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¿PARA QUÉ SIRVE LA AUTORIDAD? Y OTROS CUENTOS

RICARDO FLORES MAGÓN

EL FUSIL



Sirvo a los dos bandos: al bando que oprime y al bando qué liberta. No tengo preferencias; con la misma rabia, con el mismo estrépito lanzo la bala que ha de arrebatar la vida al soldado de la libertad o al esbirro de la tiranía.

Obreros me hicieron, para matar obreros. Soy el fusil, el arma liberticida cuando sirvo a los de arriba; el arma emancipadora cuando sirvo a los de abajo.

Sin mí no habría hombres que dijeran: yo soy más que tú, y, sin mí, no habría esclavos que gritasen: ¡abajo la tiranía!

El tirano me llama: apoyo de las instituciones. El hombre libre me acaricia con ternura y me dice: instrumento de redención. Soy la misma cosa y, sin embargo, sirvo tanto para oprimir como para libertar. Soy, al mismo tiempo, asesino y justiciero, según las manos que me manejan.

Yo mismo me doy cuenta de las manos en que estoy. ¿Tiemblan esas manos? No hay que dudarlo: son manos de esbirros. ¿Es un pulso firme? Digo sin vacilar: son las manos de un libertario.

No necesito oír los gritos para saber a qué bando pertenezco. Me basta con oír el castañear de los dientes para saber que estoy en manos de opresores. El Mal es cobarde; el Bien es valeroso.

Cuando el esbirro apoya mi caja en su pecho para hacerme vomitar la muerte acurrucada en el cartucho, siento que su corazón salta con violencia. Es que tiene la conciencia de su crimen. No sabe a quién va a matar. Se le ha ordenado: ¡fuego! y allá va el tiro que tal vez atravesará el corazón de su padre, de su hermano o de su hijo, a quienes el llamado honor había gritado: ¡rebelaos!

Yo existiré mientras haya sobre esta Tierra una humanidad estúpida que insista en estar dividida en dos clases: la de los ricos y la de los pobres, la de los que gozan y la de los que sufren.

Desaparecido el último burgués y disipada ya la sombra de la Autoridad, desapareceré a mi vez, destinándose mis materiales a la construcción de arados y de instrumentos mil, que con entusiasmo manejarán los hombres transformados en hermanos.

(De Regeneración, del número 64, fechado el 18 de noviembre de 1911).
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