Índice de Sacco y Vanzetti, sus vidas, sus alegatos, sus cartasAnteriorSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha

ALEGATOS




1.- Palabras de Nicolás Sacco ante la audiencia de Dedham.

2.- Palabras de Nicolás Sacco al ser condenado a muerte.

3.- Palabras de Bartolomé Vanzetti al ser condenado a muerte.

4.- Declaración de fe de Bartolomé Vanzetti.




PALABRAS DE NICOLÁS SACCO ANTE LA AUDIENCIA DE DEDHAM


P.- ¿Qué quería usted expresar ayer cuando dijo que amaba a un país libre?

R.- Dadme la ocasión de explicarme.

P.- Le estoy pidiendo, precisamente, que se explique.

R.- Cuando estaba en Italia, un muchacho todavía, era republicano, de modo que siempre pensé que la República tiene más probabilidades de impartir la educación, desarrollar, elevar algún día la condición de la familia, procurar el desenvolvimiento normal del niño y su educación. Era mi opinión en ese tiempo; pero cuando llegué a este país vi que no existía lo que yo pensaba antes, sino que, por el contrario, la diferencia era enorme, puesto que en Italia no trabajé en forma tan penosa como he trabajado aquí. Podía haber vivido libremente allá; trabajar en las mismas condiciones, pero no en forma tan penosa, siete u ocho horas por día y disponer de mejor comida. Hablo sinceramente. Por supuesto que aquí hay buena comida, ya que es un país más grande, para todos los que puedan gastar dinero, no para la clase trabajadora y laboriosa, y en Italia hay más oportunidades para el trabajador, de comer vegetales, más frescos que aquí, pero me vine a esta nación. El trabajo que conseguí era muy pesado y a él estuve atado trece años; nunca me imaginé que costaba tanto mantener a una familia. Jamás pude guardar un centavo en el banco; tampoco pude mandar a mi hijo a la escuela a que aprendiera algo. He predicado a hombres que me acompañan en la desgracia. La idea libre da a cada hombre la probabilidad de profesar su propio credo, no la idea suprema, no para la ventaja de una minoría, no para retroceder a la posición atrasada de la España de veinte siglos atrás, sino que proporciona una oportunidad de educación, de leer la literatura, de hablar libremente, precisamente lo que le falta a la República.

Pude ver a los mejores hombres, a los más inteligentes y educados, arrestados y enviados a la prisión y muertos en ella o durante años sin poder salir de allí. Y Debs, uno de los más grandes hombres de este país, todavía está en la prisión, porque es socialista. Quería que la clase trabajadora viviese en mejores condiciones, tuviera más educación, proporcionara a los niños más probabilidades de llegar a ser algo algún día, pero lo metieron en la cárcel. ¿Por qué? Porque la clase capitalista está contra todo esto, la clase capitalista no quiere que nuestros hijos vayan a las universidades o a los colegios de Harvard. No hay ninguna probabilidad ... no quiere que la clase laboriosa se eduque, que la clase trabajadora levante la cabeza, exige que esté siempre sometida. Sucede a veces, ustedes lo saben, que los Rockefeller, los Morgan, dan cincuenta ... quiero decir que dan 500.000 dólares al colegio de Harvard, dan un millón de dólares para cualquier otra escuela. Todos dicen: Bien, D. Rockefeller es un gran hombre, el mejor hombre del país. Quisiera preguntarle, ¿quién va al colegio de Harvard? ¿Qué beneficio saca la clase trabajadora de que el multimillonario Rockefeller regale un millón de dólares? No tiene ni la menor probabilidad, la clase desheredada, de concurrir al colegio de Harvard, porque hombres que ganan $21 por semana o $30, aunque ganen $80, si tienen una familia con cinco hijos no puede con ese sueldo vivir y enviar a sus hijos al colegio de Harvard, si es que quieren comer de acuerdo a sus necesidades. Se ven obligados a comer como las vacas, pero yo concibo que los hombres deben vivir como hombres. Entiendo que los hombres deben gozar de todo lo que la naturaleza les pueda ofrecer.

He aquí como cambiaron mis ideas. He aquí por qué amo al pueblo que sufre y trabaja y odia la guerra. No queremos luchar con los fusiles, y no queremos destruir a hombres jóvenes, llenos de salud. La madre ha sufrido en el trabajo cotidiano de criar a un hombre. Llega un día en que se necesita un poco más de pan y cuando logra que el hijo lo traiga como producto del trabajo del muchacho, vienen los Rockefeller, los Morgan o alguna gente de esa laya, de las clases dirigentes, y los envían a la guerra. ¿Por qué? ¿Qué es la guerra? La guerra no es empuñar el fusil como Abraham Lincoln y Jefferson, para luchar por un país libre, para dar oportunidades a los pueblos de una educación mejor, no solamente para la raza blanca, sino para la negra y las otras, porque todos son hombres; sino que la guerra se hace en beneficio de los grandes millonarios, las guerras son negocios, producen millones de dólares.

¿Qué derecho tenemos de matarnos los unos a los otros? He trabajado con irlandeses. He trabajado con alemanes, con franceses, y con otra mucha gente. Amo a esa gente como a mi mujer y a mi pueblo, por lo bien que me han tratado. ¿Por qué había de matar a esos hombres? ¿Qué me han hecho? Ellos nunca me han hecho nada. Por lo tanto no creo en la guerra. Quiero destruir todas las armas. Todo lo que puedo decir es que el gobierno no educa. Recuerdo que en Italia, hace unos sesenta años, el gobierno no podía evitar eses daños y perjuicios, de modo que un día alguien dijo en el gabinete: Si queréis destruir esos perjuicios, si queréis eliminar a esos criminales, debéis dar una oportunidad a la literatura socialista, a la educación del pobre, a la emancipación. Por eso es que quiero destruir el gobierno. Esa es mi idea del amor socialista. Por eso es que amo al pueblo que quiere educarse y vivir, construyendo lo que es bueno en la medida de lo posible. Eso es todo.

Nicolás Sacco




PALABRAS DE NICOLÁS SACCO AL SER CONDENADO A MUERTE


- Nicolás Sacco, ¿tiene usted alguna razón que aducir acerca de por qué no se lo pueda condenar a muerte?

- Sí, señor. Yo no soy orador. El idioma inglés no es muy familiar para mí. Y como sé, como me dijo mi amigo, mi camarada Vanzetti, que piensa hablar más, entonces yo pensé dejarle el tiempo a él.

Yo nunca sé, nunca oí, ni leí en la historia de algo tan cruel como este tribunal. Después de seis años de perseguirnos, todavía nos creen culpables. Y toda esta buena gente está hoy con nosotros en el tribunal.

Yo sé que el fallo va a ser entre dos clases: la clase oprimida y la clase rica. Nosotros le damos al pueblo libros, literatura. Ustedes persiguen al pueblo, lo tiranizan y lo matan. Nosotros siempre tratamos de darle educación al pueblo. Ustedes tratan de poner una barrera entre nosotros y otras nacionalidades, para que nos odien. Por eso hoy yo estoy aquí en este banquillo, por haber sido de la clase oprimida. Y ustedes son los opresores.

Usted lo sabe, juez, usted conoce toda mi vida. Usted sabe por qué me han traído aquí y hace siete años que usted nos está persiguiendo, a mi y a mi pobre mujer, y hoy todavía nos condena a muerte. Yo quisiera contar toda mi vida pero, ¿para qué? Usted ya sabe de antemano lo que yo digo, y mi amigo, quiero decir mi compañero, va a hablar porque él sabe más inglés que yo, y yo lo voy a dejar hablar a él.

Mi camarada, el hombre bueno para todos los niños. Ustedes olvidan de toda la población que ha estado con nosotros durante siete años. Simpatizando con nosotros y dándonos toda su energía y toda su bondad. A usted no le interesa. Entre la gente y los camaradas y la clase trabajadora hay una gran legión de gente intelectual que ha estado con nosotros estos siete años, pero el tribunal sigue adelante. Y yo creo que les agradezco a todos, a toda la gente, mis camaradas que han estado conmigo estos siete años, con el caso Sacco y Vanzetti, y le voy a dar a mi amigo Vanzetti la oportunidad de que hable él.

Me olvidé de una cosa que mi camarada me hace acordar. Como dije antes, el juez conoce toda mi vida, y él sabe que nunca fui culpable, nunca. Ni ayer, ni hoy, ni para siempre.

Nicolás Sacco




PALABRAS DE BARTOLOMÉ VANZETTI AL SER CONDENADO A MUERTE


- Bartolomé Vanzetti: ¿tiene usted alguna razón que manifestar, en virtud de la cual no pueda ser condenado a muerte?

- Si. Lo que yo digo es que soy inocente. Que no sólo soy inocente, sino que en toda mi vida, nunca he robado, ni he matado, ni he derramado sangre. Esto es lo que yo quiero decir. Y no es todo. No sólo soy inocente de estos dos crímenes, no sólo que nunca he robado, ni matado, ni derramado sangre, sino que he luchado toda mi vida, desde que tuve uso de razón, para eliminar el crimen de la Tierra.

Ahora, tengo que decir que no sólo soy inocente de todas esas cosas, no sólo no he cometido un crimen en mi vida; algunos pecados sí, pero nunca un crimen; no sólo he luchado toda mi vida por desterrar los crímenes, los crímenes que la ley oficial y la moral oficial condenan, sino también el crimen que la moral oficial y la ley oficial no condenan y santifican: la explotación y la opresión del hombre por el hombre. Y si hay alguna razón por la cual yo estoy en esta sala como reo, si hay alguna razón por la cual dentro de unos minutos va usted a condenarme, es por esa razón y por ninguna otra.

Pido perdón por evocarlo. Hay un hombre que es el más bueno que he visto en mi vida. Un hombre que va a permanecer y crecer cada vez más cerca del pueblo, cada vez más querido por él, más metido en su corazón, mientras exista en el mundo admiración por la bondad y por el sacrificio. Me estoy refiriendo a Eugenio Debs.

Este hombre tenía una verdadera y amplia experiencia en tribunales, prisiones y jurados. Sólo porque quería que el mundo fuese un poquito mejor de lo que era, fue perseguido y difamado desde su adolescencia hasta su ancianidad. Y en verdad fue asesinado por sus largas prisiones.

El conoce nuestra inocencia, y no sólo él, sino todos los hombres de claro criterio del mundo, no sólo de este país sino de todos los países del mundo, están con nosotros. La flor de la humanidad de Europa, los mejores escritores, los más grandes pensadores de Europa han pedido por nosotros. Los científicos, los más grandes científicos, los más grandes estadistas de Europa, han pedido por nosotros. Los pueblos de los países extranjeros se han pronunciado por nosotros.

¿Es posible, que sólo unos pocos individuos del jurado, sólo dos o tres hombres, que serían capaces de condenar a su propia madre a cambio de honores mundanos y bienes terrenos; es posible que ellos tengan razón contra el mundo, todo el mundo que ha dicho que están equivocados y que me consta que están equivocados?

Si hay alguien que pueda saber si tienen razón o no, somos yo y este hombre. Hace siete años que estamos juntos en la cárcel. Lo que hemos sufrido durante estos siete años, ninguna lengua humana lo puede narrar y, sin embargo aquí estoy delante de usted y no tiemblo, lo miro derecho a los ojos y no me ruborizo y no cambio de color, y no tengo vergüenza ni miedo.

Eugenio Debs dice que ni siquiera un perro, aunque no sea exactamente sus palabras, que ni siquiera un perro que ha matado gallinas, hubiera sido declarado culpable por un jurado de Estados Unidos con las pruebas que el Estado de Massachusetts ha reunido en contra de nosotros.

Hemos probado que no podía haber habido en toda la faz de la tierra un juez más prejuicioso ni más cruel que lo que usted lo ha sido con nosotros. Hemos probado eso. Y nos siguen negando un nuevo juicio. Nosotros sabemos, y también lo sabe usted en el fondo de su corazón, que usted ha estado en contra de nosotros desde el primer momento, aun antes de habernos visto la cara. Antes de vernos, usted ya sabía que éramos izquierdistas y que debíamos perecer. Nosotros sabemos que usted se descubrió, y descubrió su hostilidad contra nosotros y su desprecio, hablando con amigos suyos en el tren, en el club universitario de Boston y en el Golf Club de Worcester, Mass. Estoy seguro que si la gente supiera todo lo que usted dijo en contra nuestra, si usted tuviera el coraje de declararlo públicamente, entonces quizás su señoría, y siento tener que decirlo porque usted es un hombre anciano y yo tengo un padre anciano, pero quizás usted, señoría, tendría que estar ocupando nuestro lugar como acusado en este juicio.

Nosotros fuimos juzgados durante un período que ya ha pasado a la historia. Quiero decir con eso, un período en que había una ola de histeria y resentimiento y odio contra la gente de nuestras ideas e ideales, contra el extranjero. Y me parece, más bien estoy seguro, que tanto usted como el fiscal han hecho todo lo que pudieron para agitar la pasión de los miembros del jurado, los prejuicios de los miembros del jurado, en contra nuestro. Ellos nos odian porque estamos contra la guerra, y no saben distinguir entre un hombre que está contra la guerra porque la considera injusta, porque no odia a ningún pueblo sobre la tierra; y un hombre que está contra la guerra porque está a favor del país que lucha contra el país en que él está, y entonces es un espía.

Nósotros no somos espías. El señor fiscal sabe perfectamente que nosotros estábamos contra la guerra porque no creíamos en los propósitos por los cuales según ellos, se hacía esta guerra. La creíamos injusta y creemos eso hoy más que hace diez años, porque cada día vamos comprendiendo mejor, el resultado y las consecuencias de esa guerra.

Creemos hoy más que nunca que esa guerra fue un trágico engaño y yo voy a subir con alegría al cadalso si puedo decir a la humanidad: Cuidado, los llevan a una nueva hecatombe. ¿Para qué? Todo lo que les dicen, todo lo que les han prometido, todas son mentiras, trampas, engaños. Fue un crimen. Prometieron libertad. ¿Dónde está la libertad? Prometieron prosperidad. ¿Dónde está la prosperidad? Prometieron elevación y dignificación moral. ¿Donde están?

Desde el día que ingresé a la prisión de Charlestown, la población de la cárcel se ha duplicado. ¿Dónde está la nueva moral que la guerra ha traído al mundo? ¿Dónde está el progreso espiritual que hemos alcanzado a través de la guerra? ¿Dónde está la seguridad de nuestra vida, la seguridad de obtener el mínimo de cosas que necesitamos? ¿Dónde está el respeto por la vida humana? ¿Dónde están el respeto y la admiración por las características nobles y sanas del alma humana? Nunca antes de la guerra hubo tantos crímenes como ahora, tanta corrupción, tanta degeneración como la que hoy reina.

Se ha dicho que la defensa ha puesto toda clase de obstáculos en la marcha de este proceso para demorarlo todo lo posible. Yo creo que esto es injurioso, porque es inexacto. El Estado de Massachusetts ha utilizado uno de los cinco años que duró el proceso sólo para que la acusación comenzara con el juicio, nuestro primer juicio. Después los abogados de la defensa apelaron y usted esperó. Yo creo que en el fondo de su corazón usted ya había resuelto, cuando terminó el juicio, denegar todas las apelaciones que se interpusieran. Usted esperó un mes, no, un mes y medio, y comunicó su decisión en víspera de Navidad, exactamente en Nochebuena. Nosotros no creemos en la fábula de Nochebuena, ni desde el punto de vista histórico, ni religioso. Usted sabe que muchos de nuestros seres queridos creen en eso y no porque no creamos, significa que no seamos humanos. Nosotros somos humanos y la Navidad es una fecha grata al corazón de todos los hombres. Yo creo que usted ha comunicado su decisión en la víspera de Navidad, para envenenar el corazón de nuestros familiares v demás seres queridos.

Bueno, ya he dicho que no sólo no soy culpable de estos crímenes sino que nunca he cometido un crimen en mi vida; nunca he robado, ni matado, ni derramado sangre, y en cambio siempre he luchado contra el crimen. He luchado y me he sacrificado para borrar de la Tierra incluso aquellos crímenes que la ley y la iglesia legitiman y santifican.

Quiero decir esto: que no le deseo a un perro ni a una serpiente, al ser más bajo y despreciable de la Tierra, no le deseo lo que yo he tenido que sufrir por crímenes de los que no soy culpable. Pero mi convicciÓn más profunda es de que yo he sufrido por otros crímenes, de los que sí soy culpable.

Yo he sufrido y sufro porque soy un militante anarquista, y es cierto, lo soy. Porque soy italiano. Y es cierto, lo soy. He sufrido más por lo que creo que por lo que soy; pero estoy tan convencido de estar en lo cierto. que si ustedes pudieran matarme dos veces, y yo pudiera renacer otras dos, volvería a vivir como lo he hecho hasta ahora.

Vanzetti terminó su exposición con las siguientes palabras, incluidas por Seldon Rodman en una antología de la poesía norteamericana, dándole corte de versos:

He estado hablando mucho de mí mismo
y ni siquiera había mencionado a Sacco.
Sacco también es un trabajador,
Un competente trabajador desde su niñez, amante de su trabajo,
con un buen empleo y un sueldo,
una cuenta en el banco, y una esposa encantadora y buena,
dos niñitos preciosos y una casita bien arreglada
en el lindero del bosque, junto al arroyo.

Sacco es todo corazón, todo fe, todo carácter, todo un hombre;
un hombre, amante de la naturaleza y la humanidad;
un hombre que le dio todo, que sacrificó todo
por la causa de la libertad y su amor a los hombres:
dinero, tranquilidad, ambición mundana,
su esposa, sus hijos, su persona y su vida.

Sacco jamás ha pensado en robar, jamás en matar a nadie,
él y yo jamás nos hemos llevado un bocado
de pan a la boca, desde que somos niños hasta ahora,
que no lo hayamos ganado con el sudor de la frente.
Jamás ...

Ah, sí. Yo puedo ser más listo, como alguien ha dicho;
yo tengo más labia que él, pero muchas, muchas veces,
oyendo su voz sincera en la que resuena una fe sublime,
considerando su sacrificio suoremo, recordando su heroísmo;
yo me he sentido pequeño en presencia de su grandeza
y me he visto obligado a repeler
las lágrimas de mis ojos,
y apretarme el corazón
que se me atenazaba, para no llorar delante de él:
este hombre, al que han llamado ladrón y asesino y condenado a muerte.

Pero el nomhre de Sacco vivirá en los corazones del pueblo
y en su gratitud, cuando los huesos de Katzmann
y los de todos vosotros hayan sido dispersados por el tiempo;
cuando vuestro nombre, el suyo, vuestras leyes, instituciones,
y vuestro falso dios no sean sino un borroso recuerdo
de un pasado maldito en el que el hombre era lobo para el hombre ...

Si no hubiera sido por esto
yo hubiera podido vivir mi vida
charlando en las esquinas y burlándome de la gente.
Hubiera muerto olvidado, desconocido, fracasado.
Esta ha sido nuestra carrera y nuestro triunfo.
Jamás en toda nuestra vida hubiéramos podido hacer tanto por la tolerancia,
por la justicia,
porque el hombre entienda al hombre,
como ahora lo estamos haciendo por accidente.
Nuestras palabras, nuestras vidas, nuestros dolores -¡Nada!
La pérdida de nuestras vida -La vida de un zapatero y un pobre vendedor de pescado
¡Todo! Ese momento final es de nosotros
Esa agonía es nue~stro triunfo.

Bartolomé Vanzetti




DECLARACION DE FE


Bartolomé Vanzetti


Del memorial que Vanzetti envió al gobernador Fuller en mayo, explicando los detalles del proceso, he aquí algunos párrafos:

... Somos anarquistas; creemos en la anarquía, que no es ni una secta ni un partido, sino una filosofía que, como todas las otras filosofías, tiende al progreso y a la felicidad humana. Nuestra aspiración suprema es la eliminación de toda forma de violencia y la mayor libertad de cada uno y de todos, realizada con la eliminación de toda forma de opresión y de explotación del hombre por el hombre. Nuestro sentimiento y nuestro ideal de justicia están fundados en el principio del respeto y de la dignidad humana, de la igualdad de los hombres en los orígenes de la naturaleza y en la igualdad de sus derechos y de sus deberes.

Nosotros nos llamamos libertarios, lo que significa, en resumen, que creemos que la perfección humana debe ser obtenida con el máximun de la libertad y no por efecto de coerción, y que todo lo que hay de malo en la naturaleza humana y en la conducta de los hombres, puede ser eliminado solamente con la eliminación de sus causas y no con la coerción o alguna imposición que provocan mayores daños, agregando mal al mal.

Nosotros no somos tan torpes como para creer o sostener que las instituciones humanas pueden ser cambiadas en un día. El cambio deberá ser gradual. Pero creemos que un cambio debe tener lugar y que tiene que efectuarse en el sentido de mayor libertad y no de mayor violencia. Es por eso que somos contrarios a toda teoría de comunismo o de socialismo, autoritarios, porque tienden a volver a soldar más o menos fuertemente las cadenas del espíritu humano, mientras nosotros somos adversarios del sistema actual porque está basado en la violencia.

Por esta causa estamos satisfechos de sufrir y de morir, pero no por el bajo y grosero crimen de Braintree ...

... Por todas estas razones y porque nosotros reconocemos que es necesario mucho tiempo y mucho trabajo para tratar adecuadamente las cuestiones que hemos sometido a vuestra atención, respetuosamente le pedimos que, si pone en duda la veracidad de nuestras declaraciones, proceda a una encuesta preliminar y pública sobre nuestro caso, confiándola a hombres hábiles y desinteresados. Que sea pública es necesario, porque no podrá ser efectivamente convincente si no pueden conocer todos lo que se diga en contra de nosotros. Pero crea que nosotros al hablar así, no queremos de usted piedad u otra cosa que no sea justicia o que queremos salvar nuestra vida renunciando a nuestros principios o a nuestra dignidad de hombres.

A los hombres condenados a morir se puede perdonar la franqueza de su lenguaje. Nosotros no le pedimos nada que pueda parecer despreciable o increíble, pero le recordamos que en última instancia las víctimas de la injusticia sufren mucho menos que los gobiernos que han infligido la condena injusta. Nosotros no podemos morir más que una sola vez, y el dolor de la muerte será de un instante. Pero la injusticia cometida contra nosotros no será olvidada. Y ella, en el largo curso de los años, atormentará la conciencia de aquellos que, por su intolerancia, han querido nuestra muerte, y sus mismas generaciones del porvenir sentirán el peso de nuestro fin injusto. El error de la justicia es una tragedia. Pero la injusticia cometida con el propósito deliberado es una infamia.

Gobernador Fuller, nosotros hemos estado en la cárcel siete años, acusados de un delito que no hemos cometido, y esperando la muerte que se aproximó cada día más. Tal vez usted se imagina lo que esa espera ha sido para nosotros. ¿Y sabe lo que ha significado para la mujer y los hijos de Sacco, o para el padre, y la familia de Vanzetti en la lejana Italia? No es el pensamiento de nuestra muerte que se aproxima la que nos ha causado y nos causa el mayor dolor, sino los sufrimientos de aquellos que están cerca de nosotros y a quienes queremos, sus sufrimientos de los siete años pasados y los sufrimientos mayores de los años que vienen.

Y bien, nosotros no le pedimos piedad, sino justicia. Nosotros no queremos conmoverle con nuestros sufrimientos y los de nuestras familias. Usted no puede justamente decidir su actitud oficial basándose en nuestros sufrimientos y en los de nuestras familias. Pero ellos pueden representar para usted una razón a fin de prestar la mayor atención y conceder una imparcial consideración a los dos motivos de nuestra petición: que somos inocentes y que nuestro proceso no ha sido conducido equitativamente.

Bartolomé Vanzetti.

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