Indice de Los seis libros de la República de Jean BodinLIBRO SEGUNDO - Capítulo séptimoLIBRO TERCERO - Capítulo segundo.Biblioteca Virtual Antorcha

Los seis libros de la República
Jean Bodin

LIBRO TERCERO
CAPÍTULO PRIMERO
Del senado y de su potestad.


El senado es la asamblea legítima de los consejeros de Estado para dar consejo a quienes ostentan el poder soberano en la República ... Por supuesto, la República puede existir sin senado; el príncipe puede ser tan sabio y prudente que no encuentre mejor consejo que el suyo o, por desconfiar de todos, no tome parecer ni de los suyos, ni de los extranjeros ... Algunos autores se han preguntado, sin motivo, a mi juicio, si es mejor tener un príncipe sabio y virtuoso sin consejo que un príncipe tonto asistido de buen consejo, habiendo resuelto los más prudentes que ni lo uno ni lo otro es conveniente. Si el príncipe es tan prudente como suponen, no prestará gran atención al consejo, y lo mejor que puede hacer en los asuntos de importancia es mantener en secreto sus decisiones, que, si se descubren, serán infructuosas. En efecto, los príncipes sabios se dan tan buena maña para ello, que de lo que hablan más es de las cosas que menos piensan hacer. Si se trata de un príncipe tonto, ¿podrá estar asistido de buen consejo, cuando la elección de los consejeros depende de su voluntad? ...

Dado que el esplendor y belleza de la sabiduría son tan raros entre los hombres, y que es necesario aceptar sumisamente los príncipes que Dios se complace en enviarnos, nada mejor podemos desear que tener un sabio consejo ... El príncipe debe guiarse por el parecer del consejo, tanto en los asuntos graves e importantes como en los de poca monta. Nada confiere mayor autoridad a las leyes y mandatos del príncipe, del pueblo o del gobierno aristocrático que someterlos al parecer de un prudente consejo, de un senado o de una corte ... Si los súbditos ven que los edictos y mandatos se aprueban en contra de las directivas del consejo, tienden a menospreciarlos; del menosprecio de las leyes nace el menosprecio de los magistrados y, después, la rebelión abierta contra los príncipes, que ocasiona la subversión del Estado ... La sabiduría de un príncipe es como un peligroso cuchillo en manos de un loco, cuando no está rematada por una singular y rara virtud, pues nada es más de temer que la sabiduría movida por la injusticia y armada de poder. No ha existido príncipe más ignorante para lo que no fueran las armas que Trajano, ni más sabio que Nerón, pese a lo cual este nunca tuvo igual en crueldad, ni aquel en bondad; el uno despreciaba al senado, el otro lo reverenciaba ...

Cuando digo que el senado es una asamblea legítima, me refiero a la potestad conferida por el soberano para reunirse en el tiempo y lugar prescritos. En cuanto al lugar, poco importa el sitio, porque muchas veces son las circunstancias las que señalan dónde deben ser resueltos los asuntos ... Digo consejeros de Estado para diferenciarlos de los demás consejeros y oficiales a quienes frecuentemente llama el príncipe para tomar parecer ... El título de senador significa anciano, y, así, los griegos llamaban al senado gerusia, de donde se deduce que, tanto griegos como romanos, componían su consejo de ancianos o seniores, a los que nosotros llamamos señores, a causa de la autoridad y dignidad que siempre se ha conferido a los ancianos, por ser más sabios y experimentados ... Aunque sea posible encontrar numerosos hombres jóvenes, prudentes, virtuosos y experimentados en los negocios (cosa bien difícil), sería peligroso componer con ellos un senado -habría que llamarlo juvenado-, porque su consejo no sería aceptado ni por los jóvenes ni por los viejos; estos se estimarían más sabios y aquellos tanto como los consejeros. En materia política, más que en ninguna otra, la opinión tiene a menudo más valor que la verdad. Es muy peligroso que los súbditos crean ser más sabios que los gobernantes. Si los súbditos tienen mala opinión de los que mandan, ¿cómo obedecerán? ...

Cicerón llama al senado el alma, la razón y la inteligencia de una República, para llegar a la conclusión de que esta no puede subsistir sin senado, no más que el cuerpo sin alma o el hombre sin razón. Es necesario, por tanto, que los senadores estén preparados, por una práctica continuada, a oír, considerar y resolver los asuntos importantes. Las grandes y hermosas empresas de las armas y las leyes no son más que la ejecución de un consejo prudente ... De nada sirve la sabiduría si no va unida a la justicia y a la lealtad. Es, quizá, más peligroso tener como senadores a hombres perversos, aunque sean perspicaces y experimentados, que a hombres ignorantes e inhábiles. Los primeros son capaces de permitir la destrucción de toda una ciudad, con tal que su casa quede en pie en medio de las ruinas; no faltan ocasiones en que, por celos de sus enemigos, defienden una opinión en contra de su conciencia ... El senador prudente debe desprenderse, al entrar al consejo, de la benevolencia para unos, del odio para otros y de su propia ambición, y no proponerse otro fin que la honra de Dios y la salud de la República ...

Si bien conviene que el senador posea conocimientos, en especial de jurisprudencia, historia y política, son mucho más necesarios su buen juicio, integridad y prudencia. Con todo, la condición principal e imprescindible que debe reunir un senador es no deber nada a los demás príncipes y señores, ni en fe u homenaje, ni por obligación recíproca, ni por el disfrute de una pensión. Pese al peligro que ello entraña para el Estado, es un mal frecuente en el consejo de los príncipes. A este respecto, los venecianos siempre han dado buen ejemplo, pues han llegado a impedir la entrada de los clérigos a su consejo debido al juramento que los liga al Papa ...

En cuanto al número de senadores, no puede ser grande si se considera la perfección que se exige al consejero de Estado. Es cierto que en las Repúblicas populares y aristocráticas no hay más remedio, para evitar las sediciones, que apacentar el hambre rabiosa de los ambiciosos que participan de la soberanía ... El problema fue resuelto por Solón en Atenas mediante la institución, además del senado de los cuatrocientos, renovable cada año, del consejo privado y perpetuo de los areopagitas, compuesto por sesenta de los más sabios e intachables, al que correspondía el manejo de los asuntos más secretos ...

En la actualidad casi no existe República, sea popular o aristocrática, que no tenga un senado y un consejo privado y, frecuentemente, además, un consejo restringido, en especial los monarcas. El emperador Augusto, que excedió en prudencia y en buen gobierno a cuantos después le sucedieron, tenía además del senado y del consejo privado otro consejo restringido formado por Mecenas y Agripa, con quienes decidía los asuntos más graves ... La corte del Parlamento de París fue el antiguo senado del reino de Francia, antes que existiesen el gran consejo, el consejo privado y el consejo restringido. Es en este donde actualmente se resuelven los asuntos más importantes, sobre los cuales previamente han deliberado el consejo privado y el consejo de hacienda ... Además, los príncipes han tenido siempre un consejo restringido de dos o tres personas, de las más próximas y de fiar. No tiene por qué extrañar la diversidad y pluralidad de consejos del reino de Francia. En España hay siete, aparte del consejo restringido ..., que son: el Consejo de España, el de Indias, el de Italia, el de los Países Bajos, el de Guerra, de la Orden de San Juan y el de la Inquisición ...

Existe notable diferencia entre el senado de las Repúblicas populares o aristocráticas y el de las monarquías. En aquellas los pareceres y deliberaciones se adoptan en el consejo más restringido o en el consejo privado y las resoluciones se toman en el gran consejo, o en la asamblea de los señores o del pueblo, si se trata de un acto que deba ser publicado. En la monarquía los pareceres y deliberaciones se adoptan en el senado o en el consejo privado, y la resolución se toma en el consejo más restringido ... Esta diferencia proviene de la soberanía y de quienes manejan el gobierno; en la monarquía todo se refiere a uno solo, en el Estado popular al pueblo. En la medida que el monarca está más seguro de su poder y capacidad, menos asuntos comunica al senado ..., especialmente si el senado es tan numeroso que, por participar a tantas personas sus secretos, el príncipe no pudiese llevar a cabo sus designios ...

Digamos unas palabras acerca de quiénes pueden introducir propuestas ... Antiguamente se tenía gran consideración a la calidad de quienes solicitaban el parecer del senado ... La costumbre de los etolios, notable y digna de ser observada en todas partes ..., consistía en que el presidente, o quien primero presentaba al senado una propuesta, no tenía voz deliberante en el asunto propuesto; de este modo se acabaría con las intrigas y maniobras secretas corrientes en el senado de los Estados populares y aristocráticos, donde los más inoportunos atraen fácilmente a los demás a su opinión ...

Respecto a los asuntos de competencia del senado, depende de las ocasiones y de los negocios que se ofrecen. Los antiguos romanos deliberaban en primer lugar de las cosas referentes a la religión, puesto que es el fin y la meta de todas las acciones humanas ... Después se debe tratar de los negocios de Estado más urgentes y que atañen de cerca a la cosa pública, tales como la guerra y la paz. Es tan peligroso dilatar el consejo con largas discusiones, como la precipitación ... Es tanto más hermosa la verdad cuanto más desnuda y sencillamente se expone; quienes la disfrazan con adornos le quitan su brillo y natural belleza. Se debe huir de ello en el consejo, para que cada uno pueda dar su parecer con brevedad lacónica, llena de buenas razones ... Aunque el senado de la República no esté ligado a competencia determinada, sin embargo, no debe interferir la jurisdicción de los magistrados ... Quienes convierten al senado y al consejo privado en una especie de cajón de sastre, rebajan grandemente su dignidad ..., salvo que el asunto sea de tal importancia que merezca la consideración del senado ...

Nos queda la última parte de nuestra definición, es decir, que el senado se instituye para dar su parecer a quienes ostentan la soberanía. Digo dar su parecer, porque el senado de una República bien ordenada no debe tener imperio, ni dar órdenes, ni ejecutar sus consejos y deliberaciones, todo lo cual compete a quienes gozan de la soberanía ... La majestad soberana de un príncipe se reconoce en lo que puede, y su prudencia cuando sabe pesar y juzgar los pareceres de su consejo y resolver de acuerdo con la parte más sana y no con la mayor ... El hecho de que el consejo privado case las sentencias y decisiones de los magistrados y de los tribunales superiores, no significa que tenga potestad, ya que las decisiones del consejo privado no emanan en absoluto de él, sino de la potestad real y solo por comisión, en calidad de jueces extraordinarios ... Así, vemos que todas las decisiones del consejo privado llevan estas palabras: por el rey en su consejo, el cual no puede hacer nada si el rey no está presente o a este no le placen los actos de su consejo ...

Si el senado en el Estado popular no tiene poder ordinario de mando, salvo por tolerancia, mucho menos lo tendrá en el Estado aristocrático, y menos aún en la monarquía, ya que los príncipes son más celosos de su dignidad que el pueblo ... La razón principal por la cual el senado de una República no debe tener imperio es que, si tuviese poder de mandar lo que aconseja, la soberanía residiría en el consejo, y los consejeros, en vez de tales, serían señores, teniendo el manejo de los negocios y el poder de mandar a su placer. Esto es imposible sin disminuir o, mejor dicho, sin atentar a la majestad, tan alta y sagrada, que los súbditos, cualesquiera que sean, no pueden acercarse a ella, ni de cerca ni de lejos ...
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