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¡Que siga el descontento!
Apenas ha renovado Sagitario su campaña de orientación emancipadora en favor del obrero, cuando comienzan a llegarle quejas de varias partes de este privilegiado suelo de explotación, narrando vergonzosos atropellos cometidos por la burguesía y las autoridades encargadas de mantener por medio de las bayonetas, el presente orden de cosas, imposibles de continuar así por mucho tiempo.
Estos atropellos que no han hecho más que ahondar el ya profundo descontento en el corazón de las masas proletarias, confirman nuestras aseveraciones de otras veces, que el gobierno por sincero que parezca ante los ojos de los trabajadores, obra siempre con la estrategia del enemigo, hipócritamente; por esto es que los obreros no debemos confiar nuestros intereses en manos de ningún gobierno.
Sí, el gobierno obrará siempre con falsedad e hipocresía con el obrero; también procurará alabarlo conformándolo con paliativos que en nada mejoraran la angustiosa situación de la gran masa de harapientos porque su interés es someter, por la buena o por la mala, a los que no se conforman con las condiciones de miseria en que viven. En suma, el gobierno estará siempre con su aliado, el capitalista.
Por esta razón los obreros conscientes, los trabajadores inteligentes tan pronto como reconocen esta verdad, deponen esa fe ciega en el gobierno y abren los ojos de la razón a nuestras sanas observaciones.
Hace poco que una sección de la Unión Minera de Rosita, Coahuila, se separó de la Confederación Regional Obrera Mexicana, porque cuantas veces se han quejado de los atropellos de que han venido siendo víctimas por parte de sus explotadores, no se les atiende y sólo se les mantiene con promesas que nunca se cumplen. Saben bien aquellos trabajadores que sus quejas y lamentos se pierden entre los aplausos y los brindis y el retintín del choque de botellas y copas llenas del sabroso vino en que pasan el tiempo los líderes allá en la hermosa ciudad capitalina.
La resolución tomada por la sección de la Unión Minera de Coahuila, es digna de todo elogio; pues, en efecto, no es justo ni honesto que los trabajadores contribuyan a fomentar el vicio a costa de su sangre y de sus vidas que con frecuencia dejan enterradas debajo de las minas, aplastados por una máquina o carcomidos por la tisis en la fábrica y el taller para que otros se den la gran vida a costa de los que trabajan.
En el Estado de Zacatecas la represión brutal que ejercen los terratenientes, ayudados por el gobierno, sobre los campesinos, es ya insoportable. Los mismos campesinos se han organizado para enviar sus delegados a otros Estados, para exponer a todos los vientos la angustiosa situación en que viven.
La semana pasada se organizó en la ciudad de San Luis Potosí una gran manifestación por uno de estos delegados, para protestar en contra de los atropellos y vejaciones que reciben a diario los trabajadores del campo por los mismos que antes de subir al poder les ofrecieron hacer efectiva la famosa repartición de tierras.
La manifestación tuvo éxito debido a la cooperación de los buenos y sanos elementos que se encuentran entre los sindicatos y demás asociaciones obreras de San Luis; pues allí como en otros lugares de México, a las uniones obreras se han colado dos polillas: la polilla política y la religiosa.
Durante la manifestación hubo discursos más o menos candentes en contra de la burguesía y del gobierno instrumento de la burguesía. Y aunque los políticos se movieron para hacer fracasar esta hermosa manifestación del descontento popular, se llevó a cabo gracias a la actividad de los ferrocarrileros, panaderos, hilanderos, metalúrgicos y los compañeros del grupo cultural Tierra y Libertad.
En la región petrolera de Tampico no ha disminuido el formidable descontento surgido con motivo de los asesinatos efectuados por las tropas federales sobre indefensos huelguistas frente a los campos petroleros de la Mexican Gulf el día 1º de este mes.
Sí, el malestar es evidente, en todas partes se nota y muy especialmente en esta rica región petrolera. Las huelgas se suceden unas tras otras, sin que ninguna de ellas tenga pronta solución debido a la intervención oficial a favor del capitalista. Actualmente están en huelga los obreros de la Mexican Gulf, los de la Corona, y, por último, hasta los maestros y maestras de escuela de Cecilia se han declarado en huelga contra el mismo gobierno porque desde hace tres meses no se les paga, por cuya razón esta huelga ha recibido todo el apoyo moral y material de todas las demás uniones obreras del puerto, las que en la actualidad ascienden a más de cuarenta.
Sí; el descontento se extiende; y de esto no se dan cuenta las mismas autoridades, ni los que viven en continua fiesta. El oro sacado del dolor, las lágrimas y las vidas de los que producen, no es justo que se derroche por los que nada hacen, en cohetes y pólvora, en francachelas y paseos triunfales por Europa. El trabajo y sacrificio que hagan los obreros deben tener un propósito, pero un propósito noble y generoso que tienda a su propio mejoramiento, a su propio bienestar individual y colectivo.
Ya no es tan fácil trabajo embaucar a las masas obreras; y es que el ambiente ya está saturado con las nuevas ideas redentoras. El obrero del campo, el obrero de la ciudad y el abnegado maestro obrero de la escuela, ya no consideran justo seguir siendo las pacientes ovejas, mientras haya millones de zánganos humanos que no hacen más que consumir y vivir una vida llena de placeres con el sacrificio de los que producen. La policía, el ejército, los jueces, magistrados, diputados y senadores, hombres de bufete, la banca y el comercio, toda esa interminable lista de parásitos, basa su lucro y su vida en el reducido número de los que trabajan.
El tendero surte su almacén con productos de los obreros del campo, fabricados por los obreros de la ciudad; el banquero, el comerciante y el comisionista no tendrían vida si no hubiera objetos fabricados que vender. No hay negociación alguna que no se base en la producción de los trabajadores, por eso es que son los trabajadores la fuente inagotable de toda riqueza.
El descontento es un síntoma de progreso en los pueblos hacia una vida mejor. ¡Adelante! que siga el descontento.
Del periódico Sagitario, 25 de octubre de 1924.
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