Índice de La democracia en América de Alexis de TocquevilleAdvertencia a la cuarta parte del LIBRO SEGUNDOCapítulo segundo de la cuarta parte del LIBRO SEGUNDOBiblioteca Virtual Antorcha

LIBRO SEGUNDO

Cuarta parte

Capítulo primero

Los hombres reciben naturalmente de la igualdad el gusto por las instituciones libres

La igualdad, que hace a los hombres independientes unos de otros, les da el hábito y el gusto de no seguir en sus acciones particulares sino su voluntad. Esta completa independencia de que gozan continuamente en medio de sus iguales y en el curso de su vida privada, los dispone a mirar de mala manera a toda autoridad y les sugiere la idea y el amor de la libertad política. Una inclinación natural dirige, pues, a los hombres de estos tiempos, hacia las instituciones libres. Tómese uno de ellos al azar, retrocédase, si se puede, a sus tendencias primitivas, y se descubrirá que entre los diferentes gobiernos, el que concibe más pronto y al que más se adhiere, es aquel cuyo jefe ha elegido y cuyos actos examina.

De todos los efectos políticos que produce la igualdad de condiciones, el amor a la independencia es el primero que hiere la imaginación, y el que más terror infunde a los espíritus tímidos. No puede decirse que no hay razón para esto, porque la anarquía es más horrorosa en los pueblos democráticos que en cualquiera otra parte. Como los ciudadanos no tienen ninguna acción los unos sobre los otros, en el mismo instante en que falta el poder nacional que los contiene a todos en su lugar, parece que el desorden debe llegar a su colmo y que, separándose cada ciudadano, el cuerpo social va a reducirse a polvo de repente.

Con todo, estoy convencido de que la anarquía no es el mal principal que deben temer los siglos democráticos, sino el menor.

En efecto, la igualdad produce dos tendencias: la primera conduce directamente a los hombres hacia la independencia, y puede de repente impelerlos hasta la anarquía; la otra los lleva por un camino más largo, más secreto, pero más seguro, hacia la esclavitud.

Los pueblos ven fácilmente la primera y la resisten; mas se dejan arrastrar por la otra sin verla; es, pues, muy importante darla a conocer.

Por lo que a mí toca, lejos de echar en cara a la igualdad la indocilidad que inspira, la alabo por esto principalmente. La admiro al verla depositar en el fondo del espíritu y del corazón de cada hombre esa noción obscura y esa propensión instintiva hacia la independencia política, preparando así el remedio al mal que causa. Por esto la considero cuando me inclino ante ella.

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