Por qué hay que afiliarse al Partido Antirreeleccionista
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A los agitadores corralistas
Los mayores atentados contra las libertades públicas

El grupo híbrido de científicos y corralistas ha fingido escandalizarse con los acontecimientos de Guanajuato y Guadalajara, que estaba. en su programa ir a provocar.

Obtenido el fin que se propusieron, se han entregado con fruición insana a lanzar los dicterios más deshonrosos para el pueblo llamándole, entre otras cosas, horda de salvajes, y todo porque sabe indignarse ante la injuria.

Pues bien, señores científicos-corralistas, ya que de esas manifestaciones deducís a vuestro antojo que el pueblo mexicano se halla aún en estado salvaje, os contestaré que a ese estado hemos llegado bajo la paternal, civilizadora e incomparable administración del General Díaz con colaboradores tan científicos y amigos del pueblo como los Señores Limantour y Corral. ¡Y todo esto después de una paz cesárea de un tercio de siglo!

Y podría juraros que si a la muerte del General Díaz lograseis, para colmo de nuestros infortunios, sucederle en su dominación, encontraríais al cabo de otra treintena de años y cuando hubieseis desarrollado todo vuestro programa de supresión de libertades, el mismo estado y las mismas manifestaciones que hoy llamáis salvajes, porque son y serán siempre las fatales consecuencias de todo gobierno que ultraja la dignidad de los ciudadanos, contrariando sus legítimos anhelos y burlándose despiadadamente de su ardorosa fe en un próximo triunfo de la democracia.

No, señores; vosotros no podéis lanzar un solo reproche contra el pueblo sin que os hiera el rostro de rechazo, ya que muy principalmente los merecéis, tanto más duros y enérgicos cuanto mayor sea vuestra civilización y vuestro poder.

Porque en vuestros medios ha estado el hacer mucho bien y sólo os habéis preocupado de vosotros mismos.

Porque conocéis el tristísimo estado de ignorancia del ochenta por ciento de nuestros ciudadanos y no habéis sabido tenderle resueltamente una mano bienhechora para redimirlo.

Porque habéis acaparado un inmenso poder que os hubiera permitido, si lo hubieseis deseado, iniciar al pueblo en las prácticas democráticas y sólo habéis sabido darle lecciones de absolutismo.

Porque preparáis trágicas farsas de democracia para de ahí extraer argumentos en qué apoyar que no merecemos gobiernos constitucionales.

Porque cuando veis que es un hecho incontrovertible que el pueblo, en proporción muy respetable, está capacitado para elegir conscientemente sus gobernantes, entonces usáis de todo vuestro poder y del servilismo de todos los caciques que habéis repartido convenientemente hasta por las más apartadas regiones del país, para imponer vuestras candidaturas, abriendo las cárceles para quienes se opongan a vuestros designios y cometiendo los mayores atentados contra las libertades públicas y contra las leyes tutelares de los derechos del ciudadano.

En una palabra, porque pretendéis estar sobre las leyes y ultrajáis a cada instante nuestras más venerables instituciones, aquellas que en cualquiera otro pueblo que se respete a sí mismo tienen cierto carácter de inviolables y sagradas, y que para establecerlas entre nosotros fue menester derramar sangre más digna que la vuestra.

¿Cómo, pues, pretendéis respetar la voluntad del pueblo y o que vuestro jefe sea el sucesor del General Díaz, si en vuestro programa político figuran cláusulas que responden con exactitud a los terribles antecedentes enunciados?

(Publicado en el Anti-Reeleccionista, Órgano del Centro Anti-Reeleccionista de México, de fecha 14 de agosto de 1909).

Federico González Garza