Indice de Los seis libros de la República de Jean Bodin | LIBRO SEGUNDO - Capítulo quinto | LIBRO SEGUNDO - Capítulo séptimo. | Biblioteca Virtual Antorcha |
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Los seis libros de la República LIBRO SEGUNDO La aristocracia es una forma de República en la que la parte menor de los ciudadanos manda con poder soberano sobre los demás, en general, y sobre cada uno, en particular. Se diferencia, pues, del Estado popu!ar, ya que en este la mayor parte de los ciudadanos manda a la menor en nombre colectivo. Ambos se asemejan, sin embargo, pues quienes ostentan la soberanía en una y otra República tienen poder sobre todos en nombre particular, pero no en nombre colectivo y general. El poder del monarca es más ilustre que los otros dos, porque se extiende sobre todos en general y sobre cada uno en particular ... También la aristocracia puede ser señorial, legítima o facciosa, llamada antiguamente oligarquía, es decir, dominio de escaso número de señores. Tal fue el caso de los treinta señores de Atenas ..., o de los diez comisarios designados para reformar las costumbres de Roma, quienes facciosamente, primero, y después a la fuerza, usurparon el poder. Debido a ello, sonaba mal a los antiguos la palabra oligarquía, y bien la de aristocracia, es decir, el gobierno de hombres honestos ... Estaremos en presencia de una aristocracia cuando los nobles, los virtuosos, los ricos, los guerreros, los pobres, los plebeyos o los viciosos posean el gobierno, siempre que constituyan la menor parte de los ciudadanos ... Cuando digo la menor parte de los ciudadanos, quiero decir la mayor parte del número menor de los ciudadanos, constituidos en corporación y comunidad. Supongamos que hay diez mil ciudadanos y que solo cien gentileshombres comparten la soberanía; si sesenta están de acuerdo, serán estos quienes ordenen y manden de modo absoluto sobre el resto de los nueve mil novecientos ciudadanos en corporación, quienes nada tienen que ver en el Estado, así como sobre los otros cuarenta que sí participan en él, pero que se encuentran en minoría. Los sesenta a que me refiero tendrán mando soberano sobre cada uno de los diez mil ciudadanos en particular, como si se tratara del unánime consentimiento de los ciento en corporación; en ellos residen los verdaderos atributos de la soberanía ... Muchos creen -y así lo han escrito sabios alemanes- que Alemania constituye una monarquía. Ya he dicho algo sobre el tema, pero ahora es necesario demostrar que se trata de un Estado aristocrático. Desde Carlomagno hasta Enrique el Pajarero fue monarquía pura por sucesión directa de Carlomagno. Después de Enrique el Pajarero, la monarquía fue electiva durante bastante tiempo, hasta que los siete electores, poco a poco, privaron de la soberanía al Emperador, quien ahora solo cuenta con sus atributos externos. En realidad, la soberanía ha pasado a manos de los siete electores, de unos trescientos príncipes y de los embajadores designados por las ciudades imperiales ... Los Estados del Imperio, compuesto por trescientas o cuatrocientas personas, ostentan el poder soberano -con exclusión del Emperador y de los demás príncipes y ciudadanos en particular- para dar la ley a todos los súbditos del Imperio, convenir la paz, declarar la guerra, imponer contribuciones e impuestos, instituir jueces ordinarios y extraordinarios que juzgan de los bienes, del honor y de la vida del emperador, de los príncipes y de las ciudades imperiales, todo lo cual constituye el verdadero atributo de la soberanía. Siendo ciertamente así, ¿quién podrá negar que Alemania no constituye una verdadera aristocracia? ... La sola peculiaridad de Alemania respecto a las otras aristocracias, consiste en que los siete electores disponen de un tercio de los votos, los príncipes de otro y las ciudades del restante ... En todo caso, el Emperador, como cabeza, sirve para mantener mejor unidos a los miembros del Imperio que si solo existiesen los Estados. He dicho cabeza del Imperio o capitán general, no que sea soberano, como muchos piensan. Al contrario de reyes y monarcas, que hacen a los príncipes, el emperador es elegido y hecho por los príncipes ... Una vez que hemos mostrado que el Imperio es un estado aristocrático, es necesario concluir que ningún príncipe ni ciudad imperial tiene la soberanía. Solo son miembros del Imperio y cada uno gobierna su Estado bajo la potestad imperial, sin posibilidad de derogar sus leyes y ordenanzas. Se engañan quienes afirman haber tantas Repúblicas como príncipes y ciudades imperiales. Más arriba he mostrado lo contrario ... Sin embargo, cuando el Imperio se divide en facciones y parcialidades y los príncipes se coligan entre sí, lo que acontece a menudo, entonces los municipios de las ciudades y las jurisdicciones subalternas de los príncipes se convierten en muchos Estados aristocráticos y monarquías particulares; de cada miembro del Imperio nace una República soberana ... Así como la aristocracia bien ordenada es hermosísima, es en igual medida perniciosa cuando se corrompe, porque, en lugar de un tirano, hay muchos. Frecuentemente la nobleza se coliga contra el pueblo; antiguamente, cuando los nobles eran admitidos en ciertas señorías aristocráticas, prestaban juramento de ser enemigos declarados del pueblo, lo cual significaba la ruina de la aristocracia. Hablemos ahora del Estado popular.
Jean Bodin
CAPÍTULO SEXTO
Del Estado aristocrático.
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