, fue producto de la relación epistolar que por aquellos años manteníamos con Chaz Bufe.Recordamos el impacto que a la sazón tuvo sobre ciertos grupos anarquistas norteamericanos. Y, ante la carencia de información sobre el ambiente descrito por Chaz, decidimos editarlo. Antes de eso, nos comunicamos con él, y ya contando con su anuencia, nos dedicamos a traducir su trabajo, versión que por supuesto fue revisada y aceptada por el autor.
Bien sabíamos que el contenido del ensayo iba a causar cierto furor en los medios libertarios mexicanos, apreciación en la que, por cierto, no nos equivocamos. Efectivamente, no fueron pocos los compañeros que catalogaron el alegato de Chaz como un conjunto de chismes que, en su opinión, era mejor mantener a resguardo que ventilarlos de manera pública. La ropa sucia se lava en casa, tal era su sentir, puesto que veían en cierto modo contraproducente el invertir trabajo, esfuerzo y dinero en difundir ese tipo de alegatos. Nosotros pensábamos diferente, ya que partíamos del hecho de que, por el contrario, había que divulgar ese tipo de experiencias principalmente para tratar de evitar el caer en situaciones similares.
Finalmente editamos el folleto que ni causó el negativo impacto profetizado por los compañeros contrarios a su contenido, ni tampoco constituyó motivo de alerta a nadie. En pocas palabras, tanto nosotros como los compañeros que no veían con buenos ojos el discurso de Chaz, nos equivocamos, debido tal vez a que la diferencia entre los medios libertarios de Norteamérica y México era abismal, al tratarse de dos mundos distintos. Ahora, veinticuatro años después, quizá no sean tan profundas estas diferencias.
Curiosamente, después de la edición de ¡Escucha anarquista!, fuimos perdiendo el contacto epistolar poco a poco con Chaz Bufe, hasta llegar el día en que no nos escribimos más.La edición que aquí presentamos es la que tradujimos para su publicación en español; aclaramos esto porque sabemos que en el sitio web que mantiene Chaz, hay una versión actualizada con una introducción de Janet Biehl y un nuevo apéndice. Para quien desee leer o consultar la edición a que hacemos referencia, le sugerimos que haga click aquí, en la inteligencia de que esta edición se encuentra en inglés.Chantal López y Omar Cortés
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NOTA EDITORIAL
A la edición impresa
El ensayo que aquí publicamos, cuyo autor, Chaz Bufe, es militante anarquista en la ciudad de San Francisco, California, presenta un interés particular para el lector mexicano interesado en el anarquismo: su contemporaneidad.La lucha emprendida por este compañero es harto difícil e implica no pocos riesgos, ya que ¡Escucha anarquista! pretende demoler los estorbos que, en opinión del autor, impiden al anarquismo conformarse en una alternativa política real para los trabajadores manuales e intelectuales. El camino para llegar a tal meta es largo y minado de obstáculos, porque no obstante que el anarquismo, como teoría y práxis política, cuenta ya con más de un siglo de existencia, ha de tomarse en cuenta el impasse en el que quedó después de la derrota sufrida en España y del reparto del mundo entre los dos bloques hegemónicos. Todo parecia indicar que el anarquismo había muerto, que ya no habóa lugar para él después de terminada la segunda guerra mundial. Sin embargo no fue así, ya que comienza de nuevo, poco a poco, casi imperceptiblemente a levantar cabeza.En este resurgimiento se manifiestan obstáculos que parecen nuevos, inéditos en su historia, pero ,,. nada nuevo hay bajo el sol. La problemática a la que se refiere ¡Escucha anarquista! ya se ha presentado en el anarquismo. Las concepciones marginales, antiorganizativas, prosectarias no son cosa nueva, tampoco las divergencias o desaveniencias internas que, incluso, llegaron a trágicos resultados en el pasado.Las trabas que señala Chaz Bufe, como verdaderos estorbos para el cabal desarrollo del anarquismo ya fueron señaladas con anterioridad; el hecho de que se vuelva a presentar una situación parecida débese mucho, en nuestra opinión, al impasse del que ya hemos hablado.
Encontrar el hilo de Ariadna que permita al anarquismo salir del laberinto de tendencias y opiniones en que se encuentra es el objetivo de este ensayo.
Así, ¡Escucha anarquista! es un homenaje al uso de la libertad. Se podrá o no estar de acuerdo con lo que plantea, eso es asunto a debatir, y debate es lo que busca. Chaz Bufe plantea su verdad, sin miedos ni temores. Si los anarquistas del mundo no guardásemos silencio cómplice ante lo que definitivamente no nos parece correcto; si olvidásemos el qué dirán, y escribiésemos y opinásemos de la manera tan abierta y sana como lo hace Chaz, mucho avanzaríamos para lograr cohesión hacia metas comunes.Chantal López y Omar Cortés
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¡ESCUCHA ANARQUISTA!
El anarquismo nunca tuvo amplia aceptación en Estados Unidos de Norteamérica. Omitiendo el por qué de ello en el pasado, es necesario preguntarnos a que se debe que el anarquismo, en la actualidad, sea una filosofía marginal, mal entendida. Ciertamente las condiciones parecen estar maduras para que florezcan las ideas y las actividades anarquistas. La desconfianza del pueblo hacia el gobierno y el mundo de los negocios es, según las empresas de sondeo de la opinión pública, mayor que hace veinticinco años. Las gráficas oficiales de desempleo continúan rozando el 7%, mientras que la verdadera tasa es sin duda muy superior. La locura de la carrera armamentista difícilmente podría ser más suicida. Y la bancarrota del marxismo es del todo obvia. Los regímenes marxistas, en todo el mundo, han fallado total y abyectamente en crear algo que se asemeje a sociedades libres e igualitarias.Sin embargo, el interés en el anarquismo y por ende en la actividad anarquista, en Estados Unidos, sigue siendo lamentablemente pequeño. ¿Por qué? (1) Debemos atribuir gran parte de la culpa al sistema educativo, a los medios masivos de comunicación, a las instituciones religiosas y a los sindicatos estructurados jerárquicamente, que han estrangulado al movimiento obrero. Pero los factores externos tan sólo proporcionan una eXplicación parcial. También deben ser tomados en cuenta los factores internos.
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MARGINACIÓN
Uno de los mayores problemas es la deliberada automarginación de un relativamente amplio número de anarquistas norteamericanos. Cualquiera que haya estado cerca del movimiento anarquista estadounidense o canadiense por algún tiempo, llega a familiarizarse con los marginados y los anarquistas de moda. Los marginados se consideran a si mismos anarquistas, mientras que los anarquistas de moda simplemente usan adornos con simbologia anarquista y punk. Estas gentes andan por ahí con grandes A en un circulo pintados sobre sus chamarras, proclamando en voz alta ser anarquistas, pero en su mayor parte nunca han estudiado la teoría anarquista ni podrían dar una definición coherente del anarquismo.La razón por la que estas gentes -tanto los marginados como los anarquistas de moda escogen definirse a sí mismos como anarquistas, es, indudablemente en muchos casos, porque creen las peores mentiras burguesas acerca del anarquismo, o sea que es un sinónimo de caos y de una forma extrema de individualismo. De hecho, emplean el término anarquismo para encubrir un comportamiento irresponsable y antisocial. Incluso hubo un día en que escuché la palabra anarquismo usada como excusa para fumar en lugares públicos. Siendo sincero, es deplorable que estas gentes sean las más visibles representantes del o, mejor dicho, de lo que ellos consideran anarquismo.
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PREDISPOSICIÓN ANTI-TRABAJADOR
Un aspecto preocupante del medio marginal es su actitud anti-trabajo, y, a menudo, anti-trabajador, frecuentemente mostrada por los marginados. Esto es lamentable por dos razones. La primera es que el trabajo debe ser realizado para que la sociedad exista, así la adopción de una actitud anti-trabajo / anti-trabajador, lleva simplemente a la cuestión crucial de cómo debe ser organizado el trabajo. Está bien y es bueno decir que el trabajo debe ser reemplazado por el juego. Pero ¿cómo podemos llegar a esa meta?El otro problema es que la mayor parte de la gente físicamente apta trabaja, por lo tanto, sería difícil encontrar una forma más insensata de acercarse a aquellos de nosotros que trabajamos que con la postura anti-trabajo, que de hecho plantea: Lo que están haciendo -trabajar-, es peor que inútil, y son estúpidos en hacerlo, por ende, hay que trabajar mientras no se ofrezca otra alternativa. Este problema se agrava por el hecho de que algunos partidarios de la postura anti-trabajo, que podrían trabajar pero escogen no hacerlo, practican una forma de parasitismo al recibir dinero del gobierno, arrebatado a aquellos que sí trabajan. Es aún más difícil tomar en serio a quienes murmuran contra el trabajo mientras enarbolan una bandera negra en una mano y un cheque de welfare en la otra (2).
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PREDISPOSICIÓN ANTI-ORGANIZACIÓN
Muchas veces, una extrema predisposición anti-organización va de mano con la automarginación deliberada y la actitud anti-trabajo. A menudo esto proviene de la falta de conocimiento de la teoría anarquista. Virtualmente, los más prominentes teóricos y activistas anarquistas, sin excepción -Bakunin, Kropotkin, Berkman y Goldman-, han estado a favor de la organización. Por lo que estos pensadores estaban preocupados no era si debía haber organización, sino cómo se debían organizar las cosas (3).Pero esto no les importa a los rabiosos antiorganizacionistas. Hace algunos años, un escritor, en el Fifth Estate (4), calificó mi alegato a favor de la posición clásica anarquista -o sea de que cómo y no si, debían ser organizadas las cosas-, de leninista; y, recientemente, oí a otro tipo antiorganizacionista proclamar que toda organización es intrínsecamente capitalista. Estas personas no pueden ser tomadas en serio -no están preocupadas por los sentidos reales de los términos que emplean y los lanzan así, sólo como epitetos-, pero uno se estremece pensando en la impresión que dejan a cualquiera que entra en contacto fortuito con ellas (5).Predicar el rechazo a la organización es un suicidio para el movimiento anarquista. La mayoría de la gente tiene suficiente sentido común como para comprender que, cualquier forma de organización es necesaria para que la sociedad pueda existir; y cuando escucha a quienes públicamente se identifícan como anarquistas entonar ruidosamente contra todo tipo de organización, tienden a desechar no solamente la posición antiorganizacional sino también al anarquismo en sí como algo por completo irreal. Esto, claro está, vuelve mucho más difícil la tarea de llegar a la gente, no importando cuan razonables sean tus argumentos, si te llamas anarquista; sencillamente te confundirán con la facción antiorganizacionista.
También la predisposición antiorganizacional tiene un efecto destructivo dentro de la comunidad anarquista. Dificulta la realización de proyectos de mayor envergadura. Cuando, gracias a un arduo trabajo y a la entrega de tu ya limitado tiempo libre así como de dinero, tienes éxito en organizar un proyecto, es casi seguro que la facción antiorganizacional te atacará de leninista, estalinista, capitalista, etc. ¡Escoje tu propio adjetivo ofensivo, no importa su real significado! (6).
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LA VIOLENCIA
La violencia es otro tema importante en los círculos anarquistas. Afortunadamente, muy poca violencia real es perpetrada, actualmente, por anarquistas, pero un observador fortuito del mundo anarquista, probablemente concluiría lo contrario. Existen varias razones para ello. La primera, para la que no podemos hacer mucho, es el constante mal uso del término anarquista, por los medios masivos de comunicación, para describir al terrorismo izquierdista de cualquier tipo. Otra razón, igualmente irracional es la tendencia de ciertas publicaciones anarquistas en enaltecer la violencia política de izquierda sin importar quien está comprometido en ella, o por qué razones, siempre y cuando aquellos que están recurriendo a la violencia vociferen una retórica anttimperialista. Incluso, hace poco Open Road (7), comenzó a incluir una publicación llamada Resistencia que exalta, sin sentido crítico, a los grupos autoritarios, manifiestamente marxistas leninistas como ETA y las Brigadas Rojas.Hace un par de años, apareció en un periódico que ya no se edita, llamado The Spark (8), un aún más aterrador texto en el que un escritor llamado G. Michael O'Hara discurre acerca de cómo se debería volar en pedazos a Washington, D.C., con una bomba nuclear no obstante que gentes inocentes salieran lastimadas. Al leer tal tontería, quienes no conocen algo de teoría anarquista, podrían fácilmente concluir diciendo que los anarquistas son totalmente amorales y que el principal impulso del anarquismo es la violencia por la violencia misma. El daño que esta clase de escritos genera, es incalculable.Otro deplorable hecho es que al vincular violencia y anarquismo se obtengan jugosas ganancias.
El más claro ejemplo de esto es el Anarchist Cook Book, una publicación que combina comentarios confusos y desorientadores sobre el anarquismo con recetas azarosas -para quien las sigue-, de explosivos y de drogas que sencillamente no funcionan. El editor de este peligroso y desorientador libro sigue editándolo año tras año, por la sencilla razón de que se vende.Una causa más siniestra por la que se liga al anarquismo con la violencia es que ocasionalmente gentes bien intencionadas leen artículos en los que se rodea de romanticismo a la violencia, en publicaciones como The Spark y Open Road, y luego, presas de desesperación y de desbordante idealismo fuera de lugar, salen y cometen actos violentos, terminando, casi siempre, en la cárcel.
Los Cinco de Vancouver (9) son un ejemplo reciente de ello. Después de realizar varios bombazos y ataques incendiarios, fueron arrestados. ¿Qué ganaron? Todos están pudriéndose, en este momento, en un calabozo, y lo estarán por varios años más. Miles de dólares y miles de horas fueron gastadas en el trabajo del Comité de defensa. El show de los medios masivos de comunicación que rodeó sus actos y juicios ayudaron aún más para identificar al anarquismo con la violencia, y a crear una atmósfera de histeria que proporcionó al gobierno canadiense una disculpa perfecta para obligar a aceptar una legislación represiva. En definitiva, los únicos que salieron beneficiados en el caso de los Cinco de Vancouver, además de quienes están en el poder, fueron, presumiblemente, aquellas personas que se encargaron de la defensa judicial (10).
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EL SECTARISMO
Las relaciones internas en el movimiento anarquista están en pésimas condiciones. Además de los desacuerdos abiertos, que son ineludibles, también debemos hacer frente al irritante sectarismo.Existen diferentes facetas del sectarismo. La primera es que quienes son abiertamente sectarios a menudo gastan gran parte, si no es que toda su energía, atacando a los demás anarquistas. La segunda es que hacen ataques personales y habitualmente los expresan en un lenguaje injurioso, muchas veces escatológico. La tercera es que recurren deliberadamente a términos con gran carga emocional, tales como purga y censura, con el fin de justificar sus acciones y manipular a los demás.
Un incidente que involucra a No Middle Ground (11), nos da un lamentable ejemplo de sectarismo en el trabajo. Las últimas reuniones previas a la publicación del más reciente número fueron verdaderas pesadillas de boxeo verbal. De hecho, la situación era tan mala que después de que el último número de la revista se encontrase en las calles en febrero de 1985, había un consenso oculto de que el proyecto ya había muerto.Pero muchos de nosotros, que trabajábamos en No Middle Ground sentíamos que el trabajo de solidaridad para Latinoamérica era demasiado importante como para abandonarlo; así, en abril de 1985 tuvimos un par de reuniones sobre si revivir la revista o empezar un nuevo proyecto. No hicimos ningún secreto de estas reuniones, pero no invitamos a la persona que la mayoría de nosotros encontrábamos responsable de la mayor parte de los pleitos. Retrospectivamente hablando, las cosas hubieran sido más fáciles si la hubiésemos finalmente invitado, pero en ese momento estábamos tan fuera de nosotros por las prolongadas peleas, que ya no podíamos ni siquiera soportar la idea de más ira y ofensas personales que sin duda se hubiesen desatado de haber estado ella presente.Cuando descubrió que habíamos hablado de revivir la revista, pero sin su participación, no quiso aceptar el hecho de que la encontrábamos tan ofensiva y negativa que escogimos separarnos de ella. En vez de aceptar esto e ir a trabajar en otro proyecto anti-autoritario, escogió gastar, al parecer, todo su tiempo y energías atacando a aquellos de nosotros que no quertamos saber nada de ella. En un acto particularmente reprobable, pegó volantes en el Distrito Financiero señalando a dos gentes de Processed World (12) -una de ellas trabaja actualmente en una oficina y está involucrada en la revista-, como partidarias de sabotear la maquinaria gubernamental; aparentemente el hecho de que sus jefes pudiesen haber visto estos volantes no le importaba mucho.¿Su razón para atacarnos? Según ella, fue víctima de una purga. Evidentemente lo sintió así porque una vez fue parte del proyecto de No Middle Ground; de hecho siente que parte de ese proyecto le pertenece y que si continuaba debertamos forzosamente inciuirla en él, haciendo a un lado nuestros opuestos deseos. Esto es, al sentirse propietaria del proyecto se imaginaba que el resto de nosotros no debíamos tener plena libertad sobre cómo y con quienes gastar nuestro tiempo y nuestras energías. ¡Nótese que esto viene de una rabiosa anti-autoritaria!En este contexto, el uso del término purga se puede entender como lo que es: manipulación emocional. En la palabra purga están contenidas todo tipo de sucias imágenes, de Stalin, juicios y escuadrones de la muerte. Usarla en el contexto de un simple rompimiento es sencillamente grotesco.
Otro ejemplo del mal uso deliberado de los términos es la costumbre de los anarco-sectarios de etiquetar, a aquellos con quienes no están de acuerdo, de leninistas. Esta acusación ha sido hecha recientemente contra Processed World. Un vistazo a los hechos mostrará la estupidez y deshonestidad de esta incriminación.¿Abogan los integrantes de Processed World por partidos de vanguardia? No. ¿Abogan por un Estado de los trabajadores o por la dictadura del proletariado? No. ¿Abogan por una estructura jerárquica de cualquier tipo? No. De hecho, abogan por la acción directa y por la democracia directa. Y si esto es leninismo, yo soy el anticristo.Una cosa particularmente molesta es el intento deliberado de desorientar o engañar tras falsas acusaciones. Un incidente reciente que involucra a George Bradford, un seudónimo, del Fifth Estate y Fred Woodworth, editor de The Match! (13), es ilustrativo.Bradford escribió una ofensiva e irracional carta al editor que apareció en el número setenta y nueve de The Match! Woodworth demolió los argumentos de Bradford. En vez de intentar contestar abiertamente a lo que Woodworth había escrito -tarea que hubiera sido muy difícil-, los integrantes del Fifth Estate decidieron engañar a sus lectores. No publicaron una respuesta directa a los comentarios de Fred, en vez de eso, Bradford fabricó -lo admitió-, y el Fifth Estate publicó, una Carta al editor, que distorsionaba la posición de Fred sobre tecnología, pero que fue dirigida y firmada de tal manera que podía fácilmente inducir a los lectores familiarizados con el ambiente anarquista de los Estados Unidos a pensar que Fred realmente la había escrito. Lo que también hace esta acción bastante reprobable es que la engañosa Carta al editor, contenía declaraciones de corte racista.Al ver esta falsificación, Fred escribió inmediatamente una carta, con la advertencia para su publicación, al Fifth Estate, señalando en ésta la deshonestidad y los destructores efectos de publicar falsedades.El Fifth Estate no publicó la carta de Fred. En vez de esto insertó la siguiente aclaración:Fred Woodworth, editor de The Match!, escribió recientemente para informarnos que no era el autor de una carta publicada en nuestro último número y firmada, Tall King Az Hole. Sentimos mucho si esto provocó alguna confusión.La hipocresía de esta aclaración es asombrosa. Si no querían crear confusión, ¿por qué Bradford fabricó la Carta al editor? ¿Por qué la encabezó, la firmó y volvió a dirigirla, usando el código postal de Fred, de tal forma que quedaba sembrada la duda de que efectivamente la había escrito?
¿Por qué el Fifth Estate la publicó?Y, ¿por qué no quisieron publicar los comentarios de Woodworth sobre la falsificación? Quizá porque hubiese mostrado qué tipo de juego sucio y deshonesto estaba jugando el Fifth Estate. Así, sus integrantes mintieron diciendo que lo sentían -y convenientemente olvidaron decir a los lectores que Bradford había inventado la carta.
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ATAQUES VIOLENTOS
Por tan faltos de ética que hayan sido los actos de Fifth Estate, sus integrantes no han agredido físicamente a aquellos con quienes no están de acuerdo. Otros sí lo han hecho. Durante los dos últimos años, una implacable campaña de ofensa verbal, de hostigamiento físico y de violentos ataques han sido llevados a cabo en contra de Processed World.Hace dos años, Robert C. Black, Jr., abogado, alias Bob Black y El último internacionalista, comenzó a atacar a Processed World en varias publicaciones, entre otras Bluff (14, The SRAF Bulletin (15) y Appel to Reason (16), de San Francisco. Poco después de que comenzasen esos ataques en la prensa, fueron pegados volantes en el Distrito Financiero de San Francisco revelando los nombres de los escritores que usan seudónimos en Processed World; esto con la finalidad de que se les despida de su trabajo. La mayoría de la gente que trabaja en esta revista son oficinistas. También fueron pegados volantes en los vecindarios de sus integrantes, difamándoles y publicando sus direcciones personales y números telefónicos. Cuando los miembros de la revista quitaron estas violaciones a su privacía, inmediatamente se oyeron los lamentos de los compinches de Black aullando: ¡Censura! Evidentemente en los volantes no había ninguna indicación de quién los había elaborado y pegado.En 1984, los ataques se recrudecieron. La cerradura de la oficina de Processed World fue sellada y, a media noche de un día de septiembre, un miembro directivo recibió una amenaza de muerte contra ella y su bebe. En octubre, Robert C. Black, Jr., abogado, interpuso una demanda en la Comisión de Planificación de San Francisco, alegando violaciones de zona en la oficina de Processed World. Al mes siguiente, la revista fue obligada a desalojar después de que la Comisión de Planificación descubrió que el techo de su oficina tenía sólo siete pies de altura, en vez de los ocho reglamentarios. Así, Processed World tuvo que trasladarse al local que actualmente ocupa, que es una bodega compartida con varios anarco punks. Ese mismo mes un hacha atravesó la puerta de la oficina a mitad de la noche.En 1985, los acontecimientos se volvieron aún más terribles. Durante la primavera, alguien comenzó a romper ejemplares de la publicación con navajas de afeitar en librerías de San Francisco y de la Bahla Este. En abril, volantes -de nuevo sin indicación de origen-, que inducían, señalando su nueva dirección, a que la oficina de Processed World fuese incendiada, fueron pegados en el Distrito Financiero. En el transcurso de ese mismo mes, Bob Black produjo un folleto fotocopiado hecho en máquina de escribir. El folleto fue notable, en primer lugar, por los viciosos ataques personales de Black y, por una repugnante vulgaridad.El siguiente paso fue la agresión física. El diecinueve de abril, Black fue arrestado por atacar físicamente y de manera traicionera a un miembro directivo de Processed World. quien se encontraba voceando ejemplares de la revista en las aceras del Distrito Financiero. Su arresto ocurrió de manera extraña. Después de que sucediera el incidente, Black se fue corriendo hacia los policías para intentar que aprehendieran al miembro de Processed World por agresión. Pero, afortunadamente, varios transéuntes habían presenciado el incidente e identificaron a Black como el agresor; así, Black fue detenido y fichado. En mayo no pudo demostrar su acusación en contra del miembro de Processed World, y fue arrestado.Finalmente, en junio, uno de los habitantes de la bodega en que la revista tiene sus oficinas, estaba regresando a casa a las 3 A.M. después de haber asistido a un espectáculo, y en ese momento encontró a un sujeto virtiendo gasolina a lo largo del frente del edificio.
Todo esto es sumamente molesto, la reacclón -más exactamente la carencia de reacción-, de muchos anarquistas de San Francisco es tal vez aún más molesta. Mientras todas estas asquerosas acciones del tipo provocador F.B.I. eran perpetradas en contra de Processed World, yo oía continuamente comentarios como los siguientes: ¿Por qué debemos preocuparnos por ellos? ¡No son realmente anarquistas!; ¡Que se vayan a la chingada los dos bandos! Oí a un miembro de Processed World hablar mal de nosotros. ¿Por qué debemos ayudarles?; y tal vez más revelador escuche lo siguiente muy frecuentemente: Seguro, Bob Black es un loco destructor, pero no nos ha atacado. Todas estas citas son casi literales. Así, muchos anarquistas se lavan las manos. Después de todo, no era su problema. En vez de apegarse al principio: un ultraje a uno es un ultraje a todos, adoptaron el más cómodo: cada uno para sí.Aún peor, algunos anarco-sectarios marginales tomaron partido por Bob Black a causa de enemistades personales con miembros de Processed World. Uno de ellos, inspirándose en los comentarios de los líderes del derecho a la vida acerca de los bombazos a las clínicas de abortos, escribió en el periódico de Bound Together Books -librería ácrata de San Francisco-, que él mismo no haría tales cosas, pero que podía comprender los motivos de quienes hacen anónimas amenazas de muerte.Esto demuestra claramente los efectos destructivos del sectarismo que puede conducir a cualquier anarquista incluso a perdonar a tan cobardes actos de provocación.
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USO ERRONEO DE LOS TÉRMINOS
Una razón fundamental de gran parte de la confusión y de los pleitos que se originan en el movimiento anarquista norteamericano es el impreciso y mal uso de la terminología. Ya hemos visto ejemplos de esto en los que los términos leninista y purga eran deliberadamente mal empleados por los sectarios. Cabe mencionar también el mal uso del término censura.Por una parte encontramos a quienes sienten -nunca definen los términos que emplean-, que la censura consiste, de alguna manera, en restringir la cooperación personal en las publicaciones, en el acto de los que no quieren entregar su tiempo, espacio, trabajo y dinero en venderlas y distribuirlas. Por otra parte, encontramos a quienes sienten que la censura es algo que practicamos todo el tiempo, así, ¿por qué hacer tanto barullo al respecto? Aquellos que comparten esta opinión, evidentemente tampoco definen los términos.
Un reciente incidente en Bound Together Books ilustra la primera acepción. Dos de los aliados de Bob Black presionaron fuertemente para que Bound Together expusiera el ruin y escatológico folleto de Bob Black publicado en abril. ¿Su razón? El no exponerlo equivaldría a censurar.La estupidez de usar el término censura en este sentido es obvia. Si censura consiste en detener la cooperación, el término pierde todo significado real. Es naturalmente imposible participar en la distribución de todas las publicaciones disponibles -o hasta de todas las que quisieran la ayuda de uno-, que probablemente incluiría todas las publicaciones marxistas existentes. Así, bajo esta definición, cualquiera, en donde sea está censurando constantemente y el término pierde todo sentido. Se convierte en una palabra aterradora, útil sólo para sembrar confusión e intimidar a aquellos con quienes uno está en desacuerdo.
Un ejemplo interesante del ¿por qué tanto barullo? acerca del uso del término, puede ser encontrado en el N° 8 de un periódico australiano llamado Everything (17). En un artículo intitulado Censura y pornografía, un escritor anónimo sostiene que la censura es común en toda nuestra sociedad. Los adultos censuran a los niños ... Esto es un intento de justificar el uso de la censura por los anarquistas. Naturalmente, en ningún momento define lo que entiende por censura.¿Qué quieren decir estos anarquistas al usar el término censura? Recientemente oí a un anarquista partidario de la censura, declarar que cada vez que usted enciende su radio o su televisor, usted está censurando. De nuevo, nótese que no se define el término. Lo interesante acerca de este empleo de la palabra censura es que, como en el otro modo, le quita todo su real significado ya que supuestamente, cualquiera, en donde sea, está constantemente ejerciendo censura.La diferencia real entre aquellos que sienten que la censura consiste en no cooperar y aquellos que pertenecen a la escuela de ¿por qué tanto barullo?, descansa en el sentido en que emplean el término. El primer grupo lo usa como sinónimo de manipular e intimidar, de ejercer presión sobre aquellos con quienes se disiente; dicho de otro modo, para someterlos. El segundo grupo lo usa como una licencia para hacer lo que quieran, no importando cuán coercitivo o violento sea el método que utilicen, como en los casos de los bombazos a las tiendas pornográficas. Quienes emplean el término en este último sentido ejercen una real censura, todo lo que pueden hacer es aullar impotentemente: tenemos razón, ustedes están equivocados, en la cara de los censores. Y esto no es un argumento convincente.Ambos usos del término siembran confusión, siembran menosprecio hacia el movimiento anarquista entre los interesados en las libertades civiles y el correcto uso del lenguaje, y para terminar, dificulta combatir el azote de la real censura. De hecho, los dos usos del término lo vuelven insignificante.
El problema central con estas dos interpretaciones es que no toman en cuenta la fundamental caractertstica de la censura: la coerción. Mi diccionario -el Random House Unabridged-, define la censura como el acto de censurar y, define al censor como un empleado que examina los libros, las obras, los nuevos programas, etc., con el fin de suprimir las partes consideradas objetables para la moral, la política, lo militar u otros campos. Así, se define la censura como una actividad del Estado y, ¿qué es el Estado, sino una fuerza, una violencia y una coacción organizadas?Sin embargo, la mayoría de la gente probablemente preferiría una definición un poco más amplia. Una definición razonable de uso común sería: Censura: la obstrucción a cualquiera para expresarse libremente y lo la obstrucción a cualquiera para ver, oír o leer cualquier forma de expresión con el uso de la coerción o la fuerza. Naturalmente, si le gusta jugar al ¿qué pasaría si?, probablemente adelantaría pocas casillas ya que esta definición no da una clara apreciación sobre si algún acto hipotético constituye censura. Pero, en la realidad esta definición servirá en casi todos los ejemplos.
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EL OBSCURANTISMO
Una razón mayor del por qué las publicaciones anarquistas, o anti-autoritarias si se prefiere, son a menudo ilegibles, es debido al uso de una terminología obscurantista. Demasiados panfletos y periódicos parecen hechos como si fuesen escritos por sociólogos. El principio director -que podría ser llamado el síndrome de la escritura académica-, en este tipo de textos es que nunca se debe usar una palabra sencilla, simple, cuando se tiene a la mano una frase ambigua, portentosa de siete palabras.Un ejemplo de este tipo de exhibicionismo verbal, puede ser encontrado en la carta de Bob Black al editor en el N° 79 de The Match!:... como señalé anteriormente, en la vida social, como en sus (con)sensuales y mejores satisfactores -sexo, conversación, creación-, tomando de y dando a otros, constituye un sencillo y rico juego-actividad con múltiples efectos. Para el lúcido y lúdico egoísta, cualquier cosa es insuficiente, salvo el generalizado egoísmo. En otras palabras, ¡avante!Esta afirmación parece impresionante, suena impresionante. ¿Pero qué significa realmente aquí en el planeta Tierra? ¿Quién sabe? Es difícil imaginar un escrito más alejado de la sentencia de George Orwell de que un texto político debería ser tan claro como el agua.Ejemplos de ensayos confusos, de influencia situacionista, pueden también encontrarse con gran frecuencia en las páginas de Fifth Estate. Un ejemplo -que ellos escogen para destacar-, del número de julio de 1981 es típico:La tecnología es capital, el triunfo de lo inorgánico, la humanidad separada de sus herramientas y universalmente dependiente de los aparatos.Mostré esta cita a varios de mis compañeros de trabajo y ninguno de ellos entendió jota de aquello. Varios pensaron que era una típica charla académica y ninguno pensó que algo tenía que ver con la vida diaria.
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¡DE REGRESO A LAS CAVERNAS!