Chantal López y Omar Cortés


Nuestra definición de anarquismo


Tercera edición cibernética, enero del 2003

Captura y diseño, Chantal López y Omar Cortés




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Indice

Definición general.

Elemento principal. La autogestión, autogobierno o autorregulación

Graduaciones de la autogestión, el autogobierno o la autorregulación.

La práxis anarquista.

Una recurrente confusión.








Definición general

Nosotros vemos en el anarquismo un sistema de convivencia grupal, en el que las relaciones de los conformantes de los grupos sociales se establecen en un marco de estrecha corresponsabilidad mediante la generación de una pluralidad de pactos o acuerdos de carácter netamente confederal, que sirven en cuanto garantía de la cohesión interna de cada grupo, afianzando las condiciones para el establecimiento de los necesarios nexos con los demás grupos sociales que forman una comunidad, generando así el marco indispensable de igualdad y respeto requeridos para que la pluralidad de comunidades, que mediante sus relaciones da forma a una sociedad determinada, pueda desarrollarse ampliamente siendo por igual beneficiados todos los grupos sociales, los individuos que los conforman, las comunidades estructuradas por esos grupos sociales y la sociedad formada por la multiplicidad de relaciones establecidas por la pluralidad de comunidades existentes.

Desde nuestra perspectiva, el individuo es concebido en cuanto parte de uno o varios grupos sociales, por ejemplo, de una familia determinada, ya sea monogámica, poliándrica o poligámica, por la cual es influido y sobre la cual influye, cumpliendo cabalmente un determinado rol como coadyuvante en la consecución de los satisfactores necesarios para el mantenimiento y el desarrollo del grupo en cuestión.

Tenemos entonces que, en nuestra opinión, la lucha de los anarquistas no se centra, como mal se supone, en crear o conformar sistemas idílicos o utópicos de dificilísima o imposible realización, sino tan sólo en superar los obstáculos que vician, frenan o distorsionan el libre desarrollo de la inmensa pluralidad de grupos conformantes de la no menos inmensa pluralidad de comunidades contenidas en una sociedad determinada.

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Elemento principal.

A) La autogestión, autogobierno o autorregulación.

El término anarquismo va indisolublemente unido a los vocablos autogestión, autogobierno o autorregulación, y ello no importando que el significado estrictamente gramatical de la palabra anarquismo nos conlleve a la exclusión, ausencia o rechazo de una autoridad externa, ya que ésta representa la posibilidad de desestabilización de la pluralidad de grupos sociales, comunidades y finalmente de la sociedad en sí. Los casos más obvios de los desastrosos efectos que puede traer consigo la intromisión de una autoridad externa, los encontramos en las conquistas militares en las que los vencedores pretenden el sometimiento pleno de los vencidos. Igualmente puede ocurrir, y de hecho en el devenir histórico de la humanidad así ha ocurrido, que algún grupo social o alguna comunidad específica pretenda hacer predominar su particular concepción normativa sobre los demás grupos sociales o comunidades conformantes de la sociedad, imponiendo su autoridad y rompiendo con ello el equilibrio garantizado por la permanencia de la pluralidad de pactos o acuerdos confederales garantes del libre desenvolvimiento y del mutuo respeto necesarios para el mantenimiento y desarrollo de los grupos sociales, los individuos que los conforman, las comunidades que estructuran y la sociedad que entre todos establecen.

El caso al que más se recurre para ejemplificar esto lo encontramos en el predominio de una determinada clase social, grupo étnico o Iglesia, que impone su autoridad sobre los demás grupos sociales, individuos, comunidades y la sociedad toda, no importándole que con ello desestabilice la armonía consubstancial a la pluralidad de pactos o acuerdos confederales que garantizan los progresivos e integrales avances de la sociedad en su conjunto.

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B)Graduaciones de la autogestión, el autogobierno o la autorregulación.

En el anarquismo, nosotros percibimos la existencia de dos grados diferentes en el actuar de los grupos sociales y las comunidades respecto a la particular manera en que desarrollan o llevan a cabo sus prácticas autogestivas, autogubernativas o autorreguladoras.

1.- La autogestión, autogobierno o autorregulación negativa.

Generada en cuanto acción defensiva producida por la desconfianza en el actuar de los otros grupos sociales y comunidades, la autogestión, autogobierno o autorregulación negativa demuestra el temor del grupo social o comunidad específica de ser absorbido o sometido en sus relaciones con los demás grupos sociales o comunidades. Tal rasgo de inseguridad provoca que los conceptos de independencia y autonomía adquieran una relevancia tal que terminen hegemonizando las relaciones internas de ese grupo social o comunidad específica. Ejemplo de esto lo encontramos en el actuar de los sindicatos, puesto que éstos al desconfiar de la agresividad de un medio optan por el desarrollo de un autogobierno negativo, esto es, un autogobierno con marcados tintes proteccionistas que ve en los demás grupos sociales o comunidades laborales a competidores que buscan o desplazarle o absorberle.

2.- La autogestión, autogobierno o autorregulación positiva.

Generada bajo un ambiente de seguridad y confianza producidas por la armonía que priva al interior de determinado grupo social o comunidad específica, la autogestión, autogobierno o autorregulación positiva se manifiesta en un deseo pleno de coparticipar con los demás grupos sociales y comunidades en la gestión compartida de los problemas que afectando a todos requieren del concurso de todos. Un ejemplo de autogestión positiva lo encontramos en la situación generada en México a raíz del desastre producido por los terremotos de 1985 cuando multiples grupos sociales y comunidades coparticiparon directamente para enfrentar una situación de emergencia.

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La práxis anarquista

En cuanto acabada conceptualización del papel desarrollado por el autogobierno, autogestión o autorregulación de los grupos sociales y de las comunidades, el anarquismo tiende a manifestarse en todos los campos del quehacer humano con una perspectiva de carácter cosmopolita, sin embargo aquí tan sólo haremos mención de dos campos específicos:

A) En lo político.

Al cimentar toda forma de organización humana en los acuerdos o pactos confederales, tiende al pluralismo oponiéndose a cualquier tipo de manifestación monista.

B) En lo económico.

Su tendencia autogestiva, autogubernativa o autorreguladora lo empuja a establecer un equilibrio permanente entre el accionar de los diversos grupos sociales y comunidades que atienden la producción, la prestación de servicios o la circulación de los más diversos satisfactores a través de la permanencia de todos los acuerdos o pactos confederales necesarios para ello, actualizándoles de manera continua para convertirlos en el basamento del trabajo en cooperación.

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Una recurrente confusión.

En mucho debido a que la proliferación de la corriente anarquista va unida a los más aberrantes efectos que consigo trajo el desarrollo de la llamada revolución industrial, cuando una clase social determinada, la burguesía, vió llegado el momento de imponer sobre toda la sociedad su muy particular visión del mundo, generando con ello una situación de miseria y explotación entre los individuos, grupos sociales y comunidades, conformantes de la sociedad, se ha supuesto que el anarquismo es consubstancial a la lucha de clases e inimaginable fuera de tal perspectiva; aunque también ha habido quien ha expresado que el anarquismo corresponde más bien a la visión del mundo de lo que se conoce como pequeña burguesía, no faltando quienes ven en él una típica manifestación aristocrática.

Desde nuestra óptica ésto ha llevado a que el anarquismo sea constantemente confundido incluso por aquellos que se proclaman sus partidarios, ya que independientemente de las luchas políticas que se lleven a efecto en un momento determinado, la validez de los planteamientos anarquistas, elaborados a lo largo de casi dos siglos por una multiplicidad de individuos, grupos sociales y comunidades que mediante su intelecto o su acción han ido poco a poco, de manera casi imperceptible conformando un edificio en el que los planteamientos teóricos y prácticos tienden a manifestarse en completa armonía, no se agota en el activismo consubstancial a cualquier movimiento de carácter político. Por tal razón no necesariamente debe existir un movimiento pujante de tendencias marcadamente políticas que se autocalifique de anarquista para que los planteamientos y alternativas propiamente ácratas encuentren cause de desarrollo al carecer del sustento que pudiese otorgarles los movimientos propiamente multitudinarios con los que sueña cualquier persona que se dedique o se desenvuelva en lo que se conoce como la política.

Ciertamente, y ello lo reconocemos de manera plena, el anarquismo tendiente al activismo sea clasista, maximalista o antiestatista, se ha manifestado a lo largo de casi dos siglos, sin embargo mal haríamos en considerar lo que es tan sólo una manifestación de, como la concreción misma del anarquismo. No tomar en cuenta esto conduce, como ya históricamente ha conducido, a verdaderos callejones sin salida que terminan entrampando la riqueza de los planteamientos ácratas única y exclusivamente en el terreno de lo que despectivamente se conoce como la grilla, con lo que automáticamente se deja fuera de la jugada a los individuos, grupos sociales y comunidades a las cuales, por una u otra razón, la grilla no satisface sus particulares perspectivas de desarrollo, por lo que se ven impelidos a comprometerse social, política y económicamente con otros movimientos.

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