Índice de Sueño de una noche de verano de William ShakeaspeareCUARTO ACTOBiblioteca Virtual Antorcha

SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO

William Shakespeare

QUINTO ACTO


Primera escena

Una habitación en el palacio de Teseo, en Atenas.

Entran Teseo, Hipólita, Filóstrato, señores y acompañamiento.

HIPÓLITA
Es muy extraño, querido Teseo, lo que cuentan esos amantes.

TESEO
Más extraño que real. Jamás podré dar crédito a esas antiguas fábulas ni a esas frivolidades feéricas. Dejemos a los amantes y a esas imaginaciones ardientes, a esas extravagantes fantasías que van más allá de lo que la razón puede percibir. El loco, el amante y el poeta son todo imaginación: el loco, ve más demonios de los que el infierno puede contener; el amante, no menos insensato, ve la belleza de Helena en la frente de una gitana; la mirada del ardiente poeta, en su hermoso delirio, va alternativamente de los cielos a la tierra y de la tierra a los cielos; y como la imaginación produce formas de objetos desconocidos, la pluma del poeta los transforma y les asigna una morada etérea y un nombre. Los caprichos de una imaginación alucinada son tales, que si le ocurre a ésta sentir un acceso de alegría, encarga a un ser de su creación que sea el portador; o si en la noche se forja algún miedo, ¡con cuánta facilidad toma un zarzal por un oso!

HIPÓLITA
Pero todo cuanto nos han dicho de esta noche, la transfiguración de las facultades intelectuales de esas distintas personas, da testimonio de que hay en ello algo más que imágenes de la fantasía, y toma gran consistencia la relación. Mas, como quiera que fuera, es extraño y sorprendente.

Entran Lisandro, Demetrio, Hermia y Elena.

TESEO
Aquí vienen los amantes, ebrios de felicidad y de alegría. ¡Alegría, gentiles amigos! ¡Alegría y una fresca primavera de amor acompañen sus corazones!

LISANDRO
¡Más que a nosotros, acompañen a sus regios pasos, a su mesa y lecho!

TESEO
Veamos ahora: ¿qué mascarada, qué baile tendremos para pasar esta eternidad de tres horas que media entre el cenar y el acostarse? ¿Dónde se halla el director acostumbrado de nuestras fiestas? ¿Qué diversiones tenemos a mano? ¿No hay ninguna comedia para distraer el fastidio de esta hora de tortura? Llamen a Filóstrato.

FILÓSTRATO
Aquí estoy, poderoso Teseo.

TESEO
Dime: ¿de qué entretenimiento breve dispones para esta noche? ¿Qué mascarada? ¿Qué música? ¿Cómo engañaremos el perezoso tiempo sino con alguna diversión?

FILÓSTRATO
Aquí tengo una lista de pasatiempos preparados. su Alteza escogerá el que debe ir primero. (Le da un papel).

TESEO
La batalla de los centauros, cantada al arpa por un eunuco ateniense. No queremos nada de esto. Ya lo he referido a mi amada en honor de mi pariente Hércules. La sublevación de las ebrias Bacantes, desgarrando en su furia al cantor de Tracia. Ese es un tema pasado de moda, que fue puesto en escena cuando volví de Tebas triunfante. Las tres veces tres Musas, condolidas por la muerte del Saber, fallecido recientemente en la miseria. Eso es alguna sátira acerba y punzante, que no es adecuada para una ceremonia nupcial. Breve y enojosa escena del joven Píramo y su amante Tisbe. Sainete muy trágico. ¡Broma y trágica! ¡Enojosa y breve! Esto es, hielo caliente y nieve negra. ¿Cómo concordaremos estas discordancias?

FILÓSTRATO
Es una obra, señor, que apenas pasará de diez palabras, la más breve cosa que conozco en cuanto a representaciones. Pero, así y todo, señor, con diez palabras es demasiado extensa, lo que la hace aburrida, porque en toda ella no hay palabra oportuna ni actor en su carácter. Y es trágica, a no dudar, noble señor, pues en ella se suicida Píramo. Por lo que, cuando vi el ensayo, confieso que se me humedecieron los ojos, pero a fe que nunca las lágrimas provocaron risa tan alegre.

TESEO
¿Quiénes son los que representan esto?

FILÓSTRATO
Hombres rudos; menestrales de aquí, de Atenas, que nunca cultivaron la mente y que ahora han recargado su rústica memoria con semejante obra, en homenaje a tu boda.

TESEO
Pues los veremos representar.

FILÓSTRATO
No, noble señor; no es digna de ti. He oído la obra entera y no es nada, nada de particular; a menos que te divierta su buena voluntad, el sobrehumano esfuerzo y la crudelísima labor que se han echado a cuestas para servirte.

TESEO
Quiero ver esa representación, porque nada me parece mal cuando lo inspiran la llaneza y el deber. Ve a traerlos, y tomen asiento, señores. (Sale Filóstrato).

HIPÓLITA
No me gusta ver fracasar a la desgracia, ni sucumbir, en su servicio, al deber.

TESEO
¡Cómo, dulce amada mía! No verás nada parecido.

HIPÓLITA
Dice que no son capaces de hacer nada aceptable en este género.

TESEO
Mayor será nuestra bondad al darles las gracias por nada. Nuestra diversión consistirá en comprender lo que no comprenden, pues cuando el buen deseo es impotente para agradar, el recto juicio busca la intención, no el mérito. Adondequiera que fui, las mayores eminencias me han recibido con bienvenidas premeditadas; los he visto temblar y palidecer, atascarse en medio de las frases, ahogar en su temor sus acostumbrados acentos, y en conclusión, quedar mudos, no dándome bienvenida alguna. Pues, dulce prenda, ese mismo silencio constituía para mí la bienvenida más cordial; y en su lealtad sencilla y temerosa leía yo más que pudiera expresar la lengua bulliciosa de una eminencia audaz e impertinente. Por ello, el amor y la muda sencillez, a mi juicio, se entienden más cuando menos hablan.

Entra de nuevo Filóstrato.

FILÓSTRATO
Con permiso de Vuestra Gracia, el Prólogo está dispuesto.

TESEO
Avísale que entre. (Trompetería festiva).

Entra Cartabón haciendo de Prólogo.

PRÓLOGO
Si te ofendemos, es con nuestra mejor intención.
Eso debes pensar, que no venimos a ofender,
sino de buena voluntad. Mostrar nuestro deseo de servirte,
he aquí el verdadero principio de nuestro fin.
Considera, pues, que no venir sino a cansarte
sería no venir a complacerte,
nuestro verdadero intento. En regalo de tu deleite.
No hemos venido aquí. Para enfadarte
los actores están dispuestos: y por sus muestras
sabrás cuanto te gustaría saber.

TESEO
Este mozo no se para en puntos.

LISANDRO
Ha pasado por su prólogo como un potro desbocado: no conoce parada. Excelente enseñanza, señor, no basta hablar, sino hablar con propiedad.

HIPÓLITA
Realmente, ha ejecutado su prólogo como un niño sobre un caramillo: notas, pero sin compás.

TESEO
Su discurso parecía una cadena deslabonada, no faltaba ningún eslabón, pero todos en desorden. ¿Qué sigue ahora?

Entran, como pantomima, Piramo, Tisbe, Muro, Claro de luna y León.

PRÓLOGO
Gentil auditorio, tal vez se admiren de esta pantomima;
pero admírense hasta que la verdad lo esclarezca todo.
Este hombre es Píramo, si quieren saberlo
y esta bella señora es Tisbe, sin duda alguna.
Este hombre, lleno de cal y toscamente
caracterizado representa
el Muro, ese vil Muro que separaba a los amantes.
Y a través de las grietas del Muro, pobrecillos, se conformaban
con cuchichear, cosa de que nadie ha de asombrarse.
Este hombre, con su linterna, perro y un haz de espinos,
representa el Claro de Luna; porque, si lo quieren saber
estos amantes no desdeñaron hallarse bajo un claro de luna
junto al sepulcro de Niño, para allí, allí galantearse.
Esta fiera alimaña, cuyo supremo nombre es León,
asustó, o más bien espantó
a la fiel Tisbe que de noche fue la primera en llegar,
y como huyera, hizo caer su manto,
que el vil León manchó con su sangrienta boca.
En seguida llega Píramo, bello y arrogante mozo
y encuentra el manto de su fiel Tisbe ensangrentado.
Con lo cual, con su acero, con su culpable y sanguinario acero,
se atraviesa el hirviente y purpúreo corazón.
Y Tisbe, escondida a la sombra de un moral
desenvaina su daga y se da muerte. En cuanto a lo demás,
el León, el Claro de Luna, el Muro y ambos amantes
se los contaran, por extremo, en tanto estén aquí.

Salen el Prólogo, Píramo, Tisbe, el León y Claro de luna.

TESEO
¡Me asombra que hable el León!

DEMETRIO
No hay que asombrarse, señor, un león puede hacer lo que hacen tantos asnos.

EL MURO
En este mismo intermedio acontece
que yo, Hocico de nombre, represento un muro,
y un muro exactamente quisiera que se imaginaran,
cuya pared tiene una grieta o agujero,
por entre la cual los amantes Píramo y Tisbe
charlan a menudo muy secretamente.
Esta cal, esta argamasa y piedra representan
que soy el propio muro; esa es la verdad:
y por estas aberturas, a derecha e izquierda,
cuchichean los amantes temerosos.

TESEO
¿Querrías que la cal y la peluca se expresaran mejor?

DEMETRIO
Es la relación más ingeniosa que he escuchado en mi vida, señor.

TESEO
Píramo se acerca al muro. ¡Silencio!

Entra otra vez Píramo.

PÍRAMO
¡Oh noche espantosa! ¡Oh noche de color tan negro!
¡Oh noche que lo eres cuando no es de día!
¡Oh noche! ¡Oh noche! ¡Ay, ay, ay!
Tengo miedo de que Tisbe olvide su promesa.
Y tú, ¡oh muro!, ¡oh dulce amado muro!
que te alzas entre el terreno de su padre y del mío,
¡oh muro!, ¡oh muro!, ¡oh dulce y adorado muro!,
muéstrame tus grietas para a través de ti echar una mirada.
(El Muro extiende sus dedos).
¡Gracias amable muro! ¡Protéjate Júpiter por esto!
Pero ¿qué atisbo? ¡Que no está Tisbe atisbo!
¡Oh malvado muro, por entre el cual no veo la dicha!
¡Malditas sean tus piedras que así me han engañado!

TESEO
Puesto que el Muro está dotado de palabra, debiera maldecirle a su vez.

PÍRAMO
No por cierto, señor; no debiera hacerlo. Me han engañado, es el apunte de Tisbe. Ella entra ahora y yo he de espiar por entre el muro. Ya lo verás; ocurrirá todo exactamente como he dicho. Ahí viene.

Entra de nuevo Tisbe.

TISBE
¡Oh muro! ¡Cuántas veces has oído mis lamentos por tenerme separada de mi hermoso Píramo!
Mis labios de cereza han besado tus piedras a menudo,
tus piedras con cal y pelo entretejidas.

PÍRAMO
Veo una voz. Ahora voy a la abertura
a espiar para poder oír el rostro de mi Tisbe.
¡Tisbe!

TISBE
¡Amor mío! Eres mi amor, presumo.

PÍRAMO
Presume lo que quieras. Yo soy la gracia de tu amor;
y, como Limandro, siempre te soy fiel.

TISBE
Y yo, como Helena, hasta que los Hados me asesinen.

PÍRAMO
No fue Sáfalo tan fiel a Proco.

TISBE
Pues yo te soy tan fiel como Proco a Sáfalo.

PÍRAMO
¡Oh! iBésame por entre el agujero de esta vil pared!

TISBE
Beso el agujero del muro; pero no tus labios por completo.

PÍRAMO
¿Quieres encontrarme en seguida en el túmulo de Nino?

TISBE
En vida o muerte, voy sin tardanza.

Salen Píramo y Tisbe.

EL MURO
Así, yo, muro, he desempeñado ya mi parte,
y habiéndose ésta concluido, se retira el muro.
(Sale).

TESEO
Ahora está caída la muralla entre los dos vecinos.

DEMETRIO
No había otro remedio, señor, cuando hay paredes que oyen sin avisar.

HIPÓLITA
Esta es la tontería más grande que he oído alguna vez.

TESEO
Las mejores obras de este género no son sino fantasías; las peores no son lo peor si la imaginación las compone.

HIPÓLITA
Entonces, a tu imaginación se debe, y no a la de ellos.

TESEO
Si imaginamos de ellos lo que ellos de sí mismos imaginan, pasarán por personas excelentes. Aquí llegan dos nobles bestias: un hombre y un león.

Entran el León y Claro de luna.

LEÓN
Ustedes, señoras, ustedes, cuyos tímidos corazones amedrenta
el monstruoso ratoncete que se arrastra por el piso,
tal vez pudieran temblar aquí y estremecerse
cuando ruge colérico un león salvaje.
Por tanto, deben saber que yo, Berbiquí, el ebanista,
no soy ni león feroz, ni siquiera leona;
porque si viviera como león de veras
a este lugar, no habría compasión para mi vida.

TESEO
He aquí una bestia humilde y de mucha conciencia.

DEMETRIO
Es la bestia más grande que he visto, señor.

LISANDRO
Por su valor, este león es un verdadero zorro.

TESEO
Realmente; y por su discreción, un ganso.

DEMETRIO
No, señor, pues su valor no aventaja a su discreción como el zorro al ganso.

TESEO
Estoy seguro de que su discreción tampoco aventaja a su valor, como el ganso al zorro; pero está bien. Dejémosle a su discreción y oigamos a la Luna.

LUNA
Esta linterna representa los cuernos de la luna ...

DEMETRIO
Debiera llevar los cuernos sobre su cabeza.

TESEO
No está en creciente, y por eso los cuernos van invisibles dentro de su disco.

LUNA
Esta linterna representa los cuernos de la luna;
yo mismo al hombre de la luna me asemejo.

TESEO
He aquí el mayor error de todos. Este hombre debiera introducirse en la linterna. ¿Cómo, si no, va a ser el hombre de la luna?

DEMETRIO
No entra allí de miedo a la vela; pues míralo ya encendido.

HIPÓLITA
¡Ya estoy cansada de esta luna; quisiera que cambiara!

TESEO
A juzgar por la escasa luz de su inteligencia, parece que está en menguante; pero, por amabilidad y cortesía, dejémosle acabar su movimiento.

LISANDRO
Continúa, Luna.

LUNA
Todo lo que tengo que decir es que la linterna es la luna; yo, el hombre de la luna; este manojo de espinos, mi manojo de espinos, y este perro, mi perro.

DEMETRIO
Pues todo ello debiera introducirse en la linterna, porque está en la luna. Pero ¡silencio! Aquí viene Tisbe.

TISBE
Esta es la tumba del vetusto Nino. ¿Dónde está mi amor?

LEÓN
(Rugiendo) ¡Oh! ... (Tisbe huye).

DEMETRIO
¡Buen rugido, León!

TESEO
¡Buena huida, Tisbe!

HIPÓLITA
¡Bien alumbrado, Luna! Verdaderamente, la luna ha brillado con mucha gracia. (El León destroza el manto de Tisbe y sale).

TESEO
¡Bien desgarrado, León!

DEMETRIO
Y luego llega Píramo.

LISANDRO
Y con esto, el León desaparece.

Entra Piramo otra vez.

PÍRAMO
¡Dulce luna, gracias por tus rayos solares!
Gracias, luna, que brillas ahora con tanto fulgor,
pues con tus graciosos, dorados y chispeantes torrentes
confío saborear la mirada de la muy fiel Tisbe.
Más detengámonos, ¡oh desgracia!
Pero observemos, ¡pobre doncel!
¡Qué horroroso espectáculo!
Ojos, ¿ven?
¿Cómo puede ser esto?
¡Anade encantadora! ¡Oh amada mía!
Tu delicado manto,
¡cómo!, ¡manchado de sangre!
¡Acérquense ustedes, infernales Furias!
¡Oh Hados, vengan, vengan;
corten hilos y estambres;
agosten, aplasten, concluyan y maten.

TESEO
Este arrebato de pasión y la muerte de una querida amiga casi podrían poner triste a cualquiera.

HIPÓLITA
Subleva mi corazón, pero compadezco a ese hombre.

PÍRAMO
¡Oh! ¿Por qué forjaste al león, Naturaleza?
Pues que un león mancilló aquí a mi amada,
que es -¡no, no!-, que era la dama más hermosa
que amó, vivió, gustó y puso alegre rostro.
¡Vengan, lágrimas, destrúyanme!
¡Sal, espada y hiere
la tetilla de Píramo!
¡Sí, la tetilla izquierda,
bajo la cual late el corazón!
¡Así muero! ¡Así, así, así!
(Se hiere).
Ya estoy muerto, ya me evaporé;
mi alma está en el cielo.
¡Lengua, pierde tu fuego!
¡Luna, márchate luego!
(Sale Claro de Luna).
¡Ahora muero, muero, muero, muero, muero!
(Muere).

DEMETRIO
¡La muerte se ha dado! Y como el dado puede ser un as ...

LISANDRO
As ... no es; murióse; ya no es nada.

TESEO
Con ayuda de un cirujano podría aún quedar sano, y al transformarse resultar as-no.

HIPÓLITA
¿Cómo es que el Claro de Luna se marcha antes que vuelva Tisbe y encuentre a su amante?

TESEO
Ya lo hallará a la luz de las estrellas. Aquí viene, y su desolación dará fin a la obra.

Vuelve a entrar Tisbe.

HIPÓLITA
Me parece que no será muy larga para semejante Píramo. Espero que acabará pronto.

DEMETRIO
Una paja haría inclinar la balanza entre cuál es mejor, si Píramo o Tisbe. El, como hombre, ¡Dios nos ampare! Ella, como mujer, ¡Dios nos asista!

LISANDRO
¡Ya le ha visto con sus dulcísimos ojos!

DEMETRIO
Y ella se lamentará así videlicet.

TISBE
¿Duermes, amor mío?
¿Cómo, muerto, amor mío?
¡Oh Píramo, levántate!
¡Habla, habla! ¿Estás mudo?
¡Muerto, muerto! ¡Una tumba debe cubrir tus lindos ojos!
¡Esos labios de lirio,
esa nariz de cereza,
esas mejillas de amarillenta retama
se han ido, se han ido!
¡Giman, amantes!
¡Sus ojos eran verdes como los puerros! ...
¡Oh Parcas,
vengan, vengan a mí
con manos pálidas como la leche!
¡Tíñanlas de coágulos,
ya que han cortado
con sus tijeras su hilo sedoso!
¡Lengua, ni una palabra más!
¡Ven, fiel espada!
¡Ven, hoja, enváinate en mi pecho!
(Se hiere).
¡Adiós, amigos!
así acaba TIsbe;
¡adiós, adiós, adiós!
(Muere).

TESEO
¡El Claro de Luna y el León se quedan para enterrar los muertos!

DEMETRIO
Sí, y el Muro también.

LANZADERA
Te aseguro que no. El muro que separaba la casa de sus padres fue derribado. ¿Deseas ver el epílogo o prefieres un baile bergomasquino, bailado por dos cómicos de nuestra compañía?

TESEO
Epílogo, no, por favor; la pieza no necesita excusa. Nada de excusas, pues cuando todos los cómicos están muertos, no hay a quien echar la culpa. A fe que si el autor hubiera representado a Píramo y se hubiese ahorcado con una liga de Tisbe, habría resultado una magnífica tragedia; y con todo, lo es verdaderamente, y muy bien desempeñada. Pero vamos, vengan esos bergomasquinos; dejen el epílogo a un lado.

DANZA
La lengua de hierro de la medianoche ha dado las doce.
Amantes, al lecho; es casi la hora de las hadas.
Temo que durmamos hasta muy entrada la mañana,
que esta noche ha sido larga nuestra vela.
Esta grotesca farsa ha acelerado
el paso perezoso de la noche. Queridos amigos, a dormir.
Dos semanas celebraremos nuestra solemnidad
con fiestas nocturnas y deleites nuevos.
(Salen).


SEGUNDA ESCENA

Entra Puck.

PUCK
Ahora ruge el león hambriento,
y el lobo ladra a la luna;
mientras ronca el cansado labrador,
abrumado bajo su ruda tarea.
Ahora crepitan los últimos tizones,
mientras el búho, chillando agudamente,
trae al desgraciado que yace en la congoja
la remembranza del sudario.
Esta es la hora de la noche
en que las tumbas abren del todo sus rugientes bocas
para vomitar cada una su espectro
que se desliza por el sendero el campo santo.
Y nosotros, los trasgos, que seguimos
las huellas del triple carro de Hécate
para huir de la presencia del sol,
acompañando a las tinieblas como un sueño,
bromeamos ahora. Ni un ratón
perturbará esta casa consagrada.
Me han enviado delante, escoba en mano,
para barrer el polvo detrás de la puerta.

Entran Oberón y Titania con sus séquitos.

OBERÓN
Que brille la casa con luz indecisa junto
a la lumbre medio apagada.
Cada duende y espíritu encantado
salte tan ligero como ave sobre zarzal.
Y siguiéndome después
canten y dancen alegremente.

TITANIA
Primero, repitan su cántico de memoria,
acompañando cada palabra con melodioso trino.
Mano en mano, con gracia hechicera,
cantaremos y bendeciremos este sitio.
(Canción y danza).

OBERÓN
Ahora, hasta rayar el día,
que cada hada vague por este hogar a su capricho.
Nosotros iremos a nuestro más noble lecho nupcial,
el cual bendeciremos
y la familia allí procreada
siempre será venturosa.
Así, las tres parejas aquí reunidas
se tendrán fidelidad de amor.
Y las manchas de manos de Naturaleza
no prenderán en su línea.
Ni granos, ni hocico de liebre, ni cicatrices
ni ninguna señal monstruosa, de la que
hacen aborrecer el nacimiento,
se mostrarán en sus hijos.
Con este rocío campestre consagrada,
cada hada se ponga en movimiento
y bendiga los divinos aposentos
de este palacio con dulce paz.
Reinará mansa quietud
y el dueño será bendito.
Vayan lejos;
no se detengan;
nos encontraremos al rayar el día.

Salen Oberón, Titania y el séquito.

PUCK
Si nosotros, vanas sombras, te hemos ofendido,
piensa nada más esto, y todo estará bien:
que te has quedado aquí durmiendo
mientras han aparecido esas visiones.
Y esta débil y humilde fantasía
no tendrá sino la inconsistencia de un sueño,
amables espectadores, no nos reprendan;
si nos conceden su perdón, nos enmendaremos.
Y a fe de honrado Puck,
que, si hemos tenido la suerte
de escaparnos ahora del silbido de la serpiente,
procuraremos corregirnos rápidamente;
de lo contrario, llamen a Puck mentiroso.
Entonces, buenas noches a todos.
Denme sus manos, si es que somos amigos,
y Robín los recompensará como merecen.
(Sale).

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