos un cielodentro del alma guardado:es un cielo de recuerdosy que se llama el pasado.Soñando dije en mi duelo:- ¡me olvida y la quiero tanto!Mas se calmó mi quebrantoporque contemplé en mi anhelouna gotita de llantosobre tus ojos de cielo.IVTodas las noches te sueño,todas las noches te hablo;te miro todas las nochespero despierto ... ¡llorando!Para poder consolarmesólo bastan a mi almala música de un suspiroy el bálsamo de una lágrima.Por verte otra vez, daría ...yo no sé qué poder darte;no mi corazón ni mi almaporque ya te los llevaste.Todas las noches, mi vida,miro tu imagen hermosa;la beso mucho, ¡y le digomuchas cosas, muchas cosas! ...¡Adiós, mi bien! Ya no llores;piensa mucho en nuestro amor.Te quiero mucho, te adoro ...te mando un beso y ¡adiós!1877Volver al IndiceHISTORIA DE UN BESOPoemaAl señor don José M. Flores VerdadIYa sé que has empezadoa soñar un placer desconocido;un placer, que es mejor, aun no soñado,cubrirlo con el velo del olvido.Sé que sintiendo ignotas sensacionestruecas en realidades tus quimeras,y crecen sin cesar las ilusionesal calor de tus quince primaveras.Ya sé que has empezadoa querer comprender por qué gorjeaun canario que tienes encerradoy al ver otros canarios aletea.Ya sé que piensas mucho, y tenazmenteaspiras el olor de las violetasque tienes en la orilla de una fuente.Sé que sientes en tu almaimpresiones furtivas y secretasque te hacen delirar, en santa calma,con los sueños que tienen los poetas.Que a la hora del crepúsculo sombrío,tu semblante hechicerova a ver el curso rápido que sigueuna hojita, que arrojas en el río.Y sé, por conclusión, que te persigue,como al pobre viajeropersigue el espejismo en los desiertos,un novio que soñaste en una nochecuando aún tenías los párpados abiertos.Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA EstherISi en estas horas de pesar y duelo,si en estas horas de pasión y calma,se alzan vibrando hasta el azul del cielolas notas de la música del alma,es porque yo, vagando sin consuelo,en mi desierto hallé la hermosa palma,que en medio a las borrascas de mi vidame da la paz y la quietud perdida.IIAngel-mujer que en medio a mi caminocual un rayo de luz apareciste,bañada en el fulgor puro y divinocon que Dios a los ángeles reviste:mujer que quebrantando mi destino,un edén haces de mi vida triste,yo te amo, niña, con delicia y calma,¡con todo el fuego y la pasión del alma!IIICuando me ves, yo siento que mi vidase estremece de amor alborozada,que es tu dulce mirada bendecidaalgo como el fulgor de la alborada.No me niegues jamás, Esther querida,esa luz celestial de tu mirada,que es en medio del mar de mi existenciael faro de bendita refulgencia.IVCuando me hablas, mi vida es la tormentaque se calma al impulso de tu acento;es ola que en la playa se revientaal dulce soplo de la voz del viento.Porque tU voz promete y me presentatodo un mundo de amor y sentimiento,y cuando oigo tu voz, oigo en mi anheloalgo como la música del cielo.VHáblame, tierna Esther, hermosa ondinaque se desliza en transparente lago,celaje que entre aljófares caminadel manso viento al murmurante halago.Hazme escuchar tU voz pura y divina,hazme sentir tu aliento dulce y vago,hazme ver la emoción en tus mejillas¡y te amaré por siempre de rodillas!VIAl mirarte yo siento que una olade fuego y luz mis venas enardece;miro un cielo de sombras donde solatu blanca imagen fúlgida aparece.Tu frente la circunda una aureoladonde la luz del cielo resplandece,y en tus miradas de infinita calmaarden las luces del fulgor del alma.VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍASISi alguna vez tus ojos se fijarenen estas tristes páginas,recuerda, dulce bien, que son pedazosdel libro de mi alma.Y si al verlas exhalas un suspiro,si viertes una lágrima,recuerda que por ti mis tristes ojosmuchas, muchas derraman ...IILa vi pasar. Los últimos fulgoresdel moribundo sol,al reflejarse en sus rasgados ojos,se llenaron de luz y de color.Y cuando iba a volver a la existenciami muerto corazón,¡Tal vez fue un sueño! -murmuró a mi oídono sé qué triste y misteriosa voz ...IIIEl humo del incienso se eleva en espirales;el órgano sonoro desbórdase en raudalesde dulces armonías. Aquí la inmensidadde Dios se nos presenta magnífica, grandiosa,y el alma se levanta convulsa, temerosa,hasta el supremo alcázar do está la Majestad.¿Y tú? ... Tú permaneces extática, sublime;y yo clamo en silencio; mi pecho triste gimey en vano, en vano quiero decir una oración.Yo soy culpable, niña; mas tú, la que eres pura,¡oh ruega, ruega, niña, por mí, por nuestro amor!IVContemplaba una noche de la lunael vacilante y pálido fulgor,y algo miré pasar, porque en mi pechoapresurado el corazón latió.Temblaba en mis pupilas una lágrimaque abrasó mis mejillas al caer,y una voz que flotaba en el espacio¡Arrodíllate -dijo- Que Ella es!VCantó la niña. Su dulce acentolo oí en el fondo del corazón,y al escucharlo sentí algo grandecomo la dicha,como el amor.Y cuando a poco dejó de oírsede su garganta la dulce voz,dentro del alma sentí algo tristecomo la queja,como el dolor ...VISiento las oraciones que levantanlas flores y los pájaros a Dios,y en mis pupilas siento reflejarsetoda la luz del sol.Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Captura y diseño, Chantal López y Omar CortésHaz click aquí, si deseas acceder al Catálogo General de la Biblioteca Virtual AntorchaINDICEPresentación de Chantal López y Omar Cortés.Una lágrima.Delirio.Melancolía.Tu beso.Amor y desdén.Los males del corazón.Recuerdo.¡Jamás!A Esther.Ausencia.Historia de un beso.Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓNLa poesía del versatil escritor potosino Manuel José Othón (1858-1906), ocupó, durante las últimas décadas del siglo XIX, un primerísimo lugar en el gusto del público lector mexicano. Y no era para menos puesto que sin duda Othón era, si no el mejor, sí uno de los mejores poetas de México.El tema del amor está presente en muchísimas de sus poesías, abordándole de manera harto ligera, harto accesible, con lenguaje mesurado, lejos de estridentismos. Pudiera decirse, incluso, que la lírica de Manuel José Othón es, en este tema, algo bobalicona, apta para ser declamada el día de los novios en alguna primaria o secundaria. Mas esto, en nuestra opinión, no demerita, sino por el contrario, engrandece aún más su obra, puesto que coloca la poesía como representación sencilla de actos sencillos entre gente sencilla, despojándola de adornos grandilocuentes y enredos idiomáticos inentendibles para el común de los mortales.En fin, esperamos que esta corta selección que intitulamos De amores y desamores, resulte del agrado de quien la lea.Chantal López y Omar CortésVolver al IndiceUNA LÁGRIMAYa se han desvanecidolas esperanzas fúlgidasque renacían en mi almacon tanta rapidez;huyeron de mis ojoscual ilusiones ópticas,huyeron para siempre,para jamás volver.Hoy sólo queda en mi almade la desdicha bárbaraun negro desengaño,fantasma de dolor.Hoy al lanzar mi pechode amor ayes tiernísimos,de angustia traspasadosuspira el corazón.Si yo buscaba un cieloen tus miradas fúlgidas,si yo en tu amor buscabala dicha y el placer,¡ay! era porque mi alma,tras de sus velos fúnebres,creía entrever la gloria,y ... ése era su interés.Mas ya que a realizarsemis ilusiones únicasse opuso mi destinoy no lo quiso Dios,lamentaré mi suerte,derramaré una lágrimasobre la tumba heladade mi primer amor.1874Volver al IndiceDELIRIONi las espumas del revuelto río,ni el perfume del tímido jazmín,pueden brindarme el corazón que ansío,pueden poner a mi martirio fin.Cuando de noche en la arboleda umbríadigo tu nombre y vierto amargo lloro,exclamo con letal melancolía:¡Mitad del corazón, cuánto te adoro!Cuando a la luz de la rosada auroracontemplo el campo de verdor cubierto,vuelvo a sentir la llama abrasadorade amor en este corazón ya muerto.Tus desdenes, tu odio, tus desvíos,en lugar de apagar de amor la llamahacen crecer mis locos desvaríosen mi alma que te dice que te ama.Mi pobre corazón, mi pobre pechodevorado por loco frenesí,te dice ahora en el dolor deshechoque sufre y llora ¡ay! sólo por ti.No se apartan de mi alma un solo instantelas fantásticas, vagas ilusiones,las abriga mi pecho palpitantey huyen después a fúnebres regiones.Hacen nacer la dúlcida esperanzaen mi marchita y angustiada mente,y las miro expirar en lontananzacomo del sol la luz en occidente.¿No comprendes, mujer, que yo te adoroy que te ama mi pecho con pasión? ...¿No comprendes, ingrata, que mi lloro es la voz de mi amante corazón? ...¿Por qué si tu alma sientes devoradapor el amor que otro hombre te inspiró,no comprendes en mi alma desgarradael mismo amor que en tu alma no acabó? ...Si sabes qué es amar con desconsuelo,si conoces mi ardiente frenesí,¿por qué no recibiste, ángel del cielo,los fogosos suspiros que te di? ...Mas ¡ah!, perdón si mis amantes labioste han descrito de mi alma el cruel dolor,me olvidaba que son para ti agraviosmis suspiros, mis lágrimas de amor.Es que no puede el corazón amantepor más tiempo sus penas ocultar,es que al mirarse de tu amor distantemi alma no puede, no, más que llorar ...Porque mi amor es sólo mi delito,porque no puedo sin tu amor vivir.¡Ah! que me ames, que me ames necesito,quiero tu amor, él es mi porvenir.Mas basta ... Id, fantasmas del martirio,dejad que apure el cáliz de la hiel.No es mío su corazón -¡vano delirio! ...Dejadme por piedad llorar por él.1874Volver al IndiceMELANCOLIAEstoy triste, muy triste: mil dolorespadece el corazón;se marchitó la flor de mis amores,se apagó la ilusión.¡Estoy triste! En tan profunda agoníami alma siento morir,¡ay! yo contemplo al declinar el díamuy triste el porvenir.¿Y qué ha quedado a mi abrasado pechode la dulce ilusión?¡En un abismo de dolor deshechoquedó mi corazón! ...¿Qué queda de la paz y la alegríaque embriagaba mi ser?¡Queda sólo letal melancolía, el recuerdo de ayer!1875Volver al IndiceTU BESOLleno de encanto y halagoy de poesía lleno ...más blando que el aura suavey más que un suspiro tierno,lleno de amor y pureza,lleno de ardor y de fuego,más dulce aún que las brisasfue, niña hermosa, tu beso.De mis labios palpitantes,de mi ardiente y débil pecho,de mi corazón heridodel amor por el exceso,se desprendió dulce y blando,mucho más que el tuyo tierno,mucho más que el tuyo ardiente,otro palpitante besoque fue a perderse en tus labiosy que hizo temblar mi pechoy estremecerse mi alma,que me hizo entrever un cielode amor y de poesía ...Y en aquel feliz momentoen que por la vez primeratu boca y la mía se unieron,se juntaron nuestras almas,y de las dos el alientoquedó confundido, niña,en nuestros amantes besos.1875Volver al IndiceAMOR Y DESDÉNDoloraAyer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta- No salgas a la ventanade mañana,que todo el mundo te ve,y puede decir la gente:Esa niña está demente ...- Mas dime, madre, ¿por qué?- Porque el que a esta hora apareceasomado a su balcón,da a conocer que padecelos males del corazón.- Ven, madre, ven; mira, miracuál suspiranuestro vecino de enfrente;mira cómo llora y gimey su corazón se oprimecon afán loco y vehemente ...¡Ay, ay! madre, ¡pobrecito!- Hija, tenle compasión,sufre nuestro vecinitolos males del corazón.- Pero ... ¡muchacha de Judas!¿por qué dudasen acabar la costura? ...Mas, ¡ay, Jesús! ¡qué puntadas,tan chuecas y tan mal dadas!...- (¡Ay, ay! ¡Cuánta desventura!)Madre, no puedo coser,¡Por Dios, tenme compasión! ...- Muchacha, tú has de tenerlos males del corazón.Tú que me oyes, niña hermosa,linda rosa,nunca suspires ni gimas,y si tu pecho algo siente,déjalo y, aunque reviente,jamás el pecho te oprimas.Cose, canta, ríe y no vengastemprano nunca al balcón,para que no crean que te hallasenferma del corazón.1875Volver al IndiceRECUERDOAsí, como esta noche, desde el cielopálida luz la luna nos enviaba,y su rayo de amor y de consuelonuestras marchitas frentes alumbraba.¿Te acuerdas? En el aura lisonjera,impregnada de mágicos aromas,escuchábamos dulce y lastimerala cántiga fugaz de las palomas.¡Qué hermosa estabas! En tu frente purase reflejaban límpidas y bellas,como un iris de paz y de venturalas miradas de luz de las estrellas.Tus cabellos, jugando en el ambiente,oleajes de perfume derramaban,acariciando mi ardorosa frentecuando del aura a la merced flotaban.Yo me sentía feliz con tus cariciasy de mi ardiente amor en los excesos,veía un mundo de goces y deliciasinundado en el fuego de tus besos.Todo era entonces venturanza y gloria,todo era entonces bienestar y calma ...mas hoy tan sólo nos quedó una historiay en esa historia la pasión del alma.Fue un instante; y en medio del camino,en el libro de todas mis congojas,Mañana -fui a escribir, pero el destinohabía escrito- Jamás -entre sus hojas.Pasaron para siempre horas tan bellasdel corazón para el dolor cobarde,como pasa la luz de las estrellas,como pasan las brisas de la tarde.Y ya que tu alma para siempre pierdo,ya que en tu amor se consumió mi vida,quiero evocar las sombras de un recuerdo,pues, sabes, nunca el corazón olvida.Los dos formamos un edén del suelodonde vivimos en tranquila calma;los dos hicimos del amor un cieloy en ese cielo colocamos la alma.Mas ya que hoy sólo queda la memoriade aquel dulce placer indescriptible,cerremos ya nuestra fatal historiacon esta última página: imposible.Imposible, y sigamos adelante,con el pecho de penas oprimido,a dejar la memoria de ese instanteen el panteón de sombras del olvido.1876Volver al Indice¡JAMÁS!(Bécquer)Ya nunca volverán aquellas horas,¡ya nunca volverán!Hoy en vano esas lágrimas que lloraslas quieres enjugar.Volverán otras noches y otros díasmás bellos a pasar;volverán otras nuevas alegrías,pero aquéllas ... ¡jamás!Vendrá la aurora por el limpio orienteel cielo a iluminar,y un rayo mandará sobre tu frentey de amor sonreirás.Pero aquellas auroras que llenaronde suave claridadnuestros dos corazones cuando amaron,¡ya nunca volverán!Volverán otra vez las ilusionesnuestra alma a acariciar;sentiremos más gratas impresionesde nuevo al adorar.Pero aquellas, mi bien, que concebimosen nuestro ardiente afán;aquellas que al amamos ¡ay! sentimos ...¡no las veremos renacer jamás!1877Volver al IndiceA ESTHERHay algo de los cielos en tu miraday en tu sonrisa hay algo de la alborada.Cuando te miro,siento que desfallezco, tiemblo y suspiro,porque te quiero mucho, porque te quieroy sólo de tus ojos la vida espero.En tu pálida frente cándida asomala inocencia sublime de la paloma.Por eso te amoy en mis locos delirios de amor, te llamopara que vengas, niña, con tu presenciaa iluminar las sombras de mi conciencia.Mis versos son de mi alma las puras flores,del cielo de mi vida son los albores ...Ellos son tuyos,duérmete al blando soplo de sus arrullos.Dios sobre ti derrama sus bendiciones;yo te doy sólo el eco de mis canciones.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.Son mis amoresaves, cielos, celajes, brisas y flores,espumas de las olas de un mar en calma,ondulación de nubes sobre mi alma.¡Oh! mi pálida virgen, niña hechicera,de mi existencia tú eres la primaveray tus miradasson de mi alma en el cielo las alboradas.Eres entre las sombras de mi existenciaastro que llena mi alma de refulgencia.¡Astro divino! ...Angel esplendoroso de mi destino.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.¡Son mis amores perfumes y celajes, brisas y flores!1877Volver al IndiceAUSENCIACantaresI¿Por qué hemos de estar tan tristes,llorando uno por el otro,si tú no me olvidas nuncani yo te olvido tampoco?Ya no llores por mi ausencia;no lloraré por la tuya.Podremos dejar de vernos,pero de adorarnos ... ¡nunca!Antes de ayer por la nochepasé, mi bien, por tu casa, y ¡qué tristeza me diover cerradas sus ventanas!Mucho he leído tus cartas;mucho he besado tu pelo,y mucho he estrechado, niña,tu imagen sobre mi pecho.IICuando todas las noches,lloroso y triste,voy a besar tu imageny a despedirme,piensa mi almaque sonriendo me dices:¡hasta mañana!Esta tristeza de muerteque dentro del alma siento,siempre, mi vida, la ahuyentocon la esperanza de verte.Anoche sentí en mi frenteel roce de tus cabellos;entre mis manos tus manos,sobre mis labios tu aliento ...Pero desperté ... ¡llorando! ...¿por qué no es eterno el sueño?Me han dicho que ya no vuelvesy que más lejos te irás;pero el corazón me dice:- ¡sí volverá ... volverá!Con la última golondrinaque ha pasado por aquí,mandé decirte, mi vida,que te acordaras de mí.- Ya no sufras -me dijeron;mas yo en tanto me decía:¡Imposible! ¡si mi almano la olvida todavía ...!IIISe acerca una era dichosapara nuestras pobres almas;el corazón me lo dice,¡Y el corazón no me engaña!Sufro y padezco porque Dios lo quiere;mas aún tengo un consuelo, vida mía,pues la esperanza es lo último que muerey no ha muerto en mi pecho todavía.¡Mañana! -todas las nochesme dice llorando el alma;y despierto, y le pregunto,y vuelve a decir: ¡Mañana!Tú y yo llevamos un cielodentro del alma guardado:es un cielo de recuerdosy que se llama el pasado.Soñando dije en mi duelo:- ¡me olvida y la quiero tanto!Mas se calmó mi quebrantoporque contemplé en mi anhelouna gotita de llantosobre tus ojos de cielo.IVTodas las noches te sueño,todas las noches te hablo;te miro todas las nochespero despierto ... ¡llorando!Para poder consolarmesólo bastan a mi almala música de un suspiroy el bálsamo de una lágrima.Por verte otra vez, daría ...yo no sé qué poder darte;no mi corazón ni mi almaporque ya te los llevaste.Todas las noches, mi vida,miro tu imagen hermosa;la beso mucho, ¡y le digomuchas cosas, muchas cosas! ...¡Adiós, mi bien! Ya no llores;piensa mucho en nuestro amor.Te quiero mucho, te adoro ...te mando un beso y ¡adiós!1877Volver al IndiceHISTORIA DE UN BESOPoemaAl señor don José M. Flores VerdadIYa sé que has empezadoa soñar un placer desconocido;un placer, que es mejor, aun no soñado,cubrirlo con el velo del olvido.Sé que sintiendo ignotas sensacionestruecas en realidades tus quimeras,y crecen sin cesar las ilusionesal calor de tus quince primaveras.Ya sé que has empezadoa querer comprender por qué gorjeaun canario que tienes encerradoy al ver otros canarios aletea.Ya sé que piensas mucho, y tenazmenteaspiras el olor de las violetasque tienes en la orilla de una fuente.Sé que sientes en tu almaimpresiones furtivas y secretasque te hacen delirar, en santa calma,con los sueños que tienen los poetas.Que a la hora del crepúsculo sombrío,tu semblante hechicerova a ver el curso rápido que sigueuna hojita, que arrojas en el río.Y sé, por conclusión, que te persigue,como al pobre viajeropersigue el espejismo en los desiertos,un novio que soñaste en una nochecuando aún tenías los párpados abiertos.Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA EstherISi en estas horas de pesar y duelo,si en estas horas de pasión y calma,se alzan vibrando hasta el azul del cielolas notas de la música del alma,es porque yo, vagando sin consuelo,en mi desierto hallé la hermosa palma,que en medio a las borrascas de mi vidame da la paz y la quietud perdida.IIAngel-mujer que en medio a mi caminocual un rayo de luz apareciste,bañada en el fulgor puro y divinocon que Dios a los ángeles reviste:mujer que quebrantando mi destino,un edén haces de mi vida triste,yo te amo, niña, con delicia y calma,¡con todo el fuego y la pasión del alma!IIICuando me ves, yo siento que mi vidase estremece de amor alborozada,que es tu dulce mirada bendecidaalgo como el fulgor de la alborada.No me niegues jamás, Esther querida,esa luz celestial de tu mirada,que es en medio del mar de mi existenciael faro de bendita refulgencia.IVCuando me hablas, mi vida es la tormentaque se calma al impulso de tu acento;es ola que en la playa se revientaal dulce soplo de la voz del viento.Porque tU voz promete y me presentatodo un mundo de amor y sentimiento,y cuando oigo tu voz, oigo en mi anheloalgo como la música del cielo.VHáblame, tierna Esther, hermosa ondinaque se desliza en transparente lago,celaje que entre aljófares caminadel manso viento al murmurante halago.Hazme escuchar tU voz pura y divina,hazme sentir tu aliento dulce y vago,hazme ver la emoción en tus mejillas¡y te amaré por siempre de rodillas!VIAl mirarte yo siento que una olade fuego y luz mis venas enardece;miro un cielo de sombras donde solatu blanca imagen fúlgida aparece.Tu frente la circunda una aureoladonde la luz del cielo resplandece,y en tus miradas de infinita calmaarden las luces del fulgor del alma.VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍASISi alguna vez tus ojos se fijarenen estas tristes páginas,recuerda, dulce bien, que son pedazosdel libro de mi alma.Y si al verlas exhalas un suspiro,si viertes una lágrima,recuerda que por ti mis tristes ojosmuchas, muchas derraman ...IILa vi pasar. Los últimos fulgoresdel moribundo sol,al reflejarse en sus rasgados ojos,se llenaron de luz y de color.Y cuando iba a volver a la existenciami muerto corazón,¡Tal vez fue un sueño! -murmuró a mi oídono sé qué triste y misteriosa voz ...IIIEl humo del incienso se eleva en espirales;el órgano sonoro desbórdase en raudalesde dulces armonías. Aquí la inmensidadde Dios se nos presenta magnífica, grandiosa,y el alma se levanta convulsa, temerosa,hasta el supremo alcázar do está la Majestad.¿Y tú? ... Tú permaneces extática, sublime;y yo clamo en silencio; mi pecho triste gimey en vano, en vano quiero decir una oración.Yo soy culpable, niña; mas tú, la que eres pura,¡oh ruega, ruega, niña, por mí, por nuestro amor!IVContemplaba una noche de la lunael vacilante y pálido fulgor,y algo miré pasar, porque en mi pechoapresurado el corazón latió.Temblaba en mis pupilas una lágrimaque abrasó mis mejillas al caer,y una voz que flotaba en el espacio¡Arrodíllate -dijo- Que Ella es!VCantó la niña. Su dulce acentolo oí en el fondo del corazón,y al escucharlo sentí algo grandecomo la dicha,como el amor.Y cuando a poco dejó de oírsede su garganta la dulce voz,dentro del alma sentí algo tristecomo la queja,como el dolor ...VISiento las oraciones que levantanlas flores y los pájaros a Dios,y en mis pupilas siento reflejarsetoda la luz del sol.Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Haz click aquí, si deseas acceder al Catálogo General de la Biblioteca Virtual AntorchaINDICEPresentación de Chantal López y Omar Cortés.Una lágrima.Delirio.Melancolía.Tu beso.Amor y desdén.Los males del corazón.Recuerdo.¡Jamás!A Esther.Ausencia.Historia de un beso.Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓNLa poesía del versatil escritor potosino Manuel José Othón (1858-1906), ocupó, durante las últimas décadas del siglo XIX, un primerísimo lugar en el gusto del público lector mexicano. Y no era para menos puesto que sin duda Othón era, si no el mejor, sí uno de los mejores poetas de México.El tema del amor está presente en muchísimas de sus poesías, abordándole de manera harto ligera, harto accesible, con lenguaje mesurado, lejos de estridentismos. Pudiera decirse, incluso, que la lírica de Manuel José Othón es, en este tema, algo bobalicona, apta para ser declamada el día de los novios en alguna primaria o secundaria. Mas esto, en nuestra opinión, no demerita, sino por el contrario, engrandece aún más su obra, puesto que coloca la poesía como representación sencilla de actos sencillos entre gente sencilla, despojándola de adornos grandilocuentes y enredos idiomáticos inentendibles para el común de los mortales.En fin, esperamos que esta corta selección que intitulamos De amores y desamores, resulte del agrado de quien la lea.Chantal López y Omar CortésVolver al IndiceUNA LÁGRIMAYa se han desvanecidolas esperanzas fúlgidasque renacían en mi almacon tanta rapidez;huyeron de mis ojoscual ilusiones ópticas,huyeron para siempre,para jamás volver.Hoy sólo queda en mi almade la desdicha bárbaraun negro desengaño,fantasma de dolor.Hoy al lanzar mi pechode amor ayes tiernísimos,de angustia traspasadosuspira el corazón.Si yo buscaba un cieloen tus miradas fúlgidas,si yo en tu amor buscabala dicha y el placer,¡ay! era porque mi alma,tras de sus velos fúnebres,creía entrever la gloria,y ... ése era su interés.Mas ya que a realizarsemis ilusiones únicasse opuso mi destinoy no lo quiso Dios,lamentaré mi suerte,derramaré una lágrimasobre la tumba heladade mi primer amor.1874Volver al IndiceDELIRIONi las espumas del revuelto río,ni el perfume del tímido jazmín,pueden brindarme el corazón que ansío,pueden poner a mi martirio fin.Cuando de noche en la arboleda umbríadigo tu nombre y vierto amargo lloro,exclamo con letal melancolía:¡Mitad del corazón, cuánto te adoro!Cuando a la luz de la rosada auroracontemplo el campo de verdor cubierto,vuelvo a sentir la llama abrasadorade amor en este corazón ya muerto.Tus desdenes, tu odio, tus desvíos,en lugar de apagar de amor la llamahacen crecer mis locos desvaríosen mi alma que te dice que te ama.Mi pobre corazón, mi pobre pechodevorado por loco frenesí,te dice ahora en el dolor deshechoque sufre y llora ¡ay! sólo por ti.No se apartan de mi alma un solo instantelas fantásticas, vagas ilusiones,las abriga mi pecho palpitantey huyen después a fúnebres regiones.Hacen nacer la dúlcida esperanzaen mi marchita y angustiada mente,y las miro expirar en lontananzacomo del sol la luz en occidente.¿No comprendes, mujer, que yo te adoroy que te ama mi pecho con pasión? ...¿No comprendes, ingrata, que mi lloro es la voz de mi amante corazón? ...¿Por qué si tu alma sientes devoradapor el amor que otro hombre te inspiró,no comprendes en mi alma desgarradael mismo amor que en tu alma no acabó? ...Si sabes qué es amar con desconsuelo,si conoces mi ardiente frenesí,¿por qué no recibiste, ángel del cielo,los fogosos suspiros que te di? ...Mas ¡ah!, perdón si mis amantes labioste han descrito de mi alma el cruel dolor,me olvidaba que son para ti agraviosmis suspiros, mis lágrimas de amor.Es que no puede el corazón amantepor más tiempo sus penas ocultar,es que al mirarse de tu amor distantemi alma no puede, no, más que llorar ...Porque mi amor es sólo mi delito,porque no puedo sin tu amor vivir.¡Ah! que me ames, que me ames necesito,quiero tu amor, él es mi porvenir.Mas basta ... Id, fantasmas del martirio,dejad que apure el cáliz de la hiel.No es mío su corazón -¡vano delirio! ...Dejadme por piedad llorar por él.1874Volver al IndiceMELANCOLIAEstoy triste, muy triste: mil dolorespadece el corazón;se marchitó la flor de mis amores,se apagó la ilusión.¡Estoy triste! En tan profunda agoníami alma siento morir,¡ay! yo contemplo al declinar el díamuy triste el porvenir.¿Y qué ha quedado a mi abrasado pechode la dulce ilusión?¡En un abismo de dolor deshechoquedó mi corazón! ...¿Qué queda de la paz y la alegríaque embriagaba mi ser?¡Queda sólo letal melancolía, el recuerdo de ayer!1875Volver al IndiceTU BESOLleno de encanto y halagoy de poesía lleno ...más blando que el aura suavey más que un suspiro tierno,lleno de amor y pureza,lleno de ardor y de fuego,más dulce aún que las brisasfue, niña hermosa, tu beso.De mis labios palpitantes,de mi ardiente y débil pecho,de mi corazón heridodel amor por el exceso,se desprendió dulce y blando,mucho más que el tuyo tierno,mucho más que el tuyo ardiente,otro palpitante besoque fue a perderse en tus labiosy que hizo temblar mi pechoy estremecerse mi alma,que me hizo entrever un cielode amor y de poesía ...Y en aquel feliz momentoen que por la vez primeratu boca y la mía se unieron,se juntaron nuestras almas,y de las dos el alientoquedó confundido, niña,en nuestros amantes besos.1875Volver al IndiceAMOR Y DESDÉNDoloraAyer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta- No salgas a la ventanade mañana,que todo el mundo te ve,y puede decir la gente:Esa niña está demente ...- Mas dime, madre, ¿por qué?- Porque el que a esta hora apareceasomado a su balcón,da a conocer que padecelos males del corazón.- Ven, madre, ven; mira, miracuál suspiranuestro vecino de enfrente;mira cómo llora y gimey su corazón se oprimecon afán loco y vehemente ...¡Ay, ay! madre, ¡pobrecito!- Hija, tenle compasión,sufre nuestro vecinitolos males del corazón.- Pero ... ¡muchacha de Judas!¿por qué dudasen acabar la costura? ...Mas, ¡ay, Jesús! ¡qué puntadas,tan chuecas y tan mal dadas!...- (¡Ay, ay! ¡Cuánta desventura!)Madre, no puedo coser,¡Por Dios, tenme compasión! ...- Muchacha, tú has de tenerlos males del corazón.Tú que me oyes, niña hermosa,linda rosa,nunca suspires ni gimas,y si tu pecho algo siente,déjalo y, aunque reviente,jamás el pecho te oprimas.Cose, canta, ríe y no vengastemprano nunca al balcón,para que no crean que te hallasenferma del corazón.1875Volver al IndiceRECUERDOAsí, como esta noche, desde el cielopálida luz la luna nos enviaba,y su rayo de amor y de consuelonuestras marchitas frentes alumbraba.¿Te acuerdas? En el aura lisonjera,impregnada de mágicos aromas,escuchábamos dulce y lastimerala cántiga fugaz de las palomas.¡Qué hermosa estabas! En tu frente purase reflejaban límpidas y bellas,como un iris de paz y de venturalas miradas de luz de las estrellas.Tus cabellos, jugando en el ambiente,oleajes de perfume derramaban,acariciando mi ardorosa frentecuando del aura a la merced flotaban.Yo me sentía feliz con tus cariciasy de mi ardiente amor en los excesos,veía un mundo de goces y deliciasinundado en el fuego de tus besos.Todo era entonces venturanza y gloria,todo era entonces bienestar y calma ...mas hoy tan sólo nos quedó una historiay en esa historia la pasión del alma.Fue un instante; y en medio del camino,en el libro de todas mis congojas,Mañana -fui a escribir, pero el destinohabía escrito- Jamás -entre sus hojas.Pasaron para siempre horas tan bellasdel corazón para el dolor cobarde,como pasa la luz de las estrellas,como pasan las brisas de la tarde.Y ya que tu alma para siempre pierdo,ya que en tu amor se consumió mi vida,quiero evocar las sombras de un recuerdo,pues, sabes, nunca el corazón olvida.Los dos formamos un edén del suelodonde vivimos en tranquila calma;los dos hicimos del amor un cieloy en ese cielo colocamos la alma.Mas ya que hoy sólo queda la memoriade aquel dulce placer indescriptible,cerremos ya nuestra fatal historiacon esta última página: imposible.Imposible, y sigamos adelante,con el pecho de penas oprimido,a dejar la memoria de ese instanteen el panteón de sombras del olvido.1876Volver al Indice¡JAMÁS!(Bécquer)Ya nunca volverán aquellas horas,¡ya nunca volverán!Hoy en vano esas lágrimas que lloraslas quieres enjugar.Volverán otras noches y otros díasmás bellos a pasar;volverán otras nuevas alegrías,pero aquéllas ... ¡jamás!Vendrá la aurora por el limpio orienteel cielo a iluminar,y un rayo mandará sobre tu frentey de amor sonreirás.Pero aquellas auroras que llenaronde suave claridadnuestros dos corazones cuando amaron,¡ya nunca volverán!Volverán otra vez las ilusionesnuestra alma a acariciar;sentiremos más gratas impresionesde nuevo al adorar.Pero aquellas, mi bien, que concebimosen nuestro ardiente afán;aquellas que al amamos ¡ay! sentimos ...¡no las veremos renacer jamás!1877Volver al IndiceA ESTHERHay algo de los cielos en tu miraday en tu sonrisa hay algo de la alborada.Cuando te miro,siento que desfallezco, tiemblo y suspiro,porque te quiero mucho, porque te quieroy sólo de tus ojos la vida espero.En tu pálida frente cándida asomala inocencia sublime de la paloma.Por eso te amoy en mis locos delirios de amor, te llamopara que vengas, niña, con tu presenciaa iluminar las sombras de mi conciencia.Mis versos son de mi alma las puras flores,del cielo de mi vida son los albores ...Ellos son tuyos,duérmete al blando soplo de sus arrullos.Dios sobre ti derrama sus bendiciones;yo te doy sólo el eco de mis canciones.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.Son mis amoresaves, cielos, celajes, brisas y flores,espumas de las olas de un mar en calma,ondulación de nubes sobre mi alma.¡Oh! mi pálida virgen, niña hechicera,de mi existencia tú eres la primaveray tus miradasson de mi alma en el cielo las alboradas.Eres entre las sombras de mi existenciaastro que llena mi alma de refulgencia.¡Astro divino! ...Angel esplendoroso de mi destino.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.¡Son mis amores perfumes y celajes, brisas y flores!1877Volver al IndiceAUSENCIACantaresI¿Por qué hemos de estar tan tristes,llorando uno por el otro,si tú no me olvidas nuncani yo te olvido tampoco?Ya no llores por mi ausencia;no lloraré por la tuya.Podremos dejar de vernos,pero de adorarnos ... ¡nunca!Antes de ayer por la nochepasé, mi bien, por tu casa, y ¡qué tristeza me diover cerradas sus ventanas!Mucho he leído tus cartas;mucho he besado tu pelo,y mucho he estrechado, niña,tu imagen sobre mi pecho.IICuando todas las noches,lloroso y triste,voy a besar tu imageny a despedirme,piensa mi almaque sonriendo me dices:¡hasta mañana!Esta tristeza de muerteque dentro del alma siento,siempre, mi vida, la ahuyentocon la esperanza de verte.Anoche sentí en mi frenteel roce de tus cabellos;entre mis manos tus manos,sobre mis labios tu aliento ...Pero desperté ... ¡llorando! ...¿por qué no es eterno el sueño?Me han dicho que ya no vuelvesy que más lejos te irás;pero el corazón me dice:- ¡sí volverá ... volverá!Con la última golondrinaque ha pasado por aquí,mandé decirte, mi vida,que te acordaras de mí.- Ya no sufras -me dijeron;mas yo en tanto me decía:¡Imposible! ¡si mi almano la olvida todavía ...!IIISe acerca una era dichosapara nuestras pobres almas;el corazón me lo dice,¡Y el corazón no me engaña!Sufro y padezco porque Dios lo quiere;mas aún tengo un consuelo, vida mía,pues la esperanza es lo último que muerey no ha muerto en mi pecho todavía.¡Mañana! -todas las nochesme dice llorando el alma;y despierto, y le pregunto,y vuelve a decir: ¡Mañana!Tú y yo llevamos un cielodentro del alma guardado:es un cielo de recuerdosy que se llama el pasado.Soñando dije en mi duelo:- ¡me olvida y la quiero tanto!Mas se calmó mi quebrantoporque contemplé en mi anhelouna gotita de llantosobre tus ojos de cielo.IVTodas las noches te sueño,todas las noches te hablo;te miro todas las nochespero despierto ... ¡llorando!Para poder consolarmesólo bastan a mi almala música de un suspiroy el bálsamo de una lágrima.Por verte otra vez, daría ...yo no sé qué poder darte;no mi corazón ni mi almaporque ya te los llevaste.Todas las noches, mi vida,miro tu imagen hermosa;la beso mucho, ¡y le digomuchas cosas, muchas cosas! ...¡Adiós, mi bien! Ya no llores;piensa mucho en nuestro amor.Te quiero mucho, te adoro ...te mando un beso y ¡adiós!1877Volver al IndiceHISTORIA DE UN BESOPoemaAl señor don José M. Flores VerdadIYa sé que has empezadoa soñar un placer desconocido;un placer, que es mejor, aun no soñado,cubrirlo con el velo del olvido.Sé que sintiendo ignotas sensacionestruecas en realidades tus quimeras,y crecen sin cesar las ilusionesal calor de tus quince primaveras.Ya sé que has empezadoa querer comprender por qué gorjeaun canario que tienes encerradoy al ver otros canarios aletea.Ya sé que piensas mucho, y tenazmenteaspiras el olor de las violetasque tienes en la orilla de una fuente.Sé que sientes en tu almaimpresiones furtivas y secretasque te hacen delirar, en santa calma,con los sueños que tienen los poetas.Que a la hora del crepúsculo sombrío,tu semblante hechicerova a ver el curso rápido que sigueuna hojita, que arrojas en el río.Y sé, por conclusión, que te persigue,como al pobre viajeropersigue el espejismo en los desiertos,un novio que soñaste en una nochecuando aún tenías los párpados abiertos.Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA EstherISi en estas horas de pesar y duelo,si en estas horas de pasión y calma,se alzan vibrando hasta el azul del cielolas notas de la música del alma,es porque yo, vagando sin consuelo,en mi desierto hallé la hermosa palma,que en medio a las borrascas de mi vidame da la paz y la quietud perdida.IIAngel-mujer que en medio a mi caminocual un rayo de luz apareciste,bañada en el fulgor puro y divinocon que Dios a los ángeles reviste:mujer que quebrantando mi destino,un edén haces de mi vida triste,yo te amo, niña, con delicia y calma,¡con todo el fuego y la pasión del alma!IIICuando me ves, yo siento que mi vidase estremece de amor alborozada,que es tu dulce mirada bendecidaalgo como el fulgor de la alborada.No me niegues jamás, Esther querida,esa luz celestial de tu mirada,que es en medio del mar de mi existenciael faro de bendita refulgencia.IVCuando me hablas, mi vida es la tormentaque se calma al impulso de tu acento;es ola que en la playa se revientaal dulce soplo de la voz del viento.Porque tU voz promete y me presentatodo un mundo de amor y sentimiento,y cuando oigo tu voz, oigo en mi anheloalgo como la música del cielo.VHáblame, tierna Esther, hermosa ondinaque se desliza en transparente lago,celaje que entre aljófares caminadel manso viento al murmurante halago.Hazme escuchar tU voz pura y divina,hazme sentir tu aliento dulce y vago,hazme ver la emoción en tus mejillas¡y te amaré por siempre de rodillas!VIAl mirarte yo siento que una olade fuego y luz mis venas enardece;miro un cielo de sombras donde solatu blanca imagen fúlgida aparece.Tu frente la circunda una aureoladonde la luz del cielo resplandece,y en tus miradas de infinita calmaarden las luces del fulgor del alma.VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍASISi alguna vez tus ojos se fijarenen estas tristes páginas,recuerda, dulce bien, que son pedazosdel libro de mi alma.Y si al verlas exhalas un suspiro,si viertes una lágrima,recuerda que por ti mis tristes ojosmuchas, muchas derraman ...IILa vi pasar. Los últimos fulgoresdel moribundo sol,al reflejarse en sus rasgados ojos,se llenaron de luz y de color.Y cuando iba a volver a la existenciami muerto corazón,¡Tal vez fue un sueño! -murmuró a mi oídono sé qué triste y misteriosa voz ...IIIEl humo del incienso se eleva en espirales;el órgano sonoro desbórdase en raudalesde dulces armonías. Aquí la inmensidadde Dios se nos presenta magnífica, grandiosa,y el alma se levanta convulsa, temerosa,hasta el supremo alcázar do está la Majestad.¿Y tú? ... Tú permaneces extática, sublime;y yo clamo en silencio; mi pecho triste gimey en vano, en vano quiero decir una oración.Yo soy culpable, niña; mas tú, la que eres pura,¡oh ruega, ruega, niña, por mí, por nuestro amor!IVContemplaba una noche de la lunael vacilante y pálido fulgor,y algo miré pasar, porque en mi pechoapresurado el corazón latió.Temblaba en mis pupilas una lágrimaque abrasó mis mejillas al caer,y una voz que flotaba en el espacio¡Arrodíllate -dijo- Que Ella es!VCantó la niña. Su dulce acentolo oí en el fondo del corazón,y al escucharlo sentí algo grandecomo la dicha,como el amor.Y cuando a poco dejó de oírsede su garganta la dulce voz,dentro del alma sentí algo tristecomo la queja,como el dolor ...VISiento las oraciones que levantanlas flores y los pájaros a Dios,y en mis pupilas siento reflejarsetoda la luz del sol.Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
INDICEPresentación de Chantal López y Omar Cortés.Una lágrima.Delirio.Melancolía.Tu beso.Amor y desdén.Los males del corazón.Recuerdo.¡Jamás!A Esther.Ausencia.Historia de un beso.Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓNLa poesía del versatil escritor potosino Manuel José Othón (1858-1906), ocupó, durante las últimas décadas del siglo XIX, un primerísimo lugar en el gusto del público lector mexicano. Y no era para menos puesto que sin duda Othón era, si no el mejor, sí uno de los mejores poetas de México.El tema del amor está presente en muchísimas de sus poesías, abordándole de manera harto ligera, harto accesible, con lenguaje mesurado, lejos de estridentismos. Pudiera decirse, incluso, que la lírica de Manuel José Othón es, en este tema, algo bobalicona, apta para ser declamada el día de los novios en alguna primaria o secundaria. Mas esto, en nuestra opinión, no demerita, sino por el contrario, engrandece aún más su obra, puesto que coloca la poesía como representación sencilla de actos sencillos entre gente sencilla, despojándola de adornos grandilocuentes y enredos idiomáticos inentendibles para el común de los mortales.En fin, esperamos que esta corta selección que intitulamos De amores y desamores, resulte del agrado de quien la lea.Chantal López y Omar CortésVolver al IndiceUNA LÁGRIMAYa se han desvanecidolas esperanzas fúlgidasque renacían en mi almacon tanta rapidez;huyeron de mis ojoscual ilusiones ópticas,huyeron para siempre,para jamás volver.Hoy sólo queda en mi almade la desdicha bárbaraun negro desengaño,fantasma de dolor.Hoy al lanzar mi pechode amor ayes tiernísimos,de angustia traspasadosuspira el corazón.Si yo buscaba un cieloen tus miradas fúlgidas,si yo en tu amor buscabala dicha y el placer,¡ay! era porque mi alma,tras de sus velos fúnebres,creía entrever la gloria,y ... ése era su interés.Mas ya que a realizarsemis ilusiones únicasse opuso mi destinoy no lo quiso Dios,lamentaré mi suerte,derramaré una lágrimasobre la tumba heladade mi primer amor.1874Volver al IndiceDELIRIONi las espumas del revuelto río,ni el perfume del tímido jazmín,pueden brindarme el corazón que ansío,pueden poner a mi martirio fin.Cuando de noche en la arboleda umbríadigo tu nombre y vierto amargo lloro,exclamo con letal melancolía:¡Mitad del corazón, cuánto te adoro!Cuando a la luz de la rosada auroracontemplo el campo de verdor cubierto,vuelvo a sentir la llama abrasadorade amor en este corazón ya muerto.Tus desdenes, tu odio, tus desvíos,en lugar de apagar de amor la llamahacen crecer mis locos desvaríosen mi alma que te dice que te ama.Mi pobre corazón, mi pobre pechodevorado por loco frenesí,te dice ahora en el dolor deshechoque sufre y llora ¡ay! sólo por ti.No se apartan de mi alma un solo instantelas fantásticas, vagas ilusiones,las abriga mi pecho palpitantey huyen después a fúnebres regiones.Hacen nacer la dúlcida esperanzaen mi marchita y angustiada mente,y las miro expirar en lontananzacomo del sol la luz en occidente.¿No comprendes, mujer, que yo te adoroy que te ama mi pecho con pasión? ...¿No comprendes, ingrata, que mi lloro es la voz de mi amante corazón? ...¿Por qué si tu alma sientes devoradapor el amor que otro hombre te inspiró,no comprendes en mi alma desgarradael mismo amor que en tu alma no acabó? ...Si sabes qué es amar con desconsuelo,si conoces mi ardiente frenesí,¿por qué no recibiste, ángel del cielo,los fogosos suspiros que te di? ...Mas ¡ah!, perdón si mis amantes labioste han descrito de mi alma el cruel dolor,me olvidaba que son para ti agraviosmis suspiros, mis lágrimas de amor.Es que no puede el corazón amantepor más tiempo sus penas ocultar,es que al mirarse de tu amor distantemi alma no puede, no, más que llorar ...Porque mi amor es sólo mi delito,porque no puedo sin tu amor vivir.¡Ah! que me ames, que me ames necesito,quiero tu amor, él es mi porvenir.Mas basta ... Id, fantasmas del martirio,dejad que apure el cáliz de la hiel.No es mío su corazón -¡vano delirio! ...Dejadme por piedad llorar por él.1874Volver al IndiceMELANCOLIAEstoy triste, muy triste: mil dolorespadece el corazón;se marchitó la flor de mis amores,se apagó la ilusión.¡Estoy triste! En tan profunda agoníami alma siento morir,¡ay! yo contemplo al declinar el díamuy triste el porvenir.¿Y qué ha quedado a mi abrasado pechode la dulce ilusión?¡En un abismo de dolor deshechoquedó mi corazón! ...¿Qué queda de la paz y la alegríaque embriagaba mi ser?¡Queda sólo letal melancolía, el recuerdo de ayer!1875Volver al IndiceTU BESOLleno de encanto y halagoy de poesía lleno ...más blando que el aura suavey más que un suspiro tierno,lleno de amor y pureza,lleno de ardor y de fuego,más dulce aún que las brisasfue, niña hermosa, tu beso.De mis labios palpitantes,de mi ardiente y débil pecho,de mi corazón heridodel amor por el exceso,se desprendió dulce y blando,mucho más que el tuyo tierno,mucho más que el tuyo ardiente,otro palpitante besoque fue a perderse en tus labiosy que hizo temblar mi pechoy estremecerse mi alma,que me hizo entrever un cielode amor y de poesía ...Y en aquel feliz momentoen que por la vez primeratu boca y la mía se unieron,se juntaron nuestras almas,y de las dos el alientoquedó confundido, niña,en nuestros amantes besos.1875Volver al IndiceAMOR Y DESDÉNDoloraAyer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta- No salgas a la ventanade mañana,que todo el mundo te ve,y puede decir la gente:Esa niña está demente ...- Mas dime, madre, ¿por qué?- Porque el que a esta hora apareceasomado a su balcón,da a conocer que padecelos males del corazón.- Ven, madre, ven; mira, miracuál suspiranuestro vecino de enfrente;mira cómo llora y gimey su corazón se oprimecon afán loco y vehemente ...¡Ay, ay! madre, ¡pobrecito!- Hija, tenle compasión,sufre nuestro vecinitolos males del corazón.- Pero ... ¡muchacha de Judas!¿por qué dudasen acabar la costura? ...Mas, ¡ay, Jesús! ¡qué puntadas,tan chuecas y tan mal dadas!...- (¡Ay, ay! ¡Cuánta desventura!)Madre, no puedo coser,¡Por Dios, tenme compasión! ...- Muchacha, tú has de tenerlos males del corazón.Tú que me oyes, niña hermosa,linda rosa,nunca suspires ni gimas,y si tu pecho algo siente,déjalo y, aunque reviente,jamás el pecho te oprimas.Cose, canta, ríe y no vengastemprano nunca al balcón,para que no crean que te hallasenferma del corazón.1875Volver al IndiceRECUERDOAsí, como esta noche, desde el cielopálida luz la luna nos enviaba,y su rayo de amor y de consuelonuestras marchitas frentes alumbraba.¿Te acuerdas? En el aura lisonjera,impregnada de mágicos aromas,escuchábamos dulce y lastimerala cántiga fugaz de las palomas.¡Qué hermosa estabas! En tu frente purase reflejaban límpidas y bellas,como un iris de paz y de venturalas miradas de luz de las estrellas.Tus cabellos, jugando en el ambiente,oleajes de perfume derramaban,acariciando mi ardorosa frentecuando del aura a la merced flotaban.Yo me sentía feliz con tus cariciasy de mi ardiente amor en los excesos,veía un mundo de goces y deliciasinundado en el fuego de tus besos.Todo era entonces venturanza y gloria,todo era entonces bienestar y calma ...mas hoy tan sólo nos quedó una historiay en esa historia la pasión del alma.Fue un instante; y en medio del camino,en el libro de todas mis congojas,Mañana -fui a escribir, pero el destinohabía escrito- Jamás -entre sus hojas.Pasaron para siempre horas tan bellasdel corazón para el dolor cobarde,como pasa la luz de las estrellas,como pasan las brisas de la tarde.Y ya que tu alma para siempre pierdo,ya que en tu amor se consumió mi vida,quiero evocar las sombras de un recuerdo,pues, sabes, nunca el corazón olvida.Los dos formamos un edén del suelodonde vivimos en tranquila calma;los dos hicimos del amor un cieloy en ese cielo colocamos la alma.Mas ya que hoy sólo queda la memoriade aquel dulce placer indescriptible,cerremos ya nuestra fatal historiacon esta última página: imposible.Imposible, y sigamos adelante,con el pecho de penas oprimido,a dejar la memoria de ese instanteen el panteón de sombras del olvido.1876Volver al Indice¡JAMÁS!(Bécquer)Ya nunca volverán aquellas horas,¡ya nunca volverán!Hoy en vano esas lágrimas que lloraslas quieres enjugar.Volverán otras noches y otros díasmás bellos a pasar;volverán otras nuevas alegrías,pero aquéllas ... ¡jamás!Vendrá la aurora por el limpio orienteel cielo a iluminar,y un rayo mandará sobre tu frentey de amor sonreirás.Pero aquellas auroras que llenaronde suave claridadnuestros dos corazones cuando amaron,¡ya nunca volverán!Volverán otra vez las ilusionesnuestra alma a acariciar;sentiremos más gratas impresionesde nuevo al adorar.Pero aquellas, mi bien, que concebimosen nuestro ardiente afán;aquellas que al amamos ¡ay! sentimos ...¡no las veremos renacer jamás!1877Volver al IndiceA ESTHERHay algo de los cielos en tu miraday en tu sonrisa hay algo de la alborada.Cuando te miro,siento que desfallezco, tiemblo y suspiro,porque te quiero mucho, porque te quieroy sólo de tus ojos la vida espero.En tu pálida frente cándida asomala inocencia sublime de la paloma.Por eso te amoy en mis locos delirios de amor, te llamopara que vengas, niña, con tu presenciaa iluminar las sombras de mi conciencia.Mis versos son de mi alma las puras flores,del cielo de mi vida son los albores ...Ellos son tuyos,duérmete al blando soplo de sus arrullos.Dios sobre ti derrama sus bendiciones;yo te doy sólo el eco de mis canciones.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.Son mis amoresaves, cielos, celajes, brisas y flores,espumas de las olas de un mar en calma,ondulación de nubes sobre mi alma.¡Oh! mi pálida virgen, niña hechicera,de mi existencia tú eres la primaveray tus miradasson de mi alma en el cielo las alboradas.Eres entre las sombras de mi existenciaastro que llena mi alma de refulgencia.¡Astro divino! ...Angel esplendoroso de mi destino.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.¡Son mis amores perfumes y celajes, brisas y flores!1877Volver al IndiceAUSENCIACantaresI¿Por qué hemos de estar tan tristes,llorando uno por el otro,si tú no me olvidas nuncani yo te olvido tampoco?Ya no llores por mi ausencia;no lloraré por la tuya.Podremos dejar de vernos,pero de adorarnos ... ¡nunca!Antes de ayer por la nochepasé, mi bien, por tu casa, y ¡qué tristeza me diover cerradas sus ventanas!Mucho he leído tus cartas;mucho he besado tu pelo,y mucho he estrechado, niña,tu imagen sobre mi pecho.IICuando todas las noches,lloroso y triste,voy a besar tu imageny a despedirme,piensa mi almaque sonriendo me dices:¡hasta mañana!Esta tristeza de muerteque dentro del alma siento,siempre, mi vida, la ahuyentocon la esperanza de verte.Anoche sentí en mi frenteel roce de tus cabellos;entre mis manos tus manos,sobre mis labios tu aliento ...Pero desperté ... ¡llorando! ...¿por qué no es eterno el sueño?Me han dicho que ya no vuelvesy que más lejos te irás;pero el corazón me dice:- ¡sí volverá ... volverá!Con la última golondrinaque ha pasado por aquí,mandé decirte, mi vida,que te acordaras de mí.- Ya no sufras -me dijeron;mas yo en tanto me decía:¡Imposible! ¡si mi almano la olvida todavía ...!IIISe acerca una era dichosapara nuestras pobres almas;el corazón me lo dice,¡Y el corazón no me engaña!Sufro y padezco porque Dios lo quiere;mas aún tengo un consuelo, vida mía,pues la esperanza es lo último que muerey no ha muerto en mi pecho todavía.¡Mañana! -todas las nochesme dice llorando el alma;y despierto, y le pregunto,y vuelve a decir: ¡Mañana!Tú y yo llevamos un cielodentro del alma guardado:es un cielo de recuerdosy que se llama el pasado.Soñando dije en mi duelo:- ¡me olvida y la quiero tanto!Mas se calmó mi quebrantoporque contemplé en mi anhelouna gotita de llantosobre tus ojos de cielo.IVTodas las noches te sueño,todas las noches te hablo;te miro todas las nochespero despierto ... ¡llorando!Para poder consolarmesólo bastan a mi almala música de un suspiroy el bálsamo de una lágrima.Por verte otra vez, daría ...yo no sé qué poder darte;no mi corazón ni mi almaporque ya te los llevaste.Todas las noches, mi vida,miro tu imagen hermosa;la beso mucho, ¡y le digomuchas cosas, muchas cosas! ...¡Adiós, mi bien! Ya no llores;piensa mucho en nuestro amor.Te quiero mucho, te adoro ...te mando un beso y ¡adiós!1877Volver al IndiceHISTORIA DE UN BESOPoemaAl señor don José M. Flores VerdadIYa sé que has empezadoa soñar un placer desconocido;un placer, que es mejor, aun no soñado,cubrirlo con el velo del olvido.Sé que sintiendo ignotas sensacionestruecas en realidades tus quimeras,y crecen sin cesar las ilusionesal calor de tus quince primaveras.Ya sé que has empezadoa querer comprender por qué gorjeaun canario que tienes encerradoy al ver otros canarios aletea.Ya sé que piensas mucho, y tenazmenteaspiras el olor de las violetasque tienes en la orilla de una fuente.Sé que sientes en tu almaimpresiones furtivas y secretasque te hacen delirar, en santa calma,con los sueños que tienen los poetas.Que a la hora del crepúsculo sombrío,tu semblante hechicerova a ver el curso rápido que sigueuna hojita, que arrojas en el río.Y sé, por conclusión, que te persigue,como al pobre viajeropersigue el espejismo en los desiertos,un novio que soñaste en una nochecuando aún tenías los párpados abiertos.Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA EstherISi en estas horas de pesar y duelo,si en estas horas de pasión y calma,se alzan vibrando hasta el azul del cielolas notas de la música del alma,es porque yo, vagando sin consuelo,en mi desierto hallé la hermosa palma,que en medio a las borrascas de mi vidame da la paz y la quietud perdida.IIAngel-mujer que en medio a mi caminocual un rayo de luz apareciste,bañada en el fulgor puro y divinocon que Dios a los ángeles reviste:mujer que quebrantando mi destino,un edén haces de mi vida triste,yo te amo, niña, con delicia y calma,¡con todo el fuego y la pasión del alma!IIICuando me ves, yo siento que mi vidase estremece de amor alborozada,que es tu dulce mirada bendecidaalgo como el fulgor de la alborada.No me niegues jamás, Esther querida,esa luz celestial de tu mirada,que es en medio del mar de mi existenciael faro de bendita refulgencia.IVCuando me hablas, mi vida es la tormentaque se calma al impulso de tu acento;es ola que en la playa se revientaal dulce soplo de la voz del viento.Porque tU voz promete y me presentatodo un mundo de amor y sentimiento,y cuando oigo tu voz, oigo en mi anheloalgo como la música del cielo.VHáblame, tierna Esther, hermosa ondinaque se desliza en transparente lago,celaje que entre aljófares caminadel manso viento al murmurante halago.Hazme escuchar tU voz pura y divina,hazme sentir tu aliento dulce y vago,hazme ver la emoción en tus mejillas¡y te amaré por siempre de rodillas!VIAl mirarte yo siento que una olade fuego y luz mis venas enardece;miro un cielo de sombras donde solatu blanca imagen fúlgida aparece.Tu frente la circunda una aureoladonde la luz del cielo resplandece,y en tus miradas de infinita calmaarden las luces del fulgor del alma.VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍASISi alguna vez tus ojos se fijarenen estas tristes páginas,recuerda, dulce bien, que son pedazosdel libro de mi alma.Y si al verlas exhalas un suspiro,si viertes una lágrima,recuerda que por ti mis tristes ojosmuchas, muchas derraman ...IILa vi pasar. Los últimos fulgoresdel moribundo sol,al reflejarse en sus rasgados ojos,se llenaron de luz y de color.Y cuando iba a volver a la existenciami muerto corazón,¡Tal vez fue un sueño! -murmuró a mi oídono sé qué triste y misteriosa voz ...IIIEl humo del incienso se eleva en espirales;el órgano sonoro desbórdase en raudalesde dulces armonías. Aquí la inmensidadde Dios se nos presenta magnífica, grandiosa,y el alma se levanta convulsa, temerosa,hasta el supremo alcázar do está la Majestad.¿Y tú? ... Tú permaneces extática, sublime;y yo clamo en silencio; mi pecho triste gimey en vano, en vano quiero decir una oración.Yo soy culpable, niña; mas tú, la que eres pura,¡oh ruega, ruega, niña, por mí, por nuestro amor!IVContemplaba una noche de la lunael vacilante y pálido fulgor,y algo miré pasar, porque en mi pechoapresurado el corazón latió.Temblaba en mis pupilas una lágrimaque abrasó mis mejillas al caer,y una voz que flotaba en el espacio¡Arrodíllate -dijo- Que Ella es!VCantó la niña. Su dulce acentolo oí en el fondo del corazón,y al escucharlo sentí algo grandecomo la dicha,como el amor.Y cuando a poco dejó de oírsede su garganta la dulce voz,dentro del alma sentí algo tristecomo la queja,como el dolor ...VISiento las oraciones que levantanlas flores y los pájaros a Dios,y en mis pupilas siento reflejarsetoda la luz del sol.Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
INDICE
Presentación de Chantal López y Omar Cortés.Una lágrima.Delirio.Melancolía.Tu beso.Amor y desdén.Los males del corazón.Recuerdo.¡Jamás!A Esther.Ausencia.Historia de un beso.Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓN
Una lágrima.Delirio.Melancolía.Tu beso.Amor y desdén.Los males del corazón.Recuerdo.¡Jamás!A Esther.Ausencia.Historia de un beso.Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓN
Delirio.Melancolía.Tu beso.Amor y desdén.Los males del corazón.Recuerdo.¡Jamás!A Esther.Ausencia.Historia de un beso.Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓN
Melancolía.Tu beso.Amor y desdén.Los males del corazón.Recuerdo.¡Jamás!A Esther.Ausencia.Historia de un beso.Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓN
Tu beso.Amor y desdén.Los males del corazón.Recuerdo.¡Jamás!A Esther.Ausencia.Historia de un beso.Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓN
Amor y desdén.Los males del corazón.Recuerdo.¡Jamás!A Esther.Ausencia.Historia de un beso.Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓN
Los males del corazón.Recuerdo.¡Jamás!A Esther.Ausencia.Historia de un beso.Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓN
Recuerdo.¡Jamás!A Esther.Ausencia.Historia de un beso.Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓN
¡Jamás!A Esther.Ausencia.Historia de un beso.Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓN
A Esther.Ausencia.Historia de un beso.Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓN
Ausencia.Historia de un beso.Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓN
Historia de un beso.Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓN
Ofelia.Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓN
Pasión.La mujer.Melodías.PRESENTACIÓN
La mujer.Melodías.PRESENTACIÓN
Melodías.PRESENTACIÓN
PRESENTACIÓN
La poesía del versatil escritor potosino Manuel José Othón (1858-1906), ocupó, durante las últimas décadas del siglo XIX, un primerísimo lugar en el gusto del público lector mexicano. Y no era para menos puesto que sin duda Othón era, si no el mejor, sí uno de los mejores poetas de México.El tema del amor está presente en muchísimas de sus poesías, abordándole de manera harto ligera, harto accesible, con lenguaje mesurado, lejos de estridentismos. Pudiera decirse, incluso, que la lírica de Manuel José Othón es, en este tema, algo bobalicona, apta para ser declamada el día de los novios en alguna primaria o secundaria. Mas esto, en nuestra opinión, no demerita, sino por el contrario, engrandece aún más su obra, puesto que coloca la poesía como representación sencilla de actos sencillos entre gente sencilla, despojándola de adornos grandilocuentes y enredos idiomáticos inentendibles para el común de los mortales.En fin, esperamos que esta corta selección que intitulamos De amores y desamores, resulte del agrado de quien la lea.Chantal López y Omar CortésVolver al IndiceUNA LÁGRIMA
El tema del amor está presente en muchísimas de sus poesías, abordándole de manera harto ligera, harto accesible, con lenguaje mesurado, lejos de estridentismos. Pudiera decirse, incluso, que la lírica de Manuel José Othón es, en este tema, algo bobalicona, apta para ser declamada el día de los novios en alguna primaria o secundaria. Mas esto, en nuestra opinión, no demerita, sino por el contrario, engrandece aún más su obra, puesto que coloca la poesía como representación sencilla de actos sencillos entre gente sencilla, despojándola de adornos grandilocuentes y enredos idiomáticos inentendibles para el común de los mortales.
En fin, esperamos que esta corta selección que intitulamos De amores y desamores, resulte del agrado de quien la lea.Chantal López y Omar CortésVolver al IndiceUNA LÁGRIMA
Chantal López y Omar CortésVolver al IndiceUNA LÁGRIMA
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UNA LÁGRIMA
Ya se han desvanecidolas esperanzas fúlgidasque renacían en mi almacon tanta rapidez;huyeron de mis ojoscual ilusiones ópticas,huyeron para siempre,para jamás volver.Hoy sólo queda en mi almade la desdicha bárbaraun negro desengaño,fantasma de dolor.Hoy al lanzar mi pechode amor ayes tiernísimos,de angustia traspasadosuspira el corazón.Si yo buscaba un cieloen tus miradas fúlgidas,si yo en tu amor buscabala dicha y el placer,¡ay! era porque mi alma,tras de sus velos fúnebres,creía entrever la gloria,y ... ése era su interés.Mas ya que a realizarsemis ilusiones únicasse opuso mi destinoy no lo quiso Dios,lamentaré mi suerte,derramaré una lágrimasobre la tumba heladade mi primer amor.1874Volver al IndiceDELIRIONi las espumas del revuelto río,ni el perfume del tímido jazmín,pueden brindarme el corazón que ansío,pueden poner a mi martirio fin.Cuando de noche en la arboleda umbríadigo tu nombre y vierto amargo lloro,exclamo con letal melancolía:¡Mitad del corazón, cuánto te adoro!Cuando a la luz de la rosada auroracontemplo el campo de verdor cubierto,vuelvo a sentir la llama abrasadorade amor en este corazón ya muerto.Tus desdenes, tu odio, tus desvíos,en lugar de apagar de amor la llamahacen crecer mis locos desvaríosen mi alma que te dice que te ama.Mi pobre corazón, mi pobre pechodevorado por loco frenesí,te dice ahora en el dolor deshechoque sufre y llora ¡ay! sólo por ti.No se apartan de mi alma un solo instantelas fantásticas, vagas ilusiones,las abriga mi pecho palpitantey huyen después a fúnebres regiones.Hacen nacer la dúlcida esperanzaen mi marchita y angustiada mente,y las miro expirar en lontananzacomo del sol la luz en occidente.¿No comprendes, mujer, que yo te adoroy que te ama mi pecho con pasión? ...¿No comprendes, ingrata, que mi lloro es la voz de mi amante corazón? ...¿Por qué si tu alma sientes devoradapor el amor que otro hombre te inspiró,no comprendes en mi alma desgarradael mismo amor que en tu alma no acabó? ...Si sabes qué es amar con desconsuelo,si conoces mi ardiente frenesí,¿por qué no recibiste, ángel del cielo,los fogosos suspiros que te di? ...Mas ¡ah!, perdón si mis amantes labioste han descrito de mi alma el cruel dolor,me olvidaba que son para ti agraviosmis suspiros, mis lágrimas de amor.Es que no puede el corazón amantepor más tiempo sus penas ocultar,es que al mirarse de tu amor distantemi alma no puede, no, más que llorar ...Porque mi amor es sólo mi delito,porque no puedo sin tu amor vivir.¡Ah! que me ames, que me ames necesito,quiero tu amor, él es mi porvenir.Mas basta ... Id, fantasmas del martirio,dejad que apure el cáliz de la hiel.No es mío su corazón -¡vano delirio! ...Dejadme por piedad llorar por él.1874Volver al IndiceMELANCOLIAEstoy triste, muy triste: mil dolorespadece el corazón;se marchitó la flor de mis amores,se apagó la ilusión.¡Estoy triste! En tan profunda agoníami alma siento morir,¡ay! yo contemplo al declinar el díamuy triste el porvenir.¿Y qué ha quedado a mi abrasado pechode la dulce ilusión?¡En un abismo de dolor deshechoquedó mi corazón! ...¿Qué queda de la paz y la alegríaque embriagaba mi ser?¡Queda sólo letal melancolía, el recuerdo de ayer!1875Volver al IndiceTU BESOLleno de encanto y halagoy de poesía lleno ...más blando que el aura suavey más que un suspiro tierno,lleno de amor y pureza,lleno de ardor y de fuego,más dulce aún que las brisasfue, niña hermosa, tu beso.De mis labios palpitantes,de mi ardiente y débil pecho,de mi corazón heridodel amor por el exceso,se desprendió dulce y blando,mucho más que el tuyo tierno,mucho más que el tuyo ardiente,otro palpitante besoque fue a perderse en tus labiosy que hizo temblar mi pechoy estremecerse mi alma,que me hizo entrever un cielode amor y de poesía ...Y en aquel feliz momentoen que por la vez primeratu boca y la mía se unieron,se juntaron nuestras almas,y de las dos el alientoquedó confundido, niña,en nuestros amantes besos.1875Volver al IndiceAMOR Y DESDÉNDoloraAyer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta
Hoy sólo queda en mi almade la desdicha bárbaraun negro desengaño,fantasma de dolor.Hoy al lanzar mi pechode amor ayes tiernísimos,de angustia traspasadosuspira el corazón.
Si yo buscaba un cieloen tus miradas fúlgidas,si yo en tu amor buscabala dicha y el placer,¡ay! era porque mi alma,tras de sus velos fúnebres,creía entrever la gloria,y ... ése era su interés.
Mas ya que a realizarsemis ilusiones únicasse opuso mi destinoy no lo quiso Dios,lamentaré mi suerte,derramaré una lágrimasobre la tumba heladade mi primer amor.
1874Volver al IndiceDELIRIONi las espumas del revuelto río,ni el perfume del tímido jazmín,pueden brindarme el corazón que ansío,pueden poner a mi martirio fin.Cuando de noche en la arboleda umbríadigo tu nombre y vierto amargo lloro,exclamo con letal melancolía:¡Mitad del corazón, cuánto te adoro!Cuando a la luz de la rosada auroracontemplo el campo de verdor cubierto,vuelvo a sentir la llama abrasadorade amor en este corazón ya muerto.Tus desdenes, tu odio, tus desvíos,en lugar de apagar de amor la llamahacen crecer mis locos desvaríosen mi alma que te dice que te ama.Mi pobre corazón, mi pobre pechodevorado por loco frenesí,te dice ahora en el dolor deshechoque sufre y llora ¡ay! sólo por ti.No se apartan de mi alma un solo instantelas fantásticas, vagas ilusiones,las abriga mi pecho palpitantey huyen después a fúnebres regiones.Hacen nacer la dúlcida esperanzaen mi marchita y angustiada mente,y las miro expirar en lontananzacomo del sol la luz en occidente.¿No comprendes, mujer, que yo te adoroy que te ama mi pecho con pasión? ...¿No comprendes, ingrata, que mi lloro es la voz de mi amante corazón? ...¿Por qué si tu alma sientes devoradapor el amor que otro hombre te inspiró,no comprendes en mi alma desgarradael mismo amor que en tu alma no acabó? ...Si sabes qué es amar con desconsuelo,si conoces mi ardiente frenesí,¿por qué no recibiste, ángel del cielo,los fogosos suspiros que te di? ...Mas ¡ah!, perdón si mis amantes labioste han descrito de mi alma el cruel dolor,me olvidaba que son para ti agraviosmis suspiros, mis lágrimas de amor.Es que no puede el corazón amantepor más tiempo sus penas ocultar,es que al mirarse de tu amor distantemi alma no puede, no, más que llorar ...Porque mi amor es sólo mi delito,porque no puedo sin tu amor vivir.¡Ah! que me ames, que me ames necesito,quiero tu amor, él es mi porvenir.Mas basta ... Id, fantasmas del martirio,dejad que apure el cáliz de la hiel.No es mío su corazón -¡vano delirio! ...Dejadme por piedad llorar por él.1874Volver al IndiceMELANCOLIAEstoy triste, muy triste: mil dolorespadece el corazón;se marchitó la flor de mis amores,se apagó la ilusión.¡Estoy triste! En tan profunda agoníami alma siento morir,¡ay! yo contemplo al declinar el díamuy triste el porvenir.¿Y qué ha quedado a mi abrasado pechode la dulce ilusión?¡En un abismo de dolor deshechoquedó mi corazón! ...¿Qué queda de la paz y la alegríaque embriagaba mi ser?¡Queda sólo letal melancolía, el recuerdo de ayer!1875Volver al IndiceTU BESOLleno de encanto y halagoy de poesía lleno ...más blando que el aura suavey más que un suspiro tierno,lleno de amor y pureza,lleno de ardor y de fuego,más dulce aún que las brisasfue, niña hermosa, tu beso.De mis labios palpitantes,de mi ardiente y débil pecho,de mi corazón heridodel amor por el exceso,se desprendió dulce y blando,mucho más que el tuyo tierno,mucho más que el tuyo ardiente,otro palpitante besoque fue a perderse en tus labiosy que hizo temblar mi pechoy estremecerse mi alma,que me hizo entrever un cielode amor y de poesía ...Y en aquel feliz momentoen que por la vez primeratu boca y la mía se unieron,se juntaron nuestras almas,y de las dos el alientoquedó confundido, niña,en nuestros amantes besos.1875Volver al IndiceAMOR Y DESDÉNDoloraAyer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta
DELIRIONi las espumas del revuelto río,ni el perfume del tímido jazmín,pueden brindarme el corazón que ansío,pueden poner a mi martirio fin.Cuando de noche en la arboleda umbríadigo tu nombre y vierto amargo lloro,exclamo con letal melancolía:¡Mitad del corazón, cuánto te adoro!Cuando a la luz de la rosada auroracontemplo el campo de verdor cubierto,vuelvo a sentir la llama abrasadorade amor en este corazón ya muerto.Tus desdenes, tu odio, tus desvíos,en lugar de apagar de amor la llamahacen crecer mis locos desvaríosen mi alma que te dice que te ama.Mi pobre corazón, mi pobre pechodevorado por loco frenesí,te dice ahora en el dolor deshechoque sufre y llora ¡ay! sólo por ti.No se apartan de mi alma un solo instantelas fantásticas, vagas ilusiones,las abriga mi pecho palpitantey huyen después a fúnebres regiones.Hacen nacer la dúlcida esperanzaen mi marchita y angustiada mente,y las miro expirar en lontananzacomo del sol la luz en occidente.¿No comprendes, mujer, que yo te adoroy que te ama mi pecho con pasión? ...¿No comprendes, ingrata, que mi lloro es la voz de mi amante corazón? ...¿Por qué si tu alma sientes devoradapor el amor que otro hombre te inspiró,no comprendes en mi alma desgarradael mismo amor que en tu alma no acabó? ...Si sabes qué es amar con desconsuelo,si conoces mi ardiente frenesí,¿por qué no recibiste, ángel del cielo,los fogosos suspiros que te di? ...Mas ¡ah!, perdón si mis amantes labioste han descrito de mi alma el cruel dolor,me olvidaba que son para ti agraviosmis suspiros, mis lágrimas de amor.Es que no puede el corazón amantepor más tiempo sus penas ocultar,es que al mirarse de tu amor distantemi alma no puede, no, más que llorar ...Porque mi amor es sólo mi delito,porque no puedo sin tu amor vivir.¡Ah! que me ames, que me ames necesito,quiero tu amor, él es mi porvenir.Mas basta ... Id, fantasmas del martirio,dejad que apure el cáliz de la hiel.No es mío su corazón -¡vano delirio! ...Dejadme por piedad llorar por él.1874Volver al IndiceMELANCOLIAEstoy triste, muy triste: mil dolorespadece el corazón;se marchitó la flor de mis amores,se apagó la ilusión.¡Estoy triste! En tan profunda agoníami alma siento morir,¡ay! yo contemplo al declinar el díamuy triste el porvenir.¿Y qué ha quedado a mi abrasado pechode la dulce ilusión?¡En un abismo de dolor deshechoquedó mi corazón! ...¿Qué queda de la paz y la alegríaque embriagaba mi ser?¡Queda sólo letal melancolía, el recuerdo de ayer!1875Volver al IndiceTU BESOLleno de encanto y halagoy de poesía lleno ...más blando que el aura suavey más que un suspiro tierno,lleno de amor y pureza,lleno de ardor y de fuego,más dulce aún que las brisasfue, niña hermosa, tu beso.De mis labios palpitantes,de mi ardiente y débil pecho,de mi corazón heridodel amor por el exceso,se desprendió dulce y blando,mucho más que el tuyo tierno,mucho más que el tuyo ardiente,otro palpitante besoque fue a perderse en tus labiosy que hizo temblar mi pechoy estremecerse mi alma,que me hizo entrever un cielode amor y de poesía ...Y en aquel feliz momentoen que por la vez primeratu boca y la mía se unieron,se juntaron nuestras almas,y de las dos el alientoquedó confundido, niña,en nuestros amantes besos.1875Volver al IndiceAMOR Y DESDÉNDoloraAyer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta
Ni las espumas del revuelto río,ni el perfume del tímido jazmín,pueden brindarme el corazón que ansío,pueden poner a mi martirio fin.Cuando de noche en la arboleda umbríadigo tu nombre y vierto amargo lloro,exclamo con letal melancolía:¡Mitad del corazón, cuánto te adoro!Cuando a la luz de la rosada auroracontemplo el campo de verdor cubierto,vuelvo a sentir la llama abrasadorade amor en este corazón ya muerto.Tus desdenes, tu odio, tus desvíos,en lugar de apagar de amor la llamahacen crecer mis locos desvaríosen mi alma que te dice que te ama.Mi pobre corazón, mi pobre pechodevorado por loco frenesí,te dice ahora en el dolor deshechoque sufre y llora ¡ay! sólo por ti.No se apartan de mi alma un solo instantelas fantásticas, vagas ilusiones,las abriga mi pecho palpitantey huyen después a fúnebres regiones.Hacen nacer la dúlcida esperanzaen mi marchita y angustiada mente,y las miro expirar en lontananzacomo del sol la luz en occidente.¿No comprendes, mujer, que yo te adoroy que te ama mi pecho con pasión? ...¿No comprendes, ingrata, que mi lloro es la voz de mi amante corazón? ...¿Por qué si tu alma sientes devoradapor el amor que otro hombre te inspiró,no comprendes en mi alma desgarradael mismo amor que en tu alma no acabó? ...Si sabes qué es amar con desconsuelo,si conoces mi ardiente frenesí,¿por qué no recibiste, ángel del cielo,los fogosos suspiros que te di? ...Mas ¡ah!, perdón si mis amantes labioste han descrito de mi alma el cruel dolor,me olvidaba que son para ti agraviosmis suspiros, mis lágrimas de amor.Es que no puede el corazón amantepor más tiempo sus penas ocultar,es que al mirarse de tu amor distantemi alma no puede, no, más que llorar ...Porque mi amor es sólo mi delito,porque no puedo sin tu amor vivir.¡Ah! que me ames, que me ames necesito,quiero tu amor, él es mi porvenir.Mas basta ... Id, fantasmas del martirio,dejad que apure el cáliz de la hiel.No es mío su corazón -¡vano delirio! ...Dejadme por piedad llorar por él.1874Volver al IndiceMELANCOLIAEstoy triste, muy triste: mil dolorespadece el corazón;se marchitó la flor de mis amores,se apagó la ilusión.¡Estoy triste! En tan profunda agoníami alma siento morir,¡ay! yo contemplo al declinar el díamuy triste el porvenir.¿Y qué ha quedado a mi abrasado pechode la dulce ilusión?¡En un abismo de dolor deshechoquedó mi corazón! ...¿Qué queda de la paz y la alegríaque embriagaba mi ser?¡Queda sólo letal melancolía, el recuerdo de ayer!1875Volver al IndiceTU BESOLleno de encanto y halagoy de poesía lleno ...más blando que el aura suavey más que un suspiro tierno,lleno de amor y pureza,lleno de ardor y de fuego,más dulce aún que las brisasfue, niña hermosa, tu beso.De mis labios palpitantes,de mi ardiente y débil pecho,de mi corazón heridodel amor por el exceso,se desprendió dulce y blando,mucho más que el tuyo tierno,mucho más que el tuyo ardiente,otro palpitante besoque fue a perderse en tus labiosy que hizo temblar mi pechoy estremecerse mi alma,que me hizo entrever un cielode amor y de poesía ...Y en aquel feliz momentoen que por la vez primeratu boca y la mía se unieron,se juntaron nuestras almas,y de las dos el alientoquedó confundido, niña,en nuestros amantes besos.1875Volver al IndiceAMOR Y DESDÉNDoloraAyer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta
Cuando de noche en la arboleda umbríadigo tu nombre y vierto amargo lloro,exclamo con letal melancolía:¡Mitad del corazón, cuánto te adoro!
Cuando a la luz de la rosada auroracontemplo el campo de verdor cubierto,vuelvo a sentir la llama abrasadorade amor en este corazón ya muerto.
Tus desdenes, tu odio, tus desvíos,en lugar de apagar de amor la llamahacen crecer mis locos desvaríosen mi alma que te dice que te ama.
Mi pobre corazón, mi pobre pechodevorado por loco frenesí,te dice ahora en el dolor deshechoque sufre y llora ¡ay! sólo por ti.
No se apartan de mi alma un solo instantelas fantásticas, vagas ilusiones,las abriga mi pecho palpitantey huyen después a fúnebres regiones.
Hacen nacer la dúlcida esperanzaen mi marchita y angustiada mente,y las miro expirar en lontananzacomo del sol la luz en occidente.
¿No comprendes, mujer, que yo te adoroy que te ama mi pecho con pasión? ...¿No comprendes, ingrata, que mi lloro es la voz de mi amante corazón? ...
¿Por qué si tu alma sientes devoradapor el amor que otro hombre te inspiró,no comprendes en mi alma desgarradael mismo amor que en tu alma no acabó? ...
Si sabes qué es amar con desconsuelo,si conoces mi ardiente frenesí,¿por qué no recibiste, ángel del cielo,los fogosos suspiros que te di? ...
Mas ¡ah!, perdón si mis amantes labioste han descrito de mi alma el cruel dolor,me olvidaba que son para ti agraviosmis suspiros, mis lágrimas de amor.
Es que no puede el corazón amantepor más tiempo sus penas ocultar,es que al mirarse de tu amor distantemi alma no puede, no, más que llorar ...
Porque mi amor es sólo mi delito,porque no puedo sin tu amor vivir.¡Ah! que me ames, que me ames necesito,quiero tu amor, él es mi porvenir.
Mas basta ... Id, fantasmas del martirio,dejad que apure el cáliz de la hiel.No es mío su corazón -¡vano delirio! ...Dejadme por piedad llorar por él.
1874Volver al IndiceMELANCOLIAEstoy triste, muy triste: mil dolorespadece el corazón;se marchitó la flor de mis amores,se apagó la ilusión.¡Estoy triste! En tan profunda agoníami alma siento morir,¡ay! yo contemplo al declinar el díamuy triste el porvenir.¿Y qué ha quedado a mi abrasado pechode la dulce ilusión?¡En un abismo de dolor deshechoquedó mi corazón! ...¿Qué queda de la paz y la alegríaque embriagaba mi ser?¡Queda sólo letal melancolía, el recuerdo de ayer!1875Volver al IndiceTU BESOLleno de encanto y halagoy de poesía lleno ...más blando que el aura suavey más que un suspiro tierno,lleno de amor y pureza,lleno de ardor y de fuego,más dulce aún que las brisasfue, niña hermosa, tu beso.De mis labios palpitantes,de mi ardiente y débil pecho,de mi corazón heridodel amor por el exceso,se desprendió dulce y blando,mucho más que el tuyo tierno,mucho más que el tuyo ardiente,otro palpitante besoque fue a perderse en tus labiosy que hizo temblar mi pechoy estremecerse mi alma,que me hizo entrever un cielode amor y de poesía ...Y en aquel feliz momentoen que por la vez primeratu boca y la mía se unieron,se juntaron nuestras almas,y de las dos el alientoquedó confundido, niña,en nuestros amantes besos.1875Volver al IndiceAMOR Y DESDÉNDoloraAyer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta
MELANCOLIAEstoy triste, muy triste: mil dolorespadece el corazón;se marchitó la flor de mis amores,se apagó la ilusión.¡Estoy triste! En tan profunda agoníami alma siento morir,¡ay! yo contemplo al declinar el díamuy triste el porvenir.¿Y qué ha quedado a mi abrasado pechode la dulce ilusión?¡En un abismo de dolor deshechoquedó mi corazón! ...¿Qué queda de la paz y la alegríaque embriagaba mi ser?¡Queda sólo letal melancolía, el recuerdo de ayer!1875Volver al IndiceTU BESOLleno de encanto y halagoy de poesía lleno ...más blando que el aura suavey más que un suspiro tierno,lleno de amor y pureza,lleno de ardor y de fuego,más dulce aún que las brisasfue, niña hermosa, tu beso.De mis labios palpitantes,de mi ardiente y débil pecho,de mi corazón heridodel amor por el exceso,se desprendió dulce y blando,mucho más que el tuyo tierno,mucho más que el tuyo ardiente,otro palpitante besoque fue a perderse en tus labiosy que hizo temblar mi pechoy estremecerse mi alma,que me hizo entrever un cielode amor y de poesía ...Y en aquel feliz momentoen que por la vez primeratu boca y la mía se unieron,se juntaron nuestras almas,y de las dos el alientoquedó confundido, niña,en nuestros amantes besos.1875Volver al IndiceAMOR Y DESDÉNDoloraAyer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta
Estoy triste, muy triste: mil dolorespadece el corazón;se marchitó la flor de mis amores,se apagó la ilusión.¡Estoy triste! En tan profunda agoníami alma siento morir,¡ay! yo contemplo al declinar el díamuy triste el porvenir.¿Y qué ha quedado a mi abrasado pechode la dulce ilusión?¡En un abismo de dolor deshechoquedó mi corazón! ...¿Qué queda de la paz y la alegríaque embriagaba mi ser?¡Queda sólo letal melancolía, el recuerdo de ayer!1875Volver al IndiceTU BESOLleno de encanto y halagoy de poesía lleno ...más blando que el aura suavey más que un suspiro tierno,lleno de amor y pureza,lleno de ardor y de fuego,más dulce aún que las brisasfue, niña hermosa, tu beso.De mis labios palpitantes,de mi ardiente y débil pecho,de mi corazón heridodel amor por el exceso,se desprendió dulce y blando,mucho más que el tuyo tierno,mucho más que el tuyo ardiente,otro palpitante besoque fue a perderse en tus labiosy que hizo temblar mi pechoy estremecerse mi alma,que me hizo entrever un cielode amor y de poesía ...Y en aquel feliz momentoen que por la vez primeratu boca y la mía se unieron,se juntaron nuestras almas,y de las dos el alientoquedó confundido, niña,en nuestros amantes besos.1875Volver al IndiceAMOR Y DESDÉNDoloraAyer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta
¿Y qué ha quedado a mi abrasado pechode la dulce ilusión?¡En un abismo de dolor deshechoquedó mi corazón! ...¿Qué queda de la paz y la alegríaque embriagaba mi ser?¡Queda sólo letal melancolía, el recuerdo de ayer!
1875Volver al IndiceTU BESOLleno de encanto y halagoy de poesía lleno ...más blando que el aura suavey más que un suspiro tierno,lleno de amor y pureza,lleno de ardor y de fuego,más dulce aún que las brisasfue, niña hermosa, tu beso.De mis labios palpitantes,de mi ardiente y débil pecho,de mi corazón heridodel amor por el exceso,se desprendió dulce y blando,mucho más que el tuyo tierno,mucho más que el tuyo ardiente,otro palpitante besoque fue a perderse en tus labiosy que hizo temblar mi pechoy estremecerse mi alma,que me hizo entrever un cielode amor y de poesía ...Y en aquel feliz momentoen que por la vez primeratu boca y la mía se unieron,se juntaron nuestras almas,y de las dos el alientoquedó confundido, niña,en nuestros amantes besos.1875Volver al IndiceAMOR Y DESDÉNDoloraAyer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta
TU BESOLleno de encanto y halagoy de poesía lleno ...más blando que el aura suavey más que un suspiro tierno,lleno de amor y pureza,lleno de ardor y de fuego,más dulce aún que las brisasfue, niña hermosa, tu beso.De mis labios palpitantes,de mi ardiente y débil pecho,de mi corazón heridodel amor por el exceso,se desprendió dulce y blando,mucho más que el tuyo tierno,mucho más que el tuyo ardiente,otro palpitante besoque fue a perderse en tus labiosy que hizo temblar mi pechoy estremecerse mi alma,que me hizo entrever un cielode amor y de poesía ...Y en aquel feliz momentoen que por la vez primeratu boca y la mía se unieron,se juntaron nuestras almas,y de las dos el alientoquedó confundido, niña,en nuestros amantes besos.1875Volver al IndiceAMOR Y DESDÉNDoloraAyer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta
Lleno de encanto y halagoy de poesía lleno ...más blando que el aura suavey más que un suspiro tierno,lleno de amor y pureza,lleno de ardor y de fuego,más dulce aún que las brisasfue, niña hermosa, tu beso.De mis labios palpitantes,de mi ardiente y débil pecho,de mi corazón heridodel amor por el exceso,se desprendió dulce y blando,mucho más que el tuyo tierno,mucho más que el tuyo ardiente,otro palpitante besoque fue a perderse en tus labiosy que hizo temblar mi pechoy estremecerse mi alma,que me hizo entrever un cielode amor y de poesía ...Y en aquel feliz momentoen que por la vez primeratu boca y la mía se unieron,se juntaron nuestras almas,y de las dos el alientoquedó confundido, niña,en nuestros amantes besos.1875Volver al IndiceAMOR Y DESDÉNDoloraAyer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta
De mis labios palpitantes,de mi ardiente y débil pecho,de mi corazón heridodel amor por el exceso,se desprendió dulce y blando,mucho más que el tuyo tierno,mucho más que el tuyo ardiente,otro palpitante besoque fue a perderse en tus labiosy que hizo temblar mi pechoy estremecerse mi alma,que me hizo entrever un cielode amor y de poesía ...
Y en aquel feliz momentoen que por la vez primeratu boca y la mía se unieron,se juntaron nuestras almas,y de las dos el alientoquedó confundido, niña,en nuestros amantes besos.
1875Volver al IndiceAMOR Y DESDÉNDoloraAyer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta
AMOR Y DESDÉNDoloraAyer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta
Ayer te quise con pasión ardiente,con fuego y frenesí,porque pensé que puro e inocenteera tu falso sí.Pero el fuego que entonces yo sentíadentro del pecho arderse apagó, y ... concluyó ya mi agonía;pues yo sé que es acción muy insensataamar a una mujer.Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta
Hoy te aborrezco con un odio intenso,con un desdén mortal,porque sé que mi amor es muy inmenso,y es tu pecho un cristalque el sacro fuego de pasión ardientepodrá muy bien romper ...Y aunque me tengan -sí- por un dementedigo yo que es la acción que más se acataodiar a una mujer.
Mañana no tendré dentro del almani un resto de tu amor,y ya habrá vuelto a mí la dulce calmay habrá huido el dolor.Nada me importa que de mí mal hables,no vayas a creerque yo me apure porque tú te endiables,pues yo sé que es acción muy mentecatatemer a una mujer.
1875Volver al IndiceLOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta
LOS MALES DEL CORAZÓNDoloraA mi queridoamigo Jesús Acosta
A mi queridoamigo Jesús Acosta
- No salgas a la ventanade mañana,que todo el mundo te ve,y puede decir la gente:Esa niña está demente ...- Mas dime, madre, ¿por qué?- Porque el que a esta hora apareceasomado a su balcón,da a conocer que padecelos males del corazón.- Ven, madre, ven; mira, miracuál suspiranuestro vecino de enfrente;mira cómo llora y gimey su corazón se oprimecon afán loco y vehemente ...¡Ay, ay! madre, ¡pobrecito!- Hija, tenle compasión,sufre nuestro vecinitolos males del corazón.- Pero ... ¡muchacha de Judas!¿por qué dudasen acabar la costura? ...Mas, ¡ay, Jesús! ¡qué puntadas,tan chuecas y tan mal dadas!...- (¡Ay, ay! ¡Cuánta desventura!)Madre, no puedo coser,¡Por Dios, tenme compasión! ...- Muchacha, tú has de tenerlos males del corazón.Tú que me oyes, niña hermosa,linda rosa,nunca suspires ni gimas,y si tu pecho algo siente,déjalo y, aunque reviente,jamás el pecho te oprimas.Cose, canta, ríe y no vengastemprano nunca al balcón,para que no crean que te hallasenferma del corazón.1875Volver al IndiceRECUERDOAsí, como esta noche, desde el cielopálida luz la luna nos enviaba,y su rayo de amor y de consuelonuestras marchitas frentes alumbraba.¿Te acuerdas? En el aura lisonjera,impregnada de mágicos aromas,escuchábamos dulce y lastimerala cántiga fugaz de las palomas.¡Qué hermosa estabas! En tu frente purase reflejaban límpidas y bellas,como un iris de paz y de venturalas miradas de luz de las estrellas.Tus cabellos, jugando en el ambiente,oleajes de perfume derramaban,acariciando mi ardorosa frentecuando del aura a la merced flotaban.Yo me sentía feliz con tus cariciasy de mi ardiente amor en los excesos,veía un mundo de goces y deliciasinundado en el fuego de tus besos.Todo era entonces venturanza y gloria,todo era entonces bienestar y calma ...mas hoy tan sólo nos quedó una historiay en esa historia la pasión del alma.Fue un instante; y en medio del camino,en el libro de todas mis congojas,Mañana -fui a escribir, pero el destinohabía escrito- Jamás -entre sus hojas.Pasaron para siempre horas tan bellasdel corazón para el dolor cobarde,como pasa la luz de las estrellas,como pasan las brisas de la tarde.Y ya que tu alma para siempre pierdo,ya que en tu amor se consumió mi vida,quiero evocar las sombras de un recuerdo,pues, sabes, nunca el corazón olvida.Los dos formamos un edén del suelodonde vivimos en tranquila calma;los dos hicimos del amor un cieloy en ese cielo colocamos la alma.Mas ya que hoy sólo queda la memoriade aquel dulce placer indescriptible,cerremos ya nuestra fatal historiacon esta última página: imposible.Imposible, y sigamos adelante,con el pecho de penas oprimido,a dejar la memoria de ese instanteen el panteón de sombras del olvido.1876Volver al Indice¡JAMÁS!(Bécquer)Ya nunca volverán aquellas horas,¡ya nunca volverán!Hoy en vano esas lágrimas que lloraslas quieres enjugar.Volverán otras noches y otros díasmás bellos a pasar;volverán otras nuevas alegrías,pero aquéllas ... ¡jamás!Vendrá la aurora por el limpio orienteel cielo a iluminar,y un rayo mandará sobre tu frentey de amor sonreirás.Pero aquellas auroras que llenaronde suave claridadnuestros dos corazones cuando amaron,¡ya nunca volverán!Volverán otra vez las ilusionesnuestra alma a acariciar;sentiremos más gratas impresionesde nuevo al adorar.Pero aquellas, mi bien, que concebimosen nuestro ardiente afán;aquellas que al amamos ¡ay! sentimos ...¡no las veremos renacer jamás!1877Volver al IndiceA ESTHERHay algo de los cielos en tu miraday en tu sonrisa hay algo de la alborada.Cuando te miro,siento que desfallezco, tiemblo y suspiro,porque te quiero mucho, porque te quieroy sólo de tus ojos la vida espero.En tu pálida frente cándida asomala inocencia sublime de la paloma.Por eso te amoy en mis locos delirios de amor, te llamopara que vengas, niña, con tu presenciaa iluminar las sombras de mi conciencia.Mis versos son de mi alma las puras flores,del cielo de mi vida son los albores ...Ellos son tuyos,duérmete al blando soplo de sus arrullos.Dios sobre ti derrama sus bendiciones;yo te doy sólo el eco de mis canciones.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.Son mis amoresaves, cielos, celajes, brisas y flores,espumas de las olas de un mar en calma,ondulación de nubes sobre mi alma.¡Oh! mi pálida virgen, niña hechicera,de mi existencia tú eres la primaveray tus miradasson de mi alma en el cielo las alboradas.Eres entre las sombras de mi existenciaastro que llena mi alma de refulgencia.¡Astro divino! ...Angel esplendoroso de mi destino.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.¡Son mis amores perfumes y celajes, brisas y flores!1877Volver al IndiceAUSENCIACantares
- Ven, madre, ven; mira, miracuál suspiranuestro vecino de enfrente;mira cómo llora y gimey su corazón se oprimecon afán loco y vehemente ...¡Ay, ay! madre, ¡pobrecito!- Hija, tenle compasión,sufre nuestro vecinitolos males del corazón.
- Pero ... ¡muchacha de Judas!¿por qué dudasen acabar la costura? ...Mas, ¡ay, Jesús! ¡qué puntadas,tan chuecas y tan mal dadas!...- (¡Ay, ay! ¡Cuánta desventura!)Madre, no puedo coser,¡Por Dios, tenme compasión! ...- Muchacha, tú has de tenerlos males del corazón.
Tú que me oyes, niña hermosa,linda rosa,nunca suspires ni gimas,y si tu pecho algo siente,déjalo y, aunque reviente,jamás el pecho te oprimas.Cose, canta, ríe y no vengastemprano nunca al balcón,para que no crean que te hallasenferma del corazón.
1875Volver al IndiceRECUERDOAsí, como esta noche, desde el cielopálida luz la luna nos enviaba,y su rayo de amor y de consuelonuestras marchitas frentes alumbraba.¿Te acuerdas? En el aura lisonjera,impregnada de mágicos aromas,escuchábamos dulce y lastimerala cántiga fugaz de las palomas.¡Qué hermosa estabas! En tu frente purase reflejaban límpidas y bellas,como un iris de paz y de venturalas miradas de luz de las estrellas.Tus cabellos, jugando en el ambiente,oleajes de perfume derramaban,acariciando mi ardorosa frentecuando del aura a la merced flotaban.Yo me sentía feliz con tus cariciasy de mi ardiente amor en los excesos,veía un mundo de goces y deliciasinundado en el fuego de tus besos.Todo era entonces venturanza y gloria,todo era entonces bienestar y calma ...mas hoy tan sólo nos quedó una historiay en esa historia la pasión del alma.Fue un instante; y en medio del camino,en el libro de todas mis congojas,Mañana -fui a escribir, pero el destinohabía escrito- Jamás -entre sus hojas.Pasaron para siempre horas tan bellasdel corazón para el dolor cobarde,como pasa la luz de las estrellas,como pasan las brisas de la tarde.Y ya que tu alma para siempre pierdo,ya que en tu amor se consumió mi vida,quiero evocar las sombras de un recuerdo,pues, sabes, nunca el corazón olvida.Los dos formamos un edén del suelodonde vivimos en tranquila calma;los dos hicimos del amor un cieloy en ese cielo colocamos la alma.Mas ya que hoy sólo queda la memoriade aquel dulce placer indescriptible,cerremos ya nuestra fatal historiacon esta última página: imposible.Imposible, y sigamos adelante,con el pecho de penas oprimido,a dejar la memoria de ese instanteen el panteón de sombras del olvido.1876Volver al Indice¡JAMÁS!(Bécquer)Ya nunca volverán aquellas horas,¡ya nunca volverán!Hoy en vano esas lágrimas que lloraslas quieres enjugar.Volverán otras noches y otros díasmás bellos a pasar;volverán otras nuevas alegrías,pero aquéllas ... ¡jamás!Vendrá la aurora por el limpio orienteel cielo a iluminar,y un rayo mandará sobre tu frentey de amor sonreirás.Pero aquellas auroras que llenaronde suave claridadnuestros dos corazones cuando amaron,¡ya nunca volverán!Volverán otra vez las ilusionesnuestra alma a acariciar;sentiremos más gratas impresionesde nuevo al adorar.Pero aquellas, mi bien, que concebimosen nuestro ardiente afán;aquellas que al amamos ¡ay! sentimos ...¡no las veremos renacer jamás!1877Volver al IndiceA ESTHERHay algo de los cielos en tu miraday en tu sonrisa hay algo de la alborada.Cuando te miro,siento que desfallezco, tiemblo y suspiro,porque te quiero mucho, porque te quieroy sólo de tus ojos la vida espero.En tu pálida frente cándida asomala inocencia sublime de la paloma.Por eso te amoy en mis locos delirios de amor, te llamopara que vengas, niña, con tu presenciaa iluminar las sombras de mi conciencia.Mis versos son de mi alma las puras flores,del cielo de mi vida son los albores ...Ellos son tuyos,duérmete al blando soplo de sus arrullos.Dios sobre ti derrama sus bendiciones;yo te doy sólo el eco de mis canciones.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.Son mis amoresaves, cielos, celajes, brisas y flores,espumas de las olas de un mar en calma,ondulación de nubes sobre mi alma.¡Oh! mi pálida virgen, niña hechicera,de mi existencia tú eres la primaveray tus miradasson de mi alma en el cielo las alboradas.Eres entre las sombras de mi existenciaastro que llena mi alma de refulgencia.¡Astro divino! ...Angel esplendoroso de mi destino.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.¡Son mis amores perfumes y celajes, brisas y flores!1877Volver al IndiceAUSENCIACantares
RECUERDOAsí, como esta noche, desde el cielopálida luz la luna nos enviaba,y su rayo de amor y de consuelonuestras marchitas frentes alumbraba.¿Te acuerdas? En el aura lisonjera,impregnada de mágicos aromas,escuchábamos dulce y lastimerala cántiga fugaz de las palomas.¡Qué hermosa estabas! En tu frente purase reflejaban límpidas y bellas,como un iris de paz y de venturalas miradas de luz de las estrellas.Tus cabellos, jugando en el ambiente,oleajes de perfume derramaban,acariciando mi ardorosa frentecuando del aura a la merced flotaban.Yo me sentía feliz con tus cariciasy de mi ardiente amor en los excesos,veía un mundo de goces y deliciasinundado en el fuego de tus besos.Todo era entonces venturanza y gloria,todo era entonces bienestar y calma ...mas hoy tan sólo nos quedó una historiay en esa historia la pasión del alma.Fue un instante; y en medio del camino,en el libro de todas mis congojas,Mañana -fui a escribir, pero el destinohabía escrito- Jamás -entre sus hojas.Pasaron para siempre horas tan bellasdel corazón para el dolor cobarde,como pasa la luz de las estrellas,como pasan las brisas de la tarde.Y ya que tu alma para siempre pierdo,ya que en tu amor se consumió mi vida,quiero evocar las sombras de un recuerdo,pues, sabes, nunca el corazón olvida.Los dos formamos un edén del suelodonde vivimos en tranquila calma;los dos hicimos del amor un cieloy en ese cielo colocamos la alma.Mas ya que hoy sólo queda la memoriade aquel dulce placer indescriptible,cerremos ya nuestra fatal historiacon esta última página: imposible.Imposible, y sigamos adelante,con el pecho de penas oprimido,a dejar la memoria de ese instanteen el panteón de sombras del olvido.1876Volver al Indice¡JAMÁS!(Bécquer)Ya nunca volverán aquellas horas,¡ya nunca volverán!Hoy en vano esas lágrimas que lloraslas quieres enjugar.Volverán otras noches y otros díasmás bellos a pasar;volverán otras nuevas alegrías,pero aquéllas ... ¡jamás!Vendrá la aurora por el limpio orienteel cielo a iluminar,y un rayo mandará sobre tu frentey de amor sonreirás.Pero aquellas auroras que llenaronde suave claridadnuestros dos corazones cuando amaron,¡ya nunca volverán!Volverán otra vez las ilusionesnuestra alma a acariciar;sentiremos más gratas impresionesde nuevo al adorar.Pero aquellas, mi bien, que concebimosen nuestro ardiente afán;aquellas que al amamos ¡ay! sentimos ...¡no las veremos renacer jamás!1877Volver al IndiceA ESTHERHay algo de los cielos en tu miraday en tu sonrisa hay algo de la alborada.Cuando te miro,siento que desfallezco, tiemblo y suspiro,porque te quiero mucho, porque te quieroy sólo de tus ojos la vida espero.En tu pálida frente cándida asomala inocencia sublime de la paloma.Por eso te amoy en mis locos delirios de amor, te llamopara que vengas, niña, con tu presenciaa iluminar las sombras de mi conciencia.Mis versos son de mi alma las puras flores,del cielo de mi vida son los albores ...Ellos son tuyos,duérmete al blando soplo de sus arrullos.Dios sobre ti derrama sus bendiciones;yo te doy sólo el eco de mis canciones.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.Son mis amoresaves, cielos, celajes, brisas y flores,espumas de las olas de un mar en calma,ondulación de nubes sobre mi alma.¡Oh! mi pálida virgen, niña hechicera,de mi existencia tú eres la primaveray tus miradasson de mi alma en el cielo las alboradas.Eres entre las sombras de mi existenciaastro que llena mi alma de refulgencia.¡Astro divino! ...Angel esplendoroso de mi destino.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.¡Son mis amores perfumes y celajes, brisas y flores!1877Volver al IndiceAUSENCIACantares
Así, como esta noche, desde el cielopálida luz la luna nos enviaba,y su rayo de amor y de consuelonuestras marchitas frentes alumbraba.¿Te acuerdas? En el aura lisonjera,impregnada de mágicos aromas,escuchábamos dulce y lastimerala cántiga fugaz de las palomas.¡Qué hermosa estabas! En tu frente purase reflejaban límpidas y bellas,como un iris de paz y de venturalas miradas de luz de las estrellas.Tus cabellos, jugando en el ambiente,oleajes de perfume derramaban,acariciando mi ardorosa frentecuando del aura a la merced flotaban.Yo me sentía feliz con tus cariciasy de mi ardiente amor en los excesos,veía un mundo de goces y deliciasinundado en el fuego de tus besos.Todo era entonces venturanza y gloria,todo era entonces bienestar y calma ...mas hoy tan sólo nos quedó una historiay en esa historia la pasión del alma.Fue un instante; y en medio del camino,en el libro de todas mis congojas,Mañana -fui a escribir, pero el destinohabía escrito- Jamás -entre sus hojas.Pasaron para siempre horas tan bellasdel corazón para el dolor cobarde,como pasa la luz de las estrellas,como pasan las brisas de la tarde.Y ya que tu alma para siempre pierdo,ya que en tu amor se consumió mi vida,quiero evocar las sombras de un recuerdo,pues, sabes, nunca el corazón olvida.Los dos formamos un edén del suelodonde vivimos en tranquila calma;los dos hicimos del amor un cieloy en ese cielo colocamos la alma.Mas ya que hoy sólo queda la memoriade aquel dulce placer indescriptible,cerremos ya nuestra fatal historiacon esta última página: imposible.Imposible, y sigamos adelante,con el pecho de penas oprimido,a dejar la memoria de ese instanteen el panteón de sombras del olvido.1876Volver al Indice¡JAMÁS!(Bécquer)Ya nunca volverán aquellas horas,¡ya nunca volverán!Hoy en vano esas lágrimas que lloraslas quieres enjugar.Volverán otras noches y otros díasmás bellos a pasar;volverán otras nuevas alegrías,pero aquéllas ... ¡jamás!Vendrá la aurora por el limpio orienteel cielo a iluminar,y un rayo mandará sobre tu frentey de amor sonreirás.Pero aquellas auroras que llenaronde suave claridadnuestros dos corazones cuando amaron,¡ya nunca volverán!Volverán otra vez las ilusionesnuestra alma a acariciar;sentiremos más gratas impresionesde nuevo al adorar.Pero aquellas, mi bien, que concebimosen nuestro ardiente afán;aquellas que al amamos ¡ay! sentimos ...¡no las veremos renacer jamás!1877Volver al IndiceA ESTHERHay algo de los cielos en tu miraday en tu sonrisa hay algo de la alborada.Cuando te miro,siento que desfallezco, tiemblo y suspiro,porque te quiero mucho, porque te quieroy sólo de tus ojos la vida espero.En tu pálida frente cándida asomala inocencia sublime de la paloma.Por eso te amoy en mis locos delirios de amor, te llamopara que vengas, niña, con tu presenciaa iluminar las sombras de mi conciencia.Mis versos son de mi alma las puras flores,del cielo de mi vida son los albores ...Ellos son tuyos,duérmete al blando soplo de sus arrullos.Dios sobre ti derrama sus bendiciones;yo te doy sólo el eco de mis canciones.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.Son mis amoresaves, cielos, celajes, brisas y flores,espumas de las olas de un mar en calma,ondulación de nubes sobre mi alma.¡Oh! mi pálida virgen, niña hechicera,de mi existencia tú eres la primaveray tus miradasson de mi alma en el cielo las alboradas.Eres entre las sombras de mi existenciaastro que llena mi alma de refulgencia.¡Astro divino! ...Angel esplendoroso de mi destino.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.¡Son mis amores perfumes y celajes, brisas y flores!1877Volver al IndiceAUSENCIACantares
¿Te acuerdas? En el aura lisonjera,impregnada de mágicos aromas,escuchábamos dulce y lastimerala cántiga fugaz de las palomas.
¡Qué hermosa estabas! En tu frente purase reflejaban límpidas y bellas,como un iris de paz y de venturalas miradas de luz de las estrellas.
Tus cabellos, jugando en el ambiente,oleajes de perfume derramaban,acariciando mi ardorosa frentecuando del aura a la merced flotaban.
Yo me sentía feliz con tus cariciasy de mi ardiente amor en los excesos,veía un mundo de goces y deliciasinundado en el fuego de tus besos.
Todo era entonces venturanza y gloria,todo era entonces bienestar y calma ...mas hoy tan sólo nos quedó una historiay en esa historia la pasión del alma.
Fue un instante; y en medio del camino,en el libro de todas mis congojas,Mañana -fui a escribir, pero el destinohabía escrito- Jamás -entre sus hojas.
Pasaron para siempre horas tan bellasdel corazón para el dolor cobarde,como pasa la luz de las estrellas,como pasan las brisas de la tarde.
Y ya que tu alma para siempre pierdo,ya que en tu amor se consumió mi vida,quiero evocar las sombras de un recuerdo,pues, sabes, nunca el corazón olvida.
Los dos formamos un edén del suelodonde vivimos en tranquila calma;los dos hicimos del amor un cieloy en ese cielo colocamos la alma.
Mas ya que hoy sólo queda la memoriade aquel dulce placer indescriptible,cerremos ya nuestra fatal historiacon esta última página: imposible.
Imposible, y sigamos adelante,con el pecho de penas oprimido,a dejar la memoria de ese instanteen el panteón de sombras del olvido.
1876Volver al Indice¡JAMÁS!(Bécquer)Ya nunca volverán aquellas horas,¡ya nunca volverán!Hoy en vano esas lágrimas que lloraslas quieres enjugar.Volverán otras noches y otros díasmás bellos a pasar;volverán otras nuevas alegrías,pero aquéllas ... ¡jamás!Vendrá la aurora por el limpio orienteel cielo a iluminar,y un rayo mandará sobre tu frentey de amor sonreirás.Pero aquellas auroras que llenaronde suave claridadnuestros dos corazones cuando amaron,¡ya nunca volverán!Volverán otra vez las ilusionesnuestra alma a acariciar;sentiremos más gratas impresionesde nuevo al adorar.Pero aquellas, mi bien, que concebimosen nuestro ardiente afán;aquellas que al amamos ¡ay! sentimos ...¡no las veremos renacer jamás!1877Volver al IndiceA ESTHERHay algo de los cielos en tu miraday en tu sonrisa hay algo de la alborada.Cuando te miro,siento que desfallezco, tiemblo y suspiro,porque te quiero mucho, porque te quieroy sólo de tus ojos la vida espero.En tu pálida frente cándida asomala inocencia sublime de la paloma.Por eso te amoy en mis locos delirios de amor, te llamopara que vengas, niña, con tu presenciaa iluminar las sombras de mi conciencia.Mis versos son de mi alma las puras flores,del cielo de mi vida son los albores ...Ellos son tuyos,duérmete al blando soplo de sus arrullos.Dios sobre ti derrama sus bendiciones;yo te doy sólo el eco de mis canciones.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.Son mis amoresaves, cielos, celajes, brisas y flores,espumas de las olas de un mar en calma,ondulación de nubes sobre mi alma.¡Oh! mi pálida virgen, niña hechicera,de mi existencia tú eres la primaveray tus miradasson de mi alma en el cielo las alboradas.Eres entre las sombras de mi existenciaastro que llena mi alma de refulgencia.¡Astro divino! ...Angel esplendoroso de mi destino.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.¡Son mis amores perfumes y celajes, brisas y flores!1877Volver al IndiceAUSENCIACantares
¡JAMÁS!(Bécquer)Ya nunca volverán aquellas horas,¡ya nunca volverán!Hoy en vano esas lágrimas que lloraslas quieres enjugar.Volverán otras noches y otros díasmás bellos a pasar;volverán otras nuevas alegrías,pero aquéllas ... ¡jamás!Vendrá la aurora por el limpio orienteel cielo a iluminar,y un rayo mandará sobre tu frentey de amor sonreirás.Pero aquellas auroras que llenaronde suave claridadnuestros dos corazones cuando amaron,¡ya nunca volverán!Volverán otra vez las ilusionesnuestra alma a acariciar;sentiremos más gratas impresionesde nuevo al adorar.Pero aquellas, mi bien, que concebimosen nuestro ardiente afán;aquellas que al amamos ¡ay! sentimos ...¡no las veremos renacer jamás!1877Volver al IndiceA ESTHERHay algo de los cielos en tu miraday en tu sonrisa hay algo de la alborada.Cuando te miro,siento que desfallezco, tiemblo y suspiro,porque te quiero mucho, porque te quieroy sólo de tus ojos la vida espero.En tu pálida frente cándida asomala inocencia sublime de la paloma.Por eso te amoy en mis locos delirios de amor, te llamopara que vengas, niña, con tu presenciaa iluminar las sombras de mi conciencia.Mis versos son de mi alma las puras flores,del cielo de mi vida son los albores ...Ellos son tuyos,duérmete al blando soplo de sus arrullos.Dios sobre ti derrama sus bendiciones;yo te doy sólo el eco de mis canciones.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.Son mis amoresaves, cielos, celajes, brisas y flores,espumas de las olas de un mar en calma,ondulación de nubes sobre mi alma.¡Oh! mi pálida virgen, niña hechicera,de mi existencia tú eres la primaveray tus miradasson de mi alma en el cielo las alboradas.Eres entre las sombras de mi existenciaastro que llena mi alma de refulgencia.¡Astro divino! ...Angel esplendoroso de mi destino.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.¡Son mis amores perfumes y celajes, brisas y flores!1877Volver al IndiceAUSENCIACantares
Ya nunca volverán aquellas horas,¡ya nunca volverán!Hoy en vano esas lágrimas que lloraslas quieres enjugar.Volverán otras noches y otros díasmás bellos a pasar;volverán otras nuevas alegrías,pero aquéllas ... ¡jamás!Vendrá la aurora por el limpio orienteel cielo a iluminar,y un rayo mandará sobre tu frentey de amor sonreirás.Pero aquellas auroras que llenaronde suave claridadnuestros dos corazones cuando amaron,¡ya nunca volverán!Volverán otra vez las ilusionesnuestra alma a acariciar;sentiremos más gratas impresionesde nuevo al adorar.Pero aquellas, mi bien, que concebimosen nuestro ardiente afán;aquellas que al amamos ¡ay! sentimos ...¡no las veremos renacer jamás!1877Volver al IndiceA ESTHERHay algo de los cielos en tu miraday en tu sonrisa hay algo de la alborada.Cuando te miro,siento que desfallezco, tiemblo y suspiro,porque te quiero mucho, porque te quieroy sólo de tus ojos la vida espero.En tu pálida frente cándida asomala inocencia sublime de la paloma.Por eso te amoy en mis locos delirios de amor, te llamopara que vengas, niña, con tu presenciaa iluminar las sombras de mi conciencia.Mis versos son de mi alma las puras flores,del cielo de mi vida son los albores ...Ellos son tuyos,duérmete al blando soplo de sus arrullos.Dios sobre ti derrama sus bendiciones;yo te doy sólo el eco de mis canciones.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.Son mis amoresaves, cielos, celajes, brisas y flores,espumas de las olas de un mar en calma,ondulación de nubes sobre mi alma.¡Oh! mi pálida virgen, niña hechicera,de mi existencia tú eres la primaveray tus miradasson de mi alma en el cielo las alboradas.Eres entre las sombras de mi existenciaastro que llena mi alma de refulgencia.¡Astro divino! ...Angel esplendoroso de mi destino.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.¡Son mis amores perfumes y celajes, brisas y flores!1877Volver al IndiceAUSENCIACantares
Vendrá la aurora por el limpio orienteel cielo a iluminar,y un rayo mandará sobre tu frentey de amor sonreirás.Pero aquellas auroras que llenaronde suave claridadnuestros dos corazones cuando amaron,¡ya nunca volverán!
Volverán otra vez las ilusionesnuestra alma a acariciar;sentiremos más gratas impresionesde nuevo al adorar.Pero aquellas, mi bien, que concebimosen nuestro ardiente afán;aquellas que al amamos ¡ay! sentimos ...¡no las veremos renacer jamás!
1877Volver al IndiceA ESTHERHay algo de los cielos en tu miraday en tu sonrisa hay algo de la alborada.Cuando te miro,siento que desfallezco, tiemblo y suspiro,porque te quiero mucho, porque te quieroy sólo de tus ojos la vida espero.En tu pálida frente cándida asomala inocencia sublime de la paloma.Por eso te amoy en mis locos delirios de amor, te llamopara que vengas, niña, con tu presenciaa iluminar las sombras de mi conciencia.Mis versos son de mi alma las puras flores,del cielo de mi vida son los albores ...Ellos son tuyos,duérmete al blando soplo de sus arrullos.Dios sobre ti derrama sus bendiciones;yo te doy sólo el eco de mis canciones.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.Son mis amoresaves, cielos, celajes, brisas y flores,espumas de las olas de un mar en calma,ondulación de nubes sobre mi alma.¡Oh! mi pálida virgen, niña hechicera,de mi existencia tú eres la primaveray tus miradasson de mi alma en el cielo las alboradas.Eres entre las sombras de mi existenciaastro que llena mi alma de refulgencia.¡Astro divino! ...Angel esplendoroso de mi destino.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.¡Son mis amores perfumes y celajes, brisas y flores!1877Volver al IndiceAUSENCIACantares
A ESTHERHay algo de los cielos en tu miraday en tu sonrisa hay algo de la alborada.Cuando te miro,siento que desfallezco, tiemblo y suspiro,porque te quiero mucho, porque te quieroy sólo de tus ojos la vida espero.En tu pálida frente cándida asomala inocencia sublime de la paloma.Por eso te amoy en mis locos delirios de amor, te llamopara que vengas, niña, con tu presenciaa iluminar las sombras de mi conciencia.Mis versos son de mi alma las puras flores,del cielo de mi vida son los albores ...Ellos son tuyos,duérmete al blando soplo de sus arrullos.Dios sobre ti derrama sus bendiciones;yo te doy sólo el eco de mis canciones.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.Son mis amoresaves, cielos, celajes, brisas y flores,espumas de las olas de un mar en calma,ondulación de nubes sobre mi alma.¡Oh! mi pálida virgen, niña hechicera,de mi existencia tú eres la primaveray tus miradasson de mi alma en el cielo las alboradas.Eres entre las sombras de mi existenciaastro que llena mi alma de refulgencia.¡Astro divino! ...Angel esplendoroso de mi destino.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.¡Son mis amores perfumes y celajes, brisas y flores!1877Volver al IndiceAUSENCIACantares
Hay algo de los cielos en tu miraday en tu sonrisa hay algo de la alborada.Cuando te miro,siento que desfallezco, tiemblo y suspiro,porque te quiero mucho, porque te quieroy sólo de tus ojos la vida espero.En tu pálida frente cándida asomala inocencia sublime de la paloma.Por eso te amoy en mis locos delirios de amor, te llamopara que vengas, niña, con tu presenciaa iluminar las sombras de mi conciencia.Mis versos son de mi alma las puras flores,del cielo de mi vida son los albores ...Ellos son tuyos,duérmete al blando soplo de sus arrullos.Dios sobre ti derrama sus bendiciones;yo te doy sólo el eco de mis canciones.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.Son mis amoresaves, cielos, celajes, brisas y flores,espumas de las olas de un mar en calma,ondulación de nubes sobre mi alma.¡Oh! mi pálida virgen, niña hechicera,de mi existencia tú eres la primaveray tus miradasson de mi alma en el cielo las alboradas.Eres entre las sombras de mi existenciaastro que llena mi alma de refulgencia.¡Astro divino! ...Angel esplendoroso de mi destino.Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.¡Son mis amores perfumes y celajes, brisas y flores!1877Volver al IndiceAUSENCIACantares
En tu pálida frente cándida asomala inocencia sublime de la paloma.Por eso te amoy en mis locos delirios de amor, te llamopara que vengas, niña, con tu presenciaa iluminar las sombras de mi conciencia.
Mis versos son de mi alma las puras flores,del cielo de mi vida son los albores ...Ellos son tuyos,duérmete al blando soplo de sus arrullos.Dios sobre ti derrama sus bendiciones;yo te doy sólo el eco de mis canciones.
Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.Son mis amoresaves, cielos, celajes, brisas y flores,espumas de las olas de un mar en calma,ondulación de nubes sobre mi alma.
¡Oh! mi pálida virgen, niña hechicera,de mi existencia tú eres la primaveray tus miradasson de mi alma en el cielo las alboradas.
Eres entre las sombras de mi existenciaastro que llena mi alma de refulgencia.¡Astro divino! ...Angel esplendoroso de mi destino.
Yo siento que te adoro como se adoracuando hay algo en el alma que canta y llora.¡Son mis amores perfumes y celajes, brisas y flores!
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AUSENCIACantares
I¿Por qué hemos de estar tan tristes,llorando uno por el otro,si tú no me olvidas nuncani yo te olvido tampoco?Ya no llores por mi ausencia;no lloraré por la tuya.Podremos dejar de vernos,pero de adorarnos ... ¡nunca!Antes de ayer por la nochepasé, mi bien, por tu casa, y ¡qué tristeza me diover cerradas sus ventanas!Mucho he leído tus cartas;mucho he besado tu pelo,y mucho he estrechado, niña,tu imagen sobre mi pecho.IICuando todas las noches,lloroso y triste,voy a besar tu imageny a despedirme,piensa mi almaque sonriendo me dices:¡hasta mañana!Esta tristeza de muerteque dentro del alma siento,siempre, mi vida, la ahuyentocon la esperanza de verte.Anoche sentí en mi frenteel roce de tus cabellos;entre mis manos tus manos,sobre mis labios tu aliento ...Pero desperté ... ¡llorando! ...¿por qué no es eterno el sueño?Me han dicho que ya no vuelvesy que más lejos te irás;pero el corazón me dice:- ¡sí volverá ... volverá!Con la última golondrinaque ha pasado por aquí,mandé decirte, mi vida,que te acordaras de mí.- Ya no sufras -me dijeron;mas yo en tanto me decía:¡Imposible! ¡si mi almano la olvida todavía ...!IIISe acerca una era dichosapara nuestras pobres almas;el corazón me lo dice,¡Y el corazón no me engaña!Sufro y padezco porque Dios lo quiere;mas aún tengo un consuelo, vida mía,pues la esperanza es lo último que muerey no ha muerto en mi pecho todavía.¡Mañana! -todas las nochesme dice llorando el alma;y despierto, y le pregunto,y vuelve a decir: ¡Mañana!Tú y yo llevamos un cielodentro del alma guardado:es un cielo de recuerdosy que se llama el pasado.Soñando dije en mi duelo:- ¡me olvida y la quiero tanto!Mas se calmó mi quebrantoporque contemplé en mi anhelouna gotita de llantosobre tus ojos de cielo.IVTodas las noches te sueño,todas las noches te hablo;te miro todas las nochespero despierto ... ¡llorando!Para poder consolarmesólo bastan a mi almala música de un suspiroy el bálsamo de una lágrima.Por verte otra vez, daría ...yo no sé qué poder darte;no mi corazón ni mi almaporque ya te los llevaste.Todas las noches, mi vida,miro tu imagen hermosa;la beso mucho, ¡y le digomuchas cosas, muchas cosas! ...¡Adiós, mi bien! Ya no llores;piensa mucho en nuestro amor.Te quiero mucho, te adoro ...te mando un beso y ¡adiós!1877Volver al IndiceHISTORIA DE UN BESOPoemaAl señor don José M. Flores VerdadIYa sé que has empezadoa soñar un placer desconocido;un placer, que es mejor, aun no soñado,cubrirlo con el velo del olvido.Sé que sintiendo ignotas sensacionestruecas en realidades tus quimeras,y crecen sin cesar las ilusionesal calor de tus quince primaveras.Ya sé que has empezadoa querer comprender por qué gorjeaun canario que tienes encerradoy al ver otros canarios aletea.Ya sé que piensas mucho, y tenazmenteaspiras el olor de las violetasque tienes en la orilla de una fuente.Sé que sientes en tu almaimpresiones furtivas y secretasque te hacen delirar, en santa calma,con los sueños que tienen los poetas.Que a la hora del crepúsculo sombrío,tu semblante hechicerova a ver el curso rápido que sigueuna hojita, que arrojas en el río.Y sé, por conclusión, que te persigue,como al pobre viajeropersigue el espejismo en los desiertos,un novio que soñaste en una nochecuando aún tenías los párpados abiertos.Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
¿Por qué hemos de estar tan tristes,llorando uno por el otro,si tú no me olvidas nuncani yo te olvido tampoco?Ya no llores por mi ausencia;no lloraré por la tuya.Podremos dejar de vernos,pero de adorarnos ... ¡nunca!Antes de ayer por la nochepasé, mi bien, por tu casa, y ¡qué tristeza me diover cerradas sus ventanas!Mucho he leído tus cartas;mucho he besado tu pelo,y mucho he estrechado, niña,tu imagen sobre mi pecho.IICuando todas las noches,lloroso y triste,voy a besar tu imageny a despedirme,piensa mi almaque sonriendo me dices:¡hasta mañana!Esta tristeza de muerteque dentro del alma siento,siempre, mi vida, la ahuyentocon la esperanza de verte.Anoche sentí en mi frenteel roce de tus cabellos;entre mis manos tus manos,sobre mis labios tu aliento ...Pero desperté ... ¡llorando! ...¿por qué no es eterno el sueño?Me han dicho que ya no vuelvesy que más lejos te irás;pero el corazón me dice:- ¡sí volverá ... volverá!Con la última golondrinaque ha pasado por aquí,mandé decirte, mi vida,que te acordaras de mí.- Ya no sufras -me dijeron;mas yo en tanto me decía:¡Imposible! ¡si mi almano la olvida todavía ...!IIISe acerca una era dichosapara nuestras pobres almas;el corazón me lo dice,¡Y el corazón no me engaña!Sufro y padezco porque Dios lo quiere;mas aún tengo un consuelo, vida mía,pues la esperanza es lo último que muerey no ha muerto en mi pecho todavía.¡Mañana! -todas las nochesme dice llorando el alma;y despierto, y le pregunto,y vuelve a decir: ¡Mañana!Tú y yo llevamos un cielodentro del alma guardado:es un cielo de recuerdosy que se llama el pasado.Soñando dije en mi duelo:- ¡me olvida y la quiero tanto!Mas se calmó mi quebrantoporque contemplé en mi anhelouna gotita de llantosobre tus ojos de cielo.IVTodas las noches te sueño,todas las noches te hablo;te miro todas las nochespero despierto ... ¡llorando!Para poder consolarmesólo bastan a mi almala música de un suspiroy el bálsamo de una lágrima.Por verte otra vez, daría ...yo no sé qué poder darte;no mi corazón ni mi almaporque ya te los llevaste.Todas las noches, mi vida,miro tu imagen hermosa;la beso mucho, ¡y le digomuchas cosas, muchas cosas! ...¡Adiós, mi bien! Ya no llores;piensa mucho en nuestro amor.Te quiero mucho, te adoro ...te mando un beso y ¡adiós!1877Volver al IndiceHISTORIA DE UN BESOPoemaAl señor don José M. Flores VerdadIYa sé que has empezadoa soñar un placer desconocido;un placer, que es mejor, aun no soñado,cubrirlo con el velo del olvido.Sé que sintiendo ignotas sensacionestruecas en realidades tus quimeras,y crecen sin cesar las ilusionesal calor de tus quince primaveras.Ya sé que has empezadoa querer comprender por qué gorjeaun canario que tienes encerradoy al ver otros canarios aletea.Ya sé que piensas mucho, y tenazmenteaspiras el olor de las violetasque tienes en la orilla de una fuente.Sé que sientes en tu almaimpresiones furtivas y secretasque te hacen delirar, en santa calma,con los sueños que tienen los poetas.Que a la hora del crepúsculo sombrío,tu semblante hechicerova a ver el curso rápido que sigueuna hojita, que arrojas en el río.Y sé, por conclusión, que te persigue,como al pobre viajeropersigue el espejismo en los desiertos,un novio que soñaste en una nochecuando aún tenías los párpados abiertos.Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Ya no llores por mi ausencia;no lloraré por la tuya.Podremos dejar de vernos,pero de adorarnos ... ¡nunca!
Antes de ayer por la nochepasé, mi bien, por tu casa, y ¡qué tristeza me diover cerradas sus ventanas!
Mucho he leído tus cartas;mucho he besado tu pelo,y mucho he estrechado, niña,tu imagen sobre mi pecho.
IICuando todas las noches,lloroso y triste,voy a besar tu imageny a despedirme,piensa mi almaque sonriendo me dices:¡hasta mañana!Esta tristeza de muerteque dentro del alma siento,siempre, mi vida, la ahuyentocon la esperanza de verte.Anoche sentí en mi frenteel roce de tus cabellos;entre mis manos tus manos,sobre mis labios tu aliento ...Pero desperté ... ¡llorando! ...¿por qué no es eterno el sueño?Me han dicho que ya no vuelvesy que más lejos te irás;pero el corazón me dice:- ¡sí volverá ... volverá!Con la última golondrinaque ha pasado por aquí,mandé decirte, mi vida,que te acordaras de mí.- Ya no sufras -me dijeron;mas yo en tanto me decía:¡Imposible! ¡si mi almano la olvida todavía ...!IIISe acerca una era dichosapara nuestras pobres almas;el corazón me lo dice,¡Y el corazón no me engaña!Sufro y padezco porque Dios lo quiere;mas aún tengo un consuelo, vida mía,pues la esperanza es lo último que muerey no ha muerto en mi pecho todavía.¡Mañana! -todas las nochesme dice llorando el alma;y despierto, y le pregunto,y vuelve a decir: ¡Mañana!Tú y yo llevamos un cielodentro del alma guardado:es un cielo de recuerdosy que se llama el pasado.Soñando dije en mi duelo:- ¡me olvida y la quiero tanto!Mas se calmó mi quebrantoporque contemplé en mi anhelouna gotita de llantosobre tus ojos de cielo.IVTodas las noches te sueño,todas las noches te hablo;te miro todas las nochespero despierto ... ¡llorando!Para poder consolarmesólo bastan a mi almala música de un suspiroy el bálsamo de una lágrima.Por verte otra vez, daría ...yo no sé qué poder darte;no mi corazón ni mi almaporque ya te los llevaste.Todas las noches, mi vida,miro tu imagen hermosa;la beso mucho, ¡y le digomuchas cosas, muchas cosas! ...¡Adiós, mi bien! Ya no llores;piensa mucho en nuestro amor.Te quiero mucho, te adoro ...te mando un beso y ¡adiós!1877Volver al IndiceHISTORIA DE UN BESOPoemaAl señor don José M. Flores VerdadIYa sé que has empezadoa soñar un placer desconocido;un placer, que es mejor, aun no soñado,cubrirlo con el velo del olvido.Sé que sintiendo ignotas sensacionestruecas en realidades tus quimeras,y crecen sin cesar las ilusionesal calor de tus quince primaveras.Ya sé que has empezadoa querer comprender por qué gorjeaun canario que tienes encerradoy al ver otros canarios aletea.Ya sé que piensas mucho, y tenazmenteaspiras el olor de las violetasque tienes en la orilla de una fuente.Sé que sientes en tu almaimpresiones furtivas y secretasque te hacen delirar, en santa calma,con los sueños que tienen los poetas.Que a la hora del crepúsculo sombrío,tu semblante hechicerova a ver el curso rápido que sigueuna hojita, que arrojas en el río.Y sé, por conclusión, que te persigue,como al pobre viajeropersigue el espejismo en los desiertos,un novio que soñaste en una nochecuando aún tenías los párpados abiertos.Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Cuando todas las noches,lloroso y triste,voy a besar tu imageny a despedirme,piensa mi almaque sonriendo me dices:¡hasta mañana!Esta tristeza de muerteque dentro del alma siento,siempre, mi vida, la ahuyentocon la esperanza de verte.Anoche sentí en mi frenteel roce de tus cabellos;entre mis manos tus manos,sobre mis labios tu aliento ...Pero desperté ... ¡llorando! ...¿por qué no es eterno el sueño?Me han dicho que ya no vuelvesy que más lejos te irás;pero el corazón me dice:- ¡sí volverá ... volverá!Con la última golondrinaque ha pasado por aquí,mandé decirte, mi vida,que te acordaras de mí.- Ya no sufras -me dijeron;mas yo en tanto me decía:¡Imposible! ¡si mi almano la olvida todavía ...!IIISe acerca una era dichosapara nuestras pobres almas;el corazón me lo dice,¡Y el corazón no me engaña!Sufro y padezco porque Dios lo quiere;mas aún tengo un consuelo, vida mía,pues la esperanza es lo último que muerey no ha muerto en mi pecho todavía.¡Mañana! -todas las nochesme dice llorando el alma;y despierto, y le pregunto,y vuelve a decir: ¡Mañana!Tú y yo llevamos un cielodentro del alma guardado:es un cielo de recuerdosy que se llama el pasado.Soñando dije en mi duelo:- ¡me olvida y la quiero tanto!Mas se calmó mi quebrantoporque contemplé en mi anhelouna gotita de llantosobre tus ojos de cielo.IVTodas las noches te sueño,todas las noches te hablo;te miro todas las nochespero despierto ... ¡llorando!Para poder consolarmesólo bastan a mi almala música de un suspiroy el bálsamo de una lágrima.Por verte otra vez, daría ...yo no sé qué poder darte;no mi corazón ni mi almaporque ya te los llevaste.Todas las noches, mi vida,miro tu imagen hermosa;la beso mucho, ¡y le digomuchas cosas, muchas cosas! ...¡Adiós, mi bien! Ya no llores;piensa mucho en nuestro amor.Te quiero mucho, te adoro ...te mando un beso y ¡adiós!1877Volver al IndiceHISTORIA DE UN BESOPoemaAl señor don José M. Flores VerdadIYa sé que has empezadoa soñar un placer desconocido;un placer, que es mejor, aun no soñado,cubrirlo con el velo del olvido.Sé que sintiendo ignotas sensacionestruecas en realidades tus quimeras,y crecen sin cesar las ilusionesal calor de tus quince primaveras.Ya sé que has empezadoa querer comprender por qué gorjeaun canario que tienes encerradoy al ver otros canarios aletea.Ya sé que piensas mucho, y tenazmenteaspiras el olor de las violetasque tienes en la orilla de una fuente.Sé que sientes en tu almaimpresiones furtivas y secretasque te hacen delirar, en santa calma,con los sueños que tienen los poetas.Que a la hora del crepúsculo sombrío,tu semblante hechicerova a ver el curso rápido que sigueuna hojita, que arrojas en el río.Y sé, por conclusión, que te persigue,como al pobre viajeropersigue el espejismo en los desiertos,un novio que soñaste en una nochecuando aún tenías los párpados abiertos.Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Esta tristeza de muerteque dentro del alma siento,siempre, mi vida, la ahuyentocon la esperanza de verte.
Anoche sentí en mi frenteel roce de tus cabellos;entre mis manos tus manos,sobre mis labios tu aliento ...Pero desperté ... ¡llorando! ...¿por qué no es eterno el sueño?
Me han dicho que ya no vuelvesy que más lejos te irás;pero el corazón me dice:- ¡sí volverá ... volverá!
Con la última golondrinaque ha pasado por aquí,mandé decirte, mi vida,que te acordaras de mí.
- Ya no sufras -me dijeron;mas yo en tanto me decía:¡Imposible! ¡si mi almano la olvida todavía ...!
IIISe acerca una era dichosapara nuestras pobres almas;el corazón me lo dice,¡Y el corazón no me engaña!Sufro y padezco porque Dios lo quiere;mas aún tengo un consuelo, vida mía,pues la esperanza es lo último que muerey no ha muerto en mi pecho todavía.¡Mañana! -todas las nochesme dice llorando el alma;y despierto, y le pregunto,y vuelve a decir: ¡Mañana!Tú y yo llevamos un cielodentro del alma guardado:es un cielo de recuerdosy que se llama el pasado.Soñando dije en mi duelo:- ¡me olvida y la quiero tanto!Mas se calmó mi quebrantoporque contemplé en mi anhelouna gotita de llantosobre tus ojos de cielo.IVTodas las noches te sueño,todas las noches te hablo;te miro todas las nochespero despierto ... ¡llorando!Para poder consolarmesólo bastan a mi almala música de un suspiroy el bálsamo de una lágrima.Por verte otra vez, daría ...yo no sé qué poder darte;no mi corazón ni mi almaporque ya te los llevaste.Todas las noches, mi vida,miro tu imagen hermosa;la beso mucho, ¡y le digomuchas cosas, muchas cosas! ...¡Adiós, mi bien! Ya no llores;piensa mucho en nuestro amor.Te quiero mucho, te adoro ...te mando un beso y ¡adiós!1877Volver al IndiceHISTORIA DE UN BESOPoemaAl señor don José M. Flores VerdadIYa sé que has empezadoa soñar un placer desconocido;un placer, que es mejor, aun no soñado,cubrirlo con el velo del olvido.Sé que sintiendo ignotas sensacionestruecas en realidades tus quimeras,y crecen sin cesar las ilusionesal calor de tus quince primaveras.Ya sé que has empezadoa querer comprender por qué gorjeaun canario que tienes encerradoy al ver otros canarios aletea.Ya sé que piensas mucho, y tenazmenteaspiras el olor de las violetasque tienes en la orilla de una fuente.Sé que sientes en tu almaimpresiones furtivas y secretasque te hacen delirar, en santa calma,con los sueños que tienen los poetas.Que a la hora del crepúsculo sombrío,tu semblante hechicerova a ver el curso rápido que sigueuna hojita, que arrojas en el río.Y sé, por conclusión, que te persigue,como al pobre viajeropersigue el espejismo en los desiertos,un novio que soñaste en una nochecuando aún tenías los párpados abiertos.Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Se acerca una era dichosapara nuestras pobres almas;el corazón me lo dice,¡Y el corazón no me engaña!Sufro y padezco porque Dios lo quiere;mas aún tengo un consuelo, vida mía,pues la esperanza es lo último que muerey no ha muerto en mi pecho todavía.¡Mañana! -todas las nochesme dice llorando el alma;y despierto, y le pregunto,y vuelve a decir: ¡Mañana!Tú y yo llevamos un cielodentro del alma guardado:es un cielo de recuerdosy que se llama el pasado.Soñando dije en mi duelo:- ¡me olvida y la quiero tanto!Mas se calmó mi quebrantoporque contemplé en mi anhelouna gotita de llantosobre tus ojos de cielo.IVTodas las noches te sueño,todas las noches te hablo;te miro todas las nochespero despierto ... ¡llorando!Para poder consolarmesólo bastan a mi almala música de un suspiroy el bálsamo de una lágrima.Por verte otra vez, daría ...yo no sé qué poder darte;no mi corazón ni mi almaporque ya te los llevaste.Todas las noches, mi vida,miro tu imagen hermosa;la beso mucho, ¡y le digomuchas cosas, muchas cosas! ...¡Adiós, mi bien! Ya no llores;piensa mucho en nuestro amor.Te quiero mucho, te adoro ...te mando un beso y ¡adiós!1877Volver al IndiceHISTORIA DE UN BESOPoemaAl señor don José M. Flores VerdadIYa sé que has empezadoa soñar un placer desconocido;un placer, que es mejor, aun no soñado,cubrirlo con el velo del olvido.Sé que sintiendo ignotas sensacionestruecas en realidades tus quimeras,y crecen sin cesar las ilusionesal calor de tus quince primaveras.Ya sé que has empezadoa querer comprender por qué gorjeaun canario que tienes encerradoy al ver otros canarios aletea.Ya sé que piensas mucho, y tenazmenteaspiras el olor de las violetasque tienes en la orilla de una fuente.Sé que sientes en tu almaimpresiones furtivas y secretasque te hacen delirar, en santa calma,con los sueños que tienen los poetas.Que a la hora del crepúsculo sombrío,tu semblante hechicerova a ver el curso rápido que sigueuna hojita, que arrojas en el río.Y sé, por conclusión, que te persigue,como al pobre viajeropersigue el espejismo en los desiertos,un novio que soñaste en una nochecuando aún tenías los párpados abiertos.Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Sufro y padezco porque Dios lo quiere;mas aún tengo un consuelo, vida mía,pues la esperanza es lo último que muerey no ha muerto en mi pecho todavía.
¡Mañana! -todas las nochesme dice llorando el alma;y despierto, y le pregunto,y vuelve a decir: ¡Mañana!
Tú y yo llevamos un cielodentro del alma guardado:es un cielo de recuerdosy que se llama el pasado.
Soñando dije en mi duelo:- ¡me olvida y la quiero tanto!Mas se calmó mi quebrantoporque contemplé en mi anhelouna gotita de llantosobre tus ojos de cielo.
IVTodas las noches te sueño,todas las noches te hablo;te miro todas las nochespero despierto ... ¡llorando!Para poder consolarmesólo bastan a mi almala música de un suspiroy el bálsamo de una lágrima.Por verte otra vez, daría ...yo no sé qué poder darte;no mi corazón ni mi almaporque ya te los llevaste.Todas las noches, mi vida,miro tu imagen hermosa;la beso mucho, ¡y le digomuchas cosas, muchas cosas! ...¡Adiós, mi bien! Ya no llores;piensa mucho en nuestro amor.Te quiero mucho, te adoro ...te mando un beso y ¡adiós!1877Volver al IndiceHISTORIA DE UN BESOPoemaAl señor don José M. Flores VerdadIYa sé que has empezadoa soñar un placer desconocido;un placer, que es mejor, aun no soñado,cubrirlo con el velo del olvido.Sé que sintiendo ignotas sensacionestruecas en realidades tus quimeras,y crecen sin cesar las ilusionesal calor de tus quince primaveras.Ya sé que has empezadoa querer comprender por qué gorjeaun canario que tienes encerradoy al ver otros canarios aletea.Ya sé que piensas mucho, y tenazmenteaspiras el olor de las violetasque tienes en la orilla de una fuente.Sé que sientes en tu almaimpresiones furtivas y secretasque te hacen delirar, en santa calma,con los sueños que tienen los poetas.Que a la hora del crepúsculo sombrío,tu semblante hechicerova a ver el curso rápido que sigueuna hojita, que arrojas en el río.Y sé, por conclusión, que te persigue,como al pobre viajeropersigue el espejismo en los desiertos,un novio que soñaste en una nochecuando aún tenías los párpados abiertos.Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Todas las noches te sueño,todas las noches te hablo;te miro todas las nochespero despierto ... ¡llorando!Para poder consolarmesólo bastan a mi almala música de un suspiroy el bálsamo de una lágrima.Por verte otra vez, daría ...yo no sé qué poder darte;no mi corazón ni mi almaporque ya te los llevaste.Todas las noches, mi vida,miro tu imagen hermosa;la beso mucho, ¡y le digomuchas cosas, muchas cosas! ...¡Adiós, mi bien! Ya no llores;piensa mucho en nuestro amor.Te quiero mucho, te adoro ...te mando un beso y ¡adiós!1877Volver al IndiceHISTORIA DE UN BESOPoemaAl señor don José M. Flores VerdadIYa sé que has empezadoa soñar un placer desconocido;un placer, que es mejor, aun no soñado,cubrirlo con el velo del olvido.Sé que sintiendo ignotas sensacionestruecas en realidades tus quimeras,y crecen sin cesar las ilusionesal calor de tus quince primaveras.Ya sé que has empezadoa querer comprender por qué gorjeaun canario que tienes encerradoy al ver otros canarios aletea.Ya sé que piensas mucho, y tenazmenteaspiras el olor de las violetasque tienes en la orilla de una fuente.Sé que sientes en tu almaimpresiones furtivas y secretasque te hacen delirar, en santa calma,con los sueños que tienen los poetas.Que a la hora del crepúsculo sombrío,tu semblante hechicerova a ver el curso rápido que sigueuna hojita, que arrojas en el río.Y sé, por conclusión, que te persigue,como al pobre viajeropersigue el espejismo en los desiertos,un novio que soñaste en una nochecuando aún tenías los párpados abiertos.Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Para poder consolarmesólo bastan a mi almala música de un suspiroy el bálsamo de una lágrima.
Por verte otra vez, daría ...yo no sé qué poder darte;no mi corazón ni mi almaporque ya te los llevaste.
Todas las noches, mi vida,miro tu imagen hermosa;la beso mucho, ¡y le digomuchas cosas, muchas cosas! ...
¡Adiós, mi bien! Ya no llores;piensa mucho en nuestro amor.Te quiero mucho, te adoro ...te mando un beso y ¡adiós!
1877Volver al IndiceHISTORIA DE UN BESOPoemaAl señor don José M. Flores VerdadIYa sé que has empezadoa soñar un placer desconocido;un placer, que es mejor, aun no soñado,cubrirlo con el velo del olvido.Sé que sintiendo ignotas sensacionestruecas en realidades tus quimeras,y crecen sin cesar las ilusionesal calor de tus quince primaveras.Ya sé que has empezadoa querer comprender por qué gorjeaun canario que tienes encerradoy al ver otros canarios aletea.Ya sé que piensas mucho, y tenazmenteaspiras el olor de las violetasque tienes en la orilla de una fuente.Sé que sientes en tu almaimpresiones furtivas y secretasque te hacen delirar, en santa calma,con los sueños que tienen los poetas.Que a la hora del crepúsculo sombrío,tu semblante hechicerova a ver el curso rápido que sigueuna hojita, que arrojas en el río.Y sé, por conclusión, que te persigue,como al pobre viajeropersigue el espejismo en los desiertos,un novio que soñaste en una nochecuando aún tenías los párpados abiertos.Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
HISTORIA DE UN BESOPoemaAl señor don José M. Flores VerdadIYa sé que has empezadoa soñar un placer desconocido;un placer, que es mejor, aun no soñado,cubrirlo con el velo del olvido.Sé que sintiendo ignotas sensacionestruecas en realidades tus quimeras,y crecen sin cesar las ilusionesal calor de tus quince primaveras.Ya sé que has empezadoa querer comprender por qué gorjeaun canario que tienes encerradoy al ver otros canarios aletea.Ya sé que piensas mucho, y tenazmenteaspiras el olor de las violetasque tienes en la orilla de una fuente.Sé que sientes en tu almaimpresiones furtivas y secretasque te hacen delirar, en santa calma,con los sueños que tienen los poetas.Que a la hora del crepúsculo sombrío,tu semblante hechicerova a ver el curso rápido que sigueuna hojita, que arrojas en el río.Y sé, por conclusión, que te persigue,como al pobre viajeropersigue el espejismo en los desiertos,un novio que soñaste en una nochecuando aún tenías los párpados abiertos.Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Al señor don José M. Flores Verdad
IYa sé que has empezadoa soñar un placer desconocido;un placer, que es mejor, aun no soñado,cubrirlo con el velo del olvido.Sé que sintiendo ignotas sensacionestruecas en realidades tus quimeras,y crecen sin cesar las ilusionesal calor de tus quince primaveras.Ya sé que has empezadoa querer comprender por qué gorjeaun canario que tienes encerradoy al ver otros canarios aletea.Ya sé que piensas mucho, y tenazmenteaspiras el olor de las violetasque tienes en la orilla de una fuente.Sé que sientes en tu almaimpresiones furtivas y secretasque te hacen delirar, en santa calma,con los sueños que tienen los poetas.Que a la hora del crepúsculo sombrío,tu semblante hechicerova a ver el curso rápido que sigueuna hojita, que arrojas en el río.Y sé, por conclusión, que te persigue,como al pobre viajeropersigue el espejismo en los desiertos,un novio que soñaste en una nochecuando aún tenías los párpados abiertos.Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Ya sé que has empezadoa soñar un placer desconocido;un placer, que es mejor, aun no soñado,cubrirlo con el velo del olvido.Sé que sintiendo ignotas sensacionestruecas en realidades tus quimeras,y crecen sin cesar las ilusionesal calor de tus quince primaveras.Ya sé que has empezadoa querer comprender por qué gorjeaun canario que tienes encerradoy al ver otros canarios aletea.Ya sé que piensas mucho, y tenazmenteaspiras el olor de las violetasque tienes en la orilla de una fuente.Sé que sientes en tu almaimpresiones furtivas y secretasque te hacen delirar, en santa calma,con los sueños que tienen los poetas.Que a la hora del crepúsculo sombrío,tu semblante hechicerova a ver el curso rápido que sigueuna hojita, que arrojas en el río.Y sé, por conclusión, que te persigue,como al pobre viajeropersigue el espejismo en los desiertos,un novio que soñaste en una nochecuando aún tenías los párpados abiertos.Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Todo esto es alarmante,pero es más alarmante todavíaque han sorprendido en tu mirada amanteyo no sé qué secreta simpatíacon la mirada errantede unos ojos oscuros y sombríos,así, como los míos,que te ven sin cesar, a cada instante.Y me han dicho también -esto es más grave-que en tus ratos de sueños y embeleso,tu boca de carmín moverse sabecon la nerviosa convulsión del beso.
¿Es verdad? ¿No es verdad? Por si lo fuesevoy a darte un consejo,que has de seguir, aunque no soy un viejo:antes -óyelo bien-, antes que a un hombretu boca llena de entusiasmo bese,ten presente, María,acuérdate y medítalo con calma,que un beso es la donación del alma,¡y ésta no vuelve más si se va un día!Y para que lo creas, niña querida,tú que has dejado por el mundo el cielo,te lo voy a probar: paso en seguidaa contarte la historia de Consuelo.
IICumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Cumplió quince años, se vistió de largoy a un rincón arrojando sus muñecas,dejó lo dulce por probar lo amargoy sus flores cambió por hojas secas.Dejó de ir a la escuelay de escuchar los cuentos de la abuelay su semblante pálido y risueño,antes burlón, festivo, casi loco,fue tomando, tomando poco a pocoel tinte vaporoso de un ensueño.¡Soñar y más soñar! Siente Consuelouna vaga y convulsapalpitación interna que la impulsaa alzar el rostro y contemplar el cielo.¿Por qué? ... Porque ha soñadoen sus delirios de anhelar profundo,un semblante hechicero iluminadocon yo no sé qué rayos de otro mundo.Y lo busca, lo busca delirante,ahogando en su interior tristes querellasy paseando su mirada errantepor el ancho confín de las estrellas.Mira siempre hacia arribacon la firme creenciade que lo ha de encontrar, pues mientras vivaformará aquel ensueño su existencia.IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
IIIComo vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Como vive Consuelo en una casainmediata a una huerta, en donde pasalas noches tristes y los días risueños,pensando mucho, revolviendo sueñosy entablando en suspiros y querellasdiálogos con la luna y las estrellas,su mirada ha tomadoesa intranquilidad indefinibledel que está acostumbradoa mirar lo invisible.Sus labios van tomando los coloresque ha pintado el Estíoen las hojas marchitas de las flores,y sus mejillas puras y serenasel matiz de las blancas azucenas.IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
IV¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
¿Te interesa Consuelo, ídolo mío?¿No es verdad que sufríapor el solo ideal de un pensamiento? ...Por eso sufres tú. Prosigo el cuento;fíjate mucho en él: Sucedió un díaque a la hora melancólica y sombríaen que el sol paso a pasose va a hundir en la tumba del Ocaso,paseándose Consuelopor una de las calles de su huerta,después de haber mirado mucho el cielocomo buscando en él alguna puertapor donde ver al novio de su anhelo;después que se embriagó con los aromasque todas sus violetas exhalabany llena de emociones que la ahogabanfue a darles de comer a sus palomas,se quedó nuestra triste soñadorafijando su mirada en lo invisible ...Así estuvo una hora y otra horapensando ¿en qué? ¡quién sabe! ...En lo imposible.VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
VY repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Y repentinamentevuélvese atrás porque a su espalda sientecomo el ruido de un cuerpo que caía.La noche se acercaba lentamentecon su cauda sombría,y al último reflejo de Occidentemira a sus pies Consueloun hombre, un ángel, ¿qué se yo? un fantasmaa quien juzga caído desde el cielo.Pero lo más extrañoes que no piense aquella criaturaque desde tal alturahaya caído sin hacerse daño.Ello es que siente al punto interiormenteuna inmensa y terrible sacudida,así, como se sientela convulsión primera de la vida.La brisa murmuraba entre el follaje,cantaban en lo umbrío los ruiseñoresy temblaban las hojas del ramaje,y temblaban las hojas de las flores.Consuelo huir pretende,pero aquel ángel que la ve asustada,algo como un volcán en su alma enciendecon la inmensa explosión de una mirada,y en aquel mismo instante,al alzar a lo azul su rostro bello,baja del sol el último destellosobre su melancólico semblante.- ¿Has venido del cielo?-le pregunta Consuelo,asomando a su rostro los sonrojosbenditos del pudor, y estremecidaescucha que - voy a dejar la vidapor llegar hasta el cielo de tus ojos-una voz le responde conmovida.Es un joven apenas, casi un niñoel que enciende en su pecho aquel cariño,pues es, si hemos de creer en sus ensueños,el encantado novio de sus sueños.Era hermoso, pero ella no veíaque, al contemplarla con cariño tierno,siendó del cielo su mirar, tenía¡yo no sé qué reflejos del infierno!VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
VITe digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Te digo, entre paréntesis, María,porque sepas la historia toda cierta,que no caía del cielo, pues caíade la tapia más alta de la huertael novio que Consuelo presentía.VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
VIIDespués que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Después que los amantesse estuvieron enviando a sus antojosel amor por sus labios palpitantesy la esencia del alma por sus ojos,de amor y de venturaen un ardiente exceso,nuestra pobre Consuelo tierna y puracometió la locurade darle al novio el alma con un beso.En un verde emparradodonde la madreselva entretejidahacía el ambiente embalsamado,cual si fuera la esencia de la vida;allí, donde la brisa murmurabacual murmura la brisa en los jardinesy con delicia el ruiseñor cantabay se enlazaban nardos y jazmines,allí, de su ilusión bajo la calma,sintiendo el corazón hecho una hoguera,llena de amor, y por la vez primera,besó la niña ¡y se quedó sin alma! ...VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
VIIIDespués se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Después se separaronaquellas dos entrelazadas palmas,sin alma allí quedándose la niñay el amante llevándose dos almas.Y se pasó la noche, y llegó el díacon su rosada y refulgente aurora,coronando de luz y de alegríala frente de la pobre soñadora.Amaneció aquel día para Consuelomás bello que los días anteriores,lleno de nubes de arrebol el cielo,el aire de aves y el vergel de flores.Ella vio, o creyó ver en sus antojosnacer la aurora poética y tranquila,con un sol más brillante que sus ojosy un cielo más azul que su pupila;pues siente que su pecho se ha llenadode nubes blancas y de luces bellas,porque adora sin fin a aquel soñadonovio que le cayó de las estrellas.IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
IXComo no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Como no volvió a ver a aquel amanteque sin alma y llorando la ha dejado,ya siente esa inquietud desesperantedel que ha visto una vez lo que ha soñado.Pues la pobre Consuelo,en la ilusión que su cerebro encierra,cree que es un ángel que bajó a la tierra¡y después de besada se fue al cielo!¡Oh, sueños de inocencia en un solo momento disipados!¡Castísimos vapores condensadospor el frío glacial de la existencia!¡Mirajes encantados y risueños!¡Ilusiones de amor que se disuelvencomo una inmensa flotación de sueñosque llegan, que se van y que no vuelven! ...Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Después ... después ... como rosal marchitoque se inclina abatido por el suelo,lanzando un triste y lastimero grito,hacia la tierra se inclinó Consuelo.¡Abandonó su espíritu benditoeste valle, de lágrimas fecundo,tal vez para buscar en lo infinitoa su novio de allá, del otro mundo!
X¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
¿Te has convencido ya que poco viveel que se entrega a su amoroso exceso,y se queda sin alma quien da un besoporque se lleva dos quien lo recibe? ...¡Sin alma, sí! ... Pregúntalo, María,¡a mí que ya me encuentro sin la mía! ...¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
¡Basta ya! ¡Basta ya, que aquí he sentidoun millón de pesares y de enojosque ahora sin querer he removido!¡Sí! ¡sí!, luz de mis ojos,arcángel descendido de otro mundo,¡no pensé que al hablarte de estas cosasescarbaría de mi alma en lo profundomuchas, muchas memorias dolorosas!¡Ay! ya no quiero que mi pena crezca;he removido la ceniza fría,¡y desgarré la cicatriz aún frescade una herida que sangra todavía!Hoy, al verte tan pálida y tan triste,me he acordado ¿si vieras? me he acordadode un ángel que los cielos ha dejadoy que tal vez para mi amor existe.Es una niña que formó el encantode mis días más gratos y risueños,a quien quise, a quien quiero ¡tanto! ¡tanto!como quieres al novio de tus sueños.
¡Sombra querida de mi santa madre!¡ven, ven a dar a mi dolor consuelo;muéstrame tu semblante desde el cieloantes que el corazón se me taladre!Ya siento que con bárbara fierezame matan la fatiga y el despecho ...¡porque se ahoga en lágrimas mi pecho!¡porque voy a morirme de tristeza!
Septiembre de 1879Volver al IndiceOFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
OFELIAA Concha PadillaCogiendo floresy cantando pasa Bécquer¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Cogiendo floresy cantando pasa Bécquer
¡Qué triste estás, Ofelia! Tu mirada,donde el sol de la vida apenas arde,velando va la ráfaga enlutadaque cubre el cielo al declinar la tarde.Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
Brumas del Norte con sus pardas nieblasy astros de los espacios celestialestu cerebro llenaron de tinieblas,tu corazón de rayos inmortales.
El canto de tu voz entristecidaes, al brotar de tu garganta inerte,el gran epitalamio de la vidaque pasa a desposarse con la muerte.
Deja esas flores pálidas y bellasy tiende el vuelo en apacible calma:¡ya tomarás del cielo las estrellaspara incrustarlas todas en tu alma!
Miraste el mundo, y lo encontró pequeñotu gigante y ansiosa fantasía;soñaste en el amor, y fue tu sueñoun eterno sollozo de agonía.
A un hombre viste y con furor lo amaste;se estremeció tu pecho de esperanza ...Fuiste a estrechar su mano ... ¡y la encontrasteroja de sangre y negra de venganza!
Todo se agita en convulsión horribleal acercarte tú, de dicha ansiosa;la vida se hace para ti imposible,y el vértigo te arrastra hacia la fosa ...
¿Por qué vivir? Tu frente coronadade flores incoloras y marchitas,se encuentra en su interior volcanizaday cubierta de sombras infinitas.
¡Muere! ... ¡Debes morir! ... Tu fe perdidavuela a buscar en la celeste calma.¡Más allá de la muerte está la vida!¡Más allá de la vida, Dios y el alma! ...
¡Oh! niña, la del pálido semblantede expresión cariñosa y lastimera;la de mirada lánguida y amante,la de blonda y sedosa cabellera,
¿has bajado a este abismo de dolorespara vivir de tu ilusión secreta,o eres sueño nomás de luz y floresencarnado en la mente del poeta? ...
¡Oh, sí! vives: tu vida está en el llantodel mundo, y en la eterna bienandanza.¡En la tierra te llamas desencanto,y en el cielo te llamas esperanza!
Yo miré aparecer ante mi vistaesa pálida niña triste y quieta.Encarnado en las formas de la artistaquedó el sueño divino del poeta.
Yo he visto en ti su virginal figura,y ha escuchado en tu voz el alma míasus inmensos sollozos de amarguray sus gritos horribles de agonía.
Que esa creación sublime del prosceniopasó, como relámpago fulgente,de la mente de Dios a la del Genio,de la mente del Genio hasta tu mente.
Yo la he sentido palpitar al verte,la he escuchado gemir al escucharte,y te he visto, te he visto grande y fuertesobre el augusto pedestal del Arte ...
¡Arrebata sus palmas a la gloria;y en pos del arte, con amor profundo,que tu nombre inmortal guarde la historia,que Dios te premie y que te aplauda el mundo!
1881Volver al IndicePASIÓNA Esther
PASIÓNA Esther
ISi en estas horas de pesar y duelo,si en estas horas de pasión y calma,se alzan vibrando hasta el azul del cielolas notas de la música del alma,es porque yo, vagando sin consuelo,en mi desierto hallé la hermosa palma,que en medio a las borrascas de mi vidame da la paz y la quietud perdida.IIAngel-mujer que en medio a mi caminocual un rayo de luz apareciste,bañada en el fulgor puro y divinocon que Dios a los ángeles reviste:mujer que quebrantando mi destino,un edén haces de mi vida triste,yo te amo, niña, con delicia y calma,¡con todo el fuego y la pasión del alma!IIICuando me ves, yo siento que mi vidase estremece de amor alborozada,que es tu dulce mirada bendecidaalgo como el fulgor de la alborada.No me niegues jamás, Esther querida,esa luz celestial de tu mirada,que es en medio del mar de mi existenciael faro de bendita refulgencia.IVCuando me hablas, mi vida es la tormentaque se calma al impulso de tu acento;es ola que en la playa se revientaal dulce soplo de la voz del viento.Porque tU voz promete y me presentatodo un mundo de amor y sentimiento,y cuando oigo tu voz, oigo en mi anheloalgo como la música del cielo.VHáblame, tierna Esther, hermosa ondinaque se desliza en transparente lago,celaje que entre aljófares caminadel manso viento al murmurante halago.Hazme escuchar tU voz pura y divina,hazme sentir tu aliento dulce y vago,hazme ver la emoción en tus mejillas¡y te amaré por siempre de rodillas!VIAl mirarte yo siento que una olade fuego y luz mis venas enardece;miro un cielo de sombras donde solatu blanca imagen fúlgida aparece.Tu frente la circunda una aureoladonde la luz del cielo resplandece,y en tus miradas de infinita calmaarden las luces del fulgor del alma.VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
Si en estas horas de pesar y duelo,si en estas horas de pasión y calma,se alzan vibrando hasta el azul del cielolas notas de la música del alma,es porque yo, vagando sin consuelo,en mi desierto hallé la hermosa palma,que en medio a las borrascas de mi vidame da la paz y la quietud perdida.IIAngel-mujer que en medio a mi caminocual un rayo de luz apareciste,bañada en el fulgor puro y divinocon que Dios a los ángeles reviste:mujer que quebrantando mi destino,un edén haces de mi vida triste,yo te amo, niña, con delicia y calma,¡con todo el fuego y la pasión del alma!IIICuando me ves, yo siento que mi vidase estremece de amor alborozada,que es tu dulce mirada bendecidaalgo como el fulgor de la alborada.No me niegues jamás, Esther querida,esa luz celestial de tu mirada,que es en medio del mar de mi existenciael faro de bendita refulgencia.IVCuando me hablas, mi vida es la tormentaque se calma al impulso de tu acento;es ola que en la playa se revientaal dulce soplo de la voz del viento.Porque tU voz promete y me presentatodo un mundo de amor y sentimiento,y cuando oigo tu voz, oigo en mi anheloalgo como la música del cielo.VHáblame, tierna Esther, hermosa ondinaque se desliza en transparente lago,celaje que entre aljófares caminadel manso viento al murmurante halago.Hazme escuchar tU voz pura y divina,hazme sentir tu aliento dulce y vago,hazme ver la emoción en tus mejillas¡y te amaré por siempre de rodillas!VIAl mirarte yo siento que una olade fuego y luz mis venas enardece;miro un cielo de sombras donde solatu blanca imagen fúlgida aparece.Tu frente la circunda una aureoladonde la luz del cielo resplandece,y en tus miradas de infinita calmaarden las luces del fulgor del alma.VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
IIAngel-mujer que en medio a mi caminocual un rayo de luz apareciste,bañada en el fulgor puro y divinocon que Dios a los ángeles reviste:mujer que quebrantando mi destino,un edén haces de mi vida triste,yo te amo, niña, con delicia y calma,¡con todo el fuego y la pasión del alma!IIICuando me ves, yo siento que mi vidase estremece de amor alborozada,que es tu dulce mirada bendecidaalgo como el fulgor de la alborada.No me niegues jamás, Esther querida,esa luz celestial de tu mirada,que es en medio del mar de mi existenciael faro de bendita refulgencia.IVCuando me hablas, mi vida es la tormentaque se calma al impulso de tu acento;es ola que en la playa se revientaal dulce soplo de la voz del viento.Porque tU voz promete y me presentatodo un mundo de amor y sentimiento,y cuando oigo tu voz, oigo en mi anheloalgo como la música del cielo.VHáblame, tierna Esther, hermosa ondinaque se desliza en transparente lago,celaje que entre aljófares caminadel manso viento al murmurante halago.Hazme escuchar tU voz pura y divina,hazme sentir tu aliento dulce y vago,hazme ver la emoción en tus mejillas¡y te amaré por siempre de rodillas!VIAl mirarte yo siento que una olade fuego y luz mis venas enardece;miro un cielo de sombras donde solatu blanca imagen fúlgida aparece.Tu frente la circunda una aureoladonde la luz del cielo resplandece,y en tus miradas de infinita calmaarden las luces del fulgor del alma.VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
Angel-mujer que en medio a mi caminocual un rayo de luz apareciste,bañada en el fulgor puro y divinocon que Dios a los ángeles reviste:mujer que quebrantando mi destino,un edén haces de mi vida triste,yo te amo, niña, con delicia y calma,¡con todo el fuego y la pasión del alma!IIICuando me ves, yo siento que mi vidase estremece de amor alborozada,que es tu dulce mirada bendecidaalgo como el fulgor de la alborada.No me niegues jamás, Esther querida,esa luz celestial de tu mirada,que es en medio del mar de mi existenciael faro de bendita refulgencia.IVCuando me hablas, mi vida es la tormentaque se calma al impulso de tu acento;es ola que en la playa se revientaal dulce soplo de la voz del viento.Porque tU voz promete y me presentatodo un mundo de amor y sentimiento,y cuando oigo tu voz, oigo en mi anheloalgo como la música del cielo.VHáblame, tierna Esther, hermosa ondinaque se desliza en transparente lago,celaje que entre aljófares caminadel manso viento al murmurante halago.Hazme escuchar tU voz pura y divina,hazme sentir tu aliento dulce y vago,hazme ver la emoción en tus mejillas¡y te amaré por siempre de rodillas!VIAl mirarte yo siento que una olade fuego y luz mis venas enardece;miro un cielo de sombras donde solatu blanca imagen fúlgida aparece.Tu frente la circunda una aureoladonde la luz del cielo resplandece,y en tus miradas de infinita calmaarden las luces del fulgor del alma.VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
IIICuando me ves, yo siento que mi vidase estremece de amor alborozada,que es tu dulce mirada bendecidaalgo como el fulgor de la alborada.No me niegues jamás, Esther querida,esa luz celestial de tu mirada,que es en medio del mar de mi existenciael faro de bendita refulgencia.IVCuando me hablas, mi vida es la tormentaque se calma al impulso de tu acento;es ola que en la playa se revientaal dulce soplo de la voz del viento.Porque tU voz promete y me presentatodo un mundo de amor y sentimiento,y cuando oigo tu voz, oigo en mi anheloalgo como la música del cielo.VHáblame, tierna Esther, hermosa ondinaque se desliza en transparente lago,celaje que entre aljófares caminadel manso viento al murmurante halago.Hazme escuchar tU voz pura y divina,hazme sentir tu aliento dulce y vago,hazme ver la emoción en tus mejillas¡y te amaré por siempre de rodillas!VIAl mirarte yo siento que una olade fuego y luz mis venas enardece;miro un cielo de sombras donde solatu blanca imagen fúlgida aparece.Tu frente la circunda una aureoladonde la luz del cielo resplandece,y en tus miradas de infinita calmaarden las luces del fulgor del alma.VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
Cuando me ves, yo siento que mi vidase estremece de amor alborozada,que es tu dulce mirada bendecidaalgo como el fulgor de la alborada.No me niegues jamás, Esther querida,esa luz celestial de tu mirada,que es en medio del mar de mi existenciael faro de bendita refulgencia.IVCuando me hablas, mi vida es la tormentaque se calma al impulso de tu acento;es ola que en la playa se revientaal dulce soplo de la voz del viento.Porque tU voz promete y me presentatodo un mundo de amor y sentimiento,y cuando oigo tu voz, oigo en mi anheloalgo como la música del cielo.VHáblame, tierna Esther, hermosa ondinaque se desliza en transparente lago,celaje que entre aljófares caminadel manso viento al murmurante halago.Hazme escuchar tU voz pura y divina,hazme sentir tu aliento dulce y vago,hazme ver la emoción en tus mejillas¡y te amaré por siempre de rodillas!VIAl mirarte yo siento que una olade fuego y luz mis venas enardece;miro un cielo de sombras donde solatu blanca imagen fúlgida aparece.Tu frente la circunda una aureoladonde la luz del cielo resplandece,y en tus miradas de infinita calmaarden las luces del fulgor del alma.VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
IVCuando me hablas, mi vida es la tormentaque se calma al impulso de tu acento;es ola que en la playa se revientaal dulce soplo de la voz del viento.Porque tU voz promete y me presentatodo un mundo de amor y sentimiento,y cuando oigo tu voz, oigo en mi anheloalgo como la música del cielo.VHáblame, tierna Esther, hermosa ondinaque se desliza en transparente lago,celaje que entre aljófares caminadel manso viento al murmurante halago.Hazme escuchar tU voz pura y divina,hazme sentir tu aliento dulce y vago,hazme ver la emoción en tus mejillas¡y te amaré por siempre de rodillas!VIAl mirarte yo siento que una olade fuego y luz mis venas enardece;miro un cielo de sombras donde solatu blanca imagen fúlgida aparece.Tu frente la circunda una aureoladonde la luz del cielo resplandece,y en tus miradas de infinita calmaarden las luces del fulgor del alma.VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
Cuando me hablas, mi vida es la tormentaque se calma al impulso de tu acento;es ola que en la playa se revientaal dulce soplo de la voz del viento.Porque tU voz promete y me presentatodo un mundo de amor y sentimiento,y cuando oigo tu voz, oigo en mi anheloalgo como la música del cielo.VHáblame, tierna Esther, hermosa ondinaque se desliza en transparente lago,celaje que entre aljófares caminadel manso viento al murmurante halago.Hazme escuchar tU voz pura y divina,hazme sentir tu aliento dulce y vago,hazme ver la emoción en tus mejillas¡y te amaré por siempre de rodillas!VIAl mirarte yo siento que una olade fuego y luz mis venas enardece;miro un cielo de sombras donde solatu blanca imagen fúlgida aparece.Tu frente la circunda una aureoladonde la luz del cielo resplandece,y en tus miradas de infinita calmaarden las luces del fulgor del alma.VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
VHáblame, tierna Esther, hermosa ondinaque se desliza en transparente lago,celaje que entre aljófares caminadel manso viento al murmurante halago.Hazme escuchar tU voz pura y divina,hazme sentir tu aliento dulce y vago,hazme ver la emoción en tus mejillas¡y te amaré por siempre de rodillas!VIAl mirarte yo siento que una olade fuego y luz mis venas enardece;miro un cielo de sombras donde solatu blanca imagen fúlgida aparece.Tu frente la circunda una aureoladonde la luz del cielo resplandece,y en tus miradas de infinita calmaarden las luces del fulgor del alma.VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
Háblame, tierna Esther, hermosa ondinaque se desliza en transparente lago,celaje que entre aljófares caminadel manso viento al murmurante halago.Hazme escuchar tU voz pura y divina,hazme sentir tu aliento dulce y vago,hazme ver la emoción en tus mejillas¡y te amaré por siempre de rodillas!VIAl mirarte yo siento que una olade fuego y luz mis venas enardece;miro un cielo de sombras donde solatu blanca imagen fúlgida aparece.Tu frente la circunda una aureoladonde la luz del cielo resplandece,y en tus miradas de infinita calmaarden las luces del fulgor del alma.VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
VIAl mirarte yo siento que una olade fuego y luz mis venas enardece;miro un cielo de sombras donde solatu blanca imagen fúlgida aparece.Tu frente la circunda una aureoladonde la luz del cielo resplandece,y en tus miradas de infinita calmaarden las luces del fulgor del alma.VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
Al mirarte yo siento que una olade fuego y luz mis venas enardece;miro un cielo de sombras donde solatu blanca imagen fúlgida aparece.Tu frente la circunda una aureoladonde la luz del cielo resplandece,y en tus miradas de infinita calmaarden las luces del fulgor del alma.VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
VIILa luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
La luz del Universo está en tus ojos,la armonía de las aves en tu acentoy el suave olor de los claveles rojosestá en tu blando y perfumado aliento.Al mirarte tan bella, mis enojosse truecan en placer y arrobamiento,y en medio a mi pasión siento en mi frentede tus besos de amor el fuego ardiente.VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
VIIIYo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
Yo sueño un mundo con tu amor; yo sueñoun cielo de celajes y fulgores,arias de luz que en un edén risueñopueblan el horizonte de colores.Y en ese mundo que forjó mi ensueño,tapizado de césped y de flores,miro brillar tranquila en lontananzala bienhechora luz de la esperanza.IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
IXDe amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
De amor temblando el corazón ahorade ti viene a implorar ese consuelo,que disipe las lágrimas que lloray haga cesar sus penas y su duelo.Cada sonrisa tuya es una aurora,cada uno de tus ojos es un cielo,y bajo de esos cielos, mi alma ardientequiere ver esa aurora refulgente.XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
XA ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
A ti me acerco en mi entusiasmo ciego,temblando de pasión y de esperanza;oye piadosa mi ferviente ruegoy bríndame la paz y la bonanza.Calma del corazón el sacro fuego,haz que mire la dicha en lontananza;tú que inspiraste mi amoroso canto,no trueques mi pasión en desencanto.Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
Marzo de 1876Volver al IndiceLA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
LA MUJERA la señorita Josefa E.Jiménez¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
¡Cómo cantar mi inspiración mezquina!¡A ti, la hija del cielo,que derramas la dicha y el consuelobajo el influjo de la voz divina!A ti, cuyas miradas de ternuranos hacen creer en el edén soñadoy truecas la dicha y la amarguraa tu presencia virginal y pura,en un mundo de flores circundado.Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!San Luis Potosí, mayo de 1876Volver al IndiceMELODÍAS
Tú que naciste bellade una aureola divina circundaday rompiendo la bruma,la bruma de la noche tenebrosa,te presentaste blanca y vaporosacomo Venus brotando de la espuma.Tú, la reina del mundo,la paloma fugaz y enamorada,que al arca de la vidatraes el anuncio de la paz querida ...
¡Levántate hasta el cieloen las alas de tu alma soñadora!¡Ven! Derrama la dicha y el consuelosobre la triste humanidad que llora.Que llora, porque olvidaque tú eres el arcángel de la vida,que eres del alma la soñada aurora,y que en tu frente purase refleja la lumbre bendecidaque disipa la sombra aborrecidadel duelo y la amargura ...
¡Ven! ... ¡Arranca las palmasdel triunfo que te debeel hombre que por ti soñó en la gloriay conquistó el laurel de la victoria!¡Ven! ¡Ven y arroja un velosobre las negras sombras del pasado,hoy eres ya la diosa de la tierra,eres el ángel del Edén soñado!
Eres un ángel tú; si el hombre osadoen ti llegó a mirar en su delirioel instrumento vil de sus placeresy te brindó la palma del martirio,hoy te proclama ya, reina del mundo,el más santo y hermoso de los seres.
Eres grande, mujer: Diosa sublime,consuelo y redención del ser que gime;estrella diamantinaque derrama su luz consoladoradel mundo en el desierto solitario;ángel de luz, encarnación divinaque habitas del amor en el santuario,si ayer te degradaste en Mesalina,el mundo te miró lleno de asombro,virgen de castidad y de purezaen la Madre del Cristo del Calvario.
En ti se encierra el patriotismo santoque en Juana de Arco contemplara el hombre;en ti miró la tierrade redención el sacrosanto nombreya en la heroica Judith, que el mundo asombre,o ya en la dulce Esther, en cuya imagende libertad el símbolo se encierra.
¡En ti cabe lo bello y lo sublimeque se forja en sus sueños el poeta,pues se encierra en tu pecho puro y santoel casto amor de la infeliz Julieta!
¡Eres grande, mujer! Eres el ángelde redenci6n que espléndido y sonrientenos muestra de los cielos el camino;mándale al mundo tu fulgor divino.¡Reina de la creación, alza la frente!
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MELODÍAS
ISi alguna vez tus ojos se fijarenen estas tristes páginas,recuerda, dulce bien, que son pedazosdel libro de mi alma.Y si al verlas exhalas un suspiro,si viertes una lágrima,recuerda que por ti mis tristes ojosmuchas, muchas derraman ...IILa vi pasar. Los últimos fulgoresdel moribundo sol,al reflejarse en sus rasgados ojos,se llenaron de luz y de color.Y cuando iba a volver a la existenciami muerto corazón,¡Tal vez fue un sueño! -murmuró a mi oídono sé qué triste y misteriosa voz ...IIIEl humo del incienso se eleva en espirales;el órgano sonoro desbórdase en raudalesde dulces armonías. Aquí la inmensidadde Dios se nos presenta magnífica, grandiosa,y el alma se levanta convulsa, temerosa,hasta el supremo alcázar do está la Majestad.¿Y tú? ... Tú permaneces extática, sublime;y yo clamo en silencio; mi pecho triste gimey en vano, en vano quiero decir una oración.Yo soy culpable, niña; mas tú, la que eres pura,¡oh ruega, ruega, niña, por mí, por nuestro amor!IVContemplaba una noche de la lunael vacilante y pálido fulgor,y algo miré pasar, porque en mi pechoapresurado el corazón latió.Temblaba en mis pupilas una lágrimaque abrasó mis mejillas al caer,y una voz que flotaba en el espacio¡Arrodíllate -dijo- Que Ella es!VCantó la niña. Su dulce acentolo oí en el fondo del corazón,y al escucharlo sentí algo grandecomo la dicha,como el amor.Y cuando a poco dejó de oírsede su garganta la dulce voz,dentro del alma sentí algo tristecomo la queja,como el dolor ...VISiento las oraciones que levantanlas flores y los pájaros a Dios,y en mis pupilas siento reflejarsetoda la luz del sol.Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Si alguna vez tus ojos se fijarenen estas tristes páginas,recuerda, dulce bien, que son pedazosdel libro de mi alma.Y si al verlas exhalas un suspiro,si viertes una lágrima,recuerda que por ti mis tristes ojosmuchas, muchas derraman ...IILa vi pasar. Los últimos fulgoresdel moribundo sol,al reflejarse en sus rasgados ojos,se llenaron de luz y de color.Y cuando iba a volver a la existenciami muerto corazón,¡Tal vez fue un sueño! -murmuró a mi oídono sé qué triste y misteriosa voz ...IIIEl humo del incienso se eleva en espirales;el órgano sonoro desbórdase en raudalesde dulces armonías. Aquí la inmensidadde Dios se nos presenta magnífica, grandiosa,y el alma se levanta convulsa, temerosa,hasta el supremo alcázar do está la Majestad.¿Y tú? ... Tú permaneces extática, sublime;y yo clamo en silencio; mi pecho triste gimey en vano, en vano quiero decir una oración.Yo soy culpable, niña; mas tú, la que eres pura,¡oh ruega, ruega, niña, por mí, por nuestro amor!IVContemplaba una noche de la lunael vacilante y pálido fulgor,y algo miré pasar, porque en mi pechoapresurado el corazón latió.Temblaba en mis pupilas una lágrimaque abrasó mis mejillas al caer,y una voz que flotaba en el espacio¡Arrodíllate -dijo- Que Ella es!VCantó la niña. Su dulce acentolo oí en el fondo del corazón,y al escucharlo sentí algo grandecomo la dicha,como el amor.Y cuando a poco dejó de oírsede su garganta la dulce voz,dentro del alma sentí algo tristecomo la queja,como el dolor ...VISiento las oraciones que levantanlas flores y los pájaros a Dios,y en mis pupilas siento reflejarsetoda la luz del sol.Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Y si al verlas exhalas un suspiro,si viertes una lágrima,recuerda que por ti mis tristes ojosmuchas, muchas derraman ...
IILa vi pasar. Los últimos fulgoresdel moribundo sol,al reflejarse en sus rasgados ojos,se llenaron de luz y de color.Y cuando iba a volver a la existenciami muerto corazón,¡Tal vez fue un sueño! -murmuró a mi oídono sé qué triste y misteriosa voz ...IIIEl humo del incienso se eleva en espirales;el órgano sonoro desbórdase en raudalesde dulces armonías. Aquí la inmensidadde Dios se nos presenta magnífica, grandiosa,y el alma se levanta convulsa, temerosa,hasta el supremo alcázar do está la Majestad.¿Y tú? ... Tú permaneces extática, sublime;y yo clamo en silencio; mi pecho triste gimey en vano, en vano quiero decir una oración.Yo soy culpable, niña; mas tú, la que eres pura,¡oh ruega, ruega, niña, por mí, por nuestro amor!IVContemplaba una noche de la lunael vacilante y pálido fulgor,y algo miré pasar, porque en mi pechoapresurado el corazón latió.Temblaba en mis pupilas una lágrimaque abrasó mis mejillas al caer,y una voz que flotaba en el espacio¡Arrodíllate -dijo- Que Ella es!VCantó la niña. Su dulce acentolo oí en el fondo del corazón,y al escucharlo sentí algo grandecomo la dicha,como el amor.Y cuando a poco dejó de oírsede su garganta la dulce voz,dentro del alma sentí algo tristecomo la queja,como el dolor ...VISiento las oraciones que levantanlas flores y los pájaros a Dios,y en mis pupilas siento reflejarsetoda la luz del sol.Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
La vi pasar. Los últimos fulgoresdel moribundo sol,al reflejarse en sus rasgados ojos,se llenaron de luz y de color.Y cuando iba a volver a la existenciami muerto corazón,¡Tal vez fue un sueño! -murmuró a mi oídono sé qué triste y misteriosa voz ...IIIEl humo del incienso se eleva en espirales;el órgano sonoro desbórdase en raudalesde dulces armonías. Aquí la inmensidadde Dios se nos presenta magnífica, grandiosa,y el alma se levanta convulsa, temerosa,hasta el supremo alcázar do está la Majestad.¿Y tú? ... Tú permaneces extática, sublime;y yo clamo en silencio; mi pecho triste gimey en vano, en vano quiero decir una oración.Yo soy culpable, niña; mas tú, la que eres pura,¡oh ruega, ruega, niña, por mí, por nuestro amor!IVContemplaba una noche de la lunael vacilante y pálido fulgor,y algo miré pasar, porque en mi pechoapresurado el corazón latió.Temblaba en mis pupilas una lágrimaque abrasó mis mejillas al caer,y una voz que flotaba en el espacio¡Arrodíllate -dijo- Que Ella es!VCantó la niña. Su dulce acentolo oí en el fondo del corazón,y al escucharlo sentí algo grandecomo la dicha,como el amor.Y cuando a poco dejó de oírsede su garganta la dulce voz,dentro del alma sentí algo tristecomo la queja,como el dolor ...VISiento las oraciones que levantanlas flores y los pájaros a Dios,y en mis pupilas siento reflejarsetoda la luz del sol.Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Y cuando iba a volver a la existenciami muerto corazón,¡Tal vez fue un sueño! -murmuró a mi oídono sé qué triste y misteriosa voz ...
IIIEl humo del incienso se eleva en espirales;el órgano sonoro desbórdase en raudalesde dulces armonías. Aquí la inmensidadde Dios se nos presenta magnífica, grandiosa,y el alma se levanta convulsa, temerosa,hasta el supremo alcázar do está la Majestad.¿Y tú? ... Tú permaneces extática, sublime;y yo clamo en silencio; mi pecho triste gimey en vano, en vano quiero decir una oración.Yo soy culpable, niña; mas tú, la que eres pura,¡oh ruega, ruega, niña, por mí, por nuestro amor!IVContemplaba una noche de la lunael vacilante y pálido fulgor,y algo miré pasar, porque en mi pechoapresurado el corazón latió.Temblaba en mis pupilas una lágrimaque abrasó mis mejillas al caer,y una voz que flotaba en el espacio¡Arrodíllate -dijo- Que Ella es!VCantó la niña. Su dulce acentolo oí en el fondo del corazón,y al escucharlo sentí algo grandecomo la dicha,como el amor.Y cuando a poco dejó de oírsede su garganta la dulce voz,dentro del alma sentí algo tristecomo la queja,como el dolor ...VISiento las oraciones que levantanlas flores y los pájaros a Dios,y en mis pupilas siento reflejarsetoda la luz del sol.Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
El humo del incienso se eleva en espirales;el órgano sonoro desbórdase en raudalesde dulces armonías. Aquí la inmensidadde Dios se nos presenta magnífica, grandiosa,y el alma se levanta convulsa, temerosa,hasta el supremo alcázar do está la Majestad.¿Y tú? ... Tú permaneces extática, sublime;y yo clamo en silencio; mi pecho triste gimey en vano, en vano quiero decir una oración.Yo soy culpable, niña; mas tú, la que eres pura,¡oh ruega, ruega, niña, por mí, por nuestro amor!IVContemplaba una noche de la lunael vacilante y pálido fulgor,y algo miré pasar, porque en mi pechoapresurado el corazón latió.Temblaba en mis pupilas una lágrimaque abrasó mis mejillas al caer,y una voz que flotaba en el espacio¡Arrodíllate -dijo- Que Ella es!VCantó la niña. Su dulce acentolo oí en el fondo del corazón,y al escucharlo sentí algo grandecomo la dicha,como el amor.Y cuando a poco dejó de oírsede su garganta la dulce voz,dentro del alma sentí algo tristecomo la queja,como el dolor ...VISiento las oraciones que levantanlas flores y los pájaros a Dios,y en mis pupilas siento reflejarsetoda la luz del sol.Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
¿Y tú? ... Tú permaneces extática, sublime;y yo clamo en silencio; mi pecho triste gimey en vano, en vano quiero decir una oración.Yo soy culpable, niña; mas tú, la que eres pura,¡oh ruega, ruega, niña, por mí, por nuestro amor!
IVContemplaba una noche de la lunael vacilante y pálido fulgor,y algo miré pasar, porque en mi pechoapresurado el corazón latió.Temblaba en mis pupilas una lágrimaque abrasó mis mejillas al caer,y una voz que flotaba en el espacio¡Arrodíllate -dijo- Que Ella es!VCantó la niña. Su dulce acentolo oí en el fondo del corazón,y al escucharlo sentí algo grandecomo la dicha,como el amor.Y cuando a poco dejó de oírsede su garganta la dulce voz,dentro del alma sentí algo tristecomo la queja,como el dolor ...VISiento las oraciones que levantanlas flores y los pájaros a Dios,y en mis pupilas siento reflejarsetoda la luz del sol.Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Contemplaba una noche de la lunael vacilante y pálido fulgor,y algo miré pasar, porque en mi pechoapresurado el corazón latió.Temblaba en mis pupilas una lágrimaque abrasó mis mejillas al caer,y una voz que flotaba en el espacio¡Arrodíllate -dijo- Que Ella es!VCantó la niña. Su dulce acentolo oí en el fondo del corazón,y al escucharlo sentí algo grandecomo la dicha,como el amor.Y cuando a poco dejó de oírsede su garganta la dulce voz,dentro del alma sentí algo tristecomo la queja,como el dolor ...VISiento las oraciones que levantanlas flores y los pájaros a Dios,y en mis pupilas siento reflejarsetoda la luz del sol.Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Temblaba en mis pupilas una lágrimaque abrasó mis mejillas al caer,y una voz que flotaba en el espacio¡Arrodíllate -dijo- Que Ella es!
VCantó la niña. Su dulce acentolo oí en el fondo del corazón,y al escucharlo sentí algo grandecomo la dicha,como el amor.Y cuando a poco dejó de oírsede su garganta la dulce voz,dentro del alma sentí algo tristecomo la queja,como el dolor ...VISiento las oraciones que levantanlas flores y los pájaros a Dios,y en mis pupilas siento reflejarsetoda la luz del sol.Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Cantó la niña. Su dulce acentolo oí en el fondo del corazón,y al escucharlo sentí algo grandecomo la dicha,como el amor.Y cuando a poco dejó de oírsede su garganta la dulce voz,dentro del alma sentí algo tristecomo la queja,como el dolor ...VISiento las oraciones que levantanlas flores y los pájaros a Dios,y en mis pupilas siento reflejarsetoda la luz del sol.Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Y cuando a poco dejó de oírsede su garganta la dulce voz,dentro del alma sentí algo tristecomo la queja,como el dolor ...
VISiento las oraciones que levantanlas flores y los pájaros a Dios,y en mis pupilas siento reflejarsetoda la luz del sol.Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Siento las oraciones que levantanlas flores y los pájaros a Dios,y en mis pupilas siento reflejarsetoda la luz del sol.Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Siento la inmensidad en mi cerebro;abarca lo infinito el corazón ...¡Todo lo siento, porque siento en mi almael fuego de tu amor!
VII¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
¿Por qué quisiste que comprendieratodo lo grande que encierras tú?¿Por qué en tinieblas me hundes ahora,después que a mi alma le diste luz?¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
¿Por qué a mi vida la haces tan negradespués de haberle dado un fulgor,y me condenas cuando ya mi almacerca, muy cerca miraba a Dios? ...
Mas te perdono. Tú no pensaste,tú no pudiste ni comprenderque es espantoso tocar el cieloy en un abismo rodar después.
VIII- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
- Es inmenso -me dijo- y profundoel amor que yo siento por ti.Y yo entonces le dije: - Te ruegoque me jures que me amas así.- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
- ¿No te basta saber que te quiero? ...¡Imposible! ... Retírate ... ¡Adiós!Cuando puedas llamarme tu esposa,te lo juro delante de Dios.
IXTus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Tus ojos son los lucerosque melancólicos brillanen la noche de mi almay en el cielo de mi vida.Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Cuando fijas en mis ojoslos cielos de tus pupilas,parece como que mi almaestremecida se agita.
Si tus ojos son el faroque al puerto del amor guía,¿por qué para mí cerradoslos has de tener, oh niña?
Déjame ver en tus ojosesa luz que hermosa brilla;déjame beber en ellosla esencia pura del día.
Mírame siempre, y mi almaencontrará en tus pupilasel rayo de la esperanzaque a los cielos encamina.
XNo quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
No quedan en mi alma sino abrojos;se ha deshojado ya mi última flor,gotas de hiel resbalan de mis ojos,mi corazón suspira de dolor.¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
¡Tú ya lo ves! .., La suerte nos separa;un imposible existe entre los dos ...¡Ah, si el turbión mi vida arrebataraantes que darte mi postrer adiós! ...
XI¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
¿Qué puede el ardiente rayocontra la enhiesta montañacuando con ímpetu y sañasobre ella llega a bajar?¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
¿Qué pueden las tempestadescontra la gigante rocaque cuando el viento la tocamás firme y sólida está? ...
Así, de mi triste vida¿qué me importa el torbellino?¿Qué me importa del destinoel rayo devastador? ...
Que pase sobre mi almala tempestad de la pena.Ella está firme y serenaporque la sostiene Dios.
XIIMi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Mi vida es una ola que flotandova sobre un mar de tempestad y duelo;cuando la azota el huracán bramando,quiere en espumas elevarse al cielo.Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Noche de obscuridad es mi existencia,océano de dolor mi triste vida,y como falta luz a mi concienciano sé por dónde bogará perdida.
¡Ay! si al volar hacia la extensa playael huracán sobre ella se derrumba ...¡Ay! si al llegar al término desmaya,¡en un escollo encontrará su tumba! ...
Le faltas tú, la blanca luz que solasobre mis velos funerales arde,y morirá cual tímida corolacon las últimas brisas de la tarde.
XIIINo me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
No me preguntes nuncapor qué estoy triste;si mis labios lo callan,mi alma lo dice.¿No lo adivinas? ...Llevo en mi alma clavadasmuchas espinas.Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Siempre leo en tus ojoslo que te pasa:son las páginas ellosque tiene tu alma.
Porque te quiero,todo lo que hay en ella,todo lo leo.
Si tú también me quieres,mira en mis ojoslos que en el alma llevotristes abrojos,y después, niña,¡dame todo el consuelode tus sonrisas!
XIVEn la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
En la serenidad de tus pupilashe visto ayer dos ráfagas brillar.Dos ráfagas ardientes y tranquilascomo el rayo del sol sobre la mar.Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Y en aquella ocasión y aquella hora,al ver tus ojos flamear así,azules como el cielo de la aurorareflejarse los vi dentro de mí.
Después, al verte con tranquila calma,sentí en mi corazón la inmensidad,¡y una explosión de rayos en el almaque inundaron mi ser de claridad!
XVDices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Dices que tengo el corazón gastado,que ya no puedo amar,y que si alzara el velo del pasadome echaría a llorar.Te engañas: nunca el corazón se cansade amar, ni de sufrir ...Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Cuando se pierde la última esperanza,queda la de morir.Si aún otro desengaño, vida mía,me brindas esta vez ...¡tengo el alma muy grande todavíapara amar otras diez!
XVIUn desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Un desengaño más, ¿qué importa al alma?Una ilusión de menos, ¿qué a la fe? ...¡Cada esperanza que perdida dejoes arena en la playa del ayer! ...¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
¿Por qué te quiero? me pregunto a veces,y a mi pregunta contestar no sé.Yo le pregunto a mi alma por qué vive,y la razón no alcanzo de su ser.
Me parece imposible que en la tierrase ame una vez y dos, y acaso diez;pero ¡ay! el corazón jamás se cansade mudar, de sentir y de querer.
XVIICuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Cuando en la noche calladaexhalo mi triste voz,parece que de una tumbase eleva lúgubre son.Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Cuando al despuntar el albahago sonar mi laúd,parece el clamor que arrojanlas sombras al ver la luz ...
Porque tengo llena el almade infinito padecer;porque dentro ella destilamucha sangre y mucha hiel,
Ya lo ves ... Cuando las lágrimaslleguen a acabarse en mí,entonces, entonces, niña,también me verás reír.
Y entonces también el arpaque hoy hago triste sonar,elevará dulces notasque entre sus cuerdas reirán.
Y en mi alegre carcajadaescucharás, dulce bien,el eco que hace en los antrosla risa de Lucifer.
XVIIITú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Tú no puedes amar a ningún hombrecomo me amaste a mí,ni yo puedo querer a otra ningunacomo te quise a ti.Por distintos senderos hoy cruzamos,separados los dos;te idolatré, me amaste ... y, sin embargo,¡nos dijimos adiós!XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
XIXAlégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Alégranse los campos y las floresal asomar la dulce primavera;murmuran los arroyos bullidoresy canta el ave en la gentil pradera.Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
Sólo en mi alma quedan los vaporescon que el invierno triste me envolviera,y cuando acabe mi dolor internome cubrirán las brumas de otro invierno ...
XX¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
¿Por qué me arrancas el almacuando pretendo arrancarmede lo más hondo del pechotus recuerdos y tu imagen?¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.1879Volver al Indice
¡Huye! La vida es un soploy no quiero que se acabe,teniendo siempre a mis ojosmis sufrimientos delante.
Huye, que tal vez huyendoremedio encuentre a mis males,pues lejos de tu presenciaquiero que la muerte me halle.
¡Adiós! Si acaso algún díade mí llegas a acordarte,que sólo sea, te ruego,para volver a olvidarme.
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