Índice de Manifiesto político y social de la democracia pacífica de Victor ConsiderantPresentación de Chantal López y Omar CortésSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha

Primera Parte

Estado de la sociedad

De los intereses y de las necesidades de la sociedad.

1.- El orden antiguo y el orden feudal

Las sociedades antiguas tenían por principio y por derecho la fuerza, por política la guerra, por fin la conquista y por sistema económico la esclavitud, es decir la explotación del hombre por el hombre en su forma más completa, inhumana y bárbara. Plebeyo o patricio, el hombre libre, guerreaba y consumía: el productor era esclavo. La esclavitud constituía el hecho básico y tal hecho culminaba en la guerra. Por otra parte, el sentimiento humano no se extendía fuera de los límites de la Patria. En el exterior, imperaba la dominación implacable de la Patria sobre los pueblos extranjeros; en el interior la esclavitud y el espíritu de casta: tales eran los caracteres del sistema social antiguo.

El orden feudal, consecuencia de la conquista, no fue más que la conquista organizada. Su rasgo esencial era también la guerra y, sobre todo, la consagración tradicional y permanente de los privilegios primitivos del botín.

Como sistema económico disfrutaba de un grado menos duro y brutal de la explotación del hombre por el hombre: la Servidumbre. El sentimiento humano, abriéndose al calor de los primeros rayos del Cristianismo, trasponía los estrechos confines de la Patria. El dogma de la fraternidad comenzaba a unir armónicamente a las diversas razas y naciones, pero sólo dentro de los límites correspondientes a la jerarquía feudal. En Europa, los nobles, herederos de los conquistadores, se saludaban como iguales, hollando bajo sus pies a los villanos y a los plebeyos, quienes para ellos no eran en modo alguno hombres en Jesucristo; pero estos, a su vez, sojuzgados en todas partes, se decían hermanos y, al presentir en el porvenir el reino de Dios y de su justicia, comprendían asimismo desde entonces que los opresores eran sus hermanos primogénitos dentro de la gran familia humana.

El espíritu y el derecho de los tiempos feudales eran el espíritu aristocrático y el derecho nobiliario. Uno y otro, aunque considerablemente alterados y debilitados por los grandes progresos sociales acaecidos en el transcurso de los últimos siglos, subsistían aún en Francia, cuando la revolución del 89 vino a clausurar el antiguo régimen y a inaugurar el orden nuevo.

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