Índice de La casa sin puertas. Actas y documentos del primer Congreso de la Federación Anarquista de México de Chantal López y Omar CortésDocumento anteriorSguiente documentoBiblioteca Virtual Antorcha

Documento Nº 4

Ponencia.

¿Cómo puede obtenerse la incorporación de la mujer en el movimiento anarquista?

El primer Congreso de la Federación Anarquista Mexicana, comprendiendo la importancia de la intervención de la mujer en el movimiento anarquista, y en particular de los jóvenes de uno y otro sexo que han de sustituir a los viejos, físicamente hablando, en la obra de superación social y moral de la sociedad, acordamos:

Intensificar la constitución de Ateneos Anarquistas, Centros de estudio sociales, Centros de Cultura, Agrupaciones y Escuelas Racionalistas, y de cuantos organismos mantengan los principios filosóficos, sociales y pedagógicos que hemos acordado propagar y practicar, en la medida de nuestras posibilidades económicas e intelectuales.

Organizar, en su seno, grupos artísticos, excursionistas y de estudios varios: sociales, técnicos, profesionales y cuantos sean necesarios para capacitarse y distraerse sanamente, según las características afines, pensando siempre que el ser humano es algo más que una máquina de pensar y comer, que siente necesidades de esparcimiento, de ratos alegres al margen de los estudios.

A las veladas artísticas y literarias, a las excursiones, y en las discusiones o charlas sobre temas libres y lecturas comentadas que organicen los jóvenes de uno y otro sexo, asistirán la madre y el padre, el hijo y la hija, es decir, el compañero con la compañera, con sus familiares y amistades, para que respiren el ambiente de fraternidad que los anarquistas tenemos el deber moral de formar para que la madre, la mujer, en fin, comprenda que en él, ella, su hija, los hijos y las hijas de sus vecinos que invite, hallarán la educación social exenta de prejuicios religiosos y políticos, pero plena de deber, de afecto sincero y de respeto mutuo.

En la actuación en pro de la atracción de los jóvenes de uno y otro sexo, que de rebote se extiende a los adultos, llegaremos a introducirnos en las organizaciones obreras y en todos los lugares que concurran. Siempre tendremos en cuenta que nuestra conducta, que el ejercicio de la moral ácrata en la tolerancia y en el apoyo mutuo, es el más eficaz medio captador de simpatías.

El ejemplo, más que las palabras, es el mejor elemento de atracción. Nuestro comportamiento en el hogar, en la calle, en el trabajo y en todos los aspectos de las relaciones sociales, complejo de sinceridad, de verdad y de solidaridad, superior al que nos rodea de hipocresía, de mentira y de egoísmos, influenciará más a la mujer en pro de nuestras ideas, que todos los vocablos y todos los escritos.

Bien que seleccionaremos y editaremos literatura para iniciar a la mujer en nuestro ideal anarquista; pero lo primero, lo más importante, es que ganemos su confianza y llegue a convencerse que los hombres y las mujeres que propagan las ideas ácratas, materializan con hechos sus palabras, y que son más buenos y buenas que la generalidad de las personas que la rodean y que defienden ideales religiosos y políticos.

En estas labores no separaremos a los individuos de uno y otro sexo, constituyendo grupos feministas y de varones. Sería antisocial. Por el contrario, el carácter de las mismas será, con los pequeños y los mayores, en todas las edades físicas e intelectuales, constructivo y coeducativo. La convivencia de los jóvenes de uno y otro sexo es precisamente un medio de atracción poderoso que no podemos desdeñar.

Iniciados los jóvenes en nuestras ideas, irán engrosando las Juventudes Anarquistas. Estas han de ser centros de capacitación ideológica de los que broten nuevos militantes ácratas que nutran y fortalezcan al Movimiento Anarquista.

Si la mujer constata que somos consecuentes, si observa que cumplimos con las misiones ideológicas precitadas, si en todos los centros culturales que constituyamos ve desterrado el vicio, el libertinaje, el engaño y todas las manifestaciones violentas de la sociedad capitalista y autoritaria que la hacen sufrir, al igual que a todos sus semejantes, nos acompañará en la tarea de emancipación integral de todas las esclavitudes que padece el género humano.

Practiquemos la ética de nuestras ideas, vivámoslas en el grado que podamos en la sociedad actual, y la mujer será nuestra más denotada colaboradora.


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