La obra Fantomas,que ahora colocamos en los estantes de nuestra Biblioteca Virtual Antorcha, de Pierre Souvestre y Marcel Allain, editada en 1911, fue, en su momento, un auténtico best seller que encumbró al pináculo de la fama a sus jóvenes autores.

En efecto, al ver la novela en los escaparates de las librerías el lector parisino de principios del siglo XX, ávido por el morbo que despertaba en él el denominado folletín policiaco, no dudaba en adquirirla. La idea manejada genialmente, por Souvestre y Allain, impactó al lector francés, y en poco tiempo su popularidad alcanzaría las principales capitales de Europa para, en seguida, arribar al continente americano, en donde llegaría a contar con no pocos fanáticos.

Tenemos pues que en un principio Fantomas encarna más un concepto que un personaje. Posteriormente, y quizá en mucho debido a requerimientos de mercadotecnia, se transformará y terminará siendo un personaje. En nuestra opinión, tal cambio no sería positivo para Fantomas, aunque, sin duda, sí lo fue, tanto para sus autores como para los editores.

Es posible que el fallecimiento de Pierre Souvestre acaecido en 1914, cuando habían publicado treinta y dos novelas y se habían filmado cinco películas bajo la idea que encerraba Fantomas, tuvo algo que ver con esta transformación. Posteriormente, Marcel Allain escribiría once novelas más, y se producirían otras seis películas. Asímismo, se realizaría la celebérrima versión en Comics, que popularizarían aún más Fantomas, pero con la tendencia a personificarle. Nos atrevemos a ubicar el comic de Fantomas como el inicio de un Fantomas personificado, y no está de más precisar que este desencuentro tuvo lugar en tierras mexicanas, ya que fue aquí donde se publicó la versión en comic que sin duda alcanzó más relevancia.

Un mito acerca de Fantomas lo encontramos en la constante y terca intentona por buscar asimilarle al personaje de Maurice Leblanc, Arsenio Lupin, lo que es por completo desacertado (1).

Para comprender la idea original que representa Fantomas, no tenemos que ir muy lejos, sólo basta echar una mirada a nuestro derredor, en este México del 2011, corroído por la cotidiana violencia desenfrenada que irrumpe por doquier. No cabe duda que en México vivimos bajo la égida de Fantomas, y que podemos llamar estos desdichados tiempos, como la era Fantomas, en la que un hipotético inspector Juve y su ayudante, el periodista Jérome Fandor, remueven prácticamente cielo y tierra en su cruzada contra la idea, contra el concepto representado en Fantomas, el cual, ateniéndonos a lo señalado al inicio de la novela por sus autores, no es otro que ... el miedo ... El miedo cotidiano que corroe, que devora, que destruye esperanzas e ilusiones

Chantal López y Omar Cortés