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Hacia la unión

La American Federation of Labor (Federaciòn Americana del Trabajo) invitó a los mexicanos a ingresar a la Unión. Regeneración hizo suyo ese llamamiento y a eso se debió la pesencia de un gran número de trabajadores mexicanos en el salón del Labor Temple la noche del martes 8 del actual en que muchos compañeros se inscribieron como miembros de esa Unión de trabajadores. Muchos pagaron de una vez su cuota de inscripción y otros, que no iban preparados para ello, manifestaron que después harían el pago.

Este paso dado por los trabajadores mexicanos es de grande importancia. Su ingreso a la American Federation of Labor significa, en primer lugar, cultura, porque sólo los trabajadores cultos comprenden las ventajas que la unión tiene para los que han de ganarse el pan con el sudor de su frente.

Aunque la característica de las sociedades modernas es el antagonismo de los intereses que es lo que se llama competencia, antagonismo que da por resultado que no sólo las clases de intereses opuestos están en abierta pugna, sino que los individuos de una misma clase están en pugna entre sí como ya lo hemos explicado otras veces, y es lo que nos hace ver que un comerciante está celoso de las ganancias de otro comerciante y trata de quebrarlo; un industrial está celoso de las ganancias de otro industrial y busca la manera de arruinarlo, y en el mundo obrero un trabajador con hambre y falto de espíritu de solidaridad y de vergüenza se ofrece por menos sueldo que su compañero cuyo lugar envidia; aunque, como se dice, la característica de las sociedades modernas es la competencia, los patrones se unen y ofrecen de esa manera una resistencia efectiva contra los trabajadores desunidos que tienen que admitir los salarios que los amos tienen a bien fijar. Contra la unión de los capitalistas se ha formado la unión de los trabajadores; a una fuerza se ha opuesto otra fuerza, y gracias a esa unión de los trabajadores, las condiciones del trabajo mejoran, los salarios aumentan y las horas de trabajo de acortan.

Lo primero que sorprende a los mexicanos que vienen a este país, es el modo culto de vestirse y la mayor suma de bienestar que disfruta el trabajador americano no es obra de la casualidad ni el resultado de la bondad o generosidad de los patrones. Ese bienestar que todavía es bien poco comparándolo con el bienestar que el trabajador tiene derecho a disfrutar como dueño de lo que produce y que conquistará cuando se haga el ánimo de tomar posesión de los medios de producción y transporte de las riquezas; ese bienestar de que goza el trabajador americano se debe al esfuerzo del mismo trabajador por unirse para ir ganando ventaja sobre el capitalismo. A las Uniones de Trabajadores se debe de que en este país no haya salarios de dieciocho centavos o tres reales diarios que tan comunes son en nuestro infortunado país.

Los trabajadores mexicanos, trabajando por menos sueldo que los trabajadores americanos, se hacen mal a sí mismos, porque si ingresaran a las Uniones de Trabajadores de este país ganarían tanto como los americanos, y unidos todos, cada vez se obtendrían mejores salarios al mismo tiempo que nuestra raza iría siendo cada vez más respetada por todos.

La ventaja inmediata de la Unión, es el aumento de salario y el aumento de respeto y consideración para nuestra raza. Las ventajas ulteriores son: conocimiento cada vez más exacto del interés común a los trabajadores y, con el ingreso de elementos progresistas, la evolución de la American Federation of Labor hacia la forma sindical de las uniones de Europa.

Compañeros: la American Federation of Labor cuenta con tres millones de miembros. Esta fuerza estará a vuestro servicio cuando demandéis mejor salario y disminución de horas de trabajo a vuestros patrones. Aislados como estáis tendréis que conformaros con lo que a vuestros amos se les antoja daros. Unidos a la poderosa Unión de que os hablo, obligaréis a vuestros amos a ser menos avaros con vosotros. Vuestro interés es, pues, uniros.

La American Federation of Labor, al hacer el llamamiento a los mexicanos para que se unan, tiene el propósito de conseguir que en esta ciudad ningún trabajador gane menos de dos pesos cincuenta centavos diarios por ocho horas de trabajo. Esto, pues, será lo menos que gane un trabajador cuando se haya hecho fuerte la unión de los mexicanos.

Compañeros: acudid al llamamiento que se os hace. No desperdiciéis tan buena ocasión que se os presenta para adquirir una mejor en vuestra situación. Haced a un lado esa apatía que os pierde. Vuestras familias necesitan dinero para comer, para vestirse, para vivir un poco más tranquilas. En vuestras manos, pues, está el que llevéis más dinero a vuestras casas y el que séais más respetados y más considerados. Dad, por último, una prueba de que el mexicano tiene también aspiraciones, tiene dignidad y tiene vergüenza.

Compañeros: sólo el hombre que no se respeta a sí mismo, es capaz de no aspirar a mejorar en su condición. ¿Quién al ver la miseria en su hogar no aspira por mejorar la situación de los suyos? ¿Quién podrá ver con indiferencia los sufrimientos de su compañera, de sus hijos o de sus ancianos padres por falta de elementos pecuniarios? Y el trabajador que no tiene familia ¿está conforme con la vida miserable que lleva, viviendo al día, sin esperanzas de mejorar?

Es conveniente hacer saber que el llamamiento no sólo se hace a los hombres sino también a las mujeres mexicanas trabajadoras. La mujer gana todavía menos que el hombre, y hay en esta ciudad un gran número de trabajadoras mexicanas. Acudid en masa, compañeras a inscribiros como unionistas.

Para ingresar a la Unión hay que pagar veinticinco centavos en el momento de inscribirse y cincuenta centavos de cuota al mes. ¿Qué sacrificio es ese comparado con el benéfico resultado que se obtendrá?

Mexicanos: acudid todos al Labor Temple todos los viernes a las siete y media de la noche a presenciar las sesiones de la Unión y a inscribiros como miembros. Nadie debe ser indiferente a su propio bienestar. Estamos en un pais extranjero en donde tenemos la obligación de hacernos respetar, y el respeto solamente podemos adquirirlo demostrando con hechos que somos civilizados, que aspiramos a mejor género de vida, que sabemos ser solidarios.

(De Regeneración, 12 de noviembre de 1910).


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