Índice de Artículos políticos 1911 de Ricardo Flores MagónArtículo anteriorArtículo siguienteBiblioteca Virtual Antorcha

EL REBAÑO INCONSCIENTE SE AGITA BAJO EL LÁTIGO DE LA VERDAD

¡Verdad, verdad bendita: ningún sacrificio debe parecernos grande por rendirte culto! Tú eres, ¡oh, verdad!, la luz que denuncia los escollos al marino; tú eres, ¡oh, verdad!, el astro que alumbra los derroteros que debe seguir la especie humana en su marcha azarosa hacia la igualdad social; tú eres, ¡oh, verdad!, el brazo musculoso que arranca malezas, que aparta peñascos, que allana la vía hacia la fraternidad y la libertad; tú eres, ¡oh, verdad!, caricia y fuete, sonrisa e insulto; caricia y sonrisa para los buenos; fuete e insulto para los malvados y los traidores.

Por rendirte culto han sufrido todos los espíritus generosos, desde que esta mísera humanidad comenzó a distinguirse de los animales en las épocas obscuras de la Historia. Por la verdad salió el hombre de la condición de bestia en que vivía en las cavernas de la edad prehistórica. Por la verdad se dió cuenta el ser humano de que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol y no el Sol el que giraba alrededor de la Tierra. Por la verdad imperan hoy el vapor y la electricidad. Por la verdad se desmoronó el llamado derecho divino de los reyes. Por la verdad han perdido su prestigio la autoridad y la propiedad. Por la verdad, un puñado de hombres selectos ve con claridad el porvenir y lo señala a las masas ignaras como el paraiso transportado a la Tierra en que todos seremos hermanos, en que todos tendremos los mismos derechos y las mismas satisfacciones sin más dificultad que ésta: desconocer al Capital el derecho de tomar lo que produce el trabajador. Por la verdad la humanidad llegará a ser libre, sabia y justa.


EL REBAÑO SE ENCABRITA

El artículo que escribí denunciando a Madero como un traidor y un ambicioso vulgar ha tenido el mérito de rascar los nervios de la masa pasiva, la que no ayuda, la que es un verdadero estorbo para el avance de los ideales, la que jamás se preocupa del porvenir de la raza. La masa obscura, embrutecida por los frailes y los charlatanes, se estremeció, tuvo un sacudimiento como si ella hubiera sufrido el latigazo que descargué sobre los lomos de Francisco I. Madero. Unos cuantos babosos que no saben dónde tienen las narices; unos cuantos mentecatos, de esos que se conforman con ser esclavos y a quienes se debe que los mexicanos tengamos tan mala reputación en este país, ladran a los cuatro vientos indignados porque tuve el atrevimiento de atacar a su idolillo el Excelentísimo señor Presidente provisional de los Estados Unidos Mexicanos, don Francisco I. Madero.

Todos los que están conformes con que los ricos los tengan a salario; todos los que necesitan sentir en los ijares la espuela de las autoridades; todos los que están contentos con que los capitalistas los traten a puntapiés y los polizontes les quiebren la cabeza a garrotazos; todos los que quieren que la actual revolución sólo sirva para derribar a Diaz y encumbrar a Madero; todos esos idiotas que desprestigian la raza mexicana en este país porque no saben unirse, porque no saben reclamar sus derechos; todos esos pobres diablos, que se humillan cuando un blanco los ultraja y son los peores perros de su propia raza; todos esos granujillas, a quienes el cuico detiene en mitad de la calle para hurgarles los bolsillos sin que salga de sus labios la más débil protesta; la masa de los pasivos, de los que de todo hablan, menos de lo que interesa a su clase, todos esos desdichados se sintieron ofendidos porque me atrevi a llamar traidor a Madero, embaucador, ambicioso vulgar; payaso de la democracia, lobo con piel de oveja.


ESE ES MI TRIUNFO

Sentiría vergüenza si los imbéciles me aclamasen. Los aplausos de los idiotas me Iastimarían profundamente. Para hacerme aplaudir de los babosos, necesitaría ser tan baboso y tan imbécil como ellos. No soy yo de los que pasan la palma de la mano por el lomo de las multitudes solicitando su cariño. Yo no adulo ni a los tiranos ni a las masas; yo no me someto ni al capricho de uno ni a la voluntad de muchos. Recto en mis procederes, como luchador voy adelante sin oír el insulto de los bribones, sin temer la emboscada de los malvados. Altivo y libre, voy derecho hacia el ideal que sueño; el de la redención económica del proletariado.


¿ES UNA UTOPÍA?

¡Utopía!, gritan los cobardes y los malvados. Sueño irrealizable, dicen los afeminados que tienen miedo a lo desconocido.

Ni utopía, ni sueño irrealizable. Cada vez que los progresistas quieren dar un paso adelante, los rezagados, los timoratos, los que necesitan sentir los codos de los demás y los que tienen interés en que no cambien las condiciones sociales y políticas existentes, lanzan ese grito fatídico: ¡utopía!

Para los gachupines era una utopía la independencia de México; para los frailes era una utopía el expropiarlos de sus bienes; para los conservadores que están en el gobierno de México es una utopía el sufragio efectivo de los maderistas, porque dicen que el pueblo no está preparado para ese mentido bien; para el maderismo, las aspiraciones del Partido Liberal son utopías, porque dicen Madero y sus compinches que el pueblo no está apto para trabajar las tierras por su cuenta.

A pesar de todo, la utopía de la independencia nacional fue cosa realizada; la utopía de expropiar de sus bienes al clero la realizó Juárez; la utopía del voto electoral, aunque para nada sirve, la realizó el maderismo; la utopía de entregar la tierra al pueblo para acabar con la miseria, el crimen, la prostitución y la tiranía misma, la realizará el Partido Liberal; que es el único que lucha por la clase trabajadora.


LA CONFUSIÓN

Los politicastros, ya sean de levita o de huarache, ya vistan ropa limpia o andrajos mugrosos, tratan de confundir al pueblo de diversas maneras. Dicen al pueblo que nuestra actitud respecto del ambicioso Madero debilita el movimiento revolucionario. Desde luego puedo decir que sucede todo lo contrario. La revolución, el movimiento armado que puede llevar ese nombre porque tiene una amplia finalidad social, no se debilita porque se descubran las infamias de Madero. Ninguna buena causa puede sufrir perjuicios por la verdad y sí los puede sufrir por la mentira. La mentira no edifica sobre terreno sólido; la mentira puede deslumbrar por un momento como el polvillo de oro de las mariposas; pero tarde o temprano se descubre el engaño, tarde o temprano cae el colorete que hermosea y deja a descubierto la marchitez y la fealdad.

La Revolución no puede sufrir debilitamiento por la verdad, sino por la mentira. Ocultar los crímenes de Francisco I. Madero; ocultar los engaños de que se vale para engrosar sus filas con los miembros del Partido Liberal a quienes no hemos podido comunicar la independencia de nuestros trabajos con respecto a los trabajos del llamado Presidente Provisional; ocultar que para robustecer su movimiento ha pretendido unir mi nombre al suyo porque sabe que cuento con numerosas, antiguas y leales simpatías en toda la República Mexicana y, al aparecer mi nombre al lado del suyo, mis viejos amigos procurarían ayudarle; ocultar la traición infame de que fue víctima el compañero Prisciliano G. Silva por parte del novel tiranuelo, sería hacer causa común con la infamia; sería sancionar, con el silencio, el crimen cometido y los embaucamientos a que se entrega y se ha entregado el millonario ambicioso. ¿Qué dirían nuestros compañeros que están sobre las armas si no los previniéramos sobre lo ocurrido? ¿No serían ellos los primeros en acusarnos de traidores cuando se vieran aplastados por la traición de Madero, por no saber qué clase de canalla es éste? Y el pueblo en general ¿no nos haría más tarde o más temprano cargos justificados por no haber desenmascarado a tiempo al lobo que se disfraza de carnero? ¿No ayudaríamos a que se confundiera el proletariado y viese en Madero a su libertador, cuando no es más que su futuro verdugo si las masas inconscientes dan su sangre para encumbrarlo?


LA VERDADERA REVOLUCIÓN

La revuelta de Madero no puede llamarse revolución. El movimiento del Partido Liberal mexicano sí es una verdadera revolución. ¿Por qué? Es fácil decirlo: las masas inconscientes que han tomado el fusil para luchar en las filas maderistas, han sido empujadas por la desesperación. Los compañeros que combaten en las filas liberales han ido a la lucha convencidos de que es un acto de justicia el expropiar de la tierra a los ricos para entregársela a los pobres. La desesperación podrá formar caudillos y futuros tiranos; la convicción ilustrada, la consciencia de la finalidad social de la lucha, la certeza de que se lucha contra la clase capitalista, no puede formar tiranos, no puede encumbrar caciques, porque no es para eso para lo que los compañeros liberales empuñan las armas, sino para libertar a un pueblo de la cadena del Capital. La necesidad social más urgente de México es la dignificación de la raza por el bienestar y la libertad, y esa necesidad no queda satisfecha con el mero hecho de tener derecho al voto, sino con el hecho de no depender de los amos para poder vivir.

Las revoluciones deben responder a una necesidad social para que puedan ser consideradas como tales. De lo contrario son solamente revueltas políticas, hechas por hombres como Madero que desean ser poderosos para robar al pueblo a sus anchas.


UNA PRUEBA

La prueba de que la revuelta de Madero no responde a ninguna necesidad social, está en el hecho de que la gente que lo aclama no ha comprado por si misma sus fusiles, no ha hecho sacrificio alguno para lanzarse a la guerra. Han ido individuos a quienes se les han dado pagas de marcha como a cualquier soldado, se les ha suministrado dinero para que dejen a sus familias. Mientras que los liberales se arman por sí solos, se sacrifican comprando su parque y marchando a pie o en las varillas de los trenes si no tienen con qué pagar su pasaje, y no exigen paga por adelantado como lo hacen los maderistas. Los liberales sacrifican todo con tal de luchar por los ideales de emancipación económica de la clase trabajadora, y cuando no pueden comprar una arma, y el Partido no puede dárselas porque se hayan agotado, vuelan al campo de batalla y espían el momento en que un compañero cae herido para recoger el fusil y usarlo ellos.

¿Qué habría hecho Madero si se hubiera encontrado en las circunstancias en que lucha el Partido Liberal? En seis meses de trabajos, desde que salimos del presidio, el Partido Liberal, compuesto de trabajadores y personas pobres, ha podido organizar el brillante movimiento que ha despedazado las fuerzas de Rábago y de Vega, en Chihuahua y la Baja California, que ha hecho morder el polvo a los sicarios de la Dictadura en el Estado de Coahuila, que ha hecho temblar al despotismo con sus hazañas en la costa de Sotavento de Veracruz, que ha puesto en conflicto a los soldados federales en el Norte de Oaxaca, que amenaza ocupar toda Baja California, que tiene en jaque a las fuerzas de la Dictadura en Morelos, en Chihuahua, en Sonora, en Durango. Y todo eso se ha hecho en medio de la miseria más espantosa, y todo eso se ha llevado a cabo por la abnegación de los luchadores liberales. ¿Y por qué esa abnegación? Porque los liberales no luchan por encumbrar a ningún amo, sino por la redención de la clase trabajadora.


LAS DUDAS

Los agitadorcillos de Madero y del clero pretenden sembrar la duda sobre si es cierto o no lo que he escrito sobre Madero y el licenciado don Lázaro Gutiérrez de Lara. La semana entrante publicaremos la comunicación de la Junta a Madero, en que le preguntamos sobre su actitud respecto al Partido Liberal y la contestación del Provisional, diciendo que no podía aceptar el programa del Partido Liberal porque se le retirarían los ricos, y naturalmente el clero, a quien tanto adula para que lo apoye en sus pretensiones.

Por lo pronto, tengo en mi poder, las cartas de los compañeros que pudieron escapar de las garras del tiranuelo. Todos están de acuerdo en sus declaraciones y, por lo mismo, sostengo lo que dije en el artículo que tanto ruido ha hecho y lo que he dicho en éste.

En 13 de febrero me decía desde Guadalupe el compañero Silva: Me es grato comunicarle que hoy en la mañana regresó el Capitán segundo, compañero José A. Alvarez, jefe del segundo grupo de la Confederación de Grupos Revolucionarios del Norte, del Partido Liberal mexicano, a este Cuartel general, trayendo cuarenta compañeros dispuestos a afiliarse en esta Confederación de Grupos del Ejército Liberal. Desde luego procedí a organizar un nuevo grupo que se llamará Tercer Grupo de la Confederaión de Grupos Revolucionarios del Norte, del Partido Liberal mexicano. Entre los compañeros se presentó el licenciado Lázaro Gutiérrez de Lara con 28 norteamericanos, y en vista de la protesta que hizo este compañero de ser fiel al Partido Liberal, le encomendé el mando del Tercer Grupo y puse en sus manos el nombramiento de Capitán primero. Desde luego procedí a equipar el nuevo grupo de caballos, armas, parque suficiente y víveres.


LA BENEVOLENCIA DE SILVA

En 14 de febrero me comunicaba el compañero Silva: Esta mañana se presentó a este Cuartel general un oficial con una comunicación firmada por el General en jefe del ejército maderista, con Cuartel general en Zaragoza, en que me suplica ese jefe maderista le facilite algunos carros y caballos, pues no puede continuar su marcha por falta de esos elementos y, por el mal estado en que se encuentra su columna, teme caer en manos de los federales. Desde luego le envio ocho carros, un coche, veinte caballos ensillados y dos carros cargados con toda clase de provisiones, aparte de suficiente pastura para la caballada. En dicha columna viene el señor Francisco I. Madero. El encargado de conducir este convoy es el Capitán primero Lázaro Gutiérrez de Lara, a quien di dicha comisión. He indicado al compañero De Lara que imparta toda clase de auxilios a la columna maderista, como lo exige la hospitalidad y el compañerismo, pues es notorio el mal estado en que se encuentra esa columna, al grado de que se ha estado varios días para recorrer una distancia que se hace en un día. Nuestra bandera roja flota en las azoteas de nuestros cuarteles ostentando nuestro querido lema: TlERRA Y LIBERTAD.


EL PUEBLO SATISFECHO

Con fecha 15, un día antes del atentado de que fueron víctimas el compañero Silva y su columna por el traidor Francisco I. Madero, me decía el anciano libertario:

"Tengo el gusto de comunicarle la alegría que experimenta el pueblo de esta villa. Me complazco viendo retratada en los rostros de los humildes la satisfacción y la esperanza. Desde que ocupé esta villa de Guadalupe no se ha registrado el menor escándalo. El único preso que hay es un rico que, al ser requerido cortésmente por el compañero Gabino Cano para que hiciera algún préstamo en dinero efectivo para los gastos de la columna militar, insultó duramente a dicho compañero, quien ordenó se le arrestase. Al prisionero se le guarda, a pesar de su conducta grosera, toda clase de consideraciones, como lo merece todo ser humano. El pueblo fraterniza con los soldados de la libertad. Muchas familias se han presentado a este Cuartel general demandando auxilio. La miseria es espantosa por la rapacidad de los ricos de este lugar. A todas estas familias he participado de nuestras provisiones y las he provisto de vestuario, pues era desgarrador el espectáculo que ofrecían las mujeres con sus flacas criaturitas en los brazos, los ancianos temblorosos por el hambre y por el frío. La población está contenta y todos me suplican que no me vaya, que no les deje abandonados a sus verdugos.


LA LLEGADA DE MADERO

Sigue hablando el compañero Silva: Hoy (15 de febrero) llegó a ésta el señor Francisco I. Madero, acompañado del General en jefe del ejército maderista, señor José de la Luz Soto, y su importante columna. El auxilio que presté al señor Madero y su fuerza fue eficiente, pues gracias a él pudo transportarse, librándose de caer en manos de los federales. Hemos recibido a los huéspedes con muestras inequívocas de simpatía, pues aunque no luchamos por los mismos principios, los liberales sabemos ser solidarios y hospitalarios. Como recordará usted, en mi anterior comuniqué a esa Junta que la columna del señor Madero se encontraba en Zaragoza en muy malas condiciones, pues carecían de víveres, de medios de transportación y de otras muchas cosas. Habían caminado a pie una distancia muy pequeña; pero el hambre, la fatiga y las privaciones habían debilitado a esa columna y estaba en peligro de ser completamente desbaratada por las fuerzas de Navarro. Gracias a nuestro oportuno auxilio, la fuerza del señor Madero y éste mismo se han salvado de una derrota y una muerte seguras.


LA VORACIDAD DE LOS MADERISTAS

Desde luego procedí a acomodar a nuestros huéspedes. Lo más importante era servirles una buena comida y todos nuestros compañeros se alistaron para ayudar a sus hermanos de lucha, aunque no de ideales. El señor Madero y toda su gente comieron con gran apetito, haciéndose el gasto de nuestras provisiones.


UNA VISITA Y UN RECUERDO

A las cinco y media de la tarde invité al Capitán primero Lázaro Gutiérrez de Lara a que me acompañase a hacer una visita al señor Madero con el fin de felicitarlo por haberse salvado de caer en manos de los federales. Estuvimos hablando el señor Madero y yo por algunos minutos. Dicho señor me recibió con toda cortesía, y me tendió su mano diciéndome que era mi amigo. Mientras hablaba con el señor Madero esta tarde, no sé por qué razón venía a mi memoria el recuerdo de una entrevista que tuve con este señor a la una de la madrugada del 24 de septiembre de 1906 en una casa de San Pedro de las Colonias. El señor Madero me había mandado llamar para que le ayudara en un movimiento revolucionario contra el Dictador Porfirio Díaz. El enviado del señor Madero me había asegurado que don Francisco era el más decidido partidario del movimiento revolucionario que hacía muchos años venía preparando el Partido Liberal. En aquella memorable entrevista, al hacerle saber al señor Madero que yo era miembro del Partido Liberal y que estaba listo a levantarme en Torreón por la causa liberal si él me proporcionaba cuatrocientas carabinas, dicho señor se volvió todo disculpas y me dijo que no sólo veía mal el movimiento liberal, sino que consideraba un crimen ensangrentar el país por ambiciones personales, tanto más cuanto que -me dijo aquella vez el señor Madero- el General Díaz no es un tirano: es algo rígido, pero no un tirano, volvió a repetirme dicho señor, y aunque fuera un tirano, yo nunca prestaré ninguna ayuda para hacer una revolución, pues tengo verdadero horror por el derramamiento de sangre. Esta conferencia la presenció el señor Manuel Banda, que ocasionalmente se encontraba en la casa de Madero. Lo que sucedió aquella vez fue que el señor Madero me había mandado llamar para ayudarlo a él a encumbrarse; pero como le dije que yo luchaba por los principios del Partido Liberal, todo se volvió excusas y femeniles aspavientos por los derramamientos de sangre. Este recuerdo me hizo pensar en la fragilidad de la conciencia de algunas personas en general y del señor Madero en particular.

Hoy comuniqué al Capitán Gutiérrez de Lara que diera órdenes a su grupo para que mañana se emprenda la marcha hacia San Ignacio con todos los elementos que nuestras armas y el valor de nuestros compañeros conquistaron aqui, para proseguir la campaña en pro de nuestros ideales.


UN BIEN CON UN MAL SE PAGA

Lo que he entresacado de las comunicaciones oficiales del compañero Silva sirve para demostrar que la lealtad, la honradez, la abnegación, el espíritu de solidaridad está de parte de los liberales. Esto demuestra que Madero es un traidor, un embustero, un mentecato que se espantaba de que se hiciera derramar sangre cuando se trataba de conquistar la tierra para los pobres; pero está dispuesto a derramarla por su ambición personal.

Silva hizo, además, toda clase de bienes a Madero: lo salvó de una derrota inminente y de una muerte probable, facilitándole los medios de ponerse a salvo con su gente. Madero, al día siguiente de su llegada a Guadalupe, pagó los servicios del Partido Liberal arrestando a Silva y desarmando a nuestros compañeros.


LA CONDUCTA DE GUTIÉRREZ DE LARA

Yo no quiero juzgar la conducta de Gutiérrez de Lara. Es el público quien debe hacerlo. Me basta con decir qué De Lara se decía socialista, obtuvo fondos para luchar por la causa liberal, y ahora lo vemos en las filas de Madero. Un socialista no puede unirse a Madero para luchar, porque Madero no lucha por la clase trabajadora, sino por la clase capitalista. Madero quiere que el sistema de explotación del trabajo del pobre quede tal y como está actualmente. Eso es natural en Madero porque es rico, y tiene interés en que los pobres lo sigan haciendo rico; pero en Gutiérrez de Lara es distinto. De Lara se desgañitó aquí y allá hablando contra el llamado derecho de propiedad, y es ahora uno de los soportes de ese derecho; se enronqueció aquí y en otras partes hablando del derecho del proletariado a tomar posesión de la tierra, la maquinaria y todo lo indispensable para la producción, y ahora en las filas maderistas es uno de los guardianes del capitalismo. Es decir que, en vez de dar un paso hacia adelante, lo ha dado hacia atrás en cuestión de convicciones. Primero defendía a los pobres, ahora defiende a la clase capitalista, esto es, a la clase que oprime a los pobres.


VOTOS DE ADHESIÓN

Nuestra conducta al exhibir la traición, si bien ha merecido la injuria de la canalla, por otra parte ha merecido el aplauso de los buenos compañeros, de los hombres que piensan con la cabeza, del proletariado consciente. A nuestras oficinas están llegando innumerables muestras de adhesión y simpatía por nuestra rectitud y nuestra lealtad a la causa de los desheredados. De todas partes nos escriben felicitándonos por haber emprendido la tarea de deslindar bien los campos, de hacer ver con claridad por qué lucha Madero y por qué lucha el Partido Liberal. Vamos a ir publicando según lo permitan las dimensiones de Regeneración, los votos de adhesión y simpatía por nuestra actitud acerca del peligroso maderismo: peligroso porque extravía las conciencias, porque desvía a los trabajadores del camino que deben seguir para ser realmente libres, y ese camino es el de la emancipación ecónómica.


LOS MADERISTAS DE BUENA FE

¡Ah, qué diferencia! Mientras la canalla se desgañita injuriándonos, los maderistas de buena fe, esto es, los que sin ambiciones de ninguna clase se habían afiliado al maderismo, son los primeros en felicitarnos por haber hecho brillar la verdad. Uno de ellos en una entusiasta comunicación dice: Sin ustedes todos nos habríamos dejado conducir al matadero por el ambicioso Francisco I. Madero. ¡Que viva Regeneración! ¡Que viva el Partido Liberal mexicano que nos abre los ojos a los ciegos!

Otros nos manifiestan su arrepentimiento por haberse dejado seducir por las sirenas del maderismo. Ahora muchos maderistas de buena fe se están inscribiendo como miembros del Partido Liberal.

La verdad triunfa. Diariamente nos llegan testimonios de liberales que nos dicen haber sido engañados por los agentes de Madero diciéndoles que las dos causas eran una misma cosa.


¡ADELANTE!

Compañeros, la revolución se purifica. El Partido Liberal mexicano ha ganado mucho con la traición del burgués Francisco I. Madero, pues ahora ya todos comprenden lo que sería ese hombre si por desgracia llegase a ocupar la Primera Magistratura de la Nación. Felicitémonos de que tan pronto haya enseñado la oreja el ambicioso millonario.

Que se despida Madero de recuperar sus millones. Sus tierras van a pasar como las de todos los señores feudales de México, a poder del pueblo. Los liberales lucharemos con todas nuestras fuerzas por derrotar al capitalismo.

Los que sueñen con prebendas y empleos para después del triunfo del maderismo, que vayan conciliándose con la idea de no vivir sobre sus hermanos, sino de trabajar al igual de todos, haciendo producir a esta vieja tierra, abundantes frutos para el bienestar de todos los que la trabajen y no de los amos perezosos.

Ricardo Flores Magón

(De Regeneración, 4 de marzo de 1911).


Índice de Artículos políticos 1911 de Ricardo Flores MagónArtículo anteriorArtículo siguienteBiblioteca Virtual Antorcha