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ARTÍCULOS POLÍTICOS 1914
Ricardo Flores Magón
Selección de Chantal López y Omar Cortés
RAFAEL ROMERO PALACIOS
Hoy continúa el prólogo de la contestación que voy a dar al memorial de Rafael Romero Palacios. He aquí el escrito prometido en el número anterior de REGENERACION:
Los abajo firmantes protestamos contra las calumnias y difamaciones incluidas en un memorial que Rafael Romero Palacios está enviando a algunos compañeros y agrupaciones obreras, memorial que tiende a perjudicar a la revolución mexicana, sin acordarse Palacios que su conducta dejó mucho que desear cuando se le confió la administración de REGENERACION, en cuyo puesto abusó de la confianza en él depositada por los compañeros de la Junta del Partido Liberal Mexicano. Tampoco se recuerda Palacios del poco respeto que tuvo para la causa que perseguimos, cuando trató de matar a REGENERACION apoderándose de todo lo perteneciente al periódico y negándose a hacer entrega de ello, hasta que obligó a los compañeros Teodoro M. Gaytán y Bias Lara a firmar un recibo, extendido forzadamente para evitar mayores daños a la causa, lo que hace que ese documento no tenga valor para nosotros.
La Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano demostró tener clara inteligencia y acierto en hacer evolucionar el Partido hasta llevarlo al sublime ideal anarquista, y de no haber habido tantos miopes, despechados y traidores, la revolución mexicana, que es social en su esencia, habría ya llegado a la cúspide del fin deseado por sus iniciadores, propagadores y encauzadores de ella, que no son otros que los expedidores del Manifiesto del 23 de septiembre de 1911. Si hubiera habido algo de desinterés y altruismo entre los llamados conscientes, y menos vanidad, amor propio y egoísmo, se habría evitado derramar mucha sangre de los abnegados compañeros que han ido a los campos de batalla mexicanos a romper las cadenas con que los tiranos martirizan al pueblo productor. Si el avance de la revolución no se debe a los sinceros propagandistas, menos se deberá a los envidiosos obstruccionistas. Vemos que Palacios nos pondera los beneficios que hizo a la causa; pero nada nos dice de los perjuicios que haya ocasionado. ¿Qué falta nos hacía saber las chismografías de las familias para demostrar su sinceridad? Lo que hay es que Palacios quiere negar los sacrificios de la muy sufrida e infatigable Junta, aumentándole, además, el número de los disgustos y queriéndose acreditar los méritos de la misma. ¡Por poco nos quiere hacer creer que él fue el autor del Manifiesto del 23 de septiembre, o sea el alma de la revolucíón libertaría! Pero lo que vemos solamente es que Palacios hizo todo el daño que pudo al movimiento mexicano desde que salió de editor, sin importarle un bledo la revolución. Nos parece que Palacios demuestra muy poco criterio o mucha mala fe al negar que Madero ofreciera a la Junta por conducto de Jesús Flores Magón y Juan Sarabia, altos puestos en el gobierno de la nación si deponían su actitud, pues nos parece que para ofrecerles cosa tan baladi como él supone, hubiera sido bastante con que les hubiera ido a visitar el cónsul mexicano en esta ciudad, sin necesidad de mandar dos emisarios. Dice Palacios que los miembros de la Junta son inofensivos, pero si eso fuera así, ¿para qué tanto empeño en procesarlos y encarcelarlos? ¿Son las diatribas de un Palacios que se merecen los miembros de la Junta por sus constantes peligros, sufrimientos y miseria?
Creemos que nadie podrá negar que REGENERACION ha sido y es el periódico mejor escrito para la educación del laborioso pueblo, y por lo mismo, el más odiado por los tiranos, quienes siempre han procurado su destrucción. ¿Debemos desear lo mismo los tiranizados?
En cuanto al compañero Owen fue sorprendido por el jesuitismo de Palacios; pero comprendió su error y volvió a ocupar su puesto como hombre honrado que es.
En fin, lo que vemos en este asunto, es que Palacios quiere qua muera REGENERACION, haciendo causa común con los verdugos del pueblo.
Los Angeles, Cal., febrero 25 de 1914.
Franco L. Saturas
Rómulo Hernández
Pedro Sánchez
Bonifacio Elizondo
Pedro C. Paullet
Adelaido Grajeda
Antonio Ramírez
Juan Urenda
Pedro Romero
Fernando Mares
Crescensio Flecha
Natividad Reed
Pablo García
Luis Rojas
Pedro Alcalá
J. U. Rodríguez
Salvador Velasco
Gregorio Botello
David R. Villa
Faustino Murillo
M. P. Avalos
N. Massaro
Agustín Medrano
V. I. Santillán
Victorio Hernández
L. Bakar
N. Rebolledo
J. Marrufo
S. Valdes
Rosario Cermeño
Francisco Sapien
Antonio Monreal
Ramón Echegaray
J. M. Chacón
J. M. García
E. Dinthani
Jesús Escobar
A. Lucero
R. Vázquez
José Martínez
Concepción Flores
José Flores.
El memorial de Palacios comienza con llamamiento al proletariado del mundo entero, haciéndose pasar él mismo como trabajador, como perteneciente a la clase explotada, cuando en realidad él, Palacios, no puede ser considerado como explotado, sino como explotador, y explotador de la más baja estofa. He aquí una carta del compañero Tomás Farrell Cordero a Palacios, en la que le recuerda sus chanchullos cuando trabajaba en la fábrica de tabacos La Natividad en San Francisco, Cal., por los años de 1906, 1907 y 1908. Dice así:
Para R. R. Palacios
Recordarás que en este tiempo (los años citados) trabajabas en esta casa (La Natividad) y que, además del trabajo de los puros tenías un alambique para fabricar licor, a más de una fondita y casa de juego. Recordarás que obligabas a golpes y palabrotas a tu pobre esposa a que regenteara la fonda y la cantina. En la fábrica la pasabas por obrerón, echando pestes contra los burgueses explotadores, contra los verdugos del pueblo. Nos declamabas que el mayor crimen era el explotar al trabajador, y en tu casa tenías todo lo que se llama un casino. Allí se jugaba pocker de la cual tú cobrabas los pares o sica. Echabas monte con más habilidad que Birjan, en compañía de otros individuos de tu calaña, listos para manejar la cera, 20 y 20, el arpón y demás lindezas de los fulleros, quedándote con las pocas monedas que el burgués da a los trabajadores.
Sigue diciendo Farrell Cordero:
No era mi intención decir nada de estas cosas porque creía que ya estabas regenerado y que en realidad te preocupaba la situación del trabajador; pero estoy arrepentido de no haberte denunciado ante los compañeros de la Junta cuando vi que te introduciste entre ellos a mediados de 1911. Si te hubiera denunciado ante ellos, se habrían evitado muchos males a la causa de los trabajadores, pues no te habrían admitido en su seno. Callé creyéndote ya regenerado, y por callar hiciste la marranada de llevarte los fondos de REGENERACION. Ahora, para cubrir tu porquería hasta disculpas a Villarreal, Alanís, Salazar y otros de tu misma marca, echando en cambio lodo sobre gente honrada que bastantes pruebas han dado de su honradez, con hechos y no con palabras nada más, gente que sabe imponerse a los ladrones como tú que careciendo de nervio suficiente para expropiar al burgués te pones la máscara de trabajador para explotar a los trabajadores envenenándolos con licores malsanos. Recuerda que el whisky que vendías en tu casino no era otra cosa que alcohol de la peor clase, al que mezclabas agua, azúcar, alumbre y jugo de tabaco. Sobre este asunto hay centenares de testigos. ¿Y qué me dices de la paliza que le diste a aquel pobre viejecito de sesenta años, Eduwiges Flores, alias El Vique, porque no te quiso pagar el precio exorbitante que le pediste por el licor que se tomó en tu taberna? Ese pobre viejecito estuvo tres semanas en cama, a consecuencia de la golpiza que le propinaste, y no pudo trabajar por mucho tiempo. Acuérdate que esa misma vez apaleaste a tu pobre esposa, porque le vendió el licor al Vique, sin cobrar por adelantado el precio del bebistrajo.
(De Regeneración, N° 179 del 7 de marzo de 1914)
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