Documento N° 9.
Editorial.
Bregando.
¿Por qué lucha la F. A. C.?
Se ha cumplido ya un lustro, en que este organismo se ha forzado por llevar avante una lucha que tiene por objeto reivindicar a la clase trabajadora, y para ello ha tenido que buscarse o abrirse un radio de acción amplio que le permita desarrollar su fructífera obra de dignificación entre la clase trabajadora.
No obstante la obra que se ha propuesto llevar a cabo este movimiento, no ha dejado de encontrar en el camino los obstáculos puestos por propios y extraños, los que ha tenido que vencer muy a pesar de sus enemigos.
La acción irá adelante hasta obtener la reivindicación completa del proletariado mundial, unos luchando en México, otros en otros países, hasta llegar a completar la fuerza necesaria para la reivindicación de la especie humana.
Lucharemos con todo el anhelo de nuestro corazón hasta conseguir la abolición de un sistema asqueroso como el que vivimos, donde se permite al trabajador morirse de hambre, al lado del acaparador que no le importa sacrificar por el hambre a millares de seres humanos, y los que quedan. El gobierno, con sus guerras fatídicas, acaba de exterminar en los campos de batalla a los unos, y a los otros, dentro de su propia casa, cuando son objeto de bombardeos, como está ya sucediendo en otros lugares y que no tardaremos en sentirlo aquí dentro del Continente Americano. ¡Estas son las bellezas del sistema capitalista!
Necesitamos esforzarnos un poco para llegar de una manera efectiva a fin de que sea posible, en tiempo no lejano, la verdadera revolución social, para dar fin con ello a todo lo que está perjudicando generalmente al proletariado y llegar con ello a instaurar un sistema donde no más se preocupará el ser humano con aquello de qué haremos para mañana, porque todo habrá concluido y sólo quedará en pié aquello otro que dice: si quieres comer, trabaja, y sólo de esa manera será posible terminar con tanto parasitismo como el que soportamos hasta hoy.
(De Libertad. Órgano de la F.A.C., San Luis Potosí, S.L.P., Época II, Nº 8, del 30 de mayo de 1941).