LA ABISPA DE CHILPANCINGO
La abispa de Chilpancingo, no es, ciertamente, lo mejor de la producción periodística de Carlos Maria de Bustamante (1774-1848), puesto que en sus logros sobresalen el haber sido el responsable de la publicación del famoso Correo del Sur (1), e incluso, en su inicio como periodista, fue el cofundador, junto a Jacobo de Villaurrutia, del no menos famoso Diario de México. Con la diferencia, claro está, de que en este último no encontramos al Bustamante, periodista político, sino al Bustamante, periodista cultural.
De hecho la labor política de Bustamante se inicia por su acercamiento al Lic. Primo Verdad y, por qué no decirlo, a su falta de mesura y su lengua suelta, al andar de habladorcillo pregonando no sólo su cercania con Primo Verdad, sino incluso diciéndose su asesor en la Representación que Verdad presento a la consideración del Virrey Iturrigaray y que a la postre se convertiría en el detonador del cuartelazo encabezado por Yermo en la triste noche del 15 de septiembre de 1808, y que condujo a que los golpistas colocaran en su lista negra al lengua suelta de Carlitos.
Posteriormente formaría parte de una agrupación secreta denominada los Guadalupes, conformada en la ciudad de México y que realizaria importantes trabajos para con la insurgencia. Ya aqui la presencia del Bustamante político es clara y contundente. Sus escritos en periódicos insurgentes como el Ilustrador americano (2), y el Semanario patriótico americano (3), dan prueba de ello.
Aprovechando la entrada en vigor de la Constitución de Cadiz (4), y su apertura para con la libertad de prensa, Bustamante ve el momento oportuno para la edición de otro periódico al que intitularía, el Juguetillo, con el que le da, como se dice comunmente vuelo a la hilacha, atizandole duramente al gobierno virreinal. Por supuesto que la reacción ante esa forma de actuar no podia ser otra que la de la represión, misma que se inicia cuando el Virrey Venegas logra, mediante un decreto, hacer a un lado el concepto de libertad de imprenta especificado en la Constitución de Cadiz, y dar un golpe de mano para acallar la por él considerada verborrea insoportable de los periodistas independientes. El primero en recibir el guamazo, no fue otro que Fernández de Lizardi, quien fue a parar con sus huesos a un calabozo. Ante tal situación, Bustamante, ni tardo ni perezoso, se dio a la fuga, siendo, precisamente, esa desagradable experiencia, que le lanzaria de lleno a abrazar la causa insurgente uniéndose a las fuerzas de Morelos.
Es durante su participación en el seno del ejército insurgente acaudillado por Morelos, que Bustamante adquirirá prácticamente su inmortalidad en cuanto impulsor del movimiento independentista, al participar activamente tanto en el hoy famoso Congreso de Chilpancingo (5) y en la redacción y aprobación de la Constitución de Apatzingan (6), además de que, como ya lo he señalado, haber recibido la encomienda del mismísimo José María Morelos, de encargarse de la edición de El Correo del Sur.
Cuando, después de la captura y ejecución de Morelos, las cosas, militarmente hablando, se pusieron en extremo difíciles para los insurgentes, Carlos María de Bustamante tuvo que hacer lo que la inmensa mayoría de ellos hizo: ¡¡¡correr por su vida!!!
Su preparación en mucho le ayudo para que los mandos militares del ejército insurgente buscaran su protección, y así fue como Ignacio López Rayón le nombra enviado plenipotenciario ante el gobierno de los Estados Unidos, ordenándole su traslado al vecino país de norte, orden que Bustamante, aunque se empeñó en cumplir, no pudo lograr por un cúmulo de vicisitudes que se lo impidieron, terminando siendo arrestado por las fuerzas realistas y trasladado, como era obvio, a la carcel.
Corría el año de 1817 cuando Bustamante fue recluido en un calabozo en donde permaneceria cerca de tres años, ya que no sería sino hasta febrero de 1820 que se le pondría en libertad bajo fianza. Fue durante aquella época, concretamente entre 1817 y 1818, que escribió un ensayo muy especial titulado El indio mexicano o Avisos al rey Fernando VII, para la pacificación de la América Septentrional. Y ya libre bajo fianza, para 1820, estando en la ciudad de Veracruz, vuelve a las andadas y publica nuevamente su ya famoso Juguetillo, además de una Memoria en la que inmisericordemente le atiza duro y bonito al Virrey Apodaca, trayendo eso como consecuencia la prohibición de su circulación.
Ya en plena efervecencia del movimiento iturbidista con el famoso Plan de Iguala (7), Bustamante busca anexarse a las fuerzas trigarantes, uniéndose al entonces Coronel Antonio López de Santa Anna y redactándole, por cierto, una proclama en la que le da vuelo a un lenguaje incendiario que, muy probablemente, no haya sido de la entera satisfacción de Iturbide.
Cuéntase a manera de anécdota, que cuando Iturbide paso por Puebla, lugar en el que radicaba Bustamante, le citó para conocer su opinión acerca de los Tratados de Córdoba (8), siendo aquella plática a decir del run-run que se corrió, un poco áspera por la respuesta que Bustamante dio a Iturbide, al que, en pocas palabras, parece ser que le mando a que barriera el desierto del Sahara y que cuando terminará le propusiera cosas interesantes.
Finalmente y como es de todos conocido, para el 28 de septiembre de 1821, se instalaría, en la ciudad de México, el primer gobierno independiente de México, siendo sus dos órganos directivos, la Regencia y la Junta Provisional Gubernativa, presididos por Agustín de Iturbide.
La historia seguiría su curso y para 1822, se conocería el rechazo de la monarquía española a los Tratados de Córdoba, y el 24 de febrero del mismo año se reuniría el Primer Congreso Constituyente de México, iniciándose una nueva etapa en el que la fortísima lucha entre corrientes y agrupaciones sería la constante.
Es en este convulsionado periódo histórico, que Bustamante edita la publicación La abispa de Chilpancingo, en cuanto herramienta no sólo de divulgación de tesis y opiniones sino, sobre todo, de claro mensaje político, por el cual Bustamante pretendía no quedarse, como ahora se dice, lejos de los reflectores políticos de aquel entonces ni fuera de la alfombra roja.
Con su Abispa, Bustamante lanzó un claro mensaje muy similar a los versos de la canción que dice:
Una piedra en el camino Y montado en su Abispa, se encaminó tras sus objetivos políticos.
La abispa de Chilpancingo, es la publicación de un solo hombre, de un hombre audaz y decidido, con colmillo retorcido que sabe, comprende e intuye, la enorme importancia de la edición de un vocero, en el recién independizado pais, en cuanto tarjeta de presentación en los círculos de la grilla de aquel entonces. Es de aqui de donde podemos entender el por qué del encabezado por él usado: La abispa de Chilpancingo escrita para perpetuar la memoria del Primer Congreso instalado alli el día 12 de septiembre de 1813 por el señor Don José María Morelos. El mensaje no puede ser más claro ni más preciso: Don Carlos utiliza a la perfección su historial como insurgente, escudándose, ni más ni menos, que tras el mítico Congreso de Chilpancingo y la enorme figura de José María Morelos y Pavón. Semejante armadura constituía un abrumador instrumento de gran notoriedad y amplísimo grado defensivo.
Carlos Maria de Bustamante sería electo como diputado por su natal Oaxaca, y participaría más que activamente en el Congreso Constituyente, y aunque a veces pareciera nadar de muertito, en realidad estaba más que vivo y coleando.
Los cuerazos que lanzaba contra las acciones bobaliconas de Iturbide y asociados, ya no eran, como acostumbraba hacerlo en sus años mozos, con lenguaje incendiario e iracundo, sino muy medidos, casi imperceptibles, incluso podría considerárseles como hipócritas. En sí, su lucha contra Iturbide y su partido se desarrollo en los pantanosos terrenos de la conspiración, y detonó cuando ya no había otra.
En efecto, cuando el bobalicon de Iturbide (9), incapaz de comprender lo que a su derredor estaba sucediendo, tuvo la ocurrencia de armar aquel desagradable show de aceptar el nombramiento de emperador, es cuando se manifiesta o, para decirlo de otra manera, se descubre la conspiración republicana encabezada por Servando Teresa de Mier y a la cual estaba unido Bustamante. Asi pues, la disolución del Congreso, acto más que esperado por los conspiradores, no constituyó, de ninguna manera, el fin de aquella lucha en contra de la fanfarronada iturbidista, puesto que el México de aquel entonces prácticamente era un enorme avispero. La grilla, y la grilla gruesa, la grilla de los levantamientos armados, de los pronunciamientos militares, estaba en pleno apogeo, y ningún ridículo emperador de opereta iba a poder contener aquel volcán en erupción.
La abispa de Chilpancingo, sin ser la publicación más importante de Carlos Maria de Bustamante, representó la gran intuición política de su autor a la vez que su maduración. Fue una publicación importante no para la causa republicana, como algunos historiadores se empeñan en repetir, sino mas bien para su propio autor, que mediante esa herramienta logró mantener su nombre dentro del escaparate político de aquel entonces, auto-otorgándose la defensoría de una ideología -la de Morelos-, a la cual ya en ese entonces era ajeno, y cuya utilización se manifesto con toda su desgarradora realidad, si contemplamos el ulterior desarrollo del historiador, político y periodista que fue Don Carlos Maria de Bustamante, primero como diáfano representante del republicanismo centrista, y después, en el despeñadero del conservadurismo Santa Annista.
Para terminar, solo réstame precisar que aquí pongo a disposición de quien pueda estar interesado en leerlos y/o consultarlos, los treinta y tres primeros números de La abispa de Chilpancingo. He realizado una pequeña ficha en cada uno de ellos colocando, únicamente a nivel de información o guía, una brevísima reseña de su contenido, con el objeto de que el o la interesad@, pueda acceder de manera más cómoda y directa al tema de su preferencia.
Septiembre de 2014
me enseño que mi destino era
... rodar y rodar.
Después me dijo un arriero
que no hay que llegar primero
sino hay que saber llegar.
...
Omar Cortés
(1) Véase, El Correo Americano del Sur, México, Hemeroteca Virtual Antorcha, Captura, diseño, digitalización y presentación de Chantal López y Omar Cortés, haciendo click aquí
(2) Vease, El Ilustrador Americano, México, Hemeroteca Virtual Antorcha, Captura, diseño, digitalización y presentación de Chantal López y Omar Cortés, Haciendo click aquí
(3) Véase, Semanario Patriótico Americano, México, Hemeroteca Virtual Antorcha, Primera edición cibernética, abril de 2006, Captura, diseño, digitalización y presentación de Chantal López y Omar Cortés, haciendo click aquí
(4) Véase, Alamán, Lucas, La Constitución de Cadiz y la tercera campaña de Morelos, México, Biblioteca Virtual Antorcha, primera edición cibernética, marzo de 2010, Captura, diseño y presentación de Chantal López y Omar Cortés, haciendo click aquí
(5) Véase, Alamán, Lucas, La tercera campaña de Morelos y el Congreso de Chilpancingo, México, Biblioteca Virtual Antorcha, Primera edición cibernética junio de 2010, Presentación, captura y diseño, Chantal López y Omar Cortés, haciendo click aquí
(6) Véase, Bustamante, Carlos María de, La Constitución de Apatzingan, México, Biblioteca Virtual Antorcha, Primera edición cibernética, junio de 2012, Presentación, captura y diseño, Chantal López y Omar Cortés, haciendo click aquí
(7) Véase, el Plan de Iguala, en El nacimiento de un Estado, México, Biblioteca Virtual Antorcha, Tercera edición cibernética, agosto de 2006, Compilación, presentación, captura y diseño, Chantal López y Omar Cortés, haciendo click aquí
(8) Véanse, los Tratados de Córdoba, en El nacimiento de un Estado, México, Biblioteca Virtual Antorcha, Tercera edición cibernética, agosto de 2006, Compilación, presentación, captura y diseño, Chantal López y Omar Cortés, haciendo click aquí
(9) Véase, Iturbide, Agustín de, Manifesto, México, Biblioteca Virtual Antorcha, Primera edición cibernética, agosto de 2009, Presentación, captura y diseño, Chantal López y Omar Cortés, haciendo click aquí.
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N° 1
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N° 2
Este número se consagra a la memoria de D. Agustín de Iturbide.
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N° 3
Este número se consagra a la memoria de Mariano Matamoros.
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N° 4
Este número se consagra a la memoria de D. Vicente Guerrero.
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N° 5
Este número se consagra a la memoria del General D. Leonardo Bravo.
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N° 6
Este número se consagra a la memoria del General D. Hermenegildo Galeana.
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N° 7
Este número se consagra en honor del Coronel D. Eugenio María Montaño.
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N° 8
Este número se consagra en honor del Coronel D. Valerio Trujano.
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Suplemento al N° 8
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N° 9
Este número se consagra a la memoria del Coronel D. Mariano Ramírez.
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N° 10
Este número se consagra a la memoria del Coronel Juan Moctezuma Cortés.
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N° 11
Este número se consagra a la memoria del Coronel Tapia.
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N° 12
este número se consagra a la memoria del Coronel D. Pedro irrigarat.
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N° 13
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N° 14
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N° 15
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N° 16
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N° 17
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N° 18
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N° 19
18/05/1822
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N° 20
3/06/1822
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N° 21
Este número se consagra a la memoria de D. Carlos Henriquez del castillo. Contenido
10/06/1822