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SEGUNDA PARTE
La escuela ideal para la educación activa
2.3 - Sociedades escolares, correspondencia inter-escolar, etc.
Uno de los mejores recursos para organizar actividades y para situar a los niños en verdaderos centros de interés, consiste en fundar sociedades escolares para conseguir determinados fines a los cuales aspiren los alumnos de la escuela, en su totalidad, o formando grupos parciales. Es la manera de distribuir y ordenar capacidades en obras algo complicadas, de dar forma sensible a una organización de voluntades y de conseguir un despertar de iniciativas individuales y sociales. El simple enunciado de algunas sociedades posibles de organizar en la escuela bastaría para comprender la índole de los elementos educativos e instructivos que pueden suministrar: Sociedades para fiestas, para representaciones teatrales, para deportes, para excursiones, para cultivar un pedazo de tierra, para la cría de animales... Piénsese en la suma de actividades y de iniciativas que supone el funcionamiento de cada una de estas sociedades de niños. Considérese la cantidad de conocimientos que se tendrán que adquirir para organizarlas y llevar a cabo sus fines.
Mejor que exponer teóricamente sus ventajas y el modo de establecerlas en la escuela, vamos a dar cuenta de la organización de una de ellas, como ejemplo sacado de la experiencia personal (1) : El curso habla empezado: habíamos leído y comentado una serie de notas de viaje de algunos exploradores y viajeros, como base de hechos concretos y vivientes en que fundamentar una parte de la enseñanza geográfica. Pero la necesidad de viajar, muy lejos de quedar satisfecha en los alumnos con las narraciones de viajes, había aumentado grandemente. En vez de contentarse con lecturas, los alumnos sentían ya verdaderas ganas de viajar realmente, y de experimentar por sí mismos impresiones del orden a que hacían referencia los autores de las notas de viaje. Eran muchachos de 12 a 15 años.
Un día, los alumnos tuvieron una conversación llena de deseos realizables. Hablaron de que se podría ir a Madrid, o visitar las ciudades industriales del norte de España, o bien llegarse al extranjero. Yo intervine, diciéndoles que eran cosas muy factibles y aprobé sus buenos proyectos.
- Pero para esto hace falta dinero, y también una preparación dirigida a realizar el viaje en las mejores condiciones de comodidad, economía, y a sacar el mayor provecho posible de las cosas que se podrían ver... En cuanto al dinero que se necesita, ¿váis a pedirlo a vuestros padres?... Sería mucho mejor que lo ganaseis vosotros mismos con vuestro trabajo...
- Sí, nosotros podemos trabajar; en la escuela tenemos herramientas.
- Disponemos de un pequeño taller para el trabajo de la madera, tenemos dos máquinas de escribir, huerta y jardin donde cultivaremos hortalizas y flores. Los que gustan del dibujo artístico pueden hacer tarjetas postales, cuadritos y otros objetos de adorno; otros harán trabajos de mimbre, etc. Este trabajo nos proporcionará dinero; la escuela, las familias y los amigos nos encargarán trabajo y venderemos los objetos construidos, los frutos y las flores cultivadas.
Todos los alumnos estaban entusiasmados, llenos de esperanzas.
- Como podéis ver, esto hace necesaria una organización. Se trata de una empresa un poco compleja: cada uno debe ocupar su sitio, y cada uno debe recibir beneficios proporcionales a su trabajo.
- Tendremos que constituir una sociedad.
- Sí, esto será lo mejor. Pero ¿cómo organizarla? Os tenéis que poner de acuerdo sobre las bases de la organización y después redactar los estatutos.
- Diganoslo usted y haga usted mismo los estatutos.
- Yo voy a ayudaros. Os daré consejos y vosotros mismos haréis lo restante, que es casi todo. En la biblioteca hay libros que hablan de la constitución de las sociedades; alli encontraréis también reglamentos de sociedades constituidas. En la localidad hay personas que os podrán informar y que podréis muy bien consultar.
Se nombró una comisión encargada de hacer todas las gestiones necesarias (buscar documentos, consultar, redactar proyectos). Al cabo de algunos días nos reunimos en asamblea general: se discutieron los proyectos de constitución presentados por la comisión. Ésta redactó los estatutos definitivos y se sometieron a la aprobación de la autoridad.
Una vez elegido el Consejo de dirección se procedió a la división del trabajo. Se hicieron secciones para cada una de las actividades productivas de la sociedad, nombrando, por mayoría de votos, los respectivos directores y encargados.
Los puntos más importantes de los estatutos decían así: ... Labor (éste es el nombre con que se bautizó a la sociedad) tiene por objeto: 1°, iniciar a los socios en trabajos útiles y educativos; 2°, adquirir los medios necesarios para hacer viajes instructivos... La sociedad es anónima, de capital indefinido, que aumentará con el trabajo de los asociados, repartido en acciones de una peseta. El fondo inicial está constituido: 1°, por los locales, la huerta, el jardín, los utensilios y el material de la escuela, cedido gratuitamente; 2°, por el material y el dinero procedente de donativos de los miembros honorarios. Los miembros activos obtienen acciones mediante la valorización de su trabajo...
La Sociedad actuó hasta fin de curso. Los miembros hicieron pequeños trabajos artísticos de madera, repararon algunos muebles e instalaciones de la escuela; construyeron una terraza y bancos en el jardín, confeccionaron cestos para papeles, destinados a las diversas dependencias de la escuela, y diversos utensilios para la escuela y para sus casas; hicieron copias a máquina, tarjetas postales ilustradas, etc.; se repartieron la huerta para ser cultivada individualmente; el jardín fué dividido por grupos, adornándolo con bordes de piedras blancas y de césped, todo hecho según los planos trazados y discutidos de antemano.
Toda la actividad de la Sociedad, toda la vida social de los miembros estaba llena de interés, de entusiasmo: allí se veían en todas sus gradaciones la excelencia del trabajo agradable. Todo se hacía para adquirir una máxima cantidad de acciones y con ellas poder participar mejor en la realización del sueño acariciado: el viaje. Los ratos de recreo, los momentos libres, los juegos cedían su tiempo para trabajar en los fines de la Sociedad. Los libros de consulta, las colecciones de modelos andaban de mano en mano para iluminar y auxiliar en el trabajo. Por todas partes se veía abnegación, celo, despertar de iniciativas.
La preparación del viaje por sí sola exigía la resolución de infinidad de cuestiones de Geografía y pedía información, documentación. Todos trazaron su itinerario, según sus gustos y deseos, valiéndose de los datos de las guías, de los horarios de trenes, de los mapas, de los relatos de viaje, de los tratados de Geografía. Algunos proyectos fueron acompañados de croquis y de toda clase de indicaciones y razones para demostrar la necesidad de visitar tales sitios. Había que tener en cuenta la modestia de los medios económicos de la Sociedad. Todo se discutió y analizó en asamblea general de diversas sesiones, antes de tomar la resolución definitiva...
No hay que hacer notar que la cantidad de adaptaciones de utilidad para la vida, adquiridas de esta manera por los alumnos, es sumamente grande y de un valor inestimable. Las materias de enseñanza tienen aquí ocasión de ser vividas intensamente. La aritmética encuentra campo de acción en la contabilidad, en la valoración del trabajo, en el cálculo de los precios de los materiales y del precio de coste; el lenguaje encuentra su manifestación en la redacción de documentos, memorias, proyectos, etc.; el dibujo está representado por los croquis, los planos de las obras a construir, los trazados de los objetos a ilustrar o a confeccionar; las ciencias se cultivan de una manera directa con el contacto con los materiales y los fenómenos. Si con esto los alumnos no ven programas completos de disciplinas, tienen la ventaja de que se ponen en condiciones para completarlos más tarde por sí mismos, de un modo ilimitado, en la actividad constante de su vida. Sus conocimientos tienen base sólida y capacidad para desempeñar su verdadera función en las luchas del porvenir.
Ciertamente, con niños de la primera edad escolar no se podrán organizar sociedades complejas como la que acabamos de presentar. Sin embargo, pueden funcionar sociedades muy infantiles. Es cuestión de tacto y oportunidad. Además, las sociedades escolares pueden muy bien estar integradas por niños pequeños y grandes. Los mayores desempeñan los cargos importantes y hacen la labor difícil; los pequeños prestan la colaboración que se puede esperar de su edad y concurren a los fines sociales con sus votos y sus buenos deseos en las asambleas generales de la Sociedad. Al mismo tiempo, el contacto de los pequeños con los iniciados, para realizar cosas que a ellos les interesa (fiestas escolares, exposiciones, cría de animales y mil fines que pueden servir de motivo a la constitución de una sociedad), es una enseñanza continua.
Otro medio de organizar actividades bajo el estímulo de intereses sentidos lo ofrece la correspondencia y todo el intercambio de las escuelas. No se trata ya sólo de hacer que las cartas que escriben los niños como ejercicio de idioma, tengan un destinatario determinado y con ello los alumnos tomen la actitud psicológica conveniente para que en este trabajo se utilicen los recursos individuales necesarios. Además, son toda una serie de actividades de alto valor educativo las que se pueden animar y desarrollar con el cambio de correspondencia con determinados centros culturales, e incluso económicos, con asociaciones juveniles, con escuelas similares. Sobre todo si la relación no se limita a la simple correspondencia escrita y se acompaña de envíos de trabajos escolares y de productos típicos de las respectivas regiones, comarcas o ciudades, los motivos de actuar y de vivir las cosas son múltiples y variados. Júzguese de esto por el siguiente documento recogido por la Oficina Internacional de Educación, de Ginebra, en una encuesta realizada en 1926 sobre el carácter y las posibilidades de la correspondencia inter-escolar:
En una lección de Geografía habíamos hablado del cantón de Glaris y yo había descrito a mis alumnos las condiciones de vida de los habitantes de montaña, muy distintas de las suyas. Aproveché la ocasión para hablar durante cerca de una hora de las avalanchas y desprendimientos, de lo corto que es el verano y largo el invierno, de lo que tienen de romántico la vida alpina y las grandes noches solitarias. No debí hacerlo tan mal, a juzgar por el brillo de los ojos de mis auditores.
Durante el recreo observé que algunos de los mayores debatían una cuestión entre ellos, y cuando volvimos a proseguir la lección, uno, en nombre de la clase, me expresó el deseo de entrar en correspondencia con los alumnos de un pueblo de montaña...
Si enviásemos fruta a los chicos de allá arriba?...
Por la tarde misma, más de 100 kilos de manzanas y peras magníficas fueron embalados en dos cajas, con destino a Braunwald.
Con esto hubo una lección viva de idioma (redacción de cartas de envío), otra de intercambio comercial, etc., todo a un tiempo.
A los ocho días llegaron las contestaciones, acompañadas de un magnífico envío de flores de los Alpes.
No hay que decir cuánto se puede hacer, mediante esta relación inter-escolar, por el conocimiento mutuo de los pueblos y el alcance que puede tener esto en las escuelas de los países cuyo idioma sea hablado por una diversidad de naciones (español, inglés, etc.) o aun en las escuelas que, como muchas de Checoeslovaquia y Suiza, han introducido el esperanto, o tienen en sus programas la enseñanza de otros idiomas además del materno (2).
Por último, se pueden citar como medios de estímulo y de concentración de intereses la participación a concursos y exposiciones de trabajos escolares, a campamentos y a congresos juveniles, tanto en la esfera nacional como en la internacional. Todo esto puede movilizar importantes sectores de la actividad escolar en todo el periodo de la preparación de estos actos, y luego la participación misma puede dar ocasión de vivir intensamente y de conocer infinidad de cosas utilísimas para la formación general.
NOTAS
(1).- Para más detalles, José Mallart, Le travail attrayant (Une société scolaire, L'Éducateur), Lausana, 1921.
(2).- Sobre esto se podrían citar hermosos resultados obtenidos en escuelas españolas, entre ellas la de la Florida, de Madrid, donde se utiliza el esperanto. Por demás, existen instituciones internacionales encargadas de traducir la correspondencia que se cruza entre los jóvenes que comulgan en sus ideales, como la Cruz Roja juvenil.
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