Las borregadas americanas, como las de otros países con las leyes de sus respectivas localidades, están orgullosas de que la Constitución de este país les dé amplias libertades, para reunirse, para hablar y para escribir. Se imaginan ser realmente libres ya porque lo han visto escrito en un libro mugroso. Pero no se fijan en que tales libertades no son sino escritas, que en la práctica, se reducen a nada y su ejercicio se convierte en crimen imperdonable ante los ojos de las clases privilegiadas.

Como prueba reciente de la verdad encerrada en este aserto, tenemos el caso de nuestros compañeros José Angel Hernández, Lucio Luna y Donaciano Hernández que por el simple hecho de dirigir la palabra a trabajadores reunidos en mítin público en la plaza del mercado de San Antonio, Texas, fueron arrestados y brutalmente tratados por los esbirros, retenidos en la cárcel y, finalmente, sentenciados a doscientos días de arresto los camaradas Lucio Luna y Donaciano Hernández, quedando José Angel Hernández pendiente de sentencia para el 20 de diciembre próximo.

Eso prueba que el derecho de reunión y el de palabra, están escritos solamente.

En el mismo caso de los referidos camaradas se ha cometido otro atentado contra la libertad, la de imprenta, poniendo obstáculos a la publicación de Lucha de Clases, en la que escribta José Angel Hernández, hasta forzar su suspensión.

No dejemos pasar estos atentados en silencio. Nuestro deber de solidaridad con nuestros hermanos presos lo demanda; la justicia lo reclama; nuestra propia conservación lo exige.

Además, aprovechemos la oportunidad de este caso para probar a los inconscientes la inutilidad de las leyes.

(De Regeneración, del 9 de cotubre de 1915. N° 207).

Indice de En pos de la libertad de Enrique Flores Magón	Julia Monreal	Idos	Biblioteca Virtual Antorcha