Índice de En defensa de la revolución de Ricardo Flores MagónPresentación de Omar CortésPrimer escritoBiblioteca Virtual Antorcha

NOTA EDITORIAL

Este escrito de Ricardo Flores Magón, fue publicado en nueve partes en el periódico Regeneración, entre los años de 1915 y 1916, en los números 212, 213, 214, 215 216, 217, 218, 221 Y 222, correspondientes al 13, 20 Y 27 de noviembre; 4, 11, 18 y 25 de diciembre de 1915 y, 15 y 22 de enero de 1916, bajo el titulo de ¡Alto ahí!

De hecho, en esta serie de nueve extensos artículos -que por cierto iban a ser más, ya que al término de la novena parte, se menciona: continuará (Ignoramos cuál haya sido la causa de la suspensión de esta serie de artículos. Nota de Chantal López y Omar Cortés) -, Ricardo aborda tres puntos de importancia:

A) La defensa del movimiento revolucionario mexicano ante sus detractores.

B) La defensa de la postura del Partido Liberal Mexicano ante el movimiento revolucionario de México.

C) La defensa de la labor desarrollada por Regeneración en su afán de divulgar al movimiento revolucionario mexicano en sí y, paralelamente, la difusión concientizadora que perseguía de cara al proletariado.

Cabe también mencionar que este escrito está enmarcado en el ámbito de la política anarquista prevaleciente en aquel tiempo. De hecho Ricardo Flores Magón se dirige a la comunidad anarquista internacional, ya que careciendo ésta de una postura clara respecto al movimiento revolucionario mexicano, cada individuo, grupo o tendencia, mantenía su particular punto de vista, polarizándose estas posturas entre quienes defendían y apoyaban la labor realizada por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano y quienes la criticaban velada o abiertamente.

Ante la incapacidad de la comunidad anarquista mundial por establecer un organismo de carácter internacional capaz de clarificar y dirimir en su seno controversias como la aquí mostrada, se daba lugar a tomas de posición nada objetivas, expresándose éstas a través de chismes e insultos.

Es preciso asentar que la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano no dejó nunca de preocuparse por obtener, de la comunidad anarquista, una definición sin ambigüedades en cuanto a la revolución mexicana. Así, por ejemplo, en el número 192 de Regeneración, correspondiente al 13 de junio de 1914, en una circular girada por la Junta al secretario del Congreso Internacional Anarquista, con sede en Londres, Inglaterra, se decía:

Querido compañero deseamos por tu conducto invitar oficialmente al próximo Congreso Internacional Anarquista a tomar una actitud DEFINITIVA sobre la cuestión de la revolución mexicana. Deseamos que el Congreso diga sin rodeos que el peón mexicano al recuperar su herencia natural, la tierra, y al expulsar a los acaparadores de la misma como en el caso de Terrazas y otros bastante numerosos para poder ser mencionados, ha hecho lo que los desheredados de todos los países DEBEN hacer como primer paso hacia la conquista del pan y de la libertad económica.

(...)

Si vuestro Congreso cree que no puede dar semejante aprobación, debe entonces hacer lo contrario: rechazar la revolución mexicana en los términos más decididos y denunciarla como una simple guerra de capitalistas, políticos y bandidos.

Nosotros creemos que vosotros debéis seguir uno de esos dos cursos si queréis conservar vuestra propia estima y tener alguna consideración en el tribunal de la opinión pública inteligente. Para que el movimiento internacional anarquista llegue a tener alguna representación debe ser fuerte y nunca podrá ser fuerte nadando entre dos aguas, incapaz de formarse una opinión acerca de una lucha que un personaje, no menos que el presidente de los Estados Unidos, ha declarado ser, en efecto, una repetición de la gran revolución francesa.

Francamente lo que queremos es vuestra opinión. Creemos que tendréis alguna, porque esta revolución ha estado siendo llevada a cabo desde hace años y actualmente es el asunto del día más extensamente discutido. Si alguno de vuestros miembros están aún ignorantes de sus principales características, no podemos pensar de ellos otra cosa sino que no es su lugar el que ocupan en un Congreso Internacional Anarquista.

Vagas declaraciones con palabras ambiguas serán peores que inútiles, según nuestro criterio y servirán sólo para desacreditaros. Lo que de vosotros queremos es una declaración concisa, clara, de que el peón mexicano está en lo justo al sostener que la libertad económica puede ser ganada solamente recobrando la posesión de la tierra, de que él está en lo justo al expulsar a los acaparadores de la tierra; de que vosotros urgís a los desheredados de todos los países a imitarlo. (Véase, Flores Magón, Ricardo, Artículos políticos 1914, México, Ediciones Antorcha, 1982, págs. 77-78. Nota de Chantal López y Omar Cortés)

De hecho, los llamados como el citado, no encontraron en la comunidad anarquista una respuesta clara y concluyente.

Así las cosas, y ante tan terrible vacío, este asunto hubo de ventilarse en base a alegatos como el presente escrito de Ricardo que, si bien guarda una importancia particular, pone en evidencia la ineficacia y pobreza política prevalecientes en el medio anarquista mundial de aquella época.

La polémica generada entre los anarquistas, principalmente norteamericanos y europeos, en relación a las actividades de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, se remonta a muchos años atrás de la publicación en Regeneración del presente escrito. Entre las discusiones más relevantes, destacan las generadas con Luigi Galiani, director, en 1910, de La Cronaca Sovversiva, editada en Nueva York, y la publicación francesa Les Temps Nouveaux, mediante la edición por su director Jean Grave de los artículos de A. Cavalazzi y R. Froment.

Diego Abad de Santillán, en su obra Ricardo Flores Magón, el apóstol de la revolución mexicana, sobre este asunto escribe lo siguiente:

También se dijo (Grave y otros) que la revolución mexicana sólo existía en la fantasía de los redactores de Regeneración de Los Angeles. He aquí la polémica sostenida en Les Temps Nouveaux, de París. Un grupo de camaradas franceses solicitó informes para pasar a México con el propósito de luchar por la revolución. A esa demanda respondió un camarada de Regeneración, Manuel G. Garza (Teodoro Gaytán), agradeciendo las buenas intenciones; pera advirtiendo que el Partido Liberal no disponía de fondos para equipar, transportar y sostener a las camaradas que deseaban ofrecer su concurso a la revolución mexicana. Y, efectivamente, hay que tener en cuenta las condiciones de México y los momentos de lucha y de incertidumbre de entonces para pensar lo que hubiera significado una docena de anarquistas desconocedores del terreno, del idioma, etc., en el campo de la lucha en que se debatían federales, maderistas, liberales, zapatistas y otros; hubieran resultado más bien una carga que un beneficio. En el número del 2 de marzo de 1912, Les Temps Nouveaux publica un artículo de R. Froment en que se desprestigia la obra del Partido Liberal Mexicano y se niega la existencia de una revolución social en México, censurando a Regeneración por haber tenido palabras de benevolencia para Zapata, que no era anarquista. En otras diversos periódicos anarquistas se combatía también a Flores Magón y a sus amigos, presentándolos baja calores bastante ambiguos. (Véase, Abad de Santillán, Diego, Ricardo Flores Magón, el apóstol de la revolución mexicana, México, Ediciones Antorcha, 1988, pág. 106. Nota de Chantal López y Omar Cortés)

Muchas publicaciones anarquistas de diferentes puntos del globo terráqueo, insertaron artículos ya sea en favor, en contra o simplemente descriptivos de la labor desarrollada por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, ello a consecuencia del canje que, con su vocero Regeneración, la Junta realizaba con cientos de publicaciones del mundo entero. Nótese bien este dato que habla por sí sólo: la Junta se publicitó gracias a su propia labor y no debido a que en el medio anarquista internacional hubiese algún interés por descubrir o analizar lo que sucedía en México. Esto es tan fundamental, que no hay que perder lo de vista.

Ahora bien, dejemos a un lado la relación de la Junta con el anarquismo mundial y analicemos el panorama interno que prevalecía en el Partido Liberal Mexicano.

En sí, esta organización, había entrado en una etapa muy crítica después de la escisión generada en su seno con la separación, primero de Antonio l. Villarreal y, después, de Juan Sarabia, hecho que representó un doloroso golpe a las aspiraciones del Partido Liberal. Posteriormente, la derrota militar en Baja California norte en 1911, cuyas consecuencias fueron mucho más allá del terreno estrictamente militar, al adquirir un marcado caríz político la acusación de filibusterismo hecha al Partido Liberal Mexicano, empeoró la situación interna de esta organización.

Las discusiones, acusaciones y pleitos internos que éstos dos hechos provocaron, lograban matizarse con la presencia de Ricardo Flores Magón (La figura de Ricardo Flores Magón, como elemento que cohesionaba al Partidfo Liberal Mexicano, era un hecho evidente. Nota de Chantal López y Omar Cortés), pero cuando éste, junto con su hermano Enrique, Librado Rivera y Anselmo L. Figueroa, ingresa a la prisión en junio de 1912, la situación cambia por completo. Antonio de P. Araujo, Blas Lara y Rafael Romero Palacios, quien posteriormente y debido a su negativa conducta divisionista sería reemplazado por Teodoro M. Gaytán, quedan al frente del Partido Liberal Mexicano y de Regeneración. Lógicamente no hubo que esperar mucho tiempo para que las diferencias internas dominaran en el ambiente del Partido Liberal Mexicano.

Los miembros de la Junta, presos en la Isla de McNeil, comenzaron a ser blanco de difamaciones horrendas como por ejemplo el auténtico chisme según el cual, los presos, aparte de pasarla muy bien en prisión, ganaban cada uno cinco dólares diarios. Sobre esto, Ricardo Flores Magón posteriormente escribiría en un artículo referente a la muerte de Anselmo L. Figueroa, lo siguiente:

En vez de dársenos en el presidio los cinco dólares diarios y de pasarnos en él una vida regalona, como aseguran nuestros pequeños enemigos, se nos hacía trabajar bajo la lluvia y la nieve a una temperatura glacial, en aquel lugar del extremo norte de este país. Nuestras ropas destilando agua, se secaban al calor de nuestros cuerpos por la noche, mientras dormíamos en nuestros calabozos. La alimentación que se nos proporcionaba no bastaba para que nuestros cuerpos recobrasen las fuerzas perdidas en las duras faenas del presidio. (Véase, Flores Magón, Ricardo, Carranza contra los trabajadores (Artículos políticos 1915), México, Ediciones Antorcha, 1987, págs 32-33. Nota de Chantal López y Omar Cortés)

Paralelamente a estas calumnias, la creación de la Casa del Obrero Internacional en el año de 1913, provocaría igualmente una escisión entre los liberales, ahondando aun más las divergencias y sentando bases para futuras habladurías, como las acusaciones hechas por el grupo Fraternidad de Boston, Mass., que provocaron la violenta respuesta de Ricardo a través de los escritos aquí publicados. Este grupo afirmaba, entre otras cosas, que la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano era propietaria de un terreno que había adquirido por la cantidad de cincuenta mil dólares. Ahora bien, este infundio tiene su origen precisamente con la fundación de la Casa del Obrero Internacional en 1913, cuando el periódico Times de Los Angeles, California, que mantenía una política totalmente opuesta al Partido Liberal Mexicano, publicó bajo el título Los rojos de Los Angeles se organizan, un artículo amarillista y sensacionalista donde, entre otras cosas, señalaba que el edificio donde se ubicaba la Casa del Obrero Internacional, había sido comprado en cincuenta mil dólares. Esta información era falsa; en realidad el edificio en cuestión había sido rentado por William C. Owen y Juan Francisco Moncaleano con opción de compra, que los miembros del Partido Liberal Mexicano jamás pudieron aprovechar. A pesar de ello, el insidioso artículo del Times curiosamente produjo sus efectos años después y en el seno mismo del movimiento anarquista mundial.

Así, cuando los presos salen libres en enero de 1914, se encontraron con que su organización, el Partido Liberal Mexicano, estaba semi deshecha, corroída por la confusión, la intriga y el encono, teniendo además muchos enemigos y muy pocos aliados leales.

Ante tan adversa situación, los excarcelados miembros de la Junta, inmediatamente se abocaron a sus trabajos periodísticos y organizativos. La pluma de Ricardo Flores Magón, vuelve a enseñorearse en las páginas de Regeneración, auténtica trinchera de combate del Partido Liberal Mexicano. La reestructuración de este órgano de prensa fue la primera labor que hubieron de realizar los ex-presos.

El principal problema fue el estado financiero en que se encontraba el periódico, pues Rafael Romero Palacios, antes de abandonar la organización, se llevó consigo los fondos pecuniarios de Regeneración, dejando a la publicación sin ningún recurso. Asi pues, la colaboración económica de los miembros y simpatizantes del Partido Liberal Mexicano, resultaba imprescindible.

Veamos como se expresaron los excarcelados al respecto:

Las circunstancias en que hemos encontrado al periódico son verdaderamente terribles. El déficit ha ido creciendo de semana en semana y gracias a los heróicos esfuerzos de los compañeros Gaytán, Lara, Araujo, Owen, Téllez y otros pocos más, hemos encontrado con vida al querido periódico; pero creemos muy difícil que esa vida se prolongue, a menos que todos y cada uno de los amigos y simpatizadores, hombres y mujeres hagan algunos sacrificios y se empeñen no solamente en salvar la vida de Regeneración, sino también en que el periódico logre alcanzar por lo menos un tiro de cincuenta mil ejemplares semanarios. (Véase, Flores Magón, Ricardo, Artículos políticos 1914, op. cit., págs. 9-10)

El periódico Regeneración aparecía semanalmente con un tiraje, en esta época de 1914-1915, que oscilaba entre los veintitres y veintiséis mil ejemplares. Sus redactores, fieles a sus concepciones anarquistas, rechazaban sistemáticamente el insertar en sus páginas anuncios publicitarios, por lo que el periódico se sostenía únicamente con las aportaciones voluntarias de los miembros y simpatizantes de la causa del Partido Liberal Mexicano.

Veamos lo que a este respecto escribía Enrique Flores Magón:

Siendo Regeneración un periódico netamente doctrinario y de combate, no tiene más fuente de ayuda que la que le presten sus simpatizadores y amigos. Si fuese periódico burgués tendría la vida asegurada largamente con tantos anuncios que se nos ofrecen diariamente de todas partes de este país; anuncios que son bien pagados y que por sí solos pueden sostener al periódico con vida; que nosotros no aceptamos, tanto porque no queremos distraer espacio que es más valioso dedicar a la propaganda, porque no queremos, siendo enemigos del sistema capitalista, ayudar con la publicación de esos anuncios a los explotadores del proletariado a enriquecerse más, buscándoles marchantes en las columnas de este periódico. (Véase, Flores Magón, Enrique, En pos de la libertad, México, Ediciones Antorcha, 1988, pág. 88. Nota de Chantal López y Omar Cortés)

Asi pues, cualquier acción que tendiera a influir sobre los sostenedores de Regeneración, en el sentido de que dejasen de colaborar económicamente con el periódico, traía nefastas consecuencias en sus libros de contabilidad.

Todos los miembros de la Junta estaban plenamente conscientes de esta situación, de ahí que la serie de artículos de Ricardo Flores Magón que aquí publicamos, se constituyera en un velado alegato por la supervivencia del periódico.

Bajo esta óptica, sí resulta comprensible que Ricardo tomara en cuenta a grupillos totalmente insignificantes en el contexto político y social de aquel tiempo; sin embargo, no deja de ser trágico el que Ricardo Flores Magón, cuya capacidad intelectual le permitía estar a la altura de los más destacados pensadores revolucionarios de su época, perdiera lamentablemente su valioso tiempo polemizando con mequetrefes que nunca hubiesen pasado a la historia por méritos propios y de los que ni el menor rastro quedaría en los tiempos actuales, si no fuese porque Ricardo los menciona en sus escritos. Verdaderamente, ¡qué tragedia!

En 1915, año en que Ricardo Flores Magón trata de frenar las difamaciones en contra de Regeneración, del Partido Liberal Mexicano y de la revolución mexicana, el periódico resiente sensiblemente el abandono del apoyo económico de muchos individuos y grupos anarquistas del mundo entero. La razón de esto era muy sencilla: la campaña de desprestigio en contra de la revolución mexicana, había empezado a rendir sus frutos.

Ricardo responde a los pregoneros de esta campaña. Su lenguaje es enérgico, virulento, agresivo, incluso, ofensivo en toda la extensión de la palabra. Esto a nadie debe sorprender, puesto que había desarrollado ese carácter impulsivo y agresivo a raíz de su participación política que, ciertamente, no se generó entre discusiones político-académicas, esto es, en un medio favorable a la reflexión y a la polémica. Muy por el contrario, el fogueo político de Ricardo se llevó a cabo en un medio agresivo, una dictadura brutal como la de Porfirio Díaz, en donde la discrepancia se pagaba con la muerte, la cárcel o el destierro. Después tuvo que enfrentar al brutal capitalismo norteamericano que no cejó ni un segundo siquiera en la persecución y aniquilamiento de sus enemigos.

Sabido es que ante un medio agresivo, el individuo inmerso en él, ha de tornarse doblemente agresivo si es que quiere sobrevivir, y Ricardo Flores Magón no fue la excepción a esta regla.

Por otra parte, su instinto u olfato político, desarrollado gracias a las feroces e interminables persecuciones de que era objeto, le concedió la particularidad de poder detectar al enemigo con una facilidad fuera de lo común. También, conocedor del principio que versa: quien pega primero, pega dos veces, cuando de enemigos se trataba no se andaba con contemplaciones, sino que dirigía sus ataques de manera directa, buscando hacer daño, el mayor daño posible a sus contrincantes, y esto era lógico, puesto que como señala el dicho: en el amor, la política y la guerra, todo se vale, y Ricardo Flores Magón amaba al proletariado, desarrollaba una política en su favor y hacía la guerra a todos sus enemigos.

El alegato aquí publicado, es una auténtica defensa del movimiento revolucionario mexicano, en donde las clases sociales desposeídas lucharon desesperadamente por la conquista de su libertad económica. De que el movimiento armado no logró cabalmente sus fines, es ahora por todos conocido; pero de que hubo avances significativos, no hay la menor duda, como tampoco la hay de que la contrarrevolución logró, en cierta medida, detener y aun hacer retroceder los avances logrados. Pero ninguna culpa de ello tienen los revolucionarios de esa generación, como Ricardo Flores Magón, que supieron estar a la altura de las circunstancias.

En la actualidad (Téngase en cuenta que esta Nota Editorial fue publicada en diciembre de 1988. Nota de Chantal López y Omar Cortés), esa generación que enfrentó valiente y decididamente los retos históricos de su momento, ha desaparecido. Corresponde entonces a las nuevas generaciones que pueblan el territorio mexicano, enfrentar los retos actuales y, sobretodo, armarse poderosamente de conocimientos y experiencias de nuestra historia para no caer en la trampa de los cantos de sirena entonados por la contrarrevolución que ensoberbecida y desafiante busca, camufleada en todos los rincones de la sociedad mexicana, acabar de una vez por todas con los avances logrados por el movimiento social y económico conocido como revolución mexicana.

Chantal López y Omar Cortés

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