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VI
¿Podemos esperar solidaridad de un periódico maderista, de un periódico partidario del principio de autoridad como lo es El Porvenir del Obrero?
No concibe El Porvenir del Obrero que fuera del maderismo pueda hacer algo serio y honrado el pueblo mexicano. El Porvenir del Obrero, periódico anarquista, tiene confianza en los caudillos que son de su devoción. Es, por lo mismo, un periódico personalista, y un periódico de esa naturaleza tiene que ser enemigo jurado del Partido Liberal Mexicano, de la Junta y de Regeneración. ¿Que de extraño tiene entonces que un periodiquito de esa naturaleza nos calumnie y nos insulte?
Fuera del maderismo es como el pueblo mexicano ha estado llevando a cabo su grandiosa revolución. Las tierras expropiadas por las masas proletarias en extensas regiones de México, nunca habrían sido entregadas a los desheredados por el hombre que al día siguiente de haber asaltado el poder declaró que las promesas que había hecho al pueblo para que éste lo apoyase, eran irrealizables. Y todavía así, El Porvenir del Obrero, no vacila en dar el título de infame traición a la muerte de un infame traidor que arrastró al pueblo a la matanza ofreciéndole repartos de tierras y leyes protectoras contra los abusos del capital, para volverle la espalda cuando ya se encontraba en el poder.
Sigue hablando de este modo El Porvenir del Obrero:
Entonces comprendimos que el pueblo mexicano carecía de ideas y de aspiraciones de emancipación colectiva; comprendimos que no había más que bandidaje, latrocinio y corrupción arriba y abajo.
En todas estas líneas, el periódico de Mahón viene confirmando su profesión de fe maderista, y así como todo personalista no puede concebir la realización de un ideal fuera de la influencia del ídolo, del caudillo, del jefe o del cacique, de la misma manera, para el maderista, nada se puede realizar fuera de la influencia de Francisco l. Madero. Murió Madero, y entonces los de El Porvenir del Obrero comprendieron que el pueblo mexicano carecía de ideas y de aspiraciones de emancipación colectiva. Cualquier persona sensata habría sacado la conclusión que sacó el periodiquito, de hechos llevados a cabo por el mismo pueblo y que por su naturaleza fueran contrarios a ideales de libertad y de justicia; pero no hay tales hechos.
La muerte de Madero no significa que el pueblo mexicano carezca de ideas y de aspiraciones de emancipación colectiva. Por el contrario, la muerte de ese tirano fue posible solamente porque el pueblo tiene ideales y aspiraciones de emancipación colectiva. Cuando el pueblo mexicano se dió cuenta de que Madero había traicionado las aspiraciones generales de la revolución, aspiraciones que se condensan en estas palabras: tierra para todos, libertad para todos, le retiró su apoyo en gran parte y, entonces fue posible el cuartelazo de Huerta que triunfó con la muerte de Madero. Si Madero no hubiera traicionado las aspiraciones populares de libertad y de justicia, el pueblo habría estado agrupado a su derredor y el cuartelazo de Huerta habría sido imposible.
Vemos, pues, que la muerte de Madero prueba precisamente todo lo contrario de lo que El Porvenir del Obrero quisiera que probase.
Ahora, si analizamos los hechos del pueblo mexicano anteriores a la muerte de Madero; hechos que han sido consignados a grandes rasgos al principio de este trabajo, vemos que, por su carácter esencialmente revolucionario, prueban que el pueblo mexicano tiene ideas y aspiraciones de emancipación colectiva. La toma de posesión de la tierra de las haciendas por las poblaciones proletarias, expropiación que se llevó a cabo sin el consentimiento de Madero, sino que, más bien, contra la voluntad de ese tirano, como lo prueba el hecho de haber enviado a sus esbirros a batir las poblaciones expropiadoras, destruyendo los caseríos de los campesinos por medio del fuego; el incendio de los archivos judiciales y administrativos, llevado a cabo por los rebeldes, conscientes de que en esas oficinas se encuentran los títulos de propiedad, los procesos judiciales y cuanto papelote perjudicial para el pueblo pueda apetecerse; el incendio de los ornamentos de los templos, y el fusilamiento frecuente de los sacerdotes; el ajusticiamiento de los representantes de la autoridad, y la ejecución de los capitalistas verificada en condiciones que no dejan lugar a duda de que se les mata, no por el mezquino propósito de arrebatarles lo que tienen para enriquecerse a su vez los despojadores, sino como obedeciendo a una medida de saneamiento social, por la cual se extirpa todo lo que hace daño a la especie humana.
Todos estos hechos, en medio de otros muchos de la misma naturaleza, prueban que el pueblo mexicano está levantado en armas no para entregarse a actos contrarios a una finalidad de libertad y de justicia, sino para conquistar el bienestar y la libertad de la colectividad, por el único medio que tiene a su alcance el proletario: la fuerza de las armas. ¿Cómo es, entonces, que El Porvenir del Obrero ha comprendido que el pueblo mexicano carece de ideas y de aspiraciones de emancipación colectiva?
No; el periódico a que nos venimos refiriendo sabe bien que el pueblo mexicano lucha por ideales emancipadores; pero ... es un periódico gachupín, y como gachupín, no puede admitir que los indios puedan tener aspiraciones de libertad y de justicia, y, a semejanza de los periódicos burgueses, se santigua y exclama compungido que en México no hay más que bandidaje, latrocinio y corrupción arriba y abajo.
Este periódico al cual nos venimos refiriendo es maestro en materia de descaro, pues con la mayor sangre fría asienta lo que se le ocurre a sus imbéciles redactores. He aquí una muestra de su descaro:
Suponer que el ideal de Kropotkin y de Reclus sea la desorganización sin cultura ni moralidad, que tienen por resultado inmediato la caza del hombre, el robo en cuadrilla, el martirio de inocentes, el hambre y la despoblación; suponer que aspiramos los anarquistas a generalizar en todos los países el estado actual de México, es hacer el más sangriento insulto a los grandes pensadores y a los hombres abnegados que por el ideal anarquista sufrieron persecuciones y llegaron hasta el sacrificio de su vida.
¿En qué fundan su dicho los miserables embusteros que regentean El Porvenir del Obrero?
La misma prensa capitalista ha dicho que en los Estados de la República mexicana donde operan las fuerzas revolucionarias expropiadoras hay orden, hay bienestar para todos, el hambre ha desaparecido. Véase la prensa capitalista americana de hace poco más de un año, y en ella se encontrarán abundantes detalles sobre la vida de las poblaciones comprendidas en territorio ocupado por fuerzas expropiadoras. Y actualmente imperan las mismas condiciones, con excepción, naturalmente, de las regiones en que no operan fuerzas de carácter expropiador.
¿Qué no darían los campesinos de todos los países, por gozar del bienestar que impera por ejemplo, en los Estados de Morelos y demás en que operan fuerzas de carácter expropiador? Lo que es un insulto a los grandes pensadores y a los hombres abnegados que por el ideal anarquista sufrieron persecuciones y llegaron hasta el sacrificio de su vida, es tratar de restar simpatías al movimiento generoso del esclavo mexicano que forcejea por romper sus cadenas, que son al mismo tiempo las cadenas de todos los trabajadores del mundo.
Y no es solamente un insulto a los grandes pensadores, que eso sería lo de menos, es un crimen de lesa humanidad el poner trabas a un movimiento que tiene por objeto elevar el nivel social de los trabajadores. Que hay lágrimas, que hay dolores, que hay inocentes que sufren ... ¿En qué grande lucha por la libertad humana ha dejado de correr la sangre a torrentes? Todo cataclismo social tiene que producir dolores, lágrimas, angustias. Ninguna persona, aún escasamente instruída, ignora que el progreso ha sido posible únicamente mediante el sacrificio de la libertad, de la tranquilidad y de la vida de los seres humanos inocentes o culpables, y solamente los hipócritas redactores de El Porvenir del Obrero, tenían que santiguarse ante las víctimas inevitables de todo sacudimiento popular por la libertad y la justicia.
El periodiquillo de Mahón se congratula de haber contribuido a que se retirasen de los periódicos obreros españoles y americanos, las suscripciones a favor de la revolución mexicana. He aquí como se expresa:
A medida que nos hemos convencido de éstas las hemos ido diciendo con la claridad que acostumbramos.
Ya en abril de 1913 tradujimos los artículos de Jean Humblot en Les Temps Nouveaux e hicimos los oportunos comentarios.
Después pareció que todos se habían enterado, retirándose las subscripciones mexicanas de todos los periódicos obreros españoles y americanos.
El Jean Humblot de quien se trata, es un maderista, socialista político, que como buen maderista, esto es, como buen personalista, tiene que ser enemigo de todo esfuerzo que se haga por encauzar un movimiento por el sendero del comunismo anarquista.
Como se ve, El Porvenir del Obrero se sintió satisfecho de haber contribuido a que se retirasen de los periódicos obreros españoles y americanos las subscripciones a favor de los revolucionarios mexicanos. ¡Qué hazaña! ¡Qué gloria el haber hecho que por medio de la calumnia se retirase el apoyo al trabajador mexicano! ¿Cómo puede hacer creer que lucha por la libertad humana un periódico que se alaba de haber dejado aislados a los peones que se sacrifican por mejorar su condición económica, política y social?
La historia del anarquismo contemporáneo tendrá que consignar este hecho tristísimo y vergonzoso para todos los anarquistas: la calumnia logrando imponerse en contra del movimiento mexicano en medio del silencio cobarde de los llamados anarquistas.
La cobardía ha encontrado un fácil expediente para disculparse de no intervenir en este asunto que a todos los anarquistas concierne, diciendo que no se trata sino de cuestiones personales. ¡Cuestiones personales! ¡Valiente salida! ¡Como si un movimiento pudiera ser posible haciendo abstracción de las personas! En el terreno netamente especulativo puede hacerse abstracción de las personas; pero ¿cómo hacer abstracción de las personalidades cuando se trata de la materialización de los ideales? Cuando se ponen obstáculos a un hombre empeñado en la realización de una idea, se perjudica con ese hecho no solamente al hombre sino también la obra. Así, en el caso de la actividad revolucionaria del Partido Liberal Mexicano, al atacarse al Partido, se ataca la obra que tienen emprendida sus miembros, entre los cuales nos encontramos los individuos que formamos la Junta Organizadora de dicho Partido.
(De Regeneración, N° 217, del 18 de diciembre de 1915)
Ricardo Flores Magón
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